Especial


¿Especial de San Valentín, sobre Año Nuevo, el 21 de Febrero? Claro que sí.

Los personajes aquí tienen 19 años. Verónica, Gai y Kakashi, ni idea, pero más vejetes seguro.

(...)

Año nuevo en el país de fuego es una de las festividades favoritas. Por ello, cada año, se celebra en Konoha una gran fiesta antes de que termine el año viejo, dónde familiares, amigos y compañeros se despiden del estrés y cualquier tipo de preocupación como forma de comenzar el año nuevo. Por eso mismo, se reúne en la aldea una gran cantidad de atracciones para que todos disfruten con júbilo.

—No aprietes tanto. No aprietes tanto. Noaprietestanto. NoaprietestantoNoaprietestantoNoaprietestanto —sin embargo, durante la tarde, en una ocupada tienda que se encargaba ahora mismo de elaborar una gran cantidad de kimonos y ropas tradicionales para la ocasión, yo no la estaba pasando tan bien dentro de los vestidores—. ¡Ino, si lo ajustas un poco más mis pulmones no van a caber dentro del traje!

—Tranquila, Verónica, solo falta... —la rubia dió un tirón más al obi azul para terminar de atar el nudo, dejándome el rostro morado por la falta de aire—. ¿Ves? Eso era todo.

—Creo que dejarme convencer de vestir esto, fue un error —suspiré, visiblemente arrepentida.

—¿Ya han terminado? —Tenten interrumpió, con su kimono recién terminado de acomodar gracias a la ayuda de Hinata. Había elegido uno rosa pálido, con amapolas rojas bordadas y un obi del mismo color.

—Sí, ya he terminado —asintió Ino, admirando el moño que había terminado de anudar. Ella estaba usando un kimono que, aunque de fondo negro, el gran diseño de flores naranjas, rosas y blancas lo cubría casi por completo, con un obi color amarillo sobre todo—. Con esto, ya podemos ir al siguiente lugar.

—¿Siguiente...

—... lugar? —Tenten y yo, que compartíamos el mismo cansancio, completamos la frase. Y no era sobreexageración, pues habiamos pasado más de tres horas paseando de tienda y tienda alrededor de toda la aldea, para encontrar las ropas "perfectas". Sumándole el tiempo que tardamos en vestirlas.

Ambas nos miramos entre sí, intentando deducir si valía la pena intentar huir de la rubia.

—Vamos, chicas, apresurense. No querrán perder nuestra cita.

(...)

—Lo siento por hacerte esperar, Hinata —se disculpó Ino cuando llegamos al lugar de encuentro, afuera de una estética.

—No se preocupen, acabo de llegar —tímida y con tono amable, le restó importancia de inmediato. Ella había tenido la suerte de que su familia ya le había conseguido el kimono que iba a usar con antelación, pero aún así accedió a encontrarnos después para terminar de arreglarnos en este lugar. Por lo mismo, ella ya venía vestida con un kimono color lavanda, con pequeñas florecillas blancas por todos lados, del mismo color del obi.

Ino suspiró, rendida, al ver que Hinata ya venía peinada, con broches de flores blancas adornando su cabello recogido.

—Entonces entremos rápido, no quiero que alguien me vea así —murmuró Ino, tomando a Tenten del brazo antes de entrar para que no se escapara.

Ella tomó asiento de inmediato, y entre unas mujeres que trabajaban ahí acomodaron a las demás con una eficiencia envidiable. Arrastraron a Tenten hacia donde estaba Ino, dónde se encargarían de ondularles el cabello antes de hacerles uno de esos complicados y extravagantes peinados acorde a la fecha. Mientras que a Hinata, como venía ya peinada, la pasaron para otra zona, dónde había muchas sillas y espejos para maquillar a las personas. A mí me llevaron con ella, pues al tener mi cabello corto hasta los hombros poco trabajo les daría.

(...)

—Que cansada estoy —me dejé caer en una de las sillas en la parte de espera, exhausta, a un lado de Hinata, que había estado ahí desde antes porque terminaron de arreglarla primero.

Volteé a verla unos segundos, considerando en empezar una conversación, pero desistí cuando no encontré ningún tema parlla hablar con ella.

—Noooo, ¡por favor, déjenme ir! —se escuchó de fondo a Tenten, haciéndome reír un poco.

—Ella es muy entusiasta —para mi sorpresa, Hinata fue la primera en comentar algo. Regresé la vista a ella.

—Yo diría que Ino es la más emocionada en estos momentos —hablé de regreso.

Pude notar lo bien que se veía Hinata, con su ligero maquillaje y la ropa que llevaba puesta casi empezaba a brillar. Kiba, que había hecho todo un desastre para invitarle una cita durante el día de hoy, tenía la suerte de que ella había aceptado.

Debía aceptar que hacían una linda pareja a pesar de todo, durante sus tiernas citas todos los de la aldea podían verlos paseando como dos tomatitos tomados de la mano, casi sin poder hablar por la pena. 

—Te ves muy linda cuando sonríes, Verónica.

—¿Eh? —no esperé el cumplido de su parte. Y como parte de mi sorpresa, ella también enrojeció—. Yo solo- eh- gracias —me acomodé mejor en la silla, recta, en un pequeño nerviosismo.

—Sí... —se hundió en su silla, intentando ocultar su vergüenza en vano.

—¡Chicas! ¿Ya han terminado con ustedes? —Ino revisó nuestro estado. Detrás de ella, venía arrastrando a Tenten, que llevaba cara de que le habían sacado el alma.

(...)

—Este es el momento de separarnos —Ino tomó a Hinata del brazo cuando llegamos al centro de la aldea, dónde la mayoría de los puestos de entretenimiento, juegos, bocadillos y demás cosas estaban.

—Claro, diviértanse —Tenten se despidió.

Ahora mismo, Ino y Hinata se iban a reunir con sus respectivas citas. Hinata con Kiba e, inesperadamente, Ino con Neji. Me sorprendió enterarme de esto último, pero después me enteré que la rubia desistió de invitar a Sasuke después de ser rechazada múltiples veces y, como aún le guardaba algo de rencor a Sai, su siguiente opción fue Neji. El pobre no tuvo más opción que aceptar después de encontrarse a Ino hasta en la sopa.

Mientras que nosotras dos, como eternas inadaptadas cuando en términos románticos se refieren (o porque nadie nos quería y queríamos conservar nuestra dignidad evitando ser rechazadas por alguien), quedamos en juntarnos con los demás que, como nosotras, no tenían pareja para la ocasión.

—¡Chicas, que bueno que ya llegaron, 'ttebayo! —Naruto nos recibió, vistiendo su traje de siempre.

Di, por curiosidad, un vistazo a los demás, encontrando a menos gente de la que esperaba ver.

—¿Dónde está Shino? —pregunté. Naruto se alzó de hombros, probablemente sin recordar quién era.

—Alguien le invitó a salir y él aceptó —me respondió Shikamaru. Él vestía un kimono masculino color verde oscuro, con algunos detalles en negro.

—¿Qué? —mi sorpresa era clara. ¿Shino, ese Shino, con una cita?

—Con razón me parecía que alguien hacía falta —asintió Tenten.

—Aunque es raro que lo noten —complementó Chouji, sin su bolsa de papitas a mano. Él llevaba un kimono en rojo, con tonalidades de rojo más oscuro.

—No es solo él quien falta —seguí yo—. ¿Dónde se encuentra Lee?

—Invitó a salir a Sakura —volvió a responderme Shikamaru con simpleza.

—Ah.

—¡¿Cómo?! ¡¿A Sakura?! —Naruto, a diferencia de mí, se exaltó en sobremanera.

—¿Y ella aceptó? —Tenten se puso en posición para cotillear.

—Le insistió mucho —Chouji se alzó de hombros.

—¿Y Sasuke también tiene una cita? —me sorprendí al darme cuenta de que tampoco estaba.

—Las chicas estarían decepcionadas —complementó Tenten a mi lado.

—No, él no quiso venir. Dijo que son tonterías, 'ttebayo —me contestó Naruto.

Todos exhalamos con alivio, eso sí sonaba como Sasuke.

—Entonces, ¿qué quieren hacer primero? —preguntó Tenten, cambiando de tema.

—Quiero comer, ¡muero de hambre! —gruñó el rubio.

—¡Vamos a comer! —apoyó Chouji.

(...)

—Pasame la sal.

—¿Sal?

—Quiero ramen, 'ttebayo...

—Comes ramen todo el año, Naruto.

—¡Hey, no tomes mi pedazo de carne!

—¡Es mía ahora!

Estábamos ahora mismo en un local que ninguno conocía, adornado bellamente con lámparas y farolas. Daba un buen ambiente, y como todos los demás restaurantes estarían cerrados, no estaba nada mal.

—Ni se te ocurra tomar mi carne —le gruñó Chouji a Naruto, cuando vio que había tomado un pedazo de Shikamaru.

—Ni las necesitas tanto, 'ttebayo...

—No seas grosero, Naruto.

—Oigan, ¿ese no es el maestro Gai? —preguntó Shikamaru frente a mí. Yo y Tenten nos dimos la vuelta para verificar.

—Sí, lo es —aseguró ella, parpadeando varias veces.

Yo le ví de espaldas, con su indistinguible peinado de tazón, mientras vestía un kimono color café con un diseño de líneas blancas que parecían olas. Además, por como veía sobresalir en su cuello, estaba segura que estaba usando su ropa de entrenamiento debajo.

—¿Tiene una cita, 'ttebayo? —Naruto dejó de lado su pelea con Chouji para preguntar.

Yo me incliné un poquito en la mesa, para ver quién iba con él. Poca fue mi sorpresa al encontrarmelo con Kakashi.

—Está con Kakashi —le contesté, ya que él no podía ver desde su posición.

—Entonces no es un cita —concluyó Tenten.

—Nunca se sabe —me alcé de hombros—. Tal vez tienen algo que decirnos —Tenten rió y me dió un pequeño empujón con los hombros.

—¿Y si los invitamos? —sugirió Chouji.

—No suena mal —me alcé de hombros.

Seguido, todos volteamos a ver a Naruto.

—¿Eh? ¿Por qué me ven, qué tengo?

—Naruto, ve —le ordenó Shikamaru. Ninguno de los demás teníamos ganas de levantarnos.

(...)

—¡Chicos, que bueno es verlos en estas épocas! —Gai se limpió una lágrima.

Al final, parece ser que no estaban en una cita, sino que también eran los pobres solteros de su grupo y no les quedaba de otra.

A su llegada tuvimos que recorrernos un poco, por su parte, estaban sentados Gai, Shikamaru, Chouji y Naruto, en ese orden. El pobre Shikamaru ya agotado por pensar que tenía que lidiar con el maestro Gai. Y por nuestra parte, estaba sentado primero Kakashi, después yo y a lo último Tenten.

Eché un vistazo a Kakashi, maravillada por ser capaz de verle vestir un kimono de varias capas, de diferentes tonalidades de azul, cada vez más oscuro. También tenía algunos detalles en el cuello y mangas de color negro.

—Una fotografía dura más —me susurró, al ver que la conversación avanzaba y yo ya no prestaba atención.

—Las cámaras de aquí no son suficientes —negué decepcionada, aunque parecía chiste era en serio. Cómo deseaba haber traído el celular.

—¿Entonces qué piensas, Verónica? —preguntó Shikamaru, sin darse cuenta que yo no seguía lo que estaban diciendo.

—Sí.

—Claro... —Shikamaru asintió, algo extrañado. Kakashi ocultó una risa con su abanico de papel a lado mío.

(...)

Habíamos optado por ir a una especie de bar, dónde servían además de bebidas, muchos bocadillos y, como habían comentado que había buen ambiente, sería bueno para pasar un rato.

Habíamos pegado dos pequeñas mesas para caber todos. Kakashi, Gai, Chouji y Tenten de aquel lado, y Shikamaru, yo y Naruto de este. Nuevamente yo quedaba apachurrada entre dos personas.

—Imposible —le contesté a Shikamaru, sin aguantarme una risa.

—Es verdad, por un momento pensé que se transformaría en un monstruo —asintió, y yo ya no pude reprimir una carcajada.

—Tu mamá es algo de otro nivel —me limpié una lágrima, y eché un vistazo a la mesa. Kakashi aguantaba a Gai, que ya parecía más que un poco ebrio, mientras que Tenten tenía una buena conversación sobre tipos de ramen con Chouji y Naruto.

Pronto, una mesera se pasó por la mesa, trayendonos dos botellas más de alcohol. Shikamaru y yo nos vimos con expresión preocupada.

—Vamos, vamos, chicos, beban todos, hay que pasarla bien —el maestro Gai arrastraba las palabras y movía las manos de forma chistosa. Todos en la mesa suspiramos.

—Es del tipo de ebrio alegre —Kakashi le excusó, con una mano tras la nuca. Él también había bebido, pero moderadamente.

—No tienen de qué preocuparse~ —canturreó, sirviendo tres vasos para Shikamaru, Naruto y yo, que estábamos sentados frente a él.

Le mandé una mirada a Tenten pidiendo ayuda, y ella solo se alzó de hombros. Entonces cambié mi objetivo, dirigiendome a Kakashi.

—Si es solo por hoy, no creo que sea algo malo. Están con dos adultos responsables —comentó él.

—¡De responsables nada, 'ttebayo! ¡El maestro Gai está apunto de quedarse dormido y usted es un viejo pervertido! —les acusó Naruto, levantándose para apuntarles con un dedo.

—Ya, ya, ya~ —no supimos cuando Gai se movió a nuestro lado de la mesa, pero tomó el vaso que le había dado a Naruto para intentar obligarlo a tomar. El rubio se resistió todo lo que pudo.

—¿Qué harás? —le susurré a Shikamaru.

—No quiero tener que pasar también por eso —me contestó también susurrando. Y, alzándose de hombros, se empinó el vaso completo.

(...)

—Quiero ramen, 'ttebayo~ —murmuró entre sueños. Yo bufé.

—¿Estás segura de poder con ellos? —se preocupó Tenten, pero ella misma tenía dificultades teniendo al maestro Gai en la espalda.

—Dejenmelos a mí —asentí.

—Entonces te los encargamos —murmuró Chouji, ayudando a Shikamaru a mantenerse de pie firmemente. Él, aunque también había tomado, no había caído dormido como el rubio o el cabello de tazón.

—Las veo luego, señoritas —Shikamaru intentó hacer una chistosa reverencia para despedirse, obligando a Chouji a inclinarse también. Aunque no se había quedado dormido, estaba segura de que sí estaba muy ebrio.

Tenten me volteó a ver consternada después de que Shikamaru se fuera de esa forma, y yo solo reí. Seguro que Shikamaru ebrio es de las mejores cosas que he visto.

—Bien, entonces me despido —Tenten inclinó un poco la cabeza, y se retiró rápidamente. El maestro Gai llevaba colgando su cabeza en mala posición.

Entonces, regresé la vista hacia las dos personas que serían mi carga por hoy. Suspiré.

—¿Qué pasa? —Kakashi parpadeó muy lento, rojo hasta el cuello.

—"Adultos responsables", eh —me crucé de brazos.

—En mi defensa, Gai no era parte de esa frase —sonrió él, tranquilo.

—Aprovechado.

Tuve que despejarme un poco antes de hacer el jutsu de clones de sombras, ya que a mí también me habían hecho tomar uno o dos vasos. Seguido, le ayudé a mi clon a cargar a Naruto (porque no podía hacer más de uno en esta situación) y ellos partieron.

—Con suerte llega hasta su casa —me alcé de hombros, no teniendo ganas de cargar por mi misma al rubio—. Y tú, maestro inútil, me debes una grande —le acusé. Kakashi solo rió en respuesta.

—No te preocupes —canturreó, sacudiendo su abanico frente a su cara—. Ven aquí, tengo que llevarte a tu casa aún.

—Estás loco —contesté aguantando una risa, disfrutando de su actitud de borracho—. Ni siquiera puedes ponerte de pie tú solo.

—No me subestimes —murmuró, poco antes de levantarse de su silla intentando aparentar equilibrio—. ¿Ves? —entonces, se acercó a mí, volteando a ambos lados con discreción para ver si no quedaba nadie que nos reconociera. En cuánto se aseguró, envolvió sus brazos en mi cintura.

Alcé una ceja.

—¿Estás intentando sujetarte de mí para aparentar? —reí un poco.

—No, no, solo quiero darte cariño —contestó divertido, apoyando su cabeza en mi hombro. No pude evitar acariciar, con mi mano izquierda, desde la base de su cuello hasta su nuca, para sentir el suave de su cabello.

—Eres todo un caso. Vamos, necesitas descansar pronto.

(...)

CORTE PARA ACLARAR QUE ENTRO EN PÁNICO EN ESCENAS CARIÑOSAS. AAAAAAAAAAAAHHHHHHH-

Ejem, prosigamos.

(...)

—¿Te encuentras bien? —pregunté, al sentir como Kakashi se despertaba demasiado temprano para una persona que había bebido tanto—. ¿Te traigo agua?

En respuesta, sentí como movió su cabeza en negación. Me apretujó más entre las sábanas, como si quisiera que no me fuera.

—Yo... lo siento —soltó las palabras desde la garganta, seca. Sentí, de inmediato, que su ánimo había cambiado a uno más afligido.

—¿Puedo voltear?

Esta vez, se tomó su tiempo antes de asentir. Hasta entonces fue que me di la vuelta en la cama, algo preocupada.

Era inevitable que cosas así pasaran de vez en cuando. Kakashi era una persona, un ninja, que había pasado por mucho antes de conocerme, y aún cargaba con muchas de esas heridas consigo.

—¿Qué sucedió?

—Un mal sueño —dijo en respuesta, intentando aparentar que no era nada importante.

—¿Fue otra vez el de...?

—Sí.

Era algo que le sucedía recurrentemente. Aunque últimamente había cesado de a poco, aún había momentos dónde cierta pesadilla le acechaba, pero era algo con lo que había aprendido a lidiar con el tiempo. Sus recuerdos, de sus antiguos compañeros de equipo siendo lastimados, muchas veces se deformaba por las noches y los protagonistas de ellos eran intercambiados por las personas que ahora quería.

Había descubierto recientemente, que el más frecuente de ellos era de él atravesando mi pecho, como alguna vez había sucedido con Rin.

—Realmente es difícil verte así —le estreché lentamente, buscando confortarlo aunque sea un poco.

—No quiero hacerte daño.

—Sé que no —suspiré lentamente, intentando no ponerme a llorar yo por los dos—. Pero, aunque quisieras, no podrías. Me tendrás pegada a ti hasta el último de tus días, y no podrás deshacerte de mí. ¿Entiendes eso?

Le volteé a ver, viendo cómo en respuesta de mis palabras, tomaba una de mis manos con las que antes le estaba abrazando y le daba un pequeño beso en la palma, para después apoyarla en su propia mejilla.

—Espero que así sea.

—¡Y así va a ser! —respondí yo, con decisión. Después me di cuenta de que eran como las 4 de la mañana y bajé un poco más la voz—. Tómate más en serio mis palabras. Cuando seas un anciano y no puedas levantarte solo ni para ir al baño, verás que-

—¿Serás tú quién me ayude? —él sonrió y contestó a mi broma.

—¿Qué? Por supuesto que no —suspiré con indignación—. Nos orinaremos juntos, porque aunque soy más joven también soy más floja, entonces... —me detuvo una suave carcajada de su parte, y no pude evitar detener todo lo que estaba pensando para enternecerme con su voz.

—No puedo esperar a que ese día llegue. Aunque, por ahora, disfruto más de ser joven —sonrió, deslizando un poco mi mano para seguirla llenando de pequeños besos.

El sol del amanecer se empezaba a filtrar por un pequeño tragaluz, iluminando de forma casi divina su pequeña sonrisa que se inmiscuía en sus labios, como un pequeño secreto,  y su mirada llena de cariño, que inexplicablemente ahora hacia parte de esos ojos que tanto amaba. Y fue inevitable asegurar en mi mente que no me arrepentía en ninguna decisión que tomé para llegar al lugar donde estaba, y permitirme ser expectadora de tan onírico momento.

—¿Eh? ¿Por qué estás llorando?

—Es solo... Creo que te amo demasiado —confesé, sintiendo mis emociones sobrepasarme de pronto. Él, entonces, con su hermosa sonrisa aún en su rostro, me acercó incluso más a él, para darme ahora un pequeño beso en la mejilla.

—En ese caso, es mi deber regresarlo en mayor medida —pronunció, de forma tan melosa y cursi que me provocó una risa aún cuando estaba ocupada limpiando mis lágrimas—. ¿Te ríes de mis sentimientos? —Kakashi bromeó, alzando una de sus cejas.

—No, solo pienso que eres demasiado perfecto para ser real —reí, estirando mis brazos para volver a rodearlo por el cuello.

Él suspiró, avergonzado, sin saber cómo contestar. Entonces nos mantuvimos en un mutuo silencio, demasiado feliz para ambos, dónde intercambiamos un par de pequeños besos.

—Siento haber arruinado tu mañana de año nuevo —habló él después de un gran rato.

—Solo la has mejorado incluso más, no tienes que preocuparte. Es más, ya ni quiero volver a dormir, ¿ves? —moví los brazos, de arriba a abajo, para indicar que tenía mucha energía. Hasta que le dí un pequeño golpe en la oreja, debido a mi posición, y ambos reímos.

—¿Ah, sí? ¿Y qué quieres hacer? —se deslizó suavemente, hasta acomodarse imponentemente sobre mí.

Mi rostro se quedó petrificado, intentando identificar en qué momento el ánimo había vuelto a cambiar.

—Kakashi, cabrón, aún estoy llorando, espérame tantito.

—Amo cuando me llamas cabrón.

—¡Kakashiiiii-!

(...)

¿Qué les pareció?

Nada que decir de mi parte. Yo andaba llorando imaginando a Kakashi teniendo pesadillas en la época dónde vivía solito:c

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