Un café nocturno
Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 1340.
08.- Un café nocturno
Marinette caminaba en círculos por el salón de su casa como un animal enjaulado. Había llamado a Adrien, le había despertado, le había rogado que fuera a su casa y él había aceptado sorprendido. De eso hacía como veinte minutos y estaba al borde de un ataque de nervios.
La visión de Mitsuki la había llevado a pensar en Gabriel Agreste, y él, a su vez, en Adrien. Una parte de ella siempre había sospechado del diseñador, no tanto por su excentricidad como por su manera de tratar a los demás, en especial a su hijo.
El timbre resonó sobresaltándola, se llevó la mano al pecho sintiendo que su corazón huiría de él, se apresuró a abrir. Adrien la miró desde el otro lado del umbral con gesto preocupado.
—Marinette, ¿estás bien?
La muchacha cerró el puño sobre la pechera de su camiseta y tiró de él para hacerle entrar, se dejó arrastrar dócil empujando la puerta con suavidad para que se cerrase.
—Marinette, ¿qué pasa?
Se había puesto unos tejanos, pero tenía la camiseta arrugada, Marinette habría apostado a que era la que usaba de pijama. Observó su rostro intentando superponer la imagen de Chat sobre la de Adrien, soltó un bufido, no había manera, llevó las manos a su nuca.
—¿Marinette?
Deslizó los dedos entre los suaves mechones rubios y bien peinados, provocándole un escalofrío. Adrien se preguntó qué estaba haciendo y por qué, si había logrado reconocerle o estaba en algún tipo de trance extraño porque tampoco le estaba contestando. Iba a volver a hablarle cuando ella movió las manos revolviéndole el pelo bruscamente.
Adrien la miró desconcertado, pero aceptó y correspondió el beso que Marinette le dio.
—Mari —jadeó, alzándola del suelo dejando que sus piernas se enredaran en su cintura. Buscó a tientas un lugar en el que apoyarse.
Ella sintió como el aire se le escapaba de los pulmones cuando la apoyó contra la pared. Tal vez aún no había logrado verle, pero esos besos eran los de Chat Noir y no tenía ninguna duda al respecto. Los besos, las caricias, con los ojos cerrado no tenía ninguna duda de que era su compañero, en cambio, si le miraba dudaba y eso la sacaba de quicio.
Tiró de la camiseta de Adrien hasta que logró quitársela entre beso y beso.
«Nuestro amor destruyó el mundo» susurró Chat Blanc en el momento en el que las manos de Adrien se colaban bajo su camiseta.
—Para, espera... —pidió con voz ronca y entrecortada.
—Lo siento —contestó él recolocando la camiseta en su sitio—, creo que te he...
—No es eso. Sí que quiero, pero no es el momento.
Adrien volvió a mirarle, jadeando, con aquella mueca de desconcierto.
—Chat —musitó viendo como la sonrisa que se dibujaba en el rostro de Adrien le confirmaba que sí que era él—, sé quién es Hawk Moth y no va a gustarte.
—¿No puede esperar a que amanezca? Porque me muero por estar contigo.
—No, Gatito, porque tu versión akumatizada está torturándome y no puedo sacarlo de mi cabeza.
Adrien la dejó con cuidado en el suelo.
—¿Cuándo me han akumatizado?
—No ha pasado, cometí un error, te akumatizaron, no sé qué hice pero provocó que se adueñaran de ti. Bunnix vino a buscarme y lo arreglé.
»Chat Blanc no ha llegado a existir. Pero a veces me recuerda que puede volver y... creo que ahora he entendido el porqué.
—¿Es por Hawk Moth?
—Adrien, estoy segura de que Hawk Moth es tu padre —soltó de golpe porque no sabía cómo plantearlo de un modo más delicado, si es que existía ese modo de hacerlo.
—Pero le akumatizaron, estabas conmigo cuando ocurrió.
—No habló con Hawk Moth ni una sola vez, no hubo amenaza de quitarle sus poderes si fallaba —argumentó acariciándole el brazo desnudo—. El único modo de que eso ocurriese es que Hawk Moth no estuviese al otro lado.
—Vas a tener que darme algún otro argumento, no es que no confíe en ti, pero es mi padre.
—Ya lo sé —susurró—. Y no sabes cuánto deseo estar equivocada...
»He hablado con Mitsuki o algo así.
—De acuerdo, creo que necesito cafeína para tener esta conversación.
Marinette le sonrió, ella también la necesitaba. Hizo café y lo sirvió en dos tazones, calentó leche y lo llevó todo hasta la mesita de café frente al sofá en el que Adrien se había dejado caer. Se le veía tranquilo, aunque estaba segura de que su cabeza iba a mil por hora intentando encontrar el modo de desmentir que su padre y Hawk Moth eran la misma persona.
Se sentó a su lado, refugiándolo en un abrazo mientras le hacía un resumen de aquel viaje suyo al espejo del baño, lo que le había pasado a Mitsuki y el por qué. Tikki y Plagg dejaron de esconderse para rellenar algunos de los huecos de aquella historia. Al final, Adrien suspiró.
—Supongo que eso, en parte, significa que aún no me estás viendo.
—Pero sé que eres tú —declaró.
—Tramposa —soltó con fingida molestia.
—Mitsuki me dijo que estaba cerrada, pero no sé cómo dejar de estarlo —habló rápido—, o sea, que he asumido lo que sentía por Chat Noir, lo he aceptado. Mis sentimientos por ti han vuelto después de haber logrado dejarte muy atrás. Estoy dispuesta a todo por estar contigo. No entiendo cómo demonios puedo estar cerrada, ¿qué más se supone que tengo que hacer? ¿Empotrarte contra una pared?
Adrien rió por la última pregunta.
—Dejar de tener miedo, tal vez.
»¿Cuándo me has dejado atrás?
—¿Me lo estás preguntando de verdad? —Adrien asintió a modo de respuesta—. Estaba enamoradísima de ti, lo llevaba prácticamente tatuado en la maldita frente, pero empezaste a salir con Kagami y pensé que bueno, que te apoyaría como una amiga y me esforcé por superarte.
—Yo estaba enamorado de Ladybug, no he dejado de estarlo. ¿Te das cuenta de que nos hemos rechazado mutuamente porque estábamos enamorados del alter ego del otro?
—Calla —rogó tapándose la cara con las manos—. Es patético. Oh, Dios, ¡flirteaste conmigo!
—Y me rompiste el corazón —musitó con gesto teatral.
—Adrien... Hawk Moth.
—De acuerdo, lo he entendido. Nada de tonteos hasta habernos encargado de él.
Marinette también quería seguir tonteando con él, comérselo a besos, hacer el amor con él. Pero si lo que había dicho Adrien sobre perder el miedo era cierto, sólo podría perderlo al recuperar aquellos dos prodigios y meterlos en la caja para siempre.
—Si Hawk Moth es mi padre, supongo que Nathalie debe de ser Mayura, es la única mujer que hay cerca suyo.
—No había pensado en Mayura —replicó sintiéndose idiota—. Tenemos que hacernos con ambos prodigios.
—Y ¿qué propones? ¿Les asaltamos mientras duermen?
—No, iremos por la mañana y hablaremos con tu padre.
—¿Hablar?
—Sí, como civiles. Si nos presentamos frente a él como Ladybug y Chat Noir...
—Lo entiendo —la interrumpió—, a Marinette y a Adrien no los verá venir.
—No quiero luchar contra él, tampoco que tengas que hacerlo tú. Es tu padre y...
—Si él es Hawk Moth tendré que hacerlo —musitó Adrien poniéndose en pie—, me guste o no.
—Espera... ¿quieres quedarte a dormir? Es muy tarde y...
—Si me quedo aquí no puedo prometerte que tendré las manos quietas en tu cintura.
Marinette rió.
—Creo que yo tampoco podría prometerlo y el que no lleves camiseta no me está ayudando.
—Te recuerdo, Mi Lady, que has sido tú la que ha decidido que le molestaba y la ha tirado al suelo sin miramientos.
—Pobre, Gatito —se burló.
—Te llamo por la mañana, vendré a buscarte en coche.
—Adrien, te...
—Guárdatelo para cuando no sea dos personas diferentes —la interrumpió—, si me vas a decir algo importante quiero que me lo digas completo para mí.
—Estaré esperando tu llamada.
—Bien —musitó poniéndose la camiseta y regresando sobre sus pasos para robarle un par de besos—. Que tengas dulces sueños, Mi Lady.
—Tú también.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! De vuelta por aquí también. Este debería de ser el penúltimo capítulo, pero he descubierto que tengo algún tipo de fobia a los capítulos impares y lo he dividido en dos para que acabe en capítulo par.
Chat Blanc saludando desde una esquina revelando el motivo por el que Marinette está cerrada. Adrien se ha tomado con resignación el hecho de que su padre pueda ser Hawk Moth, o al menos eso ha hecho creer a Marinette.
Nos leemos el viernes.
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