II
En cuanto Tsunade salió de la habitación, dos ANBU entraron a la sala y me llevaron hasta una celda.
El lugar era muy típico; barrotes y basura. Realmente apestaba horrible.
Uno de los ANBU salió del lugar, mientras el otro se quedó ahí como mi guardia personal, supongo yo para evitar que me escapara. Pronto lo reconocí, la máscara que usaba era la misma que la del ANBU que me había ayudado antes.
-Hey... -le intenté hablar. Antes no había luchado contra él, así que mínimo necesitaba saber qué tan fuerte era si quería escapar sin hacer un escándalo.
Hasta ahora, lo único que sabía es que si Naruto había llegado a este lugar, Gaara iba a ser atacado muy pronto. Poco me importaba el Shukaku en estos momentos, tenía que hacer algo esta vez para ayudarlo, pues poco o nada había cambiado mi estadía aquí en la situación.
Tenía una cosa clara: Gaara era mi prioridad en este momento.
-Hey, te estoy hablando -le intenté hacer conversación, pero él se mantuvo firme y estoico, solamente siguiendo sus órdenes. Me senté en el suelo de la celda, cruzada de piernas-. Psssssst... ¿No piensas hablarme? -seguí insistiendo, pero no obtuve respuesta-. Este lugar apesta, ¿no crees? Y para acabarla, tengo hambre... Maldita Tsunade, ¿no puede intentar hacer las cosas por las buenas? Aunque realmente no quería quedarme en Konoha, ya sabes, no tenemos una muy buena relación -seguí hablando más conmigo misma, hasta que él chistó con molestia, probablemente por lo parlanchina que era. No me importó-. ¿Te molesta que hable mucho? Lo siento. Hace tiempo no había hablado con alguien de forma civilizada. No, no, no, tampoco lo digo para que me tengas lástima. Y sí, lo sé, parezco un poco loca hablando sola, pero... ¡Oye! No me había dado cuenta, pero te me haces muy conocido. Y bueno... Quieres que me calle, ¿verdad?
-Preferentemente -fue lo único que me contestó, manteniendo su posición de firmes. Para mí era un gran avance, pues desde un principio ni siquiera esperé una respuesta de su parte.
-Bueno... De todas formas ya logré mi cometido. Gracias por tenerme paciencia.
-¡¿Pero qué-?! -exclamó una vez que se dio cuenta a qué me refería.
Mi sombra se había expandido por el suelo en una línea fina, aprovechando la tenue luz del lugar, hasta atraparlo y paralizarlo. Seguido, la sombra lo jaló con fuerza hasta que chocó contra los barrotes de mi celda. Saqué el kunai que había guardado, apoyándolo contra su cuello.
-¿Te gusta mi nueva técnica? A decir verdad, la aldea no sabe que la tengo... Es un secreto entre tú y yo, ¿qué dices?
-¿Esta... es la técnica secreta del clan Nara?
-Oh, no, no te confundas. Esta es mi propia versión. La principal diferencia es que, con el paso del tiempo, mi sombra va absorbiendo tu chakra... -apoyé el filo de mi kunai verticalmente en su garganta, mientras estiré mi otro brazo para conseguir las llaves de la celda-. No te importa que tome esto, ¿verdad? Tengo un poco de prisa para llegar a un lugar -no contestó-. Oh, vamos, no te enojes. Ahora solo queda salir de aquí... Pero tengo que cerrarte la boca de alguna manera. Mi más sentido pésame a tu familia -hice más presión en su cuello, haciendo que una delgada gota roja resbalara por mi cuchilla.
-Yo... No tengo familia -contestó con dificultad.
-Entonces me quitas la culpa de encima. Gracias.
-Creo que no lo entiendes. No tengo ni un ser querido, y mi único propósito es proteger a esta villa contra personas que atentan la seguridad de las personas que la habitan... Personas como tú.
-¿En serio me vas a salir con esto? ¿Qué vas a hacer ahora, cerebrito? Estás atrapado. Inmovilizado. Acéptalo, he ganado y tú no -rodé los ojos-. ¿Personas cómo yo, dices? Mírate a ti. ¿Qué hice yo para que me privaran de mi libertad de esa manera? Suenas tan hipócrita... ¿A cuántas personas has asesinado por simples ordenes? Ni siquiera sabes qué hicieron para merecer eso... Pero escondiéndote detrás de esa máscara, jamás vas a enfrentar todo el daño que has causado -recargué la palma de mi mano en su máscara, con la intención de quitarla.
-Hey, Verónica. Escuché que regresaste a... -las palabras de Kakashi se quedaron cortas cuando miró la situación-. La aldea... Y por supuesto, ya estás causando problemas -suspiró.
-¡Kakashi! -una sonrisa se dibujó en mi rostro, y dejé de lado al ANBU para saludar a mi antiguo maestro y amigo.
(...)
-Entonces, ¿por qué regresaste? -me preguntó una vez que convenció al ANBU de dejarnos a solas.
-¿No se nota? -señalé alrededor.
-Me sorprende que te hayan capturado con lo problemática que puedes llegar a ser -se puso en cuclillas frente a mi celda.
-¡Eran cinco ANBU en contra mía! ¿Puedes creerlo? ¡Cinco! Es completamente injusto -le contesté en un berrinche, sacando las llaves para salir de una vez. No dijo nada por un momento, tomé aire, recordando el fétido aroma de este lugar.
-¿Qué vas a hacer una vez que salgas? -me preguntó al ver mi acción, un poco más serio que antes.
-Lo mismo que he hecho hasta ahora -le contesté sin pensarlo mucho.
-¿Nada?
-Golpe duro, Kakashi. Golpe duro. Pero sí... supongo que nada. Ya sabes, solo seguir sobreviviendo -contesté con cierta disconformidad.
Realmente no tengo mis objetivos claros desde hace bastante. No sentía un motivo para hacer nada, solo seguir sobreviviendo. Respirando. Comiendo. Intentando vivir, solo intentando. Me faltaba esa chispa que cualquier humano tenía. ¿Cuándo dejé de ser una persona?
Tal vez nunca lo fui...
-¿No has pensado quedarte en este lugar... ? -preguntó bajito, casi en un susurro.
Y esa chispa se encendió en sus ojos. Incluso él, que había había pasado por tanto, que había sido roto una y otra vez, podía vivir. Tenía una razón para seguir.
¿Es que... yo era la única defectuosa?
-Lo siento... -le contesté en el mismo tono-. Yo... a mí no me quieren en este lugar. Y no soy tan bondadosa como Naruto, no puedo dejar de guardar resentimiento. No tengo la cabeza para pensar en lo que debo hacer.
-Mientras no estabas... -comenzó a hablar, sin estar seguro de lo que iba a decir-. Mientras no estabas, han pasado muchas cosas. No quería hablar de esto para no preocuparte, pero se ha estado corriendo el rumor entre las aldeas de que existe una persona que sabe el futuro...
-¿A dónde quieres llegar? -fruncí las cejas, intentando pensar en qué me afectaba esa información.
-La persona del rumor eres tú, Verónica.
-Ah... -no sabía realmente como reaccionar. Por un momento hice una expresión sorprendida, nada más para no desacreditar lo que me acababa de decir-. Pero es solo un rumor, los ninjas no pueden hacer nada con tan pocos detalles... ¿no crees?
-Lo decía para que tuvieras más cuidado. Hasta ahora no sabemos cómo es que se filtró esta información, por más mínima que sea.
-Bien -contesté sin muchas ganas, parándome frente a la puerta de salida de esa habitación. Tomé el pomo de la puerta con firmeza, pero aún sin girarlo-. ¿Está bien que me dejes salir así de fácil? -pregunté
-No podemos retenerte por siempre -contestó como si fuera natural.
-Sabes que eso no es a lo que me refiero. ¿No tienes que seguir ordenes de su amable Hokage?
-Ella no me ha ordenado nada -no podía ver su cara, pero sabía que estaba sonriendo, dando a relucir esa actitud serena y burlesca que él poseía. Por el contrario, su chakra burbujeaba con un sentimiento parecido a la nostalgia, que no se molestaba en ocultar-. Te he extrañado -dijo por fin.
-Yo... yo también -de pronto perdí la fuerza en mis muñecas, y la voluntad que tenía para salir de aquí.
-Fueron más de tres años, ¿eh? ¿Qué edad tienes ahora?
-Alrededor de diecise...
-No, no -me interrumpió-. La verdadera.
-Veintidós y medio -no podía creer que, teniendo aún este cuerpo de niña, ya era una adulta. De alguna forma sentía que mis pensamientos también habían rejuvenecido, y lo que estaba haciendo ahora solo era un berrinche de una niña a la que le quitaron su juguete favorito.
Si tan solo fuera tan fácil...
-Me sigue pareciendo absurdo -se burló él-. Incluso, me parece que rejuveneciste más. ¿No será que seguirás haciéndote joven hasta que desaparezcas?
Sonreí un poco. En los viejos tiempos, Naruto hubiera empezado a gritar, tomándose esa broma en serio. Mientras, Sasuke se burlaría de él por ser tan ignorante. Casi los podía escuchar discutiendo.
-¡Cállate, Teme! ¡Eso no es algo para burlarse!
-Hmph, dobe.
-¡¿Ah?! ¡¿Qué has dicho?!
Reí un poco, extrañando esos momentos.
-Casi puedo escucharlos discutir -repetí las palabras de mi mente, para que Kakashi escuchara.
-Puedo apostarlo, siempre has tenido buen oído.
-¿Eh? ¿Pero a qué te refie-?
Y lo entendí al escuchar sus pasos apresurados tras los pasillos de la torre. Dos personas, sus voces resonando mientras se aproximaban más y más.
De repente, la puerta que estaba sosteniendo entre mis temblorosos dedos, fue abierta.
-¿Ve...? ¡Verónica! -Naruto hizo una gran expresión de sorpresa y felicidad, casi llorando. Por otro lado, Sasuke se miraba más confiado, con esa sonrisa de superioridad de siempre.
-¿Por qué... están ambos aquí? -me sentí palidecer.
(...)
Seh, los dejaré en suspenso, jasjajsj.
¡El recuentro se dará en el próximo episodio!
Y espero escribir mas que en este ;-;
Y eso es todo, ¿qué les pareció?
¡Hastaaaaaa prontoooooooo!
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