En el balcón
Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 1134.
06.- En el balcón
El akuma purificado revoloteó con calma alejándose del campo de batalla. Rose se frotó la frente aturdida incapaz de recordar qué había ocurrido.
—¿Te encuentras bien? —preguntó Ladybug arrodillándose a su lado.
—Ladybug, Chat Noir... ¡Ah! —se tapó los labios con la mano y los miró agobiada—. ¿Y Juleka? ¿Dónde está?
—Está en la panadería de los Dupain-Cheng —declaró Chat Noir—. Creo que deberías ir a hablar con ella y arreglarlo.
—Sea lo que sea, seguro que podéis resolverlo juntas —añadió Ladybug—. No tengas miedo, Rose, no hay nada que el amor no pueda vencer.
—Gracias, lo intentaré.
Chat Noir alargó el puño hacia Ladybug una vez que Rose se decidió a ir a buscar a su novia, la heroína lo chocó con gesto acostumbrado antes de saltar a la azotea más cercana. Chat Noir le siguió
—Espera. ¿Hoy no hay besos para este pobre gato?
—Nada de besos, eso no se repetirá, ¿lo has entendido?
—Eres tozuda, Mi Lady, pero sabes que yo también lo soy y que no voy a rendirme.
—Chat, por favor —susurró frotándose la frente agotada—. No me hagas esto, no podemos estar juntos si no podemos saber quiénes somos.
Chat le sonrió con aquel descaro natural que indicaba que sabía algo.
—¿Y si te digo que sé quién está detrás de esa máscara?
—No tienes manera de saberlo, no digas tonterías.
—¿Estás totalmente segura de eso?
—Muy bien, si tan seguro estás aparece por mi casa mañana a las seis.
—Allí estaré, Mi Lady, ¿prefieres que lleve rosas o vino?
Ladybug soltó un suspiro.
—Chocolate.
—Tendrás toneladas de chocolate.
Y aunque tuvo un mal presentimiento, Ladybug, regresó a su casa pendiente de que aquel gato descarado no la siguiera.
Marinette pasó la mañana perdida en el diseño de un vestido para sí misma. Últimamente había concentrado sus esfuerzos en trabajar para las demás y se había olvidado de las cosas que le gustaban, aunque el dinero extra le venía de perlas. Le pensaba poner remedio diseñando algo perfecto con lo que sentirse cómoda y deslumbrante, tenía que ser agradable, fresco y práctico, algo que encajase con su forma de ser. Empezaba a encontrarlo cuando tuvo que salir para ir a comer con Alya.
Se distrajo de Chat y de sus sentimientos por él, incluso del reto de plantarse en su casa. Chat no tenía manera de saber que Marinette y Ladybug eran la misma persona, era imposible que apareciese cargado de chocolate.
Entró en casa, quitándose los zapatos, y resoplando.
—Marinette, ¿qué harás si aparece?
—No te preocupes, Tikki, no vendrá. Estoy segura.
—¿Tan segura como hace seis años cuando tu padre le invitó a comer?
Marinette hizo una mueca infantil.
—No vendrá, no tiene manera de saber quién soy, sólo intentó sonsacarme información haciéndome picar.
—Parecía muy seguro.
—Ya verás como... —Alzó la trampilla y enmudeció, el muy maldito estaba en una de sus tumbonas sonriente—. Te llamo luego, Alya —musitó fingiendo que colgaba.
—Hola, Marinette.
—¡Guau! Un superhéroe en mi balcón.
Chat Noir le sonrió de medio lado, maldito gato seductor.
—¿Hay algún akuma por aquí? —preguntó fingiendo nerviosismo frente a un posible ataque.
—No, me pediste que viniera y, bueno, aquí estoy. Soy un gato obediente.
—¿Qué? ¿Cuándo he hecho eso?
—Puedes jugar a esto tanto como quieras, Bichito —musitó moviendo la mano con gracia—, pero no podrás engañarme.
—¿Bichito?
Estaba atrapada, si no encontraba la manera de sacarle esa idea de la cabeza. Era muy tozudo, pero ella le conocía bien, no debería ser tan difícil despistarle.
—El día en que me dieron mi prodigio —musitó Chat tomándole la mano y consiguiendo que se sentase a su lado—, estaba eufórico porque me regalaba una libertad de la que no había dispuesto en mi vida. Y entonces te encontré a ti, Ladybug, y supe que eras la persona junto a la que quería pasar mi vida.
»No lo digas. —Alzó la mano impidiendo que pudiese interrumpirle—. Sé que me dirás que suena absurdo, que ese tipo de cosas sólo pasan en las películas y yo también lo creía hasta que me crucé contigo.
»Y entonces conocí a la chica tras la máscara y fue como si un rayo me cayera encima. —Chat frunció el ceño, tal vez no era una analogía demasiado conveniente—. O como una bofetada cósmica. La cuestión es que me enamoré de ambas mitades de ti.
—Chat Noir, creo que estás confundido.
—No lo estoy. Nunca he estado más seguro de nada en toda mi vida.
»Me esforcé tanto en decirme a mí mismo que eras sólo una amiga que me dolía el pecho, porque cómo podía querer a dos personas diferentes con la misma intensidad. Y la respuesta siempre estuvo ahí. No amaba a dos personas diferentes, sólo a una que, como yo, tiene dos caras.
—Marinette, Ladybug, quiero estar contigo, me da igual contra qué castigo cósmico me tenga que pelear, incluso si tengo que patearle el trasero al rey de los kwami. No me importa, estoy dispuesto a todo, y sé que da miedo, pero nosotros dos podemos contra lo que sea. Somos mucho más que un equipo.
—Es muy bonito —susurró conmovida—, pero yo no soy Ladybug, Chat Noir.
—Eres tozuda —replicó divertido.
—Chat...
—Plagg dijo que nos conocíamos, de todas las personas a las que conozco tú eres la única que encaja.
Marinette suspiró.
—Eres la única que me hace sentir así y ahora lo veo tan claro que me siento completamente estúpido por no haberme dado cuenta antes.
»Y te quiero. Y me da igual cuántas veces más vayas a rechazarme o cuánto me cueste romper ese castigo o maldición o lo que demonios sea, porque si es para estar contigo haré lo que sea necesario.
—Muy bien, tú ganas, Chat. Soy Ladybug.
—Me podría acostumbrar a esto de ganar, pero hoy no.
Chat rescató una bolsa de papel roja que permanecía oculta bajo la tumbona.
—Su chocolate, señorita. Cuando descubras quién soy tendrás otro premio.
—¿Qué? ¿No piensas decírmelo?
Disintió con una sonrisa traviesa en los labios.
—No, porque debes descubrirlo por ti misma —declaró—. Creo que es así como vamos a destrozar ese castigo, encontrándonos sin las máscaras. Aprendiendo a vernos.
—Eso es absurdo, Chat.
—Eres una chica lista, no te costará encontrarme.
—No pretenderás que bese a todos los chicos que se crucen en mi camino hasta que me tope contigo.
Chat parpadeó confuso y se echó a reír.
—No creo que necesites llegar a eso, estoy muy cerca de ti.
—No te soporto —farfulló molesta.
Marinette no se echó atrás cuando él alcanzó sus labios, enredó los brazos tras su nuca y tiró de él tumbándolo con ella sobre la tumbona. Si no podía sonsacarle quién era le robaría los besos.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! Un poco de Marichat para hoy, se acerca el final, aunque va a tener un par de capítulos más de lo que había previsto porque Chat se me ha puesto cursi. En vez de siete creo que serán nueve.
¿Logrará Marinette / Ladybug ver a Chat Noir sin su máscara o tendrá que recurrir al plan que Plagg no querría ver jamás? Nos leemos en unos días más.
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