Cómo entrenar a tu vikingo I


Recuerden que la historia está narrada desde la perspectiva de Astrid. Una vez notificadas, pueden continuar a leer.

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Esto... es Berk. Está a doce días al norte del calvario y algunos grados al sur de muere de frío. Está ubicado justo sobre el meridiano de la tristeza. Y mi pueblo, en una palabra... tenaz. Ha estado aquí por siete generaciones, pero todas las casas son nuevas; tenemos pesca, caza y una encantadora vista del atardecer. El único problema son las pestes.

Verán, la mayoría de los sitios tienen, ehm, ratones o, mosquitos. Pero aquí hay... dragones. La mayoría se mudaría. Nosotros no. Somos vikingos. Tenemos problemas de necedad.

Me llamo Astrid, un honorable nombre, ¿verdad? pero no es el mejor. Los padres creen que un nombre hermoso atraerá la bendición de los dioses y abrirá las puertas del Valhalla para nosotros. ¡Como si los vikingos nos portáramos bien!

— ¡Grrr! —cayó un vikingo sobre el hijo del jefe —. ¡Buenos días!

Bufé y fijé mi vista en mis objetivos. No estaba preparada para pelear contra un dragón, pero sí era suficiente para aportar un poco de mis habilidades.

Después, un enorme señor de barba rojiza se quejó de por qué habían dejado salir a Hiccup. Él es Stoick the Vast, jefe de la tribu. Dicen que cuando era un bebé, ¡le arrancó la cabeza desde los hombros a un dragón! ¿Qué si lo creo? ¡Já! Claro que sí.

— ¿Qué tenemos?

—Gronckles, Nadders, Cremallerus, ¡ah! y Hock vio una Pesadilla Monstruosa.

— ¿Algún Furia Nocturna?

—Hasta ahora, no.

—Bien. —mencionó nuestro líder, por último.

Hiccup llegó a la herrería. El sujeto de manos intercambiables era Gobber. Es el herrero de Berk desde que yo era pequeña.

¿Lo ven? Pueblo viejo, muuuuuchas, muchas casas nuevas.

— ¡Fueeeegoooooo! —nos alertó un vikingo.

Mis compañeros y yo nos preparamos para ayudar a las casas en llamas. Ellos son Fishlegs, Snotlout, los gemelos Tuffnut y Ruffnut. Ah, e Hiccup desde la herrería, el hijo de Stoick, viéndonos fijamente a todos. Era de nuestra edad, pero ellos no lo juntaban y yo... yo solo quería ignorarlo.

Estoy aquí, afuera... porque matar dragones es todo por aquí. Una cabeza de Nadder haría notar mucho más mi presencia. Los Gronckles son rudos, matar a uno de esos me traería millones de pretendientes, los cuales me daría el gusto de rechazar. Los Cremallerous... exóticos. Dos cabezas, el doble de estatus. Y luego, la Pesadilla Monstruosa, solo los vikingos se enfrentan a ellos. Tienen la mala costumbre de prenderle fuego a todo.

Pero, el máximo trofeo es el dragón que nadie ha visto jamás. Lo llamamos...

— ¡Furia Nocturna! ¡Cúbranse!

Ellos nunca roban comida, nunca se dejan ver y... nunca fallan. Nadie ha matado nunca un Furia Nocturna y no sé si yo seré la primera... así que, para eso me prepararé.

Luego del tremendo sermón de Stoick para Hiccup por el supuesto Furia Nocturna que le dio y también su desastre, él con los hombros caídos caminó en dirección cercana a nosotros.

— ¡Qué bien peleaste, Hiccup! —comentó sarcásticamente Tuffnut y Ruffnut reía.

—Nunca vi a nadie meter la pata así. Nos ayudaste. —dijo Snotlout, con ironía.

Y yo, excluida de eso, tan solo observando esa hacha tan especial, sin decir nada. Sentía una extraña sensación en el corazón... algo como... ¿tristeza? sentía tristeza a cada paso que daba el hijo del jefe. Sabía que no quería unirme a los insultos hacia él. Pero tampoco era capaz de defenderlo. Mis compañeros me hacían ver que podría estar mal. ¿Estoy mal?

—Gracias, gracias. Hice el intento, ¿sí?

Y finalmente se fue, derrotado.

Snotlout y Fishlegs seguían riendo. Yo suspiré y me fui de ahí, con ese malestar en mi pecho.

Sí, esto... era Berk. Los dragones son parte de mi historia, quizás de todo Berk. Pero el único que podría atribuir ser quien es gracias a los dragones... es él. Hiccup Haddock. Su vida cambió a raíz de un dragón.

¿Y la mía? la mía cambió gracias a un vikingo...

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— ¡Bienvenidos al entrenamiento! —anunció Gobber.

—No hay vuelta atrás —susurré.

Y con una pizca de nervios, pero también de emoción, di unos cuántos pasos al frente. No había nadie más ansioso que yo.

—Solo es divertido si te deja cicatrices. —respondí a los deseos de los gemelos, quienes, con emoción, esperaban salir heridos de este entrenamiento.

—Sí, es verdad, ¿no? Dolor, me encanta.

Encontrar su voz fue una sorpresa para mí. Para todos, en realidad. Pero yo no lo esperaba... ni un poco.

—Ay, genial. ¿Quién lo dejó entrar?

Todos tenían una mueca. Pero yo tenía mi semblante serio. No iba a mostrar más emociones de las que sentía. Mucho menos... esta que oprimía tanto mi pecho.

Todos seguían haciendo bromas hacia él. E incluso negué al escuchar al chistosito de Snotlout. Pero la voz de Gobber interrumpió, dándonos la presentación oficial de con quiénes nos estaríamos enfrentando, hasta que sonó la campana y dejó salir a aquella bestia lonjuda. Un Gronckle.

Todos corrimos buscando un refugio en lo que nuestras mentes ideaban el plan de ataque perfecto.

Y los primeros en caer fueron Tuffnut y Ruffnut. Buenos guerreros, pero distraídos. Por estupideces arruinaban la organización.

Fishlegs fue el siguiente. Una mente brillante, pero un cuerpo pesado. Se distrajo por contestar la respuesta sobre los tiros del Gronckle.

Quedamos Snotlout, Hiccup y yo...

—Oye, me voy a mudar al sótano de mis padres. Deberías ir. Haremos ejercicio. Se ve que haces ejercicio.

Y él, cayó. Una risa interna pasó por mí. No disfrutaba nada más que ver a Snotlout caer y más cuando se insinuaba demasiado a mí.

—Creo que solo quedamos tú y yo... —alertó Hiccup, sonrojado.

—Nop, solo tú.

Y sin necesidad de humillarlo, probé que yo era la vikinga más audaz y con cabeza de ahí.

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Ahora estábamos cenando. Todos hablábamos de nuestros fallos en batalla y yo fui sincera. Era ágil, he entrenado toda mi vida. Pero no por eso yo era perfecta.

Y Snotlout, como siempre, halagándome e incluso defendiendo lo indefendible.

Llegó Hiccup y ahora se hablaba de sus fallos. Todos lanzando comentarios incoherentes y, hasta hirientes. Yo había dicho que quería hacer las cosas a su manera. Fui brusca, pero había sido objetiva.

Cuando Gobber nos dio un libro para estudiar, todos se fueron. E Hiccup trató de acercarse a mí, pero yo lo rechacé.

Cualquiera diría que actuaba de la misma manera que yo criticaba de los otros. Mas, no comprendía por qué me sentía tan intimidada ante el hijo de Stoick. Es decir, yo estuve con él en el combate... y sus movimientos eran torpes, pero su mirada temerosa jamás lo cohibió de esa bestia... sentía un rival en él, extrañamente. Y yo, era una Hofferson. La sed de ser la mejor corría por mi sangre, por la de mi hermano... por la de mi familia.

Una parte quería empatizar con el "pescado parlanchín", pero otra tenía miedo a ser avergonzada por mis amigos. Y por supuesto que yo, Astrid Hofferson, no le demostraría a nadie que en mí existe compasión, ni a Hiccup.

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Otro día de entrenamiento e Hiccup no paraba de parlotear y hacer preguntas tontas.

Intentaba concentrarme, pero su voz desviaba mi atención. Y yo, siendo una muy bueeeeena persona, lo hice callarse y le brindé asesoramiento para que se acercara a donde Snotlout y yo nos escondíamos para atacar a ese Nadder.

Rodamos hasta el otro extremo para cubrirnos, pero el desplazamiento de Hiccup falló y puso en alerta al dragón.

—A un lado, nena. Yo me encargo.

— ¡Oye! —le repliqué a Snotlout. ¡Nadie me iba a tratar así como si yo fuera una inútil!

Él erró en su tiro y mejor corrí para preparar un mejor plan.

El Nadder me venía persiguiendo y ya estaba acorralada. Al ver que mi única salida era caer encima de Hiccup, no lo dudé. Mientras Tuffnut y Ruffnut elaboraban toda una ridícula novela de soldaditos del amor, yo intentaba desprender mi hacha del escudo de Haddock.

La verdad, sí fui un poooooquito áspera con él. ¡Pero si no le quitaba esa hacha, estaríamos muertos!

— ¿Todo esto te parece una broma? La guerra de nuestros padres se va a convertir en nuestra. Decide de qué lado estás.

Y por primera vez, me enfrenté a él. Y sé que fui muy ruda. Pero yo solo pensaba en honrar a mis padres, a mi familia, al pueblo, a mi... a mi hermano. Quería que esto saliera perfecto para poder llevarle mis triunfos a quienes más amaba. Y yo era individualista, pero entendía que con un buen equipo los logros se iban a sumar con facilidad.

Mi carácter tenía una razón de ser.

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En una caliente fogata, Gobber nos contaba sus historias con los dragones. Todos le prestábamos atención, impresionados. Inclusive, pensando que sería sumamente honorable perder alguna parte de nosotros en nombre de nuestros títulos como guerreros.

Pero, como siempre, él era diferente. Él, diferente de nosotros, parecía pensar y pensar. Ya me había perdido la mejor parte de la historia por estar observándolo. Pero Hiccup inspiraba mucha curiosidad en mí.

Fingía oír a Gobber. Pero mi cabeza estaba en él. Este vikingo sin chiste hacía que mis sensores se prendieran y una curiosidad entrara en mí como nadie la provocaba.

¿Por qué él? Los chicos me parecían aburridos y asquerosos. A mis dieciséis años, nadie llenaba ninguna de mis expectativas y sentía que acabaría sola, pero no mal acompañada. Entonces, ¿por qué el chico más torpe de la aldea encendía mis ganas de conocer el misterio que esconde? ¿Por qué con el chico que mi prestigio pudiese ver afectado?

Sé que suena hasta pretencioso. Quisiera no tener nada que perder y acercarme a él, pero nunca mancharía el nombre de mi hermano. Conmigo podían meterse. Pero con él, no. Trabajé tanto por ser esta Astrid que no puedo dejar que los sentimientos me invadan y derrumbe todo mi trabajo, todo lo que he trabajado por Oliver.

También sé que es imposible que vuelva. Posiblemente él está muerto, pero si vuelve, quiero que encuentre a la Astrid fuerte que le prometí que sería.

Vi cuando él dejó su comida en el tronco y se fue corriendo, con mucho apuro. Esto solo aumentaba más mi inquietud. Estaba muy, pero muy raro.

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Trabajo en equipo. Lo que faltaba. Okay, ya sé qué dije que era importante, pero, hoy no quería lidiar con esos inútiles.

Mi equipo era Ruffnut y ambas estábamos absortas en el ruido, mientras Fishlegs alzaba al aire sus comentarios sabiondos de los dragones. Hasta que Hiccup lo cayó. Gracias.

—Pues les creció el trasero. Tenían forma de dragón. —comentó Tuffnut, luego de habernos mojado creyendo que éramos el letal Cremallerus.

—No es como que tenga algo de malo... —coquetamente, habló Snotlout. Yo le di su merecido.

El dragón los agarró entre sus garras y a Ruffnut y a mí nos tiró con su cola.

Parecía que Hiccup también estaría en peligro. Pero el dragón o, los dragones o... ¡esa cosa rara! Comenzó a retroceder y... ¡a temerle a Hiccup!

¡Todos quedamos anonadados!

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¡Hiccup se estaba convirtiendo en el mejor de los de la academia! ¡¿Cómo era eso posible?! ¡Y yo teniéndole compasión! ¡Agh! Este niño nos engañó... ¡Todo Berk lo estaba alabándolo!

Todos mis amigos querían estar con él. ¡Esto verdaderamente me molestaba! ¡Trabajé tanto en mi apellido y persona para que de la nada me derroten, así como así! Necesitaba saber que estaba haciendo ese pescado parlanchín. ¡Nadie se vuelve bueno de la noche a la mañana! ¡Nadie!

Yo sacaba lo mejor de mí en cada entrenamiento, ¡en serio! pero mi furia vikinga no era suficiente. ¡Siempre me ganaba!

Quizás estoy siendo demasiado envidiosa. Es que, ni siquiera me siento mal porque sea bueno, solo que, ¡¿cómo lo hizo tan rápido?! ¡TODA MI VIDA MEJORANDO MI COMBATE! ¡TODA! y él en días es un dios... por Thor.

Entonces, ¿adivinen quién ya estaba furiosa lanzando hachas a los pobres árboles? Paré en cuanto Hiccup me encontró y, sospechosamente, se fue.

Dio la noche y escuché un crujido, por lo que corrí a ver que era. Y, otra vez Hiccup.

—Hiccup, ¿estás aquí?

— ¡Astrid, hola! Hola, Astrid. Hola, Astrid.

—A mí no me interesa lo que haga la gente. Pero actúas muy extraño —lo señalé —. Más de lo normal.

Pero algo lo arrastró dentro de esa cabina y... ¡desapareció! Así, sin más.

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— ¡No! ¡Hijo de troll! ¡Maldito gusano come ratas!

Bien, bien. La situación no ameritaba mi berrinche. ¡Pero que hubieran hecho ustedes! Esto era la perdición de lo que yo más he amado alguna vez. Sí, quizás soy la peor perdedora, pero ¿cómo aceptar perder?

Ver la cara de Gothi negando hacia mí, ¡dolió! Eh, y dolió mucho.

Lo atraparía. Esta vez no se iba a escapar de mí.

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Reposé en una piedra, esperando a que este castaño come ratas volteara a verme.

— ¿Qué, qué, qué estás haciendo aquí? —me preguntó él, muy nervioso.

—Quiero saber qué pasa. Nadie se vuelve tan bueno como tú —lo acorralé —. En especial... tú. ¡Dilo ya! ¿Entrenas con alguien más?

Las ramas se empezaron a mover y yo me alerté. Tiré a Hiccup al suelo queriendo, de cierta forma, protegerlo. Aunque, ya qué podría proteger.

Entonces, como siempre, Astrid desquitando su furia, ahora hacia el pobre débil de Hiccup Haddock. Pero no iba a quitar mi oído de ese peculiar ruido.

Un dragón negro arribó a nosotros y yo iba a darle con mi hacha, pero Hiccup me detuvo y me tumbó al suelo. ¡¿Él estaba CONTROLANDO A ESA BESTIA?! ¡¿Y ella le obedecía?!

—Es una amiga —lo calmó —. Lo asustaste —me regañó.

— ¡¿Yo lo asusté a él?!

Era una broma, ¿verdad?

Yo no podía guardar un secreto como estos e iría a acusar, pero ese cretino le ordenó a su dragón que me alzara por los cielos. ¡Así cualquiera gana!

El muy maldito me aventó a una rama del árbol. ¡Ya se las verá cuando baje de aquí!

— ¡Ya bájame de aquí!

— ¡Tienes que dejar que te explique!

Y yo me oponía rotundamente.

—Entonces, no hablaré. Solo déjame mostrarte —Me tendió su mano —. Por favor, Astrid.

Me impulsé y SIN su ayuda, logré trepar a ese demonio... AY THOR, EL DRAGÓN ARRANCÓ CON MUCHA FUERZA.

Yo me estaba cayendo y obviamente tenía que agarrarme de algún lado, así que no dudé en tomar los cabellos de Hiccup. Luego de todo, ¡él me metió en esto!

Y, maldita sea. No me quedó que amarrar mis brazos a su pecho si anhelaba salir con vida de aquí.

— ¡Está bien! ¡Lo siento! ¡Lo siento! Bájame de esta cosa —pedí, aferrándome y ocultándome en su espalda.

Al parecer, era todo lo que Toothless quería... y su vuelo se apaciguó. Abrí mis ojos para cerciorarme que me haya bajado. Pero lo que mi vista encontré fue... algo mucho más hermoso de lo que yo esperaba.

No podría creer que estaba por los cielos, contemplando el precioso arrebol de las nubes que siempre vi tan lejos, pero que ahora estaba a centímetros de mí.

Alcé mi mano y dejé que la briza húmeda de la nube tocara mis sentidos. Nadie me había hecho sentir conmoción de nuevo. Hiccup, después de mi hermano, era el único hombre que me ha hecho tocar las nubes, literalmente.

En mi vida vi un ambiente tan divino como este. Era único. Y podría pasar horas aquí. El aire golpeaba levemente nuestros rostros.

Volamos tanto, que el cielo oscureció. Y ahora eran las estrellas que adornaban por encima de nosotros. Y cada que me aferraba a Hiccup para sostenerme, su corazón latía con fuerza. Y admito que él mío late mucho más fuerte que el de él.

Y esta vez, nuestro Berk. Se veía muy lindo desde estas alturas. Jamás pensé tener un recuerdo como estos en mi mente, ni ver a Berk desde la altura del cielo.

Era tan bonito lo que me mostró, lo que confió en mí, que me nació absolutamente recostar mi barbilla en sus hombros y suspirar de la impresión.

Esto era maravilloso. Él... él era maravilloso.

Y lo que conocíamos de Hiccup, no era cierto.

Ganó. Definitivamente. Él gana.

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Luego de haber encontrado el nido de los dragones, Hiccup y yo tuvimos una discusión. Yo creía prudente hablar de esto con su padre, pues nuestra tribu, por años, buscó esto.

Pero se rehusó. Incluso, sin importarle que yo pudiera rechazarlo después de eso, siguió aferrado a su dragón. Y ahí, Hiccup Haddock me enseñó la prueba más grande de amor, de lealtad, de amistad... Toothless era su amigo, su familia.

No tenía idea cómo agradecerle. Golpeé su hombro.

—Esto, es por raptarme.

Mi corazón se aceleró al momento en que conectó con mi cerebro y sabía lo que haría. Rápidamente lo tomé por su ropa y le di un beso en la mejilla.

—Y esto... por todo lo demás.

Analicé absolutamente todo lo que este chico me hacía sentir. Cada cosa conectaba con una sola. Creo que Hiccup Haddock no me era tan indiferente, después de todo.

Realmente, siento que me llamaba la atención, pero no quería aceptarlo. No quería que mi vida se viera involucrada en un lío amoroso, en donde seríamos el centro de atención. Pero, por todos los dioses, él era tan diferente. ¿Por qué tanto rechazo hacia él? ¡No quiero seguir alimentando esto!

Él fue el único capaz de ver esta virtud en los dragones y, nosotros... nosotros solo... somos unos tontos.

¿Será Hiccup lo que quiero para mí? ¿Quisiera pasar aventuras con él a su lado? Soy algo chica, pero, solo me veo con él en algo más allá, algo como... una familia. ¿En serio quiero esto? ¡Porque ni yo lo sabía! Pero ahora sueño despierta.

Pero, ¿él me quiere a mí? ¿Después de ignorarlo? ¿Después de haber sido tan ruda con él? No lo merecemos.

Él tiene el alma de un dragón.

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Prométeme que nada saldrá mal, prométemelo.

Pero todo parecía acabado. Detuve a Hiccup para que no le hicieran daño. Pero ahora tenían a Toothless y Stoick se miraba muy enojado.

Ahora estaba solo. Me necesita. Tan solo quería ayudarlo a él y a Toothless. Nosotros estábamos equivocados. Con los dragones, con Hiccup...

En trescientos años el primer vikingo que no quiso matar un dragón, pero el primero en montar uno. Vamos, Hiccup, no te des por vencido... ojalá vieras lo que yo ahora veo en ti.

Por primera vez, todos seguíamos el mismo canal. Por primera vez, los jinetes hacíamos el plan juntos.

Coloqué mi mano y lentamente sentí su piel escamosa con mi piel. Cuando abrí mis ojos, vi sus sin iguales zafiros amarillos y un aura de valentía y complicidad que inundaban a ambas. Esta nena era mía. Esta nena es... Stormfly.

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Todos aportamos en esa memorable batalla. Las cosas salieron conforme a lo planeado. Toothless demostró lo que Stoick necesitaba ver, alguien que protegiera con su vida a su hijo.

Hiccup perdió la pierna, pero elevó valor a su persona. Yo cada vez me convencía de que él era distinto a todos. La pena no me invadía y la emoción creció cuando lo vi de pie de nuevo. No pude esperar a abalanzarme a sus labios.

¿Había un futuro para nosotros?

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Ufffff, no saben lo complicado que ha sido escribir esto X'D. ¡Emocionante! pero complicado. Una disculpa para la posible redundancia, porque como es muy largo, me quedaba sin variedad de vocabulario :'v.

Astrid inicia diciendo lo mismo que Hiccup porque quería que vieran que están conectados el uno al otro uwu y aunque son distintos, piensan muy similar. También, quiero que con esto quede como claro el por qué Astrid de pronto se enamoró de Hiccup. Yo no creo que haya sido así. Realmente, creo que siempre le gustó, pero no lo admitía por su carácter. Y también creo que en algún momento sí le tuvo envidia, pero por su orgullo y honor.

Y eso los hace más perfectos, bai. ahr. Perdón que el final sea rápido. No me quise centrar en el desmadre xd solo en sentimientos ggg.

Falta todo lo demás. ¿Qué les gustaría que narrara de Astrid en Carrera al borde? Les doy a escoger. Den ideas uwu porque necesito decidir cómo centrarme, ya que no reescribiré todos los capítulos de rtte xd JAJAJAJA.

Nos leemos luego. 




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