Capítulo 16.
Comencé a caminar por toda la sala común, dando giros y giros, alrededor del sofá donde estaba sentado mi amigo Matthew. Y es que los nervios comían mi cuerpo y mis sentimientos en vida.
—Tranquila, harás un hoyo en el piso —me dijo. Yo lo miré con sarcasmo.
— ¿Cómo puedo estar tranquila? Sí más de medio Hogwarts sabe que mi amor por el profesor Lupin, es... ¡Ridículo! —solté desesperada. Él me miró y suspiró encogiéndose de hombros.
—Encontraremos una solución, mientras él no lo sepa —dijo poniéndose en pie. Yo lo vi preocupada.
— ¿Sabes? No me importaría, si el trabajo de él no corriera peligro...
—... Y qué tú puesto como alumna tampoco —murmuró y puso un brazo sobre mi hombro para tranquilizarme— Te entiendo. Pero tranquila. —susurró. Yo intenté tranquilizarme en el preciso momento en que entró Beth. Mi cejo se frunció y mi respiración se aceleró; ella venía del baño, y traía algo de su maquillaje corrido. Parecía que estuvo llorando.
— Elizabeth —murmuré en un tono medio agresivo, separándome de Matt. Ella me miró y su mirada fue igual de agresiva que mi tono.
—¿Qué quieres? —Wow, no me esperaba esa respuesta, y al parecer Matt tampoco.
— ¿Tú le dijiste a todo el mundo sobre el profesor Lupin? —pregunté directa. De pronto, su mirada se transformo, y me sonrió. Una sonrisa entre sarcástica y dulce, que me hizo enojar.
— Sí, fui yo —dijo sin pudor— ¿Por qué? ¿Algún problema? —mi enojo llegó a su límite.
— ¡¿Pero que rayos te pasa?! —grité y me acerqué a ella, próxima a darle una cachetada.
— Merlín —murmuró Matt y se puso entre ambas, sacando la varita. — ¡Tranquilas, las dos por favor! —ordenó. Me detuve, y Elizabeth también.
— ¿Por qué hiciste eso, Elizabeth? —preguntó mi amigo en un tono de decepción. La rubia lo miró y sonrió débil.
— ¿Qué? ¿Qué de malo tiene? —le espetó— ¿Qué de malo tiene que sus pretendientes sepan que en realidad quiere a un anciano? ¿EH?
— ¡Yo nunca te traicioné! —grité, próxima al llanto. Era mi mejor amiga.
— ¡Y yo nunca te quité a tú novio! —me devolvió. Fruncí el ceño ahora confundida. ¿Cuándo le quité al idiota enorme de Jack? Matt, igual de confundido me miró.
— ¿Charlotte? —me preguntó. Yo negué.
— ¡Yo jamás he salido con Jack! Lo juro por lo más sagrado —grité. No podía contenerme.
— ¡Pues qué te parece, que hoy me cortó! ¿Y sabes que excusa me puso? —dijo ella, mientras algunas lágrimas le recorrían el rostro. Yo negué— ¡Qué me dejaba, para intentar algo contigo! —susurró dolida. El tenso ambiente se tensó aún más. Ya no tenía mucho enojo, ahora sentía lástima, sin embargo seguí con mi coraza.
— Pues no te quería —le dije— Y Elizabeth, yo nunca hubiera salido con ése enorme baboso. Nunca. —Aseguré. Ella negó y se limpió las lágrimas.
— No. Él me dejó por ti. ¡Me has traicionado! —dijo. Su tristeza la cegaba en un odio contra mí. Yo seguía negando firmemente.
—Tú me traicionaste a mí —dije al Fin— Yo jamás hubiera hecho lo que me hiciste a mí, Elizabeth —continué. Matt nos miró a ambas incómodo. Él no sólo era mi amigo, sino también de Elizabeth, y obvio no la consolaría en frente mío. — Nos vemos mañana, Matthew —dije y subí. No podía más con esto. Él asintió y ya no supe que hizo, porque me fui directo a mi cama.
— Merlín —murmuré tirándome en la cama, exhausta y con el llanto a punto de salir de mis ojos. Había perdido a mi mejor amiga, por culpa de un hombre. Y no, no sería yo orgullosa con ella. Pero ella, como me lo dijo en la cara, nunca me lo perdonará. Y era muy triste, que una amistad de años, de familia (ya que una vez, nos juntamos su familia, la de Matthew y la mía para festejar navidad) Se hubiera roto en menos de un día, y por un idiota. Suspiré lo más fuerte que pude y conté hasta cinco para poder conciliar el sueño. Y aunque me costó bastante, me perdí en la inconsciencia del mundo irreal.
Al otro día, me levanté un poco tarde. Y no supe sí Elizabeth llegó a dormir, sólo sé que me desperté tarde porque ella no me levanto.
Arg, sin duda su ausencia si se notaba. Llegué y me senté junto a Matt, aún la gente me veía, pero ahora lo primordial era desayunar pronto y luego ir a clases.
— ¿Buenos días? —preguntó Matthew mientras me sentaba a desayunar. Yo lo miré.
— ¿En serio?
— Bueno, no. —Contestó y dobló su periódico— ¿Cómo estás?
— Mal —respondí. Él sonrió.
— Ya somos tres.
— No es mi culpa... —respondí sin verlo, mientras tiraba al plato la comida que encontraba. Él apoyó su cara en sus brazos.
—Lo sé...
— Tranquilo, no estoy tan mal —dije y comencé a devorar lo que puse en el plato. Era de las personas que comían más en la ansiedad. Él sonrió de lado y asintió.
— Vale, pero la rubia sí.
— ¿La ayudarás? —pregunté mientras tomaba un descanso de tantos waffles. Él asintió.
— Es mi amiga también —contestó un poco apenado. Yo asentí.
— No hay problema —susurré y terminé el plato demasiado rápido. Matt vio la hora y suspiró poniéndose en pie.
—Vamonos, Charles. Qué nos toca con el profesor Lupin, y sí llegamos tarde quizá se enojé más —dijo. Yo me puse en pie limpiando mi boca con la servilleta... ¿Enojarse, más?
— ¿Enojarse más? —pregunté captando tarde. Matt comenzó a caminar por el comedor mientras lo seguía.
— ¿Crees que él no sepa lo que ha ocurrido aquí? Son muchos los chismes, y vamos, tuvo que saber algo...
— ¡No, Matt, no puede ser! —dije elevando mi voz. Él me miró mientras surcábamos los pasillos como saetas. Él se encogió de hombros.
— Todo puede ser —susurró y entramos en el aula de D.C.A.O. Yo me senté, perdida en mis pensamientos. Matthew se sentó junto a mí.
— Me va a regañar —murmuré. Y quería todo, menos un regaño por parte de él. Quería todo, una expulsión, burlas, todo menos un regaño. Me dolía decepcionarlo. Pero Matt sonrió y de lado y me tomó por el hombro.
— No te preocupes. —Y sonrió de nuevo tan aliviado— En unos momentos más, entrará por esa puerta un sensual profesor, con un sensual caminar iluminando a todos con una sonrisa, y verás que como si nada —dijo. Yo sonreí de lado, y en esos momentos se abrió la puerta, pero en vez de ver a un sensual profesor, con un sensual caminar y una sonrisa luminosa, vi a Snape, recto y con cara de asco. Miré a Matt, confundida.
— ¿Seguro que ese es el sensual profesor? —pregunté. Él me miró igual de confundido.
— No —respondió, y no pudo hablar más ya que Snape comenzó a hablar.
— Muy bien, hoy veremos a los licántropos. Sé que para ustedes es un tema tedioso, pero no tanto como para mí —murmuró— abran sus libros en la página 394 Y comenzarán a leer el tema, presten atención ya qué será su tarea... ¿Sí señor, Bones, alguna duda? —preguntó viendo a mi amigo, el cual había alzado la mano para hablar.
— ¿Y el profesor Lupin? —preguntó. Snape lo miró y ladeo la cabeza.
— Salió. Volverá en algunos días, ahora todos a la página y concéntrense en su lectura —ordenó y el silencio se hizo presente. Gruñí por lo bajo abriendo el libro. Mi Re... El profesor había salido. ¡Y tardaría en volver! Bueno, por lo menos, eso haría que no llegarán los rumores, y en parte me alivió, pero... Él alegraba mis mañanas con sonreír, y ahora tenía las sonrisas de Snape que no eran para nada alegres. Iba a comenzar a leer, cuando mis compañeros de adelante me aventaron una bolita de papel. Yo arrugué el ceño y desenrollé el papelito.
'' Eh, Studdert. No te entristezcas por Lupin, yo te puedo consolar'' —decía el papel. Yo gruñí y vi que el que me escribía era el imbécil de Cedric Diggory. Rodé los ojos y comencé a responderle.
'' No sé de qué hablas, idiota. Ponte a leer y déjame en paz'' —escribí con mucha furia y se lo tiré. A los pocos segundos me fue devuelto.
''¡Qué mal educada! Con razón el profe Lupin no te hace caso'' —decía. Yo algo harta le contesté.
'' El profesor me pone más atención de la qué te pone a ti tu mamá. ¡Déjame! '' —y se lo aventé con furia.
— Studdert, Diggory ¿Tienen algo que compartir a la clase? —dijo Snape, el cual no sé en qué momento se posicionó a nuestro lado. Maldije en mi mente, y no respondí— Señor Diggory el papel —Cedric se lo dio sin remordimiento alguno. Volví a maldecir cuando vi que lo leyó.
— Qué mal gusto, señorita Studdert —dijo Snape una vez hubo terminado de leer. Yo me encogí de hombros.
—No sé de que habla —respondí. Él sonrió torcido.
— Claro que no. Sin embargo, esto será algo muy interesante para el profesor Lupin —dijo y sin más se guardó el papelito en un bolsillo de su túnica. Entonces sí, maldije por Morgana, Salazar y Merlín.
— ¿Qué decía el papelito? —me preguntó Matt, mientras salíamos de la aburrida clase. Yo negué.
— Diggory y sus estupideces, casi confesé que me gustaba el profesor —respondí. Matt suspiró.
— Y todo lo decía en ese papel.
— Ajá —respondí.
— Y sí lo ve el profesor, estás frita.
— Ajá.
— Y quieres que te ayude a recuperarlo.
— Ajá.
— Será un placer —dijo sonriendo de lado. Lo miré y sonreí con él.
— ¿Sabes que es lo mejor? Qué la navidad ya casi llega, y tú te estás ganando el regalo más grande que pueda existir en la tierra —dije y le planté un beso en su mejilla. Él sonrió y se encogió de hombros.
— Ahora soy tu mejor amigo. Y prometo no fallarte —musitó mientras caminabamos al gran comedor, a la par que algunos copos de nieve comenzaban a caer fuera del castillo.
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Mientras editaba el capítulo recordé que tenía un fanfic de Alan con Gary Oldman, bc ambos son mis crushes de toda la vida :'( ASDFGHJ y también recordé que Alan jamás tuvo hijos propios, que odiaba a las barbies y le desesperaba que sus sobrinas divinas sólo pidieran eso para navidad. ¿Se entiende que es como perder a alguien de verdad? Todavía no lloro, pero seguro que dos días más tardaré en asimilar la noticia, entonces sí goodbye world.
Les dejo música deprimente porque masoquista se nac, asdad :'(
When I See you again, Alan.
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