➸❛Tear❜
❛—Si no seguirás mis pasos, seguirás mis reglas❜
Fue lo que mi padre me dijo la primera vez que me negué a seguir sus pasos y le dije que quería ser patinador artístico sobre hielo, era un niño que no sabía las consecuencias que tendría en mi vida personal y profesional, me distancie de mis amigos y de mis familiares incluso dejé la escuela para recibir clases particulares ya que necesitaba enfocarme en mis entrenamientos.
❛—Quiero que sea perfecto, sin errores❜
Un niño de seis años no sabe que es la perfección o al menos yo no lo sabía, siempre procuraba clavar los saltos por más veces que me cayera me levantaba para seguir practicando hasta lograr escuchar un buen trabajo de mi padre, pero esas dos palabras jamás las escuché ni de él mucho menos de mi madre pues ella dejó el mundo por decisión propia, aún recuerdo su cuerpo balancearse como un candelabro colgado del techo.
❛—Si no alcanzas la perfección, olvídate de los Nekola❜
A temprana edad logre cosas importantes en el patinaje pero jamás fue suficiente para mí padre pues decía que eso no era nada que marcara mi nombre en la historia. El día que perdi el oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud fue el peor día de mi vida pues fue la primera vez que sentí el cuero de un cinturón contra mi espalda durante una noche nublada y en la mañana supe lo que era cargar cinco tabiques en mis dos manos debajo del sol. Era un sistema de educación y corrección que mi padre me daba.
❛—La perfección está fabricada a partir del dolor, sólo te estoy ayudando❜
Nunca supe si era verdad esas palabras pero sin duda surtieron efecto en mi cuerpo de manera significativa, pues a mis dieciséis años logré aterrizar un cuádruple loop con éxito en una competencia metiéndome en la historia como el primer patinador en aterrizar un salto así pero ni eso fue suficiente para hacer sentir orgulloso a mi padre, me exigía cada vez más y los castigos eran más severos al grado de que una vez, en un ataque de rabia tomó una espátula, la puso al fuego y cuando estuvo al rojo vivo me la coloco en el vientre pero jamás lo culpé o demande, simplemente dije que fue por la rabia.
Practicaba el patinaje por pasatiempo y luego se convirtió en mi único amor dejando que todos se alejaran de mí y después se convirtió en mi prisión. Lo que antes solía amar con todo mi corazón ahora me lastimaba pero no podía dejarlo por mi padre pero ese día todo cambio, cuando en una Grand Prix lo miré a él.
❛—Representando a Italia, Michele Crispino que patinara al son de Serenade for Two❜
Verlo patinar provocó algo en mi interior que jamás pude catalogar, era tan hermoso ante mis ojos y desde que vi su programa libre me enamoré de aquel hombre italiano. Iba a todas las competencias a las que él o su hermana iban pero no podía prestarle mucha atención pues mis entrenamientos con Candelaria de la Iglesia como pareja y encima mis entrenamientos personales me quitaron mucho tiempo. Así que con ver sus programas atravez de la pantalla me conformaba y me era suficiente para sobrellevar la situación en mi casa de Las Vegas.
Pero un día, el accidente que tuve con Candelaria me obligó a retirarme de la competencia para ver pa salud de la dama. Ella en todo momento me decía que no era mi culpa la herida y cuando se curó de aquello, ella me dijo algo que sin duda cambió mucho mi vida.
❛—Emil, ya no quiero patinar contigo se que quieres ver a ese italiano pero por mi culpa no puedes hacerlo, así que cada quien por su lado, ve por él y sepárate de tu padre, vete a Praga, te ayudaré junto con mi hermano❜
Y hice lo que me dijo. Ambos dejamos de patinar juntos y cuando pude y con la ayuda de los hermanos De La Iglesia me escapé de Las Vegas para irme con mi abuela en Praga, comencé a entrenar para los próximos eventos donde Michele participaría pero me seguía exigiendo tanto como lo hacia en Las Vegas ya que tenía que ser el mejor en todo, porque la perfección era mi única función y con una sonrisa en el rostro. Sin perfección no era nadie.
Con los años me olvidé de los que pasó en mi vida antes de conocer a los hermanos Crispino y me centré en ser cercanos a ellos. Y lo logré acercándome mucho más a la persona que amé con locura durante muchos años, incluso el sabor de sus labios lo recordaba, porque aunque la única mano que me sostenía era Candelaria y a su partida me dejó caer, vinieron ellos dos para darme calor y protección en un mundo donde competir era lo único importante.
Poco a poco se sumaron más personas a tenderme la mano y a darle luz a mi vida. Pensaba que ese capítulo de mi vida donde tenía que ser perfecto y hacer orgulloso a mi padre se había acabado para siempre, que ya nunca volvería a aquella ciudad y podría seguir siendo feliz pero la vida te apuñala justo cuando todo va bien. Y una llamada a mi teléfono de un número desconocido me lo hizo saber
—Emil, buenas noches.—saludó mi padre atravez del teléfono—, espero no molestarte.
—Padre...—tartamudee—, a pasado muchos años.
—Sí, han pasado siete años desde que te alejaste de mi...—me dijo, con ese tono frío que lo caracterizaba—, me alegra que la próxima semana estés aquí en Las Vegas para practicar antes del Skate America, porque, vendrás a verme, ¿Verdad?
—Yo...—evite llorar y que mi voz se quebrará—, tengo que irme.
Paso esa semana, y ahora estaba de nuevo en Las Vegas, con mi maleta en la mano y con el corazón apretado al pensar que mi padre está esperándome fuera del aeropuerto. Sabía que él me quería ver no porque me amará si no para volver a juzgarme y reprender el porqué no alcanzaba la perfección, sabía que me queria ver no porque me amará si no para verme volver a llorar como cuando era niño pero eso no me estaba importando pues yo sí lo quería ver porque lo amaba tanto como amaba a Michele o a Sara.
—Emil, ¿vienes con nosotros al hotel?—me pregunto Seung mientras entrelazaba sus manos con las de Sara—, ¿O te irás aparte?
—Alguien me está esperando afuera, me llevara al hotel.—le dije, tomando mis maletas—, los veré en la recepción del hotel, adiós.
Camine hasta la salida del aeropuerto con un nudo en mi garganta y cuando salí pude mirar a mi padre una vez más, vestido de traje negro y recargado en su auto deportivo. Cuando quise abrazarlo el me rechazó el abrazo, pidiendo que pusiera mis maletas en la cajuela y entrara al asiento de atrás, yo le obedecí sin más, no me atrevía a negar sus órdenes. Iba entrar al asiento de atrás cuando miré a Sara, ambos nos miramos y yo le mostré una sonrisa, para despues meterme en el coche sin más mi padre arrancó el coche.
—¿Porque Emil?—cuestionó mi padre, mirando al frente—, te fuiste hace siete años sin decirme nada y nunca te volviste a poner en contacto conmigo, ¿Porque?
—Yo no recordé tu número telefónico y además quería ir a ver a mi abuela...—mentí—, me di cuenta de que Praga era mejor que aquí, de hecho mejore mucho y rompi récords y..
—Cállate Emil...—me interrumpió mi padre—, yo juzgaré eso hoy nada más quiero que vayas al hotel, tomes tu habitación, te instales y tomes tus patines. No me decepciones, ¿Entendido Nekola?
—Sí, padre.—rápidamente me corregí por la manera en que me dirigí a él—, es decir, sí, señor.
Agache mi cabeza mientras jugaba con mis dedos, preguntándome interiormente si era buena idea participar en esta Grand Prix, pero sólo eran ocho días en Las Vegas así que podría sobrevivir a lo que tuviera que sobrevivir.
Después de que me dieran mi habitación, subí lo más rápido que pude y dejé mis maletas sin cuidado para tomar mis patines y volver a retomar mi camino al coche deportivo de mi padre que esperaba fuera del hotel para llevarme a la pista. Pero cuando sali de mi habitación me encontré con mi amado italiano, mostrando una hermosa sonrisa que dejaba ver sus blancos dientes y en su mano llevaba una cajita de regalo morada con un lazo azul.
—Ábrelo...—me pidió, extendiendo su mano—, es un regalo de mi parte.
Abri la caja como pude y un hermoso anillo de plata con un zafiro apareció ante mis ojos. Sonreí ante el gesto que tuvo Michele conmigo así que me lo puse en el dedo anular antes de darle un beso en la mejilla diciéndole que tenía que irme y sali corriendo del hotel para volver a mirar el semblante frío haciéndome una indicación de que subiera al coche así que eso hice.
El manejo durante diez minutos, diez minutos que usó para decirme lo decepcionado que estaba de mi persona y de mi vida amorosa sin embargo me volvi a quedar callado para evitar que me golpeara o alzara su voz. Cuando llegamos a la pista él explicó que venía a practicar y cosas así en lo que yo iba a las gradas a quitarme los tenis y poner mis patines en su lugar, apretando lo más fuerte posible para que no pasará alguna tragedia, en mi mente mirar la pista que fue la responsable de muchas cosas en mi pasado que me provocaban aún escalofríos era nostálgico, pero al escuchar los pasos de mi padre mientras me ordenaba entrar a la pista me obligo a olvidar mis miedos y centrarme en impresionar a mi padre por milésima vez.
—Quiero ver tus triples.—iba a decir algo, pero me interrumpió—, no necesitas calentar sólo hazlos.
Trague saliva para después comenzar a deslizarme en el hielo para prepararme para mis saltos pero el problema es que sin calentar es más probable que fracase en el intento o que me lastime pero no queria retar a mi padre y paso lo que esperaba pues un triple axel que iba ejecutar me falló el aterrizaje causando que cayera al hielo de costado pero me volvi a levantar y a seguir intentando. Me caía una y otra vez debido a los nervios que tenia pero siempre me paraba y seguía tratando de clavar los saltos.
Porque la perfección es mi única función y triunfar mi legado, si fallo no soy nadie y si gano soy alguien, el oro es para los fuertes y la plata junto al bronce es para los débiles.
No se en qué momento oscureció ni en que momento mi cuerpo ya no podía más ya que no había comido durante el viaje ni descansado. Mi padre seguía mirando afuera de la pista diciéndome que lo repitiera hasta que fuera perfecto, salto tras salto acompañado de secuencias de pasos, molinetes y caídas fue lo que hice ese día y aunque mi cuerpo exigía un descanso mi mente me decía que no necesitaba descansar, que estaba bien y necesitaba seguir y eso hize, pese al dolor y cansancio segui ejecutando los saltos que me pedía mi padre sin negarme sólo acababa sus órdenes hasta que me pidió que me acercara a él.
Me acerque a él y el golpe en la mejilla ya lo había previsto desde antes. Mi mejilla ardía por el golpe pero aún no me quejé ni dejé de mostrar una pequeña sonrisa pesé a que él me dijo lo decepcionado que estaba de mi y que deseaba ser yo el que hubiera muerto en lugar de mi madre o que nunca espero nada de mi y aún así lo decepcioné. Se dio media vuelta y se fue, dejándome en aquel lugar completamente sólo, como siempre.
—Estas bien Emil, no pasa nada...—dije, asintiendo con la cabeza y sonriendo—, sigue practicando un rato más, estarás bien.
Me alejé de la barda de la pista para después comenzar a ejecutar lo que alguna vez fue una rutina dedicada a mi padre. Pero cuando iba a realizar mi salto de apertura que era un triple loop junto a un doble axel caí al suelo de espaldas y al momento de tratar de pararme ya no pude lograrlo pues me caía cada que lo intentaba. Me quedé tirado en el hielo con la cara cubierta por mis manos mientras trataba de respirar con normalidad.
—¡Emil!
Me quite las manos de la cara y mire a la persona que gritó mi nombre. Michele parecía agitado como si hubiera corrido durante mucho tiempo, así que me paré con mucha dificultad del hielo y patine lentamente hacía mi amado italiano quien me recibió con los brazos abiertos y no dude en desplomarme en ellos. Mire su rostro de preocupación pero le regalé una sonrisa de oreja a oreja mientras me separaba de sus brazos y caminaba a las gradas.
Me desate las agujetas de los patines y me quite estos seguidos de las calcetas negras, cuando lo hice pude ver que mis pies presentaban pequeñas cortadas debido a todo lo que pasó pero no me importo y me puse los tenis. Tome mis patines y les puse las guardas para que las cuchillas no se lastimaran y después miré a Mickey, estaba seguro que me reprenderia al llegar al hotel.
—¡¿Porque no me dijiste donde ibas!?—reclamó Michele mientras me pasaba un vaso con agua—, ¡¿Sabes lo preocupado que estaba!?¡Te desapareciste de las doce de la tarde hasta las diez de la noche!
Mickey me había llevado a su cuarto de hotel y pidió servicio al cuarto, después de comer por fin y de tomar agua comenzó a regañarme como si fuera mi abuela cuando iba de fiesta. Miraba sus ojos preocupados y cristalinos mientras yo estaba en la cama de su cuarto, escuchando sus gritos debido a mi desaparición.
—¡Leo me dijo que no estabas en tu cuarto ni contestabas el teléfono!—pronto los ojos de violáceos de mi amado comenzaron a derramar lágrimas mientras se le cortaba la voz—, ¡Eres un inconsciente Emil al no avisar!¡Tenía miedo de que te hubiera pasado algo!
—Hey, cariño...—me levanté como pude de la cama y tomé el rostro de Mickey—, perdón por no avisar a nadie pero tenía mucha prisa pero estoy aquí, contigo, ¿Bien?
—Te odio tanto por hacerme preocupar...—de la nada, Michele me abrazó con fuerza, ocultando su rostro en mi pecho—, ya no me hagas eso.
—Esta bien Mickey, lo siento por no decirte a donde me iba.—me disculpe mientras lo abrazaba con fuerza—, ya es tarde y mañana hay práctica, me quedaré contigo esta noche.
Ambos nos despojamos de nuestras ropas hasta quedar en ropa interior y nos acostamos uno frente al otro. Acomode la cabeza de Michele contra mi pecho y lo abrace por la cintura, pasaron unos cinco minutos y mi cuerpo cedió ante el cansancio, presión y dolor del día pues caí dormido en poco tiempo sintiendo el calor de mi amado italiano.
Porque en mi mundo oscuro siempre estaba él para darle vida, sin siquiera saberlo.
¡Hola aquí A.A.!
Headcanon: Emil tiene constantes pesadillas con el suicidio de su madre y sus peleas familiares pero abraza un peluche que su abuela le hizo.
Como se dieron cuenta el capítulo de hoy fue narrado desde el punto de vista de Emil para que comprendieran mejor el capítulo ya el siguiente volverá a ser narrado en omnisciente.
Además la historia tiene portada nueva, toda mal hecha pero tiene una nueva y está en la multimedia UwU.
#Actualizarenlamadrugadaesmipasión.
¡Los quiero, cuídense mucho!
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