Paso final
Con un beso
Narra Jassiel:
Era un día viernes inesperadamente lluvioso. Tsukishima estaba acompañando a Hinata a su casa como era su rutina desde que empezaron a salir. Ya habían cumplido dos meses de relación e incluso, con sus peleas y altibajos, ambos se las habían arreglado para mostrarse cuanto se querían el uno al otro al transcurso del tiempo.
La lluvia incesante los atrapo en medio de su camino, mojándolo todo incluso a los dos chicos.
— ¡Tsukishima! ¡Vamos a mi casa a refugiarnos! —Grito Hinata cubriéndose con su polera y lo tomo de la mano mientras corrían.
Llegaron a la casa que no les quedaba lejos, para su sorpresa, tenía las luces apagadas. Lo ignoro por el momento y entraron empapando la entrada, miro alrededor, pero no había ni rastro de Natsu ni de su mamá. Ninguna había ido a saludarlo o ver quien era, encendió las luces para ver mejor.
Dudoso se quitó los zapatos y le indico a su novio que hiciera lo mismo mientras iba hasta la sala. Al no ver a nadie, frunció el ceño dudoso. ≪¿Dónde estarán?≫ Entonces dirigió su mirada a la mesa. Un papel blanco que tenía un muñequito de Natsu encima atrajo su atención. Era una nota de ellas.
"Para Hinata:
Lo siento hijo, pero tuve que irme a la casa de tu tía por algo importante. Me he llevado a Natsu conmigo, quizás no volvamos hasta mañana por el clima, si tienes hambre he cocinado curry está en las ollas así que solo debes calentarlo.
¡Cuídate y no hagas travesuras mientras no estamos! ¿Vale?
Con cariño,
De mamá y Natsu."
— Parece que no hay nadie en casa. Dicen que fueron a casa de un familiar. —Murmuro Hinata mientras volvía la nota a su lugar. — Aparte esta lluvia está muy fuerte, creo que durara hasta mañana si sigue así.
— Tienes razón —Concordó el rubio mirando el cielo nublado a través de la ventana.
— ¿Qué te parece si te quedas? La lluvia es muy fuerte, —Hinata le regalo una sonrisa dulce. — ¡y mañana es sábado y no hay clases! Puedes quedarte a dormir aquí si quieres.
— ¡¿Qué?! —El chico tenía razón, parecía que la lluvia no iba a acabar en ese día, ¿pero no se daba cuenta de la situación en la que se encontraban? Aunque estamos hablando de Hinata, él no se daría cuenta de eso tan fácilmente. Tsukishima se mantuvo mirándolo como pensando en la respuesta cuando en realidad ya quería aceptar. — La verdad me gustaría, pero, ¿estás seguro?
— ¡Sí! —El pelirrojo estaba feliz de poder dormir con Tsukishima, era la primera vez que se quedaría en su casa. — Entonces, ¿por qué mejor no tomas un baño? Tus ropas están mojadas, así que podrías usar unas ropas de mi primo que olvidó hace tiempo, estoy seguro de que te quedaran.
— Esta bien, —el entusiasmo de su pequeña pareja lo animo a seguirle— pero antes déjame llamar a casa para avisarles.
— ¡Si!
Hinata lo guio hasta donde estaba el teléfono y él llamo avisándoles de que se quedaría en casa de un "amigo". Luego de efectuar la llamada con éxito a su casa, Hinata lo guio hasta el baño y lo dejo ahí mientras traía la ropa de cambio.
— Ah, quizás esta sea mi oportunidad para besarlo. —Se dijo Tsukishima mientras se desvestía, era cierto que ya llevaban tiempo saliendo, pero nunca lo habían hecho. ¿El problema? Las oportunidades nunca eran las indicadas. Si bien estaban a punto, se aparecía alguien a interrumpirlos o su propia torpeza no se los permitía.
La última vez había sido terrible cuando se dieron un cabezazo mutuo al acercar sus cabezas. Soltó un suspiro al recordarlo, se quitó el pantalón quedando solo en calzoncillos cuando Hinata abrió la puerta.
— Traje la ro- —El chico se quedó congelado cuando vio a Tsukishima casi desnudo. Tsukishima tenía un cuerpo bien proporcionado por el riguroso entrenamiento que llevaban y su rostro atractivo solo lo ayudaba a verse mucho más guapo para cualquiera que lo viera. La cara de Hinata no pudo evitar ponerse completamente roja. — ¡L-Lo siento! ¡Solo traía la ropa!
— ¿Por qué te pones rojo, Hinata? —Le sonrió maliciosamente su novio, parecía encantado con su reacción. — ¿Te gusta lo que ves?
— ¡C-Claro que no idiota! —Hinata dejo la ropa y una toalla limpia en una cesta vacía. Comenzó a recoger la ropa mojada del rubio para llevarla a lavar, pero se dio cuenta de que faltaba algo. Sus ojos vieron al rubio y luego hacia abajo, sí, eso era lo que faltaba, los calzoncillos. — ¡Apúrate y quítate eso! —Señalo el chico con vergüenza.
— No sabía que tuvieras tantas ganas de verme desnudo. —El más grande siguió molestando a Hinata con una sonrisa de claro disfrute. Tenía un tono socarrón que enojaba al pelirrojo. — Si tanto los quieres quítamelos tú.
— ¡Volveré por ellos después! —El chico no se resistió más y salió disparado del baño con el rostro del color de un tomate, pobre, se moría de vergüenza.
— Si hoy es mi oportunidad.
Tsukishima sonrió mientras cerraba la puerta del baño y se metía en la ducha para poder calentarse al fin.
Hinata sentía que el corazón le latía por mil, estaba feliz de que estuvieran juntos y pudieran compartir cama un día, pero esta situación también podría significar altas probabilidades de que ocurran otras cosas, ¿no? Él lo sabía, ya no era tan torpe.
El chico estaba realmente preocupado ya que hasta ahora Tsukishima y él no se habían besado. Si, por supuesto que le dio unos cuantos besos como en las mejillas, la frente incluso en las manos, sin embargo ellos nunca llegaron más allá de los labios por varias cosas. Era decepcionante porque incluso en el ámbito sexual llevaban más experiencia.
Miro fijamente como la lavadora daba vueltas la ropa de Tsukishima y la suya. Asintió con decisión: ≪¡Si Tsukishima no da el siguiente paso esta vez! ¡Lo hare yo!≫ Este día era su oportunidad.
Luego de tomar un baño rápido, bajo las escaleras y calentó el curry que le había dejado su mamá. Después de diez minutos más bajo el rubio, con una toalla en el cuello, parecía más relajado ahora que se encontraba seco.
— ¿Tenias otro baño? —Cuestiono al ver al pelirrojo también limpio, el cual caminaba con dos platos humeantes hasta la mesa del comedor.
— Si, —confirmo Hinata— pero casi no lo usamos, usualmente usamos el del segundo piso porque es más cómodo, ¡ven siéntate!
Hinata sonrío cálidamente para él y le señalo su asiento con unas palmadas.
— Está bien. —Tsukishima sonrió a su gesto. Se acercó a la mesa y tomo asiento. El pelirrojo deposito los cubiertos a su lado con cuidado.
Los dos chicos comieron en sum tranquilidad mientras hablaban de cosas normales en su cotidianidad, como que tal les fue en las clases, en el club, o sus notas. Al final, recogieron los platos y los llevaron a la cocina para lavarlos.
Tsukishima en medio de ello comento que le habían prestado una película de terror la cual podrían ver juntos, Hinata acepto aquello a pesar de tener miedo. Una película podría ser oportunidad de estar juntos mucho más.
Ambos se dirigieron a la sala donde se encontraba el DVD. Hinata tomo el empaque que le dio su pareja y se fijó en la portada. Solo lo vio, pero le atemorizo y trago duro. ¡Se veía horrible!
— ¿Qué pasa, Hinata? —Tsukishima le molesto como era usual al ver su reacción. — ¿Tienes miedo?
— ¿Qué? ¡¿D-D-De que rayos hablas?! ¡P-Por supuesto que no! —Enfurruñado, ignoro al rubio y fue a poner el disco impulsado por el enfado.
Ambos se sentaron en un sofá frente al televisor y la película comenzó. El inicio fue tranquilo, hasta Tsukishima lo veía con aburrimiento apoyado sobre su brazo, sin embargo, mientras más avanzaba la película para Hinata ya era demasiado aterrador.
El chico temblaba tan incontrolablemente a tal punto que dejando su orgullo, se aferró al brazo de su compañero que solo podía reírse ante su actitud.
— ¿Tanto miedo tienes? —Susurro en su oído.
— ¡P-Por supuesto! ¡Acaban de matar a esa chica! ¡No es normal que un tipo con una motosierra te siga! —Se quejó lloriqueando en su brazo.
— Supongo... —Soltó una risita mientras tomaba una de las manos de Hinata y le dio un ligero beso. — Pero estas temblando mucho. Parece que tuvieras frío.
Hinata se le quedo viendo ante su gesto, sintió un poco de calor en el dorso de su mano. ¡Cierto! ¡Había dicho que sería él quien tomara la iniciativa!
Sacudió la cabeza quitándose las escenas horrorosas de la cabeza. Tomo aire e intento acercarse a la cara de Tsukishima que estaba totalmente distraído, pero al estar más cerca del televisor un grito repentino de la pantalla lo espanto haciendo que caiga del sillón y él también terminara gritando del impacto.
— H-Hinata, ¿oye estas bien? —Tsukishima lo miro preocupado, dándole una mano para que pudiera levantarse.
— S-Si... — Puso un puño en su corazón, casi siente un paro cerca. ¡Qué triste! ¡Había perdido su oportunidad! ¡Qué mala suerte! ¡Todo por la culpa de Chloe! ¡Si tan solo se hubiera aguardado cinco segundos antes de gritar!
Hinata estaba un poco enfurruñado y Tsukishima se percató, él también se había dado cuenta que el pequeño había intentado besarlo, al parecer, no era el único preocupado por ello.
— Hinata —Susurro en su oído con ese tono de voz que tanto le gustaba al pelirrojo.
— ¿Q-Qué pasa? —Cuando él le susurraba de esa forma su cuerpo sentía escalofríos.
Tsukishima levanto su mentón con la punta de sus dedos y asegurándose de ningún contra tiempo junto los labios de Hinata con los suyos lentamente. Los labios del más pequeño eran suaves y deliciosos, que termino por lamerlo antes de alejarse de él.
— Esto era lo que querías, ¿no es así?
— No se vale, te adelantaste. —Repuso a esa expresión de niño contento suya. Le había ganado. Soltó un suspiro, un poco molesto y el volvió a unir sus labios como si no le escuchara.
Tsukishima y Hinata se vieron nuevamente, para luego sonreírse.
Luego, vino un beso y otro. Dándole un beso uno al otro mutuamente, todo esto se había vuelto un concurso de quien le daba más besos a quien mientras reían como niños haciendo travesuras.
Sin embargo, pasado el tiempo, los besos inocentes que se daban empezaron a pasarse de tono. La calentura se fue intensificando entre ellos a tal punto que Tsukishima se tomó le descaro de jugar con la lengua de Hinata, el pelirrojo se sorprendido a su acción mas no hizo nada, solo se aferró a los hombros del rubio sintiendo como la chocante sensación de eso y sus emociones se entremezclaban.
El rubio subió su mano tocando suavemente su cintura mientras que con la otra mano agarraba suavemente su cabeza atrayéndola hacia la suya. Hinata soltaba algunos jadeos ahogados mientras que el otro se concentraba saborear la dulzura de la boca ajena.
El beso se fue intensificando mucho más dejándolo sin aire. El más alto tenía los ojos llenos de una pasión lujuriosa, sin retenerse tomo la camiseta del pequeño y se la quitó separando sus labios con un suspiro. El otro no opuso resistencia, se acercó a su novio y también le ayudo a quitarse a la suya.
— Hinata —Susurro en sus oídos de forma seductora.
— Tsu-Tsukishima... —Puso sus manos en el pecho ajeno intentando alejar un momento a su amante. — A-Aquí no, vamos a mi cuarto.
— Tienes razón, será más difícil limpiar si lo hacemos en el mueble. —Confirmo, intentando enfriar la cabeza. Tomo a Hinata entre sus brazos y lo cargo estilo princesa.
— ¡N-No lo decía por eso! —excuso avergonzado— E-Es solo que pensé que en una cama sería más cómodo para nosotros... Aparte, ¡bájame! ¡Yo puedo caminar solo!
Sus manos cubrieron su rostro enrojecido. Sus labios se habían puesto de un color rojo también debido a los continuos besos.
— No quiero. —Negó el rubio con una sonrisa. — Ahora, indícame cuál es tu cuarto, si no quieres que pasemos horas limpiando mañana.
≪¡Este chico!≫ Refunfuño para sus adentros.
— P-Por allá. —Señalo con su mano y el rubio lo cargo hasta allí, abrió la puerta y la cerró con seguro. Luego, dejo caer a Hinata en la cama mientras volvían a lo suyo.
Beso los labios del pelirrojo mientras sus manos empezaban a recorrer su pequeño cuerpo. Su lengua se deslizo hasta su cuello donde fue marcándolo con chupetones y pequeñas mordidas, haciendo que se estremeciera.
Esta siguió su recorrido hasta llegar a sus pezones, él se tomó su tiempo chupándolos y mordiéndolos cada tanto mientras con la otra mano los pellizcaba. El pequeño empezó a soltar gemidos más fuertes debido a las corrientes eléctricas que recorrían su cuerpo y de la vergüenza se cubrió la boca con una mano mientras que con la otra se aferraba a las sabanas.
Tsukishima al ver que Hinata opacaba sus propios gemidos sonrió maliciosamente. Bajo los pantalones y los calzoncillos del pelirrojo poco a poco distrayéndolo con el placer, mientras dejaba a su lengua seguir su recorrido.
Lamio su abdomen y su ombligo hasta llegar a su entrepierna que ya estaba erecta. Hinata se sorprendió y alzo la vista al sentirlo cerca de esa zona. El rubio le dedico una sonrisa encantadora al notar su mirada asustada para luego, meterse el miembro del pequeño a la boca haciendo que arqueara la espalda de la sorpresa.
La boca de Tsukishima subía y bajaba mientras que con su lengua intentaba darle más placer. Todavía no sabía mucho, pero intentaba hacer cuanto podía por Hinata, el cual, intentaba contener sus gemidos.
No pudo. La boca del rubio era cálida, su aliento le cosquilleaba esa zona haciendo que su placer se duplicara. Su cuerpo no le hacía caso, Hinata empezó a sentirse mareado, no podía detener al rubio porque palabras ilegibles se extendían por sus labios.
Su cuerpo tampoco le daría el gusto, no quería detener tal sensación placentera. Los movimientos de la boca del rubio empezaron a hacerse más rápidos cuando sintió el miembro de Hinata retorcerse. Era un mártir. Necesitaba correrse.
— T-Tsuki... ¡n-no! M-Me... ¡ahn! —Él trato de avisarle a su pareja para que se detuviera, pero el otro no hizo caso como si no le escuchara, es más, hasta comenzó a hacerlo mucho más rápido. Sus manos se dirigieron a esos cabellos rubios para pararlo y solo pudieron recorrerle el cabello a medida que sentía el éxtasis llegar.
Su cuerpo se arqueo violentamente mientras un largo gemido salía de sus labios al sentirse liberado de aquello. Su cuerpo cayo rendido, sintiendo como si no estuviera allí. Había sido una magnifica y desconocida experiencia.
El rubio trago, observando la expresión perdida de su amante. Tsukishima lamió por último un hilillo de semen que salía de sus labios, la verdad desde un inicio se hubiera esperado un sabor amargo, pero la esencia de Hinata por el contrario no sabía mal.
Tenía una sensación rara, pero no le incomodaba. Soltando una sonrisa, volvió a acercarse al pelirrojo.
— Hinata, ponte en esta posición. —Hablo a su oído, mientras le ayudaba a moverse.
— E-Esta bien... —Con dificultad se movió mientras su cuerpo temblaba e hizo lo que le pidieron. Le había puesto con el pecho en la cama y su trasero expuesto a él. — ¿Qué harás, T-Tsukishima?
El chico no lo miro asustado, sino curioso por su acción. Ellos si habían mantenido ese tipo de toqueteos incluso después de realizarse como pareja, pero nunca más allá de los roces o simples juegos previos. Esta sería la primera vez que le propondría subir un nivel más.
— Tengo que prepararte, no quiero lastimarte —Beso su espalda, sacando una bolsita curiosa del bolsillo de pantalón. El chico captó la indirecta y asintió un poco apenado. El rubio rasgo el empaque con la mano y derramo el líquido en la entrada de Hinata.
— F-Frio.
— No te preocupes, estarás bien. —Susurro ligeramente mientras con uno de sus dedos jugaba con su entrada. Masajeo lentamente el lugar antes de introducir uno de sus dedos bañado en lubricante.
— D-Duele —chillo, aferrándose su almohada.
— Respira, relájate Hinata. —Se detuvo. Beso sus labios. Lo distrajo con tiernos besos unos momentos para calmarlo y cuando lo hubo distraído lo suficiente. Volvió a continuar con su acto introduciendo su dedo por completo.
Los besos no pararon, siendo más intensos. Tsukishima introducía su dedo una y otra vez hasta que notó su novio podía soportarlo. Tan pronto se relajó el rubio aprovecho para meter otro más en ese lugar.
≪Tengo que hallarlo.≫ Intento recordar donde estaba lo que una vez había leído en una página, desde que se había sentido atraído por Hinata, él había investigado muchas cosas. Dentro de ellas, como era tener sexo con otro chico.
Ambos dedos exploraron la zona, hasta que los elevo, logrando provocar una sacudida en Hinata.
—Mmm... ahh.. T-Tsuki... ¡ahh! —Hinata no podía articular muy bien las palabras, los dedos de su amante en él empezaron a sentirse bien de la nada. Tsukishima había hallado su punto bueno.
Complacido, el rubio empezó a frotar esa zona con más insistencia logrando sacarle gemidos ahogados a Hinata. Quien concentrado en el placer, lloraba. El chico desconociendo lo que le pasaba, movió la cabeza y sujeto el brazo de su pareja para que se detuviera.
— H-Hazlo, Tsukishima. —Dijo, mirándolo suplicante.
— Hinata, te va a doler si no te preparo bien.
— N-No importa, hazlo... —Hinata seguía mirándolo con esos preciosos ojos marrones pidiéndole que siguiera. ¿Quién se resistiría a esa expresión?
Cambio la posición de Hinata para así poder ver rostro mejor, coloco sus piernas sobre sus hombros y lo acerco a él. Le dio besos hasta que finalmente acerco su miembro a la entrada de Hinata.
— Avísame si duele, ¿entiendes?
— T-Tonto, ¿c-crees que vas a h-hacerme daño? —Regaño, dándole un golpecito en la frente y sonrió.
— ¿Me estas retando? —Tsukishima rio ante eso, a ese chico realmente le encantaba provocarlo.
Ambos se miraron con ternura y se besaron. Tsukishima volvió a lo suyo, dirigiendo su miembro a la entrada de Hinata. Se tomó su tiempo penetrándolo lentamente, hasta que finalmente la metió toda con un ligero gruñido.
— No... te m-muevas... aún no. —Hinata intento hablar mientras aferraba sus manos a su espalda. Podía ver como sus ojos lo miraban intensamente en medio de esas lágrimas.
≪La presión, e-esto es...≫ Tsukishima lucho contra sí mismo ante esta nueva y placentera experiencia. Mordió su labio, intentando controlar la lujuría que le embargaba y esas ganas de apresarlo.
— ¿D-Duele mucho? —pregunto, con la voz ahogada. El rubio estaba empezando a jadear en desesperación.
— N-No. —El chico negó con la cabeza. Miro a su novio y ahogo sus sollozos. — S-Se siente raro... c-como cálido... aquí.
Hinata coloco una mano sobre su estómago, tenía una expresión dulce. Tsukishima suprimió un gruñido, ese chico no se la estaba dejando nada fácil.
— Hinata, tú...
— K-Kei... aquí, Kei e-está aquí. —Murmuro con una sonrisa llena de ternura y acarició el rostro de Tsukishima robándole un beso suave.
Su nombre. En todo el tiempo que llevaban saliendo Hinata se había resistido a decirlo por más que se lo pedía, pero, hoy, de todos los lugares, de todos los momentos y situaciones tenía que decirlo. ¡Justo cuando se estaba resistiendo tanto!
— L-Lo siento Hinata, —Su respiración era fuerte y su voz desesperada. — pero ya no puedo más.
Sin decir nada más, tomo las caderas de Hinata y lo penetro con fuerza, haciendo soltara un grito. El pelirrojo se sujetó a su espalda de la impresión sintiendo como se empujaba contra él. Gemidos fuertes y ligeras lágrimas rodaban por sus mejillas.
Tsukishima, para que sintiera menos dolor, en medio del movimiento empezó a masturbarlo mientras buscaba el punto de placer de Hinata que había tocado antes.
— Tsuki.. shi... ma ¡ahhh! ... no por ahí... ¡no! —Hinata se retorció de placer cuando lo sintió rozándole ese lugar.
— ¿Aquí es? —Para probar, penetro con fuerza aquella zona haciendo que Hinata soltara un gritito.
— ¡P-Para! mi cuerpo... yo... no puedo. —Su cuerpo jamás había sentido tanto placer, estaba perdiendo los sentidos, con cada embestida de Tsukishima su cuerpo se estremecía de una forma que no podía descifrar.
— Hinata, eres tan lindo. —Murmuro en sus oídos con voz grave mientras los lamia. El pelirrojo se estremeció al oír los jadeos y suspiros de su amado tan cerca. Estaba contento de no ser el único disfrutándolo.
— Me... me voy a ve..nir.. ahh... —Hinata sintió una sensación extraña que no supo identificar. Sus manos se apretaron en la espalda ajena arañándola sin querer.
Tsukishima volvió a besarlo. Ambos compartían húmedos besos sintiendo como llegaban al final de su orgasmo.
Hinata chillo al sentir como golpeaban ese punto una y otra vez. Soltando un gemido, ya no pudo más y se corrió, aprisionando el miembro de Tsukishima provocando que él soltará un gruñido.
Hinata se estremeció mientras sentía a Tsukishima embestirlo hasta que un líquido cálido escurrió dentro de él. El rubio al terminar se tiro a un costado de él medio jadeando y lo acerco acurrucándolo en su pecho.
Hinata correspondió el abrazo complacido, sintiendo como los ojos empezaban a traicionarlo. Estaba sintiéndose somnoliento.
—Hinata —Susurro Tsukishima, tiernamente en su oído. — Te quiero.
Esas palabras le enternecieron, provocando un sonrojo en sus mejillas. Una pequeña sonrisita se reflejó en sus labios, a su vez que respondía:
—Yo... también... —Susurro antes de caer dormido por el cansancio.
A la mañana siguiente:
— ¡Hinata! ¡Ya llegue! —Grito la mamá de Hinata.
— ¡Onii-chan! ¡Natsu llego! —Continuo la pequeña hermana.
Nadie respondió, solo bajo un rubio que al verlas las saludo con educación.
— Buenas días —Hablo Tsukishima.
— ¡Buenos días, Tsukishima-kun! —Respondió alegremente la mamá. Ya había visto al joven varias veces desde que estaba trayendo a su hijo a casa. — ¿Sabes dónde está mi hijo?
— Pues, a decir verdad, él se resfrió y ahora está reposando en la cama. —El chico sonrió como si no hubieran motivos ocultos.
— Seguro fue por la lluvia de ayer, cielos, Hinata sabe que siempre debe llevar sus paraguas. —Suspiro la mujer, negando con la cabeza. — Um... ya casi es hora del almuerzo, ¿te quedarías a almorzar? Como agradecimiento por cuidar a mi hijo.
— Por supuesto. —asintió. — Muchas gracias por la invitación.
La mujer sonrió complacida y se fue hacia la cocina, mientras tanto Natsu se acercó a él con la curiosidad impregnada en el rostro.
—Buenos días, Tsukki, ¿mi onii-chan está enfermo?
— Buenos días, Natsu. —Acarició sus cabellos, si tan solo Hinata y él pudieran tener bebés, estaba seguro que serían así de adorables. — Si creo que hicimos mucha actividad ayer.
Una risita no pudo evitar salir de sus labios. Que no pudieran tener, no significaba que no pudieran hacerlo, ¿cierto?
— ¡Entendido! ¡Onii-chan, Natsu irá a rescatarte! —Apenas dijo eso corrió escaleras arriba hasta el cuarto de Hinata, abriendo la puerta de un portazo.
— ¡Natsu! —Grito Hinata desde la cama donde estaba recostado.
— ¡Onii-chan vengo a rescatarte! —Se tiro encima de él, provocando que Hinata gimiera ligeramente del dolor.
— Natsu, bájate por favor —Pidió Hinata adolorido, su espalda le dolía.
— L-Lo siento... —Murmuro la niña y miro a su hermano para luego sorprenderse. — Onii-chan, ¿te atacaron los insectos? ¿Por eso te enfermaste?
— ¿Atacarme?
— Si —Asintió, señalando su cuello con una mano. — Tienes muchos puntos rojos en el cuello.
— Jajaja, si los insectos, vinieron muchos y me picaron. —Dijo intentando escaquearse del interrogatorio que le vendría encima si su mamá se enterara de eso. Mientras que Tsukishima, el cual aparecía por la puerta, al parecer oyó todo porque contenía sus ganas de echarse a reír. El chico lo mato con la mirada. — Sobre todo uno grande y amarillo.
—Pero tu hermano lo disfruto. —Ronroneo juguetón.
— ¿Onii-chan te gusto? —Lo miro admirada, de imaginarse eso, a ella le parecía muy doloroso. — ¡Ya sabía que eras muy valiente! —Alabo inocentemente.
— Si, Natsu... — ≪Ojala que no se acuerde de esto en el futuro.≫
Tsukishima se rio por el comentario tan inocente de la pequeña, y Hinata lo vio para finalmente sonreír rendido. Natsu los veía extrañada sin entenderlos, pero no podía evitarlo.
Ese tipo en verdad era un idiota, pero era la persona que amaba y ese tipo de momentos raros que tenían juntos era lo que más feliz les hacían.
FIN
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Bueno gente, aquí termina esta historia.
Espero que les haya gustado~
Y si fue así dejen un comentario~ ¡Me encanta cuando comentan! C:
Gracias a la/os chica/os que me siguieron de mi otra historia, ya que esta es la segunda vez que publico aun me siguen los nervios.
¡Espero nos veamos pronto en otra historia!
¡Sin más que agregar, Jassiel se va cambio y fuera n.< !
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