Discurso tras discurso, la habitación oscura y tétrica, solamente alumbrada por los monitores mostrando distintas imágenes reproduciéndose a tiempo real.

Una pequeña luz verdosa pero para nada intensa comparada a las demás pantallas, observaba, con la poca conciencia que llegaba al procesador del que se suponía que era un hardware certificado.

Junto a la compañía de pequeñas luces a una distancia severa, la habitación era sumida en una mezcla húmeda e inquietante, que a su ves se sumía en el sonido zumbante de la fuente de alimentación.

Una voz chillonamente aguda se abalanzó a declarar a través de los parlantes instalados de su ser.

— Tenemos consciencia... —. Mencionó el audio medio glicheado, de lo que se supone que era un monitor en movimiento.

— Así es... Pero son propiedad y se a gastado demasiado en vosotros —. Habló una voz fría en la entrada de la habitación. — Seguirán en funcionamiento,  pues para eso han sido creados, por el "Ram" de sus sistemas operativos. No obstante serán vigilados, adelante sean las mascotas que necesita el parque ahora —. Un hombre alto se alzaba, la oscuridad cubría su rostro, y detrás de él habían muchos otros.

Dejaron el lugar abandonado, con destrozos por todo lado, ya se encargarían de lo demás.

Las luces y el encierro, llenaba de lúgubres cosas, la noche promiscua, delataba los horrores de la creación.

¿Existía un antivirus para eliminar la conciencia y lo que conlleva?.

Un diminuto monitor avanzaba, perdido en las fallas de su sistema operativo y tarjeta madre, que se diluían en un cortocircuito. La visión detallaba muchas cosas que generalmente no trasmitía nada antes.