➸❛Nos vas a brindar honor❜

❛—¡Emil!¡Emil!¡Abre la puerta!❜

Las voces se oían tan lejanas para mí, no sabía en donde estaba todo estaba oscuro sin embargo sentía un agradable calor envolver mi cuerpo. Escuche el sonido de unos tacones resonar por todo el lugar hasta que la figura de Candelaria apareció en mis ojos vistiendo lo mismo que cuando estaba conmigo en la bañera, su sonrisa aún seguía y pronto se puso enfrente de mí, tendiendome su mano con el guante de encaje blanco. Ella no me decía nada ni yo decía nada así que tomé su mano entre la mía sin saber a donde me llevaría o que pasaría. Caminamos por un largo rato hasta lo que parecía ser una puerta negra pero un marco con una luz color blanco brillante.

—Emil, me alegro tanto de que este aquí...—murmuró—, tu madre y yo te hemos estado esperando.

La puerta dibujada comenzó a abrirse y los dos entramos a aquel lugar. La luz me cegó por un momento pero después mis ojos divisaron un hermoso paisaje al que yo muchas veces llegué a visitar en vida  tanto con mi madre como con Candelaria. Mi madre estaba sentada en el pasto con un libro entre sus manos, pronto alzó la vista y pude volver a mirar sus orbes doradas en persona después de muchos años, me mostró una sonrisa de oreja a oreja y palmeo a su lado, pidiendo que me sentara con ella. Me senté a su lado con felicidad. Candelaria miró a mi madre quien asintió con la cabeza haciendo que la latina se fuera con la excusa de que tenía cosas que hacer.

—No pensé que llegarás aquí tan rápido Emil.—habló mi madre, cerrando su libro—, pero me da mucho gusto que estés aquí, finalmente.

—Yo también me alegro de estar aquí, contigo y Candelaria.—le dije, abrazandola—, deseaba verte más allá de una fotografía.

—No tienes de que preocuparte Emil, siempre estaré contigo aunque no me veas o escuches pero siempre estaré ahí para protegerte, aunque no lo parezca.—la voz de mi madre se volvió igual de entrecortada que la de Candelaria en la llamada—, nunca te abandonaría hijo, siento dejarte solo en el otro mundo pero ya no podia soportar a tu padre ni lo que te hacia, perdóname Emil.

—Madre no te preocupes, no estoy molesto por eso ni digo que esta mal, era tu única salida para dejar de sufrir allá abajo y si decidiste ejecutarla, esta bien, yo no puedo hacer nada.—le contesté mientras acariciaba su espalda—, no tienes que pedirme perdón por ello madre, siempre tendrás mi perdón sin importar tus acciones en vida.

—Oh hijo, no se que hice en mi monótona vida para tener un hijo tan maravilloso como tú.—mi madre se separó de mi abrazo y tomo mi mano, notando el anillo de plata que aún reposaba en mi dedo con elegancia—, ¿Es de ese muchacho Michele?¿Verdad? Lo he visto contigo desde aquí

—Sí, fue un regalo de él cuando llegamos a Las Vegas.—contesté, mirando el anillo con algo de nostalgia—, creo que será una de las personas que más extrañé estando aquí arriba.

Mi madre negó con la cabeza y me dio un beso en la frente antes de irse a quien sabe donde. Pronto visualice a Candelaria quien se sentó a mi lado, ninguno dijo nada y permitimos que el viento moviera nuestro cabello hasta que escuche suspirar a la mexicana así que la miré con algo de duda dándome cuenta que tenía cara de arrepentimiento cosa que me desconcertó bastante pues ellas jamás mostraba esa cara.

—¿Que pasa Can?—le pregunte mirándola a los ojos pero ella bajo su mirada con pena o miedo, no sabría que era a decir verdad—, ¿Can?

—Ay Emil, estoy rete contenta de que llegaras aquí.—me dijo antes de abrazarme con fuerza, dejando mi cabeza en su pecho, pronto sentí como los guantes de la dama comenzaron a acariciar mi cabello con delicadeza—, pero, no importa, olvídalo.

Yo cerré mis ojos, permitiendo que la calma entrara en mi cuerpo por las acciones de mi amiga, no escuchaba nada más que el viento. No sabía que es lo que pasaría ahora en adelante pues estaba ya lejos del mundo terrenal, dejando a mis amigos, familia, carrera y a Mickey.

Mickey....

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❛—Lo siento Emil, aún tienes que vivir❜
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—¡Emil!

La voz de alguien llamando mi nombre hizo que abriera mis ojos,  sentandome en la bañera  y comenzando a toser tratando de sacar el agua que estaba en mi cuerpo. La mano morena de Sara palmeaba mi espalda para ayudarme a sacar el agua, sentía como si volviera a nacer, cuando acabe de sacar el agua di bocanadas de aire pues por un momento no podía respirar de manera correcta, pero después de cinco minutos de dolor logré recuperarme. Con cansancio recargue mi cabeza sobre el pecho de Sara, mojando su vestido morado pero eso no le impidió abrazarme con fuerza mientras frotaba mis brazos tratando de darme calor pues estaba frío.

—Emil, me diste un susto grande, pensé que te habías muerto de verdad.. —me murmura mientras me abraza con más fuerza, su voz se oye rota así que supuse o que estaba llorando o estaba a nada de hacerlo—, Michele fue a buscarme cuando te vio en la tina, gracias a dios no estuviste más de dos horas ahí, juro que casi se me derrumbaba tu estatua en mi mente, me imaginé lo peor.

No le conteste, porque no sabía que decirle. No recuerdo ni porque me regresé al hotel ni como acabe en la bañera, sólo recuerdo la voz de Candelaria despidiéndose de mí y la voz de mi madre disculpándose por dejarme con mi padre, y a mi padre reprendiendome por el escándalo que causo una foto mía besándome con Mickey, de ahí en fuera no recuerdo nada. Siento como el pecho de Sara sube y baja algo rápido a lo mejor por la emoción de hace unos momentos, nadie hablaba, sólo se escuchaban los grillos.

—¿Donde esta....Mickey?—pregunte con cansancio mientras me separaba de la mujer, mirando sus ojos algo cansados, quizá por el entrenamiento—, ¿Me dejó solo?

—¿Qué?¡No!—se apresuro a decir Sara mientras movía las manos—, se fue a mi cuarto junto con Seung porque comenzó a ponerse mal de verte ahí, comenzó a hiperventilar y a sentir ansiedad, por eso me buscó, para ver que siguieras con vida porque él ni de broma se hubiera acercado a ver si su amado estaba muerto o no. En un rato iré a ver si ya se calmó.

—¿Y mi abuela?—volvi a preguntar ahora con un poco más de energía, recuperando la conciencia y el control de mi cuerpo—, ¿Donde está?¿No sabe de esto?

—Y es mejor que no lo sepa Emil, no queremos causarle algo.—contesto Sara, comenzando a buscar una toalla limpia en el ropero que está frente al baño—, le pedí a Leo y JJ que fueran con ella a otro lado menos aquí, de seguro no tardan en llegar.

Cuando Sara encontró una toalla limpia me la dejó en el retrete junto a lo que era mi pans junto a ropa interior limpia, me dijo que estaría sentada en mi cama por si necesitaba algo y se salió del baño. Como pude comencé a quitarme mi ropa mojada aún dentro de la bañera para evitar hacer un regadero quedando completamente desnudo sali de la tina enredandome la toalla a la cadera y me miré una vez más en el espejo notando que mi rostro estaba algo hinchado y que en mi muñeca tenia una peculiar marca pero no le tomé importancia y comence a ponerme mi ropa para dormir. Me sentí mal por un momento, no por mi si no por los hermanos Crispino que casi se derrumbar por mi culpa pues Mickey estaba sufriendo y no estaba yo para decirle que todo estaba bien mientras que Sara tuvo que verme de una manera no tan buena, Seung Gil estaba tratando de calmar a mi amado italiano seguramente porque su novia se lo pidió como favor, Leo y JJ están cuidando de mi abuela que no sabe nada de lo que pasó. Dios soy una terrible persona.

Mire mi teléfono y lo encendí, mirando que hoy era 9 de Junio significando que mañana ya era la competencia a las siete de la noche. Sentí que todo se me derrumbó por quinta vez al recordar las palabras de Michele ese día, diciendo que sea yo mismo pero sería arriesgarme una vez más ser blanco de críticas y ahora tenia a la prensa encima de mi debido a el escándalo de mi foto con Michele, sería dar señal verde a las críticas. Pero por otro lado, he vivido mucho tiempo adaptadome al estilo preestablecido del patinaje, ocultando mi patinaje como es en verdad tan sólo para encargar y hacer sentir orgulloso a mi padre.

¿Ser o no ser?

Habían pasado una hora desde que regresé a la vida, me sentía pensativo aún pues no sabía que hacer con respecto a mi programa corto de mañana. Sara me dijo que iba a ver como estaba Mickey y que regresaba en unos minutos, la miré correr por el pasillo y desapareció de mi vista. Me senté en el sofá que estaba ahí y saqué mi teléfono, comencé a revisar mis notificaciones de todas mis redes sociales dándome cuenta de que muchos ya vieron esa foto, y eso me causó un poco de asco hacia las personas pues algunos decían que no estaba bien y que es antinatural. Amor es amor y si no le parece a alguien que me guste Mickey me vale madres, yo lo amo y punto.

Decidi buscar mi programa largo en el campeonato europeo de 2014 en mi teléfono, mire con atención mis propias reacciones, me veía bastante nervioso al punto de que caí en el primer salto y tropezaba alguna veces pero me miraba decidido, cuando vi el back-flip mostré una sonrisa. Ahora busque mi programa largo más reciente y noté algo, ya no tenia la misma pasión de antes y mi expresión era neutra incluso cuando acabe mostré una sonrisa triste. Y recordé las palabras de Sara, recorde que antes de venir a Las Vegas los dos hablamos en la playa de noche, me habia dicho que queria hablar conmigo despues del entierro de Candelaria y sí fui a verla.

❛—Emil, ¿Porqué no regresas a ser tú en el hielo? Michele y yo amamos al Emil que es energético, usa canciones pop en sus programas y rompe esquemas, ¿Qué pasó con él? Ahora vemos a alguien que no le importa más que la perfección y no disfruta su trabajo, ese no es nuestro Emil.❜

Recordar las  palabras de Sara provocaron que mi cuerpo se levantara del sillón y me fuera a mi armario a tomar mi mochila deportiva junto a mis patines, escribi en una hoja que tenia que tomar aire fresco y no tardaría. Me fui lo más rápido posible de mi cuarto para evitar que alguien me detuviera además la pista aún estaba abierta así que tendría tiempo para patinar algo nuevo para mi programa corto de mañana. Voy a hacer un cambio de planes.

Sali del hotel y me fui trotando a la pista de hielo, tal vez si le explicaba a la señorita mi situación me deje patinar incluso después del cierre. Despues de cinco minutos llegué a la pista y las luces aún estaban prendidas, así que entré en el establecimiento con una sonrisa que pronto una señora ya algo anciana me devolvió, esa señora me conocía desde niño.

—Hola Emil,—me saludo mientras guardaba los patines en sus compartimentos—, ya vamos a cerrar en unos minutos.

—Por favor, déjeme patinar hasta la hora de apertura, es urgente...—le dije, con voz algo preocupada pues si no me dejaba no me dejaba más opción que presentar mi programa corto original—, mañana es el Skate América y necesito practicar más, juro que no molestaré a su familia.

—Esta bien hijo, puedes quedarte.—sonrió la mujer mientras salía del mostrador con unas cadenas junto a un candado, pronto encadenó la puerta y puso el candado—, la pista central es toda tuya, si necesitas algo ya sabes que estoy arriba, nada más toca la puerta. Suerte y por cierto, aún tengo tus trajes por si quieres llevártelos.

—Gracias.

La anciana bajo los interruptores de las luces menos el de la pista y después subió unas escaleras. Ella era una señora que me conoció cuando era niño, incluso llegué a entrar a su pequeña casa que era el segundo piso de la pista, ella en muchas ocasiones me costuro mis trajes ademas de que conocí a sus hijos e nietos y por esas razones yo aprecio a la señora. Me fui a pista y me senté en las gradas, abrí mi mochila y saqué mis vendas, enredandome dos en las palmas de las manos. Desate mis agujetas de mis tenis y me los quite junto a las calcetas, enrolle las vendas en mis pies para después ponerme los patines y ajustarlos bien para que no se zafaran.

Cuando acabe de prepararme saque mi teléfono del bolsillo de mi pans y busque el número de mi abuela. Le marque y espere a que me contestara, un timbre y nada, al segundo tampoco pero al tercero escuche la voz de mi abuela.

—Hola madre, siento levantarte a estas horas pero queria decirte que estoy con la señora Margarita, la dueña de la pista donde entreno.—comente mientras ponía el altavoz—, mañana te necesito aquí como a las nueve de la mañana.

—Sí hijo, no te preocupes.—mi abuela estaba buscando algo porque escuchaba como revolvía algunas cosas—, ¿Quieres que lleve algo?

—Sí, antes de venir pídele a Sara que te preste la caja plateada, así pídeselo y ella sabrá a lo que te refieres, es todo mami.—le dije mientras sonreía—, buenas noches madre, te veo mañana.

Colgué la llamada y miré la pista de hielo. Ya había tomado mi decisión.

Practique alrededor de unas cinco horas mi nuevo programa, tengo que admitir que me emocioné más haciendo este que el anterior, mi corazón brincaba con felicidad al saber que el programa nuevo lo había hecho con mi propia identidad y fusionando los elementos gimnásticos junto a los del patinaje dejando una mezcla de acrobacias pero elegancia. La música también la habia cambiado por una un poco más hermosa y con voz, sabía que mis decisiones crearían controversia y rompería las reglas del patinaje, pero no porque haya reglas significa que las tenga que cumplir todas.

Al final le pedí a la señora Margarita si podía dormir en su sala pero me ofreció el cuarto de invitados para descansar, me dormí solo como tres horas pero con esas me bastaban. Me desperté a las ocho con treinta de la mañana y lo primero que vi fue a la señora Margarita sentada en el sofá mientras tomaba una taza de té y su hija mayor jugaba con su hija a las muñecas. Estaba seguro que su hija fue la que abrió la pista y está en el mostrador.

—Buenos días señora Margarita, hola Ángela y luna.—les salude con una sonrisa—, de pura casualidad, ¿Aún tiene mi traje especial para el tango? El que me costuro para el campeonato europeo 2013, el que le pidió a Leo que me lo diera.

—Sí hijo, aún lo tengo.—dejo su taza de té a un lado y se paro—, ven, deja te lo muestro, por cierto, ¿y como está tu abuela?

—Esta bien, en un rato me vendrá a dejar algunas cosas para mi presentación de hoy.—entramos al cuarto donde la señora costuraba los trajes entre otras cosas y de una caja saco el traje—, oh dios había olvidado como lucia esto.

Me dio el traje y me enseñó donde estaba el baño para darme una ducha y poder cambiarme. Cuando abrí la regadera el agua comenzó a calentarse poco a poco hasta que quedó a mi punto que era casi hirviendo así que me metí a dar una ducha. Mírate el traje despues de tantos años me causaba un nudo en la garganta además de pensar que volvería a estar en ojo de los críticos hacia que dudara mucho de mi decisión pero no había vuelta atrás, yo demostraría de lo que estoy hecho, le gustará a quien le gustara.

Cuando acabe de bañarme me seque el cuerpo con una toalla para después ponerme mi ropa interior y cuando mire el traje mostré una sonrisa, fue último traje estrambótico que usé y ahora me lo pondré para que sea el primer traje estrambótico que uso despues de años. Me coloqué el traje con cuidado y me sorprendió que aún me quedara bien después de tanto tiempo, me miré al espejo del baño y no pude evitar reírme, me sentía bien.

A los ratos llegó mi abuela con la caja plateada así que le agradecí, abrí la caja y noté que ahí estaban las piedritas de plástico que se usaban para pejarse en el rostro además de pequeños frascos con brillos y sombras con brillantina. Me puse cuatro en cada pómulo intercalando piedras rojas, negras y doradas, además de que apliqué una técnica que Georgi siempre usaba conmigo a la hora de las galas de exhibición, me puse un poco de brillo dorado en las mejillas y negro en los pómulos además de que puse muy poca sombra dorada en mi lagrimal. Me mire a un espejo cuando acabe de arreglarme y sonreí ampliamente mientras jugaba con el anillo que me regaló Mickey.

Me sentía bien...

Me sentí yo de nuevo...

Me sentí Emil Nekola...

¡Hola aquí A.A!

Headcanon: Georgi usualmente maquilla a todos los patinadores para la gala de exhibición o sus programas, además de hacerlo para ayudarles a los demás lo hace por amor al maquillaje.

Headcanon: Todos los trajes estrambóticos de Emil se los costuro la señora Margarita junto a su abuela , los demás trajes son costurados por Sara.

Headcanon: Georgi es apodado por todos los patinadores como "El rey del arte" debido a lo bien que puede arreglarse a mismo o a los patinadores.

¡Les dejo una foto del traje de Emil! Me encantó el traje, no se, se me hace bien llamativo y alegre.

Bien, siento por tardarme más de lo normal, ¿recuerdan que me enfermé?  Pues empeoró mi gripe pero ya estoy curada, así que las actualizaciones diarias están de regreso UwU.

¡Los amo y no salgan de casa!

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