Capítulo 13: Cheerleader


—¡La cuenta por favor!

El camarero asintió ante la petición de Nikki en cuanto la escuchó y ella aplaudió tras su respuesta, rodando los ojos hacia arriba con una sarcástica sonrisa. Negué con la cabeza conteniendo la risa y apoyo el dedo índice sobre mis labios la mandé a callar.

—Llevamos diez minutos para que nos traigan la maldita cuenta —replica Nikki poniéndome un puchero adorable y negué con la cabeza como signo de desaprobación, con ésta bien arriba.

—¿Estás así por eso o por tener que ir a ver las pruebas de animadoras? —pregunte moviendo la ceja derecha de forma sugestiva. Nikki soltó un gruñido y una risa sonora que hizo que la gente se girara hacia nosotras.

—Odio cuando mueves así la ceja, ¡yo no sé!

Trata de mover una de sus cejas dejando la otra quieta. Comencé a reír de nuevo sin importar lo que dijeran o miraran los demás. ¡Nikki era todo un personaje! En el mejor de los sentidos, claro está. Tras unos minutos de puras carcajadas, ciertos dolores en las mejillas y en la barriga paramos y tratamos de ponernos serias, cosa que acabo otra vez en risas

—Es que sabes que no me caen muy bien.

—A mí tampoco, ¿vale? Pero sé que a Chloe le hace ilusión y a veces hay segundas... ¿oportunidades? —Pongo mi cara más adorable y pestañeo repetidas veces con mi mejor sonrisa, llevándome la frase de lo que estaba siendo una afirmación a una pregunta retórica.

Conocía a Chloe muy bien, y a pesar de que hubiera cosas que habían cambiado bastante —su personalidad, por ejemplo— hay aspectos que no cambian nunca. Chloe pide a gritos atención, de manera sana, pero nunca la escuchan. Son gritos silenciosos, siempre ha sido así. Trata de no parecer ruda o interesada pidiéndote las cosas, pero detrás siempre hay un único interés: atención. No digo que sea algo malo, un aspecto negativo de su personalidad, todo depende de como sepas llevarlo. De pequeñas no había ningún problema, a penas se notaba, sobre todo porque ambas nos dábamos toda la atención del mundo, pero pasaba con otros niños. Cabe la remota posibilidad, y que es más bien muy probable, de que se haya dejado llevar un poquito por ello y al final la grite a los cuatro vientos, de forma metafórica pero muy directamente, como pasó con Mark en la fiesta de los Jones.

Nikki no odiaba a ninguna de ellas, ella no odia, pero prefiere mantener distancia. Y la entiendo. Muchas, como Chloe, son manipuladas por una cabecilla, y me huelo de lejos quien puede ser.

No, no es Amber, aunque cuadraría muy bien en el papel, ¿verdad?

Me sorprendió no verla en ninguna de las fotos de animadoras de estos último años, pensé que sería miembro del equipo, pero para mi sorpresa no participa en ningún club deportivo. Por otro lado, no me extraña, sus padres aportan mucho al instituto, o eso me dijo Tyler, y no tienen muchas complicaciones.

—¿Al final que pasó con tu bicicleta? —pregunta dejándose caer sobre su mano, mirándome con atención.

—No sé... Esta mañana me ha traído mi madre, pero no quiero depender de ella, tampoco puede llegar tarde cada día.

—Te podemos llevar nosotros si quieres, no se porque no nos lo has pedido nunca. Admite que el coche de mi hermano es mucho mejor que tu bicicleta —dice abriendo los ojos de par en par, acomodándose de nuevo en su sillón.

—Me gusta ir en bicicleta —refunfuño y pongo los ojos en blanco—. La rueda se rompió bien, el taller que hay cerca de casa esta semana no abre, la semana que viene la llevaré. El freno va duro y tiene algún que otro rasguño, ya que la llevo le pediré que me la dejen como nueva —añado finalmente junto a un suspiro, desviando mi mirada hacia el camarero que estaba esperando a que pagáramos.

Desde que mis padres me regalaron la bicicleta he tenido pocos porrazos, pero cuando me he dado un golpe... ha sido digno de enmarcarse y guardar en la memoria. El verano pasado yo y Meghan nos dirigíamos a la playa, se subió detrás y yo llevaba el mando, solía controlar más el camino —y la bicicleta—. Sí que es verdad que íbamos algo cargadas, pero nunca había supuesto ningún problema. Como siempre Meghan iba quejándose, esa vez de que iba muy cargada con la bolsa de playa y el flotador gigante. Teníamos que traspasar una gran pendiente como atajo, la cadena se soltó y bajamos cuesta abajo gritando y con cero control, ¡era un escándalo! Finalmente, casi a punto de reventar el freno, pudimos parar rozando nuestras Converse contra el suelo parando enfrente de un árbol. Destrozamos las bambas pero nosotras acabamos intactas y totalmente completas.

—¡Que tengáis un buen día!

—Gracias Greg —me despedí.

Greg era el camarero, siempre que íbamos a Lolita nos atendía y era extremadamente amable con nosotras. Lolita estaba tan solo a unos diez minutos andando del instituto y era un sitio precioso y tranquilo, a penas iba gente y no entendía el por qué, pero así ya me iba bien, era mi pequeño lugar de escape.

—¿Qué hora es? —pregunto frunciendo el ceño, no tenía batería y había perdido la noción del tiempo

—Cinco... cuarenta y cinco.

—¡Nikki! —Me mira perpleja y sacudo la cabeza—. ¡Teníamos que estar allí a y media!

—Ups, se me olvidó... Culpa de Greg por tardar tanto en traer la cuenta —dice rotando los ojos de un lado al otro mordiéndose las uñas. Mal hábito. Le cojo la mano y la atraigo hacia mí apresurando el paso.

Sí, el instituto estaba relativamente muy cerca, pero si llegaba y Chloe ya había pasado tanta prisa sería inútil. O peor aún, pensar que hemos corrido para llegar y que ya hayan acabado, ¡yo no corro por nada!

Le preguntamos a los chicos si querían venirse. Bueno, mejor dicho, Nikki les preguntó, pero tenían entreno hasta las seis los miércoles, así que era imposible. En realidad fue un fastidio, hubiese sido muy cómico oír sus comentarios y estar con ellos aquí, pero tendríamos que sobrevivir juntas a la tarde.

En menos de diez minutos ya estábamos en el instituto, lo rodeamos por la derecha hasta llegar al gimnasio y entramos. Nada más acercarte ya se escuchaban gritos y aplausos entre gruñidos y resoples, junto a la música moderna que tenían puesta a volumen máximo, y en cuanto entrabas no era menos de lo que imaginabas. No me esperaba las gradas llenas, pero había bastante gente mirando. Si fuera a audicionar ver a toda esa gente aquí me pondría de los nervios, quiero decir, ¡es sólo una prueba! ¿Hace falta que toda esa gente vea si haces el ridículo?

Subimos las gradas hasta llegar a la segunda fila empezando por lo más alto, desde aquí a parte de las chicas que adicionaban podríamos ver todo el panorama del gimnasio, y eso no tenía precio. Nos deslizamos por el banco hasta llegar a la mitad.

Llegamos justo a tiempo, solo dos chicas habían hecho las pruebas, y por lo visto ninguna había estado al "nivel" que las animadores de los Linces pedían. Ambas estaban sentadas en un banco donde sobre él había colocado un cartel que ponía "ELIMINADAS", ¿de verdad hacía falta esa "humillación" hacia ellas?

Saqué un tupper de mi bolso con cuidado que contenía unas... ¿veinte galletas? Ayer al volver de el instituto necesitaba despejar mi mente, y no se me ocurrió mejor forma que esta. Son galletas con pedacitos de chocolate. Era la tercera vez que hacia esta receta, y llevaba casi dos meses sin cocinarlas, así que era todo un reto para una cocinera relativamente novata en galletas como yo.

—Uf, eres mi salvación, ¡tus galletas van a alegrar mi tarde!

—Las hice ayer cuando llegue a casa, así que aún estarán tiernas. No he hecho muchas de estas por lo que quizás tenga que perfeccionar el...

Nikki me interrumpe poniendo su mano izquierda sobre mi cara, tapando mi boca. Frunzo el ceño y la observo atentamente. Comienza a saborear la galleta, su rostro no tenía ninguna expresión clara, cosa que me ponía de lo más nerviosa. Al cocinar necesito perfección, que mis postres sean tan buenos que le gusten a todo el mundo. Si no lo están, las críticas constructivas son bienvenidas para que la próxima vez si lo estén. Hasta que no acaba de comer toda la galleta no comienza a hablar, quita poco a poco la mano de mi rostro y pone una expresión seria.

—¡Están alucinantes! —chilla. Suelto un suspiro aliviador en cuanto la oigo decir eso y una gran sonrisa se insinúa en mi rostro—. Solo quería poner un poco de tensión y presión en el ambiente. No me esperaba menos, siempre te luces.

—Yo también previne que mucho rato aquí podría ser un poco aburrido, ¿qué mejor solución que pasarlo comiendo galletas?

—Ninguna —asintió emocionada, llevándose otra a la boca.

Faltaban varias chicas hasta llegar a Chloe, la que al verme en las gradas me saludó agitando las manos en signo de salutación y nos dedicó una sonrisa. Recorrí el gimnasio de un rápido vistazo, poca gente me sonaba a pesar de que seguramente la mayoría iban a mi instituto. Divise algunas chicas y chicos de nuestro curso y a las chicas de clase de cocina más abajo. Como era de suponer, la capitana de las animadoras estaba sentada frente a una mesa junto a otras dos chicas, ambas a sus lados, y de pie la entrenadora. A ella se la veía dulce, se notaba que era la entrenadora, animaba a cada chica que se presentaba a dar lo mejor de ellas, mientras que la Rachel solo se disponía a poner malas caras. No se como la pudieron nombrar capitana. Sí, seguramente sería buena, ¿pero acaso no se necesitan una serie de valores para serlo?

—¿Cómo fue en cocina? ¿Triunfaste?

—Bueno... Me lo pasé bien. La gente no parece muy interesada, pero me entendí muy bien con la señora Perkins y empezaremos por postres así que estoy emocionadísima —explico con especial énfasis.

—¿Algún chico guapo...?

—¡No me fijo en eso! Pero sin tener nada que ver con ese tema, no te emociones, sí pasó algo raro.

En ese momento Simon me había venido a la mente, no le había visto nunca por el instituto, tampoco me habían hablado de él y físicamente parecía un par de años más grande que yo. A demás, antes de irse me preguntó de nuevo mi nombre para asegurarse si era verdaderamente Kate Campbell, ¿de qué podía conocerme? Absolutamente de nada.

Le conté a Nikki todo sobre la pasada tarde, más bien sobre la clase de cocina, no sobre Jake, aún no estaba preparada para contárselo a alguien, aunque... ¿Había algo que contar? Mientras las chicas continuaban pasando le conté sobre Simon, sobre Owen y los demás, Nikki decía que Owen le sonaba, pero ahora no caía en ninguno, cosa más rara aún, pues ella tiene de todo menos memoria de pez.

—Tal vez quería asegurarse de tu nombre para poder encontrarte en el instituto... —dice Nikki con voz pícara, dándome un empujoncito en el hombro.

—No seas tonta, además, el día ya a pasado, y no estoy para esas cosas... —me defiendo cruzándome de brazos y dándole con el codo en el brazo amistosamente, rodando los ojos de un lado del gimnasio a otro. 

Nuestra charla se vio interrumpida por la injusta escena que se estaba llevando a cabo en la pista. Una chica acababa de actuar, era muy blanca de piel y tenía una cabellera negra, hizo una de las actuaciones más alucinantes de la tarde sin duda alguna, y a pesar de que ciertas personas creyeran que no lo conseguirían por su peso su salto de doble giro nos dejo a todos impresionados. Nikki y yo nos levantamos y aplaudimos repetidas veces acompañándolo con gritos de ánimo.

Esa chica se merecía entrar en el equipo, le daba muchas vueltas a la mitad de las chicas que querían entrar, y que ya estaban en el equipo. ¿Qué paso? Sí, exacto. Rachel dejó a las puertas del equipo a una de las chicas que les hubiera salvado sus ridículos bailecitos. ¿Quién lo evito? Nadie. Tenía dos chicas al lado que junto a ella hacían de jurado y ninguna dijo nada a pesar de haberse quedado impresionadas al igual que nosotras. Rachel era muy superficial, y se notaba en todo lo que hacía.

Nikki abuchea y yo la imito, un par de abucheos se oyen desde el otro lado del gimnasio y Rachel se vuelve loca ladeando la cabeza de un lado a otro buscando su procedencia.

—No soporto a Rachel, ¡es que es insoportablemente insoportable! —rechista Nikki tratando de tranquilizarse.

—Cuando quiere llega a ser muy irritante.

—¿Cuándo quiere? —pregunta incrédula—. Mira esa pobre chica, lo ha hecho genial, ¿y qué? ¿Por ser "gordita" no la dejan? Venga va, si han aceptado a Melisa y no sabe ni hacer la rueda.

Comienzo a reír por el comentario de Nikki y la miro enorgullecida de la amiga que tengo. Cuando la oigo hablar así me vienen los recuerdos de cuando era más pequeña y a penas hablaba con los demás, cuando lo hacía se reían, en realidad había una joya bajo ese pequeño cuerpecillo de niña de once años.

No podía estar más de acuerdo con ella, y lo peor es que las demás permitían que lo hiciera, sabiendo que el daño que podía causar.

—Mira, la siguiente es Chloe —me avisa Nikki señalándola desde lo lejos, de un leve manotazo le bajo la mano.

—Eso queda maleducado —río tratando de justificarme.

La chica anterior había dejado el listón muy alto, pero sabía de sobras que lo conseguiría igualar. Chloe siempre había sido buena en estas cosas, de pequeña competía en gimnasia artística y se le daba muy bien, recuerdo intentar hacer el pino ella aguantándome las piernas en alto y caer inútilmente.

Sí, un caos desde que tengo uso de la razón.

Su actuación es otro diamante en bruto, tenía años de experiencia y se notaba en la pista, los vuelos, las ruedas, giros y saltos necesarios clavados; era triste que a ella si la fueran a aceptar por su físico, y a otras personas no. Sin embargo, se merecía ese puesto

El gimnasio se llena de aplausos, con ellos el mío, y esa mira enorgullecida de su propio trabajo. No era para menos, queda seleccionada con otras siete chicas para la fase final. Una chica peli naranja sale para recrear una coreografía y las candidatas tienen que seguirla. Al principio me suena de algo, sabía que había visto a alguna vez a esa chica, pero no caí hasta que divisé a Ashton gritando entre la multitud y aplaudiendo de pie en primera fila: era la chica de Pandora's. lar a carcajadas, cosa que hace que Ashton se de cuenta de nuestra presencia.

En cuanto Nikki tiene a pocos metros a Ashton, el cual subía escaleras arriba hasta llegar a nosotras no tarda en hablarle tratando de contener la risa.

—¿Tú no tenías...? —pregunta entrecerrando un ojo moviendo las cejas de forma sugestiva.

—¿Entreno? ¿Olvidabais que soy la mascota? Mis entrenos son sentarme en el banquillo a comer perritos calientes mientras veo a todos sudar como cerdos —admite riéndose. Nos hacemos a un lado deslizándonos por la grada y le dejamos un sitio a mi costado—. Anda, aquí hay uno. —Saca la mano del bolsillo con suavidad con restos de perrito caliente y untado de ketchup.

—Más bien lo que queda de él —digo haciendo una arcada, Nikki imita mi gesto y éste se repite cuando Ashton se lleva el perrito caliente a la boca. 

—A saber cuántos días lleva ahí... —musita Nikki tratando de aguantar la risa.

—¿Qué?

Ashton sí que era un caso perdido. Y tanto que lo era.

Dejamos de prestarle atención a Ashton y nuestra atención la roba la pista de nuevo, pero esta vez para saber el resultado de las pruebas. Rachel comienza a decir mentiras, frases de consolación un tanto frases entre otras cosas, ese es uno de sus deberes como capitana, pero no sonaba nada empática y amable. Cero. La cosa se resumía en que de esas ocho solo cuatro entrarían en el equipo. Todas estaban nerviosas, incluso Chloe, la que fingia muy bien.

—Finalmente y dando por terminadas las pruebas 2018 felicitaciones para: Amanda Boxwell, Chloe Clayton, Amy Mease y Melisa Moretz —anuncia Rachel alzándose en pie y comenzando a aplaudir con una gran sonrisa.

Aplaudo acompañando al resto del gimnasio junto a mis amigos y le dedico una sonrisa a Chloe, la que imita mi gesto al verme y se da media vuelta para abrazar a sus compañeras dando pequeñas saltitos de alegría y agitando las manos con emoción. Se no taba desde lejos la ilusión que les hacía ganar ese puesto, y eso era lo más gratificante de ver las pruebas de cualquier deporte.

La multitud comienza a salir con empujones y sin piedad del gimnasio, eso más que un instituto era plena guerra, y nosotros no íbamos a ser menos. En el momento en que conseguimos salir desviamos el camino rodeando los vestidores de los jugadores tomando un pequeño atajo, y como era de suponer no había nadie y no hacía falta ir con prisas. Ashton saca una manzana de su bolsillo y comienza a morderla.

Comienzo a creer que el bolsillo de Ashton es el bolsillo mágico de Doraemon, pero prefiero no saber de donde vienen esas cosas ni cuanto tiempo llevan allí. Repugnante.

—¿Adónde vamos ahora? —pregunto esbozando una sonrisa hacia Nikki y Ashton.

—¿Qué os parece si vamos a tomar algo? La cafetería está abierta.

Mi cuerpo comienza a temblar, tanto por la idea de ir a la cafetería y por el hecho de que sea Tyler quien lo haya propuesto. Tendió el brazo sobre mi hombro y esbozaba una gran sonrisa mirándome risueño. Se notaba que acababa de salir de entreno, pero no parecía agotado o mínimamente cansado, más bien lleno de energía. Su pelo estaba completamente mojado y unos mechones le caían a los lados haciéndole muy, muy sexy; sobre todo por la camiseta ceñida al abdomen que...

Kate, ya tienes suficiente con lo tuyo, céntrate.

—Sí, claro, ¿porqué no? —respondí mordiéndome el labio, traté de sonar lo más cómoda y normal posible pero no estaba segura e haberlo conseguido, al menos Tyler sí se lo había tragado.

—Pues vamos para allá pienso zamparme uno de esos grandes bocatas que hace Ben, ¡estoy hambriento!

Un gran suspiro liberador relaja mi cuerpo tras oír las palabras de Chad, aunque otra parte de mi hubiera deseado que Jake estuviera hoy en la cafetería. Sin embargo, si lo piensas bien, ir con los chicos no me hubiera dejado lugar a ningún tipo de conversación con Jake, así que era lo mejor. 

Yo también quería desesperadamente un bocata, de Ben, a pesar de haberme comido diez galletas un cuarto de hora antes.

Retrocedo un par de pasos hacia atrás y agarro a Nikki del brazo, echándola hacia atrás dejando a los chicos delante. Nikki necesitaba hacer acto de presencia en este momento. Tuve que pestañear repetidamente para asegurarme de si estaba viendo con claridad.

—Era Simon —confieso mirando hacia el otro lado del patio señalando hacia su dirección.

—¿Quién?

—Ese —Le repito la localización pero había desaparecido de mi campo de visión y no había ni rastro de él—. Joder, se ha ido.

—Siento no poder ayudarte amiga, a ver si van a ser imaginaciones tuyas...

—Te prometo que era él —le aseguro ofreciendo mi dedo meñique en signo de promesa, igual que en la infancia solía hacer. Repite mi gesto y esboza una sonrisa.

—Te creo, ahora vamos que nos estamos quedando atrás —insiste llevándome tras de ella.

Hecho un último vistazo mientras Nikki me lleva arrastras, pero ni rastro de Simon. Juraría que era él, ¿pero que hacía aquí a estas horas?

La cafetería estaba desierta salvo por dos chicos de primer curso, lo que me hace pensar lo tremendamente aburrido que tiene que ser trabajar aquí por las tardes, sobre todo por la poca motivación que debe aportar el salario. Un chico alto y grande aparece tras la barra, había dejado un par de botellas bajo ésta y en cuanto nos ve nos saluda emocionado. Trevor, Ashton y los demás corren hacia él dejándonos a nosotras al final, me limito a sonreir educadamente y ponerme tras ellos.

—¡Cuánto tiempo tío! —gritan los chicos dándole unas palmadas en la espalda.

—Ya ves, he estado por Alemania y no veas... —dice Ben con orgullo. Comienza a explicar todas las borracheras que había pillado bebiendo cerveza hasta que deja de hablar creando un silencio y rodando los ojos hacia mí— ¿Quién es vuestra amiga? —pregunta dejando de reír al darse cuenta de mi presencia.

—Ella es Kate —Me presenta Ashton rodeándome con su brazo esbozando una graciosa sonrisa.

¿Qué manía tienen todos los chicos con hacer eso?

—¿Kate Campbell? —Su expresión es sorprendida, pero no podía igualar la mía, ¿Cómo podía saber mi apellido si no nos habíamos visto jamás?

—¿Cómo sabes...?

—Tranquila, no soy ningún acosador, pero aquí se sabe todo... —Ben arrastra las palabras y todos comienzan a reír menos, pero a pesar de que había sido un momento incomodo finjo una carcajada.

Dejamos a Chad y Ashton hablando por Ben y nos sentamos los demás en una mesa esperando nuestros bocatas y bebidas. Comenzamos a explicarles a los chicos la prueba de animadoras y ellos nos acompañan con anécdotas de otros años. Entre Tyler y yo se podía notar la tensión cuando el nombre de Rachel aparecía en la conversación, pero era difícil que fuera de otra forma si cada vez que la nombraban mantenía la mirada fija en cada movimiento que hacía. Me distraigo evitándola con el teléfono móvil y en cuanto oigo hablar a Nikki sobre las matemáticas mi cerebro reacciona para reincorporarme a la conversación: aún no sé hacer nada. 

Kate, espabila o suspenderás.

—A demás, estoy agobiadísima. Viernes examen de matemáticas, ¡y adivinar quién no se sabe nada! —pregunta retóricamente esbozando una falsa sonrisa—. Yo. —Se señala poniendo un puchero y asiento con desesperación.

—Bueno, yo le ofrecí mi ayuda a Kate, aún no me ha dado una respuesta, pero podría...

—¿Kate Campbell porqué no me dijiste nada? ¡Es perfecto!

—No, no, tranquilos. El próximos quizás, este lo llevo sorprendentemente bien —miento manteniendo mi postura firme. Por un momento desvío la mirada hacia mi nariz para ver si de verdad la arrugaba al mentir. Jake me conocía jodidamente bien.

—Bueno, como prefiráis. A unas malas el día se os alegrara por la tarde... —Ambas le miramos perplejas mientras él sonreía despampanante, incluso Ashton que llegaba con los bocatas frunce el ceño confuso—. ¡Primer partido de la temporada chavales! Tengo muchas ganas de este viernes, ¡lo vamos a petar! —exclama chocándole la mano a Chad con orgullo—. Vendrás, quiero decir, vendréis, ¿verdad?

—Claro, allí estaremos —contesta Nikki rápidamente cogiéndome la mano desde el otro lado de la mesa.

Frunzo el ceño mirándola insegura, pero acepto la propuesta, ¿por qué no? Parecía un plan perfecto para pasar la tarde y no podía estropearse. Bueno, eso creía yo, ¿nadie se ha dado cuenta de que mi toma de decisiones no es especialmente la de una persona con suerte?

—Por cierto, el bocata sí que está muy bueno —admito.

Al hablar me doy cuenta de que lo estaba haciendo con la boca llena, cosa que dificultaba que se me entendiera, pero qué más daba, lo mucho que estaba disfrutando de mi bocata de tortilla no me lo quitaba nadie. Al verme todos comienzan a reír y yo me junto a ellos estallando a carcajadas. Definitivamente mi tarde había quedado completamente arreglada del todo y no podía estar e otro sitio mejor que donde estaba en este preciso momento. Con ellos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top