Capitulo 15

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

—¡Vaya vaya!—Hanabi rodó los ojos—Parece que últimamente, la princesita me necesita más de la cuenta ¿a que debo el honor de tan ilustre visita?

—No estoy de humor para tu sarcasmo, Sasori—la joven estaba furiosa y necesitaba hacer algo drástico para que Neji no se le escapara de las manos. Sus planes no podían arruinarse por la entrometida de Ino.

—Vamos, no seas tan amargada y dime ¿en que puedo servirte?

—Necesito hacer algo para amarrar a Neji permanentemente y se que tu, eres el indicado para ayudarme—la castaña abrió su gran bolso y sacó una botella de whiskey—Esta es la bebida favorita de mi primo y la compré especialmente para él, así que no podría negarse a beber—el pelirrojo sonrió divertido.

—Ya veo, quieres seducirlo sin que pueda resistirse ¿eh?

—Ya nos estamos entendiendo—Sasori se dirigió a un armario y al abrirlo, Hanabi sonrió leyendo lo que contenían cada uno de los frascos que el varón guardaba celosamente. No era un secreto para ella, el talento que poseía Sasori para crear diversas fórmulas, que iban desde afrodisíacos muy potentes, hasta venenos letales. Él era un genio y de haber usado su inteligencia en algo bueno, probablemente, Sasori seria un afamado científico.

—Tengo justo lo que necesitas, pero esto te costará—la chica volvió a rodar los ojos y asintió. Sabía exactamente cuál era el pago y a decir verdad, ella también estaba con deseos sexuales. En silencio, lo miró mesclar la formula, luego con mucha habilidad, la extrajo con una jeringa y por ultimo, la vertió dentro de la botella, sin violar el sello—Esto es solo para no dejar dudas, después de todo ¿quién sospecharía de la inocente y virginal Hanabi?

—¿Terminaste?—ella no se dejó provocar y exigió que se diera prisa.

—Aquí tienes—Hanabi volvió a colocar la costosa botella dentro de la caja y la guardo en el bolso—ahora demuéstrame lo complacida que te dejó mi trabajo—la chica sonrió y se acercó lentamente, mientras se iba desvistiendo.


[...]

Madara daba vueltas en su cama y por mas que lo intentaba, no logró conciliar el sueño. Estaba con los nervios a flor de piel, algo en su interior le gritaba que su mujer lo iba a abandonar y no sabía si debía dejarla ir, o por el contrario, retenerla en contra de su voluntad—Claro que se comunicó con su familia, por eso ellos están aquí y se la piensan llevar a escondidas—soltó con frustración—pero la voy a detener, no puedo dejarla ir ¿que será de mi si me abandona?

Cansado de dar vueltas sobre la cama, se levantó en medio de la oscuridad y se sirvió un trago—¿Hinata será capaz de huir? ¿De verdad se alejara?—se preguntó a si mismo—No, ella me lo diría de frente, esa sería una excelente oportunidad para dejarme claro lo mucho que me desprecia... Pero al mismo tiempo ¿que sentido tiene retenerla a mi lado, yo no puedo seguir haciendo justicia por mi cuenta, además, ya le cumplí a Sasuke, lo mejor es darle su libertad—se encontraba en un dilema interior y ya no podía con todo el peso—Si se ha de ir, que se vaya ahora, que se la lleve ese muñequito y que les aproveche, ya no puedo mas con este sentimiento que me desgarra por dentro—afirmó en un intento de convencerse a si mismo, lo cual estuvo lejos de resultar y optó por caminar de un lado a otro sin saber que decisiones tomar. El corazón le latía con rapidez y la ansiedad lo dominó por completo, obligándolo a irrumpir sigilosamente en la habitación de la ex Hyuga. Necesitaba saberla allí, pues había escuchado cerrar las puertas de las recámaras ocupadas por las visitas y eso lo puso aún más inquieto. Su consciencia le gritó que ella seguramente ya se estaba preparando para abandonarlo, o peor aun, que ella ya se había marchado sin mirar atrás.

La habitación estaba en completo silencio y con desesperación, escudriñó todo el entorno, hasta encontrarla dormida sobre su cama—¡Por todos los cielos!—exclamó sorprendido. No había palabras para describir lo que sintió al verla allí, pues en su interior, estuvo convencido que la recamara estaría vacía, hecho que lo habría hundido en el abismo mas profundo.

Se acercó sin hacer ruido y mientras la contemplaba con devoción, recordó la única noche que pasaron juntos y para su desgracia, volvió a sentir que se quemaba de deseo y amor por ella. Desgraciadamente para él, esa mujer era su debilidad y ya no había nada que pudiera hacer para remediarlo, no obstante, dejó de lado ese pensamiento y se concentró en la euforia que lo recorrió al ver que ella no se había ido, su esposa se quedó a su lado—Neji, resultaste ser mejor hombre que yo—murmuró sin dejar de verla y lentamente se fue alejando para no perturbar su sueño.

...

Hinata abrió los ojos al escuchar la puerta y buscó la hora en su celular. Se levantó a toda prisa y se vistió para salir. Aun le quedaba un poco de tiempo y si se apresuraba, los podría alcanzar.

Afuera ya estaba amaneciendo, por lo que se orientó con rapidez en el camino que debía tomar. Corrió sin inmutarse y sin notar que alguien veía con satisfacción como se alejaba—Ojalá nunca vuelva... señora—soltó Samui sin dejar de mirar hacia donde se dirigió la ojiluna. Dejó pasar unos minutos y corrió a la habitación del Uchiha—Señor, señor... es importante, necesito decirle algo—Madara salía de ducharse y no le presto atención a las tonterías que diría la rubia.

—Ahora no, Samui, estoy ocupado—no tenía prisa alguna y continuó buscando la ropa que usaría.

—Pero señor, necesito decirle que su esposa...—de nuevo fue silenciada.

—Dije que ahora no—el tono fuerte hizo desistir a la rubia, quien terminó alejándose.

...

—No vendrá con nosotros, la conozco bien—se quejó Ino, al ver el camino sin señales de su mejor amiga. Estuvo la mayor parte de la noche pensando en la mejor manera de convencerla para que los acompañara y no logró encontrar nada de utilidad.

—Aun falta un poco, quizás nos alcance—Neji tenia muy pocas esperanzas, sobre todo, después de lo que hablaron la noche anterior. Hinata no era ninguna tonta, ni mucho menos una masoquista, ella era una mujer de principios y como tal, dejaría su nombre completamente limpio antes de marcharse. El problema, era que no estaba seguro de los pobres y podridos principios del Uchiha y temía que pudiera dañarla en el proceso.

—¡Ino, Neji!—ambos chicos voltearon sonriendo al escucharla y tras verla correr hacia ellos, se apresuraron a recibirla.

—Vamos Hina, sube antes que ese imbecil te alcance—Neji estaba en posición para ayudarlas a subir, ya que también él, pensó que Madara podía estar tras ella.

—Esperen—les dijo a ambos—solo vine a despedirlos.

—¡Hinata!—la llamo Neji.

—¿Que estás diciendo Hina? Sube de una vez y libérate de este infierno—Ino sintió que lloraría.

—Ya hablamos anoche, ustedes conocen los motivos que me obligan a quedarme.

—Es valido, pero piensa en todas las personas a quienes si les importas ¿que sentido tiene consumirte en este sitio con alguien que te desprecia?—Neji no quería hablarle así, pero no quería dejarla, después de todo ¿a quien le importaba lo que ese tipo pensara de ella? Hinata era inocente y ellos mismos le ayudarían a dejarlo bien claro.

—Es cierto Hina, lo mejor es que vengas con nosotros y te divorcies de Madara. Él no te merece—Hinata abrazó a su amiga y le limpió las lagrimas.

—No se preocupen por mi, les aseguro que se cuidarme bien y estaré en contacto en todo momento.

—No es necesario que te quedes—añadió Neji y finalmente las lagrimas de la rubia se hicieron presentes.

—Hina—la llamó entre sollozos—¿aun piensas que puedes ser feliz con Madara? Tu negativa se debe a que lo amas y quieres tener un matrimonio feliz ¿verdad?—a Ino se le rompió el corazón. Hinata no tenía necesidad de soportar algo tan denigrante, ella era una gran mujer y podía tener al hombre indicado y no ese primate.

—No voy a negar que lo amo—afirmó con tristeza—pero francamente, no veo ninguna probabilidad de salvar nuestro matrimonio.

—¿Entonces porque te quedas?—cuestionó Neji. El castaño se irritó con la terquedad de su prima.

—Ya se los dije—ella trató de calmarlos—no voy a permitir que quede la mas mínima duda sobre mi... ni aquí, ni allá—Neji agachó la cabeza ante la afirmación de la ojiluna y de nuevo se sintió culpable—Debo reunir pruebas y con ellas, obligare a Madara a confesar abiertamente todo de lo que me acusa.

—No te lo va a decir—Neji estaba seguro que el Uchiha no hablaría abiertamente sobre toda la podredumbre que la rodeaba, al menos, no por el momento.

—¿Como lo sabes?—cuestionó dudosa.

—Pues, porque hasta ahora no lo ha hecho—respondió el castaño.

—Y dime Neji ¿tú sabes exactamente porque se ha portado así? Me refiero a todo, no solo a lo que Hina nos contó—intervino la rubia, quien también sentía curiosidad, ya que el comportamiento de Madara, iba mas allá de un supuesto engaño.

—Pues él, seguramente se empeña en culparte por lo sucedido a Sasuke—lo dijo mirando a su prima.

—Pero es que eso es una calumnia, yo no hice nada de lo que me acusa—aseguró desesperada.

—Tranquila, ya veras que pronto la verdad saldrá a la luz—Ino fue hacia ella y la abrazó.

—Lo se Ino—Hinata agradeció tenerla a su lado, aunque solo fuera por ese breve tiempo—y como se los dije anoche, me voy a quedar aquí, hasta que pueda regresar con la frente en alto y pese a todo lo que me ha tocado vivir, seré feliz.

—¿Cuando Hinata?—cuestionó Neji.

—No lo se, pero voy a tratar de que sea lo mas pronto posible... Por favor, apóyenme—los abrazo a ambos—En este momento necesito de toda la fuerza que poseo y no quiero pensar que están molestos conmigo.

—Te quiero como a mi hermana y de sobra sabes que siempre te apoyaré—Ino sollozo de nuevo.

—Igual yo—Neji no estaba convencido del todo, sin embargo, la petición de su prima terminó por ablandarlo.

—Gracias, ustedes dos me devolvieron la fuerza y la fe, que me faltaba—les dijo con lagrimas en las mejillas.

—Esta bien, respetaremos tu decisión, pero promete que te cuidaras bien y que si nos necesitas, no dudaras en llamarnos—el castaño finalmente sucumbió y terminó por aceptar de buena gana todos los planes de Hinata.

—Lo prometo, ahora vayan—limpiándose las mejillas, los miró subir al jet y no se marchó, hasta que el avión ya no se veía en el cielo.

[...]

—Samui, Samui—los gritos de Madara, alertaron a todos dentro del rancho y pronto, apareció la rubia, seguida de otros empleados—¿Que les pasa? Llame a Samui, ustedes vuelvan a sus deberes—les grito cabreado. Tanto era su enojo, que incluso Samui temía acercarse.

—Dígame señor—ella ya sabia el motivo por el cual la estaba buscando.

—¿Donde esta mi esposa?—había un aura mortalmente alterada sobre Madara y todos sus temores se estaban materializando. Encontró la recámara de su esposa con la puerta abierta y al buscarla, no logró dar con ella.

—Era lo que quería decirle... ella se fue con las personas que vinieron ayer.

—No es cierto ¿donde está Tenseigan? Quizás salió a montar, alguien debe haberla visto.

—El caballo está junto a los otros, pero ella se fue en ellos.

—Debes estar equivocada, me informaron que ella no iba en el vehículo que llevo a sus familiares—trataba de convencerse a si mismo, aunque su corazón le gritaba que ella había huido.

—La señora salió corriendo apenas se marcharon—Madara se llevo las manos a su cabello.

—MALDICIÓN—gritó encolerizado, tras saberse burlado—Llama a Izuna y Obito, diles que me encuentren el las minas—la fémina asintió y se fue corriendo, mientras él, regresó adentro, justamente a la habitación de Hinata. Caminó lentamente y consiguió sentir su aroma, no obstante, en ese momento, ni siquiera eso podía aplacar su ira. De un fuerte golpe, arrojó todas las cosas que estaban sobre la mesa de noche, incluyendo la lampara—Me tomaste el pelo como lo has hecho con todos esos imbeciles y con Sasuke—lo siguiente en caer, fueron los perfumes colocados sobre el peinador y antes de continuar, escucho a Izuna llamarlo.

—¡Madara!—Izuna se encontró con Obito y este a su vez, también se veía adormilado.

—Aquí estoy—ambos lo miraron confundidos por la forma en que trataba de ocultar las emociones.

—¿Pasa algo? Te ves fatal—Obito no se anduvo con rodeos, algo le decía que Hinata era la clave en el humor de su tío.

—Es verdad ¿que está pasando?

—Nada, vamos a las minas—trataba de desviar la atención, ya que su furia lo orillaba a cometer disparates.

—No, de aquí no nos movemos hasta que digas lo que sucede... Es sobre Hinata ¿no es cierto?—cuestionó Obito.

—¿Ustedes la miraron esta mañana? Digo, pensé que quizás salió con Itachi—aun tenía esperanzas de estar equivocado.

—No, yo no he visto a Itachi por aquí y los caballos están todos en las caballerizas—Izuna y Obito se miraron el uno al otro y comprendieron a que se debía el humor del mayor—¿Hinata se fue?—la pregunta de Izuna no tuvo que ser respondida, pues era obvio—¿Quieres que vayamos a buscarla?—Obito le dio un codazo a su tío y este a su vez, se arrepintió del ofrecimiento.

—No, de todos modos, ya no podremos alcanzarla—murmuró, dejando escapar un suspiro.

—Tampoco es que no sepas a donde se dirige—soltó Obito—sabes que seguramente estará con su familia y tú puedes alcanzarla allá, donde pueden hablar y aclarar todo.

—Por donde lo veamos, es mejor que se haya ido—afirmó Madara con voz queda.

—¿Estas seguro hermano?

—Si, después de todo, yo sabía que tarde o temprano sucedería y de hecho, yo quería que sucediera de una vez por todas—ambos azabaches lo miraron—No obstante, creí que elegiría quedarse... pero al mismo tiempo ¿como iba desaprovechar la oportunidad de largarse con el princesito?

—Así es, ella ya había soportado mucho y no podemos culparla por huir del lugar donde fue maltratada—repuso Obito, sin sentir culpa hacia su tío—y viendo tu aspecto, sugiero que vuelvas a dormir, nosotros nos ocuparemos de las minas—Izuna estuvo de acuerdo y muy a regañadientes, el mayor asintió.

...

Los llamados del esposo de Hinata, pusieen alerta a Kurenai, quien de inmediato corrió junto a Ima y Mirai, para ver que necesitaba. Las mujeres se sorprendieron al ver el estado en el que se encontraba la habitación de la ojiluna y a juzgar por el semblante molesto del azabache, dedujeron que habían vuelto a discutir. Madara se marchó a su recámara, siendo seguido por Ima, mientras que Kurei y su hija buscaron la manera de ordenar el lugar.

—Ahora no, Ima—la anciana conocía bien el carácter del Uchiha y desistió de preguntarle lo que tenía pensado—Me duele la cabeza y te agradecería unas pastillas—Ima sonrió y se dirigió a la cocina.

—¿Y esto mamá?—la niña veía con tristeza los perfumes de Hinata y no pudo evitar levantarlos.

—Eso también, ayúdame a ordenarlos ¿de acuerdo?—la pequeña asintió feliz de poder ayudar y continuó con su labor.

—Eso es Kurenai, saquen todo eso de aquí—la voz de Madara las asustó, especialmente a la niña, quien lo veía con miedo.

—¿Todo señor?—ella no entendió bien a que se refería.

—Si, yo no quiero ver nada de esa mujer aquí en mi casa—Kurei asintió y sostuvo la mano de su hija para salir de la recamara—Espere un momento ¿que no escuchó lo que le pedí?—el azabache se frustró.

—Por supuesto que lo escuche, señor, pero para sacar todo, necesito unas cajas—la mujer se sintió muy aprensiva, pues era cuestión de tiempo para que las echaran y de nuevo quedarían sin hogar, después de todo, ellas estaban ahí por Hinata.

—Esta bien, pero apresure, ya no quiero ver nada de ella aquí.

—En seguida—Kurenai se marchó con la niña, mientras él se concentró en levantar la fotografía de dos personas. Al principio creyó estar viendo a su mujer al lado de Neji, sin embargo, viéndola detenidamente, supo que no eran ellos, sino los padres de Hinata. El parecido de ella con su madre era increíble y ni hablar del muñequito con el gemelo de Hizashi... No se dio cuenta que en el arranque de ira, también la había arrojado contra la pared, haciendo que el marco se quebrara.

De nuevo se palpó la cabeza y se dejó caer en el sillón junto a la ventana. Miró su alrededor y de pronto, se puso de pie al enfocar al motivo de sus frustraciones.

Hinata estaba parada en la puerta de la habitación con el ceño fruncido. El Uchiha no lo podía creer y su expresión lo delataba, ya que parecía haber visto algo fuera de este mundo—¿Tu que haces aquí?—le preguntó al salir del asombro.

—¿Que pregunta es esa? Esta es mi habitación y no entiendo que demonios estas haciendo tú aquí—Hinata entró mirándolo con molestia y está fue aumentando, cuando vio la fotografía de sus padres en su mano.

—¿Donde andabas?—le preguntó, cambiando ligeramente su tono de voz.

—Fui a despedir a Ino y Neji.

—¿Estas segura que solo fuiste a despedirlos?

—¿Porqué no habría de estar segura? ¿Que preguntas son esas?—ella se adentró y se quitó la camisa de manga larga, para quedarse en una blusa ajustada. La carrera la hizo sentir acalorada y pensaba ducharse.

—¿Y porque no huiste con tu príncipe?—ella se giró a verlo con mas molestia que antes.

—Simplemente, porque no se me dio la gana.

—No te entiendo, te acabo de dar la oportunidad perfecta y la desaprovechaste.

—Mas bien, soy yo quien no te entiende ¿querías que me fuera?—Kurenai regresó con Ima y al verlos hablando, ambas féminas se retiraron.

—Pues te lo permití y lo desaprovechaste.

—Eso quiere decir, que si querías que me fuera—él no respondió y ella sonrió—Entonces significa que de no ser por tu permiso, yo no me hubiera podido ir ¿verdad?

—Así es.

—Madara por favor, no seas payaso—la ojiluna se carcajeó, aunque el azabache sabía que no había diversión en ese sonido—yo ya me he ido otras veces y tu no has podido impedirlo.

—No has llegado muy lejos, en cambio hoy, te hubieras podido ir hasta el fin del mundo si así lo querías—ambos se miraron desafiantes.

—Entonces, perdón por contradecirte, pero resulta que así soy yo y da la casualidad, que hoy, no tuve ganas de irme.

—¿Significa que te quedarás por tu propia voluntad? ¿No trataras de huir un día si y el otro no?

—Dime ¿tú que prefieres?

—Que mas da lo que yo piense.

—Y resulta que soy yo la que es complicada—se burló la morena—Eres un misterio Madara, me trajiste aquí con engaños, me enamoraste y me estas haciendo pagar mis supuestas culpas... sin embargo, tus acusaciones no son claras.

—A eso se debe mi afán por querer que te fueras con tu enamorado—había dolor en las oscuras orbes del Uchiha, pero a ella ni siquiera le impresionó.

—Ahora resulta que después de todo, si tienes consciencia—ella también se había puesto melancólica y luchaba por no volver a llorar. Todo podía haber sido distinto, tal como ella lo había soñado desde que se enamoró de él.

—Me duele pensar en perderte, pero también me hiere tenerte cerca, incluso ordené que sacaran todas tus pertenencias de aquí—ella se volvió a endurecer.

—Entonces,  ordena que traigan todo a su lugar.

—No, no se alcanzaron a llevar nada—le dijo casi con una sonrisa, la cual, ella ignoró deliberadamente y acto seguido, le arrebató la foto para colocarla sobre el buró.

—Te lo diré de nuevo, yo no me voy a ir, está es mi casa y no tienes que especular en mis acciones... el día que me marche, te aseguro que tú serás el primero en enterarse—se volvieron a mirar durante segundos, hasta que ella rompió el contacto—Ahora voy a ducharme, espero no encontrarte aquí cuando salga y quiero todo, tal como lo dejé, incluso la fotografía que arruinaste—sin mas, tomo ropa del armario y entro al baño. Madara suspiró de nuevo y se llevó la foto con él. Afortunadamente, contaba con Ima y Kurenai, a quienes les pidió ordenar la habitación lo más rápido posible.

...

Kurenai volvió al lugar donde trajo las cajas, después de todo, ya no las necesitarían. Mirai iba con ella y ambas se encontraron con Samui, quien no dejaba de ver su apariencia en el espejo cercano al pasillo que conduce a la habitación de Madara.

—Con permiso—le pidió, ya que la rubia, ni siquiera se hizo a un lado para dejarlas pasar.

—¿Podría moverse? Mi mamá y yo, necesitamos pasar—le pidió la niña con amabilidad.

—Será mejor que comiences a educar a tu hija... ya sabes, quizás en poco tiempo, termine siendo la nueva señora Uchiha.

—¿A si?—Kurenai se burlo y eso molestó a la rubia.

—¿Dudas de mi? Ya veras que el señor Madara, pronto necesitara compañía femenina y estoy segura que será a mi, a quien elija.

—¿Sabes? El señor me pidió sacar las pertenencias de Hinata, porque le duele mucho verlas ¿y sabes porque?—Samui no respondió—Porque la ama, está perdidamente enamorado de ella.

—De todos modos, él necesita una mujer y para eso estoy yo.

—Tienes razón, él necesita una mujer, pero no una arribista, no, el señor necesita a Hinata, quien en este momento, se encuentra con él en su habitación, como lo que es, la gran señora Uchiha—el semblante alegre de Samui, cambió en su totalidad. Ella estaba segura que esa mujer se había ido para no volver.

—Estas mintiendo, ella se fue con otro hombre.

—Durante el tiempo que llevo aquí, he dejado pasar tu comportamiento inapropiado hacia Hinata, pero ya no lo permitiré.

—Si claro, "Hinata" ¿y desde cuando tantas confiancitas?—le preguntó en forma de burla.

—Eso no es de tu incumbencia, solo mantén un poco de educación y deja de estarte insinuando al señor—le ordenó viendo las diminutas prendas que vestía—Hinata es una gran mujer y no se merece tu comportamiento.

—¿De verdad crees que ella te aprecia? Eres tan ingenua, esa mujer se largará de aquí mas temprano que tarde y ten por seguro que ni se acordará de ti—Kurenai sintió que le arrojaban un balde de agua fría, dado que también ella lo había pensado.

—Quizás tengas razón, pero mientras esté aquí, me aseguraré que nadie la importune, especialmente una descarada como tú—a pesar de ser una niña, Mirai entendía un poco sobre la discusión y sonrió con orgullo hacia su madre—y haste a un lado, que yo si tengo tareas que realizar—pasó empujándola con el hombro y ante la feroz mirada que le dedicó, Samui optó por no continuar discutiendo, después de todo, cuando esa estupida Hyuga se largara, se aseguraría de hacer que la echaran con todo y la mocosa.

[...]

El día siguiente, Itachi llegó cerca de las diez de la mañana y sonrió al encontrarse a Hinata tomando el té, en la mesa del jardín. Ella aun no lo veía y parecía concentrada en leer un libro.

—Debe ser un libro muy interesante para que te mantenga tan concentrada—la ojiluna sonrió genuinamente.

—Itachi, me da mucho gusto verte—se levantó a encontrarlo y lo instó a seguirla. Ambos se sentaron junto a la mesa—¿ya desayunaste? Te traeré  lo que preparé—el muchacho no se pudo negar y en minutos, ella regresó con una bandeja—Espero que te guste.

—De eso puedes estar segura, además, tengo mucha hambre—minutos después, el chico diviso a su tío acercándose con un caballo—Parece que llegue en mal momento.

—Claro que no ¿porque lo dices?

—Ahí viene tu marido y parece que van a salir—sus orbes captaron los movimientos de Madara y fue evidente que no le gustó verlo cerca de Hinata.

—No bromees, nosotros nunca salimos—desde que llegó a Konoha, no había salido con Madara a ningún sitio.

—Me enteré que tu familia estuvo aquí... perdóname Hinata, pero creí que aprovecharías la oportunidad de escapar—Madara cada vez estaba mas cerca y se vio obligado a reducir el espacio entre ambos para no ser escuchado.

—Madara pensó lo mismo—la Hyuga sonrió

—Era lo mas censado ¿sabes? Estuve con Hashirama y coincidimos en que aquí corres peligro, además...—el joven ya no pudo continuar.

—Lamento interrumpir la conversación privada que tienes con mi esposa y también que ya no puedas darle consejos, pero como veras, tenemos planeado salir.

—Buenos días a ti también, tío—el joven no le temía y respondió tranquilo, poniéndose de pie—y justamente le decía a Hinata, que parecían estar preparando caballos para salir.

—Si, así es—Madara miró los platos vacíos y se molestó mas, sabiendo que ella no preparó nada para él.

—Si, ahora solo falta averiguar, si yo tengo ganas de ir, o no—soltó la Hyuga sin molestarse en ponerse de pie. Madara se cruzo de brazos y la miró.

—Hace tiempo quiero llevarte a mirar las nuevas esmeraldas que extrajimos de las otras minas y ahora que podemos hacerlo no quieres.

—Que lindo eres, de verdad que yo debo ser la envidia de todas las mujeres, es una pena que solo estes fingiendo—Itachi se quedó boquiabierto, no podía creer que ella enfrentara a Madara de esa manera y antes de que las cosas se agravaran, se aclaró la garganta.

—Bueno Hinata, por mi no se preocupen, me reuniré con Obito y puedo regresar por la noche—ofreció para tranquilizarla.

—Lo ves, Itachi ya se va—el Uchiha mayor se dio la vuelta y miró hacia las caballerizas—Jugo, trae a Rinnegan para mi esposa—Madara pensaba montar un caballo recién adquirido y el cual nadie mas quería montar.

—¿Rinnegan? Ese fue el caballo que la derribó ¿porqué no el de ella?—Itachi perdio la calma y se molesto con su tío.

—Mi bonito esta un poco indispuesto, parece que comió algo y le cayó mal—Hinata estuvo muy preocupada por la salud del animal, hasta que llamo al veterinario de confianza, el mismo que conocía desde niña y tras describir los síntomas, le restó importancia, asegurando que era algo pasajero.

—Pero tienes otros ejemplares, ese animal es muy inestable, es peligroso para ella.

—Itachi, tu no entiendes, él ya la acepto, además, deberías verla montando.

—Si, pero ese mismo caballo, le ocasionó un accidente que pudo causarle la muerte, incluso una parálisis ¿que te sucede tío?

—Esta bien Itachi, te aseguro que montó desde niña y la culpable de lo ocurrido fui yo—ella acarició al imponente animal que Jugo ya había acercado y le sonrió con ternura—pero en esta ocasión, no tendrás que preocuparte, porque no pienso montarlo.

—¿Me estás rechazando?

—Tómalo como quieras—se levantó de la silla y se acercó a Itachi.

—Creí que no lo odiabas por lo ocurrido.

—Ya lo dije, piensa lo que quieras—ella avanzó con Itachi siguiéndola, pero Madara volvió a hablar.

—ESTA BIEN HINATA, SI AUN LE GUARDAS RENCOR A ESTE ANIMAL Y TE NIEGAS A MONTARLO, NADIE MAS VOLVERÁ A HACERLO—la ojiperla sintió que su corazón saldría de su pecho y con gran velocidad, corrió hacia el azabache, quien tomó el arma que llevaba Jugo, tal como las llevaban los otros trabajadores para la seguridad.

—NO MADARÁ—el arma que podría fin a la vida del hermoso caballo negro, se desvió y fue disparada hacia el cielo.

—¿Estas loco?—Itachi se puso pálido, eso no lo vio venir y ahora temía mas por la seguridad de Hinata.

—LLÉVATE A ESE MALDITO CABALLO ANTES QUE LO MATE—Jugo trago su propia saliva y alejo al caballo.

—NUNCA HE CONOCIDO A ALGUIEN TAN DEMENTE COMO TÚ—le gritó Hinata llorando. Los otros caballos también se pusieron nerviosos, incluso podía escuchar la conmoción de Tenseigan desde las caballerizas.

—Pues es hora de que me conozcas—sin decir mas, se alejó hacia las camionetas, mientras que Itachi abrazó a Hinata y la dejó llorar sobre su pecho.

[...]

El jet de los Hyuga llego al pequeño aeropuerto, justo cuando una tormenta arremetía contra la cuidad y en algunos sitios, ya se habían registrado inundaciones, por lo tanto, el chofer de la familia, los llevó a ambos a la residencia Hyuga.

—¿Estas de acuerdo en quedarte en mi casa hasta que el camino a tu hogar sea seguro?—cuestionó Neji a la Yamanaka, pues la zona donde vivía, se reportó con calles inundadas—Puedes quedarte en la habitación que desees, incluso en la de Hinata—debido a la tormenta, ellos demoraron mucho en llegar a la cuidad y prácticamente, ya había anochecido.

—No quiero ser una carga, mejor déjame en un hotel cercano—ella no estaba acostumbrada a dar molestias y trato de negase.

—De ninguna manera, tu no eres una carga y te quedaras con nosotros... estoy seguro que papá no aceptaría una negativa—sin mas remedio, Ino tuvo que acceder y cuando lograron llegar, la familia los esperaba para recibirlos.

—Me alegro que llegaran sanos y salvos—Shizune fue la primera en acercarse.

—Y díganme ¿como se quedó mi princesa?—Hizashi no anduvo con rodeos y fue directamente al grano.

—Obviamente bien, eso decía su correo—Shizune se adelanto a aclararlo.

—Pues si, pero resulta, que Hina, no envió ningún correo y en su lugar, si recibió un texto desde aquí—Neji siempre admiró a su madrastra, sin embargo, la actitud que mostraba con Hinata, dejaba mucho que desear.

—Así es, ella misma me lo confirmó ayer... seguramente ese greñudo le escondió el celular y fue él, quien lo hizo—Hizashi ya no podía ocular su molestia por ese tipo.

—Pero si Madara es un excelente hombre y a pesar del comportamiento de esa niña, se veía muy enamorado de ella.

—El comportamiento de Hina, nunca fue incorrecto y cualquier hombre sería afortunado de tenerla como esposa—Ino se molesto por el comentario de Shizune.

—Y lo que es peor, aparentemente, Madara no es lo que nosotros creíamos—Neji les contó sobre las personas del rancho y de pronto apareció Hanabi con unas bebidas, mismas que distribuyó estratégicamente entre todos.

—Yo no cariño—Shizune rechazó la bebida—sabes que no suelo beber.

—Lo se, eres igual que Hinata, con apenas dos copas, terminan embriagadas, pero esta noche es para distraernos de la tormenta, al mismo tiempo que Ino y Neji, nos cuentan sobre la vida de mi hermana.

—Es verdad, díganme ¿cómo es el dichoso rancho en el vive mi niña? Tu como su amiga ¿que opinas de ese lugar?—Hizashi miró directamente a la rubia.

—A pesar de todo, debo decir que el rancho es precioso.

—Es una lastima que esté prácticamente en el fin del mundo, donde las personas no tienen cultura y ella no tenga a nadie para impresionar, como está acostumbrada a hacerlo—soltó Hanabi.

—Te equivocas, el lugar resultó estar rodeado de buenas personas, mismas que ya quieren mucho a Hina y están lejos de ser incautos... De hecho, Karin, la esposa del médico, se ha convertido en su amiga. La joven es una mujer muy educada y fue ella quien diseño el interior de la gran casa donde vive—aclaró Ino.

—Además, nos contaron que Itachi Uchiha, sobrino de Madara, se ha acercado mucho a ella y desde el traslado de Tenseigan, Hashirama Senju, se ha mantenido muy cerca.

—¿En serio? ¿Estamos hablando de el mismo Hashirama?—Neji asintió sonriendo ante la pregunta de su padre—Entonces me quedo mas tranquilo.

—¡Vaya!—Hanabi se molesto—Mi hermanita ya comenzó con sus viejos hábitos.

—Que casualidad—Ino parecía tranquila, aunque por dentro, quería golpear a esa estupida—ese mismo comentario salió de Madara... estoy comenzando a creer, que él y tu, hubieran hecho mejor pareja, pues parecen tal para cual.

—¿Porqué dices eso?

—¿Y cuéntenme sobre el negocio de las minas?—Hizashi interrumpió a su esposa, pues de continuar así, Ino y ella, terminarían en una gran discusión y todo por los comentarios inapropiados de Hanabi.

—Eso te sorprendería, las minas extraen una gran cantidad de piedras preciosas, además de los metales y los artesanos realizan diseños exclusivos, incluso, Madara nos mostró unos que fueron inspirados en Hinata.

—¿Lo ven? Eso significa que la ama, así que no tienen de que preocuparse—después de todo, Shizune se sintió mas tranquila sabiendo que ese hombre la amaba y la trataba bien.

—Ese es otro punto... pero, ahora no es el momento para hablar de eso—francamente, Neji se sentía extraño y sin dudarlo, acepto otro vaso de las manos de Hanabi.

—Bueno, es hora de dormir, te quedas en tu casa, Ino—Hizashi se despidió, llevándose a su esposa y sabiendo que Ino, aun pensaba continuar con Neji, mientras Hanabi, optó por buscarlo mas tarde en su recámara.

—Yo también me retiro, buenas noches—la chica tomó la botella y se disponía a irse.

—Déjame la botella, Hana—antes de poder negarse, Neji ya le había quitado la botella y ella no pudo objetar.

—Esta bien, pero no bebas mucho—fue lo único que dijo antes de marcharse.

—Acompáñame Ino—Neji le sirvió un vaso a la rubia.

—No se si deba—ella veía algo diferente en el castaño.

—Vamos, no quiero beber solo—ella aceptó el vaso y apenas lo bebió, el Hyuga volvió a servirle—Salud.

—Salud—chocaron los vasos y poco a poco, el contenido de la botella, fue disminuyendo. Ino también comenzó a sentirse extraña, incluso se sentía incapaz de voltear a otro lugar, que no fuera donde se hallaba Neji.

—Parece que se termino—el varón sonrió divertido y se concentró en mirar a la rubia. No sabía que le estaba pasando, pero se sentía muy atraído hacia ella, incluso su entrepierna comenzaba a molestarlo debido a la tensión sexual.

—Y eso significa, que debemos ir a dormir—ella se encontraba en mejor estado, así que lo ayudó a caminar. Subieron las escaleras y con torpeza, entraron en la habitación de Neji—Anda, acuéstate—aun con el calor que parecía consumir su cuerpo, Ino trató de alejarse lo antes posible, sin embargo, antes de poder abrir la puerta Neji la tomó de la cintura y colocó la barbilla sobre la cabeza de Ino.

—Por favor, no te vayas... quédate conmigo—la joven sintió que ya no podía mas y cuando él la giró, no pudo resistirse a responder a los besos y caricias que iniciaron la candente noche.

... Horas mas tarde y en otra habitación, Hanabi se hallaba enfurecida. Su plan se había arruinado gracias a Ino y ahora, debía buscar otra manera de acceder, sin embargo, su oído captó el sonido de una puerta y con sigilo, salió buscando al responsable.

Ino salió a toda prisa, cerca de las cinco de la mañana. Su aspecto se veía desordenado y un taxi la esperaba afuera.

—Bueno, quizás no todo esté arruinado—entró en la habitación de Neji y pronto frunció el ceño ante el olor a sexo. Trató de ignorarlo, ya que el fin justificaba los medios, así que se desnudó por completo y al levantar las sábanas, miró las manchas rojas—vaya, así que la estupida esa, era virgen—aguantando el desagrado, sonrió satisfecha, eso fue mucho mejor de lo que esperaba. Ahora solo debía esperar a que sus tíos aparecieran.

...

Neji sintió que le habían golpeado la cabeza y justo cuando trataba de acostumbrarse a la luz de un nuevo día, escuchó gritos.

Hizashi y Shizune se levantaron como de costumbre y al estar listos para bajar a comenzar el nuevo día, encontraron la puerta de Neji entreabierta.

Extrañados por el inusual comportamiento, se acercaron pensando que el chico bebió de más y terminó ebrio, sin embargo, nada los había preparado para la escena que presenciaron.

—Neji, Hanabi... ¿que significa esto—Shizune amaba a Neji como a un hijo, pero en ese momento, sintió que se había aprovechado de la ingenuidad y el amor de Hanabi.

—¿Eh?—la chica se levantó un poco, estirando las sabanas deliberadamente para cubrir su pecho desnudo, como también, para mostrar las reveladoras manchas de sangre—¡Tíos!—agachó la cabeza fingiendo vergüenza y comenzó a llorar—Por favor perdónenme, no se como pasó.

—Hijo—Hizahsi fue quien más sorprendido quedó, incluso, diría que se decepcionó. Sabía que su hijo no sentía nada por  Hanabi ¿entonces porque llegó tan lejos con ella?

—Yo...—al castaño aún le costaba despabilarse, era como si le estuvieran martillando la cabeza. Las confusas imágenes llegaban distorsionadas a su mente, especialmente, cuando besaba con devoción, la nívea piel de la chica bajo su cuerpo. Los sensuales gemidos, las lágrimas de dolor y placer que ella derramó, todo, absolutamente todo lo que podía recordar, fue increíblemente adictivo, sin embargo, todo el entusiasmo se esfumó, al ser consciente de la mujer con la que hizo el amor durante la noche... Hanabi. Debía tratarse de una maldita broma ¿como llegaron a cometer esa locura?—no puedo recordar nada—el llanto de Hanabi se hizo más audible, causando la molestia en Shizune.

—¿Y es así como piensas deshacerte de tu responsabilidad?—la fémina también comenzó a llorar y se acercó a la joven, quien intentaba ponerse de pie entre visibles muecas de dolor. La mayor le ayudó a envolverla con las sábanas y sintió que se le rompía el corazón.

—No tía, Neji no tuvo la culpa de nada—las lágrimas salieron como cascadas de los ojos luna pertenecientes a  Hanabi—ambos somos adultos y a pesar de todo, no me arrepiento de haberme entregado a él—Neji seguía palpándose la cabeza.

—Será mejor que todos nos tranquilicemos—habló Hizashi—nos reuniremos en dos horas dentro de mi despacho—Shizune se llevó a Hanabi hasta el baño de su habitación y con cariño, le preparó la bañera con agua tibia y sales relajantes. Su pequeña debía estar muy adolorida y necesitaba calmarse.

—Gracias por todo tía, te veré abajo—Shizune le dio un beso en la frente y se alejó para darle privacidad. Apenas se escuchó la puerta, el semblante triste fue reemplazado por el de total satisfacción.

—Lo siento por ti, Ino, pero no iba desaprovechar esta oportunidad, además, me pusiste todo en charola de plata—la risa continuó, lo que fue opuesto a la verdadera protagonista de lo sucedido.

...

Ino jadeó con dolor cuando logró entrar al baño y tras pensar en lo ocurrido, dejó salir las lagrimas. Todo fue un gran error, no debió ocurrir ¡Vamos, Neji no sentía nada por ella!

Durante el dia, se mantuvo recluida en su habitación, incluso, llamó a su trabajo para reportarse enferma y su padre había salido de la ciudad, por lo tanto, no había nadie que viera su melancólica condición.

Su celular no había dejado de sonar, sin embargo, la llamada que esperaba, nunca llegó. Él no la llamó ese día y tampoco el siguiente a lo ocurrido. Sabía que Neji estaba mas borracho que ella, pero en su interior, creyó que podía recordar los sucesos. Fue claro que no lo hizo y lo comprobó cuando se encontraron por casualidad en una cena con honor al cumpleaños de Lee, donde asistió por insistencia de Naruto.

—Ino ¿podemos hablar?—el corazón de la rubia se aceleró al verlo y ni siquiera podía describir las emociones que sentía al escuchar que quería hablar.

—Claro ¿que pasa?—la pareja se alejó de los otros chicos.

—¿Recuerdas que sucedió la noche que regresamos de Konoha? —la miró fruncir el ceño y se apresuró a continuar—Es decir, recuerdo que hablamos con mis padres y después, tú y yo nos quedamos a beber, pero después de eso, ya no puedo recordar absurdamente nada—el nudo en la garganta que Ino sentía, le impedía hablar con fluidez.

—¿N-no recuerdas nada?—ella se puso muy triste, ya que esa noche, se sintió amada y a pesar de la condición de ambos, él no fue rudo, sino todo lo contrario, Neji la trató con delicadeza y beso todas sus lágrimas.

—Creo que cometí un grave error—el joven se llevó las manos a la cabeza y ese comentario, destrozó el corazón de Ino—Dime ¿que pasó mas tarde?—la joven se obligó a no dejar salir el líquido de sus hermosas orbes y lo encaró.

—Nada fuera de lugar, solo subimos a dormir, tu a tu recámara y yo a la de Hina, eso fue todo—claro que para él, pasar la noche con ella, fue un gran error ¿como pudo tener esperanzas? Era evidente que Neji, aún amaba a Hinata y pensar en acostarse con ella, debía parecerle descabellado, quizás hasta debió sentirse asqueado.

—Ya veo—el Hyuga se decepcionó, en su interior, creyó que Ino podía dar luz a lo ocurrido esa noche, quería pensar que eso no había ocurrido, sin embargo, aparentemente si ocurrió y ahora se encontraba en un callejón sin salida.

—Discúlpame, es algo tarde y mañana debo levantarme temprano... nos veremos después—Neji se sorprendió ante el frío comportamiento de Ino y antes de poder preguntar, ella ya se había alejado.

[...]

—No puede ser—Hashirama se quedó pasmado al escuchar el relato de Itachi. Sabia que Madara era un salvaje, pero nunca creyó que seria capaz de semejante atrocidad.

—Fue todo muy rápido y ella ni siquiera lo pensó cuando le desvió el brazo—Itachi aún recordaba los hechos y como después de calmarse, ella le pidió acompañarla a las caballerizas, donde se dedicó a calmar a Tenseigan y también a Runnegan..

—Esto no debe continuar, temo que el comportamiento de Madra empeore y termine lastimándola a ella—el Senju se devanaba los sesos, debía encontrar la manera de ayudarla.

—Lo sé, también yo estoy preocupado y pienso que Hinata debió marcharse con su familia, este no es lugar para ella.

—Déjamelo a mi, ya pensaré en algo—ambos se reunieron en un café cercano a la oficina del Senju y volvieron a estar de acuerdo en cuidar de la ojiperla.

[...]

—Kurenai—la mujer volteó a mirar a Hinata—hay algo que debo decirle—la mencionada sintió que se le erizaba la piel. Seguramente se trataba de su estancia en la propiedad Uchiha.

—¿Que pasa Hina?—la morena llevaba un tiempo dándole vueltas al asunto y mirando a Mirai, tan cercana a ella, llegó a una conclusión.

—Aun no estoy segura cuando, pero pienso regresar a Tokio—la fémina mayor bajo la cabeza, pues ya lo veía venir.

—Entiendo y no te preocupes, buscaré otro empleo—la joven negó con la cabeza.

—Déjeme terminar—Kurenai asintió—yo les he tomado mucho aprecio a Karin, a Ima y a ustedes... se que Ima y Karin, no aceptarán, pero, me gustaría que usted y Mirai vengan conmigo... Estoy convencida que ambas tendrían muchas mas oportunidades en la cuidad y por el hospedaje no tendrán que preocuparse, pues apenas encuentre un lugar para mí, también será para ustedes—la mayor no podía creer lo que estaba escuchando ¿acaso Hinata era un ángel en forma humana?—Usted podrá trabajar en lo que desee y Mirai, asistirá a una buena escuela ¿que me dice?

—Hinata, eres muy buena, pero no puedo aceptarlo—la ojiperla se desanimó—No quiero que te sientas responsable de nosotras, ya bastantes problemas tienes en tu vida.

—Ustedes me han tratado como si fuera parte de su familia y se lo mucho que les ha costado sobrevivir después de enviudar, por lo tanto, no estaría tranquila, hasta no saber que están conmigo, así que ya no lo piense y acepte mi propuesta—Kurenai se soltó a llorar y abrazó a la Hyuga. Karin tenía razón, la llegada de Hinata cambió sus vidas por completo.

Continuará.

Bien, aquí está otro capítulo, aunque me volvió a quedar largo, tuve que forzarme a dejarlo así y continuar en el siguiente. Ojalá les guste. Lamento la demora, como también las posibles faltas de ortografía que seguramente se me quedaron si que las notará, apenas las encuentre y las iré corrigiendo 😊💕

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