[Heartbeat]


—Muy bien chicas—interrumpió la directora cruzando ambos brazos con sus expedientes sobre el escritorio—A ustedes dos ya las había visto antes—susurró comenzando a revisar tales papeles—Creí que los malos entendidos habían quedado en el pasado.

—Entienda profesora que yo soy la víctima aquí —respondió Jisso con un tono melodramático—Ella simplemente me golpeó sin razón, está loca.

—¿Señorita Kang?—le llamo la directora—¿Algo que decir en su defensa?

—Es cierto, la golpeé —contesto cruzándose de brazos—Pero no fue sin razón, tengo una.

—No creo que una lo suficientemente buena como para recurrir a la agresión—comentó terminando de firmar su reporte, luego la observó.

—Mire esto—le interrumpió colocando su celular frente a ella—Durante el almuerzo alguien publicó este mensaje a través del foro estudiantil, si lo lee con atención, se habla acerca de un supuesto trastorno que padece mi compañera, Jeon Chaeyoung.

—Esa chica es bulímica, la información es verídica, ¿Qué hay con eso?—habló Jisso.

—Directora, independiente de si la información es verídica o no, me parece que se trata de difamación. Sabe lo mal que mi compañera la está pasando, todo el mundo habla de ella a sus espaldas.

—Bien, pero, no me queda una cosa clara, ¿La señorita Kim que tiene que ver en esto?

—Ella es quien lo publicó. Encontré el IP y me llevo hasta ella. Chaeyoung podría demandarla si quiere—se quejó Kang.

—MinA, lo siento—mencionó la profesora confundiendo completamente a la peli negro—No hay una sanción penal por difamación, se considera que no afecta la libertad de expresión, según lo establecido en el artículo 13 de la Convención sobre Derechos Humanos.

—¿Y que?—expreso MinA—¡¿No hará nada?! ¡¿Se saldrá con la suya?! ¡¿Quiere decir que...la reputación de un estudiante le importa poco?!

—No, pero por supuesto que no—se apresuró a decir. Luego, un pesado suspiró la abandonó—Terminemos con esto, ¿Si?. Jisso, quedas suspendida por tres días, vas a eliminar esa publicación en este instante, le ofrecerás una disculpa a la señorita Jeon y te quedarás a limpiar los salones después de clases.

—¡¿Qué?! Limpiar, ¿Con está manicura?

—MinA—soltó la profesora ignorando el comentario de Jisso—Quedas suspendida por las próximas dos semanas. No podrás poner un pie en esta institución antes de eso.

—¿Suspendida? Pero... ¡¿Y el baile de primavera?! ¿Dice que no podré asistir?

—Bueno, podría hacer una excepción ese día, si te disculpas con la señorita Kim Jisso, la agrediste al fin de cuentas.

—¿Disculparme? ¿Porque debería disculparme? Ella...ella—soltó tropezándose con las palabras por la indignación que estaba sintiendo en ese momento—¡Ella lo hizo!. Y...

—Bien, entonces la veré hasta el día lu...—dijo la señorita.

—Espere; Lo haré—interrumpió MinA apretando los puños a sus costados, se había quedado sin opciones, no podía faltar a ese baile, así que maldiciendo internamente se giró para quedar frente a Kim Jisso. Y con la dignidad y orgullo por los suelos, hablo—Lo siento. Fui, imprudente, temeraria, y...de verdad lo lamento.

Jamás, en toda su vida, nunca se había sentido tan humillada y furiosa como en ese momento, ese donde levantó la mirada y pudo divisar la sonrisa ladina en el rostro de esa chica que no hacía más que restregarle en su cara lo victoriosa que había salido.

—Muy bien, pueden irse.

MinA salió lo más rápido posible, quería gritar de rabia e impotencia, golpear algo tan fuerte para deshacerse del coraje porque prácticamente no había logrado nada. Levantó la mirada un segundo para tomar aire, y al recordar nuevamente todo lo acontecido, se revolvió el cabello con frustración, pataleó, y ahogó un grito.

—¿No te lo dije, Kang?—le escucho hablar a Kim—Yo...nunca pierdo.

—Oye. ¿De verdad tenias que causar todo esto?—cuestionó la peli negro—¿Tanto me odias? ¿Por qué involucrarlas a ellas?

—Parece que aún no lo entiendes. No sería divertido ir sola en tu contra, mejor ponerlos a todos.

—¿Qué?—espero con incredulidad.

—De la rubia lo entiendo. Pero. No veo a esa chica extraña merodeando a tu lado como siempre—mencionó acercándose con su celular en mano—Debe ser una carga tener a alguien así como amiga.

—Su nombre es Hana. Y ella no es lo que todos piensan ¿De acuerdo? La molestan sin siquiera tomarse el tiempo de conocerla. No es una carga para mi, sólo es imperfecta, lo sé. Pero dime, ¿Quién en este patético mundo es perfecto?.

—Oh vamos. No tienes porque ser mustia conmigo. ¿De verdad piensas eso?

—Lo hago. Es mi mejor amiga en todo el mundo. Y no voy a permitir que tú ni nadie le falte el respeto en presencia mía.

—Bien. Veamos que tanto les dura esa gran amistad de la que hablas.

Y con eso. Se dio la media vuelta, para disponerse a salir de ahí completamente ilesa. Dejándola en medio de ese pasillo sintiéndose aún peor.

—¡Oye! ¡Kim Jisso!

—¿MinA?—escuchó a sus espaldas, y con el simple hecho de escuchar esa voz, la tensión desapareció...y sólo deseó llorar hasta deshidratarse—¿Estás bien? Vine lo más rápido posible cuando me enteré, pero no te encontraba por ningún lado.

Ella giró. Y con los ojos cristalinos, corrió hasta aquel muchacho de negros cabellos y lo abrazó por la cintura, escondiendo su rostro entre su cuello. El, por su parte, primeramente se estremeció ante ese contacto, la observó sorprendido por un segundo, y finalmente, correspondió a ese gesto rodeándola con sus brazos, dio pequeñas palmaditas sobre su espalda para tratar de brindarle consuelo.

—Yo...sólo quería que recibiera las consecuencias de lo que hizo—balbuceó MinA sin dejar de sollozar—Pero, todo es tan maldita mente incordio. ¡No es justo! ¿Qué tiene de indigno padecer un trastorno? ¿Por qué algo tan intimo no puede quedarse ahí, escondido? ¿Por qué les importa tanto la vida privada de los demás? ¿De verdad deben ser tan entrometidos?

—Ya, ya pasó—mencionó SeokJin sin entender exactamente todo lo que había pasado para dejar a la pobre chics en ese estado—En esta vida MinA, hay que acostumbrarse a dos cosas: la pena de hallar intolerable la vida, y a la indiferencia hacia las injusticias.

La peli negro se separó lentamente de él, se secó las lagrimas bruscamente.

—Pero no quiero serle indiferente, Jin—espetó—No quiero perdonar, ni olvidar, tengo un código moral que proteger.

Jin la observó. Era la primera vez que le veía llorar. Se sentía como si estuviese ante un ser que no hablaba, ante alguien que sólo expresaba aquello que sentía a través de latidos de corazón que dolían como un taladro.
Se había vuelto loco cuando escuchó esos rumores, aquellos donde decían que ambas habían terminado en dirección. Estuvo buscándola por los pasillos durante mucho tiempo. En sus ojos, pudo ver una chispa que podía encender si quería, una fogata. El chico deseo no perderse esto, su corazón sabía que significaba.

—¿Puedo hacer algo para hacerte sentir mejor?—pregunto—Tú me llevaste a esa tienda de discos cuando pase un mal rato. Quiero, hacer lo mismo por ti. Tú sabes que al final, siempre estaré ahí.

—Sólo...¿Podrías decir algo sin cuestionar nada? Algo que realmente anhelaba que dijera la directora.

—¿Qué es?

—"Ella se equivocó"

—Wow, cuanto has madurado—exclamó el chico sarcásticamente abrazándola para hacerla sentir acurrucada nuevamente.

Sin embargo, ella sólo se sorprendió por tal acto. Nunca lo había tenido tan cerca.

—¡Oye! ¡Dijiste que me harías sentir mejor!

—Ella se equivocó—soltó tomándola desprevenida, guardó silencio y sólo permaneció inmóvil, incapaz de hablar—Hiciste lo correcto, y aunque no salió como esperabas, lo intentaste. Eso me gusta de ti.

MinA jamás se había puesto a pensar en que es lo que le gustaba de Kim Seok Jin. Se había detenido a aspirar su aroma y midió con sus brazos esa ancha espalda. Pero eso no era. Poco a poco se fue separando de él, dejando a primera vista cualquier aspecto minucioso de su fisonomía, acaso eran sus ojos que parecían de luna, o sus labios sabor fresa. ¿De verdad sabrían así?
Nunca se había detenido a pensar, en lo terrible que podría llegar a ser perderlo, y le aterró la simple idea de pensarlo. Luego sintió que estaba siendo ridícula por pensar de esa manera. Así que se separó bruscamente.

—Creo...que debería visitar a Chae y ver cómo está—mencionó MinA bajando la mirada nerviosa.

—Ah. Si...entonces, te veré luego—susurro aclarándose la garganta.

—Si, quizá me dé una vuelta en la tienda de mi abuelo por la tarde.

—Oh, hoy no iré a trabajar, le pedí el día libre—soltó causando confusión.

—¿Y eso?

—Tengo una cita.

"CITA" Esa palabra pareció resonar como eco por toda su cabeza.

—¿Una cita, dices?—balbuceo tratando de digerir esas palabras.

—Si, prepare una sorpresa para Suni. La invitaré al baile de primavera—explicó—En fin, me alegra saber que, estás bien.

—Si, gracias—susurró incapaz de decir algo más—Adiós Jin—dijo antes de seguir por el pasillo con el corazón a punto de salirse de su pecho.

«¿Cómo era posible que un simple abrazo la hiciese sentir así?» se preguntó. «¿No era raro? El hecho de que los corazones de las personas comiencen a acelerarse de repente con la persona incorrecta» Pensó.
Luego se detuvo un momento, y giró observando al peli negro de espaldas. ¿De verdad era la persona incorrecta? ¿De verdad querría ir al baile con ella? Él detestaba la idea del baile, entonces...¿Por qué tomarse la molestia de invitarla? Y ¿Por qué le importaba tanto?

—Vaya. ¿Y se pregunta por qué las chicas del café estaban vueltas locas por el?—espetó hablando consigo misma—Ni siquiera está haciendo nada, sólo camina y se ve...bien. Se ve increíblemente bien de hecho—murmuró y luego cayó en cuenta de lo que había dicho.

De su boca una carcajada salió. Y pensó, que a estas alturas, ya había perdido la cordura.
Kim SeokJin era sólo su amigo. A ella le gustaba Lim SeJun y a Jin parecía gustarle Suni.
Así eran las cosas. ¿Verdad?

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