Capítulo 18.


Encontrabase Matthew Bones caminando por un estrecho pasillo, rodeado de pinturas durmientes. Aún no anochecía del todo, pero sabía lo flojas que podrían llegar a ser. El trayecto se le hizo un poco largo, así que comenzó a silbar una melodía. Sin embargo, el silbido fue interrumpido gravemente por un sordo golpe: Zack Sharkey le había propinado un puñetazo y ahora lo tenía alzado contra la pared.

— ¡Pero sí es Bones! ¿Cómo estás? —preguntó en un tono amable el Hufflepuff. Matthew aturdido aún por el golpe, lo miró fijamente, algo aterrado porque sus pies colgaban y no tocaba el piso.

—Bien, bien Zack. ¿Y tú? ¿Qué tal?

—Bien, hacía mucho que no hablábamos... Amigo. —Dijo en tono peligroso. Matthew tragó saliva y sonrió débil.

— ¿Qué se te ofrece?

— ¿Pudiste hacer lo que te mandé con Charlotte? ¿Pudiste convencerla de que saliera conmigo?

—Ah... ¿tenía que hacerlo? —preguntó con cierto temblor en la voz. Sharkey gruñó y soltó a Matthew en un solo movimiento. Matthew cayó al piso, en un golpe sordo.

— Au... —se quejó Matt. Zack alzó una ceja y luego sonrió torpemente.

—Prepárate, Bones... —Murmuró Sharkey mientras se acercaba peligrosamente al chico. Matthew se encogió un poco.

— ¿Para qué? —susurró. Sharkey, se detuvo frente a él, a escasos milímetros.

— Para la paliza de tú vida —respondió en el mismo tono. Matt, buscó en sus bolsillos su varita, pero Sharkey fue más rápido y lo sujeto de los brazos. — Nada de magia, imbécil —Entonces, Matthew cerró los ojos, esperando algún puñetazo.

Pero una voz aterciopelada frenó aquel puño.

— ¿Qué pasa aquí, señores? —dijo el profesor Lupin. Zack rodó los ojos, mirando a Matthew con una mueca de desprecio. Sus ojos decían ''te salvaste'' Y Matthew respondió aquello con un suspiro.

— Nada, sólo ayudaba a Bones a levantarse... ¿Verdad? —explicó el Tejón dándole un codazo a Matthew. Él asintió.

—Sí, es qué venía corriendo y me caí. —Corroboró. Lupin los miró fijamente a ambos, y luego asintió.

—Bien, vayan a cenar —ordenó y dio vuelta para irse por el pasillo. Zack se puso en pie y antes de irse, le dio un codazo a Matthew. Bones sólo lo miró, para después salir corriendo a alcanzar al profesor Lupin, que había doblado en un pasillo. Suspiró de alivio al ver que caminaba lentamente y sin prisa al parecer hacía su despacho. Matt sonrió y caminó hasta alcanzarlo.

— ¡Profesor! —Llamó— ¡Profesor Lupin! —llamó de nuevo el joven mientras intentaba alcanzarlo. Remus se detuvo al escuchar su apellido y se giró. Alzó una ceja, y esperó pacientemente a que Matthew llegará junto a él. Una vez lo vio cerca, echaron a andar ambos.

— ¿En qué puedo ayudarle, sr. Bones? —preguntó el profesor amablemente mientras recorrían los pasillos. Matthew negó levemente, y después se obligó a hablar.

— Eh... Sólo... quería... darle algo por Navidad, profesor —murmuró el chico mientras se detenía y sacaba un paquete de debajo de la chaqueta. Lo había protegido para evitar que se maltratara con Sharkey. Remus alzó ambas cejas, sorprendido.

— ¡Un regalo! Wow, ¡qué amable, señor Bones! —exclamó el profesor mientras veía el paquete. Matthew rió leve, más por nervios que por otra cosa.

— No es mío, profesor. —Confesó— Es de alguien más... Creo que ahí dice... —explicó mientras se lo entregaba. Remus, sintió en su interior de quién podría ser aquél obsequio. Sin embargo, se quedó callado y se limitó a tomarlo solamente. Lo sintió pesado, y luego lo guardó bajo su brazo. Dudoso, de preguntar.

— ¿Tú conoces a ésta persona, cierto? —preguntó recargándose en la pared. Matthew negó levemente, nervioso. Remus lo notó, Bones no era un muy buen mensajero.

—No, no, no... Bueno sí. Pero es secreto ¿me entiende? —Remus asintió.

— Lo sé —contestó— Sólo por eso no te pregunto por su identidad... Sé que es la misma persona que me envió una carta, ¿No es así? —Matthew se limitó a asentir, aún más nervioso.

— Sí... Así es... podría decirse... —contestó. Remus sonrió débil. Y después de unos segundos, suspiró.

—Bones, ven... Vamos a mi escritorio —le pidió. Matthew, casi tembloroso accedió. Dudó para comenzar a caminar, pero finalmente en silencio, decidió caminar detrás. Resignado, sabía que nada bueno saldría de seguirle.

Pero Remus sólo lo guio hasta su despacho.

—Siéntate —pidió con una sonrisa afable. Matt asintió más muerto que vivo, y tomó el asiento que le ofrecían. Después, se quedaron mirándose ambos durante algunos segundos. Los ojos azules de Remus brillaban con intensidad, al contrario de los ojos cafés de Bones.

— Ya que eres la lechuza entre Madame, Honey y yo... —comenzó el profesor, mientras que abría su portafolio llenó de papeles— Me gustaría que le dieras algo... ¿Podrías? —preguntó mientras lo miraba interrogativamente. Matt casi suspiro de alivio. Asintió mientras juntaba sus manos, para estrujarlas, ahora curioso.

— Yo puedo llevar lo que quiera...

—Bien —dijo y sacó una pluma y pergamino para disponerse a escribir.

— ¿Crees que le podrías llevar eso, ya? —murmuró el profesor despertando a Matt de su ensimismiento. Bones lo miró confundido y luego asintió.

—Iré ya mismo, profesor...—exclamó con una sonrisa.

—Bien, entonces espera afuera ya te doy la carta. —Matt sonrió y salió como le habían indicado.

Sí, Remus Lupin se encontraba como colegial. Nervioso. Tenso. Más por el contenido de la carta, que por el regalo, sin embargo, aunque no quería admitirlo, el regalo había hecho que su estómago diera un vuelco. Puso las cosas en la mesa, y las miró fijamente. Sin saber a cuál hacerle caso.

''Primero la carta'' Pensó Remus. Tomó el sobre que venía entré el libro, y con mucho cuidado, sacó el pergamino que traía en su interior. Lo desdobló con la mayor de las atenciones, y después se dispuso a leer atento.

''Querido Remus.

Se me hace tan extraño llamarte por tú nombre aún. Quizás se me haga extraño porque no es debido. Pero hice algo indebido desde el momento en que me fije en ti, así que, no importa ya, supongo.

Los días fueron muy fríos cuando el profesor Snape daba tú clase. Sólo daba teoría, no cómo tú que nos das teoría y práctica. Y pues, para sincerarme, intenté no ir a ninguna de las clases. Sé que estuvo mal, pero no era lo mismo, así que no servía de nada ir, si no iba aprender nada.

Te mando esto porque ya estás aquí y me alegra. Y quiero que lo sepas. Además, me dijiste que no te molestaba que una loca te mandara cartas, así que te tomé la palabra y heme aquí. Y, sobre todo, porque quiero desearte una feliz navidad. No sé sí lo sea para ti, pero para mí lo es, porque estaremos y es lo único que importa.

Ya no sé qué más escribir, aunque sí lo sé. Pero no quiero aburrirte, así que sólo ten una Feliz Navidad, y, por favor, no vuelvas a faltar nunca más a tus clases. Haces falta.

Te extrañó,

Honey.

PD: Nunca dejes de leerme.

PD2: ¡Amo los libros! Espero que tú también. ''

Remus leyó y releyó la carta. No porque no entendiera su contenido, sino porque el bienestar interior que le hacía sentir era único y quería sentirse así, después de tantos años de soledad y sufrimiento, se sentía realmente bien. Pero era algo indebido.

Sin embargo, había hecho algo indebido desde el momento que le contestó.

Abrió el regalo envuelto en papel. Se sorprendió ligero, al ver que era un libro. Entonces recordó la posdata de la tarjeta, y entendió todo. Lo hojeó y al ver que sólo tenía una inscripción, alzó una ceja, algo extrañado. Sin embargo, algo le hacía familiar aquél libro.

De pronto recordó que Matthew estaba afuera. Sin tiempo que perder, tomó la pluma y mojando su punta en el tintero se dispuso a plasmar con rapidez pero delicadeza la contestación.

Cinco minutos después, la carta estaba lista. Y Matthew entraba al despacho del profesor.

— Tome —le pasó el sobre que rezaba ''Honey'' — Llévele esto... ¡Ah! Y con esto —acto seguido sacó una tableta de chocolate de uno de sus bolsillos. Matthew tomó la tableta y la carta, mientras sonreía torpemente.

— ¿Es todo?

— Sí, se puede retirar señor Bones —dijo el profesor. Matthew asintió y salió de la oficina disparado hacía la sala de los tejones. Con alegría dentro de él.

Mientras que la mirada azul se perdía entre las llamas rojas del fuego de la chimenea. Su mirada estaba ahí, pero su mente viajaba más allá.

''....así que sólo ten una Feliz Navidad, y, por favor, no vuelvas a faltar nunca más a tus clases...

Haces falta...''

— Haces falta... —susurró Lupin con voz aterciopelada, mientras cerraba sus brillantes ojos azules, con una especie de ardor, vehemencia y ternura abordando todo su cuerpo.



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Hoy recibí un mensaje pidiendo actualización y se sintió tan bonito que aquí me tienen de nuevo asdfghj :'3

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