«Nunca me enamoraré»

  «»  

Al día siguiente, me levanté más temprano ya que no quería pasar otro bochornoso incidente como el de del día anterior, no solía llegar tarde a ninguna clase, y por ello me iba bien.

Me vestí con el uniforme propio de un Hufflepuff; la corbata con rayas negras y amarillas, la túnica. Era increíble, andaba muy sensible últimamente, mientras me cambiaba recordaba aquellos ojos del profesor, tan subyugantes y tristes, parecían tener un profundo secreto oscuro y turbio que lo molestaba noche y día. Un suspiro escapó de mi boca sin querer, y cuando yo terminé de vestirme, tomé mis cosas, y bajé al gran comedor.

Estaba rebosante de personas, como todas las mañanas; los de Gryffindor reían sin parar, los de Ravenclaw platicaban tranquilamente, los de Slytherin se burlaban de todo aquel que se les pasaba enfrente de las narices y nosotros nos encontrábamos comiendo muy tranquilos, platicando entre murmullos. Con la vista busqué a las personitas que más quería ver, y de pronto las encuentro sentadas a cinco lugares de donde yo estaba. Ahi, leyendo y comiendo, estaban Elizabeth y Matt.

—Hola, hola —Saludé contenta. Ellos me miraron y se hicieron cada uno para un lado, con el fin de dejarme un espacio en medio de ellos y sentarme.

—Hola —saludó Matt mientras me obsequiaba con sus labios resecos un beso en la mejilla.

— ¡Que floja que eres, Charly! Pensé que hoy también te quedarías dormida, como siempre —Dijo en son de burla Lizz, antes de contestarle la saludé con el típico beso en la mejilla.

— ¡Ja! ¡Ja! que graciosa eres, ¿Por qué no me despertaste también hoy? —Pregunté, a la vez que tomaba mi desayuno.

— ¿Y perderme la diversión? No, ¡Claro que no!

— ¿Diversión? ¿No te divertiste suficiente ayer? —miré muy hambrienta mi desayuno, y no me percaté de que Lizz no contestaba, hasta que Matt me dijo:

— Creo que eso fue un no —yo lo voltee a ver y luego vi a mi amiga que miraba absorta al otro lado del comedor. Yo miré hacía donde se dirigían sus ojos, sí, no me equivocaba, miraba a la mesa de Gryffindor, y era a ¡Jack Slopper! Sin duda alguna, el Gryffindor más lindo.

—Lizz, ¿Jack Slopper? —Cuestioné, incrédula. Ella me miró y asintió.

— ¿Es en serio? —repetí, aún absorta.

—Sí, ¿no es lindo? Su rostro parece como si lo hubieran tallado los propios ángeles en mármol —Matty suspiró al escuchar la patética descripción de mi enamorada amiga. Jack había hecho un gesto con la mano para Lizzie, y ella le correspondió mandándole un beso.

— El amor ¡Oh, lala! —Exclamó Matt un tanto burlón. Por mi parte me dedicaba a desayunar y reírme de las idioteces de mi amiga.

— ¡Que profundo es el amor de mesas! —aporté, sarcástica. Lizz se dio la vuelta pues Jack había marchado ya.

—Algún día te enamoraras, Charly —Me dijo mi amiga en un tono de ilusión y burla.

— ¿Enamorarme? No, gracias, prefiero terminar mis estudios —Le respondí, mientras tomaba un sorbo al jugo de calabaza.

— ¡Huy! Cuidado con la perfecta ¡Todos caemos ante el amor! Y algún día te enamoraras. ¡Charly mira a tu alrededor! La mayoría de los estudiantes babean por ti ¿Y qué haces tú? Ah, sí, ¡Rechazarlos! —Exclamó mi amiga muy decepcionada. Yo solo le sonreí.

—Pues conmigo será la excepción —aseguré.

—Sí, ajá —Lizzie torció los ojos, y después de unos segundos en silencio, añadió: —, ayer te pusiste muy nerviosa en la clase del profesor nuevo. ¿Era porque te veía mucho? —Me preguntó, yo tosí un poco nerviosa.

—Pues, am... Sí, es algo, extraño ¿No crees? —Dije procurando sonar natural.

— ¿Extraño? Charly, amiga mía ¡Es normal! ¿Verdad, Matt? —Preguntó mi amiga a Matty, el cual se había empinado un vaso con jugo—, ¿Verdad? —Volvió a repetir. Matty tosió con fuerza.

—Sí, sí. Lo que digas. Vámonos que tenemos clase —apuró Matty, que veía su reloj de pulsera.

Yo asentí y di un último sorbo al jugo, no sin antes mirar a la mesa del profesorado donde yacía el profesor Lupin, hablando felizmente con la profesora McGonagall que se veía igual de feliz al escucharle.