Capítulo 5.


Fiesta a escondidas.


Al día siguiente, estaba feliz, muy feliz, no sabía bien el porqué, pero aun así, con una enorme sonrisa en mi boca, baje al gran comedor, donde ya me esperaban mis amigos, Matt con cara de preocupación y una triste sonrisa, y por ultimo mi amiga Elizabeth, sonriendo de oreja a oreja como yo, me acerque y me senté en medio de ambos.

— ¿Qué tal? —Pregunté a ambos, mis amigos se miraron entre si y el primero en hablar fue Matt.

— Pues, Sirius Black fue avistado en Dufftown. —Dijo él, mientras doblaba de nuevo un ejemplar del profeta.

— ¿Sigues con eso? —respondí, a la vez que bebía algo de jugo.

— La seguridad es importante.

—Entiéndelo, él nunca podrá entrar aquí, estamos bajo el resguardo del mejor colegio de magia y además, bajo la protección de Albus Dumbledore, ¿Que idiota se atrevería entrar aquí?

—Ya, no peleen, miren, mejor escuchen...—Nos dijo Elizabeth, la cual al parecer no pudo contener la emoción.

— ¿Qué? —quise saber.

—Pues, al parecer Jack, y algunos otros de otras casas, tendrán una fiesta privada a escondidas. —me dijo sin poder ocultar la emoción.

— Ah, ¿Y luego? —intervino Matt.

—Soy la novia del organizador, y ustedes me acompañaran a esa gran mini fiesta.

—No lo sé... además ¿No está prohibido? —Negué con la cabeza.

— ¡Ash! No claro que no, bueno sí, pero ¿Por qué te preocupas? Mira, todo está arreglado, nadie podría vernos, colocaremos hechizos de ocultamiento

—Sí pero, es Hogwarts, hay profesores expertos en todo eso y nos encontrarían fácilmente — Protestó mi amigo.

—No, anden, vamos, solo un ratito, ¿Si? —dijo, suplicante. Matt me miró y negó con la cabeza.

—No, yo no iré, sería meterse en problemas —afirmó— Hablando de problemas, me voy antes de llegar tarde a clase. Nos vemos —se despidió frío. Entonces mi amiga lo vio y luego me miró.

—Tú no me vas a dejar plantada ¿O sí? —interrogó en tono molesto. Yo sin saber que hacer giré la cabeza.

—Pues, está bien... sí dices que es seguro —accedí. Ella casi se caía de la silla y antes de que gritara la ataje.

—Pero... solo unas cuantas horas —No quería que se emocionara. Ella asintió y me dio un beso en la mejilla.

—Está bien, te veo en la sala común al final del día —me dijo emocionada. Yo asentí, sencillamente, mientras ella se iba. Después me levanté y antes de irme dirigí una última mirada a la mesa del profesorado. El profesor Lupin se encontraba ahí, serio y mirando atentamente a Snape, el cual intentaba ignorar a Lupin, hasta que se dio cuenta de que lo miraba, entonces el profesor Lupin me miro a mí, y supe que me sonrojé e intenté disimular, sin éxito y salí corriendo de ahí, apenada, sintiendo un par de ojos tras de mí.

En todas las clases me encontraba sumamente nerviosa, en especial en la de D.C.A.O no sé si sería por la presencia del profesor, o por la fiesta de mi amiga, en cualquier caso creo que ambas me afectaban bastante. Ese día noté a mi profesor un tanto serio y algo distante de los demás, nos puso a leer solamente, para después practicar un nuevo hechizo, pero no podía concentrarme bien en el libro, la enigmática mirada del profesor sobre nosotros me atraía mas que las letras, y cuando por fin hubo terminado la clase, me sentí un poco mal, pues deseaba observarlo un poco más, pero debía irme para vestirme pronto e ir a la fiesta.

Salí caminando a mi sala común, rápido, con apuro, no deseaba cenar, simplemente llegar y vestirme. Al llegar me topé con varios individuos que querían decirme algo, sin embargo los ignore y subí rápidamente al dormitorio.

Prontamente, tomé mi maleta y saqué un viejo vestido que me habían regalado en navidad, era muy bonito y de color verde que hacia resaltar varias cosas en mí. Sin embargo el frío era cruel así que me obligué a cargar conmigo un chaquetón oscuro, me maquillé y peiné discretamente para no levantar sospecha alguna.

— ¿Estas lista? —Preguntó mi amiga a mis espaldas, yo tuve la suficiente calma como para voltear y asentir.

— ¡Estas genial! Capaz y ligas a algún guapo —Me dijo Elizabeth guiñándome un ojo, yo negué con la cabeza.

—Sí claro, ¿Nos vamos?

—Sígueme —Susurró, yo asentí y ambas salimos de la sala común, casi no había nadie, caminamos rápidamente, aprovechando que todo el mundo estaba en el gran comedor.

— ¿Dónde es? —Pregunté.

—En un salón vacío.... Aquí, ven —Acto seguido entré a un aula, no muy alejada de la sala común, era espaciosa y nunca antes la había visto. La música resonaba fuertemente por la estancia, había varios chicos de todas las casas, bebidas y botana invadían el lugar, pronto se nos acercó un joven moreno, de ojos azules: Era Jack.

—Hola, mi amor —saludó Elizabeth a Jack. El Gryffindor la abrazó por la cintura y besó, mientras que yo fingía mirar a otro lado.

—Mira te presento a mi mejor amiga de toda la vida, Charly —Dijo ella señalándome.

—Hola, soy Jack, Jack Slopper —Se presentó mientras me tendía la mano.

—Mucho gusto —Respondí. Entonces mi amiga le susurró algo, la música era bastante fuerte.

—Bien, diviértete amiga, nos vemos más tarde —Me dijo Elizabeth. Yo asentí y vi como se alejaba con su Gryffindor, mientras que yo me acercaba a tomar algo de beber. Al tomar de un líquido, me abrasó la garganta, era Whiskey de fuego, supuse, entonces como no había mas que tomar, me senté en una silla mientras bebía en pequeños sorbos el Whiskey, pues jamás había bebido en mi vida.

Conforme avanzaba la noche, bailaba con distintos personajes, como Dorian Williams de Ravenclaw, Elliot Grece de Slytherin, y, ahora me encontraba bailando con un chico de mi casa, Zack Sharkey, atractivo, bastante, en lo que mi concierne.

—Eres muy bonita, ¿Lo sabias? —Dijo mientras bailábamos lentamente una balada. Me ruboricé y el alcohol no me ayudaba en nada, pues cada vez me sentía más liviana.

—Gracias...—Murmuré.

— ¿No te gustaría ir a un lugar más... privado?

—No lo sé, quedé de verme con mi amiga y....

—Anda, ven...— Dijo mientras tiraba de mí suavemente a la puerta, me sentía mareada y confusa y como una niña pequeña me dirigí hacia donde él tiraba de mi lentamente. Salimos del salón y caminamos por el amplio pasillo, sentía que todo me daba vueltas, hasta que de pronto, Zack en un rápido movimiento me puso contra la pared. Yo me le quedé viendo fijamente, sus ojos me hacían sentir cosas extrañas. Él sonrió para después unir sus labios con los míos, uniéndolos en un beso, brusco, y extraño que no duro mucho.

— ¿Que hacen aquí? —Preguntó una voz que me resultaba desagradablemente familiar...

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