Capitulo 10

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


—Ensillen un caballo—gritó Madara cuando llegó a la mansión principal donde se encontraban las caballerizas. Pretendía darle espacio a su esposa, pero temía que pudiera perderse y optó por seguirla.

Siguiendo sus órdenes, uno de los trabajadores le llevó un caballo y Madara lo monto. Hinata se había ido al lado contrario de las minas y no le tomó mucho dar con ella. La ojiperla había bajado del caballo y veía el arrollo con aguas cristalinas, mismo que contaba con una cascada. Tal como lo hizo tiempo atrás en la finca Hyuga cuando la fue a buscar, bajó del caballo y se acercó a ella, aunque no con el mismo tacto que lo hizo en el pasado.

—¿Que pretendes al salir montando ese animal?—la Hyuga se dio la vuelta y lo encaró de forma retadora—¿Acaso crees que te mandas sola?

—Yo no necesitó permiso de nadie para salir a donde se me venga en gana.

—Primero lo hiciste largándote a la cuidad y ahora esto... ¿tú crees que puedes pasar sobre mis órdenes?

—¿Que quieres Madara? ¿Porque no te ocupas de tus asuntos y me dejas en paz?

—Porque yo no soy uno de tus monigotes como el muñequito de pastel y el descolorido ese que mandaste al diablo. Es bueno que sepas que ahora eres mi esposa y me debes respeto—camino hacia ella quedando muy cerca.

—Al que parece habérsele olvidado ese detalle es a ti, así que no me vengas con estupideses, que no estoy de humor para discutir contigo.

—Entiende algo, aquí no esta la bola de imbeciles que manejas a tú antojo, aquí estás sola y no te irás hasta que yo disponga lo contrario.

—De nuevo sales con tus tonterías... En serio Madara, no tengo ganas de discutir contigo, por favor déjame sola—le dolía el pecho tras escucharlo, pero no quería volver a llorar frente a él.

—¿Para que quieres quedarte sola? ¿Piensas encontrarte con el payaso de Hashirama?—la ojiluna rodó los ojos y dio un largo suspiro—Escúchame Hinata, en este lugar, quien manda soy yo y te gusté o no, aprenderás a obedecerme—acabando con la distancia, la abrazó y la besó bruscamente. Ella no se resistió, estaba cansada física y mentalmente.

—Yo no tengo porque buscar a otro hombre, porque al único que amo es a ti—Madara se sorprendió ante lo conforme que se veía la joven, sin embargo, la tristeza era lo único que adornaba su rostro—¿Porque no empezamos desde cero? ¿Porque no tratamos de ser felices? Yo te amo Madara y mi única intención es hacerte feliz—lo dijo casi como si se tratara de un ruego.

—Porque yo no puedo ser feliz—respondió con molestia—y tampoco quiero que tú lo seas—Hinata se sorprendió y retrocedió unos pasos ¿porque le estaba diciendo eso?

—¿Pero porque?

—Vete, vete bonita, es mejor que te vayas, no dejes que te siga haciendo todo esto, no es justo lo que te hago... esto ha sido un error y debes aprovechar ahora que te estoy dando esa opción.

—¿Porque dices eso? ¿De verdad me estás echando?

—Soy un cobarde y ya no puedo más.

—Te prometo que no voy a seguir preguntando, sólo necesito saber ¿si de verdad quieres que ma vaya?—lo miró fijamente en busca de una respuesta y él no respondió nada, dejando claro que si la estaba echando—Esta bien... entiendo—con dolor, Madara la miró volver a irse, tal como lo hizo cuando salió a montar la primera vez.

...

—¡Dios mío!—exclamó Hinata. Ella había regresado de montar y después de dar indicaciones para que llevaran su caballo a las caballerizas de la mansión principal, se fue directamente a su habitación. No quería encontrarse con Madara, necesitaba pensar en lo que debía hacer. Era obvio que su esposo tenía algo en su contra ¿pero que?—Te prometo que si me mandas una señal, una sola, me esforzaré en salvar mi matrimonio—se había casado por la iglesia y no quería rendirse sin antes dar pelea, aunque francamente, veía muy difícil salvar algo entre ellos, luego de la petición hecha por él.

Madara estuvo preocupado por su ausencia y no fue hasta que la escuchó llegar, que pudo tranquilizarse. Ella se había alejado muy desilusionada con sus confesiones y temía que ya no volviera.

No sabía hasta cuando, ella iba soportar vivir con él y aunque trataba de convencerse a si mismo diciendo que lo mejor era dejarla ir, en el fondo se negaba a aceptarlo y dudaba que llegando el momento lo permitiría.

La mañana siguiente se levantó temprano y la encontró sentada en la mesa del jardín. Hinata tenía el desayuno frente a ella, pero no le presto atención. Su único interés lo tenía el celular en su mano. La noche había pasado y ella apenas pudo dormir. Era mejor dejar de luchar por una causa que ya de antemano estaba perdida, por lo tanto, tomó la decisión de terminar con todo.

—Llegaste muy tarde anoche—Madara se sentó en una de las sillas y la miró fijamente—no es buena idea andar sola, si algo llegará a pasarte, tardaríamos horas en saberlo y ni hablar de cuanto tiempo nos tomaría dar contigo—ella permaneció en la misma posición y ni siquiera se molestó en mirarlo.

—Buenos días—Ima salió de la cocina trayendo con ella una bandeja—Hina se me adelantó y preparó el desayuno... aquí tienes—el azabache arqueo una ceja y la volvió a mirar, no obstante, ella permaneció con la vista perdida y ajena a todo su entorno—Bien, ahora los dejaré a solas para encargarme de Izuna y Obito—Ima se marchó y Madara volvió a enfocarse en ella.

—¿Hinata? ¿Me estás escuchando? ¿Hinata?—la ojiperla reaccionó al sentir su tacto y de inmediato retiro la mano—Te estoy hablando y pareces perdida ¿te pasa algo?—la luz de la mañana, la hacia lucir preciosa, a pesar de los círculos oscuros bajo sus orbes.

—Lo siento, estaba distraída—fingió la sonrisa—¿Necesitas algo?—la seriedad volvió a ella.

—Te decía que no es bueno andar paseando por la noche, puede ser peligroso—la Hyuga quiso reírse ¿a quien trataba de engañar fingiendo preocuparse por ella?

—¿Sabes?—Madara la miró en espera de lo que diría—Pienso seguir tu consejo, sobre todo, ahora que recupere mi celular extraviado—el azabache supo a que se refería en lo último, pero no podía saber lo que quiso decir al principio.

—¿Te refieres a no montar tan tarde?—se hizo el desentendido, ya que algo dentro le decía que la respuesta no iba a gustarle.

—No, aunque eso ya no será un problema para ti—el Uchiha no entendió a lo que se refería—Estoy hablando de irme... regresar a Tokio—él pensó que llegado el momento, sería doloroso, sin embargo, ahora que lo veía tan cerca, estaba al borde de la locura.

—¿Te irás?—la comida que había estado comiendo, pareció atorarse en su garganta—¿Ya hablaste con tú familia?

—Aún no, pero lo haré mas tarde—ella suspiró y le dio un trago al café.

—¿Volverás a casa de tus tíos?

—Aún no lo sé, pero me pondré en contacto con un amigo en bienes raíces y apenas vuelva a trabajar, alquilaré un departamento para independizarme. Desde antes de esta farsa tenía ese plan y continuare con esa idea—el azabache sintió mucha tristeza al escucharla llamando farsa al matrimonio, pero ¿como más podía nombrarlo?

—¿Piensas reanudar tu relación con Neji?—le asqueaba preguntarle eso, pero tampoco podía evitarlo, él necesitaba saber su respuesta.

—No Madara, no regresaré con él y no me emparejare con nadie más, como verás, la experiencia no fue muy grata—ambos se miraron fijamente desde los lugares que ocupaban en la mesa al aire libre.

—¿Estás contenta por marcharte?—ella quiso reírse de la pregunta tan fuera de lugar que él le hizo.

—Eso mismo quiero saber yo ¿estás feliz de liberarte de mi?

—No—ni siquiera pensó antes de responder—pero es lo mejor, después de todo, por mas que me esforcé, yo no logré...—ella lo interrumpió deliberadamente, no quería escucharlo.

—¿Amarme? Es eso ¿no?

—Odiarte... no pude odiarte como debería hacerlo.

—No te preocupes, estoy segura que estás a sólo un paso de conseguirlo—ella lo miró con decepción y se levantó dejándolo solo.

—Te equivocas bonita, yo lo único que soy capaz de sentir, es amor, inmenso amor hacia ti—la ojiperla no lo escuchó, pues ya había entrado en la casa.

[...]

Karin se esmeraba en su arreglo personal, después de todo, tenía mucho tiempo sin soltarse el cabello y ni hablar de maquillarse. Quizás no lo hacía desde que llegó a Konoha recién casada con el que creyó, sería el hombre perfecto.

Rebuscó en su guardarropa y tomó un vestido, seguramente ya estaba pasado de modo, pero Gaara no la dejaba usarlo, argumentando que sólo quería provocar a los varones de Konoha.

—¿Que tanto haces?—se estremeció al escuchar la voz de su marido y viendo su propio reflejo en el espejo, se giró con la intención de ser adulada por él, tal como lo hacía cuando se conocieron.

—Estaba poniéndome linda, estoy muy feliz de poder tener una amiga después de tanto tiempo y quiero darle una buena impresión—Gaara la escudriñó de arriba abajo—¿te gusta como me veo?—la carcajada sin alegría proveniente del pelirrojo, le indicó lo que venía.

—¿Acaso tus lentes ya no te sirven?—la volteó con rudeza y la colocó frente al espejo—Mírate, eres patética—se alejó unos pasos—pareses una mujer de la calle... una cualquiera.

—Pero a los hombres les gustan las mujeres de la calle ¿no es así?—de pronto se vio aprisionada contra la pared y se encogió tratando de cubrirse—No, no, no por favor no me pegues—Gaara bajo la mano que había alzado y la soltó, acto seguido salió de la habitación azotando la puerta. Karin volvió a llorar, como lo hacía a menudo. Gaara había cambiado mucho desde que llegaron a Konoha para realizar una pasantía médica y por una falsa acusación sobre mala práctica que realizó uno de sus colegas en Suna, nunca pudieron regresar a un mejor lugar donde poder ejercer. Él era un excelente médico, pero la persona a quien consideraba un amigo, puso todas las pruebas en su contra y quedó como el responsable. Con el tiempo, él comenzó a beber y pronto vinieron los primeros insultos, seguidos por los golpes. La traición que recibió de Haku, su supuesto amigo, lo dejó paranoico y le resultaba difícil confiar en las personas.

Se limpió el rostro y se recompuso, no permitiría que nadie le arruinara la felicidad que sentía por la invitación de Hinata, después de todo, Gaara no la dejaba tener amigas y gracias a la sociedad con Madara, tuvo que acceder. Algo le decía que la llegada de esa chica, le traería un cambio a su vida gris.

...

Tal como Hinata lo pidió, la pareja de los Zabaku llegó a su hogar. Gaara sólo se quedó por unos momentos y se marcharía con Madara hacia las minas. La ojiperla le dijo que ella misma iría a dejar a Karin en su hogar, pero Madara intervino y les sugirió quedarse a cenar cuando regresaran de supervisar las excavaciones.

—Hasta luego bonita—se acercó a la ojiluna y antes de recibir el beso sobre sus labios, ella dejó caer el vaso que sostenía y se agachó a toarlo, evitando así que él la besara—Se queda en su casa, señora—se despidió de Karin y se fue con Gaara. La Hyuga se perdió en sus pensamientos sobre el día anterior y sobre las cosas que le dijo. Durante la noche se debatió en hablar con Ino, pero no lo hizo, no obstante, lo haría antes de concluir el día.

—No te pongas triste, seguramente es sólo una discusión entre enamorados—Karin notó de inmediato la renuncia de la Hyuga ante el azabache y supuso que estaban teniendo sus primeras diferencias.

—¿Perdón?—tuvo que cuestionar, ya que no logró entender por estar pensando en sus próximos movimientos.

—No me lo tomes a mal, pero pude notar que estás enfadada con tu marido y te decía que es normal y pronto se arreglará.

—Cada vez veo mas lejana esa probabilidad—Karin se sorprendió al escucharla—¿De verdad piensas que su comportamiento es el de un marido ejemplar? Él me oculto que la mansión es suya y mira a donde me trajo y no es sólo eso.

—¿Y que explicación te dio cuando lo confrontaste?

—Ese es el problema... él se niega a darme explicaciones y desde que llegamos aquí, apenas me habla, incluso ayer me volvió a sugerir regresar con mi familia, tal como lo ha venido haciendo desde que partimos de Tokio—las dos entraron en la casa y Karin se sorprendió con los cambios realizados. A pesar de no ser grande como la mansión principal, se veía muy linda y acogedora—Siento que me odia y me frustra no saber los motivos.

—Es extraño, él se ve muy enamorado de ti—afirmó logrando una triste sonrisa en la ojiperla.

—Créeme, lo mismo pensaba yo cuando acepté casarme con él, pero su comportamiento me deja ver todo lo contrario, incluso se niega a tocarme.

—Los hombres suelen ser menos expresivos que nosotras las mujeres y en ocasiones no buscan nuestra compañía en la intimidad, pero eso no significa que nos odien... si lo sabré yo—rápidamente la pelirroja bajó la manga de su vestido, evitando que se mostrara la marca del agarre que le dejó Gaara. Hinata ya la había notado y negó con decepción, ya que no se había equivocado en sus conjeturas—Pero cuéntame ¿donde es que necesitas mi opinión? La casa es preciosa y los jardines también—Hinata le sirvió el té y le acercó una galletas que preparó esa mañana con ayuda de Ima.

—No me lo tomes a mal, pero en realidad, quería que vinieras para conversar... necesito información y sólo tú puedes dármela.

—¿Entonces mentiste al pedir que fuéramos amigas?—la pelirroja se sintió fatal al pensar que había malinterpretando las cosas.

—Por supuesto que no mentí y ya te considero mi amiga, por lo tanto, me preocupa que estés en medio de un matrimonio donde hay violencia—Karin negó repetidamente y la ojiperla le tomó el brazo donde tenía no sólo una, sino varias marcas—¿lo ves? A esto me refiero, pero no te presionaré, sólo te ofrezco mi ayuda si en un futuro decides que ya es suficiente—sin más, Karin se conmovió y lloró en los brazos de la Hyuga.

—Gracias Hinata, eres la primer persona en hacerme este ofrecimiento y me queda claro que no me equivoque contigo—se limpió las lágrimas y lentamente se fue tranquilizando—Ahora pregúntame lo que quieras, será un placer poder ayudarte.

—¿Tu conociste a Sasuke Uchiha?—el semblante de Karin cambió por completo.

—Si, Sasuke era el anterior dueño de esta propiedad y también, quien se asoció con Gaara en el negocio que estaba comenzando—Hinata palideció, eso era algo con lo que no contaba.

—¿Él era el dueño?—la voz le temblaba al preguntar—¿Y sabes dónde está? Me refiero a la razón por la que no lo he visto desde mi llegada—fingió no saber nada.

—Bueno... lo que te voy a decir es muy delicado y debes prometerme no repetirlo con nadie—Hinata asintió—no se sabe con certeza que sucedió exactamente, pero un día antes de la llegada de tu marido aquí, Sasuke se disparó en la cabeza—los sollozos de la morena asustaron a Karin, quien se puso de pie y fue rápidamente hacía ella.

—No... Sasuke no pudo hacer algo así—Hinata estaba llorando histéricamente y Karin se ponía mas ansiosa—¿Porque lo hizo?—no se atrevió a preguntar si murió, no lo quería escuchar.

—Aparentemente, él se empeñó en demostrarle a la familia de su novia, que podía ser digno de ella. Con todos sus ahorros, compró esta propiedad y en honor a ella, le puso el nombre Tsuki. Si la hubieras visto antes de las renovaciones, ni siquiera creerías que se trata del mismo sitio—la Hyuga sintió un escalofrío por su espalda—La idea de Sasuke era hacer exactamente lo que hizo tu esposo, pero las cosas no resultaron bien y en el proceso, ella lo abandonó tras robarle lo que tenía, incluso se llevó la patente de las joyas que él pensaba diseñar con las futuras extracciones de las minas.

—¡Por Dios!—exclamo Hinata—Pobre Madara, ahora entiendo porque se resiste a mencionar a Sasuke, debe dolerle mucho—lo decía mas para ella que para Karin y las lágrimas se negaban a detenerse.

—Lo se y me alegra mucho que después de todo, él hubiera podido dejar atrás el odio que sentía y optará por casarse contigo en lugar de buscar a la responsable.

—No comprendo—Hinata trataba de procesar toda la información.

—Bueno, él se fue a Tokio con la única intención de buscar vengarse de la mujer que llevó a Sasuke a tomar esa fatídica decisión—confesó lo que le dijo Gaara en una de sus borracheras.

—¿Que saben de ella?—cuestionó con miedo.

—No mucho, sólo se recuperó una carta que él sostenía al momento de dispararse, aparentemente, era la misma que le envió esa joven luego de confesar sus actos—prosiguió narrando—y en ella se encontraban las iniciales H H. Apenas la recuperó, Madara logró averiguar que Sasuke la conoció en Tokio, en un evento organizado por la familia Hyuga—Karin quiso golpearse mentalmente por volver a hablar sin medir las consecuencias. Viendo las llamativas orbes de Hinata, quedaba claro que ella pertenecía a esa acaudalada familia, ademas su nombre y apellido, comenzaban con H. La ojiperla se tensó y sintió que le faltaba el aire—Hina...—los toques en la puerta, interrumpieron la importante conversación y la morena no tuvo mas remedio que reaccionar.

—Disculpa que te moleste, pero quiero presentarte a Kurenai, ella es viuda y ha tenido que sufrir mucho para sacar adelante a su hija. Las cosas no son fáciles debido a que no consigue ser contratada por tener que cuidar de la niña y se me ocurrió que quizás pudiera encargarse de esta casa, de todos modos, no me permites hacerlo a mi y ya sabes como es Madara, él se empeña en que tengas a alguien que te ayude—Hinata lanzó un suspiro de frustración. No entendía que se proponía Madara con poner ayudantes, después de todo, se encargó de dejar claro que ella no tenía ningún valor para él, ademas, le pidió que se fuera—¿que te parece si la conoces? No estás obligada a aceptar si no te da confianza—la ojiperla miró tras Ima y en el jardín se hallaba una mujer de cabello negro junto a una linda niña. Se conmovió de inmediato al pensar en todo lo que debían atravesar para conseguir sustento.

—Esta bien, dile que pase, acabo de preparar el té y Karin está conmigo—Ima sonrió complacida, ya intuía que Hinata aceptaría.

—Buenos días señora Uchiha, mi nombre es Kurenai y esta de aquí es mi hija Mirai—la ojiperla se agachó hasta quedar a la altura de la pequeña.

—Hola Mirai, yo soy Hinata... pero puedes llamarme Hina ¿que te parece?—la niña sonrió con dulzura.

—Mucho gusto señora Hina, tú eres muy bonita ¿verdad mamá?

—Mirai, no tutees a la señora, recuerda que debes respetar a los mayores—la reprendió Kurenai, avergonzada por la confianza que mostró su hija.

—No se preocupé y no quiero que me llamen señora, sólo díganme Hina, o Hinata, después de todo, desde hoy viviremos juntas ¿verdad?—Karin sonrió, al parecer, no sólo su vida cambiaria con la llegada de Hinata. Ahora Kurenai y su hija podrían tener un lugar fijo para quedarse. Ellas habían tenido buena posición económica, pero con la enfermedad de su marido, los gastos médicos fueron acabando con los ahorros y por último, el funeral las dejó prácticamente sin nada. Los parientes de su esposo vivían en Tokio, sin embargo, Kurenai se negó a ser una carga para ellos y desde entonces, apenas sobrevivían con pequeños trabajos que realizaba de vez en cuando. Lamentablemente, el día anterior ambas fueron desalojadas y se quedaron sin un lugar para vivir.

—¿Está diciendo que piensa contratarme?—Hinata asintió—No sabe cuanto se lo agradezco, le aseguró que no tendrá quejas de mi trabajo y en cuanto a mi hija, ella es bien portada—la fémina no sabía como agradecer la bondad de esa hermosa joven.

—Estoy segura de eso, pero le diré lo mismo que a Ima, prefiero que me tuteen ¿de acuerdo?

—Créeme, no cambiará de opinión—ante lo dicho por Ima, Kurenai no tuvo mas remedio que aceptar.

—Bien, ahora que ya quedamos claras, siéntense, les serviré el té y unas galletas ¿te gustan las galletas con chispas de chocolate?—le pregunto a Mirai y ella asintió feliz—Entonces ven conmigo a la cocina y así me ayudas—Karin había querido contratar a Kurenai, pues tiempo atrás estuvo buscando a una cocinera, desgraciadamente, Gaara no estaba de acuerdo con la presencia de Mirai, ya que según él, los niños eran ruidosos y problemáticos.

...

Durante el resto de la tarde, Hinata y Karin se encargaron de acondicionar una recámara para madre he hija, afortunadamente, la casa contaba con tres habitaciones grandes en el lado derecho y dos pequeñas en el izquierdo.

Apenas terminaron y Kurenai se dispuso a preparar la cena, mientras Hinata pensaba en lo que le contó Karin.

—Has estado muy pensativa desde que hablamos ¿todo está bien Hinata?—Karin intuyó que la información brindada a su nueva amiga, la había dejado desconcertada y confundida.

—¿Sabes? Gracias a ti, he cambiado de opinión.

—¿Acerca de que exactamente?

—Está mañana tenía la clara idea de llamar a mi familia para pedirles que enviaran a alguien por mi.

—¿Te irás? Pero estás recién casada.

—De no haber hablado contigo, si lo hubiera hecho, pero lo que me dijiste sobre Sasuke, me deja claro que Madara se caso conmigo para vengarse... por alguna razón que no logró entender, él piensa que yo soy la misma mujer que engaño a sus sobrino.

—¿Lo eres?—apenas hizo la pregunta y se arrepintió—Lo siento, es claro que no fuiste tú, pero ¿porque piensas que Madara tiene esa idea?

—Mi nombre tiene las mismas iniciales que había en esa carta, luego, conocí a Sasuke y lo mas relevante de todo, es la manera en la que me ha estado tratando desde que llegamos aquí—no había otra explicación lógica y ahora que lo sabía, se iba proponer a limpiar su nombre, ella no cargaría con esa culpa. Sasuke fue prácticamente su primer amor y mas que hacerlo por Madara, lo haría por él. Estaba dispuesta averiguar quien se burló y lo dejó tan hundido en la depresión como para llevarlo a tomar esa decisión—Dime algo ¿tú llegaste a ver a esa mujer?

—Sólo una vez y fue por fotografía, el mismo Sasuke me la mostró... aunque debo decir que fue mala idea.

—¿Porque lo dices?

—Verás, Gaara tenía la idea de que a mi me atraía Sasuke y cuando me encontró tan cerca de él, se puso como loco y...—la pelirroja no necesitó seguir narrando lo ocurrido, pues sus lágrimas se lo dejaron claro a la ojiperla.

—¡Karin!—le tomó las manos en señal de apoyo—No deberías permitir que te trate así.

—Lo se, pero yo lo amo y él es todo lo que tengo. Yo soy huérfana, no tengo familia y cuando nos conocimos, él era muy diferente a lo que se ha convertido hoy—se recompuso y se limpió el rostro—pero volviendo al tema de Sasuke, él me contó que se estaba esforzando mucho para demostrarle a la familia de esa chica que era un buen partido, lamentablemente, esa fue la última vez que hablé con él y al poco tiempo sucedió lo del disparo... Desde entonces, nadie volvió a mencionarlo, fue como si nunca hubiera existido.

—¿Y que hay de su familia? Me refiero a sus padres y a su hermano mayor.

—No se mucho, pero aparentemente, él había cortado lazos con ellos y se dice que desde lo ocurrido, no se les ha vuelto a ver por la cuidad... aunque en una ocasión, miré a su hermano, a Itachi, él lo fue a buscar en nuestra casa y por lo poco que logré escuchar, Itachi estaba preocupado por su estabilidad, incluso le ofreció contar con su apoyo para cualquier problema que tuviera, pero Sasuke no quería tratos con ninguno de ellos.

—Karin, yo necesito llegar al fondo de todo, necesito dejar en claro que yo no fui la responsable de lo sucedido—lo dijo con plena seguridad, para luego caer en la melancolía—Ojalá hubiera significado algo para Sasuke, tanto como él significó para mí—se había dejado llevar por los recuerdos y habló sin pensarlo.

—¿Amabas a Sasuke?—cuestionó Karin.

—Me sentí atraída por él desde la primera vez que lo vi y con el tiempo, comencé a admirarlo como al gran hombre que era y finalmente, sucumbí ante el amor... Me enamore perdidamente de Sasuke y me arrepiento de no haber sabido luchar para no perderlo, si tan sólo pudiera volver el tiempo atrás, yo le confesaría lo que siento y...—la ojiperla sintió que Karin le tomaba el brazo con poca fuerza y desconcertada, levantó la mirada para encontrarse con la presencia de Madara. Ella se había perdido tanto en los recuerdos del pasado, que ni siquiera se percató de la llegada del azabache.

—Ah, ya están de regreso—Karin parecía muy nerviosa, mientras que Hinata se quedó sentada sin intimidarse por la llegada de su esposo.

—Sólo regresé yo. Gaara se tuvo que ir a atender a un niño que sufrió una caída de cabello—Karin se levantó rápidamente para marcharse.

—En ese caso, yo también me marchó—Karin miró con preocupación a Hinata, ya que Madara tenía un aura que daba miedo.

—No es necesario, le dije a su marido que cuando terminara la cena, nosotros iríamos a dejarla—Madara luchaba por no gritar y lanzar todo contra las paredes. Llegó justo en el momento donde su esposa confesaba lo que sentía por Sasuke. Era una falsa ¿como podía hablar así y haber hecho esas barbaridades?

—Hay algo que debo decirte—la Hyuga finalmente se puso de pie con la intención de informarle sobre la presencia de Kurenai, no obstante, su celular sonó y ella de inmediato lo respondió—¡Tío!—sonrió genuinamente al ver quien la llamaba—¿Puedes escucharme?—camino decepcionada al perder la conexión—Parece que hay problemas en la conexión, trataré de llamarlo, en seguida regresó—salió de la casa, dejando a Madara con Karin.

—¿Que le pareció mi esposa? ¿Lograron entenderse?—Karin lo encaró al escuchar las preguntas.

—Ella es muy linda y por supuesto que logramos entendernos—sonrió mientras lo decía—ademas de ser muy bella, Hinata parece ser una mujer de gran corazón y hace una excelente pareja con usted... ya sabe, usted también es muy apuesto—se sonrojó y se acomodó las gafas con torpeza por ser tan atrevida, sólo esperaba que él no la considerara una ofrecida.

—Gracias, pero tengo la curiosidad de saber si ella no le pareció familiar ¿no le recordó a alguien?—Karin se quedó pensando por unos momentos antes de responder.

—Si—el corazón del Uchiha se aceleró ante la expectativa—Hina me recordó a todas las personas que frecuentaba antes de venir aquí—ella volvió a sonreír ante los recuerdos del pasado.

—Karin ¿le puedo pedir un favor?

—Claro, pero antes yo también tengo que pedirle uno—Madara asintió—Por favor no le diga a Gaara que yo lo encontré apuesto, si él se entera es capaz de matarme—el Uchiha estuvo a punto de rodar los ojos. Él ni siquiera prestó atención a lo dicho antes y ella parecía al borde del pánico. Gaara era un salvaje.

—Tiene mi palabra.

—En ese caso, pídame lo que quiera—la pelirroja se sintió aliviada.

—Es sobre Sasuke—la alegría de Karin desapareció—no le diga nada a mi esposa nada sobre él, especialmente lo del disparo.

—Esta bien, no se lo mencionaré—Karin trago saliva, pues el pedido llegó demasiado tarde.

—Afuera tampoco hay buena señal—se quejó Hinata al volver de afuera.

—¿No conseguiste hablar con Hizashi?—ella negó.

—Iré a ver cómo va la cena—Karin los dejó a solas para que hablaran.

—Ima trajo aquí a una mujer y a su hija—le contó lo sucedido.

—Esta bien, se hará lo que tú decidas—de nuevo el celular volvió a sonar y ella logró responder.

—¡Princesa!—sonrío conmovida al escuchar la voz de su tío—Nos enteramos que hablaste con Natsu ¿te encuentras bien?—deliberadamente se alejó de Madara y fue a su recámara.

Estoy bien tío... lamento mucho preocuparlos, pero la señal para los celulares no es buena—se conmovió al grado de llorar—Te quiero mucho tío.

—¡Cielos cariño! ¿Que te pasa? ¿Estás llorando?—Neji entró al despacho de su padre y se entusiasmó al saber que logró contactar a su prima.

Es porque los extraño mucho, a todos—le aseguró para tranquilizarlo—y ayer por fin pude reunirme con mi Tenseigan. Te lo agradezco mucho tío—Hizashi negaba con la cabeza, su niña se escuchaba muy triste y a él no lo engañaba diciendo que sólo eran ganas de verlos.

—¿Como te está tratando Madara? ¿Se está comportando bien contigo?

—¿Madara?—la pregunta la descolocó.

Si cariño, Madara, tu esposo, el único Madara que conocemos y con el que te casaste—Hizashi se exasperó con la renuncia de Hinata y el silencio sólo lo alertó mas.

Bueno, hoy me enteré de algo que ... algo que es muy decisivo en mi matrimonio, pero no se preocupen, yo estoy bien y ya recibí los cargadores que me enviaron. Dale las gracias de mi parte a tía Natsu y salúdame a tía Shizune—Neji le indicó que se la pasará—También salúdame a Hanabi, dile que la quiero mucho—Hizashi sintió tristeza al escucharla, dado que Hanabi, ni siquiera había mencionado a su hermana para nada.

Esta bien cariño, veo que no puedes hablar con claridad, pero recuerda que cualquier cosa, sólo tienes que llamarnos y estaremos ahí de inmediato—ella sonrió—aquí está Neji que no me deja en paz y quiere hablarte—sin más, le entregó el teléfono al castaño.

Hinata ¿te encuentras bien?—necesitaba escucharla para creerle.

Estoy bien Neji.

—No sabes lo preocupados que nos tenías, Ino ya no sabe que hacer por la falta de noticias y ya te puedes imaginar a Naruto, unido a Kiba—ella se enterneció más, era evidente que mientras ahí recibía indiferencia, allá todos sus amigos la extrañaban. No había mucho que pensar, apenas limpiará su nombre, volvería al lugar que nunca debió dejar.

Diles a todos que pronto los llamaré, especialmente a Ino... tengo tantas cosas que contarle.

—Escucha, no importa nuestra situación, tú sabes que yo estoy a tu entera disposición Hina, sólo tienes que llamarme y haré lo que sea por ti—la Hyuga volvió a llorar.

Gracias por ser como eres conmigo... Te quiero mucho Neji, cuídate y te mando un beso—la llamada concluyó y ella se limpió el rostro lloroso.

—Lo extrañas mucho ¿no es cierto?—no sabía desde cuando, Madara estaba tras ella escuchando todo—Te hice una pregunta—la sostuvo del brazo al verla salir sin responderle—¿Te piensas ir o no?

—Ahora no es el momento de hablar, así que suéltame porque no responderé—se deshizo del agarre y se dirigió al comedor. Madara se unió a ella y conoció a Kurenai.

La cena transcurrió normal y cuando llegó el momento de ir a dejar a Karin, la ojiperla se negó a que su esposo la acompañara. Madara accedió y se quedó en la mansión conversando con su hermano y sobrino sobre las tareas de las minas.

—Hina—la llamó Karin mientras conducía a su hogar—tu esposo me pidió que no te dijera nada sobre Sasuke. Creo que fui muy indiscreta, no le digas que yo te lo dije.

—Descuida, no le diré nada, pero de no ser por ti, aún seguiría preguntándome porque me trata así, por lo tanto, te lo agradezco mucho—Karin se bajó y la Hyuga condujo a toda velocidad de regreso, estaba furiosa ¿que demonios pretendía Madara? ¿Seguir castigándola por algo que no hizo?

Desde la entrada al rancho, divisó el vehículo que conducía Madara estacionado frente a la gran mansión y movida por la ira, se dirigió hasta él, era hora de aclarar las cosas.

—¿Que hace aquí? El señor dijo que usted no puede venir e está casa—Samui se encontraba regando las flores del jardín y tal como lo aseguro Tenten, era muy bonito y a ella se le negó verlo. Sonrió dentro de sí, al pensar que la llevó a un lugar inhabitable y lleno de bichos.

—¿Dónde está Madara?—pasó frente a la rubia sin prestarle atención.

—Ya le dije que no puede pasar.

—Quítate de mi camino, o lo lamentaras—estaba furiosa y no pensaba detenerse.

—¿Que pasa?—Madara, salió afuera al escuchar las voces seguido por Izuna y Obito—¿Hinata ¿que haces aquí?

—Señor ella me amenazó y estuvo por golpearme—la rubia estuvo por acercarse a Madara para lanzarse a sus brazos, pero él se lo impidió.

—Suficiente Samui, ya te dije que ella es la señora—después de lo dicho, se enfocó de nuevo en la ojiluna—¿y tú que viniste a buscar? ¿Porque actúas como una demente?

—No vine a querer ocupar tu casa, a la que me prohibieron entrar, no te preocupes—le dijo sonriendo—ahora diles que se marchen, o hablaré frente a ellos, tú decides—los varones se miraron entre sí y a pesar de querer quedarse a escuchar, se vieron obligados a marcharse, quedando sólo la pareja y la rubia.

—Samui, ve a otro lado.

—Pero señor.

—¿Que no escuchaste? LÁRGATE—Hinata nunca había sentido tanta molestia y de permanecer frente a ella, esa mujer sabría de lo que era capaz. Samui se fue refunfuñando, aunque se quedó cerca para escuchar, al igual que los otros dos Uchiha.

—Que demonios te pasa?—Madara exigió una respuesta.

—Así que me trajiste aquí para vengarte por lo ocurrido con Sasuke ¿eh?

—¿Quien te lo dijo?

—¿Que te importa? ¿A TI QUE CARAJOS TE IMPORTA?—le gritó.

—¡Ahhh! ¿Así que ahora la princesita también puede decir sus peladeces?

—SI ¿Y QUE?

—Pues que bueno que se acabaron tus hipocresías, así que ahora vamos a hablar—se acercó a ella y le tomó la mejilla.

—SUELTAME—dio unos pasos poniendo distancia—hasta ahora estoy entendiendo lo que has venido haciendo conmigo, me trajiste aquí para vengar lo ocurrido a Sasuke—acabando con la distancia, la volvió a sostener con brusquedad.

—Te advertí que te fueras, porque para ti no va haber piedad—la zarandeo y ella manoteó para alejarlo.

—¿Entonces tú amor es una mentira también?

—Si, yo me case contigo y te traje para que tú misma vieras lo que él trabajó, todo para poner a tus pies, la mayoría del dinero que deliberadamente le robaste—se lo dijo a muy poca distancia de su rostro—y al final, no fuiste mas que una cualquiera que se vende en las esquinas—la ojiluna se liberó y lo abofeteó. Madara se giró tomándose la mejilla y con rapidez le sujeto el rostro con su gran mano—A mi no me vuelvas a poner la mano encima, o haré que te arrepientas—sus ojos tenían un tinte rojizo, que en otra ocasión hubiese intimidado a Hinata, pero no en ese momento.

—Eres un poco hombre, has venido abusando de mí nada más por tú paranoia ¿Así que mi nombre comienza con H, al igual que mi apellido? Suficiente prueba para engañarme y tratarme como a una criminal—lo empujo lejos de ella y se retiró el cabello que le cubrió la visión tras el forcejeo.

—Si te mentí, por supuesto que lo hice, tal como tú lo hiciste con Sasuke ¿y sabes algo? No me arrepiento, como tampoco tú lo has hecho.

—Tu si que eres un hipócrita—lo empujo sin importarle la desventaja en cuanto a la fuerza física y continuó haciéndolo—¿Porque hablas de mi hipocresía? Cuando no eres mas que un imbecil que se encargó de mentirme haciéndome pagar por las decisiones de alguien que me juzgó de la misma forma, no cabe duda que él y tú son iguales.

—No hables así de Sasuke después de todo el daño que le hiciste—ahora fue Madara quien la hizo retroceder y le tomó ambas manos.

—Yo no le hice nada, en cambio tu a mi me has hecho algo imperdonable... me has humillado, rechazado y sobre todo, me mentiste Madara, me engañaste a mi y a toda mi familia. Todo tú, no eres mas que una asquerosa mentira—le dijo mirándolo directamente a los oscuros ojos Uchiha.

—Si, fue una mentira... yo nunca te quise, es mas, te odio, te odio con toda el alma. Yo nunca creí poder sentir tanto odio por una sola persona—ella dejó de forcejear y lo encaró aguantando las ganas de llorar.

—Bien, porque ahora eres correspondido—Madara se quedó quieto—yo no estoy loca Madara y tampoco soy masoquista, yo ya no puedo querer a alguien que me ha hecho tanto daño—lo miró por primera vez, con odio—hasta aquí llegó mi esfuerzo por salvar algo que nunca existió, adiós—avanzó por entre los acolchonados sillones del porche y él la retuvo.

—No, ni lo sueñes ¿crees que es tan fácil irte a vivir tu historia de amor en los brazos de Neji? No lo permitiré ¿me escuchas?—con su fuerza la domino, colocándola sobre el sillón y prácticamente la inmovilizó con su propio cuerpo.

—NO ME PIENSO QUEDAR AQUÍ UN SOLO DÍA MAS... SUÉLTAME.

—No bonita, tú de aquí no te irás, no te voy a dejar tranquila, nunca saldrás de mi dominio, te quedarás a pagar lo que le hiciste a Sasuke y lo pagarás con tu propio sufrimiento, incluso si tengo que matarte con mis propias manos—de nuevo le tomó las mejillas con una de sus manos, mientras ella no dejaba de moverse.

—Estas completamente loco. Tu no sabes quien soy Madara y no pienses que voy a seguir sometiéndome a lo que haces, como ya te dije, no voy a quedarme con un loco, que ademas ni siquiera es un hombre completo—se movió con todas sus fuerzas del sillón para tres personas, justo donde la mantenía aprisionada y él la quiso volver a inmortalizar. Izuna y Obito, no sabían si debían intervenir, pero se sorprendieron cuando la Hyuga alcanzó un florero y lo estrelló contra el hombro derecho del azabache. Madara bajó la guardia debido al dolor y ella salió corriendo.

—HINATA!—le gritó al verla irse—HINATA VEN AQUÍ—la ojiperla lo ignoró y al avanzar se topó con Samui, quien fue descubierta escuchando.

—Y tú—le dijo mirándola con asco—disfrútalo—los gritos de Madara se escucharon mas cerca y continuó avanzando hasta donde enfocó a un caballo. Queriendo huir de su esposo, no lo pensó por mucho tiempo y lo monto. De ninguna manera dejaría que ese hombre la mantuviera prisionera. Necesitaba buscar ayuda para marcharse lo antes posible.

—Espera Hinata—Suigetsu intentó advertirle, pero ella no le prestó atención y salió a toda prisa perdiéndose en la oscuridad de la noche.

—¿Donde está Hinata?—Madara llegó hasta Suigetsu, seguido de Izuna y Obito, quienes trataron de alcanzarla. Ellos pensaron que se iría en la camioneta y no contaron con que optaría por el primer caballo que encontró en su camino.

—Traté de advertirle pero ella no me escuchó y se fue montando a Rinnegan.

—¿Que? ¿Ella se llevó a ese caballo?—cuestionó Obito con preocupación y Suigetsu asintió.

—¿Que pasa?—preguntó Izuna al ver a su sobrino tan preocupado.

—Ese caballo es muy peligroso, no es fácil dominarlo, sólo Madara lo ha montado sin ser derribado—repuso Obito.

—¿Y que estamos esperando? Vamos tras ella—sentenció Izuna.

—¿Se puede salir de la región por ese camino?—preguntó Madara.

—Si, pero es muy peligroso debido a los precipicios, ademas, es difícil permanecer en la dirección correcta con esta oscuridad—aclaró Suigetsu.

—Que ensillen los caballos y trae a los hombres disponibles, si ella no regresa pronto, saldremos a buscara—tras el pedido de Obito, Madara sintió un pálpito en su pecho, era como una advertencia, pero debido a lo furioso que se encontraba, optó por ignorarlo y regresó adentro en busca de un trago.

—¡Madara!—lo llamó Izuna al verlo tan apático y sin ninguna intención de acompañarlos.

—Déjalo, si a él no le interesa encontrarla a salvo, lo haremos nosotros mismos—Obito negó con la cabeza e ignoró a su tío mayor.

...

Hinata dejaba caer gruesas lágrimas mientras el viento le volaba el cabello. No sabía a dónde se dirigía, sólo quería poner distancia entre ella y Madara. Le dijo que la odiaba, si, la odiaba como nunca pensó odiar a alguien. Esa confesión le terminó de romper el corazón, mismo que se agrietó con lo sucedido a Sasuke. No podía permitir que él volviera a ponerle las manos encima, de lo contrario, la mantendría prisionera hasta que consiguiera matarla. No mentía cuando se lo dijo, ella lo pudo ver en sus ojos, él la odiaba a tal grado de no importarle nada.

Apretó el paso y el caballo corrió mas rápido. A pesar de no estar familiarizada a él, Rinnegan la obedeció, no obstante, él no estaba acostumbrado a realizar las hazañas que realizaba Tenseigan y cuando quiso saltar un desnivel antes de cruzar un pequeño arrolló, el animal se asustó con los aullidos provenientes desde la oscuridad del bosque. Relincho por instinto y al no estar preparada, Hinata perdió el equilibrio.

La joven cayó en entre algunas rocas y perdió el sentido, dejando su cuerpo cerca del agua. Los aullidos continuaron y Rinnegan siguió corriendo dejándola atrás.

...

Había pasado mas de una hora y los Uchiha aún no tenían ninguna noticia de Hinata. Madara caminaba de un lugar a otro y ya no conseguía calmarse. Finalmente había sucedido, ya no había secretos, ella sabía el motivo que lo llevó a casarse y traerla a vivir en un lugar tan remoto. Ahora si la iba a perder y ya no había vuelta atrás.

—¡Vamos!—escucho la voz de Izuna, quien les daba indicaciones a los trabajadores para comenzar con la búsqueda.

—Miren, alguien viene—Madara corrió afuera al escuchar a Jugo. Pensó que ella había decidido regresar, pero en cuanto salió, sólo encontró a dos tipos, a los que vio cuando Hashirama llegó con el caballo de Hinata.

—El señor Hasirama nos envió para informar que su caballo llegó al rancho Sage—el azabache frunció el ceño y tensó la mandíbula.

—Maldita mujer—refunfuñó y los otros Uchiha se tranquilizaron, ya que, al menos Hinata estaba bien—Díganle a su jefe, que yo personalmente ire a recuperar lo que me pertenece—los hombres se fueron y Madara se dirigió al vehículo mas cercano.

—Espera ¿que piensas hacer?—preguntó Obito.

—Ya me escucharon, recuperaré lo que es mío.

—Deja las cosas así, ella se fue porque tu la orillaste hacerlo ¿no crees que ya pago sus supuestos errores?—quizás si, pero los celos al saberla con Hashirama, lo descontrolaron.

—Será mejor que no intervengan—continuó su camino y tanto Izuna, como Obito, lo siguieron hasta el encuentro con el Senju.

...

No pasó mas que unos quince minutos para cuando arribaron al rancho de Hashirama, mismo que ya esperaba afuera.

—Tranquilo, no es mi intención robarlo, ademas ¿para que querría quedarme con un caballo tan hostil como su dueño? Eso sólo te favorece a ti—Hashirama comenzó a reír, sin embargo, pronto dejó de hacerlo al sentir las manos del azabache sobre su cuello.

—¿Donde la tienes?

—¿De que hablas?—el Senju, se deshizo de su agarre y lo miró preocupado.

—No te hagas el desentendido, habló de mi esposa ¿donde esta?

—¿Y porque habría yo de saber donde esta esa preciosidad?—entre Izuna y Obito, impidieron que Madara volviera a sujetar a Hashirama.

—Hinata montaba a Rinnegan y ella no ha regresado—el semblante del castaño cambió considerablemente al escuchar a Izuna.

—El caballo llegó solo y fue hace mucho tiempo ¿que demonios haces aquí en vez de estarla buscando? Estos terrenos son muy traicioneros para quienes no están familiarizados y con esta oscuridad... Maldicion, el bosque cercano a las montañas cuenta con animales salvajes—en ese momento, Madara se percató de su error—PREPAREN LOS CABALLOS—ordenó a sus hombres—Ayudaremos a buscarla—Hashirama dejó a los tres Uchiha y se preparó para salir.

—Rápido, debemos regresar para comenzar con la búsqueda—Obito siguió a Izuna, pero Madara montó sobre Rinnegan y salió a toda prisa.

[...]

Los primeros rayos del sol se hicieron presentes y fue el momento adecuado para el solitario jinete. Desde que era niño, salía a montar su caballo entes que el sol saliera, no obstante, los últimos acontecimientos, lo obligaron a alejarse de la tierra que tanto amaba, ya que tenía sus mas felices recuerdos. Suspiro sintiéndose relajado, era gratificante volver a respirar el aire puro del campo y no el contaminado de la cuidad lejana a la que se habían ido.

Sus padres se quedaron en Honk Kong, pero él regresó a encargarse de sus deberes y al igual que otros días, ese también lo inició con su cabalgada.

—¿Que es eso? Vamos Mangekyo—apretó las riendas y el hermoso caballo negro comenzó a correr en dirección a donde su amo lo guiará. Se detuvo cerca del arrolló y bajo a toda prisa—¿Senorita?—movió el cuerpo de la chica, quien no era otra que Hinata, la misma que se había caído y aún permanecía en el mismo lugar. De hecho, si no hubiera sido porque el muchacho montaba cerca del arrollo, le hubiera sido imposible verla desde el pasto firme. Sin querer moverla por miedo a lastimarla, sólo le colocó una chamarra tras la cabeza y fue cuando ella recobró parcialmente el sentido.

—AHHH—el gritó estuvo lleno de dolor y sólo la movió un poco, por lo tanto, optó por pedir ayuda.

—Me iré en busca de ayuda, no se preocupe—Hinata sintió mucho miedo y no quería volver a estar sola. La noche fue demasiado fría y larga, entre los terribles dolores y el miedo a ser atacada por lobos, estuvo la mayor parte del tiempo en medio de pesadillas.

—NOOOO... AHHHH—al querer moverse para retenerlo, sintió que el dolor la mataría y de nuevo perdió el sentido.

—Prometo no demorar—el chico se fue a todo galope y pronto estuvo en un lugar adecuado para obtener buena señal de celular.

Diga—escuchó la voz de la persona con quien quería hablar.

Gaara, soy Itachi, tengo una emergencia y necesito que vengas a la propiedad cercana a la de mis padres, dejaré a alguien esperando por ti en la entrada—el hermano mayor de Sasuke, fue quien se encontró por casualidad a la ojiperla. Le describió la situación al médico, quien ya vislumbraba una emergencia.

Trata de no moverla, estaré ahí cuanto antes—la llamada concluyó y el Uchiha regreso a donde se quedó la joven.

—Estoy de regreso, no se preocupe, la ayuda ya viene en camino—Itachi la miró detenidamente. Ella vestía unos vaqueros oscuros con blusa negra y botas hasta la rodilla, seguramente, ella estaba montando a caballo y sufrió una repentina caída. Mirando el entorno, encontró las huellas de un caballo y eso sólo le dejó claro que no se había equivocado, sin embargo, nunca antes la había visto, ella no era de Konoha y no entendía porque se encontraba en ese lugar tan remoto.

La cuidó cerca de una hora, la cual le sirvió para limpiarle un poco la sangre que provenía de la cien, al mismo tiempo que le bajaba la temperatura, pues comprobó que tenía mucha fiebre y por momentos deliraba incoherencias.

—ITACHI!—rápidamente se levantó y subió hasta arriba para guiar al equipo médico.

—Es por aquí—Gaara se apresuró y bajó hasta el cuerpo inconsciente de la joven.

—¡Hinata!—Gaara de inmediato la reconoció y comenzó a examinarla.

—Sabes quien es?—cuestiono el Uchiha con curiosidad.

—Es la esposa de Madara—Itachi se sorprendió y se hizo a un lado para que los ayudantes de Gaara la subieran a la camilla. Los gritos de la joven les indicaron que estaba muy lastimada y trataron de hacerlo lo mas rápido posible—Tranquila, le avisaremos a Madara.

—No... e-él quiere m-matarme—aún en medio del dolor, escuchar ese nombre logró aterrarla más de lo que ya estaba—Sa-Sasuke—llamó a quien estuvo en sus sueños desde que su salvador regresó y volvió a desmayarse. Itachi reaccionó de inmediato y la miró desconcertado.

—¿Cual era su nombre de soltera?—le preguntó a Gaara.

—Mmm—el médico pareció pensarlo y negó con la cabeza—no lo sé, yo la conocí un par de días atrás y sólo se presentó como Hinata Uchiha... Bueno, es hora de irnos, por favor avísale a tú tío para que lo sepa, estoy seguro que la deben estar buscando—Itachi se quedó pensando en esa mujer, ella llamó a su hermano, estaba completamente seguro de eso, ademas, afirmó que Madara quería matarla ¿porque la esposa de su tío hizo esa afirmación? ¿Y porque llamaba a su hermano?

—¡Cielos!—sólo bastaron unos segundos para que Itachi atara cabos—¿Acaso es ella?—no perdió tiempo y siguió a Gaara, necesitaba averiguar que había pasado

Continuara.

Tal como lo prometí, aquí está otro capítulo de la historia y de nuevo se me pasó la mano escribiendo. Espero que les guste y trataré de continuar rápido.

Me disculpo por las posibles faltas de ortografía que seguramente se me quedaron sin que las notara, apenas las encontré y las iré corrigiendo 😊💕

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