》Dieciocho《
>C a p í t u l o D i e c i o c h o:
Baño de chicas
Habían transcurrido al menos tres semanas. Casi un mes. Y debo decir que nada había cambiado desde entonces. Lo cual no estaba bien, porque bueno, debería estar por lo menos conquistando a ________ sólo un poco, pero más bien, me había vuelto su amigo de nuevo. Un amigo gay.
No soy gay, ¿de acuerdo? Aunque no sé si ________ esté al tanto de eso.
Hace dos semanas, Ethan por poco nos encontró besándonos en mi oficina. Eso pareció asustar a ________, o al menos es mi única explicación a que haya decidido mantener la distancia nuevamente, amigos y sólo amigos, dijo ella.
Mi hermana tenía nuevo novio. Y no, no era Alonso. Recuerdo claramente llegar a casa y encontrarlo empapado en lágrimas, comiendo un grandísimo bote de helado de vainilla, y mirando Bajo la misma Estrella en la sala, también recuerdo que no paro de gritarle "no confíes en ella AUGUS, te enamorará, te romperá el corazón y luego te dejará botado en cualquier basurero por irse con un guapísimo fotógrafo inútil" al chico de la película. Dramático. Pero comprendía su dolor. Y para empeorarlo aún más, el idiota del novio de mi hermana, era el hermano de Ethan. Quiero decir, no podía pasar algo peor.
Fue una semana dura para él. Y para mi billetera también. Me obligo a comprar botes de helado todo los días. Literalmente era lo que desayunaba, comía y cenaba. Yo también, así que... no puedo quejarme.
Y después, cuando Alonso había "mejorado" y creíamos que las cosas finalmente saldrían como lo habíamos planeado. Una desgarradora noticia tocó a mi puerta.
— ¿________? ¿Qué haces aquí? Creí que saldrías de compras con la rubia maniática. —le había dicho a la chica que me aceleraba el pulso y la respiración, de una manera sobrenatural.
Su mirada ese día parecía más tímida ese día. Nerviosa, quizás. Ahora sabía porque.
— Si ella... me espera en el auto. —señaló con nerviosismo hacia el Mini Cooper blanco estacionado enfrente. Beth me dedico una mirada de odio, como siempre lo hacía.
— Bueno, ya me dirás porque tanto misterio. —le sonreí, pero ella sólo pudo hacer una mueca y suspirar.
— Quise venir personalmente para hacer esto... tenia todo un... muy largo discurso que en verdad quería decirte pero... Justo ahora... creo que lo olvidé. —mordió su labio con un nerviosismo bastante obvio.
— Vale, dime. No te preocupes por las formalidades, Cisne. —volví a sonreír pero eso sólo pareció abatirla más.
Estiró su brazo, y fue cuando noté el sobre blanco que tenía en mano. Estaba perfectamente adornado por un moño plateado.
— ¿Qué es esto? —pregunté, tomando el sobre.
Lo miré atentamente. Y escuché mi corazón detenerse, y romperse en pedazos tan diminutos e irreparables.
— La invitación para mi boda... Jos. —su mirada era de preocupación ahora. Esperaba a que reaccionara, a que hiciera algo, pero no podía apartar la mirada de las letras escritas en dorado, "Ethan y ______".
Realmente había llegado ese día.
Después de eso, entre a casa y acabe con el resto del helado, llorando y mirando la película que siempre veíamos _______ y yo. Nuestra película favorita.
Alonso intento animarme durante todo ese tiempo. Supongo que éramos solterones rotos, compartíamos el sentimiento.
Y a pesar de repetirme que el siguiente día podría ser mejor, realmente no creía en ello.
Ahora las cosas eran distintas. Y el final en el que _______ y yo terminábamos juntos, era cada vez menos visible.
Tal vez era tiempo de dejarla ir. Por completo.
Empine la copa de cristal sobre mis labios, y sentí el ardor de la vida cruzar por mi garganta y llegar hasta mi estomago.
Aparte de solo y triste, también eres alcohólico. Vas bien Jos, muy bien.
Miré como los invitados y personas de alta clase, comenzaban a llegar y platicar entre sí, lo cual sólo me daba un dolor de cabeza impresionante.
— Gran evento, Joven Canela.
Dijo un hombre que parecía sacado de un anuncio de perfumes. Tenía toda la finta de ser modelo y claramente, millonario.
Asentí con la cabeza y le dediqué una sonrisa corta, esperando a que se fuera, lo cuál hizo al instante en el que pedí otra copa.
Más personas de acercaban y me saludaban, todos eran amigos de mi abuelo, y la verdad, tenía el menor interés en cómo se encontraban ellos.
Hoy era el dichoso desfile de modas que habíamos estado organizando por tanto tiempo. Y para ser honestos nunca me imagine estar en este estado.
________ estaba detrás del escenario, con modelos de todas partes del mundo, ayudándolas con sus ostentosos atuendos. Pero eso sólo lo sabía porque Alonso me lo había dicho, realmente no la había visto en todo lo que había transcurrido de la noche.
— Terminarás en un centro de ayuda a alcohólicos anónimos si sigues tomando así. —comenzó Alonso, llegando a la par mía para quitarme la copa de las manos. El rubio le dio un pequeño trago y sonrió.
— No me importa. —respondí en un gruñido.
— Vamos hermano, no puedes estar triste para siempre.
— Si, si puedo. Mírame hacerlo. —hablé poniendo mi cara más depresiva y atormentada.
— Basta. Ahora mismo deberías ir con ella y besarla.
— ¿Acaso olvidas que ella me pidió espacio? Y cuando las chicas piden eso, es porque te detestan o eres feo. En mi caso, es la primera opción, obviamente.
Alonso rodó los ojos.
— Ugh. Ustedes dos me estresan terriblemente. —se queja con gruñido, dándole otro trago a la bebida.
— Pues adivina que... me vale mier... —mis palabras se perdieron en mi boca, mientras detrás de Alonso miraba el grupo de personas que llegaba animadamente.
Ethan y sus molestos hermanos.
¿Qué carajos hacen ellos aquí? Solo gente con clase entra, no tres chimpancés pulgosos.
— Él. —gruñi recordando el hecho de que me había robado a la única chica que he amado en toda la vida.
— Él. —gruñó Alonso, mirando al otro chico junto a Ethan, recordando seguramente que ahora era el novio de Fernanda.
Pronto Alonso y yo, miramos ceñudos a los hermanos problema. Bufando y hechando humo hasta por los oídos.
— ¡Hey, guys! —saludó Ethan caminando hasta nosotros.
— Viene para acá. —anunció el rubio con total nerviosismo.
— Finge que no los hemos visto. —hablé rápidamente.
— ¿Cómo? —esta vez parecía más aterrado.
— Finge que se te cayó un arete.
— ¡Nisiquiera uso aretes, idiota!
— ¡Entonces finge que se te cayó tu lente de contacto! —exclamé y lo empujé rápidamente, haciendo que se agachara de cuclillas al suelo.
Ethan y los demás ya nos habían rodeado, yo me había agachado junto al rubio, fingiendo que no habíamos visto ni escuchado nada.
— Jos, Alonso what are you...
— Oh, mi lente de contacto. —soltó Alonso, moviendo sus manos torpemente por el suelo.
— Are you guys okay? (¿Están bien, chicos?) —insistió.
— Si, no es nada que te importe, de hecho. —hablé con algo de mordacidad, Alonso se puso de pie junto a mi, sintiendo mi agresividad.
Ethan me miró un tanto temeroso, pero luego de varios segundos de silencio, sonrió nervioso.
— So... where is _______? (Así que... ¿Dónde está ________?) —preguntó.
Iba a contestar de mala forma, como ya era costumbre, pero me contuve, pensando que le vería muy seguido después de la boda. Lo cuál sólo me recordó la realidad. Tomé un respiro y hablé de mala gana.
— Detrás del escenario. —hablé con una mueca.
Podía sentir como mis puños se cerraban automáticamente al ver a Ethan encaminarse hacia el escenario, era como si de pronto toda mi furia quisiera salir y explotar.
— ¿Vendrá tu hermana, cierto? —preguntó el hermano de Ethan. Grayson. Quien sorprendentemente hablaba muy bien español.
Alonso se volvió un tomate. Un tomate violento.
— Pregúntale a ella, es tu novia ¿no? —soltó el rubio, dando un par de pasos al frente, para encarar al chico bronceado.
— ¿Tú que eres? ¿mesero? —cuestionó con una ceja alzada.— Tráeme algo de vino, por favor. —habló arrogante para luego volver su mirada a mi.
— ¿Disculpa? Cerdo mediocre. No soy ningún mesero, y tú puedes conseguirte tu estúpido vino caro, para eso tienes esas manitas, ÚSALAS PARA ALGO, cretino hijo de...
— El es Mi primo. —interrumpi y Alonso me miró furioso.— Alonso. Tiene problemas de agresividad, discúlpalo. —le dije con una sonrisa falsa a Grayson. Luego miré a Alonso.— Por cierto, creo que te necesitan con los vestidos. —comencé a hablar, abriendo los ojos hacia Alonso.
El estaba demasiado descontrolado, podía verlo en su cara, y si seguía hablando con Grayson, esto terminaría mal. Y mi abuelo me mataría.
Nos alejamos inmediatamente del chico, y Alonso se zafó de mi agarré con una fuerza tremenda, para después mirarme molesto.
— ¿Qué ocurre contigo? Ese idiota que seguramente tarda más horas en peinarse que mi madre, acaba de insultarme y tú sólo me haces a un lado. —exclamó.
— No quiero problemas, Villalpando. Conozco a los de su clase. Y créeme que nada bueno sale de ellos. —hablé negando con la cabeza, el bufó.
— No puedo creer que le permitas a tu hermana salir con tipos como ese.
— Oh, no lo hago. Fernanda sabe que tarde o temprano lo mataré por acercarse a ella. Nadie puede fijarse en mi hermana.
— Sólo yo. —lo escuché susurrar, aunque el creyó lo contrario. Sonreí de lado para mi mismo.
— Iré al baño. No causes problemas. —advertí apuntándolo con un dedo acusador.
Me encaminé hasta los sanitarios, con mil y un cosas en la cabeza.
La boda de _________ sería dos días después de mi cumpleaños. Lo cual no podía significar algo peor.
Las esperanzas estaban por el suelo.
Realmente esa relación de amigos-en progreso que ahora teníamos, me estaba matando. No la había besado ya en mucho tiempo, y cada que la veía mis sentidos salían a flote, y lo único que deseaba era arrancarle esos bonitos labios con la boca.
¿Porqué tenía que ser ella? De tantas chicas en el mundo, me enamoré de la chica que no puedo tener. Fantástico.
Entre al baño, aflojando mi corbata con una de mis manos. Y mirando al suelo, alce la mirada. Miré el espejo, y me lleve una gran sorpresa al ver el reflejo de una chica de ojos avellana, mirándome de la misma forma que yo a ella.
— ¿Te perdiste, Cisne?
Se dio la vuelta para encararme. Trague saliva cuando noté lo jodidamente bien que le quedaba ese vestido negro. Podía ver lo Perfecto y redondo que era ese precioso tra...
Contrólate Canela.
— No, sé perfectamente que estamos en el baño de CHICAS. —respondió remarcando lo último.
— ¿Chicas? Por supuesto que no... —enseguida miré hacia todos lados, intentando buscar una prueba de que era el baño de chicos. Pero claramente no las había.—... quizás éste equivocado, sólo quizás.
— ¿Qué acaso la palabra Damas escrita en la puerta del baño, no es suficiente para saber que aquí solo entran chicas, Jos? —ahora parecía divertida. Puso sus manos como jarras a cada lado de su cintura y me miró sonriente con una ceja alzada.
— ¿Decía damas? Por alguna razón leí camas. Supongo que mi subconsciente me pide tomar una siesta. —murmuré con el ceño fruncido. Realmente estaba muy distraído últimamente.
________ rió a carcajadas. Lo cuál me hizo sonreír inevitablemente. Bendito y glorioso sonido.
— ¿Qué esperas? ¡Fuera, Jos! No queremos que las chicas te vean aquí, ¿cierto? Podría arruinar la prestigiosa imagen de Jos Canela. —rió levemente.
Camino hasta mi, y mis nervios salieron a flote. Mi corazón palpito tan fuerte que creí que saldría por mi pecho en cualquier momento. Sentí la humedad en mis manos. Trague saliva y contuve la respiración. Por alguna razón me sentí extrañamente inexperto en todo.
Pero una gran decepción se presentó cuando vi que no venía hacia mi, sino a abrir la puerta del baño, la cual estaba Justo detrás de mi.
Eso fue triste. Más ilusionado no pude haber estado.
— Bien, Jos... —comenzó, tomando la manija de la puerta.— hora de irse. —sonrió y jalo la puerta. Pero esta no abrió. Nuevamente lo intentó, pero la puerta seguía cerrada.
— Se supone que debes abrirla. —hablé divertido por la expresión en su rostro.
Me miró mal, lo cuál me hizo reír por lo bajo. Intento un par de veces más, y jaloneo una y otra vez la manija.
¿Qué tan difícil podía ser abrir una jodida puerta?
— ¿Necesitas ayuda? —pregunté. Ella se hizo a un lado, y tomé la manija con un aire de confianza.
La jale. JURO QUE LO HICE. Pero la puerta parecía estar dispuesta a no abrirse.
— Algo está mal.
— Oh, no me digas, Jos. Realmente no lo había notado. —habló sarcásticamente la castaña junto a mi.
— Está... ¿atascada?... —mis nervios comenzaron a descontrolarse.— ¿¡ATASCADA!? NO, ¿PORQUE TENIA QUE SER EN UN BAÑO? ¿PORQUE NO EN MI CASA O ALGO PARECIDO?
— Jos deja de gritar como una niñita asustada. —se quejó ella.
— Dijo la otra niñita asustada.
Ella rodó los ojos.
— Solo llámale a Alonso o a alguien, para que habrá la puerta.
— ¿Y porque no lo haces tú? Podrías perfectamente llamarle a Ethan, para que venga al rescate como un puñetero príncipe azul de Disney. —me cruce de brazos.
— Mi teléfono no tiene batería, lo dejé cargando en los camerinos de las chicas. —comenzó.— ¿Y que tiene que ver Ethan en esto? —añadió frunciendo el ceño.
— Nada. —gruñi.
Tomé mi teléfono del bolsillo, y marqué el número de Alonso. Enseguida lleve mi teléfono al oído.
— ¿Alonso?
— ¡WUUUU! Eso es, hasta abajo, hasta abajo, hasta abajo. —exclamó coreando las palabras con un tono pegajoso.
Fantástico. Esta ebrio.
— ¡Alonso! —exclamé.
— ¿Quién es? ¿Fernanda eres tú? ¿Finalmente entendiste que soy el chico perfecto para ti? —comenzó.
— No idiota, soy Jos. Necesito tu ayuda. Estoy encerrado con ________ en el baño de chicas del Quinto piso.
— ¿Estás enterrado con _________ en el año de Chokis chiquito piso? —respondío confundido.
— ¡ESTOY ENCERRADO EN EL BAÑO, IDIOTA!
— ¿Espera quien eras?
— UGH. ALONSO, MALDITO ESTUPIDO, VEN AL BAÑO DE...
La llamada se había cortado. Pero cuando intenté llamar de nuevo, un mensaje de "su saldo se ha agotado" apareció.
Que buena suerte tengo, eh.
— Parece que estaremos aquí un rato. —le dije a ________, quién parecía que se iba a desmayar.
▪️⬛️⬛️⬛️⬛️⬛️⬛️⬛️⬛️⬛️⬛️⬛️⬛️⬛️▪️
Perdón por actualizar tan tarde y por no subir el Martes. He estado algo ocupada con proyectos de la escuela :c
Si notaste que convine un meme (Oh, mi lente de contacto) con mi historia, comenta. 😂 Idk me pareció divertido, aunque probablemente no lo sea.
Los quiere, su galleta Oreo. Ósea yo, obvio.
❤️🙈 -iQueMxnkey
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top