Especial

Especial por el capítulo 100.

—¡Verónica, Verónica!

—Vete a la mierda, Naruto, déjame dormir —me resistí, e intenté darme la vuelta y volver a acomodarme en mi cama. Lo siguiente que sentí fue como mi cabeza chocó contra el pavimento en seco, cuando pensé que era mi almohada.

—Creo que... deberías ver esto —esta vez fue la voz de Kakashi la que escuché, lejana y con cierto deje de asombro.

Tuve que levantar la cabeza a la fuerza, pues la sentía extremadamente pesada. Todo mi cuerpo parecía haber multiplicado por diez su peso, o tal vez me habían puesto las pesas de Rock Lee mientras dormía. Sin embargo, al revisarme, no había nada fuera de lo común, solo un chichón en mi cabeza del golpe que me había dado antes contra la acera.

Espera... ¿Acera? ¿Desde cuándo Konoha...?

Alzo la vista, para ver hacía dónde se encontraba Kakashi, encontrando que él estaba viendo hacia arriba donde la gran cantidad de edificios y casas se acumulaban a la vista. Los estridentes sonidos del tráfico, música de radios y bocinas de las tiendas cercanas y los teléfonos celulares llegaron todas de golpe a mis oídos. Algunos transeúntes nos miraban extraños al estar parados como mensos a mitad de la pasada, pero al segundo siguiente movían la vista y seguían con sus propios asuntos.

—¿Qué demo...?

—¡Oh, por-! ¿¡Dónde estamos 'ttebayo?!

—Este es... Un lugar que no reconozco. ¿Tal vez me encuentro en un genjutsu? —Sasuke murmuró para sí mismo, para seguido intentar liberarse.

—¡Hey, nosotros somos reales!

—Desgraciadamente —gruñó, al darse cuenta que seguía junto con nosotros en un lugar desconocido (al menos para él).

—¿Esto es lo que creo que es? —Kakashi seguía inspeccionando al rededor con suma atención. Su entrecejo fruncido estaba intimidando a varios transeúntes cuando este revisaba con atención los aparatos en sus manos y otras pertenencias.

—Chicos... Primero, primero hay que salir de aquí —estaba cubriendo mi rostro, avergonzada por la atención que estábamos atrayendo. Naruto encima había empezado a gritar a los cuatro vientos cada cosa que veía y no entendía qué era (lo cual era casi todo, desde el pavimento a los edificios), y yo quería evitar que alguien sacara su celular para grabar nuestro ridículo.

(...)

—¿Cómo mierda llegamos aquí? —les pregunté acusatoriamente a los tres imbéciles frente a mí, cuando encontramos un lugar más privado.

Estábamos en un pequeño restaurante de antojitos mexicanos, las paredes de un rosa chillón nos hacían desentonar menos, pero aun así tomamos un lugar más apartado de la entrada.

—Eh, no sé 'ttebayo, solo desperté y ya estábamos todos en este lugar —él estaba mucho más perdido que yo. Estaba mirando varios cuadros de cantantes y la bandera en las paredes con suma atención. Todo era demasiado colorido.

—Me sucedió igual —comentó Sasuke, que miraba más discretamente a sus lados, sosteniendo sus brazos cruzados.

Dirigí mi mirada casi sin esperanzas hacía Kakashi, quién asintió para afirmar lo que todos creíamos: No teníamos ni puta idea de nada.

—A ver, primeramente hay que cambiarlos a ustedes tres, porque parecen recién salidos de una convención —les apunté.

—¿Qué es una convención?

—Eso no importa ahora, Naruto. Tenemos que ver cómo conseguimos algo de ropa. Conmigo no hay problema, pero... —de hecho, antes de entrar aquí, me había transformado y ya usaba una sudadera y un pantalón de mezclilla. Sin embargo, no podía decir lo mismo que ellos. Podría hacer clones y transformarlos en ropa, era una opción, pero sería algo extraño saber que ellos están vistiéndome (de forma literal) (tal vez con Kakashi no me quejaría)—. Primero, guarden sus bandas.

—¡Eh, yo no quiero! —se negó Naruto de inmediato. Le hice una seña para que guardara silencio, y lo repitió de nuevo pero susurrando. Él cubría la banda de su cabeza como si de ello dependiera su vida.

—Naruto, solo guárdala mientras estemos aquí. Tómalo como si estuviéramos en una misión de infiltración —la última palabra resonó en sus oídos de inmediato, y lo consideró un momento antes de sacarsela y guárdala.

—Vale, pero solo mientras estemos aquí.

—Bien, mientras vemos dónde conseguir otra ropa y zapa-

—¡Pero-! —Naruto, esta vez cubría su precioso traje naranja antes de refutar.

—Sin peros. Pareces un reguetonero de los 2000's después de pasar por dos divorcios —Naruto se derritió sobre la mesa por lo que dije, resignado a perder su traje. Por otro lado, Sasuke aguantó una risa—. Y tú ni abras la boca, porque te vas a deshacer de ese peinado horrible que llevas, que ni te voy a decir qué pareces —les regañé por igual. Sasuke no reaccionó tan bien, pero no le quedó nada por decir.

—¡Hey! ¿A Kakashi no le vas a decir nada? —Naruto cruzó los brazos, en un pequeño berrinche. El mencionado regresó su atención a la mesa, pues estaba enfocado en una de las bocinas que prendían lucecitas cada que se escuchaba "Ay, ay, ay, ay, canta y no llores", de ella, pues el lugar tenía una especie de remix de Cielito linto tocando a todo volumen.

—Pues... Kakashi se ve bien —me alcé de hombros, haciendo que él me sonriera. Naruto frunció el entrecejo insatisfecho.

—¡Esto no es justo, 'ttebayo! —golpeó la mesa con la mano extendida, llamando la atención un poco (afortunadamente, no mucho más de lo que ya la llamaban sus aspectos). Seguido, se hundió en su silla cuando Sasuke y yo le respondimos en un sincronizado Shhhhh.

Volví mi vista a Kakashi, intentando encontrar algo que resalte para que Naruto quedé agusto y se callara de una vez. Sin embargo, este al no llevar su chaleco de Chunin (probablemente no lo llevaba antes de caer aquí), no había mucho que quitarle.

—Mira, Naruto, el problema es que él tendría que quitarse su máscara y su ojo para no resaltar, y no creo que lo haga.

—¡Entonces que se quite solo la máscara! No es justo que solo nosotros tengamos que sufrir.

—¿Sufres por tener que cambiarte tu traje? —me volteé hacía él, algo confundida. Él me dió una mirada llena de determinación, dando a entender que no estaba bromeando—. Miren, vamos a quitarle la máscara, pero ya después, ¿sí? —hablé, solo para calmarle. Kakashi me mandó una mirada de ¿hablas en serio? y le regresé otra de confía en mí. Naruto quedó conforme y hasta parece haber olvidado lo de su traje con la perspectiva de ver el rostro de Kakashi más adelante.

—Bien, ¿cuándo vamos a cambiarnos? —Naruto apuró. Sin embargo, fue interrumpido.

—¿Van a pedir algo? —el camarero nos miraba de una forma extraña, sin embargo no lo suficiente de quitar su mirada aburrida de la cara, que casi gritaba mantenme antes de que tenga que seguir trabajando, por favor.

—Eh, sí, traiganos... —busqué el menú por todos lados, sin encontrarlo. El hombre frente a la mesa me miró como si fuera estúpida y apuntó con su pluma hacia donde estaban todos los platillos exhibidos en la pared de encima del mostrador—. Ah, claro —suspiré, queriendo darme de cabeza contra la mesa.

—¡Oh, yo quiero de eso, eso y eso! —Naruto, que ya había ojeando todas las paredes, parecía exactamente lo que quería pedir—. Y  también eso, eso y eso —o solo estaba apuntando a todos los cuadros.

El camarero le mandó una mirada a Kakashi (el supuesto adulto responsable), para esperar una confirmación, y este asintió. Terminó tomando toda nuestra orden (bastante contento, debo decir, pues Naruto planeaba tragar como si lo estuviesemos matando de hambre toda su vida). Cuando regresó a la cocina, Kakashi regresó la mirada a nosotros con extrema confianza y preguntó:

—¿Tenemos dinero? —no oculté cuando golpeé mi propia frente con mi palma, encima de que Sasuke soltó un suspiro. Naruto rebuscó en su bolsillo, sacando la cartera en forma de rana.

—Pues... tengo un poco —observó su mano, tenía tres Ryōs y un botón.

—No se preocupen, esa moneda no sirve aquí. Solo... Déjeme ir un momento al baño.

(...)

—Me pregunto qué mierda pensaban hacer si no me tenían a mí —regresé del baño con una mochila llena de dinero (no al tope, lo suficiente para pagar nuestras necesidades por un tiempo), y ahora mismo revisaba su textura, los números de serie y a contraluz para asegurarme que fuesen completamente idénticos a uno real.

—¡¿Podías hacer dinero?! —Naruto se sorprendió, con los ojos en estrellas. Pronto bajó la voz de nuevo cuando los tres le miramos queriendolo matar—. Es que, ¿entonces para qué trabajas? —susurró ahora.

—Porque esto no es correcto, Naruto. Lo estamos haciendo ahora porque no tenemos otra opción —le remarqué, y el asintió con un largo Aaaaahhh.

Al poco rato llegó el camarero con nuestra comida en manos, con la expresión cambiada a una más contenta y servicial, incluso cuando tuvo que dar varias vueltas para traer todo lo que Naruto pidió.

—Por cierto, pongan aquí sus bolsas, vendas y kunais los tres —extendí la mochila frente a ellos. Y antes de que Naruto hablara, le miré con una seria advertencia—. No lo van a necesitar aquí, pero si se sienten más seguros, estarán siempre en la mochila por si los ocupamos.

Entonces desamarraron sus vendas casi a la fuerza (por la amenaza implícita de que si me enojaba, me podía ir con el dinero y dejarlos aquí), y pusieron todo en la mochila.

(...)

—Me siento como una criminal —le murmuré bajito a Kakashi que estaba sentado a mi lado, mientras esperábamos que Sasuke y Naruto terminen de elegir la ropa que se van a llevar (nosotros ya habíamos terminado, fui directo hacia la ropa que sabía que podía quedarle bien a él. Aquellos dos no sabían ni de qué talla eran).

—Pero el dinero no va a desaparecer, ¿no? Es prácticamente real.

—Pero aún así... —me miró con una ceja alzada, de "¿en serio, tú, que has matado sin pensar siquiera y se corta brazos, se siente culpable por dinero falso?" Y entonces yo diría "sí, me siento muy culpable" y me autocomería la conciencia el resto del rato. Pero le miré la cara y lo olvidé enseguida—. Cierto, casi se me olvida darte esto —agarré de mi bolsa un cubrebocas color negro y se lo pasé.

—¿Y esto qué es? —lo miró como si no entendiera.

—Es para que lo reemplaces por tu máscara, puedes usar eso —lo miró con entendimiento. Se puso el cubrebocas encima de su máscara, y después bajó esta, sin darme un segundo para ilusionarme por ver su rostro (por desgracia).

—¿Así? —separó las manos de su cara, mostrándomela, para que viera si se la había puesto bien.

—... Siento que estás desnudo —comenté después de verlo un largo rato. A él se le subieron los colores al rostro antes de que yo me diera cuenta de lo que había dicho—. No, me refiero —intenté arreglarlo—, es que como tu máscara cubre también tu cuello y más de tu mandíbula, se siente un poco extraño —cubrí algo mi cara, pues me encontraba avergonzada. Ahora, encima, no podía apartar la mirada de su cuello por más que lo intentara, y lo peor es que lo había hecho obvio. Él se rió un poco de mí.

—¡Ya terminamos, 'ttebayo! —Naruto regresó con sorprendentemente menos bolsas de las que pensé que traería, tomando en cuenta lo que se había tardado. En cambio, Sasuke, a su lado, le doblaba o triplicaba la cantidad.

Les miré un poco inconforme, sintiendo que me faltaba algo. En seguida me di cuenta y tomé un sombrero de un apartado que había un gran y ridículo cartel que decía How to wear a bucket hat with style, y se lo hundí en la cabeza con fuerza, hasta casi cubrirle los ojos. Él lo alzó y se lo acomodó mejor gruñendo, mientras me daba la vuelta para ir a pagar. Al menos ya no iba por la vida con ese ridículo peinado.

—¿Y ahora a dónde vamos, 'ttebayo? —Naruto preguntó en cuanto salimos de la tienda. Guardaba un montón de dulces de empaques de colores en su pantalón lleno de bolsillos. Parecía un niño a quien le llamaba la atención todo.

—A averiguar cómo demonios regresamos —sentencié, y de inmediato me acompañó un largo sonido de decepción por parte del rubio.

—Pero si ya estamos acá, ¿no podemos explorar un poco antes de irnos? —imploró este, poniendo ojos de cachorro. Pero un segundo después, pasó una gran camioneta roja a nuestro lado y robó su atención. Tuve que sujetarle de la parte trasera del cuello de su camisa, para que este no fuera a perseguir el camión como un cachorro.

—De todas formas, ¿dónde nos encontramos? —Sasuke seguía intentando ser racional.

Me paré un momento, volteando a mis lados, y me alcé de hombros.

—No tengo ni puta idea.

—¿No estamos en tu mundo? —Kakashi me preguntó con un poco de pánico.

—Sí, es mi mundo, pero no sé en qué parte estamos.

Miraba los edificios de mi alrededor, todo desconocido. Sabía que no iba a poder diferenciar si me encontraba en Alemania o Bolivia a estas alturas. Podría llegar a la conclusión que se trataba definitivamente de un lugar donde se hablaba español, pero después de mi confusión con el español y japonés en Konoha, prefería no precipitarme. Y la comida del restaurante de antes no estaba tan buena como para decir que nos encontramos en México. De hecho, probablemente ese no sea el caso, al recordar lo exagerada que era la fachada del restaurante.

—Hay que preguntarle a alguien —Naruto llegó a una conclusión bastante rápido. Volteó a sus lados, entre tanto que nos habíamos tardado yendo de allá para acá, ya estaba atardeciendo, y las calles se encontraban más solas.

Él de inmediato encontró de objetivo a un joven de unos 15 años y se le acercó de inmediato.

—No, espera-

—¡Hey! ¿Dónde estamos? —Naruto se paró frente a él con una sonrisa y las manos en los bolsillos, preguntando directamente.

El chico, que se tomó dos segundos para verle a él, a nosotros y a la calle solitaria, en pánico se dió la vuelta y empezó a correr.

—¡Hey! —Naruto ya iba a ir atrás de él, hasta que le puse la mano en el hombro y le detuve.

—Naruto, no.

—¿Por qué no? ¡Nada le costaba responderme, dattebayo!

—Creyó que lo íbamos a asaltar —me crucé de brazos en reproche, y escuché una risa detrás mío, de parte de Kakashi.

—Pero... yo no quería hacerle daño, 'ttebayo —Naruto me volteó a ver con ojos de cachorro. Supongo que el no tener tiempo de dar todo un discurso inspirador y su habilidad de hacerse amigo de hasta los gusanos, no funcionarían si ni siquiera tenía la oportunidad de hablar.

Encima, parece que le afectó bastante, pues se olvidó por completo de todos los autos que pasaban y solo volteaba inseguro hacia donde el joven se había ido. Yo no quería pensar que él probablemente recordó como todos en la aldea se alejaban de él de pequeño, como si en cualquier momento podría hacerles algo malo sin razón.

—No es tu culpa, Naruto, sabemos que no le querías hacer daño, pero hay que tener en cuenta que venimos con un tipo de casi dos metros que tiene cara de haber salido de prisión recientemente —apunté discretamente a Kakashi, haciendo que el rubio se ría un poco (a Kakashi, que obviamente sabía a quién me refería, no le hizo tanta gracia).

Y cinco segundos después, en lo que Naruto vió la cara de Kakashi para burlarse de él, se dió cuenta de su nueva máscara.

—¡Hey, no se vale, dijiste que le quitarías la máscara! —reclamó.

—Pues sí se la quitó, ¿no ves que es diferente?

—¡No es justo! —incrédulo, se puso a hacer berrinches.

—Oigan, ¿no creen que deberíamos ir buscando un lugar para dormir? Ya se ve que es tarde —cambié de tema, y Sasuke estuvo de acuerdo de inmediato para no tener que escuchar más las rabietas de Naruto.

(...)

—¿Por qué necesitaríamos mascarillas para entrar? No tiene sentido —me abracé a mí misma sobre los codos, para soportar más el frío.

Cuando por fin encontramos un hotel, fuera había un anuncio que decía algo como "por precaución al Covid-19, solo pueden pasar personas que estén usando mascarilla". Por lo que el único que podía pasar era Kakashi, a quien le habían dado desinfectante y le habían tomado la temperatura antes de entrar.

¿Qué demonios está pasando?

Por suerte, el mismo hotel vendía mascarillas (¿Desde cuándo los hoteles venden mascarillas? Estaba dudando si realmente nos encontrábamos en mi mundo), así que estábamos esperando a que Kakashi regresara con unas para nosotros.

—¿Algo en este lugar tiene sentido? ¿Ya viste la cosa voladora que pasó hace un rato sobre nosotros? Nadie se preocupó por ese maldito mounstro —Sasuke no había dejado de fruncir el entrecejo desde que lo vió. Era un avión.

—Te recuerdo que este es mi mundo, cállate un rato.

—No me voy a callar. No es mi culpa que tu mundo sea un raro, aunque eso explicaría porqué eres igual.

—Dice el tipo que viene de un mundo donde literalmente existen bestias superpoderosas hechas de chakra. En primer lugar, ¿qué mierda es el chakra? No he visto que alguien intente probar de dónde viene científicamente.

—¿Eres tonta? ¡Por supuesto que el chakra...! —él siguió hablando, pero no pude escucharlo porque me tapé los oídos mientras cantaba lalalalaa a todo pulmón. Los guardias a un lado de la puerta nos miraban como si estuviéramos drogados, pero no nos dirían nada porque en cuando vieron a Kakashi casi se hacen popó en sus pantalones—... pero eso es algo que una imbécil como tú no entendería —fue lo primero que escuché cuando me destapé los oídos.

—Imbécil tu abuela.

—Está muerta.

—¿Y? No la necesitamos para comprobarlo, tú ya lo heredaste —ante mi muy madura respuesta (nótese la ironía), él casi echa humo por las orejas.

—Chicos, solo me fui como cinco minutos —Kakashi habló con tono de reproche. Yo casi me le tiro encima para agarrar la mascarilla y entrar, porque no podía soportar más el frío.

Él traía varias en las manos, entre ellas una naranja con una palomita (probablemente por una marca), una negra muy parecida a la suya y una rosa clarito, que tenía un pequeño dibujo de Hello, Kitty. Tomé la negra sin pensarlo, mientras que Kakashi aclaraba que eran las únicas que quedaban y que no recibía quejas.

Naruto, que estaba tan desesperado como yo por entrar (el pobre decía que tenía hambre como desde hace media hora y ya no le quedaban energías), tomó la mascarilla naranja y vino detrás de mí tambaleándose.

Me quedé parada en la entrada, esperando la reacción de Sasuke que por supuesto no tardó en llegar. Sonreí con satisfacción cuando me volvió a ver con coraje.

—Esto es injusto. Esta mascarilla es demasiado femenina, debería usarla Verónica —le reclamó a Kakashi, lo más racional que pudo, para que este lo tomara en cuenta.

El adulto responsable me volteó a ver a mí, esperando una excusa del porqué no podríamos intercambiar nosotros dos. De inmediato puse ojos de cachorro machucado y su mirada cayó cansada, sabiendo lo que vendría.

—Oh, yo solo elegí esta porque iba a juego con la de Kakashi y me pareció muy lindo, pero si tanto la quieres... —Sasuke rechinó los dientes. Ahora, si usaba la mía, no iba a poder sacarse de la cabeza eso. Entonces, muy a la fuerza, se puso la mascarilla rosa y vino detrás de nosotros, no sin antes dejar claro que le iban a tener que comprar una en condiciones para mañana a primera hora o no iba a salir.

Él debería de saber que no me importaría no verlo durante un día entero. O una semana.

(...)

—¿Podría enseñarme su identificación? —la señora de la recepción estaba siendo bastante paciente hacía la confusión de Kakashi. Yo tuve que acercarme a entregar la tarjeta que tuve que ir a transformar, que era básicamente igual a la de la señora que estaba formada enfrente de nosotros.

—Tome la mía, él no lleva la cartera —sonreí amable, por el rato que le habíamos hecho pasar mientras yo iba al baño a transformarme para tener la identificación. Kakashi no sabía qué era una identificación, pero se las había arreglado para entretener a la recepcionista durante más de 5 minutos.

No era de extrañar que la señora le tuviera tanta paciencia si estaba echando corazones hasta por la cola. Por ella, seguro no le importaría que se quedara ahí otra media hora hablando de nada.

Ni siquiera revisó bien mi identificación antes de regresar su vista a Kakashi (lo que en cierta forma era de ayuda, no quería averiguar si se podía hacer pasar por una real). Y seguido, entregarnos las llaves de dos habitaciones dobles.

—Me niego a compartir habitación con este bruto —cuando regresamos con los chicos para dividir las habitaciones, ellos ya se encontraban peleando.

Podía entender un poco a Kakashi, ¿cómo demonios le hacemos para empezar a pelear en cuanto se separa de nosotros?

—¡Bruta tu abuela! —Naruto, que lo estaba agarrando de los pelos, copio la frase que yo había dicho minutos antes. Sasuke venía gruñendo mientras empujaba a Naruto lejos de él, apachurrando sin cuidado toda su cara. Parecían dos niños de cinco años.

—Ya basta, chicos, ya sé que los dos me quieren mucho, pero no tienen que pelear para compartir habitación conmigo —Kakashi intervino, con aire ególatra. Sasuke puso cara de disgusto y Naruto directamente se puso verde.

Dejaron de pelear de inmediato.

—Bueno, mejor para mí —me alcé de hombros, arrebatándole la llave de la habitación. Kakashi me vió con una ceja alzada (podía ver ambas de sus cejas, eran bonitas, rectas y simétricas. Era una pena no poder verlo todo el tiempo), casi preguntándome "¿crees que eres capaz de compartir habitación conmigo?".

Usualmente, cuando salíamos de misión, yo siempre obtenía una habitación para mí sola (beneficios de ser la única mujer del grupo). Sin embargo, ahora solo había pedido dos habitaciones dobles, era obvio que me iba a tocar compartir con alguien, ¿no?

Y sinceramente, Naruto siempre es la peor de las opciones. Todos de aquí sabemos que dormir cerca de él es similar a estar alerta toda la noche porque nunca se sabe cuándo te puede lanzar un golpe. Por otro lado a Sasuke ni siquiera lo consideraba, no le tenía la suficiente confianza para dormir agusto en la misma habitación que él (Tal vez y le da alguna clase de ataque psicótico a mitad de la noche y me apuñala con uno de los kunai de la mochila, nunca se sabe. Tal vez ni siquiera sea necesario que le dé un ataque para que él haga eso).

Y de todas formas, Kakashi era un vago que vivía más en mi casa que en la suya propia (supuestamente la mía queda más cerca de la Torre del Hokage. No le creo ni dos palabras, pero aún así no le digo nada). Así que, por deducción obvia, la distribución de las habitaciones deberían de ser Sasuke y Naruto en una, y él y yo en otra, ¿no es así? ¿Por qué de repente me miraba como si esa no era una de las opciones más obvias?

—Bueno, entonces yo tendré que ir con... —volteó a ver a Sasuke y le gruñó. Él le regresó un gesto raro con los ojos que lo hace ver estúpido. Y después Naruto murmuró que tenía hambre de nuevo.

—Entonces no nos queda de otra —se alzó de hombros el "adulto responsable", y fue mi turno de verlo con la ceja alzada, pero no me prestó atención.

(...)

—¡No puedo mantener la transformación! —salí desesperada del baño, envuelta a como pude con todas batas de baño y toallas que había.

—¿Qué? —Kakashi, que estaba viendo la televisión de la habitación (de la forma más literal posible, estaba apagada), se levantó bastante desorientado.

—¡Qué no puedo mantenerla! ¡Estoy gastando chakra! ¿Qué sentido tiene esto? —me sostuve del cabello para intentar calmarme, sin embargo no estaba funcionando. Kakashi me estaba exigiendo alguna explicación con la mirada—. Yo no lo entiendo. Es como- como si fuera una transformación de cualquier ninja. No se mantiene, simplemente. No debería de estar gastando chakra, pero justo hace un momento se deshizo mi transformación y ya no pude volver a regresar porque estoy sin reservas —podía perfectamente ponerme a llorar en este momento, pero aún intentaba mantener algo de mi dignidad. Mi rostro (mi rostro verdadero) realmente no sería adorable de ver en llanto, ni siquiera sería lastimoso. Prefería utilizar mi rostro cuando estaba intentando provocar a alguien porque se miraba más intimidante, y no había nada de intimidante en lágrimas y mocos.

—Cálmate, probablemente se trate de un efecto secundario del cambio de mundo. En cuanto regresemos, regresarás a la normalidad, ¿entiendes? —me sostuvo de los hombros, intentando frenar mi melodramático colapso.

—Eso... tiene sentido —me fui relajando poco a poco, olvidando el porqué estaba tan preocupada. De repente recordé—. ¡Las cosas! —y esta vez Kakashi también se preocupó.

Sin embargo, cuando revisamos, la mochila que había obtenido con una transformación seguía ahí, y por supuesto también el dinero. Mi maestro no parecía entender la lógica de esto.

—Probablemente es porque ya son objetos —le respondí, aunque él no había preguntado nada—. De la misma forma, en Konoha, cuando un clon se transformaba en una cosa no podía volver a ser un clon normal —me alcé de hombros, nunca había pensado profundamente en el porqué ocurría esto, y no planeaba romperme la cabeza ahora. Lo importante es que las cosas estaban ahí, y mi pequeño problema para mantener las transformaciones se iba a solucionar en cuanto volviéramos. No era realmente un gran inconveniente.

Kakashi suspiró. Yo le seguí, aliviada, y me eché en una de las camas individuales. Volviendo al tema, puse mi vista en la televisión que aún seguía apagada.

—¿Y qué estabas viendo? —pregunté, solo por curiosidad. Él siguió mi mirada y supo a lo que me refería.

—Me preguntaba para qué servía.

—Ah, es para entretenimiento. Solo la ves —expliqué, buscando el control con la mirada. Kakashi frunció el entrecejo algo confundido.

—No le veo nada de entretenido —solté una risa.

—Eso es porque no la has encendido —tomé el control y él siguió mis movimientos con curiosidad. Prendió con un destello de luz, estaban dando las noticias.

Si él decía algo cliché como "¡Oh, no, hay una persona atrapada ahí dentro!", definitivamente me moriría de la risa. Sin embargo respondió mucho más tranquilo de lo que pensé. No dijo nada, solo se le quedó viendo cómo había explicado.

Estaban dando las noticias de la noche.

Y sinceramente, yo era la más sorprendida entre los dos.

Aumentan los casos de Covid-19 en América—anunciaba la bonita presentadora—. Tras informar que durante la última semana aumentaron un 23% de nuevos casos de la región, con 880.583 nuevas infecciones y más de 15.000 muertes, la directora de la Organización Panamericana de la Salud emplazó este miércoles a todas las personas a tomar “decisiones inteligentes” durante esta próxima temporada de vacaciones (noticia real).

Tenía que aceptar que después de escuchar el número de muertes, simplemente mi cabeza dejó de funcionar. ¿Qué tipo de escenario apocalíptico es este? Además, ¿qué demonios era ese tal Covid-19 para causar tal desastre?

Esperaba no encontrarme a cientos de zombies caminando por las calles más tarde. Ciertamente, no era un escenario del que quería preocuparme cuando ya tenía la responsabilidad de regresar a Konoha.

Me sentía como cuando iba a la escuela y faltaba un día, para después enterarme que justo el día que falté los visitó Jesucristo, descubrieron tres especies nuevas y todos los que asistieron ganaron la lotería. De esa forma, pero en el aspecto negativo.

¿Me voy un momento, y de repente hay una maldita pandemia mundial y todo se está yendo al carajo? ¿Eso siquiera era algo estadísticamente posible? Ni siquiera sabía si estar feliz por no haber estado aquí o realmente preocupada. Podía hacer ambos a la vez.

Decidí no estresarme más con eso. No iba a quedarme por mucho después de todo.

Cambié el canal. Un programa de cocina, el siguiente, uno de superviviencia.

No estaba tan interesaba en ver algo, así que le pasé el control a Kakashi para que él mismo curioseara. Parecía bastante feliz con eso.

Me acosté con los brazos detrás de la cabeza, viendo cómo él cambiaba y cambiaba de canal. No se veía muy interesado en quedarse viendo solo uno, más bien, parecía que quería absorber la mayor información de cada uno de ellos.

Hasta que de repente...

¡Lo he descubierto! ¡He descubierto la verdadera identidad de Pain! —sonido de diálogo interno. El timbre de la voz de Jiraiya tomó forma de arpón y me atravesó por el pecho. Kakashi me miró preocupado, sin saber qué estaba pasando.

—Es... ¿recuerdas cuándo te dije que había un programa en mi mundo de ustedes? —me dolía. Aunque sabía que eso no había ocurrido, seguía sintiendo la espina de la duda. Kakashi asintió, comprensivo, y regresó su atención a la pantalla.

—¿Estoy... muriendo? ¿He... fracasado? —cerré los ojos, negándome a desenterrar ese recuerdo de mi memoria. Estaba mejor ignorándolo.

Kakashi cambió de canal. Hubo un ligero silencio.

—Entonces... Él en serio...

—No. Él ahora está bien, en su mundo —afirmé, intentando convencerme más a mí misma. Pero ahora estoy aquí, ¿cómo podía asegurar que cuando regrese no volvería a ese curso? ¿Quién me aseguraría que de hecho no todo era parte de una enferma y esquizofrénica imaginación?

Kakashi me apretó un poco la mano. Cambió de nuevo de canal.

—Encontremos algo divertido para ver —susurró. Me tranquilicé un poco, enfocándome en este presente. En este momento, en este segundo, sabía que debía ser real.

Te atrapé, Esponja.

¡Déjalo ahí, déjalo ahí!

(...)

Terminamos viendo un maratón de caricaturas hasta bien entrada la noche. Kakashi insistía que había un extraño parecido entre Bob Esponja y Naruto, no sabía si estar de acuerdo. Sin embargo, Calamardo sin duda era Sasuke.

Mi cabello se había secado por el tiempo y, ya que se me olvidó desenredarlo, ahora parecía un nido de un pájaro muy desordenado. Kakashi se sentó detrás de mí, recargado en el cabecero de la cama, para ofrecerse a desenredarlo. Normalmente no lo dejaría, porque él era un bruto para esas cosas, pero ya estaba algo cansada y mi cabello era el último de mis preocupaciones.

—Por cierto, ¿tienes alguna idea de cómo podremos volver? Ni siquiera tengo idea de dónde empezar a buscar —comenté distraídamente, mientras sentía cómo pasaba sus manos por mi cabello lentamente. Estaba empezando a relajarme cuando de repente me dió un tirón y me quejé.

—No hay que preocuparnos por eso. Llegamos aquí mientras dormíamos, probablemente regresemos de la misma manera.

—Eso ni siquiera tiene sentido.

—Esto es un especial, no necesita tener sentido porque no afecta a la historia principal —le volteé a ver con el entrecejo hundido cuando le escuché hablar con tanta calma.

—Se supone que solo yo puedo romper la cuarta pared.

—Ya lo hice yo. ¿Qué vas a hacer al respecto? —gruñí sin ganas porque no se me ocurrió nada. Él rió ante mi pequeña rabieta. Después sentí otro tirón en mi cabello.

—Ya, suelta, vamos a dormir, tenemos que regresar porque este capítulo se está haciendo demasiado largo y no podrá ser publicado antes de navidad.

—La escritora es una floja —criticó sin tacto. Yo reí un poco antes su molestia.

—Eso ya lo sabíamos. Ahora, a dormir, o se va a enojar y dejará el capítulo a medias.

—¿Cómo alguien podría enojarse conmigo? —después de recostarnos, el se acomodó de cierta forma para verme a la cara. Yo alcé una ceja ante su tono de suficiencia.

—Así, como ya lo hizo. ¿Ves lo que hiciste? Ya se acabó el capítulo.

(...)

Buenaaaaaaaas

Feli' navida'~

(Habla quien no ha publicado como en dos meses después de pensar que iba a publicar más seguido. En fin, la hipotenusa).

Me re cuesta escribir especiales. Por otro lado, necesito expresar algo importante (no tanto, en realidad). El problema es, quería incluir escenas +18 aquí, pero me comí la cabeza pensando y siento que esta historia la leen demasiados menores como para escribir esa clase de cosas.

¿Ustedes qué piensan?

Además, estaba pensando en cambiar el nombre del libro. Tal vez "Soy simp de Kakashi" quedaría re bien, JAJAJJAJS

¿YA VIERON LAS REACCIONES DE WATTPAD? Nah, re lindas, es todo lo que necesitaba en este mundo.

Ya, bueh, eso es todo por ahora. No me maten, please, o no hay más capítulos (dice la que de todas formas no sube capítulos).

Me expongo solita.

YA ES TODO, BAIII~

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