Capítulo Ocho(8): Mi mejor compañía sería ella

POV Alex.

Mi madre me asesina con la mirada mientras me ve comer sin interés le hago una mueca de disgusto y la ignora y sigue comiendo como si nada.

- ¿Alex? ¿Como siguen tus clases?- pregunta el abuelo Dylan.

- Bien, nada nuevo- respondo dándole una sonrisa falsa.

- ¿Fuiste a la fiesta de navidad de preparatoria?, recuerdo que yo siempre la esperaba para ir.

- Si, en compañía de Alexandra y unos amigos más de...

- Si, unos rebeldes fumadores y quien sabe que más, ¿de dónde crees que salieron esos tatuajes orripilantes...- habló papá por primera vez en toda la cena.

- No fue por ellos- masculle.

- Claro, como tampoco te alcoholizas con y por culpa de ellos.

- Todo lo que hago lo decidido yo- digo apunto de levantarme de la mesa.

- Claro y cuando te saque de la comisaría por...

- ¡Por una buena razón acabé allí!, me voy quedate con tu cena, lo siento madre, abuelo y Alexa- digo y me levanto de la mesa.

Lo siento por mi hermana- Alexandra- y por mi madre, yo sé que ambas le hacía ilusión que de nuevo desde hace dos años volvíamos a cenar justos. Siempre que íbamos a cenar si estaba mi padre no iba yo, y en contrario

Subo a mi habitación y me cambio la camisa blanca de botones por una camiseta de tirantes y arriba un suéter gris de cuello alto, me dejé el jeans y los zapatillas deportivas. Tomé las llaves, revisé si mi cartera tenía mis tarjetas y mi identificación, bajé las escaleras rápidamente sin mirar atrás y salí de la casa sin rumbo a dónde ir.

Saqué mi cajetilla de cigarros tome uno lo encendí y lo llevé a mis labios dándole una gran calada y luego botando el aire por mi boca.

¿Por qué sería que no puedo vivir unas navidades en familia felizmente como todos?, tanto deseaba revivir desde mis cinco años anteriores.

Tiro el cigarrillo al suelo y lo piso apagándolo mientras caminó a la casa de quien quiero estar en estos momentos, es la única que me ha sacado una sonrisa hasta ahora. Ahora la necesito, mi mejor compañía sería ella en este y en cualquier momento.

Manejé hasta casa de aquella chica que quería ver con tanta insistencia.

Al llegar subí a su ventana le mandé un mensaje para que me abriera ya que estaba con seguro.

Tuve que convencerla de ir por que al principio se negaba, era un poco incómodo y gratificante a la vez, lo sé era un una combinación rara. Cada vez que intento salir con una chica no acabó de llegar a su casa y hacerle la pregunta cuando sale corriendo con su bolso.

En cambio ella no, ella es distinta y e de admitir que eso me gusta, me gusta que me haga ir por lo que quiero no tan fácilmente no me lo pone en bandeja de plata como me ha pasado con otras chicas.

La lleve a mi club favorito, donde voy con mis amigos a distraernos y deconectarnos un poco del mundo, ella no bebió mas de vaso y medio, ella bailaba y no pude resistirme a verla como movía sus caderas y sacudía su rubio cabello, me uní a ella y pienso que más de lo que debería. Sentirla contra mi pecho, que mis fosas nasales fueran inundadas por su olor a lavanda que ahora estaba empezando a adorar.

Y la bese, sentí que besaba a una mismísima diosa mientras casi tocaba el cielo con la yema de mis dedos, cuando en realidad tocaba su cadera con una mano y con la otra su suave mejilla, mi corazón acelerado me delataba.

Al parecer ella sentía casi o lo mismo que yo, pude sentir sus latidos de su corazón al igual que los míos, se convertían en uno solo sin darnos cuenta.

Al irnos y llegar a su casa la ayude a decorar el obsequio de navidad que le tenía a su madre, la cara de felicidad y nervios se le notaban a larga vista, ya adoraba esa cara de ternura.

Cuando decidí irme de su casa - ya que al ver la hora note que era muy tarde- conducí hasta salir del vecindario y entrar a una tienda al azar (obviamente decorada de navidad), y al entrar escucho la campanilla de la puerta.

- Dos cajas de bombones de chocolate con almendra, por favor-digo con mi semblante frívolo y distante al señor detrás del mostrador.

- Un momento.

Luego de tener las cajas y darle el dinero al señor me fui de hay y me devolví a el vecindario de nuevo camino a mi casa. Al entrar dado cuenta de la hora ya todo estaba apagado excepto las luces del árbol de navidad y unas alrededor del techo.

Entre a la sala de estar y abrí el cajón donde se encontraban las hojas y lápices, tomé uno de los dos y le escribí una nota a mamá, decía que mañana le daría su regalo y que ese eran unas disculpas de mi parte la puse en la mesita al lado del sofá junto a los bombones.

Subí silencioso donde se estaba mi hermana, abrí la puerta despacio y recorrí toda su habitación de color rosa-color que odio- hasta que mi mirada se poza en su cama, se encuentra con las rodillas pegadas a su pecho y su rostro escondido entre ellas.

Caminé hasta llegar y sentarme a su lado volteo hacia ella viéndola igual que antes obviando mi presencia.

- ¿Seguirás ignorando que estoy acá?- pregunto amargamente y si, sé que no es la mejor manera de pedir disculpas pero es mi manera.

- Puedes irte, ¿no así, cómo lo hiciste hace unas horas? - dice enfadada dejando de esconder su rostro entre sus piernas.

Suspiro-Alexa, de verdad quería complacerte pero es que con él nada se puede y además el fue quien a empezado...

- ¡Y tú le seguiste!no pueden estar un segundo juntos ¿por qué? Porqué pelean como un par de críos- me mira con furia, y veo sus ojos cristalizarse se que esta apunto de ponerse a sollozar. Y lo odio.

- Alexa, lo sé yo...

Me corta.

- No, no lo sabes espere semanas, ¡semanas, Alexander! a que la respuesta de ambos fuera positiva, pero espere anciosa esta noche que disfrutariamos junto al abuelo, Alex de verdad lo esperaba, pero espere tanto para nada- dice furiosa y su mirada se va suavizando.

- Alexandra, no puedo manter una conversación con una persona así es mi padre pero lo dejo de ser al saber que...

- No Alex no lo digas, no por favor sabes que no es verdad-suplica empezando a sollozar acunando ambas manos en su rostro.

-No llores-susurro.

Me levanto de su cama rodeándola para hacercarme a ella y acariciar su cabello con la yema de mis dedos.

Estoy apunto de irme cuando escucho mi nombre, me volteo hacia mi hermana de nuevo y la veo sacar del cajón de su mesita una caja decorada con papel de regalo.

- Toma, y es tu regalo.- dice me acerco a ella nuevamente y lo tomo entre mis manos susurro un "gracias" y me voy a mi habitación para ver mi obsequio.

Al abrir el regalo saco un jearsy color azul marino con el logo del grupo de mi banda favorita. Tan bien me conoce que se acordó.

Lamento que ese corazón tan bueno y bonito este segado por el amor que le tiene y una vez yo también sentí hacía nuestro padre, espero algún día cuando pueda quitarse esa venda de los ojos no sea demasiado tarde y le duela más.

Eso espero por ella y por mamá.

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