[Aviones de papel]
Esa mañana MinA se había despertado con el pie izquierdo, no recordaba dónde había dejado la falda del uniforme, por lo que tuvo que usar la del año pasado, su madre tenía razón al decirle que era muy desordenada, esa le quedaba demasiado pequeña y sólo la hacía sentir lo suficientemente incómoda, además, al presionar para que la pasta de dientes se posicionará sobre su cepillo, había utilizado más fuerza de lo normal logrando que parte de ella cayera sobre su suéter color blanco. ¿Qué más le faltaba para empeorar esa mañana? ¿No encontrar un zapato?
Y en efecto. No lograba encontrar su bendito zapato.
—¡MinA baja ya a desayunar o se enfriará!—le gritó su madre desde la cocina.
Par colmo, de todas las mañanas, justo esa su madre había decidido llegar más tarde al trabajo para prepararle el desayuno. Eso parecía ser un mal presagio.
—Mamá, ¿Has visto mi otro zapato?—le cuestiono terminando de bajar las escaleras.
—Está en la sala cariño—respondió volteando una tostada tranquilamente—Ayer lo use para matar una araña en mi cuarto.
—¿Y como es que de tu cuarto fue a dar en la sala?—se cuestionó confundida.
—Porque lo aventé—respondió restándole importancia—Al final la araña escapó y yo dormí en el sofá, sabes que tengo una terrible fobia hacia ellas.
—Lo sé—contesto tomando asiento al terminar de colocarse aquel zapato negro.
Y es que enserio.
Su madre si poseía una terrible fobia con esos insectos.
—Por cierto, necesito que visites al abuelo antes de ir a la escuela—habló su madre terminando de guardar varias cosas en su bolso.
—¡¿Al abuelo?!—espetó con fastidio—¿Por qué? Él odia que lo visitemos al hospital y lo sabes perfectamente. Es un viejito tan...
Si a MinA le pidiesen definir a su abuelo con sólo tres simples palabras utilizaría: Odioso, enfadoso, y antipático. En caso de que sólo fueran tres palabras, de lo contrario habría una lista interminable.
—Pero es tu abuelo y es familia—exclamó tomando las llaves—Compra unas flores de camino y luego ve con el, te veré en la noche linda—se despidió depositando un efímero beso sobre su frente.
Y luego simplemente salió de la casa dejando a una peli negro desayunando completa y totalmente sola.
Ahí se encontraba. La Habitación 312 en aquel tercer piso.
MinA observó una última vez la puerta color blanco y tomó una fuerte bocanada de aire para tranquilizarse, luego la deslizó para dignarse a entrar.
—Le dije a tu madre por teléfono que ya no vinieras—exclamó el anciano una vez pudo visualizar a su nieta en la entrada—Y deja de traerme flores, traen más bichos.
La peli negro rodó los ojos con fastidio y terminó de adentrarse en el lugar caminando con pasos desganados hasta el pie de la camilla.
—No son para ti—respondió tratando de no implementar un tono tan brusco—Son para el enfermero guapo que a veces te trae tu comida, además brinda alegría al lugar y aleja tus malas vibras.
La chica tomó un florero color azul, mismo que su madre había comprado junto con el primer ramo de flores que le regaló a su padre. Después lo lleno con un poco de agua de la llave y sumergió ahí los tulipanes de color blanco.
El viejito decía odiar las flores, pero MinA sabía, que muy en el fondo, amaba los tulipanes porque le recordaban a su abuela.
—Gracias, pero estoy seguro de que a tu abuelo le gustan estos bellos tulipanes—interrumpió el enfermero guapo entrando al lugar con una bandeja de comida—Pero me quedare con el cumplido.
MinA en ese momento quería que la tragase la tierra.
—Como sea...—se quejó el viejito.
—¿Se siente mejor?—continuó el mismo chico dejando la charola frente a él—Es bueno que coma su fruta después de la hipotensión de esta mañana. Ahora me iré para que puedan seguir platicando, vendré más tarde con los resultados.
Finalizó con una leve reverencia y acompañado de una sonrisa salió de la habitación.
—Si es muy guapo—murmuró la peli negro.
Ambos guardaron silencio por los siguientes minutos. Silencio que el abuelo de MinA se encargó de romper.
—Escúchame un minuto antes de que muera y vayas a clases—soltó de la nada haciendo que la chica formara una mueca en su rostro.
—No me interesa.
—Sólo..
—Ya dije que no me interesa—interrumpió mirando hacia otra parte, sabía que si lo miraba a los ojos, en cualquier momento terminaría llorando cuán magdalena—Y deja de decir que vas a morir otra vez. En la última consulta terminé con más de siete sermones porque según tu corazonada, ese era tu último día.
—Aún así te lo diré—soltó restándole importancia a todo—Quiero morir con estilo.
—Dije que no vas a mo...
—¿Sabes cuál ha sido el error del que siempre voy a arrepentirme?—le interrumpió poniéndose de pronto serio. (Más serio que de costumbre)
—¿Cuál?—respondió bajando la mirada hacia sus manos entrelazadas.
—El darme por vencido demasiado rápido—comentó serenamente, mirando por la ventana—Con tú abuela, con tu madre, contigo, con todo y todos lo que me rodeaban, jugué a cosas muy seguras en esta vida, que terminaron siendo fracasos morales.
—Abuelo...
—Así que MinA, nieta mía —interrumpió nuevamente tomándola de la mano—Toma riesgos, comete errores. Así es como crecerás. El dolor nutre el coraje. Tienes que fallar para poder poner en práctica la valentía.
MinA esa mañana salió de aquella habitación pensando en nada, sintiéndolo absolutamente todo.
—Pss—escuchó ese siseo retumbando en su oído izquierdo, sin embargo creyó que sólo era imaginación suya, por ende no hizo caso omiso.
—Pss—volvió a escuchar.
¿Acaso había algún mosquito queriendo chupar su dulce sangre?
Algo fastidiada espantó con sus manos cualquier animal que atentara en contra suya y siguió anotando todo lo que el profesor escribía en la pizarra. La química no era una materia que se le facilitara y más si de experimentos se trataba, la última vez casi incendia el laboratorio y tuvieron que evacuar a todos los alumnos de ahí.
De pronto, un avión de papel hizo presencia sobre su libro llamando completamente su atención. Entonces, levantó la mirada topándose con una cabellera de color morado.
¿Qué rayos hacia Jin en ese lugar cuando no compartían esa clase?
El peli morado debió notar su expresión, pues...
—Lee lo que dice—susurró señalando aquel avioncito.
La peli negro aún confundida, desdobló aquella hoja.
"A mi no me puedes engañar. Mueres de aburrimiento"
Leyó.
Automáticamente MinA tomó su lapicero, escribió una respuesta y luego devolvió ese avión a escondidas del maestro.
"¿No deberías estar en clase en lugar de distraerme?"
Poco después recibió su contestación.
"Hoy...no me siento muy bien"
"¿Qué sucedió?"
Contestó recordando el tema de su madre enferma.
"Salgamos de aquí y lo sabrás"
Fue lo último que leyó antes de ver salir al peli morado por la puerta como si no le importara en lo mínimo que el profesor lo observara. ¿A donde iban? ¿Saldrían de la escuela? ¿Jin se saltaría las clases? ¿Por qué se sentía emocionada? ¿Estaría bien seguirlo o continuar con química?
Miles de cuestiones aparecieron en su cabeza, jamás se había saltado clases o se había atrevido a salir de la escuela en horario laboral, si su madre se enteraba de eso, la mataría, pero entonces unas palabras aparecieron en su cabeza:
Toma riesgos, comete errores. Así es como crecerás. El dolor nutre el coraje. Tienes que fallar para poder poner en práctica la valentía.
Y sin pensarlo más, tomó sus cosas y salió de ese salón.
Salió en busca de Kim Seok Jin.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top