Treinta
—¡Gaara, la misión ya ha comenzado! —los hermanos del pelirrojo le avisaron, ya que estaba reacio a seguir ordenes. Estaba perdiendo el control, seguro que quería matarme en estos momentos.
El examinador de la tercera etapa se puso frente a mí, protegiéndome. El líder de equipo de Gaara también se puso frente a su equipo, no entendía la razón por la cual se estaban tardando tanto.
Pero ahora a diferencia de como sucedió originalmente, yo era quien me estaba enfrentando a él en lugar de Sasuke. Aquella vez le habían hecho conocer lo que era sangrar, algo que yo hasta ahora no había logrado. Por lo tanto, él rápidamente logró tomar el control sobre Shukaku, y pronto se dirigió a cumplir su misión, junto a sus hermanos.
Voltee a mis lados. Los ANBU de Konoha habían brindado una respuesta increíble y ya estaban controlando la situación en el estadio. Orochimaru también había tomado acción, rodeando a Hiruzen por su espalda; pero extrañamente él se encontraba relajado.
Y por supuesto que lo estaba, ya sabía todo lo que estaba ocurriendo. Ya sabía contra quien se enfrentaba. Ya sabía lo que le iba a suceder.
Y simplemente lo había aceptado.
Desde la distancia, él me sonrió y me dio un asentimiento de cabeza.
—¡Kakashi, encárgate de los infiltrados de este lugar! ¡Despierta a Naruto y que me siga! ¡Yo me encargaré de ganar tiempo! ¡Y Shikamaru, ni se te ocurra hacerte el dormido, necesitamos toda la ayuda posible ahora! —fue lo último que exclamé antes de seguir al equipo de Suna.
Antes de que todo esto ocurriera, por supuesto que le había informado a Hiruzen sobre lo que iba a ocurrir. Él había armado rápidamente un escuadrón de contraataque, que en estos momentos seguramente se estaban enfrentando contra los soldados de la arena. Por ello, podríamos mantener la situación controlada hasta que vencieran a Orochimaru.
Pero si Gaara llegara a ese lugar, siendo el as bajo la manga de Suna, todo se iría por el caño.
En estos momentos había menos personajes en el lugar. Sasuke estaba inconsciente por el mismo sello, Gai se fue junto con Lee, Sakura ni mencionarla. Era mi deber controlar la situación.
(...)
—¡Deténganse ahí! —los frené cuando se habían adentrado al bosque.
—Joder, sí que eres insistente —se quejó Temari, chasqueando la lengua.
—Yo me encargo, ustedes adelántense —se ofreció Kankuro, desatando la marioneta de su espalda.
—No... —su voz sonó en un gruñido, haciendo que sus dos hermanos temblaran—. Yo me encargaré de ella...
Entonces, ahora lo único que tenía que hacer es lograr que se convierta en el Shukaku antes de que Naruto llegue. De esa forma, él podrá encargarse de él fácilmente.
Claro, es más fácil decirlo que hacerlo.
—¡Jutsu Multi Clones de Sombra! (¡Tajuu Kage Bunshin no Jutsu!) —exclamé, intentando ganar un poco de tiempo para pensar en alguna forma de lograr lastimarlo.
Sentí como mi chakra empezó a descender. Nunca me había visto en una situación donde mi chakra haya sido escaso, y hasta ahora consideraba que eso no iba a suceder nunca. Ya veía que estaba equivocada. Tenía que medirme más.
—Tú... eres mi presa... Te mataré... —poco a poco clon tras clon iba desapareciendo.
—Para eso primero tendrás que atraparme, supongo —le reté, él se molestó incluso más (si es que eso era posible).
Kankuro y Temari habían huido, pero probablemente se mantenían cerca. Le han de tener un inmenso terror a su hermano.
Los ataques de Gaara se volvieron más constantes y más fuertes, acabando rápidamente con la mayoría de los clones. Pero mientras más avanzaba la pelea, él perdía más el control.
—¡Elemento Rayo: Jutsu Clones de Sombra! (¡Raiton: Kage Bunshin No Jutsu!) —otros cuatro clones salieron, y yo me preocupe de que mi chakra descendiera aún más, pero yo no podía dejar de atacar—. ¡Jutsu de absorción de chakra! (¡Chakra Kyuuin No Jutsu!)
Aproveché las explosiones que los últimos clones generaron para acercarme y poco a poco ir absorbiendo el Chakra de Gaara, haciendo cada vez más difícil contener al Shukaku. Pronto se encerró en un especie de cúpula de arena, murmurando cosas inentendibles desde el exterior.
Ciertamente, era aterrador.
—¡Rasengan! —hice mi última técnica, aproximando lo más rápido que mis piernas podían hacía él. La bola de energía traspasó la pared de arena, llegando apenas al cuerpo de mi oponente.
Intenté soltar una risa cuando sentí una especie de líquido cálido brotar de donde quiera que lo haya impactado, sonando nada más como alguna especie de jadeo cansado. Un grito monstruoso de extendió por todo el lugar, taladrando mis oídos.
Mis rodillas aflojaron por un momento, pero antes de que cayera al suelo, unos brazos me rodearon. Me sentí realizada al pensar que era Naruto, de esa manera había logrado mi objetivo.
—¿Estás bien...?
Pero no era así.
—¡¿Qué mierda haces aquí, Kakashi?! —expandí mis ojos al divisar quien era—. ¡Te dije que enviaras a Naruto!
—Sí, bueno... No es una buena decisión dejar a unos simples genin pelear contra esa cosa —alzó la vista, mostrándome a la gran criatura en la que Gaara se había convertido.
—¿Desde cuándo te ha importado tomar buenas decisiones? —le pregunté irónica, aunque tenía en claro que no era el momento para eso—. ¿Él sí viene?
—¿Por qué quieres que Naruto esté aquí? Sabes que él no es... Bueno, no podría enfrentarse contra esa cosa.
—¡Solo respondeme, mierda! —exclamé, provocando que suelte un suspiro.
—Viene atrás. Yo me tuve que adelantar para evitar que te desplomaras.
—Bien, entonces no tienes nada que hacer aquí —contesté entre dientes. Para mi calma, en ese momento llegó Naruto. Ya no dije nada, pero Kakashi se mantuvo observando.
El rubio se posicionó a mi lado con una mirada fiera, como si ya supiera exactamente a qué venía, preparado para luchar.
—Hey, Naruto, trae al sapo mayor acá.
—¡Entendido! —no esperó más para empezar a hacer los sellos—. ¡Jutsu de invocación! (¡Kuchiyose no jutsu!) —exclamó, haciendo que apareciera debajo de los dos un gran sapo. Él sonrió orgulloso, con los brazos cruzados—. ¡Por fin mi entrenamiento ha dado frutos, 'ttebayo! Bien, puedo ganar con esto.
—¿Qué diablos? —el sapo debajo nuestro se removió—. ¿Tú otra vez? ¿Qué mierda quieres?
—Primero fíjate donde estás, gran sapo gruñón —le contesté burlona.
—Eso es... El Shukaku de Suna.
—¡Gama Oyabin, lucha conmigo! —exclamó Naruto confiado. El sapo sacó humo por su boca.
—No —respondió rotundamente.
—¡¿Qué?! —Naruto no se esperaba esa respuesta.
—¿Por qué tengo que luchar contra ese tipo? Es una idiotez.
—¡¿Y por qué?! ¡La última vez dijiste que sería tu subordinado! ¡Un jefe tiene que ayudar a sus subordinados cuando tienen problemas, ¿no es así?! ¡¿No es ese tu código de honor?!
—¡Anda, no seas cobarde! ¡No nos dejes a nosotros luchar contra esa cosa solos! —yo también supliqué.
—Ya veo... Entonces, niño, te mostraré como funciona el código de honor en este mundo —desafiante, desenvainó su gran cuchilla.
Bien, creo que todo va a ir de forma correcta desde ahora... Por fin.
(...)
—Amor... ¿Así que por eso es tan fuerte? —murmuró Gaara al final de su combate, tendido en el suelo.
—Sí, sí, muy bello todo, ahora son mejores amigos. Pero, oigan, chicos, ¿cómo demonios terminaron en ese estado? —les pregunté sentada en medio de ellos, ya que no podían moverse en lo absoluto.
Naruto soltó unas risas, cansado.
—Se podría decir que lo dimos todo en la pelea, ¿eh? Eso... suena muy cool, dattebayo —contestó adormilado. Estiré mi brazo para acariciarle el cabello con cariño.
—Hey, Naruto... —empecé a hablar—. ¡¡¡No te atrevas a quedarte dormido en este momento!!!
—¡¿A-ah?! —se despertó de repente—. ¿Y eso por qué, 'ttebayo? —reclamó.
—Me decían de pequeña que si te golpeabas la cabeza, no debes quedarte dormido después porque puedes quedar tonto —le expliqué—. Bueno, más...
—¡N-n-no quiero quedar tonto, 'ttebayo! —tembló en su lugar, abriendo exageradamente los ojos para no dormirse.
—Así que tú ya conseguiste a personas amadas, eh... —suspiró a mi otro lado Gaara, con una pequeña sonrisa nostálgica.
—Tonto —le di un toque en el entrecejo—. ¿No eran ya amigos? ¡Vamos, que ambos necesitan mucho amor desde ahora! —ahora contenta y relajada, abracé a cada uno con un brazo, aprovechando que no se podían mover en lo absoluto.
—Necesito... respirar, 'ttebayo... —dijo Naruto, con el rostro morado. Yo no pude evitar soltar una gran carcajada, abrazándolos con un poco más de fuerza antes de soltarlos.
—Verónica —Kakashi apareció con un rostro serio. En una mano sostenía a Kankuro y Temari inconscientes.
—Bien, supongo que la fiesta ya acabó —me levanté lentamente, sacudiéndome el polvo—. Tú lleva a uno en tu espalda, yo me encargaré del otro —le ordené. Él de inmediato de dirigió hacia Naruto, sacándole la vuelta a Gaara—. Entonces mejor para mí. Ya que él no se la pasa comiendo ramen, ha de pesar menos —le sonreí antes de cargarlo en mi espalda.
—¡Oye! —Naruto reclamó desde la espalda de Kakashi.
—¿Qué? Es la verdad.
(...)
Necesitaba un descanso después del capítulo anterior xD.
¿Qué les pareció, eh?
¡Lo siento, no sé narrar peleaaaaasss! ;-;
Por otro lado, sucedió algo muy curioso. Tenía algunas partes de la trama ya definidas, entonces me puse a afinar ciertos detalles.
Casi lloro sabiendo lo que quería hacer. Soy una hija de puta. Me lo empecé a replantear, y esta madre iba a ser algo feliz para que la prota conviviera y la madre, ¿cómo mierda llegó a eso? ;-;
Bueno, al final decidí no hacer nada de eso. O sea, para que me entiendan, necesito decirles qué iba a hacer:
Había decidido matar a Lee. Sí, así como lo leen. Pero no solo que se muera y ya, no; iba a hacerles pensar que se iba a sanar, para que cuando se mejore tan solo un poco, muriera protegiendo a sus seres amados.
Lo sé, me hubieran matado, lo sé. Pero no se preocupen, decidí no hacerlo xD.
(Yo te amo, Lee ;;;-;;;)
Bueno, eso es todo por ahora xD.
Hastaaaaaaaaa luegoooooooooooooooo~
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