Ocho

¡Oh! El verdadero propósito de la actividad era el trabajo en equipo. Que sorpresa, ¿verdad? ¡Jamás me lo hubiera imaginado! (nótese la ironía).

Ya, ya, deja tus dramas mujer y sigue con la historia.

Cuando Kakashi se hallaba explicando el verdadero propósito del examen (por no decir degradandonos a basura con patas), me pareció muy aburrido. A tal punto, en el que sólamente me quedé observando a la nada mientras intentaba simular que seguía escuchando. Eso es una pequeña desventaja al saber lo que los personajes dirán; te aburre.

Unos momentos después de que Kakashi se fue diciendo que nos iba a dar una segunda oportunidad, Sasuke se inclinó para tomar su almuerzo.

Disimuladamente voltee a unos arbustos un poco alejados de dónde estamos, resaltaba un poco el plateado cabello de la persona tras la planta.

Le mandé una sonrisa, mientras, me levanté para arrebatarle el almuerzo a Sasuke antes de que lo abriera.

—Ten. Mejor come este, ese dáselo a Naruto —le tendí el almuerzo que yo había hecho.

—¿Acaso estás loca? No haré eso —contestó con su usual tono tosco.

—¿Hmm? Estonces yo lo haré —lamenté arruinar el fanservice yaoi, pero no tenía muchos ánimos (ni paciencia) como para soportar sus actitudes.

—Ni se te ocurra, no pienso regresar a la academia por tu culpa —se levantó para intentar quitarme la caja de almuerzo, yo lo esquivé.

—¡Sí! ¡No te preocupes por mí, dattebayo! ¡Ya comí el almuerzo que tú me diste, así que no tengo hambre!

Su estómago sonó.

—Si le damos de comer demostraremos que trabajamos en equipo, ¿recuerdan? —argumenté. Sasuke pareció pensarlo, después se sentó de nuevo en el suelo y abrió el almuerzo que yo hice, dando a entender que no le importaba (y por defecto, accedía).

Bueno, quisiera o no, lo haría.

Desaté las manos de Naruto y le tendí el almuerzo, a pesar de todo el tiempo que llevo aquí, no he aprendido a utilizar bien los palillos. Tal vez porque nadie se ofreció a enseñarme (bueno, Hiruzen, ya que a excepción de él no le hablaba a nadie), o quizá porque estaba muy entusiasmada para aprender todo lo que podía del chakra y jutsus.

Por eso me había hecho sandwiches en la mañana. Suspiré.

Simulé comer hasta que Kakashi apareció a darnos el discursito de "trabajo en equipo" y decirnos que pasamos la prueba. Mi equipo se mostró incrédulo a eso, pero después de terminar de convencerlos y festejar un poco, cada quien se fue por su lado.

Sí, simplemente eso.

🍥

No tenía nada que hacer. Era de esos momentos en los que los recuerdos de mi antigua vida me tomaban con fuerza, jalándome, llevándome hasta un punto en donde me ahogaba entre mis revoltosos y desordenados sentimientos. No estaba triste, no quería estarlo, pero me acordaba de esas veces que, cuando vivía en mi mundo, con las personas de mi mundo, soñaba con tener alguna aventura, que alguna cosa fantasiosa me sucediera. Y ahora que la tengo, ahora que me encuentro en el mundo de (por cierto, uno de los mejores animes) Naruto, me la paso queriendo regresar.

Tal vez debería superarlo.

Tal vez, quizá, estoy aquí por alguna razón, por algún motivo.

Tal vez, quizá, probablemente, debería resignarme, debería acostumbrarme y simplemente dejarme llevar y disfrutar mi estadía aquí. Porque nada me costaba, ¿verdad? Sólo debía tomarmelo como unas vacaciones, unas vacaciones muy... ¿inesperadas?

Me levanté de la cama, sintiéndome sola incluso en tan pequeño apartamento. Saqué de abajo de ella una caja, la que me había dado Hiruzen. Había aprovechado para guardar ahí mis cosas, sabía que no sería bueno para mí que alguien las llegase a descubrir, pero no quería deshacerme de ellas.
Removí entre las cosas que contenía; mi ropa de cuando llegué, mis zapatos, mi billetera y mi celular, al fondo, tenía toda una pequeña colección de libros, los cuales, había conseguido chantajear a Hiruzen para que me los consiguiera.

Tomé mi celular, un libro y me volví a subir a la cama; todavía me sentía extraña al saber que era pequeña, lo recordaba en cierta ocasiones, como en este momento que la cama es demasiado alta y tengo que alzar un poco más mi pierna para subirme. Puse mi lista de reproducción favorita, evitando desviarme a la galería, sabía que podía pasarme horas mirando las escasas fotos de mi viejo mundo, pero no quería que la carga se acabase. La música me relajaba en estos momentos.

Me acomodé mejor en mi lugar, recargando mi espalda en la pared y cruzando las piernas; no me volvía a acostar para evitar que cuando leyera, el libro se me resbalara casualmente de las manos y me golpeara el rostro. Acaricié la portada del primer libro de la saga "Icha Icha", una sonrisa se posó en mis labios al recordar cuando se lo pedí a Hiruzen.

(...)

—Bueno... —recargué mis codos en su escritorio, cruzando los dedos—. Podría leer para pasar el tiempo y así no tener que estar molestandote. —Intentaba pasar desapercibida mi sonrisa socarrona, pero al saberlo imposible, intenté disimularlo en un gesto infantil, una forma de la cual sólo me permito actuar cuando ya tengo más confianza con la persona.

—Oh, esa es buena idea —comentó aún con  su vista en los documentos en su escritorio.

—Quisiera que tú me los consiguieras; todavía no conozco bien el lugar, así que no sé dónde comprarlos. Si quieres yo te doy el dinero.

—¿Hmm? Claro, aunque no tienes que darme el dinero, consideralo algo así como una forma para deshacerme de ti —bromeó—. ¿Tienes alguna idea en mente de qué tipo de libro?

—Sip —asentí, intentando ocultar el como mi sonrisa se alargó—. Quisiera los libros que ha escrito Jiraiya, uno de los Sannin. —su atención se enfocó ahora en mí.

—Oh... sí... —contestó después de unos segundos—. El de "Un ninja intrépido" es bastante interesante, buena elección —intentó despistarme.

—Tambien quiero la serie "Icha Icha". —Fui directo al grano. Sus ojos se expandieron, pero después frunció el seño.

—No. No puedo darle eso a una niña pequeña, esos libros no.

—No soy pequeña, ¿recuerdas? Ya soy mayor de edad.

—Pero aún así, no. No puedo dejar que te pasees por la aldea leyendo eso con el aspecto de una niña.

—¿Y si sólo lo leo en mi apartamento? No es necesario que lo saque...

—Aún así no es conveniente. Los seis meses que has estado aquí te he conocido lo suficiente como para saber que lo harás la primer semana, luego dirás que lo olvidaste y harás lo que quieras.

Bufé, era verdad.

—Entonces... a ver, ¿qué tal si hacemos una apuesta? —usé mi última carta, inclinandome un poco sobre el escritorio—. Si yo me graduo de la academia a la primera, me consigues esos libros.

—Hmm... —lo pensó un poco. Según él y los maestros, soy una completa novata con pocas oportunidades de pasar en los dos meses de clases que quedaban, lo que no saben es que yo ya estaba hasta practicando el Rasengan durante el tiempo que paso en mi apartamento—. Está bien... —mencionó no muy convencido.

¡Oh! Y también quiero una cámara.

(...)

Me alarmé al escuchar la puerta del apartamento. Cerré el libro y apagué rápidamente la música del celular, los regresé a la caja donde pertenecían y la empujé torpemente debajo de la cama, sin siquiera molestarme en sellarla de nuevo.

—¡Ya voy! —corrí descalza para abrir la puerta, pero después me regresé a ponerme unas pantuflas al notarlo—. ¿Qué sucede? Todavía no es... —hablé antes de abrir la puerta, esperando que fuera Hiruzen, siendo que él es el único que me suele visitar—. Oh... —frené mis parloteos al encontrarme con Kakashi del otro lado de la puerta—. ¿Qué... qué sucede?

(...)

Hola, buenos días, tardes, noches, cuando lean esto; me quería disculpar por no haber publicado en tanto tiempo. No se preocupen, la trama de esta historia ya está mayoritariamente planeada, y se seguirá publicando sin ningún problema.

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