➸❛Halo❜

—Mickey, esto está mal...

—No me importa.

Los labios del moreno besaban el cuello del checo mientras que una mano tenia las dos manos de Emil sobre su cabeza y la otra mano abrazaba la cintura de su amado. Emil decidió entrenar hasta las seis de la tarde pues quería llevar a cenar a su abuela y a los hermanos Crispino a un restaurante que conocía a la perfección pues fue ahí donde su padre le llevaba a comer junto a su madre. Emil comenzó a arreglarse para la cena junto con Michele pero de unas palabras pasaron a los besos siendo Michele el que dominaba en esta ocasión, teniendo al checo contra la pared y con sus manos sobre su cabeza mientras besaba y marcaba su cuello.

Emil soltaba pequeños gruñidos producto de las acciones del italiano contra su cuello pues lo mordía a su antojo mientras hacía sus marcas de propiedad lo peor es que no podía hacer nada pues lo tenia inmovilizado además, tampoco es como si quisiera parar pues nunca había visto a Michele de esa manera.

—¡Chicos!¿Puedo pasar?

Los dos salieron de su burbuja cuando escucharon la voz de Sara, rápidamente se separaron y se arreglaron sus ropas y se peinaron un poco. Emil abrió la puerta de su cuarto, mostrándole una sonrisa a la italiana quien pasó y se sentó en la enorme cama que tenia el cuarto de Emil. Sara alzo una ceja al darse cuenta de que el checo tenia algo en el cuello como si fuera el piquete de algún mosco así que lo jalo de la manga y movió el cuello de la camisa.

—S-sara...—tartamudeo el europeo debido al movimiento de la mujer—, ¿Que haces?

—Oye Michele.—la italiana no sabía que era eso en el cuello de su amigo así que tal vez su hermano sepa—, mira esto.

—¿Que pasa, Sara?—preguntó Michele saliendo del baño mientras se arreglaba la corbata.

—¿Que es esto?

Michele se acercó a su hermana mientras trataba de ver que era lo que señalaba su melliza. Cuando noto lo que señalo el rubor oscureció sus mejillas pues aquello no era un piquete de mosco si no que era el chupeton que Michele le hizo hace unos momentos. Michele no supo como explicarle a su hermana lo que era en realidad pues desde niños sus padres le enseñaron el tema de la sexualidad sólo a Michele y a Sara no así que le era difícil explicarle.

—Tal vez lo picó una araña o un mosco, Sara.—dijo Michele, riendo—, mejor vámonos ya que la abuela de Emil debe estar esperándonos.

—¡Por eso venía!—comentó Sara mientras dejaba a el checo—, como se habían tardado quise venir a ver que pasaba, vámonos ya.

Sara se fue dando brincos y piruetas haciendo que los velos de su vestido se movieran a su movimiento alegre. Michele y Emil se miraron antes de irse por la inocencia de Sara al confundir un chupeton con la picadura de un mosco, los dos se dieron un beso corto en los labios antes de irse de la habitación, persiguiendo a la mujer italiana.

Si tan sólo supieran lo que ocurrió detrás de ellos.

El sonido de los cubiertos y el bullicio de las personas se escuchaban por todo el restaurante. Después de que los tres amigos y la anciana se fueran del hotel llegaron al restaurante donde cenarian para ponerse al corriente de todo, comían con respectiva tranquilidad hasta que el teléfono de Emil sonó así que se levantó de su asiento y salió del restaurante a atender la llamada. Cuando escucho la voz al otro lado de la línea su respiración se cortó y se sintió mareado así que se agarró de un poste.

—Emil...—escucho la voz femenina entrecortada—, ¿Me escuchas?

—Candelaria.—dijo el checo con la voz algo agitada por escuchar la voz de la mujer que él mismo vio morir y el mismo cargo en su hombro su ataúd. Estaba impactado—, si...sí te escucho.

—Escucha mis palabras con atención y no me decepciones...—murmuró Candelaria con algo de prisa o agitada—, mañana, no importa que pase, cuando vayas a patinar recuerda los hermosos tiempos que viviste y sobretodo, prepárate para lo de esta noche y por más que toquen, no abras la puerta.

—¿Qué?—preguntó Emil, confundido ante las palabras de la mujer—, ¿De qué hablas?

—Nunca olvides quien eres en verdad y hazle caso a tu abuela, por más que sea una locura lo que va a decir pero hazlo...—un pitido se escuchó al otro lado de la línea—, adiós.

Emil escuchó varios pitidos indicando que la llamada había terminado, se sentía mareado y había comenzado a sudar, no sabía porque se sentía de esa manera así que decidió regresar al hotel en un taxi debido a que no se sentía en condiciones de seguir la cena. Le pidió al taxista que lo llevara al hotel lo más rápido que pudiera y así lo hizo el taxista sin protestar, Emil mandó un mensaje a Sara diciéndole que no se sentía bien.

Al llegar se fue a la recepción a pedirle a la señorita una pastilla para el dolor de cabeza y después de recibirla se metió al ascensor y pulsó el botón de su piso, espero unos momentos y salió del elevador con rumbo a su habitación.

Cuando abrió la puerta del cuarto diviso la figura de su padre, sentado en su cama y con una revista en la mano. Emil no encendió las luces pues la luz de la luna iluminaba perfectamente, su cuerpo temblaba al ver a su padre una vez más desde aquel día que llegó a Las Vegas y lo juzgó. Se acercó con lentitud a su padre y cuando iba a hablar, su padre lo hizo por él.

—¿Porque Emil?—preguntó lanzando la revista a los pies de su hijo—, de todas las cosas que pudiste hacer para crear escándalo, ¿Porque eliges esta?

Emil tomó la revista con mucho cuidado para leer la portada, al leerla sus ojos se abrieron de la sorpresa mientras leía una vez más tratando de que su mente no piense que es una broma de mal gusto por parte de la prensa. Los habían visto.

El padre de Emil se levantó y cuando el checo sintió el golpe en su mejilla seguido de como era azotado en la pared no se atrevió a poner resistencia ni a decirle que se calmara cuando empezó a gritarle cosas súper homofóbicas, reprendiendole que le daba vergüenza a tener a un hijo tan patético que no era capaz de estar a la altura de la perfección, diciéndole que le daba tener a un homosexual en su dinastía pero que sobre todo le daba asco que él siguiera vivo en vez de su madre. Aquellas palabras apuñalaban el corazón de Emil pero no se atrevería a llorar frente a él una vez más, las manos de su padre se cerraron sobre su cuello con algo de fuerza causando que Emil comenzara a forcejear para que lo soltara y poder respirar.

—¡Ojalá te hubieras muerto tú en lugar de tu madre, pequeño bastardo!—le gritó mientras apretaba con más fuerza—, ¡Me da asco que la gente diga que eres mi hijo!¡Jamás serás mi hijo!¡No eres más que otro hijo de perra homosexual que llegó al mundo por error!

Lo soltó del cuello y se fue del cuarto, dando un portazo. Emil se levantó del piso mientras daba grandes bocanadas de aire, sus ojos automáticamente desprendieron las lágrimas que estaba aguantando pero inmediatamente las limpio de sus ojos y se levantó y se fue con dirección al baño donde abrió el grifo de la tina con agua caliente. Comenzó a quitarse el saco, después los zapatos y después los calcetines, después alzo la cabeza mirando en el espejo su cuerpo, alzó su camisa dándose cuenta de la quemadura en su vientre que aún seguía ahí, se dio cuenta del tatuaje que tenía en honor a su madre y finalmente miró su dedo donde reposaba el anillo que le regaló Michele.

Emil cerró el grifo y se metió a la tina aún con su ropa. Se quedó mirando al anillo plateado con un zafiro que le regaló Michele el mismo día que llegaron a Las Vegas y su mente proceso una pregunta.

¿Estaba mal amar a un persona del mismo sexo?¿Porque la gente lo veía cono algo malo? Y ahí las lagrimas de Emil volvieron a salir de sus ojos, resbalando por sus mejillas hasta unirse con el agua de la bañera. Él simplemente se enamoró de un hombre, nunca pidió enamorarse de Michele sin motivo su corazón lo había elegido, Emil tenia derecho a amar como todos, sin importar lo que era, él también podía amar, no lo decidió él, simplemente pasó de repente, cuando lo vio su corazón se cautivo y podía ver la aureola de Ángel que Michele tenía, él era una polilla en busca de una luz para vivir, cómo si fuera un niño buscando protección. Él buscaba que alguien lo amará de verdad sin restricciones o miedos, ¿Estaba mal eso acaso?

Con lentitud se fue hundiendo en la tina hasta quedar completamente sumergido pero con su mano izquierda afuera. Sintió que alguien apretó su mano con fuerza y cuando Emil abrió los ojos aún debajo del agua pudo mirar la silueta alta de Candelaria quien estaba a la orilla de la bañera vestida de blanco y con un velo de encaje blanco que era sujetado por una corona de flores rojas y en sus labios rojos se dibujó una sonrisa. Emil dejó que la mujer que alguna vez en su vida amo y que ella lo amó cuidara de él en lugar de Michele.

En ocasiones le gustaría dejar de existir.

¡Hola aquí A.A.!

Headcanon: En algún momento Emil correspondió los sentimientos de Candelaria y lo intentaron dos meses pero después se separaron.

Headcanon: Antes de irse de Chicago murió Candelaria a manos de sí misma pues se provocó la muerte con fármacos y dejó una carta a su hermano y a Emil.

Headcanon: Desde la muerte de Candelaria, Emil la ve en ocasiones al igual que ve a su madre.

¡Por favor no me maten! Se que es corto pero, ey, el siguiente será largo así que prepárense mañana para leerlo, aquí les dejo la portada de la revista y el articulo sobre el beso de ellos y así.

¡Gracias por leer, los amo!

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