—¿Por qué estoy tan cansada hoy? ¿Por qué no habrá venido a trabajar Namjoon? Bueno, no hay nada que hacer, simplemente cubrirlo con el jefe. Supongo que tendré que atender sus mesas en el café hoy. —Pensaba Hani suspirando.

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El turno fue tormentoso y hubo más clientes de lo habitual, pero se acercaba la hora de cerrar así que ya estaba un poco más tranquilo. Solo quedaban 3 clientes; una pareja y un chico que a ella le daba escalofríos. Siempre hacía lo mismo, llegaba, se sentaba en la mesa del fondo y pasaba horas escribiendo sabe Dios qué. Sus ropas eran negras con capucha, y su aura tenebrosa realmente la asustaba.

—Lo siento, pero estamos cerrando por hoy, ¿le traigo la cuenta? —Le habló con respeto e incluso un poco de miedo.

—Ah, ¡Sí! L-lo siento, ya me iba... —Respondió dejando los billetes en la mesa, se fue corriendo sin siquiera esperar el cambio.

—Que chico tan extraño, nunca había escuchado su voz. Es la primera vez que lo veo incluso hablar —Susurró recogiendo la mesa y limpiándola para poder cerrar por el día.

Dado que Namjoon (su amigo y compañero de trabajo) no había venido a trabajar, tuvo que regresar sola a su casa. Eran cerca de las tres de la mañana, las calles estaban oscuras y ni el viento se apreciaba, Hani se sentía cada vez más asustada pues, ella nunca había estado sola en la calle a esas horas. Su anterior novio siempre la acompañaba, pero dado a un engaño, terminaron y a pesar de que lo seguía queriendo, nunca lo iba a perdonar. Comenzó a caminar, pero luego de unos metros sintió que la seguían, se volteó pero no vio a nadie.

—No seas tonta, nada te va a pasar. —Se dijo a sí misma tratando de calmarse, pero a cada vez caminaba más rápido inconscientemente.

Luego de varias cuadras estuvo totalmente segura de que era seguida y de pronto recordó las noticias: había un pervertido suelto por esa área y la policía lo andaba buscando. Se detuvo en seco, miró a su alrededor con mucha precaución y fue cuando distinguió la silueta de un hombre, comenzó a caminar y este a su vez la siguió. Al Hani percibir esto enloqueció y comenzó a correr, solo que no se percató del terreno mojado, y resbalando cayó, haciendo que sus brazos sangraran.

De pronto el extraño se paró delante de ella, muy lentamente se agachó, le agarró los brazos con una fuerza similar a un animal y le revisó las heridas. A todas esas, Hani no había podido verle la cara aún, pues traía una capucha que le tapaba casi todo el rostro, solo podía distinguir la boca, la boca. No sabía por qué, pero le parecía familiar.

—¿Estás bien?¿No te heriste en ningún otro lado? —Dijo el hombre dejándose ver el rostro por primera vez.

—T-Tú... ¡Tú eres el chico raro del bar! ¿Por qué me persigues? —Mientras hablaba se intentaba alejar pero sus manos de él no la dejaban moverse del todo—. ¿No serás el pervertido que anda suelto? ¡Si te me acercas voy a gritar! —Avisó y él solo pudo sonreír.

—Tranquila, no te voy a hacer nada que no quieras. —Respondió tapándole la boca y acercándose cada vez más.

Bienvenidos a la historia donde decidir con quién estar es más difícil que los exámenes de actitud para la universidad...

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Los amo