♦10♦
Al día siguiente Estoico y Bocón me invitaron a almorzar a su casa y obviamente acepté. Claro que con eso me refiero a yo en una esquina de la casa comiendo salmones y ellos en la mesa comiendo Cordero.
— Encontré los modelos de la cola en la Oficina de Hipo, es bastante simple pero efectivo. Puedo replicarlo en unas horas.
— Pero la pierna que Hipo debe usar para montarlo es la que le amputamos.
— Tranquilo Estoico, esta mañana fui a ponerle la prótesis que le hice a medida para la cola.
Luego de la comida ellos salieron a hacer no sé qué y yo me quedé con Hipo.
— No sabes cuanto te extraño. Quiero que veas todo lo que logramos, lo que tú lograste.
En ese momento escuché el sonido de su corazón latiendo un poco más rápido.
— ¿Hipo? ¿Vas a despertar?
Me acerqué a olerlo y efectivamente, estaba volviendo asique me alejé.
— Por favor. ¡Vamos! Regresa.
Lo vi abrir los ojos y parpadear pesadamente.
— ¡Ese es mi Hipo! Buen día chico.
Dije acariciándolo con mi cabeza.
— Hm.. Hola Chimuelo.
— No sabes cuanto te extrañé.
Dije queriendo lamerlo.
— Si... También me da mucho gusto verte.
Por querer subirme encima de él terminé pisándole la panza asique me alejé y me senté.
— ¡Au! Mi... Eh... ¿Estoy en mi casa?
Me miró.
— Ah... ¡Estás en mí casa!
No podía quedarme quieto por la emoción.
-— ¡Hipo despertó!
Grité feliz dando saltos por la habitación.
— ¿Mi papá sabe que estas aquí?
Me acerqué a él.
— Ay, ¿qué?
— ¡Quiero que veas todo afuera!
— Ay, ya ya.
Dijo tratando de calmarme pero no me podía estar quieto.
— ¡Mira esto!
Dije subiéndome a un palo que había en el techo. Ni sé porqué lo hago pero estoy muy emocionado como para pensar.
— Oye no, no. Chimuelo. ¡Chimuelo!
— ¿Qué?
Dije inocente mirándolo boca abajo.
— Ay, por favor.
Dijo con la intención de levantarse pero cuando se destapó se vio la pierna.
— Cierto, lo había olvidado.
Dije después de bajar de ahí y sentarme enfrente de él.
Hipo apoyo su pie y su prótesis en el piso y me acerqué a oler la prótesis.
— No está tan mal.
Dije levantando mi cabeza y viéndolo a los ojos y él me miró como diciendo "¡¿En serio pasó?!" muy aterrado y yo solo pude asentir.
Él suspiró antes de ayudarse de su cama para levantarse e intentar dar un paso. Volvió a suspirar antes de dar otro paso pero perdió el equilibrio asique puse mi cabeza para que se apoyara en mí.
— Te tengo.
Dije al atraparlo y luego me puse a su lado para que pueda caminar apoyándose en mí.
— A ver... Gracias amigo.
— Sin problema.
Luego de unos pasos pudo caminar solo y al abrir la puerta vimos a Colmillo rugiendo asique cerró la puerta de golpe.
— Chimuelo, quédate aquí.
Dijo antes de volver a abrir la puerta revelando a Patán sobre Colmillo.
— ¡Una vez más! ¡No me van a alcanzar!
— ¿Qué?
Salimos afuera y vimos muchos dragones y algunos con Humanos sobre ellos. No pudo dar muchos pasos antes de qué todos los vikingos lo rodearan y decidí darle su espacio.
— Hola.
Me giré y vi a Tormenta junto a mí.
— Mira, Hipo está bien, es un final feliz. ¿Podrías aunque sea-
— ¡Bien! ¡Lo haré! ¡Seré el Líder!
Dije en parte cansado y en parte feliz. En parte me gustaba estar a cargo.
Levanté la vista y vi a Bocón caminando hacia donde estaba Hipo con lo que parecía mi nueva cola en brazos y se la dio.
— ¡Eso es para mí también!
— ¡Furia Nocturna! ¡Al suelo!
Dijeron de broma pero yo salté sobre ellos tumbándolos.
— ¿La probamos?
Dije sentándome frente a Hipo, y Astrid soltó una pequeña risita
Luego de ponerme la cola Astrid se subió a Tormenta y Hipo se subió a mí.
— ¿Listo?
— Claro.
Dije asintiendo y comenzamos una carrera con Astrid en donde terminaron por unirse los representantes de las clases de dragones y sus jinetes.
Esto, es Berk, conocido por los dragones como el Nuevo Nido. Nieva nueve meses al año y graniza los otros tres. Es una isla poblada por humanos, pero eso ya no es un problema. ¿Por qué? Porque mientras otros dragones pelean con ellos y se matan entre sí, aquí hay.... Paz.
FIN
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