Capítulo 13.

No tardé mucho en salir de la enfermería, sin embargo, al hacerlo, de lo primero que me enteré era de que Sirius Black había entrado en Hogwarts. Y qué el día en que me enfermé, todo el alumnado había dormido en la sala común.

—Fue genial, podías moverte y los profesores no lo notaban, estaban viendo más las ventanas que a nosotros... —Comentaba Elizabeth durante el desayuno. Yo la miraba haciendo muecas; Hubiera sido muy genial haber estado con los demás. Era un hecho que podías ver cada mil años.

— ¿En serio? —Preguntó Matthew— Ahora comprendo donde estabas —Dijo mirando la mesa de Gryffindor. Ella se sonrojó y se encogió de hombros.

— ¿Y atraparon a Black? —Pregunté un poco más preocupada por eso. Ambos negaron.

—Para cuando se dieron cuenta que había entrado, él podría haber vuelto de nuevo a Azkaban, y por eso han redoblado las medidas de seguridad, ahora no puedes salir de aquí —Dijo Matthew con aire nostálgico. Asentí y me puse en pie.

—Es para nuestra seguridad — Respondí.

— Sí, si nuestra seguridad — Resopló Beth viendo el reloj—. Bien, vamos a historia de la magia, a recuperar mis horas de sueño con el profesor Binns —Matthew rió y yo suspiré; No quería entrar, no por aburrirme, sino que necesitaba estar en paz conmigo misma.

— ¿No vienes? — me preguntó Matt.

— Al rato los alcanzo, tengo algo que hacer primero —Mentí y sonreí. Él me devolvió la sonrisa y se fue charlando con Beth. Yo suspiré y comencé a caminar, no tenía rumbo fijo. Primero salí del gran comedor, y después, no supe a donde fui.

¿Qué me pasaba? Era lo qué me preguntaba. Nunca antes me había sentido así. Quizás era la adolescencia que me venía a golpear fuertemente. Yo siempre me había resistido a todo: A los cambios, a la moda, a hacer cosas indebidas, como molestar a los demás, a mentir, a enamorarme...

¿Enamorarse es una cosa indebida? No lo creía así, porqué sino, nadie se enamoraría, pero... ¿Qué era el amor? Y mi pregunta no tenía respuesta y a la vez, mil definiciones. Sin embargo, sí iría preguntando por ahí, todo el mundo me daría su definición, única.

—Charlotte — Llamó la tosca voz de Zack Sharkey Suspiré, justo lo que necesitaba. Me giré con una sonrisa a medias para no pareces mal educada.

—Hola — Respondí. Él intentó sonreírme, y se veía algo nervioso.

— ¿Cómo estás? — Me preguntó.

—Bien, muy bien. Gracias ¿Y tú? —Pregunté poniendo un mechón de cabello detrás de mi oreja.

—Bien.

—Me alegra —Contesté asintiendo.

—Supe que fuiste a la enfermería, ¿de verdad estás bien?

— ¡Oh sí! No fue nada, un alimento que me produjo algo de malestar, me recuperé rápido, gracias.

—No es nada, y... —Se encogió de hombros y se acercó un poco más a mí— ¿Sabes? Me gustaría que me perdonaras lo de la otra vez, en la fiesta, ya sabes, no fue mi intención

—Claro, te perdono. En realidad, el alcohol tiene la culpa de todo —Comenté sonriendo. Él se vio aliviado y se despeino el cabello.

—Bueno ya que todo quedó en el pasado, me gustaría saber si quisieras ir... a tomar algo, éste fin que vayamos a Hogsmeade —Sonrió ilusionado. Yo no sabía que decirle, en realidad no quería ir a ningún lado después de la desagradable experiencia sobre Black.

—Yo, es un honor que me invites, pero... Pero tengo cosas que hacer, y no estoy libre, lo siento.

— ¿Algún día que estés libre?

—Creo que estoy un poco apretada hasta Navidad —Me encogí de hombros sonriendo leve. Él asintió y también se encogió de hombros.

—Claro... Ehm, te veo luego ¿te parece?

—Sí, hasta luego — Me despedí y comencé a caminar para alejarme rápido de ahí, suspirando.

Traía tantas cosas encima, por un lado, no sabía si papá quería que yo volviera a casa. La gente preguntaba mucho sobre mí, creo que fue más culpa de mis padres en llevarme a tantas fiestas infantiles qué todo el mundo me esperaba siempre. Ahora mi padre, comenzaba a avergonzarse de mí, aunque no lo dijera. Mamá intentaba contenerlo, pero mi hermano apoya a mi padre; Quería que salieran de éste colegio que no me trae nada provechoso.

Agotada, me fui a sentar en una banca. El pasillo estaba desierto, ya que todos estaban en clases, rogaba por no toparme con Filch. Suspiré y deje mi mochila a un lado, miraba a través de la ventana. La mañana era fría y el paisaje claro y bello, con un cielo azul. Por un tiempo, no se cuanto, me perdí en esa bella vista.

—Ho-Hola —Escuché un tartamudeo hacía mí que me hizo girar la cabeza. Al hacerlo, vi a Ron Weasley. Fruncí levemente el ceño e intenté sonreírle.

— ¿Qué tal? —Dije viéndolo. El chico parecía algo asustado así que me incliné un poco más hacía adelante.

— S-Soy Rrrrron We-we-Weasley — Se presentó. Suspiré leve y me puse en pie y le tendí la mano.

—Mucho gusto Ron, soy Charlotte, de Hufflepuff, y creo que tú eres un... Gryffindor ¿Cierto? — Decidí presentarnos a ambos para ayudar al pobre chico. Noté como se sonrojaba cuando nombré en la casa que estaba. Me respondió el saludo con la mano, y asintió.

— Sí, Gryffindor — Asentí y sonreí, vi el reloj y vi fue mi salvación aunque me tocara pociones.

—Ha sido un gusto, Ron Weasley, pero me tengo que ir a clases.

— Si claro, hasta h-hasta pronto — Me respondió mas confiado. Yo asentí y me fui del lugar, directo a las mazmorras.

—Hola Charlotte-me-salto-Historia-de-la-magia Studdert —Saludó Beth con su acostumbrado sarcasmo, sentándose junto a mí. Me encogí de hombros.

—Se me hizo algo tarde —Respondí y la charla no pudo seguir ya que Snape entró en el aula con su acostumbrado amable carácter de siempre. Todos nos quedamos en silencio mientras la clase continuaba.

— ¿Por qué no entraste a clase, Charles? — Preguntaba Matt sacudiéndose el resto de poción de su túnica.

— No lo sé, Matt, no tuve ganas. Y no tengo ganas de hacer nada, de hecho — Comenté con un dejo de cansancio, él me miró fijamente.

— ¿Sucede algo?

— No, nada es sólo qué... —Suspiré y negué.

— Vamos, cuéntame, para eso somos amigos... Ven, vamos a la sala común, total, tenemos dos horas libres — Lo miré y luego asentí no muy decidida. Caminamos a las cocinas y entramos en ella. Estaba vacía y tomamos asiento cerca de la chimenea.

— A ver Charles Charles, a ti nunca te entra depresión, al contrario tu nos ayudas a nosotros con tu sabiduría ¿Qué paso esta vez? — Preguntó viéndome a los ojos. Negué y me pase una mano por la cara.

— No sé, no sé. Yo, siento que un día voy a explotar.

— ¿Por qué?

— Pienso demasiado, pero no puedo decir. No puedo hablar, no puedo —Le dije un poco desesperada. Me puso una mano en el hombro, pero yo me sentía desconsolada.

— Cuentas conmigo y con Beth para todo, Charles. — Me murmuró — Además, claro que puedes decir todo. Tienes voz, tienes derecho a ser escuchada

—Matt... No es tan sencillo. ¿Cómo decirle a un padre que no escucha lo que te pasa? ¿Cómo contarle a quien te atrae que lo hace? ¿Cómo decirle a alguien que No? No puedo, simplemente, no puedo. — Suspiré y lo miré. Él se debatía en saber que decirme.

— No importa que tan difícil sea, haremos que te escuches. De una forma u otra — Contestó y luego sonrió — Mira, con tu padre, es cuestión de pedir ayuda a una amiga, a tu madre, que le conoce, ella te dará consejos — Comentó y luego pensó — Y para lo demás, bueno decir ''No'' a veces puede ser difícil, pero con al práctica podrás. Y... — Se recargó en el sillón mientras lo escuchaba atenta— ¿Por qué no le escribes lo que sientes por él? Se lo mandas bajo un seudónimo, y así él lo sabrás y tú te sentirás escuchada ¿te parece? — Me preguntó. Yo suspire y pensando, tenía razón y asentí.

— Me gustan tus ideas — Comenté. Él se encogió de hombros.

— ¿Lo ves? Todo tiene solución, ahora —Sacó de su mochila tinta y papel— Toma, comienza a escribir. Desahógate. —Tomé lo que me daba y asentí.

— ¿Qué tengo que decir? — Pregunté sin saber donde comenzar a escribir.

— Todo eso que quieres decirle Charles, y si una carta no es suficiente, puedes mandarle algunas más. Sé que te leera, es un tipo muy amable —Sonrió.

— Pensará que estoy loca.

— ¿Quién sabe? Anda, escribe. Mientras haré mis deberes — Comentó y yo asentí.

Al principio, duré algunos minutos con el papel en blanco. Después como si nada, empecé a escribir, como si le escribiera a un viejo amante al cual extrañaba demasiado. Pasó el tiempo y seguía pensMatto hasta que Matt me tocó el hombro.

— Ya es hora ¿está lista? —Preguntó señalando la carta. Yo asentí y tomé mis cosas, nerviosa.

—Espera Matt, se dará cuenta que es mi letra. Y además, si haces algo tú, podría sospechar de mí — Expliqué. Él asintió

— No te preocupes —Sacó su varita y apunto a su papel murmurando algo. Entonces vi cómo mi letra, se distorsiono y se vio muy distinta a la mía.

— Bien un asunto menos ¿Y si se da cuenta?

— No se dará, porque firmaste la carta con tu nuevo sobrenombre ¿cierto? —Negué, se me había olvidado esa parte.

— ¿Cómo me pondré? — Le pregunté. Él se quedó pensando.

— ¿Qué te parece... Honey?

— Mmmm, de acuerdo — Saqué el tintero y firme como ''Honey'' en la parte de abajo. Matt tomó la carta.

— Bien, ahora yo me encargó de que llegue a su destino, tranquila. Vámonos — Sonreí nerviosa y salimos de la sala común y nos dirigimos al Aula de D.C.A.O.

Iba a sentarme hasta atrás cuando Matt me detuvo.

— No, Charles, podría sospechar, más adelante y actúa natural — me dijo. Yo asentí y lo seguí, nos sentamos casi en medio, un poco más adelante. Yo estaba nerviosa pero lo disimulaba mirando mi libro. Fueron cinco eternos minutos para que al fin apareciera el profesor Lupin. Al verlo sentí que un escalofrío me recorría. No sabía bien que hacer, me sentía algo torpe. Matt me sonrió y lo vi de reojo.

— Hola chicos, por favor abran sus libros en la pagina 251, veremos un poco sobre lo que es un Poltergeist, no tiene que ver mucho con las Artes oscuras, pero como bien saben, debemos de tratar con todo — Comentó. Yo me fui rápidamente al libro, sería una perfecta ''distracción'' para que no se notará mi nerviosismo. Se escuchó el ruido de los libros hojeando.

— Muy bien, aquí en Hogwarts, Peeves es un perfecto ejemplo de Poltergeist, es... Mal educado, y algo bromista, pero lo queremos con toda el alma — Comentó sarcástico y algunos sonreímos — Ahora quiero que lean bien sobre ellos, pues de eso tratará su tarea — Nos dijo y se sentó.

Pasamos buen rato leyendo ya que ese ''poco'' eran mínimo cinco hojas, cuando iba por la cuarta, escuché su voz.

— Muy bien, quiero que una persona de cada pareja me traiga sus pergaminos con la tarea que les pedí y me los dejen aquí en el escritorio para leerlos — Pidió.

— Yo los llevo Charles — Me murmuró y le di mi tarea. Seguí leyendo, sabía que no debía voltear a ver, pero era algo inevitable, así que lo hice de reojo. Y vi como Matthew, antes de acercarse sacaba la carta. También vi como Matt hizo que un chico empujara a otro y éste derribara la mayoría de los pergaminos que estaban en la mesa. Vi como el chico se apuraba a juntarlos y Matthew le ayudaba. Al último mi carta quedo entre la masa de pergaminos, lejos de la tarea de Matthew y mía. Debía admitirlo, era un buen amigo. Después del incidente, sonó la campana para el cambio de clase, así que guardé mis útiles y espere a que Matthew guardara los suyos para salir juntos.

— Te lo dije, tu tranquila yo nervioso, Charles — Decía mientras salíamos.

— Eres el mejor — Le murmuré y caminamos al gran comedors":{"sr\guG}��


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