Capitulo 7

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

La mansión Hyuga se hallaba en un continuó vaivén, debido a los preparativos para esa noche en la cual se anunciaría oficialmente el compromiso de Hinata y Madara. Las personas mas allegadas a la mayor de las hermanas, asistieron con la intención de brindarle apoyo a la joven.

La chica ni siquiera pensó en hacer algo para reunir a la familia y pensaba que sólo estarían, sus tíos, Madara y ella, no obstante, se había equivocado. Realmente no le importaba, dado que se sentía muy feliz, incluso en medio del dolor por el rechazo de su familia.

—Te dejaré tan deslumbrante, que tu futuro marido quedará aún mas enamorado de ti—la ojiperla sonrió con el comentario de Ino. Ella era un gran soporte y agradecía una y mil veces tenerla a su lado—¿acaso lo dudas?—la rubia también sonrió y se llevó la mano a la barbilla pensando en el vestido que la Hyuga debía usar esa noche. La misma Ino, le llevó diferentes modelos que eligió antes de ir a verla. La idea era comprar sólo uno, pero no lograba decidirse y viendo que estaban en liquidación, aprovechó llevándose cuatro por el precio de uno.

—No, sólo pensaba en lo mucho que te debo... eres la mejor amiga y siento que te extrañare cuando me marche de aquí—el ambiente de risas se esfumó y ahora se volvió nostálgico.

—Basta, me harás llorar y no estoy aquí para eso—la rubia se negó a llorar en un día tan importante para la Hyuga—además, no me importa si lo quieren o no, yo ire a visitarte cada vez que pueda—advirtió volviendo a sonreír.

—Eso esperó, de lo contrario, pensaré que te olvidaste de mi—la rubia negó con la cabeza y optó por terminar el maquillaje de su amiga. Después, escogió el vestido mas lindo de los que compró, e instó a la morena a que se lo pusiera.

—Anda, date prisa, no quieres hacer esperar a su salvador ¿o si?

—No, de hecho, Madara odia la impuntualidad—declaró pensando en él y en lo mucho que lo amaba.

—Entonces se parecen en algo—soltó Ino, sabiendo que Hinata era extremadamente puntual—ya que ustedes dos son muy diferentes—la rubia lo pensó por unos momentos y de pronto algo llegó a sus pensamientos—Es curioso, eso mismo pensaba de Sasuke y tú... incluso si lo piensas bien, se puede decir que ellos dos se parecen mucho y no me refiero al carácter, en realidad, tienen muchas similitudes en la apariencia.

—También lo he pensado, la sonrisa, los gestos y hasta el tono de molestia que tiene Madara, se asemejan mucho a Sasuke—declaró la ojiperla.

—Algo loco ¿no crees? Me refiero a que no tendría sentido, pues ni siquiera son familiares, de lo contrario, no habría ningún motivo por el que Sasuke nunca mencionará tener como familia al millonario empresario experto en joyas y no sólo a él, también está Obito y el hermano menor de Madara, al que aún no conocemos.

—Así es, Sasuke sólo mencionó que tenía un hermano mayor—aclaró la morena—entonces el parecido físico debe ser mera coincidencia y eso fue lo que terminó atrayéndome de él—se dijo mas para ella que para su amiga, puesto que apenas conoció a Madara y le trajo el mismo cosquilleo que sentía con Sasuke, sin embargo, mientras que Sasuke nunca avanzó, Madara lo hizo a pasos agigantados, terminando por robarle el corazón.

—¿Puedo pasar?—Natsu entró a la recámara y elogió la apariencia de la morena—Te vez preciosa Hina—la acarició de las mejillas y sonrió complacida.

—Gracias tía—la joven se puso melancólica, ya que esa mujer fue siempre amable con ella.

—¡Oh!—Natsu recordó porque estaba ahí—Tu futuro esposo ya llegó con su sobrino y te espera en la sala—la ojiperla se sobresaltó y miró hacia el reloj en la pared.

—¡Vaya que es impaciente!—soltó Ino—Aún faltan diez minutos para la hora pactada y no pudo esperar... eso va mas allá de la puntualidad—se quejó negando con la cabeza, haciendo reír a las otras féminas.

—Él es muy correcto, debió tener sus motivos—lo defendió Hinata mientras bajaban los escalones y veían a las personas ya reunidas en la mansión.

—Linda señorita, confieso que nos tomó por sorpresa tu repentina boda—Kushina se acercó a ella y le dio un abrazo—pero debo decir, que me da mucho gusto saber que formarás tu propia familia al lado de un buen hombre—ambas miraron en dirección a Madara, quien intentaba avanzar hacia ella. Hinata saludo a todos los invitados, quedándose mas tiempo con Inoichi.

—Te deseó toda la felicidad que te mereces hija—ese deseo hizo que la morena quisiera llorar de agradecimiento—y si él no es lo que esperabas, no dudes en pedir mi ayuda, sabes que te quiero como a una hija y como lo haría con Ino, también daría la cara por ti—Madara se aclaró la garganta sintiéndose incómodo con la conversación que alcanzó a escuchar—Felicidades a usted también señor Uchiha... se lleva a una gran mujer y espero que la valore.

—De eso no tenga dudas—replicó el azabache, tomando a su prometida de la cintura para acercarla a él.

—Entonces me quedó mas tranquilo—el Yamanaka se despidió de ellos dejándolos a solas, aunque no por mucho tiempo, dado que Obito se acercó a ellos sosteniendo un plato con dangos y Hizashi tomó la palabra.

—Antes que nada, queremos agradecer su presencia esta noche—su mirada se dirigió con tristeza hacia su sobrina mayor y ella apretó más la gran mano del azabache—Como ya saben, Hinata comenzó su noviazgo con Madara Uchiha y esta noche nos reunimos aquí para anunciar oficialmente su compromiso y la próxima boda que se llevará a cabo en un mes.

—¿Tan pronto?—cuestionó Ko, mirando directamente a Hinata. Él sabía que esa noche se anunciaría el compromiso, sin embargo, creyó que la boda demoraría por lo menos unos seis meses.

—Al parecer, mi hermana tiene mucha prisa por dejarnos—soltó Hanabi fingiendo estar triste. Neji apretó los puños con molestia y se bebió el whiskey que tenía en el vaso.

—Para nosotros, es mucho tiempo—respondió Madara, luego de besar la mano de Hinata.

—Aquí lo importante es que tú seas feliz cariño—añadió Kushina quien fue la primera en darle un maternal abrazo de felicitación.

—Mi mujer tiene razón, ahora ambos formarán un hogar y con suerte, siempre estará rodeado de felicidad... aunque no debemos descartar los malos entendidos, lo importante es tener la sabiduría de lograr solucionarlos de la mejor manera—Madara asintió a lo dicho por Minato, quien luego de abrazar a Hinata, le estrechó la mano a él. El azabache reflexionó ante lo que había escuchado y sintió una punzada de culpabilidad. Esas personas apreciaban mucho a la ojiluna y prácticamente se la estaban encomendando como a una valiosa e invaluable joya.

—Felicidades a ambos—Shizune se acercó junto a Hanabi y los felicitó. Madara la miró con altivez y con un dejé de desprecio. No había olvidado el doloroso llanto de Hinata tras las crueles palabras que le dijo esa mujer.

—Gracias tía y gracias a ti también Hanabi—fue lo único que pudo decir Hinata, pues el nudo en la garganta le impedía hablar con claridad.

—No puedo creer que te nos cases tan pronto Hina—Naruto se acercó y sin reparos se colocó entre las Hyuga y su amiga, impidiendo que continuaran poniéndola incómoda. Shizune lanzó un suspiro y se alejó—serás la primera de nosotros en contraer matrimonio—el entusiasmo de Naruto, le permitió a la joven dejar atrás la tristeza que le causaba enfrentar a su familia.

Por otro lado, Madara ya se estaba fastidiando de ese mocoso manoseando a su futura esposa y cuando estaba por quejarse, Obito le dio un codazo.

—La cena esta lista, pasémoos al comedor—anuncio Natsu y después de agradecer a Naruto, la pareja avanzó tomados de la manó. Madara abrió la silla para Hinata, comportándose como un caballero. La mujeres ahí reunidas quedaron encantadas, hasta que terminó la cena y llegó el momento de mirar el anillo que llevaba puesto Hinata.

Ya pasada de tragos, Tsunade fue la primera en hablar—Es extraño que siendo un hombre experto en joyas, hayas optado por una baratija como está—Jiraya comenzó a ahogarse con el trago que bebía y agradeció que no todos hubieran escuchado—Hinata merecía algo mejor, al menos, algo que no fuera una burla.

—Bueno, mi situación económica no es la misma que antes, por lo tanto...—la rubia lo interrumpió y lo miró con sospechas.

—Esa no es una justificación, mas bien, parece que lo hiciste deliberadamente y con toda la intención—Hinata se miró el anillo y se sintió mal por Madara. Él no estaba en una situación buena y no quería que se sintiera humillado.

—Lo importante es que a mí me gustó mucho y no me importa el valor—repuso la ojiperla aligerando la incómoda conversación.

—Así es y si ella es feliz, el precio de la sortija no impedirá que lo sea—añadió Jiraya, tomando el brazo de la fémina, quien no había dejado de ver a Madara de forma retadora—Discúlpenla, ya sabes como es cuando bebe—les dijo a ambos pero dirigiéndose a Hinata.

—No se preocupé—la joven le sonrió y los miró alejarse entre las protestas de la rubia. Madara se maldijo mentalmente por no haber sido mas cuidadoso, debió escuchar a su hermano, pues aunque solo la rubia tuvo el valor de hablar, todas parecieron notar la calidad del anillo, mismo que dejaba una mancha verdosa en el dedo de Hinata, dejando ver que ni siquiera era de buen metal.

La reunión poco a poco terminó y los invitados se marcharon. Hinata los despidió y quedó de reunirse con Ino al día siguiente.

Madara le pidió a Obito que se adelantara y se quedó con la Hyuga frente a la mansión. Ella lo estaba despidiendo y se aferraba a su brazo, sintiéndose cómoda con su calor.

—Será mejor que me des ese anillo, quizás me vendieron algo sin valor—le tomó la mano para quitárselo, pero ella de inmediato retrocedió escondiéndolo tras la espalda, al igual que una niña.

—No quiero otro, este es el anillo que me entregaste cuando me pediste ser tu esposa y es el mismo que llevaré junto al de matrimonio—ella parecía tan sincera, que Madara tuvo dificultades para no caer ante sus mentiras.

—Como quieras—lo dijo con dureza y ella ni siquiera se percató de eso, ya que continuó sonriendo, mientras mantuvo la cabeza recostada sobre el varonil pecho del Uchiha, escuchando los latidos de su corazón.

—¿Sabes? Ya cuento los días que faltan para ser tu esposa... te amo Madara, te amo tanto—la ereccion del Uchiha creció dolorosamente tras escucharla y tenerla tan cerca. Hinata se sobresalto al sentir el movimiento del creciente bulto justo a la altura de su vientre. Se alejó un poco y lo miró sorprendida.

—Si continúas hablando así, deberás responder por tus actos—le digo besándole el cuello—Mira que estoy haciendo un gran esfuerzo por no arrastrarte hasta el hotel y hacerte el amor toda la noche—el Uchiha no mentía y eso era exactamente lo que quería hacerle.

—¡Madara!—lo reprendió apenada y con el rostro extremadamente sonrojado.

—Lo se, debemos comportarnos hasta nuestra noche de bodas—desanimado, le dio un apasionado beso y se despidió de ella. Hinata suspiro y pronto se adentró en la mansión. Pasó rápidamente, evitando encontrarse con su familia y cuando finalmente estaba frente a la puerta de su recámara, se encontró con Neji.

—¡Hina!—la llamó con tristeza.

—Buenas noches Neji—sin más, abrió la puerta y se adentró, evitando cualquier tipo de conversación con el castaño. Eso le dolía mucho, pero no se lo haría fácil, si él no decía lo que a ella le interesaba saber, prefería evitarlo.

[...]

Los días pasaron demasiado rápido para el gusto de Hizashi, Natsu y Ko, dado que después de la pedida de mano de Hinata, cada vez se acercaba más el día en que se alejaría permanentemente de ellos. La joven no era rencorosa, sin embargo, evitó a toda costa quedarse a solas con su tío. La mayor parte del tiempo que llegaron a coincidir, ella se disculpaba recibiendo una importante llamada de la empresa, puesto que necesitaba dejar todo preparado antes de su partida.

La ceremonia sería sencilla, sin embargo, ella pidió una boda religiosa y aunque Madara lo dudó un poco, no tuvo como negarse a complacerla. A pesar de la felicidad que experimentaba por su futura boda, la tristeza la debilitaba, especialmente por las noches, en sus largas horas de insomnio.

Hanabi trataba de acercarse a ella y por primera vez desde que tenía uso de razón, vislumbró un hastío de hipocresía en ella. Quizás después de todo, Ino y los demás tenían razón, su hermana no sentía el mismo amor fraternal que Hinata sentía por ella. Trató de negarse a esa posibilidad, sin embargo, se dedicó a observar su comportamiento para con sus tíos y todo, absolutamente todo indicaba la cruda realidad. No obstante, había algo que no lograba entender ¿porque? ¿Porque Hanabi de pronto parecía estar en su contra? Quizás era por Neji, si, seguramente eso debía ser lo que detonó los celos de Hanabi. Era posible que lo amara tanto y sin proponérselo, terminó culpándola por no ser correspondida.

Por otro lado, también evitó a Neji y aunque se quedaran a solas, Hinata lo ignoraba, incluso cuando él intentaba iniciar una conversación. Los únicos en quienes podía refugiarse eran Ko y Natsu, ellos siempre estuvieron dispuestos a ayudarla en todo lo que le fuera posible.

Aunque pudo evitar a su tío las últimas semanas antes de la boda, no logró hacerlo el día anterior a la ceremonia, pues Ino acababa de marcharse luego de ayudarla a planchar el vestido y ella aún se encontraba recogiendo sus pertenencias. Madara le avisó que Obito pasaría a recoger todo y de ese modo, no tendrían que llevarlas con ellos después del matrimonio.

Pérdida en sus pensamientos, no se percató de que algún había ingresado a su habitación—¡Cariño!—se sobresaltó cuando miró a su tío Hizashi frente a ella. Recuperándose de la impresión, optó por inventar una excusa para no hablar con él, sin embargo, el Hyuga habló primero—Por favor ya no me evites—sin previo aviso camino hacia ella y la envolvió en un paternal abrazo, mismo que ella había extrañado y necesitado mucho más de lo que pensaba—Se que fui muy injusto contigo y por eso mismo te pido que me perdones... yo te juro que nada de lo que hagas o dejes de hacer, cambiará el amor que te tengo.

—Tío, yo—la joven se sentía incómoda tras escuchar el pedido de perdón.

—Dime que perdonas a este tonto viejo, dime que no me odias—la ojiluna jadeo al ver las lágrimas en los ojos de su tío y no pudo evitar, llorar con él.

—Eres como mi padre, yo te quiero y jamás podría odiarte—ambos se limpiaron la humedad en sus mejillas y se fueron a sentar en los sillones frente a la ventana de Hinata.

—Dime algo cariño ¿estás segura del paso que vas a dar? Me refiero a casarte con ese hombre y mudarte a un lugar tan apartado de nosotros ¿estás completamente segura de querer hacerlo?—sin soltarla de las manos, la encaró para asegurarse de no perder ni una sola de sus reacciones.

—Lo estoy tío—respondió sonrojándose al pensar en su prometido y en la cantidad de planes que tenían para después del matrimonio.

—Dime la verdad. No haces esto por la forma tan idiota en la que me compote contigo últimamente ¿verdad?—no estaba seguro de que respuesta quería escuchar. Si ella respondía que a eso se debía su decisión, le dolería mucho, pero podía persuadirla de retractarse de ese matrimonio. Luego estaba la otra respuesta, la cual no podría hacerla cambiar de opinión.

—No, claro que no—Hinata le sonrió con dulzura—ya te lo había dicho antes... yo lo amo tío, amo a Madara, tanto como él me ama a mi—había plena seguridad en su respuesta y aunque se quitó una carga de encima por saber que no era el culpable de su partida, sintió que de todos modos la estaba perdiendo irremediablemente y lo que era peor... algo en la conducta de Madara lo puso alerta, había algo en ese hombre que no le convencía y no podía saber de que se trataba.

—Esta bien cariño, pero eso no significa que te abandonaré a tu suerte—le dio un beso en la frente y ella sonrió—Se que últimamente no hemos conversado, por lo tanto, no se que piensas llevarte ¿en que puedo ayudarte? ¿Necesitas que enviemos algo? No lo sé, tu auto, mueblería o...—se quedó callado al pensar en algo y al parecer, también ella lo estaba pensando, ya que el brillo en sus ojos se lo confirmó—Lo tengo, no te preocupes, yo mismo me haré cargo de su traslado.

—¿De verdad?—el Hyuga asintió y de pronto, la joven se llenó de dudas.

—¿Pasa algo?—cuestionó preocupado por el cambio de actitud.

—No se si Madara este de acuerdo ¿y si se molesta conmigo?

—Quiero ver que lo haga—soltó Hizashi en forma de reto—Tu déjamelo todo a mi y seré yo quien de las explicaciones pertinentes ¿de acuerdo?—ella asintió ya mas tranquila—Además, Tenseigan no soportaría estar tanto tiempo lejos de ti y te hará bien tenerlo a tu lado—la joven se lanzó a los brazos de su tío y le agradeció—Escúchame bien mi niña, si algo te sucede, si el lugar no es de tu agrado, o si alguien, incluso el mismo Madara, te hace sentir mal, sólo tienes que llamarme y antes de lo que imaginas, estaré ahí.

—No te preocupes, nada malo pasará... estoy segura que seré muy feliz al lado de Madara—el castaño le sonrió, sólo esperaba que ella de verdad no se equivocara.

—Bien, te dejaré descansar, mañana tienes que estar mas bella de lo que ya eres—la morena se sonrojó y sonrió—Yo mismo te entregaré en el altar, así que dile a Ko, que ni siquiera lo intenté—ambos sonrieron, tal como lo hacían antes de las dudas que surgieron en torno a la honorabilidad de la chica.

...

—¡Papá!—lo llamó Neji al verlo bajando las escaleras de la gran mansión. El semblante del patriarca era diferente, parecía alegre y mostraba una pequeña sonrisa—¿Sucedió algo?—se vio obligado a cuestionar, dado que en los últimos días, todo había sido un caos. La noticia del matrimonio entre Hinata con ese tipo, trajo sentimientos encontrados en cada uno de los miembros de la familia Hyuga.

—Así es—respondió con entusiasmo—mi princesa y yo, hicimos las pases, le pedí perdón por comportarme como un idiota. Ya sabes, independientemente de lo que haga, yo nunca volveré a darle la espalda, ella es muy preciada para mí y no estoy dispuesto a volver a tenerla lejos—lo decía en sentido de estar disgustados, ya que ella se marcharía después del matrimonio.

—Me alegró mucho—lo dijo con sinceridad—por lo menos a ti si te permitió pedirle perdón—su voz sonaba desanimada—¿Sabes? Ni siquiera me responde cuando intento iniciar una conversación.

—Te recomiendo que no desistas, ella se marcha mañana y no estando con nosotros, ya no será lo mismo—le dio una palmada en el hombro y Neji asintió—Ahora acompáñame al despacho, debo decirte algo que me ha estado dando vueltas estos últimos días—los dos entraron y cerraron la puerta, no sin antes comprobar que nadie se hallaba cerca para escuchar.

—¿De que se trata?

—¿Recuerdas que en el expediente médico de Hinata, decía que ella estuvo hospitalizada unos días?

—Así es—respondió Neji.

—Bien, mira la fecha que se menciona en el expediente—le mostró el lugar indicado.

—Sigo sin entender padre.

—Pues, que en estos días, Hinata estuvo aquí y lo recuerdo perfectamente, porque ella me ayudó con el contrato de la empresa italiana—finalmente el cerebro de Neji entendió y se acercó rápidamente a observar el expediente.

—Cielos, no había prestado atención a ese detalle—el menor en realidad se reprendió por su descuido. Su padre tenía razón, esos días fueron antes de su regreso y no prestó atención—eso significa que ella.

—Exactamente, eso es lo que estoy pensando y al igual que tú, me siento culpable de no haberlo averiguado antes de juzgarla.

—Esto es muy serio, si no se trata de Hinata, eso significa que alguien se estaba haciendo pasar por ella y lo que es peor... Hanabi mintió deliberadamente para dañarla frente a nosotros, quienes caímos sin darle la oportunidad de hablar—Neji se sintió miserable ¿como pudo segarse para no ver ese detalle? Además ¿cuál era el propósito de Hanabi para dañarla? ¿De donde sacó esa información?

—Lo se, pero no volveré a cometer el error dos veces, por lo tanto, hasta no tener mas pruebas, no pienso cuestionar a Hanabi—declaró endureciendo los rasgos faciales—y si resulta que ella lo hizo para perjudicar a su hermana, esa niña tendrá que escucharme.

—Hanabi siempre ha tenido cierta envidia por Hinata, pero nunca creí que fuera mas lejos—declaró Neji.

—No saquemos conjeturas antes de saber la verdad... ya sabes que Shizune armaría un escándalo si acusamos a Hana sin tener pruebas que lo respalden.

—Supongo que tienes razón—el menor se masajeó las cienes imaginando la reacción que tendría su madre si alguien intentaba difamar a su consentida, sin embargo, no pensaba descansar hasta no dar con toda la verdad sobre esos hechos, mismos que involucraron a la mujer que amaba.

[...]

Madara daba los últimos toques a su perfecta apariencia. Un gran suspiro escapó de sus labios, al verse en el espejo de cuerpo entero que tenía en la habitación del hotel en el que se hospedaba. Ya había arreglado una suite para la noche de bodas en otro hotel, luego partiría a Konoha, llevándola con él. Debía inventar algo para explicar cómo Obito, quien sería su único invitado, llegaría antes que ellos.

Gracias al gran parecido físico entre Izuna y Sasuke, optó por no presentarlo con ella, de lo contrario, podía asociarlo con su sobrino y no le convenía antes de la boda.

—Aún estás a tiempo de retroceder—soltó Obito cuando apareció en su habitación sin ser invitado—sólo piénsalo, podrías marcharte y no volver a pararte frente a ella... le darías el castigo perfecto, plantada el día de la boda—Obito sabía que era cruel, sin embargo, era mas humano que lo planeado por Madara, dado que su plan era ir quebrantando su voluntad con el pasar de los días y eso a la larga, terminaría haciéndole mas daño.

—¿Y tú crees que con eso pagará lo que le hizo a Sasuke?—Madara no podía admitirlo en voz alta, pero no quería dejarla ir. Sabía que él también se dañaría teniéndola cerca, pero a esas alturas, no podía alejarse de Hinata. Era enfermo y lo sabía, pero la prefería a su lado y no con esas personas quienes no la querían.

—Sólo te recuerdo que es tu última oportunidad—el menor se dirigió hacia la puerta—Te espero en el auto, es hora de irnos—Obito vestía un traje gris oscuro con camisa roja, se veía muy apuesto al igual que Madara, quien optó por un costoso traje negro con camisa blanca. Sin duda alguna, todos hablarían mal sobre él, pues sólo la camisa de vestir tenía mas valor que el anillo de compromiso. Bueno, de todos modos ya no tendría que verles la cara a esas personas.

Sin querer continuar pensando en lo que estaba por hacer, se dispuso a seguir a Obito. La ceremonia se llevaría a cabo en el jardín de la residencia Hyuga. Trató de negarse diciendo que sus finanzas no eran las mejores, por lo tanto, no podía hacer ese gasto, sin embargo, Hizashi fue inflexible y a pesar de no estar en buenos términos con Hinata, aseguró que su sobrina se merecía tener una bonita celebración. Erróneamente, pensó que eran caprichos de la ojiperla.

[...]

Dos estilistas arribaron a la mansión Hyuga para ocuparse del arreglo de Hinata y de las otras féminas pertenecientes a la familia. Ella no pensaba llamar a nadie, dado que su vestido era sencillo, pero Shizune se empeñó en que debía verse acorde con el día de su boda.

Era mas fácil aceptar, en lugar de comenzar una discusión, sobre todo, sabiendo que el día siguiente ya no tendrían que verle la cara.

—Quedó muy bella señorita Hyuga—elogió la mujer que se encargó de peinarla. Ella se levantó y se miró en el espejo.

—Gracias, pero ¿porque no me colocó la peineta?—la morena notó que su peinado se encontraba a un lado y su bonita peineta se hallaba sobre su peinador.

—Los accesorios del cuello y las muñecas son de color dorado y ya se combinaron con las flores naturales, por lo tanto, el color plateado de esta joya, desentonaría por completo—la joven se desanimó un poco, pues quería portar esa joya en el día mas importante de su vida, no obstante, la mujer tenía razón, puesto que la gargantilla, los aretes y las pulseras eran color oro.

—Si, es verdad—le sonrió con amabilidad a la estilista y se miró detenidamente, sin dejar de pensar en lo poco que faltaba para ser la esposa de Madara.

—¿Se puede?—la ojiluna volteó en dirección a la puerta de su habitación y se encontró a Hanabi. La castaña se veía muy bella usando un entallado y provocativo vestido dorado. La mayor sintió tristeza por el comportamiento que mostraba Hanabi los últimos días hacía ella, pero por mas que lo intentó, no pudo volver a acercarse como lo hizo antes.

—¿Necesitas algo?—cuestionó Hinata, mostrándose imperturbable.

—Pero cuanta seriedad—soltó caminando hacia ella—Hoy mi hermana se une en matrimonio y mañana se va lejos, por lo tanto, vengo a estar contigo antes que des el si—la mayor la miro y quiso créele, después de todo, ella siempre estuvo dispuesta a sacar la cara por Hanabi, gracias a esa conducta, se ganó el despreció de su tía y a esas alturas, ya nada podía cambiar, era demasiado tarde para reparar los errores.

—Con permiso—la estilista se disculpo luego de terminar su trabajo y salió dejándolas a solas.

—Te vez muy hermosa, aunque sigo pensando que debiste elegir un vestido mas a la altura—Hinata se negó en escoger un modelo costoso, dada la situación actual de Madara. No es que ella no tuviera dinero para comprarlo, pero no quería hacer gastos innecesarios. Su deseo era casarse con en hermoso vestido de princesa, pero el costo era muy alto y optó por algo sencillo. Natsu, Ino y Kushina, fueron quienes la acompañaron y las tres, respetaron su decisión.

—Gracias, pero este me gustó mucho, ademas, sólo lo usaré por un rato—tocaron la puerta y fue Hanabi quien abrió encontrándose con Hizashi.

—¿Que estás haciendo aquí Hanabi?—el Hyuga inmensamente buscó ver a Hinata, pues temió que la menor le hubiera dicho algo para alterarla.

—Lo mismo preguntó yo—la castaña se sorprendió al ver como su hermana se lanzaba a los brazos de su tío, como si nada hubiera pasado. Durante las últimas semanas, ellos ni siquiera se veían y de pronto, ya eran de nuevo cercanos.

—Vine por ti mi niña—Hizashi la giró para verla y estuvo a punto de llorar—pareces un ángel—le dijo dándole un beso en la frente. Hanabi apretó los puños y dejó caer las lágrimas ¿porque volvieron a ser como antes? ¿Porque todos caían ante Hinata? Salió de la habitación sin ser notada por ellos y se limpió el rostro con enojo. Pronto sus pasos la llevaron al jardín donde se llevaría a cabo la ceremonia religiosa y vislumbró al "novio" sonrió de nuevo y se relajó. Hinata no lograría doblegar a ese hombre, incluso se sintió un poco mal por lo que viviría a su lado.

Desviando la mirada a las sillas de la derecha, miró a Ino hablando con Neji, quien no dejaba de beber.

—¿Porque tan molesta?—la castaña se sobresaltó al escuchar la voz de Sasori.

—¿Que demonios haces aquí?—cuestionó molesta.

—¿Que va ser? Celebrar el matrimonio de mi musa, después de todo, tus tíos me invitaron—no mentía, pues los Hyuga creían que él era un verdadero mentor para Hanabi y le tenían aprecio.

—Fui clara cuando dije que no te quería ver, eres un inútil—luego del incendio en la clínica clandestina, ambos tuvieron una gran discusión, ya que Hanabi no le pidió que lo asesinara, sólo que lo enviara lejos y destruyera cualquier prueba que pudiera incriminarla.

—No es culpa mía que no seas clara con tus peticiones, ademas, el resultado fue satisfactorio y eso es lo único que te debe importar—el pelirrojo se encogió de hombros restándole importancia.

—Aún no tengo ganas de hablar contigo y mantente alejado de mi hermana—le ordenó al ver cómo sus ojos brillaban cuando su tío apareció con Hinata del brazo.

—Me pides demasiado—le dijo al oído antes de irse a buscar una copa.

—Ven con nosotros—Ko la llamó y se acercó a las sillas frente al altar que construyeron para celebrar la ceremonia. En el otro lado, se sentaron Naruto, Kushina, Minato, Jiraya, Tsunade, Obito y algunos amigos de la familia, mientras que tras los Hyuga mayores, se sentaron, Ino, Neji, Lee, Inoichi, Takuma, Moegi y Konohamaru.

El sacerdote se hallaba en su lugar y Madara esperaba frente a él. El Uchiha no era muy creyente, pero se sintió aprensivo al dar ese paso, dado que para algunos, el matrimonio religioso es un vínculo sagrado e inquebrantable y él, sólo se estaba prácticamente burlando de esas creencias.

—Ahí esta Hina—Madara dejó sus remordimientos de lado y se enfocó en la angelical criatura que avanzaba hacia él. La Hyuga se sonrojó al recibir toda la atención, sin embargo, no disminuyó su deslumbrante sonrisa. Saludo a todos los que iba viendo al pasar y finalmente sus orbes se centraron en el hombre que amaba.

—Realmente lo amas ¿eh?—Hizashi se sentía muy aprensivo al percatarse de lo mucho que ella se había enamorado de ese hombre. En si, ese no era un problema, ya que todos lo matrimonios deben estar llenos de amor. El verdadero problema, era que ese hombre no parecía sentir lo mismo que ella. Se dice que siempre hay uno que ama mas a la pareja y en este caso, era Hinata quien ocupaba ese lugar.

—¡Tío!—lo nombró nerviosa y avergonzada—¿De verdad soy tan obvia?

—Mi niña, para mí y supongo que para todos, eres como un libro abierto—la apego a él y le besó la mejilla al momento de llegar a entregársela a ese tipo arrogante—Madara, te entregó a Hinata, a quien no veo cómo una sobrina... ella es una hija y como su padre, te pido que la cuides tanto como ella lo merece—el azabache tomó la pequeña y temblorosa mano de la llorosa Hyuga—y de nuevo te advierto que si la heces infeliz, conocerás mi lado que muy pocos conocen—lo último se lo dijo para que sólo él pudiera escuchar.

—No tiene nada de que preocuparse, le garantizo que Hinata tendrá el trato que merece—lo dijo con molestia, ya que de nuevo, la amenaza del castaño lo descolocó. Ellos habían estado alejados y de pronto, Hizashi volvía a comportarse como un protector león, aunque a decir verdad, aún estando distanciado de ella, siempre parecía vigilarlo, como si tratara de exponer su verdadera naturaleza y sus verdaderas intenciones.

—Eso esperó—le respondió retóricamente y tal fue la intensidad con la que ambos se miraron, que el sacerdote tuvo que aclararse la garganta.

—Empezaremos con la ceremonia—Hizashi se fue a donde se encontraba Hanabi y Shizune.

La emotiva ceremonia transcurrió tranquila, sin embargo, Ino dudó por unos minutos, justo en el momento de decir si alguien se oponía, Neji estuvo a punto de levantarse. Afortunadamente, no lo hizo y todo continuó.

—Aceptó—sentenció Madara cuando fue su turno, luego se enfocó en la mujer frente a él y la escuchó aceptando. Ahora sí, ella se había convertido en su esposa. Se dieron un beso para sellar la unión y los aplausos no se hicieron esperar.

—Todo fue tan lindo y tan romántico Hina—Ino se fue hacía ella y la abrazó con lágrimas en las mejillas. La ojiperla también dejó caer las lágrimas. Se sentía tan feliz y al mismo tiempo, melancólica por todo lo que dejaría atrás para iniciar una nueva vida al lado de su esposo.

La cena se llevó a cabo en el mismo jardín y a pesar de no haber invitado a muchas personas, todo se veía hermoso, sobre todo las distintas flores colocadas como arreglos, al igual que el ramo y la corona que le colocaron a la novia.

De la manó de Madara, la ojiperla pasó por todas las mesas agradeciendo a todos los invitados por acompañarlos en tan impotente día.

—Vamos bonita, ya es hora de irnos, recuerda que nos espera un largo viaje mañana—Madara la apartó y se apoderó de sus labios, ya no lograba contener la necesidad que tenía de quitarle ese vestido para hacerla suya por completo.

—Entonces iré a cambiarme de ropa—la joven respondió al beso y entendió que ya debían partir, lo que significaba que debía despedirse de las personas que amaba.

—No, no te quites el vestido, sólo ve y prepara tu equipaje—Hinata frunció el ceño y no entendió porque hacía esa petición.

—¿Porque?

—Porque seré yo quien te lo quite—la sensual voz con la que lo dijo, le erizó la piel a la chica y el sonrojó se apoderó de todo su rostro. La beso de nuevo y se obligó a detenerse, de lo contrario, la llevaría a un lugar mas apartado para tenerla—Anda, date prisa, yo te esperaré aquí—Hinata asintió y pensó pedirle ayuda a Ino, pero la miró entretenida con Obito y sus amigos, por lo que prefirió ir sola.

—¿Podemos hablar?—ella se ocupaba de revisar sus cajones asegurandose de no olvidar nada importante y se sobresaltó al escuchar la voz de Neji.

—¿Que haces aquí Neji? Madara me está esperando abajo y no quiero molestarlo—el Hyuga se veía algo ebrio y eso le dolió a la chica, pues no recordaba haberlo visto así.

—Siempre Madara ¿tan enamorada estás de ese sujeto?

—Neji... no comencemos con algo que ya habíamos discutido, tú estuviste de acuerdo con mi decisión y no entiendo a que vienen tus reclamos, ademas, preferiste alejarte de mí que hablar con sinceridad—la dura realidad golpeó al castaño. Ella tenía razón, él aceptó que amaba a otro hombre y contra eso no podía luchar, no obstante, era mas fácil decirlo que hacerlo y ahora que estaba por irse, no lograba pensar con claridad.

—Lo se—Neji se tomó las cienes y la encaró—pero te sigo amando... a pesar de todo tu pasado, yo sigo perdidamente enamorado de ti—había tanto dolor en su confesión, que la joven no prestó atención a lo que dijo sobre su pasado, lo único que deseaba era no verlo sufrir.

—Quisiera poder evitarte esto... ¡Neji!—lo miró preocupada—Siempre serás muy importante para mí y te quiero... pero no de la misma manera que lo amo a él—esa declaración destrozó al Hyuga, quien derramó lágrimas al igual que ella.

—Lo siento Hina, no se lo que me sucedió, mi intención no era molestarte en este día—con delicadeza le tomó las manos y las besó. La joven se acercó a él y le limpió las mejillas antes de abrazarlo—Recuerda que siempre estaré aquí para ayudarte en lo que necesites—le dijo acariciando el cabello azulado de la ojiluna.

—Gracias—ella se aferró a él y dejó salir la tristeza que contuvo por no hablarle.

—¿A esto se debe tú demora?—la furiosa voz de Madara terminó con el emotivo momento entre ambos Hyuga.

—Me estaba despidiendo de ella, Uchiha—soltó Neji con molestia. No sólo se trataba de estar ebrio y celoso, por perder a Hinata, ese tipo le caía muy mal y no le agradaba su forma de tratarla.

—No creo que la habitación de "mi esposa" sea el lugar adecuado para tener una despedida—hizo gran énfasis en decir mi esposa, quería demostrarle a ese muñequito que ella ya no podía ser de nadie.

—¡Madara!—lo llamó Hinata antes de tomarlo del brazo—Neji sólo se estaba despidiendo, no hay nada de malo.

—Él te ama ¿acaso no te das cuenta, o es que finges no hacerlo?—elevó la voz sin quererlo, pero los malditos celos lo estaban consumiendo. La esperó abajo acompañado de los invitados, hasta que llegó Hanabi y le informó sutilmente, que Neji se fue tras Hinata. Eso lo puso furioso y como si estuviera poseído por el demonio, subió hasta la recámara. Lo que encontró, lo dejó a punto de irse sobre ese imbecil para evitar que volviera a tocar a su esposa.

—No le permitió que le hable así a Hinata, ella no hizo nada malo—Neji también levantó la voz.

—¿Que son esos gritos? Neji ¿que sucede aquí?—Hizashi y Shizune escucharon los gritos y se apresuraron a intervenir. Madara los miró y trató de contenerse.

—¿Que hiciste esta vez?—Shizune se dirigió directamente a la ojiperla.

—Ella no hizo nada, señora—espetó Madara con molestia hacia la esposa de Hizashi—de hecho, sólo estamos aquí porque Neji vino a despedirse de mi esposa ¿no es así Neji?

—Así es... y de nuevo lo diré, Hina, si en algún momento me necesitas, no dudes en llamarme—sin importarle nadie, Neji volvió a darle un abrazo antes de marcharse.

—Bien, ya quedó todo aclarado y aprovechando el momento, también te dire lo mismo que Neji—Hizashi la abrazo con ternura.

—Gracias por todo tío y también quiero darte las gracias a ti tía... se que no fue fácil lidiar conmigo y a pesar de todos los problemas que te cause, continuaste en tu papel de madre, porque para mí, ustedes dos fueron como mis propios padres y les estaré eternamente agradecida—Shizune sintió un vuelco en el corazón tras escuchar los agradecimientos de Hinata, incluso se contuvo para no llorar. Madara evitó poner los ojos en blanco, su mujer era patética ¿como podía agradecer a alguien que se dedicó sólo a menospreciarla? Además de mezquina y malvada, también era tonta y de poco carácter.

—Se hace tarde, Hinata, es hora de marcharnos—la ojiperla llegó a creer que su tía le regalaría un abrazo de despedida, pero no fue así. Shizune se quedó parada y parecía estar perdida en sus pensamientos. Hizashi llamó a los empleados para que se llevarán el equipaje de Hinata al auto de Obito y así, ella podía despedirse de todos sin cargar casi nada.

—Te extrañare mucho princesa—el patriarca Hyuga de nuevo le dio un abrazo y no sabía porque tenía ese pálpito en el pecho. De haber podido hacerlo, hubiese impedido que se la llevara—llámame apenas llegues ¿de acuerdo?

—Lo haré y no se preocupen por mi, estaré bien.

—Hina—Ino entró sin ceremonias y se lanzó sobre ella—siento que pierdo a una parte de mi—la rubia lloró y la ojiperla también lo hizo—prométeme que me llamarás ¿lo harás?

—Claro que lo haré y cuando logré adaptarme, irás a visitarnos—Madara no logró separarlas, ni siquiera cuando salieron al jardín y su esposa se despidió de todos sus amigos y familiares. No fue hasta que el mismo Neji la tomó del brazo, que la rubia se alejó de ella.

...

El trayecto al hotel estuvo lleno de silencio. Hinata se sentía muy triste y aún lloraba, mientras que Madara se hallaba molesto por la escena que presenció entre el Hyuga y su mujer.

—Llegamos "señora Uchiha"

—¿Ah?—la ojiperla levantó el rostro y observó el hotel—Lo siento, creí que nos quedaríamos en el hotel donde nos conocimos.

—¿En el que buscabas a un amigo?—le pregunto con sarcasmo y molestia.

—Si, en ese—respondió desabrochado el cinturón de seguridad.

—Pues lamentó mucho decepcionarte, pero elegí otro—le abrió la puerta y le ayudó a bajar del coche.

—Yo no dije que estuviera decepcionada—Madara la tomó de la cintura y le dio un beso en los labios, sin importarle la atención que recibían de las personas a su alrededor.

—Eso me complace bonita... ahora vamos a nuestra habitación—sin soltarla, subieron al elevador y en poco tiempo, Madara ponía la tarjeta para entrar al lugar que eligió. Hinata se sorprendió al mirar todos los detalles, especialmente los pétalos rojos esparcidos por el piso hasta llegar a la cama.


—Este lugar es...—antes de terminar de hablar, Madara la tomó entre sus brazos y acarició su figura por encima del vestido.

—Es donde te haré el amor hasta que no puedas pensar en nadie mas que no sea yo—sin esperar respuesta, volvió a besarla con toda la pasión que había estado conteniendo por tanto tiempo. Finalmente, el momento de saciarse de ella había llegado y pensaba disfrutarlo al máximo.

Continuara.

Lamentó la demora y aunque dije que actualizaría las otras historias, está ya estaba tomando la delantera, así que termine el capítulo y dejé casi terminando el de Acorralada, aunque aún le faltan algunos detalles. Lamento las posibles faltas de ortografía que seguramente se me quedaron sin que las notara, apenas las encuentre y las iré corrigiendo 😊💕

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