BESO#5: EN LOS LABIOS (1/2)
Nunca había visto a alguien con tanta expresividad en su rostro, hasta que vi la cara de HoSeok. Sus ojos se habían abierto por completo y sus mejillas, junto con sus orejas, estaban completamente rojas. ¿Podía ser más... adorable?
—¿P-Por qué? —tartamudeó—. Apenas me conoces...
Ladeé la cabeza ante su pregunta. ¿A qué se refería? ¿No se había visto al espejo? ¡Era la persona más perfecta que había visto en mi jodida vida! Sus ojos, su cabello, su insoportable manera de hacer las cosas...
Esperen, ¡estoy hablando de un chico!
—¿Recuerdas que... eh... yo soy homofo...?
—Sí, eres un homofóbico de mierda —me interrumpió. Me empujó con fuerza, así que no me quedó otra opción que darle un poco de espacio personal—. Y no sé porqué actúas de esta manera, yo... yo...
—Ya te lo dije la noche que te conocí —comenté—. Odio a los gays, pero tú eres especial.
—¿Por qué?
—Porque... —Traté de pensar lo más inteligente posible— eres tú...
HoSeok desvío la mirada al escucharme. Al principio pensé que lo había ofendido, pero las simples palabras que salieron de sus labios resonaron por mis oídos. Era la primera vez que me sentía tan feliz:
—Sí, pero... nada de bromas...
Tuve ganas de abrazarlo con todas mis fuerzas. Aunque, sin embargo, como mi cuerpo aún no se acostumbraba a estar cerca de alguien como él, preferí evitar aquel movimiento. A veces los impulsos hacían muy mal. Aparte, HoSeok no querría que le vomitara encima, ¿verdad?
—Nada de bromas —accedí sonriendo—. Lo juro.
Ambos escuchamos el timbre que daba terminada la ante—última clase. Antes de que pudiera decir algo, HoSeok se acercó a mí y me besó en la mejilla, poniéndose en puntas de pie. No pude reaccionar a tiempo, ya que mi cuerpo se había puesto rígido en el lugar.
—Adiós —susurró, para luego irse corriendo.
Con mis piernas temblorosas, tuve que subir las escaleras y caminar hacia mi aula. No entendía si mi complejo de gelatina se debía a mi estómago o a mi disconformidad son ese saludo. ¿Por qué "adiós"? ¿Iba a ser la última vez que lo vería en este día? ¿No lo vería luego de clases?
¡Se supone que soy su pareja! Debía estar con él a todas horas, ¿verdad?
—Oye, TaeHyung, ¿estás bien? —Joy me estaba picando con el lápiz. Desde que ella volvió, Melina se sentaba con una nueva amiga que había hecho. No me quejé—. Pareces en shock. ¿Viste un fantasma?
—Algo así —susurré. Por suerte, el profesor ni siquiera nos estaba prestando atención—. Creo que vi a mi padre.
Sentí cómo mi mejor amiga me observó con sorpresa, sin verla. No era de esperarse que su boca estuviera más abierta que la de una pitón.
—¿Cómo? ¿Dónde? ¿Él no se había ido...?
Asentí varias veces.
—Me refiero a que lo vi en mí mismo —expliqué, suspirando—. No me considero gay ahora, pero tal vez en el futuro lo sea. Sinceramente, las chicas ahora ni siquiera consiguen que las vea.
Escuché un sonido sordo de parte de Joy y, al verla, noté que una sonrisa completa estaba dibujada en su rostro. Sus ojos brillaban al extremo y parecía estar a punto de subirse al banco y bailar un strepteasse.
—Felicidades —dijo solamente.
Me guardé lo que pensaba, ya que sabía lo que iba a suceder. Luego de clases, si iba a mi casa, ella llegaría con un pastel gigante con penes de chocolate y me diría "¡todos son para ti!". Nunca me pasó, pero no estaría de más imaginar aquello.
Al terminar las clases, mis pensamientos seguían inquietos por el saludo que me había hecho HoSeok tiempo atrás. Me molestaba un poco la terrible idea de ni siquiera poder devolverle el saludo. Es decir, él fue el que me besó la mejilla y me dijo "adiós", mientras que yo solo me quedé quieto mirando al espacio exterior mientras unos lindos y salvajes yetis vomitaban sobre mí.
Sin más, guardé mis cosas y, sin avisarle a Joy, me fui corriendo hacia donde se suponía que era el aula de HoSeok.
Aún no había salido, por lo que me dispuse a esperarle fuera de aquella.
Sus compañeros me miraban; unos con rareza, y otros con sorpresa, lo que me pareció extraño. Que yo supiera, no era una persona popular como para que las personas me miraran de ese modo. ¿Tal vez tenía algo en la cara...?
—¿Tae? —La voz de mi actual pareja me hizo salir de mis pensamientos. No lo había visto salir, pero ahora se encontraba enfrente mío, sonrojado, junto con Yeri—. ¿N-No vas a casa?
—Voy con Joy. —La chica rubia se despidió de nosotros, pasando por mi lado e ignorándome—. Hasta mañana.
Me pregunté si realmente Joy no había traumatizado a la chica. Aunque, ellas salían, ¿verdad? Luego de clases. Y como ellas salían, ¿por qué nosotros no?
—Te acompañaré a casa —le dije rápidamente a HoSeok.
Siguió observándome con sorpresa, cada vez más rojo.
—¿Por qué? —preguntó.
—Porque soy tu pareja, obviamente. Y quiero que llegues bien a casa —contesté—, y solo confío en mí para ello.
—Está... está bien...
HoSeok comenzó a caminar hacia la salida y lo seguí. Fue un trayecto largo y silencioso, pero, por alguna razón, no me desagradaba. Es más, me gustaba la idea de estar a su lado sin tener la presión de responder preguntas... o pensarlas. Aunque no sabía sus pensamientos. ¿Le molestaba o le agradaba el silencio? ¡Había tantas alternativas!
Era la primera vez que salía con un chico, y la primera vez que me sentía tan bien conmigo mismo.
—Entonces... —comencé— ¿vives por aquí?
—Sí, vivo con mi padre, pero está de viaje.
Observé su mano de reojo y, con disimulación, llevé la mía hacia aquella con suavidad. Su piel era suave y cálida, como aquellas que deseas tenerlas por siempre. No era un tacto normal. Para mí, HoSeok era especial y, por lo tanto, su tacto también. Pero no nos dejemos llevar por las palabras. Él no era muy diferente a los gays —creo— o a las niñas caprichosas que se quejaban por todo. Era una persona, un humano, común y corriente, el cual, teniendo dicha normalidad, era especial para mí.
Yo recordaba este sentimiento. Joy me hablaba de aquel. Se llama amor. Y no podía negarlo, por ningún medio.
Mi mano finalmente se entrelazó con la suya y mi corazón comenzó a acelerarse. Temía que mi estómago me obligara a lanzar mi almuerzo, por lo que no accedí a otra cosa mayor. Quería y necesitaba darle una buena imagen a HoSeok. Tenía que demostrarle lo especial que era como para que estuviera con una persona que odia a los de su tipo.
—B-Bueno, aquí es. —Sus palabras me sacaron de mis íntimos pensamientos.
Traté de no bufar decepcionado cuando me soltó la mano para abrir la puerta. ¿Acaso no podíamos quedarnos unos minutos, quietos, disfrutando el tacto del otro?
Aunque, bueno, era verdad que hacía frío. ¿Debía abrazarlo?
—Entonces... ¿quieres entrar? —preguntó.
Pensé en cómo me regañaría mamá por salir como mi padre y en todo lo demás. Pensé en cómo Joy se burlaría de mí y cómo estaría haciendo algo que a una persona promedio como yo, le haría vomitar. Entonces, fue cuando vino mi respuesta:
—Claro. Tú ya conoces mi casa, ¿no?
No le había prestado atención a mi alrededor debido a su presencia. Sin embargo, cuando el sonido metálico del portón —que él había abierto— resonó, mi cerebro obligó a mis ojos a notar lo que antes había sido invisible para mí.
¡Era una jodida mansión! Y no una pequeña u hogareña, sino una del tamaño de una manzana entera. Tenía desde columnas hasta estatuas y arbolitos con formas de animales.
—¿Vives aquí? —pregunté sorprendido.
—Sí. Mi familia es millonaria en sí y blah, blah. ¿Entras?
Mi boca debió de estar muy abierta, ya que en cuanto quise responderle, la sentí seca. Lo seguí por unos pasillos elegantes —en un jodido parque— y por otras cosas más que ni siquiera podría decir. No veía a ninguna persona ni a ninguna mascota gigante, por lo que no me preocupé mucho.
Habríamos tardado unos cinco minutos en caminar desde la reja hasta la puerta principal y, de alguna forma, aquello me dejó más sensible de lo que estaba.
—Espera, ¿por qué trabajas en un bar gay si tienes todo esto? —pregunté mientras entrábamos. La duda había aparecido de la nada.
—Porque quiero estar con Yeri...
—Qué buen amigo —comenté.
Rió en voz baja y sonreí al escucharlo. No recordaba haberlo escuchado reír antes debido a su humor extraño, así que me alegré.
—¿Quieres algo de beber?
—No, no —respondí. Dejé mi mochila en uno de los sofás y me senté en una de las sillas. Al parecer, estábamos en un comedor gigante—. Aunque gracias.
HoSeok se hallaba de pie lejos de mí. Al principio pensé que era porque le desagradaba, pero, sus mejillas sonrojadas respondieron por sí mismo.
—Hey, ven aquí —susurré. Hice palmaditas en mis piernas, indicándole que quería que se sentara sobre mí. Nunca lo había hecho con una chica, pero sabía que esto les parecía tierno. Bueno, al menos a ellas.
Aún cuando pensé que iba a negarse, caminó hacia mí con paso tranquilo y se sentó como si en verdad mis piernas fueran un asiento. Mi cuerpo, gracias a Dios, había accedido ante ello sin molestar. Mi estómago tenía una sensación bonita y mis labios no borraban aquella sonrisa tonta que tenía desde que él había aceptado ser mi pareja.
Apoyó su espalda contra mi pecho y abracé su cintura, recibiendo su calidez y aroma casi de inmediato. Su cabello rojizo me pareció suave, así que me dispuse a peinarlo con cariño y cuidado de no molestarle.
Al parecer, le gustó tanto como a mí. Sus ojos se cerraron con lentitud y su respiración se fue haciendo cada vez más tranquila, como una persona pequeña y adorable.
—Tae... —murmuró minutos después. Giró un poco su rostro y me observó directamente a los ojos.
En esos instantes, me sentí la persona más nerviosa e insegura del mundo. Aceptaba que me gustara HoSeok y que pudiera estar con él, tomados de la mano y abrazados. Sin embargo, aún cuando sus ojos cafés se apegaran a los míos y sus labios rojos brillaran, no podía estar seguro de sobrevivir a un beso de su parte.
Mi cuerpo no parecía reaccionar ante mis pensamientos, ya que mis ojos se fueron cerrando, al igual que los de él, y mi rostro fue acercándose cada vez más al suyo. Nuestras narices rozaron de a poco, acercándonos cada vez más y más. Podía sentir su respiración contra la mía.
Entonces, un ruido demoníaco me hizo sobresaltar y abrir mis ojos. Me despegué de él para mirar a mi alrededor y lo único que pude ver, fue a una especie de salamandra caminar hacia unas escaleras.
—Clarence... —gruñó HoSeok. Él estaba, aparte de decepcionado, enojado.
—¿Tu salamandra? —pregunté para cambiar de tema. Mis orejas debían estar rojas por el momento vergonzoso—. ¿No se llamaba TaeHyungie?
Las mejillas de HoSeok pasaron de un rosado a un rojo oscuro.
—¿T-Te diste cuenta?
—¿Que te vistes como chica para conquistar? Sí —respondí sonriendo—. Me enamoré de todas tus caras, HoSeok.
Debí decir algo muy cursi, ya que escondió su cabeza con rapidez en mi pecho. Reí ante eso, ya que me había parecido lo más tierno que él había hecho hasta ahora.
—¿Te quedas a dormir? —Su pregunta me sorprendió—. Me da miedo estar en la casa solo...
Me mordí los labios para no reírme de nuevo. Eso había sido la excusa más tonta que escuché en mi vida. Aunque, vamos. ¿A quién no le alegraría ello? Ni siquiera llevaba un día con él, y me tenía la suficiente confianza como para invitarme a dormir en su casa.
Sin usar demasiada fuerza, llevé una de mis manos hacia sus muslos y una hacia su espalda, levantándolo como el princeso que en verdad era.
—¿Dónde está tu habitación? —pregunté.
Me abrazaba con fuerza mientras sus ojos cafés y sus mejillas rojas hacían una combinación perfecta. Sus manos se aferraban a mi camiseta, y no pude evitar observarlo con detalle.
—Escaleras arriba, segunda habitación a la derecha. ¿Ocurre algo? —bufó—. ¿Puedes dormir en mi habitación también? Es que hace frío...
—Ocurre que... dioses, ¿sabes lo que has hecho?
Él parpadeó, confundido.
—¿Qué hice?
—Acabas de hacer que me enamorara de ti —confesé.
Holiwiis ♥
Mi “supuesta” maratón iba a acabar la anterior semana, pero debido a que mi internet estaba muy lento no la pude completar.
Iba a actualizar antes, porque pensé que iba a salir nítida del colegio, pero me tuve que quedar tres días para recuperar dos materias :c (matemáticas y emprendimiento), gracias a Dios ya las recuperé, ah♥
También quería decirles que sólo falta un capítulo para que esto se acabe, así que si puedo lo subiré hoy, o tal vez mañana o después de mañana, no prometo nada.
Adiós y...
¡BESOS!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top