Cinco


Era un día tranquilo para Hiruzen, demasiado. Ningún niño impertinente se había presentado a su oficina durante toda la mañana, algo que raramente sucedía.

—¡¿Por qué estoy en ese equipo, Hiruzen?! —entré enojada a su oficina.

"Era" un día tranquilo...

En cuanto tuve una oportunidad (en el almuerzo), escapé inmediatamente de la academia. Aunque ahora debería estar conviviendo con "mi" equipo.

—Te he dicho que toques la puerta —suspiró con pesadez. En la habitación se encontraban más personas, los maestros jounin.

—¡Ese no es el asunto! —exclamé, mientras, con la palma de mi mano golpee su escritorio, sin importar las demás personas.

—¡Hey, más respeto, estás hablando con el Hokage-sama! —gritó Kurenai.

—Guarda silencio, Kurenai —la miré iracunda, transmitiendo toda la frustración que en ese momento sentía. Estaba enojada, muy enojada. Todo éste tiempo me he estado estresando intentando pasar desapercibida, para que al final se les ocurra ponerme justo en ese equipo—. Háganme el favor de salir de la oficina, tengo algo que hablar con el Hokage —hablé a todos los presentes, en mi voz se notaba mi irritación.

—¡No tienes el derecho de hablarnos así, niña! —exclamó resentida Kurenai.

—Por favor, déjenme hablar un poco con ella —pidió amablemente Hiruzen. "¿Que esperas? Lárgate" decía mi mirada, acompañada de alguna clase de sonrisa impaciente.

Después de que todos dejaron la oficina (Aunque Kurenai a duras penas, prácticamente arrastrada por Asuma), encaré a Hiruzen, cruzando los brazos frente a su escritorio.

—¿Y bien? ¿Por qué estoy en ese equipo? —le pregunté, aún más impaciente. El aclaró su garganta.

—Mira, los equipos en realidad no se crean del todo balanceados —empezó a explicar, yo cada vez me impacientaba aun más, necesitaba una explicación. Sentía como si lo que había hecho todos estos meses se había ido a la basura.

—Si, sí, lo sé; crean grupos especializados. ¿Qué tiene que ver eso conmigo? —mi pie derecho empezó a repiquetear en el suelo.

—Bueno, tus compañeros como sabrás, son Naruto Uzumaki, el jinchuriki del Kyuubi; y Sasuke Uchiha, el último miembro del clan Uchiha, portador del sharingan.

—Mm-hmm —contesté en un monosílabo, intentando calmarme un poco para poder pensar de forma más racional. Él prosiguió.

—Dado tu origen, encajas perfectamente en ese equipo.

—¡Pero se supone que debo pasar desapercibida! Es lo que he estado haciendo todo éste tiempo, ¿o fue completamente en vano?

—Desgraciadamente, como no hay una forma con la cual puedas volver, y no estamos seguros de si algún día existirá, lo mejor para tí es integrarte completamente a la aldea. Eso incluye el unirte a un equipo y, ya que yo soy el Hokage, decidí que lo mejor para la aldea es integrarte a ese equipo.

Sus palabras me cayeron como un balde con agua fría. Si me veo en la necesidad de quedarme por el resto de mi vida aquí, es cierto que lo mejor sería integrarme a un equipo, dado que no me puedo quedar en la academia por siempre. Pero no se supone que deba quedar en ese equipo, yo estoy ocupando el lugar de alguien más, que es indispensable para que historia siga su curso.

—¿Y Sakura? ¿Qué sucedió con ella?

—Ah, ella quedó en otro equipo. A decir verdad, es una alumna muy inteligente, considero que puede llegar a ser una buena kunoichi —me respondió.

—Se supone que ella debió haber quedado en el equipo siete —afirmé, mi rostro se encontraba completamente serio.

—Lo hubiera considerado, pero tú eres mejor opción para integrar en ese equipo. No podrás hacer nada para cambiar mi desición —suspiré.

—Está bien —hablé resignada—. Pero déjeme decirle, la historia se verá radicalmente cambiada.

Y salí de la oficina, sin siquiera esperar a que me conteste.

🍥

—¡¿Cómo es posible que nuestro maestro sea el único que llegue tarde, dattebayo?! —escuché del otro lado de la puerta, después, sentí un golpe en mi frente, apenas permitiendome quedar de pie. Por el contrario, la persona contra la que me golpee cayó de sentón al suelo—. ¡Duele! —se quejó Naruto desde el suelo, sobando su adolorida frente. Había abierto la puerta repentinamente, chocando contra mí, que me encontraba por entrar al salón—. ¡¿Quién eres tú?! —me preguntó una vez que se incorporó, apuntandome directamente con su dedo índice.

Antes de contestar, eché un vistazo dentro de la habitación. En ella, solamente se encontraba Sasuke, indiferente a nuestras presencias, todos los demás ya se han de haber ido con sus respectivos maestros.

—Soy Verónica... Sarutobi —me presenté, todavía sin acostumbrarme a ese apellido—, y al parecer estoy en su equipo —hablé, aparentando nerviosismo.

A decir verdad, si no estaba acostumbrada a utilizar el apellido de Hiruzen, mucho menos estaba acostumbrada a hablar cara a cara con un personaje ficticio y que éste me conteste como si fuera lo más normal del mundo. Si bien ocasionalmente hablaba con Hiruzen (casi todo el tiempo, a decir verdad, dado que es el único que sabe mi origen y edad), no lo miraba tan surrealista, dado que no sale mucho en el anime, sin embargo, hablar con el protagonista cambia por completo las cosas.

—¡Yo soy Naruto Uzumaki y seré el próximo Hokage, dattebayo! —hablaba de forma imperativa e infantil, tal cual como en el anime. Sasuke bufó.

—Cállense —espetó de forma tajante. Iba a responderle de una manera no muy apropiada para alguien de la edad que aparento, pero la risa de Naruto me distrajo. Él ya estaba acomodando el borrador sobre la puerta, ignorando el comentario de Sasuke.

—Eso le pasa por llegar tarde —soltó unas risas al bajar de la silla.

—Hmp. Nuestro maestro es un jounin, un ninja de élite, ¿crees que caerá con eso?

—¿Entonces por qué no piensas en algo mejor, Sasuke-kun? —lo último lo dije con tono burlón. Su seño fruncido se remarcó.

—Tengo mejores cosas que hacer, como para perder el tiempo con ustedes.

—De hecho, no tienes nada que hacer hasta que Kak... nuestro maestro, llegue —le comenté con clara ironía—. ¿No será que te da miedo, eh? —le piqué justo en su orgullo.

Una vena saltó de su frente, se levantó enojado de su asiento, dispuesto a contestarme de alguna manera, pero el sonido de la puerta nos interrumpió.

—¡Le dí, cayó redondito! —Naruto estalló en risas, mientras yo no pude evitar sonreír, Sasuke volteó enfurruñado hacía otro lado.

—¿Cómo se los planteo...? Mi primera impresión de este grupo—se acarició la barbilla, aparentando buscar las palabras correctas para hablar. Yo solté un suspiro, previniendo lo que diría—: son una bola de idiotas.

Tal vez (y sólo tal vez), después de todo no sea tan malo pasar aquí un tiempo.

🍜

¡Ya es jueves, yeiii!

En realidad, ésta historia ya tengo muchas escenas planeadas, pero no las he escrito 😅

Algo destacable de ésta protagonista (a comparación de la de mi otro libro), es que es bastante tranquila y seria, bueno, hasta que entra más en confianza con la persona (Como con Hiruzen, pobre). Aunque también, en ocasiones, es un poco sarcástica y obstinada (algo de lo que está consiente y acepta).

También iba a decir, que es probable que incluya algunos rellenos antes de lo del país de las olas (Lo de Sukea kdnsisvf).

Y eso es todo, si les gustó comenten y voten.

El próximo capítulo se lo dedico a la persona que responda bien:

¿Cual es la mitad de 2 más 2?

Hasta la próxima, bye, bye~

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top