Capitulo 14

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.



¿Que demonios estás haciendo?—cuestionó Gaara cuando llegó a su hogar y encontró a Karin con una caja de cartón donde se hallaban fotografías y recortes de periódicos.

—Estoy buscando unas fotografías donde aparece la mujer que era novia de Sasuke... recuerdo que la miré en estos viejos recortes y se la quiero mostrar a Hina—respondió con torpeza.

—¡Hinata!—se burló Gaara—¿Y que te importa a ti esa mujer?

—Es mi única amiga y quiero ser de utilidad con ella, tal como lo ha sido conmigo—Gaara frunció el ceño con disgusto.

—Esa mujer ni siquiera quiere a su esposo, mucho menos sería capaz de sentir aprecio hacia ti.

—¿Que quieres decir? Hinata ama a Madara y a mí, me considera su amiga.

—Veo que esa mujer te ha influenciado mucho y me alegro que haya huido de Madara—Karin se sorprendió.

—¿Huyó?—la pelirroja no había escuchado nada y por ende, se preocupó mucho.

—Así es, esa descarriada volvió a abandonar a Madara y ahora que lo pienso, es lo mejor.

—¿Como puedes decir eso?—la chica jadeo cuando Gaara arrojó la caja al piso, logrando que todas las fotografías se esparcieran—Hinata es una mujer digna de admiración—añadió casi llorando, mientras juntaba el contenido de la caja.

—Lo digo porque es la verdad—con brusquedad, el médico sostuvo el frágil brazo de la joven y la puso de pie—La actitud voluntariosa de esa mujer, era una pésima influencia para ti, por lo tanto, lo mejor es que no regrese, además, Madara sólo se distrae por sus malcriadeces.

—Hina es una buena mujer y no se merece un marido que es tan raro con ella—respondió en un murmullo.

—No es raro, así somos todos—replicó soltándole el brazo.

—Si, pero las mujeres necesitamos que nos respeten, que nos den nuestro lugar—le gritó Karin al pelirrojo, mismo que volvió a encararla con un aura de molestia.

—Pues en todo esté tiempo, no te ha faltado nada ¿o si?—cuestionó el varón.

—No, pero he sido muy infeliz... Y ME SIENTO UNA COBARDE POR NO SER COMO ELLA—sin previo aviso, Gaara la estampó contra la pared sosteniéndole ambos brazos con brusquedad.

—ESCÚCHAME BIEN—le gritó frente a su rostro asustado—Eso es... no me pierdas nunca el miedo—Karin se mostró seria y ni siquiera reaccionó al forzado besó que le dio Gaara. Sin inmutarse, evitó llorar, ya no quería hacerlo, no deseaba darle esa satisfacción y no sabía de dónde había sacado el coraje para enfrentarlo como lo estaba haciendo—y como ya lo dije, es mejor que se haya largado, así no mete ideas modernas en tú tonta cabecita—la pelirroja se liberó del agarre y se marchó dejando al ebrio médico a solas.

Una vez en su recámara, se permitió llorar. Si tan sólo pudiera tener una cuarta parte de la valentía de Hinata, no permitiría que nadie la volviera a humillar. Como una tonta, creyó que su esposo permanecería sobrio, pero al igual que las otras veces, se volvió a equivocar, él no cambiaria y a pesar de todo, ella lo amaba demasiado.

[...]

Ante las múltiples quejas de sus tíos, Hanabi optó por pedirle ayuda a Sasori. El varón le sugirió tranquilizar a la familia con algo que supuestamente viniera de su hermana y tras pensarlo, se le ocurrió enviarse un correo electrónico.

Al principio todo parecía bien, incluso Natsu y Shizune quedaron conformes, el problema fueron su tío Hizashi y por supuesto Neji, quienes se empeñaron en leerlo y averiguar desde donde se envió, por lo tanto, fingió borrarlo por accidente.

A pesar de la molestia de su tío, ella quedó conforme, no obstante, al día siguiente, se ofreció para acompañar a Natsu, ya que aún se encontraba en cama. La mayor se quedó dormida y de pronto escuchó vibrar un celular. Comenzó a buscar y vio que no se trataba del suyo y como estaba aburrida, decidió curiosear. Su sorpresa fue grande, al leer el texto proveniente de su hermana mayor.

Caminando de un lado a otro, borro el mensaje y bloqueo el número, no sin antes anotarlo en su propio celular. Luego salió dejando todo en orden y buscó a Shizune para pedirle su teléfono, argumentando que el suyo no tenía pila y necesitaba enviar unos mensajes a Moegi.

Sabía lo que esa respuesta ocasionaría en su hermana y no se contuvo, después de todo, su tía siempre le hablaba así y ni siquiera se había sentido triste con su partida.

Feliz con la hazaña, regresó el celular, pero su felicidad se extinguió, al saber que Neji, se fue acompañado de Ino, en busca de Hinata. Era obvio que no se quedaron conformes con el correo electrónico y prefirieron ir personalmente a comprobar su estado. Lo peor de todo, era la cercanía de esa estupida con Neji. Primero su hermana y ahora Ino. Necesitaba hacer algo drástico para atraparlo, pero debía esperar hasta su regreso.

[...]

Ino y Neji, ya no pudieron esperar y con la aprobación de Hizashi, partieron a Konoha. Necesitaban cerciorarse personalmente del estado de Hinata.

Neji se encargó de realizar las llamadas y cuando el avión aterrizó, un vehículo ya los esperaba para conducirlos al rancho Tsuki.

—¿Es la primera vez que vienen?—cuestionó el conductor y ellos asintieron—En ese caso, les deseó una buena estancia—les dijo al estacionar cerca de la entrada principal del rancho.

—Gracias por todo—se despidieron y fue Neji quien cargó con el ligero equipaje de ambos, dado que el plan era regresar ese mismo día.

—Te juro que si notó algo raro, cualquier cosa en Hina, me aseguraré de convencerla para que se regrese con nosotros—vociferó ino, logrando sacar una sonrisa de Neji.

—Tranquila, estoy seguro que ella está bien—el castaño trataba de convencerla, aunque en su interior, también pensaba lo mismo que ella.

—¡Neji, Ino! ¿Son ustedes?—la pareja encargó a Obito, quien se veía sorprendido al verlos.

—Hola Obito—Neji saludo al Uchiha y cuando la rubia se acercó, se quedó pasmada viendo al otro azabache.

—¿Sasuke?—el Hyuga encaró al otro tipo y arqueo una ceja ¿en verdad seria el tal Sasuke? Se preguntó interiormente—¿Hina sabes que estás aquí?—Izuna negó con la cabeza antes de aclarar las cosas.

—Mi nombre es Izuna Uchiha, el hermano menor de Madara.

—¿En serio?—a pesar de la aclaración, Ino se dedicó a evaluarlo sin sentirse apenada, ya que el parecido con Sasuke era increíble y algo le decía que no podía tratarse de una simple coincidencia.

—Así es y no me sorprende su sorpresa, pues a mi cuñada le sucedió lo mismo—el Hyuga quedó mas confundido. Eso era muy extraño, dado que Sasuke fue a quien supuestamente engaño su prima y el que se pareciera tanto al Uchiha frente a ellos, le pareció mas que una casualidad.

—Es cierto... ustedes no se conocen—interrumpió Obito antes que la Yamanaka continuara preguntando—Tío, él es Neji, el primo de Hinata y ella es Ino, su mejor amiga—los recién llegados lo saludaron y fue entonces que Ino se sintió mas ansiosa.

—Bueno ¿donde está Hina? Muero de ganas de verla—Neji estuvo de acuerdo con la rubia.

—Si claro, pasen, la llamaremos—los cuatro avanzaron hasta adentro de la hermosa mansión y el Uchiha mayor se encargó de buscar a alguien para que se encargaran de las pertenencias de la pareja.

...

La ansiedad del Hyuga quedó atrás, al sentir el cálido abrazo de Hinata. Durante esos segundos, se permitió perderse en la añoranza del pasado, no obstante, la molesta voz del marido lo regresó a su lugar y cedió su puesto a Ino, quien no dudó en correr hacia ella ignorando completamente a Madara.

—Dime ¿estás bien?—preguntó Ino, una vez que ambas dejaron de abrazarse. Necesitaba saber porque el tal Izuna se parecía tanto a Sasuke y no podía esperar.

—¿Porque no habría de estarlo? Después de todo, Hinata está conmigo, su marido—aclaró Madara, algo irritado por los acontecimientos y sobre todo, por la manera en que Neji y su esposa se abrazaron.

—Pues no lo se, quizás lo diga por la poca comunicación que existe aquí, incluso nos vimos en la necesidad de viajar hasta acá para asegurarnos que en efecto, Hinata estaba bien, pues nos fue imposible contactarla, como debería ocurrir cada vez que nos plazca hablar con ella ¿no crees?—respondió la rubia con la misma mordacidad que él utilizó con ella.

—Pues ¿que creen?—cuestionó Hinata encarando a su marido—Misteriosamente, se me ha desaparecido dos veces mi celular y a juzgar por la extraña manera en que lo recupere la primera vez, supongo que fue obra de los Aliens, o quizás de duendes—Obito se atragantó con el agua que estaba bebiendo. No supo cómo le hizo, pero tuvo que aguantar la carcajada que le saldría, sobre todo al ver la reacción de Madara.

—¿Te encuentras bien?—la pregunta de Ino, tenía toda la intención de continuar con la burla, puesto que a pesar de todo, Hinata no había perdido el humor.

—Pero bueno ¿que se le va hacer? Es un lugar remoto y a veces no hay buena señal para los celulares, me refiero a los que no son robados por las criaturas escondidas en los cuentos—a pesar de lo que decía, su rostro no mostraba diversión—y dejando de lado eso ¿que tal si nos acompañan a comer? Estoy segura que les encantará la comida—la misma ojiperla se encargó de acomodar a la pareja, dejando a la rubia a su lado.

—¿Como están tus padres Neji?—Madara intentó calmarse y ser cordial, sobre todo, por el codazo que recibió por cortesía de Izuna.

—Además del lamentable accidente que sufrió la tía Natsu, ellos están bien, aunque algo preocupados por Hinata, especialmente mi padre, ya que sólo le envió un i mail a Hanabi—el Hyuga también trato de mostrar su educación, después de todo, ya habían comprobado que ella estaba mucho mejor que la última vez que la vieron.

—¿Un mail?—cuestionó la ojiluna con el ceño fruncido.

—Así es—respondió Neji.

—Debió ser esta mañana cuando estabas con Hashirama—soltó Madara con molestia.

—No, de hecho, fue anoche—aclaró Ino.

—Yo envíe está mañana un texto, pero...—ella trataba de pensar y no lograba aclara sus dudas.

—Entonces no entiendo—Neji también quería llegar al fondo de todo, pues Hanabi les informó que Hinata le envió un correo electrónico desde su cuenta, la cual debía estar en su celular.

—No hay nada que entender Neji—soltó Madara mirando directamente al Hyuga, quien lo ignoró por completo y encaró a su prima.

—¿Y que digo en ese supuesto mail?

—En realidad, sólo tu hermana lo miró y al querer mostrárselo a papá, accidentalmente lo borro—Ino rodó los ojos. Ella no había creído nada de ese supuesto mensaje. De todas las personas, Hinata no elegiría a Hanabi para comunicarse.

—¿Pero que decía?—insistió la ojiluna.

—Pues que te encuentras muy bien, que nadie te ha cuidado mejor que Madara, quien te trata como a una reina y que no nos preocupémoos por ti—las orbes color luna, se encontraron con las oscuras del Uchiha mayor y no fue de manera amorosa. Izuna y Obito, se dedicaron a observar y sólo esperaban el momento justo en el que Hinata y Madara perdieran el control frente a los recién llegados.

—¿De que dirección se envió el correo electrónico?

—No lo se, mi padre se quedó con muchas dudas y preferimos venir a verte.

—¿Pero que dudas Neji? De todos modos, el correo decía que ella esta bien y que no le hace falta nada—Madara quería dejar claro que no los necesitaba, no obstante, su esposa no pensaba dejar atrás el tema.

—Bien... el punto es, que yo no he enviado ningún correo—de nuevo, la Hyuga miró hacia su marido y el silencio que se formó fue muy incómodo.

—¿Y la señora Natsu se encuentra bien?—quien cuestionó fue Obito, pues además de conocer a la mujer, también quería terminar con la incomodidad que se formó.

—Si, ella viajaría con nosotros para quedarse aquí con Hinata, pero cuando bajaba las escaleras terminó perdiendo el paso y el médico la mandó a guardar reposo—respondió Neji y de nuevo el Uchiha mayor miró a su esposa, la cual se veía triste.

—Con permiso—Ima llegó con mas platos para los dos invitados y también para Izuna y Obito.

—Gracias—los recién llegados agradecieron la amabilidad de la anciana.

—Neji, Ino, les presentó a Ima, ella es una de las personas que han sido muy buenas conmigo desde que llegué aquí.

—Neji Hyuga, encantado de conocerla—Ima se sonrojó al ver el comportamiento del castaño, ya que sin dudarlo, se puso de pie y la saludó con respeto.

—Y yo soy Ino Yamanaka, la mejor amiga de Hina... es un placer conocerla—como era de esperarse, la anciana quedó fascinada con los familiares de Hinata.

—Bienvenidos sean, Hina nos ha hablado mucho de ustedes dos—ellos sonrieron—Y díganme ¿que les pareció el rancho?—cuestionó con curiosidad.

—A pesar de no admirarlo en su totalidad, debo confesar que estoy impresionado... felicidades Madara, este lugar es muy bonito—el azabache se sorprendió por la felicitación del Hyuga.

—Lo mismo digo, el rancho es precioso—añadió Ino con entusiasmo—además, la comida es deliciosa.

—Así es, Hinata ya nos enamoró con su sazón—repuso Obito.

—Bueno, en esta ocasión, no fue ella quien cocinó y todo el mérito es de Ima—soltó Madara.

—Gracias por aclararlo querido esposo, eres muy lindo, aunque no era necesario que te apresuraras, ya que yo sería incapaz de tomar el crédito de alguien más—Ino y Neji se miraron entre sí y la rubia sonrió con orgullo al ver la expresión del Uchiha, sin embargo, eso le dejó muy claro, que su amiga no se encontraba bien en su matrimonio. Había tensión entre ellos y cualquiera que los viera podía notarlo.

La comida transcurrió tranquila para la mayoría de los presentes, sin embargo, Madara se sentía excluido de la mayor parte de las conversaciones. En cuanto terminaron, Hinata los condujo a la sala.

—Buenos días—Kurenai llegó ofreciendo café y pastel.

—Kurenai... ellos son Ino, mi mejor amiga—la mujer de cabello negro saludo cordialmente a la hermosa rubia de ojos azules—y él es Neji, mi primo.

—Encantada de conocerlos, Hinata siempre habla de ustedes y de lo mucho que los quiere.

—Y es bien correspondida—soltó Neji. Madara entrecerró los ojos, mientras Ino sintió una punzada en el pecho. No podía esperar que Neji olvidara a Hinata de la noche a la mañana, por lo tanto, era lógico que comentarios cómo ese salieran sin ser planeados.

—Claro, aparentemente mi esposa tiene el don de ser querida por quienes la conocen, especialmente por los hombres—Neji reaccionó al comentario de Madara y lo miró con molestia—Incluso mi sobrino Itachi y por supuesto el tarado de Hashirama, ya cayeron en sus encantos.

—¿Hashirama? ¿Habla de Hashirama Senju?—desde que lo mencionó la primera vez, Neji se quedó con la duda.

—Así es, él es el mas flamante admirador de mi linda esposa.

—¿Y porque te quejas? Hinata no tiene la culpa de atraer la admiración de quienes la conocen—Ino se molestó con los comentarios fuera de lugar que lanzó Madara—Si no querías sentirte inseguro e inferior, te hubieras casado con una mujer de tu edad—esta vez fue Izuna, quien se atragantó con el café. Ese día quedaría grabado en su memoria, como el día en que su hermano fue puesto en su lugar con palabras llenas de verdad.

La melodiosa risa de la ojiperla agradó a todos, ya que era muy raro escucharla así. El único que lograba hacerla reír de esa manera, era Hashirama—¿Sabes? Estoy de acuerdo contigo—agregó la joven, mientras se acercaba de manera seductora al impredecible Uchiha mayor—pues me he dado cuenta que ante la inteligencia de mi esposo, yo resulte no estar a su altura y quizás se haya decepcionado ¿no es así cariño?

—Suficiente bonita... nuestros invitados pensarán mal sobre nosotros—deliberadamente, Madara la tomó de la cintura de forma posesiva y la apretó contra su pecho. Ambos sintieron el calor del otro y durante escasos segundos, desearon dar rienda suelta al anhelo.

—Descuiden... tampoco es que estén diciendo algo descabellado, ademas, fueron muchas las personas que opinaban de la misma manera, especialmente mi padre—Neji también se irritó con los comentarios del azabache y no pudo evitar soltar lo que pensaba.

—Estábamos por ir a la zona de las minas y a las instalaciones donde los expertos artesanos se encargan de realizar hermosos y exclusivos diseños de joyería ¿que les parece si nos acompañan?—Obito dejó de lado la risa que trató de ocultar y lanzó la invitación—De ese modo, también conocen la belleza de nuestro entorno.

—Es una buena idea, así también tú podrás conocerlas—Hinata no pudo evitar sentirse nerviosa ante el cariñoso y falso trato que estaba recibiendo de su esposo. Recordó los momentos que vivieron antes de casarse y sintió ganas de llorar—Incluso, varios de los diseños, son inspirados en ti, bonita—no mentía, pues en las patentes que logró recuperar de su sobrino, había algunos inspirados en ella, especialmente en sus hermosos ojos.

—¿Aún no las conoces?—cuestionó Ino algo sorprendida y a la vez entusiasmada.

—Los días en que llegue aquí, aún no eran seguras y después con lo del accidente, ya me resultó imposible—mintió sin titubeo, puesto que, apenas un par de días atrás se enteró sobre las instalaciones donde se realizaban las joyas.

—Anímense, les garantizo que les gustara—Madara se empeñó en convencerlos, dado que desde su llegada, se sentía inseguro y quería demostrarles que su mujer no necesitaba de nadie, que él era suficiente para tenerla contenta. No quería admitirlo, pero el comentario que hizo la rubia lo descolocó y al ver como Hinata lo encontraba divertido, lo hizo sentirse en desventaja.

—Por supuesto que lo harán ¿verdad?—tanto Ino, como Neji, asintieron al pedido de la ojiperla y sin demora, salieron a esperar los vehículos.

—Necesitamos hablar a solas—Neji se acercó a Hinata y se lo dijo al oído. Necesitaba saber que pasaba entre ella y Madara, ademas, ese extraño correo electrónico lo tenía consternado.

—Vamos bonita—Madara se encargó de interrumpirlos y se llevó a la ojiperla junto a él. Ino veía todo y comenzó a ponerse ansiosa. Madara parecía querer monopolizar a Hinata, ademas, los comentarios que dijo durante la comida lograron molestarla y por último, la similitud de Izuna con Sasuke.

—¿Esta todo bien?—Obito la notó perdida en sus pensamientos y se aventuró a cuestionar.

—Eso mismo quisiera saber—respondió mirando en dirección a Madara—Encuentro extraño el comportamiento de Madara en torno a Hina y parece muy decidido a no dejarnos estar con ella—Obito se rascó la mejilla con nerviosismo. Era claro que esa joven no se dejaría engañar—además, el parecido de Izuna con Sasuke no se debe a una simple coincidencia ¿o me equivoco?—el azabache no tuvo mas remedio que darle la razón, después de todo, Hinata ya sabía la verdad y tardé o temprano, su amiga también la sabría.

—Madara e Izuna son hermanos menores de la tía Mikoto, la madre de Sasuke.

—¿QUE?—la pregunta atrajo la atención de todos—¿Hablas en serio?—sabia que había algo extraño, pero que fueran parientes tan cercanos, le pareció demasiado.

—No puedo decirte mas—el Uchiha lo dijo en voz baja—lo mejor sera que sea la misma Hinata quien aclaré tus dudas—Obito se alejó en busca de su camioneta, mientras que Ino quedó consternada y miró en dirección a su amiga.

—Esperen aquí, nosotros traeremos los vehículos—los Uchiha se alejaron, dejando a Hinata y a los invitados en compañía de Kurenai.

La ojiperla se adelantó un poco y se sorprendió a encontrarse directamente con Karin—¡Hinata!—la peliroja se veía aliviada de verla—Gaara me dijo que te habías escapado otra vez y...—Karin guardó silencio al mirar a dos personas desconocidas.

—Ah... eso—la ojiperla trató de restarle importancia, ya que Neji e Ino, escucharon todo y buscaban una explicación—no fue nada importante, pero ven, quiero presentarte a mi primo y a mi amiga—la chica se sintió apenada por hablar de mas—Ella es Karin, la esposa del médico que me atendió cuando ocurrió el accidente—los invitados sonrieron—y debo decir que desde el día que llegue, Karin me hizo sentir apreciada, incluso ayudó a cuidarme luego de regresar del hospital.

—Neji Hyuga para servirle—Karin saludó al apuesto castaño.

—Y yo soy Ino Yamanaka, encantada de conocerte—ambas se saludaron con una sonrisa.

—Mucho gusto, Hina ya me ha hablado mucho sobre ustedes, incluso cuando se hallaba inconsciente, no dejaba de mencionarlos—tanto Neji, como Ino, se sintieron agradecidos con la peliroja—Y como veo que están por salir, me retiro.

—¿Porque no vienes con nosotros? Después de todo, sólo vamos a conocer las minas y la bodega donde se realizan las joyas.

—No, ustedes tienen mucho de que hablar, yo puedo regresar después.

—Créeme, no hablaremos nada que no puedas escuchar, así que acompáñanos—esta vez fue Ino, quien la animó.

—Así es, acompáñenos—Neji también se unió a Ino y la chica ya no se pudo negar, después de todo, Gaara se había marchado a la clínica y saliendo, se iría a beber.

—De hecho, el marido de Karin, es el socio de Madara en el negocio de la joyería—aclaró Hinata.

—Con mayor razón, debes ir con nosotros—añadió Ino.

—¿Listos?—Madara se estacionó frente a ellos, seguido de Izuna y Obito. Las tres mujeres subieron con el azabache mayor y Neji subió con Obito e Izuna.

Durante el corto trayecto, la ojiperla sonrió complacida al escuchar conversando a las dos féminas, quienes congeniaron con mucha rapidez y parecían antiguas conocidas. El azabache por su parte, se mantuvo en silencio. Estaba tan perdido en sus pensamientos, que ni siquiera escuchaba las conversaciones y sólo reaccionó, cuando arribaron a su destino.

—¿Estás son las minas?—preguntó la Hyuga, asombrada por el lugar.

—Una parte de ellas—respondió su esposo, al mismo tiempo que le tendió una mano para ayudarla a acercarse.

—¿Podemos entrar?—Ino también quedó impresionada. Había mucha maquinaria y ni hablar de los empleados que iban y venían, saludando cortésmente al encararlos.

—Sólo un poco, no quiero arriesgar su seguridad—el ingeniero encargado se acercó y después de saludar, les entregó el equipo de seguridad para que pudieran ingresar siendo guiados por él.

Hinata, ino y Neji, veían con asombro los metales que extraían. Karin también estaba feliz, pero a diferencia de la ojiluna, ella ya conocía las minas.

Madara se sintió orgulloso, ya que su esposa caminaba a su lado, sin dejar de sonreír ante los logros obtenidos.

...

—Gracias por su tiempo—Neji se despidió del ingeniero con un apretón de manos y avanzó al lado de Ino, a quien no le soltó la mano durante la mayor parte del recorrido, ya que la rubia se ganó la atención de muchos mineros—Este lugar es fascinante, estoy seguro que mi padre y Ko, quedarían encantados de verlo.

—Tienes razón, ellos se impresionarían tanto como nosotros—agregó Hinata—A decir verdad, nunca creí que hubiera tanto trabajo en una mina.

—Te felicito Madara, apuesto que en poco tiempo, volverás a ser uno de los hombres mas ricos del país—a pesar de la molestia que había sentido Ino hacia el Uchiha mayor, no pudo pasar por alto lo mucho que se estaba esforzando para recuperarse de la ruina financiera que sufrió antes del matrimonio.

—Es mi objetivo—aclaró Madara, luego de agradecer a la rubia

—De eso que no ye quede duda. Aquí mi marido, no ha dejado de esforzarse por reunir mas fortuna—la morena quería reírse—Es tan dedicado, que a veces me abandona para alcanzar sus metas.

—Pero eso no debe molestarte, ademas, dudó mucho que te aburras teniendo a Tenseigan cerca de ti—Neji sabía que ella amaba la tranquilidad y lo dejaba claro cuando se iba a la finca Hyuga, donde tenían a los caballos—A diferencia de Hanabi, tú siempre has preferido la tranquilidad del campo, que el bullicio de la cuidad.

—¿En serio Hina?—la morena asintió y Karin se sorprendió, puesto que ella daría lo que fuera por volver a la cuidad.

—¿Entonces te agrada vivir aquí? Quiero decir ¿eres feliz?—Ino necesitaba esa respuesta.

—Konoha es una cuidad pequeña, pero desde que llegue, quede enamorada—evitó responder sobre su matrimonio, pues se sentía asqueada de tanto fingir.

—Y espera a que veas el trabajo de los artesanos—sugirió Izuna cuando llegaron a las instalaciones donde se realizaban la joyas. Luego de mirar el imponente y resguardado sitio, la Hyuga se sintió mas molesta con Madara. Era evidente que alguien al borde de la ruina, no podría poseer ese costoso equipo. Ella ya había descubierto su engaño, pero su familia ni siquiera se lo imaginaba.

Entraron a las instalaciones y como era de esperarse, quedaron impresionados. Los artesanos moldeaban los metales preciosos a mano y cada pieza, poco a poco, iba tomando forma hasta alcanzar el resultado final.

—¡Por todos lo cíelos, esto es increíble!—exclamó Ino, con incredulidad.

—Tienes razón, estoy muy impresionado—agregó Neji, quien se permitió mostrar una pequeña sonrisa. La mas impresionada fue Hinata, pero guardó sus comentarios y se dedicó a observar. Izuna era quien les explicaba los procesos. Madara se fue a buscar bebidas para todos y la ojiperla se apartó del grupo mirando con fascinación las hermosas piezas que realizaban esas personas.

Ino se dedicó a interrogar a los obreros, mientras Neji se concentró en Karin—¿Ya tiene mucho tiempo viviendo aquí?—le preguntó con amabilidad.

—Si, desde que me case vivo en este lugar—ella parecía melancólica.

—¿Y le gusta?

—¿A mi? Por supuesto que no—Neji se sorprendió—yo extraño la cuidad, aquí no hay mucho que hacer, aunque desde la llegada de Hina, mi vida ha sido mejor.

—¿Y porque no regresar a la cuidad?—de nuevo preguntó el Hyuga.

—No... lamentablemente, yo no soy tan valiente como lo es Hina.

—¿Porque lo dice? ¿Hinata se ha quedado por valiente? ¿O ha tratado de irse por valiente?—Karin aprovechó la llegada de Izuna, quien les ofreció una botella de agua y se alejó para no responder. Neji quiso continuar, pero el sonido de su celular lo distrajo y viendo de quien se trataba, se dispuso a responder, también alejándose a donde no hubiera ruido.

—¡Papá!—respondió.

—¿Como está todo por allá? ¿Cómo encontraron a mí niña?—la preocupación no se hizo esperar, ya que, ni su hijo, ni Ino, le habían hecho una llamada.

—Hinata esta bien y en este momento nos encontramos visitando el lugar donde hacen las joyas—Hizashi suspiro un poco aliviado.

Pero dime ¿son ciertas mis suposiciones? ¿Ese tipo oculta algo?—el Hyuga mayor presentía que su sobrina no estaba bien.

—No puedo explicarte ahora—respondió al ver a Obito acercándose hasta él.

Eso significa que no me equivoque con mis sospechas—Neji negó con la cabeza, su padre era muy obstinado y si algo se le metía en la cabeza, difícilmente lo hacían cambiar de opinión—¿Donde esta? Quiero hablar con ella.

Está bien, en seguida la buscó—el castaño miró por entre las mesas y la maquinaria, hasta que vislumbró a Hinata hablando con Madara.

...

—¿Así que tu regreso fue porque tu enamorado vino por ti?—la ojiluna apretó los puños ante la estupides de su marido.

—Aunque no tengo que darte explicaciones, te diré que yo no sabía que llegarían—ella continuó mirando las joyas y les sonreía con amabilidad a los trabajadores.

—Entonces no me explico su repentina presencia aquí.

—Pues yo si—lo encaró molesta, pero sin elevar la voz—tú les enviaste el correo dónde supuestamente estoy muy feliz y no se que tantas tonterías más—no tenía dudas al respecto, él era el único que pudo hacerlo.

—Tu sigues siendo tan hipócrita, el correo lo enviaste tú—la acusó y ella rodó los ojos. Madara podía ser tan imbecil cuando hablaba sin pensar.

—Ya parece que yo iba a mandar un mensaje diciendo que tu eres un buen esposo y que estoy feliz, entre otras cosas.

—No me refiero a eso. Tú seguramente te pusiste de acuerdo con él y le lloraste para que viniera a tú rescate, luego tú salvador inventó lo del mensaje para hacerte quedar bien y yo no tuviera sospechas. Piensas escaparte con él.

—Francamente no se que pensar de ti—ella lo miró con despreció—Es evidente que tienes mi celular y te haces pasar por mí, no se necesita ser un genio para llegar a esa conclusión. Estando mi familia tranquila con mi supuesta felicidad, te dejaban el camino libre para continuar atacándome ¿no es cierto?—el Uchiha se quedó callado, no tenía caso tratar de explicar que él no tenía ese celular, pues ella no le iba a creer nada.

—Hinata, mi padre quiere hablar contigo—ella se giró y se apresuró a tomar el teléfono de la manó de Neji, quien se alejó un poco para darle privacidad, cosa que no hizo Madara.

—Tío—la voz se le quebró cuando lo nombró.

—¿Cómo está mi ingrata princesa?

No, por favor no me llames así—se sintió triste al escucharlo—Sabes lo mucho que los quiero, especialmente a ti.

Lo se... y dime ¿cómo que se desaparecieron tus celulares?—Neji ya le había dicho sobre ese tema y el mayor quedó más preocupado.

—Lo que pasa es que con la mudanza y luego lo del accidente, después ya nadie supo dónde se perdió.

Si, claro—obviamente no le creyó nada.

—Pues si, pero lo importante es que ya tengo uno nuevo y les voy a poder hablar todos los días—le explicó que ya tenía una nueva línea y le pidió anotar el número.

Bueno, eso ya suena mejor, pero cambiando de tema, dime una cosa con sinceridad...¿eres feliz?

—¿Porque no le dices de una vez que eres infeliz?—Madara se acercó a ella y le habló muy cerca del oído—De todos modos, ya debes estar por decírselo al muñequito.

¿Hinata? No te escuchó ¿que pasa?—ella fulminó al Uchiha con la mirada por la osadía de interrumpirla.

—Un poco de interferencia, pero nada importante—miró de nuevo al azabache y le dio la espalda.

Bien, ahora dime ¿tú le enviaste un mensaje a tú hermana?—de nuevo volteó a encarar a Madara.

—No, no tío, yo no envié ningún correo, apenas hoy active mi nuevo celular, así que seguramente alguien esté usando el que extravíe. Debe tratarse de personas patéticas sin moral—Madara apretó la mandíbula, dado que a pesar de no ser el responsable, sabía que ella se lo decía a él.

Continuaron la conversación durante unos minutos, hasta que concluyó y ella le regresó el teléfono a Neji. El Hyuga se alejó un poco para buscar a Ino.

—¿Porque no le pediste que viniera por ti? ¿Porque no te quejaste de lo mal que te trató?

—No tengo porque pedirle a nadie que me ayude, si yo quisiera irme, ya lo hubiera hecho—le dijo y se alejó de él, alcanzando a Neji.

—A mí no puedes engañarme ¿que pasa entre tu esposo y tú?—la morena sonrió, pues ya estaba esperando los cuestionamientos de su primo—Estamos muy preocupados por ti y mi padre sospecha que Madara esconde algo—ella suspiró, eso era a lo que le temía y se maldijo una vez más por haberse enamorado del Uchiha—No eres feliz ¿verdad?

—No y hay mucho que debo decirte.

—Mira bonita, estás son las joyas inspiradas en ti—deliberadamente, Madara interrumpió la conversación de los primos.

—Son bellísimas—Karin sonrió al ver las joyas—me encantaría que Gaara hubiera creado algo inspirado en mí—soltó con melancolía.

—Eso no es ningún mérito, no deberías ponerte triste por algo tan insignificante—las miradas de todos se fueron a Hinata, quien se mostraba indiferente ante las hermosas piezas acompañadas de perlas—Además, ni siquiera fue Madara quien las diseñó ¿no es cierto mi amor?—Itachi le dijo que la patente de esas joyas, fue diseñada por Sasuke, por lo tanto, se molestó mucho al verlas.

—Miren, está es el área donde se realizan las piezas exclusivas—Izuna se vio obligado a volver a intervenir. La situación entre Madara y la Hyuga, se estaba poniendo cada vez peor.

—¿Hina que pasa? No puedo esperar mas—Ino se quedó atrás para interrogarla—¿Porque no sabíamos que Sasuke era sobrino de Madara?

—Ino, no tienes una idea de lo complicada que ha sido mi vida desde que puse un pie aquí. Ni siquiera yo puedo creer que este pasando por algo tan...—la rubia la abrazó al verla tan vulnerable, ella lo sabía, Hinata no estaba bien.

—Te está tratando mal ese imbecil ¿verdad?—ella asintió—¿Entonces por eso Karin dijo que habías huido?

—Me enteré del motivo por el cual Sasuke no fue a encontrarse conmigo aquel día.

—Dímelo, me tienes muy nerviosa y sólo quiero golpear a tu esposo—la ojiperla negó con la cabeza y se aseguró de que nadie más escuchara.

—Sasuke se disparo en la cabeza—Ino retrocedió tapándose la boca sin poder dar crédito a lo que estaba escuchando.

—¡Hina!—saliendo de la impresión, la rubia volvió a darle ánimos.

—Y lo peor, fue que lo hizo por el desamor que sufrió a causa de una mujer—Hinata suspiro para distraerse y no llorar.

—¡Cielos!—Ino pensaba en muchas posibilidades, no obstante, nunca se hubiera preparado para lo que le contó su amiga.

—Madara esta seguro que esa mujer soy yo.

—Pedazo de imbecil ¿como puede creer que seas tu? Escúchame bien, necesitamos aclarar las cosas, él no tiene ningún derecho a juzgarte.

—No, aún no puedo hacerlo.

—¿Porque no?

—Primero necesitó saber la verdadera identidad de esa otra mujer... la misma por la que Sasuke se alejó de mí.

—¡HINATA!—de nuevo Madara llegó a interrumpir y la ojiperla tuvo que sostener el brazo de Ino, ya que apenas lo miró y se puso muy tensa—Vamos, las estamos esperando—la rubia se adelantó dejándolos a solas y tal como llegaron, así mismo regresaron al rancho.

...

La noche había llegado y sabiendo que había invitados, Ima y Kurenai se esmeraron al preparar la cena para todos, al igual que los postres favoritos de la ojiluna, incluso arreglaron la mesa de manera elegante.

—Ya es tardísimo—soltó Neji al ver que ya daban las ocho—el piloto ya debe estar desesperado.

—Tienes razón, iré por nuestras cosas—anunció Ino, ya que el plan era regresar antes del anochecer.

—¿Que? ¿No me digan que piensan irse hoy mismo?—Hinata entró en pánico, ella no quería que se fueran tan pronto, ademas, no había podido hablar con ellos sobre lo que le estaba sucediendo.

—Sólo queríamos ver que estabas bien, ya sabes como es papá tratándose de ti—Neji no quería verla tan triste, ademas ya estaba seguro que las cosas entre ella y el Uchiha no estaban nada bien.

—No creo que sea buena idea marcharse a esta hora ¿porque no se quedan? Por lo menos hasta mañana—sugirió Izuna.

—Si, por favor no se marchen hoy—la ojiperla tenía las manos a la altura del pecho.

—Ya escucharon a mi bonita, ella quiere que se queden—a pesar de sentirse inseguro con la presencia de esas personas, Madara quería ver feliz a su esposa y también les pidió quedarse.

—Y por el chofer no te preocupes, enviaré a Suigetsu para que lo traigan aquí y mañana pueden partir juntos—aseguró Obito.

—¿Se quedarán?—lo cierto es que ni Ino, ni Neji, pudieron negarse a la petición de Hinata.

—Está bien, partiremos mañana a primera hora—anunció Neji.

—Vamos, pediré que preparen sus habitaciones—Hinata pretendía continuar con la conversación y llamó a ambas féminas.

—No es necesario bonita, Ima puede encargarse—la morena suspiró frustrada y no tuvo mas remedio que quedarse al lado del Uchiha.

—Yo si me despido, no quiero que llegue Gaara primero que yo—anuncio Karin.

—Dudó mucho que él regrese temprano, pero de ser así, le pediré a Jugo que lo busque y lo traiga aquí—sugirió Madara.

—Si, tú te quedas con nosotros para cenar—sin más, la ojiperla se deshizo del Uchiha y consiguió llevarse a las dos chicas adentro de la mansión y los hombres las siguieron.

...

—Ahora que veo detenidamente la mansión, me parece de muy buen gusto toda la decoración—repuso Ino durante la cena.

—Es bellísima y todo se lo debemos a la talentosa diseñadora Karin—declaró Hinata—ella fue quien se encargó de todo y lo hizo desde antes de mi llegada.

—Para mi fue tan importante, me sentí útil, por primera vez en mucho tiempo—Karin sonrió con torpeza, ante la adulación de su amiga.

—No diga eso, todas las mujeres son útiles—añadió Neji.

—Quizás, aunque tratándose de lo que hacemos a diario, como lavar la ropa, limpiar y cocinar, nadie lo aprecia—la pelirroja se veía alegre, no obstante, había tristeza en su voz.

—Bueno, ya no te pongas triste amiga, hoy te dedicarás a ser atendida—Hinata optó por distraerla—además, ya no ha de tardar en llegar tu esposo.

—Si, tienes razón—sin mas, se dispusieron a cenar y de nuevo, Obito e Izuna ponían el toque de diversión y esa noche, Ino se les unió. Hinata, Neji y Karin, sonreían divertidos, mientras que Madara sólo observaba en silencio.

—Con permiso—Jugo llamó a Madara y le informó que Gaara estaba ebrio en el bar y prefirió no llamarlo. El Uchiha agradeció y regresó al comedor.

—Gaara no vendrá, al parecer se quedó con unos amigos—la peliroja negó con la cabeza.

—En ese caso, me retiro... fue un placer conocerlos, créanme, su llegada le dio un vuelco a la monotonía en la que he vivido los últimos años—Neji se puso de pie y la Yamanaka se despidió con un fraternal abrazo.

—Lo mismo digo y espero que pronto volvamos a verte—Ino quedó muy conmovida con el comportamiento de esa joven, tenia que preguntarle a Hinata que la hacía sentir inferior, aunque por la manera en que hablaba, era fácil deducir que se trataba del tal Gaara.

—Espera, no puedes irte sola—la noche estaba muy oscura y la ojiperla no quería que algo malo le sucediera.

—Hina tiene razón, nosotros la iremos a dejar—decreto Obito.

—No, no, no, si mi esposo los mira conmigo, es capaz de armar un escándalo, mejor me iré sola, no esta tan lejos.

—Si lo está y yo también iré con ustedes, en caso de encontrarme con Gaara, le explicaré todo—esta vez fue Madara quien habló y Karin asintió, después de todo, su esposo respetaba a Madara—Bueno ahora los dejó a solas, así no me dirás que no has tenido tiempo de hablar con ellos—el azabache se vio obligado a ceder.

—Que amable de tu parte—soltó Ino—y es que, estuviste interfiriendo prácticamente todo el día en nuestras conversaciones con Hina ¿tan mal la has tratado que no quieres dejarla contarnos?—Karin no sólo admiraba a Hinata, ahora también admiraba la determinación y valentía de Ino, quien no tenía miedo a decir lo que pensaba.

—Con permiso—Madara suspiro por enésima vez. Ese día había estado al límite de su cordura y aparentemente, aún le faltaba aguantar mas.

—Adelante Hinata, te estamos esperando—la ojiperla asintió y los tres se fueron al porche donde les sirvieron el té. Ella les relató la mayor parte de los sucesos—¿Y porque no nos llamaste? Sabes que mi padre no dudaría en venir aquí personalmente y poner en su sitio a ese bastardo—Neji estaba muy molesto, se había quitado de en medio para que ella fuera feliz y resultaba que ese tipo sólo la estaba maltratando.

—Precisamente eso es lo que quiero evitar. Entiéndanme, no me perdonaría que mi tío se metiera en problemas por defenderme.

—Hinata no seas infantil, ni mi padre, ni Ko, ni yo mismo, podemos permitir que vivas así... regresa con nosotros, vamos a donde perteneces.

—Esa era mi intención esta mañana y cuando Hashi me compró el celular, le envié un mensaje a tía Natsu, pero la respuesta me dejó muy en claro que yo ya no pertenezco a mi antiguo hogar.

—¿Hashi? ¿Te refieres a Hashirama Senju?—cuestionó Ino y ella asintió—¿Y él es de confianza?

—Hashirama es uno de los hombre mas decente y caballeroso que he conocido. De no ser por su apoyo y el de Itachi, creo que ya hubiera enloquecido—la rubia sonrió complacida.

—Quiero ver ese mensaje?—Neji no había dejado de pensar en lo que le dijeron para que ella optara por no marcharse.

—No tiene importancia Neji—aunque ella trató de restarle importancia, el Hyuga no desistió hasta que ella se lo mostró.

—¡Maldicion!—Neji negó con la cabeza—Ella no tenía ningún derecho a decirte esto.

—Estoy de acuerdo con Neji, pero tú sabes que eres bienvenida en mi casa, papá te quiere como a una hija y estaríamos felices de recibirte ¿porque te aferras a estar aquí?—la rubia se conmovió hasta las lágrimas. Ni siquiera cuando mas los necesitaba, esa bruja podía tener un poco de humanidad con Hinata.

—Lo se y te lo agradezco mucho, pero lamentablemente lo que dice ahí es verdad. Mi tío se metería en problemas y todo porque yo tomé decisiones equivocadas, ademas, como ya les dije, no me ire de aquí hasta no limpiar mi nombre—el celular de Ino volvió a sonar y ya no pudo declinar la llamada.

—Debo responder, es de mi trabajo, pero antes prométeme que si me necesitas me llamaras—Hinata asintió y se despidió con un fuerte abrazo. La Yamanaka se fue a la habitación que prepararon para ella, dejando a los primos a solas.

—No puedo dejarte aquí, no podría estar tranquilo sabiendo que te acusan injustamente—Neji estaba desesperado, no podía dejarla con ese tipo.

—No te preocupes, se cuidarme sola.

—Pero Hinata—replicó el castaño.

—Piénsalo Neji... ustedes también me juzgaron y me obligaron a buscar irme, incluso mi tío a quien tanto quiero, me dio la espalda y lo peor, es que ni siquiera tengo idea de que fue lo que hice. Madara, al menos me lo ha dejado claro—Neji bajo la cabeza sintiéndose avergonzado. Ellos la juzgaron prácticamente por lo mismo que la estaba juzgando Madara—pero ustedes ¿porque? ¿Porque me trataron como a una delincuente? Incluso hicieron hasta lo imposible por alejarme de esa casa. Terminé sintiéndome una intrusa y cuando mas necesitaba alguien que me brindara cariño, apareció Madara, ofreciéndome prácticamente todo lo que yo pedía.

—No digas eso ¿acaso aún no nos has perdonado?—de nuevo la culpa ataco a Neji.

—No, por supuesto que no se trata de eso, pero es obvio que no sólo Madara me quiere cobrar algo ¿verdad?—la joven tenía lágrimas sobre sus mejillas y el castaño se hincó frente a ella para limpiárselas, como lo había hecho tantas veces.

—Perdóname, fui un tonto—la abrazó fuerte—pero aún estas a tiempo, olvídate de todo y ven con nosotros, acepta el ofrecimiento de Ino—el Hyuga ni siquiera tuvo la oportunidad de pedirle su opinión sobre acercarse a Ino, tal como lo habían estado haciendo las últimas semanas. Nunca se hubiera imaginado que la situación de Hinata era tan mala y ahora se sentía excluida de todo, incluso de su propia familia—Nos marcharemos a las seis en punto, te esperaremos—Samui escuchó absolutamente todo y pronto se percató de la presencia de alguien más.

—No puedo Neji, no así—ella se sintió mejor en los brazos de su primo, no obstante, de nuevo llegó su marido.

—¿Hinata?—la llamó el azabache, fingiendo que no sabía dónde estaba.

—Acá estamos—rápidamente se separaron y ella se limpió el rostro.

—Que agradable esta la noche—soltó el Uchiha, al mismo tiempo que se sentó junto a su esposa.

—Así es, el clima es perfecto—añadió Neji, quien lo miró con rencor.

—Bueno, pero no creó que hayan estado hablando solamente del clima.

—Tienes razón, hablamos de muchas mas cosas—Hinata pasó de sentirse triste, a volver a molestarse por la hipocresía de su marido.

—Pensé que tu amiga estaba con ustedes, pero ya veo que también les dio tiempo a solas.

—¿Y que? ¿Acaso hay un decreto que nos impida estar a solas? ¿O necesitamos un chaperon? Después de todo, ino ya sabe todo lo que yo le tenia que contar—Neji no podía creer que Hinata enfrentará al Uchiha como lo estaba haciendo.

—Después de tanto tiempo sin vernos, teníamos mucho por hablar—repuso el Hyuga.

—Eso pensé, por eso los deje a solas para que pudieran hablar tranquilos.

—Y precisamente así estuvimos mientras estuvimos a solas... tranquilos—la morena se puso de pie dispuesta a terminar con esa inútil conversación.

—¿A donde vas?—le preguntó, mirando que Neji también se ponía de pie.

—¿Como que a donde voy? Pues a mi recámara—ignorando a su esposo, se dirigió a Neji—Ven, te mostraré cuál es tu recámara.

—Con permiso—Madara arrojó las tazas al piso y se llevó la mano a la cabeza. Estaba completamente seguro que su esposa se iba a fugar con ellos y no estaba dispuesto a permitirlo., pero al mismo tiempo, también pensó que era lo mejor.

—Dile a mis tíos que los quiero mucho y diles que pronto nos veremos—ella lo abrazó para despedirse.

—Te estaremos esperando hasta las seis treinta—ella volvió a negar—sólo piénsalo—finalmente se despidieron y cada uno se fue a su habitación.

Continuara.

Lamento mucho la demora, aquí está otro capítulo algo largo, ojalá les guste. Me disculpo por las posibles faltas de ortografía que seguramente se me quedaron sin que las notara, apenas las encontré y las iré corrigiendo. Para quienes siguen Acorralada, esa sera la siguiente actualización.😊💕

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