Nuevo curso, nuevos amigos, nuevos líos
Poncho
Otro año más en la prepa, otro año más con mis amigos. Héctor, Danny, Rodrigo, Andrés y Alex ya estaban esperándome afuera del salón.
-¡Qué emoción, llegó el último año!.- exclamó Héctor, chocando los cinco con cada uno.
- Y pensar que hace tiempo éramos los chamacos de primer grado.- recordó Danny nostálgico.
Antes de que pudiera alguien decir algo más, se acercó a nosotros un chico nuevo. Era alto, delgado, con el pelo un poco largo y una sonrisa que llegaba hasta sus ojos.
- Hola me llamo Elías, me acabo de mudar por aquí. ¿Puedo unirme con ustedes?.- preguntó con timidez.
Enseguida nos caímos muy bien, Elías era un tipo súper relajado y con un sentido del humor increíble. Resultó que vivía en una enorme mansión por Roma Sur y que su papá era un exitoso y famoso empresario. Pero a pesar de todo eso, era muy sencillo y nada presumido.
Después de clases, Alex nos invitó a su casa, su mansión parecía todo un castillo, tenía una alberca, un cuarto de juegos, un gimnasio y un estudio de grabación.
- Que hermoso osito de peluche.- me dijo Danny.
- Si, pero Teresa no me interesa.- admití.
- Ay pero si es muy guapa.- dijo Andrés.
- Pero es una malvada.- añadió Héctor.
- Bueno si quieren, se las regalo.- dije en broma.
- No gracias, no vaya a ser que se me meta el chamuco.- dijo Elías con miedo.
- Mejor se la regalamos a Alex.- dijo Rodrigo.
- Chicos, ustedes saben que yo sólo tengo ojos para Melissa.- recordó Alex.
- Ay si como olvidarlo, Melissa esto, Melissa lo otro y mucho más.- dije entre risas.
- Es que estoy tan emocionado, no puedo creer que muy pronto vendrá a México. Les tengo que enseñar toda la ropa nueva que me compré.- dijo Alex entusiasmado.
- Si, pero si venimos a tu casa es para hacer la tarea de mañana.- le recordó Danny.
- Si Danny.- dijo Alex con desgana.
Llegamos a la casa de Alex y entramos.
- Wow, esta es tu casa Alex, todo esto?!.- preguntó Elías atónito.
- Así es Elías.- dijo Alex.
- Oigan y si nadamos un rato, podemos hacer la tarea mientras nos asoleamos.- propuso Andrés.
- No mejor no, no vaya a ser que los cuadernos se mojen. Oye Elías por cierto, hoy vendrán a comer mi mami y mi hermana para que las conozcas. - comentó Alex.
- Que padre.- añadió Elías.
En eso llegaron unas mujeres bellas, una que estaba hablando por teléfono y la otra era una adolescente con uniforme escolar, eran la madre y la hermana de Alex; Amalia y Paty.
- Mami, Paty, que bueno que pudieron venir a comer, especialmente tu mami- dijo Alex a su familia.
- Hijo, ¿Cómo te fue en la escuela?.- le preguntó su mamá.
- Bien, oye vinieron los chicos a la casa, espero que no tengas ningún problema. Y quiero presentarte a Elías, un nuevo amigo que acaba de llegar a la prepa y a la ciudad.- presentó Alex a su madre.
- Hola muchachos, me da mucho gusto que estén aquí. Un gusto conocerte Elías, soy la mamá de Alex.- dijo la señora Amalia.
- Mucho gusto señora.- dijo Elías.
- Hola chicos, me da mucho gusto verlos.- dijo Paty la hermana de Alex acercándose a nosotros.
- Hola Paty, el gusto es todo nuestro.- le dijo Héctor con una sonrisa.
Luego fuimos a comer con la familia de Alex y nos pusimos a platicar:
- Elías acaba de llegar a la ciudad, porque su papá abrió una nueva sucursal de su empresa aquí.- explicó Alex.
- ¿Tus papás a qué se dedican Elías?.- preguntó la señora Amalia.
- Es dueño de una empresa de publicidad llamada Iconika y mi mamá es dueña de un bufete de abogados.- comentó Elías.
- Que interesante.- añadió la señora Amalia.
Después de comer fuimos a caminar por el jardín de la casa de Alex.
-Me cayeron muy bien tu mamá y tu hermana.- dijo Elías a Alex.
- Yo las adoro, aunque como vieron siempre mi mamá anda a las carreras con su trabajo.- contó Alex.
- Es que debe de ser una gran responsabilidad manejar la empresa de productos de belleza de tu papá.- dije.
- Y por cierto, desde que quedó viuda tu mamá, ¿No ha pensado en tener nuevamente una pareja?.- preguntó Danny a Alex.
- Bueno, pues tiene amigos y sale de vez en cuando con ellos. Pero creo que no se quiso volver a casar por Paty y por mí.- explicó Alex.
- ¿Te molestaría que lo hiciera?.- preguntó Héctor.
- Para nada, pero el problema es que Paty no lo aceptaría tan fácilmente, porque cree que nadie merece ocupar el lugar de mi papá.- comentó Alex muy triste.
- Bueno, eso es normal porque a ella todavía le duele la ausencia de tu papá.- razonó Rodrigo.
- Pero eso sí, estoy completamente seguro de que cuando me case, mi mamá va a rehacer su vida.- aseguró Alex.
- A ver, a ver... ¿Cómo que hasta que te cases, acaso va en serio lo de tu novia por internet?.- preguntó incrédulo Elías.
- Bueno, no es que quiera adelantarme a los hechos, pero lo que si puedo decirles es que estoy enamoradisimo, me muero por estar con mi Melissa.- dijo Alex muy ilusionado.
- Ay si mi Melissa, estás enfermo de amor Alex!.- gritó Andrés.
Luego de caminar por el jardín, fuimos a hacer la tarea al cuarto de Alex.
- ¿Y tu mamá está de acuerdo con que su príncipe ande con una chica que no conoce?.- pregunté.
- Pues no hemos hablado mucho del tema, pero se que tiene muy buenas referencias de ella, porque Meli fue modelo de los productos de belleza de la empresa de mi papá para poder pagar su carrera de arquitectura.- contó Alex.
- ¿Y sabes algo de sus papás?.- quiso saber Héctor.
- Su mamá falleció de cáncer cuando ella tenía 2 años y su papá murió en un accidente cuando Meli tenía 5 años.- dijo Alex muy triste.
- Que triste.- dijo apenado Andrés.
- Sus abuelos de parte de su mamá y sus padrinos son la única familia que le queda. Sus padrinos manejan su herencia y al parecer muy bien porque le dejaron 1 hacienda en Mérida, 1 casa en Cuernavaca y toda la fortuna familiar.- contó Alex.
- Pues que suerte la tuya, una novia rica y encima guapa.- comentó Danny.
- ¿Es ella?.- preguntó Elías tomando una foto que tenía Alex en su buró.
- Si, ella es Melissa.- dijo Alex.
- Es muy hermosa.- admitió Rodrigo.
- Lo sé, oigan no tengo ganas de hacer la tarea en este momento, prefiero mandarle un correo a Meli.- dijo Alex con desgana.
- Sigo sin entender como puedes estar enamorado de una chica a la que ni siquiera has visto en persona.- comentó Elías.
- Bueno, pues nos mandamos fotos y hablamos seguido por teléfono.- explicó Alex.
- Con todo respeto Alex, pero se me hace muy rara tu relación. Yo para saber si estoy enamorado, tengo que saber que siento cuando la tengo cerca, cuando me toca o cuando me besa.- dije apasionadamente.
- ¿Lo dices por Andrea?.- preguntó Danny.
- Sí.
- Ay Poncho, luego dices que el cursi es uno.- regañó Alex.
- Poncho no está siendo cursi, está siendo realista, el contacto físico es muy importante en una relación amorosa. Porque si no es como sólo tuvieras una amiga cariñosa.- especificó Andrés.
- Eso sí, pero de una vez les digo que me voy a desmayar cuando Melissa me besé por primera vez.- dijo Alex muy emocionado.
Terminamos de hacer la tarea y cada quien se fue a su casa.
Al día siguiente me desperté por los rayos del sol y por la sensación de calidez que me proporcionaba Tasha, mi fiel compañera, que se restregaba contra mi pierna, pidiéndome que la acariciara. Le rasqué la cabeza y la levanté para darle un beso.
Me vestí rápidamente y bajé a la cocina para desayunar con mi familia, pero solamente encontré a mi mamá.
- Buen día mamá.- le dije mientras le daba un beso en la mejilla.
- Buenos días hijo, tu papá acaba de irse, tenía mucha prisa y no pudo despedirse de ti.- comentó mi mamá.
- ¿Y mis hermanos?.- pregunté.
- Max ya sabes que lo vinieron a recoger sus amigos, Nico y Ángela siguen dormidos.- respondió.
- Aquí tienes mi niño.- dijo mi nana Soledad entregándome mi plato con el desayuno de hoy.
- Gracias nana. Se ve delicioso.- dije emocionado.
- Mi amor apúrate a desayunar, recuerda que no debes llegar tarde a la escuela.- comentó mi mamá.
- Si má.- le contesté para continuar desayunando.
Después de desayunar fui a despertar a mis hermanos y me fui a arreglar para partir hacia la escuela. Al llegar, localicé a mis amigos, los cuales estaban apreciando el regalo que le envió Melissa.
- Ésta es la pulsera que me mandó Melissa, ¿No está divina?.- nos preguntó Alex.
- Es preciosa.- dijo Danny.
- ¿Y a poco es cierto eso lo de tu novia por internet?.- preguntó Pedro, un compañero de clase.
- Si, pero eso no es lo mejor, sino la notita que venía en el estuche, yo creo que ya va a venir en unos días.- dijo Alex entusiasmado.
- Nos da tanto gusto por ti Alex.- mencionó Rodrigo.
- Esperemos que nosotros también tengamos mucha suerte en el amor como tú.- comenté.
- Lo dices por Andrea.- dijo Andrés de una manera tierna.
- Ay ya no seas payaso.- dijo molesto Poncho, pero luego me sonrojé.
Luego sonó la campana que indicaba el inicio de clases y nos fuimos al salón. Cuando entramos me quedé horrorizado y el corazón me latía a mil por hora, el miedo y la rabia me estaban consumiendo. Había encontrado a Andrea en el salón, tirada en el suelo, inconsciente. Su rostro, por lo regular, tan lleno de vida, ahora estaba pálido y marcado por varios hematomas.
La ira me cegaba, sabía quién era el responsable de esto, Marcelo, ese maldito desgraciado, habia vuelto a lastimarla.
Sin pensarlo dos veces, la levanté en brazos y corrí hacia la enfermería, la enfermera quien era una mujer mayor y amable, me ayudó a colocarla en la camilla. Mientras ella la examinaba, yo no podía evitar sentir una mezcla de impotencia y desesperación. ¿Cómo podía permitir que alguien le hiciera esto?
- Tranquilo jovencito.- me dijo la enfermera, notando mi agitación.- Ya la estoy revisando, parece que tiene varios golpes, pero nada grave.
Asentí con la cabeza, sin poder quitarle los ojos de encima a Andrea, su respiración era lenta y entrecortada, su piel estaba fría al tacto. En ese momento, sentí un impulso irrefrenable de protegerla, de cuidarla como si fuera lo más preciado del mundo.
Cuando Andrea estaba despertando, sus ojos se abrieron lentamente y se encontraron con los míos, al verme, una lágrima rodó por su mejilla.
- Poncho...- susurró con voz débil.
- Estoy aquí Andrea.- le respondí, tomando su mano.- Ya estás a salvo.
Se aferró a mi mano con fuerza, buscando consuelo. En ese instante, sentí una conexión tan profunda con ella que me dejó sin aliento. Quería decirle todo lo que sentía, cuánto la admiraba, cuanto me gustaba. Pero las palabras se me atoraron en la garganta.
- Gracias por traerme aquí.- murmuró, apartando la mirada.
- No tienes por qué agradecerme .-le dije, sintiendo un nudo en el estómago—. Siempre estaré aquí para ti.
Salimos de la enfermería, Andrea estaba a mi lado y me sentí como si flotara, el sol de la mañana bañaba el patio, pintando de dorado las hojas de los árboles. El bullicio de nuestros amigos nos envolvió al instante.
- ¡Oigan tortolitos!.- exclamó Alex, guiñandome el ojo.
Andrea se sonrojó y escondió su cara en mi hombro.
- ¡Ya deja de molestarlos Alex!.- protestó Greicy, pero su voz no sonaba molesta, más bien divertida.
- ¿Que tal si nos sentamos?.- propuso Paloma señalando una mesa vacía bajo la sombra de un frondoso árbol.
Nos acomodamos y comenzamos a platicar de cualquier cosa, pero la verdad es que mis pensamientos estaban en otra parte. No podía dejar de mirar a Andrea, sus ojos brillaban con una luz especial y su sonrisa era capaz de iluminar cualquier día gris.
- ¿Y ustedes dos que onda?.- preguntó Danny, clavando sus ojos en nosotros.
-¡Nada!.- respondimos Andrea y yo al mismo tiempo, pero nuestras miradas se cruzaron y supimos que ambos estábamos mintiendo.
- ¡Ay, no finjan!.- exclamó Rodrigo, divertido.- Se les nota a leguas que se gustan.
- Obviamente.- afirmó Alejandra, asintiendo con la cabeza.
- ¡Son como Rose y Jack!.- añadió Elías, haciendo reír a todos.
- Basta.- protestó Andrea, pero su voz era débil y no pudo ocultar su sonrojo.
Me sentí abrumado por todas esas declaraciones. No sabía cómo reaccionar. Por un lado, me alegraba que mis amigos vieran lo que sentía por Andrea. Pero por otro lado, me sentía avergonzado.
Pasaron las horas y Andrea y yo salimos de la escuela, con la mochila cargada de sueños adolescentes y el corazón latiendo a mil por hora.
- Andrea, ¿Quieres venir a mi casa a comer?.- pregunté nervioso.
La sorpresa en sus ojos fue mi mayor recompensa.
- Claro que sí Poncho.- dijo dulcemente.
Al llegar a mi casa, Tasha, mi perrita labrador nos recibió con saltos y lametones, Andrea se quedó encantada con ella.
Le presenté a mi familia con un poco de nerviosismo.
- Buenas tardes familia, quiero presentarles a Andrea, una amiga de la escuela.- anuncié.
- Bienvenida Andrea, yo soy la mamá de Poncho, Lucrecia Castilla.- dijo mi mamá feliz.
- Mucho gusto señora.- dijo Andrea.
- ¿Así que ella es la chica de la que hablas todo el tiempo?.- preguntó mi hermano Nicolás.
- Sí.- dije sonrojado.
- Ellos son mis hermanos: Max mi hermano mayor, Nicolás mi hermano de en medio y Ángela mi hermana menor.- dije presentando a Andrea.
- Hola, mucho gusto.- dijo Andrea.
- Un placer conocerte, Poncho nos ha hablado mucho sobre ti.- comentó Max.
- Gracias, igualmente me ha platicado de la maravillosa familia que tiene.- agregó Andrea.
- Bueno, me imagino que ya tienen hambre. Pasemos al comedor.- dijo mi mamá.
Fuimos al comedor y nos sentamos, en eso mis nanas empezaron a servir la comida que consistía en crema de champiñones y pechugas de pollo a la cordon blue acompañados de agua de limón.
Durante la comida, la conversación fluyó con facilidad, mi familia la hizo sentir como en casa. Mi mamá, Nico y Ángela la llenaron de preguntas sobre su vida, mientras que Max la observaba con discreción, pero con una evidente curiosidad.
- Andrea, ¿Y tú cómo conociste a Poncho?.- preguntó mi mamá con una enigmática sonrisa.
- Nos conocimos en la clase de deportes.- respondió ella sonrojandose levemente.
Yo no pude evitar sonreír, era evidente que mi familia estaba notando la conexión que había entre Andrea y yo.
Al despedirse, Andrea me dio un beso en la mejilla que me hizo sentir como si estuviera flotando en las nubes. Estaba seguro de que Andrea era la chica de mis sueños.
En la noche después de cenar, me llegó un mensaje de Alex en el grupo de mensajes donde estamos los 7.
Alex: Chicos, les tengo una buena noticia: ¡Meli llega a México mañana!
Rodri: Que buena noticia hermano, mañana por fin vas a conocer a tu novia.
Elías: ¿A qué hora llega?
Alex: Su vuelo llega a las 11 de la mañana. ¿Quieren acompañarme? para no sentirme solito.
Héctor: Por supuesto que sí. Ahí estaremos.
Poncho (Osea yo): Claro que sí.
A la mañana siguiente, nos vimos en casa de Alex para ir al aeropuerto a recoger a Melissa. Durante el trayecto, Alex se puso muy nervioso.
- Estoy muy nervioso chavos.- dijo Alex.
- Tu novia va a quedar encantada, porque en persona te ves más guapo que en las fotos.- dijo Danny animandolo.
Llegamos al aeropuerto y nos dirigimos a llegadas internacionales para recibir a Melissa.
- Tranquilizate Alex, estás super nervioso.- pidió Andrés.
- Lo sé, es que soñé tanto con este momento que todavía no puedo creer que esté pasando.- mencionó Alex emocionado.
- Bueno, diría mi abuelita mucha ayuda el que no estorba, así que mejor te dejamos un rato para que recibas como se debe a tu hermosa novia.- dije.
- Si claro, no hay que estorbar a los enamorados.- comentó Elías.
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