Capítulo Veintiuno (21): Recuerdos.

Pov Milexa.

—Puedo llevarte a casa, Mili.—se ofrece Alex, niego cabizbaja y con mi mochila en mano.

—Mili, mirame—suspiro con dejo de dolor dentro de mi y subo la mirada hacia él y frenamos nuestro caminar.

—¿Quieres tu espacio?—lo mire con duda y fue la respuesta a su pregunta—te lo daré creo que es lo que necesitas, darte un tiempo a ti misma, solo ten presente que no me estoy alejado de ti en el momento que me necesites estaré hay.

Le doy una sonrisa triste y extiende sus brazos hacía mi y yo le correspondo a su abrazo, coloco mi oído en su pecho escuchando los latidos de su corazón a un ritmo acelerado, su abrazo se siente suave y hace tranquilizar mis nervios, sentidos y respiración, hace el ademán de alejarse de mi y lo apriento contra mi impidiéndole su alejar.

—¿Sabías que los gatos pueden dormir más de cuarenta y ocho horas seguidas?—digo y la pequeña risa de Alex choca contra mi oído.

—¿A que viene cuanto pueden dormir los gatos?—dice con gracia y vuelve a reír.

—A que quiero dormir como ellos.

—No me digas que tanto sueño tienes—Dice y yo niego con mi cabeza contra su pecho.

—No, tantas ganas tengo de alejarme un poco de la realidad que vivo y si es así que sea durmiendo ¿a que sí?—digo y me separo de él dándole una sonrisa con intension de felicidad pero que por todos lados decía tristeza.

Alex me ve con seriedad, aprieta sus labios y me da una sonrisa de boca cerrada, su mano se acerca mi rostro y seca con su pulgar una lágrima que sale de mi ojo sin darme cuenta.

—Nena, puedes intentar todo menos mentirme fingiendo felicidad, o tratando de asumir que nada a pasado, si tenemos problemas o disgustos los afrontamos no huimos o fingimos que no están hay, cuando su presencia es la que nos tormenta. Mejor vamos es mejor descanses—asiento dándole la razón, me toma de la mano y así caminamos a donde estan nuestros autos.

Antes de entrar en el auto volteé a ver a Alex.

—Te sigo, ¿vale?

Asiento —Vale.—lanza sus llaves al aire y las ataja estaba apunto de subir a su auto cuando mire sus nudillos con bendas—ya te han curado.—

Concluyo y él asiente.

—Sí, también me han expulsado.
—mis ojos se abren de par par en modo sorpresa.

—A mi me han dado vacaciones toda la semana, tuve que firmar un papel.—le di una media sonrisa.

Ambos entramos en nuestro auto arrancamos yo adelante y Alex siguiendome, al llegar a mi casa estaciono en su frente al igual que él.

—Nos vemos luego, Mili—dice y extiende sus brazos hacia mi pero no le correspondo y el frunce su ceño mientras sus brazos siguen igual.

Me pongo de puntillas con las manos por detrás de mi espalda y uno nuestros labios en un beso corto, estaba apunto de aterrizar mis pies de nuevo al asfalto cuando Alex me tomo de la cintura tumbandome hacia él, con su índice levanta mi mentón hacia el y vuelve a unir nuestros labios haciendo fricción entre sí hizo una pausa y estaba apunto de continuar cuando alejo sus labios de los míos lentamente, al abrir mis ojos veo su sonrisa engreída.

— Vale has ganado—me alejo de él dándome por vencida—nos vemos luego.

Toma un mechón rebelde de mi cabello y lo coloca detrás de mi oreja.

—Nos vemos luego, Mili—hace un ademán con su mano y se da la vuelta para luego montarse en su auto arranca y yo volteo  a mirarle baja el vidrio y me guiña el ojo para luego arrancar a su velocidad normal.

Vuelvo a entrar a mi auto y lo guardo en el garaje para luego entrar a la casa, enciendo todas las luces y subo a mi habitación coloco mi bolso en la silla de mi pequeño escritorio y me caigo en mi cama boca abajo con mis pies y piernas abiertas adueñandome de ella por completo.

Tome una de mis almohadas y la puse por abajo de mi cabeza para luego acomodarme en la cama, acostada de lado pegando las rodillas de mi pecho y abrazando otra de mis almohadas.

Mi vista estaba fija en en vidrio de mi ventana mientras recordaba situaciones pasadas que me causaban mucho daño, pero como seguir sin recordarlos, son pensamientos que trato de bloquear sin saber que los tengo que enfrentar, no puedo, no lo logro por más que lo intente mi mente es tan débil que no me lo permite.

Alex tenía razón debía afrontarlos  y eso era una situación que me tocaba a mí.

Escucho toques en la puerta de mi habitación y digo un "pase" al insomnio.

Al escuchar la puerta abrirse supe que era mi madre por sus altos tacones.

—Lixa hija, me han llamado de la preparatoria ¿quieres hablar de ello?—asiento con la cabeza y veo de reojo cuando mi madre se sienta en la orilla de la cama y yo le sigo.

—Má, ¿te puedo preguntar algo?—preguntó sintiendo mi pecho encogerse.

—Claro, eso no me le debes preguntar siempre te voy a escuchar, responder cualquier pregunta y si no me se la repuesta pues, me la invento—asiento y empiezo a jugar con mis manos.

—Yo... Siento que no puedo conmigo misma, mi mente y mis pensamientos arrebatan contra mi diciéndome que soy una porquerí...

—Ni se te ocurra decir la última letra—veo nublado por las lágrimas acumuladas en mis ojos—Eres más que esta face de ti que esta hablando, no debes de expresarte de ti de esta manera, eres más que eso, tus problemas pasados debes resolverlos como la mujer en la que te has convertido ¿porque ocultarte de ellos?, acaso le tienes miedo a unas simples imágenes pasadas que se repiten en tu mente, olvidalas o resuelvelas pero no te lastimes mas a ti misma, eres mi hija y no me hace feliz verte así.

Me senti abrumada y avergonzada, mis lágrimales empezaron a desbordar gotas saladas que aterrizaba en mis labios, no pude más y mi desahogo salió de mi interior junto con sollozos.

—No son simple imágenes repetitivas, ¡son recuerdos! Recuerdos que hieren y duelen aquí —señalé mi pecho con mi índice repetidas veces— es algo que mantengo oculto porque me hace daño, me lastiman, nadie sabe que sentí en ese momento, me sentí sucia, humillada por mi misma, sabes  cuantas veces me bañaba al día, ¡miles! Cada vez que el recuerdo venia a mi volvían mis sentimientos y mi suciedad, no encontraba nada que arrasará con eso y conmigo, me alejé de ti por él, pensaba amarlo y estar perdidamente enamorada de él, pero solo eran ilusiones que creaba mi subconsciente engañandome a mi misma como escudo de mi dolor, no lo estaba y cuando me di cuenta ya era tarde ya lo había enamorado a él y si era de verdad, pero me fui sin darle explicación, lo trate mal dejando como si lo utilice y en el fondo fue así, ¿como deseas que me sienta luego de eso? Quedé como la mala de la historia o mejor fui la mala de la historia.

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🤧🤧🤧
Pañuelos para Mili, esta triste y solo ella se entiende,
Cuando nos encontramos mal solo nosotros nos entendemos y sabemos lo que sentimos,los demás pueden imaginarse como te podrías sentir pero no más, y la madre no es "los demás " ella sabe que sientes y trata de ser mas fuerte delante de ti y darte fuerzas.

Espero este mensaje les sirva

Besos de lágrimas saladas.
Muakatela 😘😘😘😘😘💋

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