》Cuatro《
La junta culminó una hora y media después, y el objetivo principal se logró, ahora seguramente vería a Amber más seguido aquí. Incluso escuche a mi abuelo hablar sobre darle una oficina temporal.
Y nuevamente sólo estábamos ella y yo, separados únicamente por un escritorio de madera de roble. Ella apurada por guardar todo en su maletín y yo como espectador.
— ¿Somos socios ahora, no es así? —pregunté con una sonrisa traviesa.
— Desafortunadamente.
— Y los socios salen a tomar un café juntos. —proseguí ignorando su respuesta y deseando que aceptara mi propuesta.
— ¿Tú y yo? ¿Saliendo? —cuestionó para después soltar una sonora carcajada.— Como antes dijiste, éste... —señaló su anillo.— no es un anillo de castidad. Así que podrías dejar de "coquetear" conmigo. No va a funcionar.
Recogió sus cosas y se dió la vuelta, caminando sobre esos tacones como toda una diosa.
— Yo no estaba coqueteando. —dije alzando un poco la voz para que ella lo escuchara.— ¡No eres mi tipo! —le exclamé antes de que saliera por la puerta y me quedara solo.
¿Qué no es mi tipo? Jos imbécil, es el maldito amor de tu vida. Si no fuera tan guapo ya me hubiera estrangulado yo mismo.
— ¿En serio va a casarse con otro? Dios esto no lo veía venir. —me dije a mi mismo con el ceño fruncido.
Inmediatamente tome mi móvil y marque el número de Alonso:
— ¿Y cómo te fue con la chica, Miguel? —preguntó con la boca llena, apuesto a que estaba devorando una dona ahora mismo.
— ¿Existe un adjetivo aún más malo que pésimo? —pregunté esperanzado y escuché a Alonso pensar un segundo.
— Lo dudo, hermano. —respondió.
— Joder. —me quejo cerrando mis ojos con fuerza al recordar lo muy estúpido que me había visto al final.
— Tranquilo, siempre habrá otras oportunidades. —respondió como si estuviese atragantadose con otra dona.
— Sobre eso... —comencé.— Necesito tu ayuda con algo, es muy importante. —dije.
— Sabes que cuentas conmigo para lo que sea, hermano...
— Voy a secuestrar al presidente. —interrumpí de golpe.
Realmente no lo haría, sólo probaba si en verdad contaba con él para lo que sea.
Escuché un breve silencio al otro lado de la línea.
— ¿Necesitas cloroformo? Porque mi primo conoce a un tipo que conoce a otro tipo que podría darnos un buen precio, ¿sabes? —comenzó murmurando algo rápido.
— ¡Wow, wow! Alto ahí vaquero, no vamos a secuestrar al presidente. —dije con el ceño fruncido.— ¿Estás demente?
— Oye tranquilo. ¿Cómo querías que reaccionara? Es claro que si tu amigo planea secuestrar al presidente, tu lo apoyas como buen amigo fiel. —se excusó.
— ¿Qué? ¡Por Dios Alonso!... —musité cerrando mis ojos, mientras masajeaba mis sienes. A veces Alonso, se tomaba las cosas en serio, muy en serio.— Mira... si tu amigo se lanza de un puente, ¿Tu también te lanzas?
Alonso lo pensé un momento, él realmente se estaba pensando esa pregunta por un tiempo algo largo, era un caso perdido.
— ¿Habrá comida abajo del puente? Porque si es así me lanzaré con los brazos abiertos. —dijo Alonso y yo rodé los ojos con exasperación.
— Bien, como sea... iré al grano.
— ¿de elote? —me interrumpió y lo escuché intentando mantener una carcajada dentro de sí mismo.
Comenzaba a creer que en vez de madurar, se volvía más estúpido.
— ¡Escúchame, rubia! —le exclamé y éste paró de reír. Finalmente hubo silencio en la línea, así que trague saliva, tantas veces que hasta me dolió la garganta, pero entonces por fin hablé.— Amber va a casarse, Alonso... y no va a ser conmigo.
Un pinchazo en mi pecho me hizo recargarme en mi asiento y tomar una gran bocanada de aire, eso me dolía. Quizás si hubiese dejado de ser un cabeza hueca...
— Ya lo sé. —dijo como si nada pasara, como si lo que acababa de decir fuera, de hecho, lo más normal del mundo.— Lo sabía desde hace rato.
Mis ojos se abrieron como platos, y de pronto una expresión como si hubiese visto un fantasma, se formó en mi rostro. ¿Cómo es que Alonso lo sabía y no había mencionado ni una sola palabra de ello? ¿Qué acaso está de acuerdo con que Amber se case con otro? Por Dios, me sentí algo traicionado, engañado y estúpido en ese momento.
— ¿Porqué no mencionaste nada? —cuestioné molesto y con la mandíbula tensa.— ¡Eso es importante para mi! —espeté con rabia, imaginado que todo éste tiempo había actuado como si nada pasara.
— No te enojes, conmigo. —comenzó.— yo sólo creí que sería mejor si no sabías nada de ella, tú estabas mejorando. —sé que no lo hizo a mal, pero me molestaba pensar que haya preferido ocultarlo durante todo este tiempo.— ¡Incluso por fin aceptaste salir en una cita con alguien! ¿Tienes idea de cuánto me costó que eso pasara? —agregó indignado.— Así que lamento si no te avise sobre una estúpida boda, ¿vale? Porque aunque lo hubieras sabido antes, eso no cambiaría el hecho de que Amber va a casarse. —finalizó molesto.
Auch. Golpe bajo.
Entonces se dió cuenta de lo que había dicho, y sólo murmuró:
— Lo siento...
— Tranquilo. Esta bien. —hablé enseguida con un nudo en el estómago.— Después de todo tienes razón, creo.
Alonso estaba en lo cierto. Nada podía cambiar o evitar que la boda se llevará a cabo. Y tal vez eso debía pasar, quizás sólo debía dejar ir a Amber para siempre, dejar de aferrarme a que podría seguir habiendo una historia entre nosotros. Me aterraba el simple hecho de pensarlo... de imaginarla en otros brazos.
Así que sólo me quedaba una pregunta por hacer.
— ¿Es feliz? —pregunté refiriéndome a Amber. Si Alonso respondí un si, yo dejaría todo para siempre, y me alejaría de ella, la dejaría ser feliz, incluso si eso significaba que riera junto a otro hombre... pero si decía no, entonces tendría una pequeña esperanza en qué tal vez... sólo tal vez, podría recuperar a mi chica.
— ¿Qué si es feliz? —cuestionó en grande, dejándome esperando por una respuesta.— Lo es, si. Podría decirse que son una linda pareja, ellos se quieren. —pum... así de fácil me destruyó. Supongo que ya sabía lo que debía hacer.— Pero, si me preguntas a mi, Jos... —prosiguió llamando mi atención.— Yo diría que no ha conocido ninguna otra felicidad verdadera desde que ya no está contigo... porque por el amor de Dios, ustedes eran algo épico algo que yo y cualquier otra persona soñaríamos con tener... —sonreí al recordar la melodiosa risa de Amber.— Ustedes no sólo se quieren, también se aman. Y solo entienden eso cuando están juntos. —dijo y las piezas de mi corazón roto, comenzaron a unirse.— Así que si, Jos... Amber es excelente fingiendo que es completamente feliz.
Sonreí de oreja a oreja, como bobo, y mordí mi labio como todo un adolescente lo haría.
— ¿Entonces me ayudarás a reconquistarla?
— ¿Mis ojos son los más hermosos del mundo? —preguntó y no supe exactamente qué responder a eso. Claramente los míos lo eran.— Aquí es donde dices que si, para que yo te diga que voy a ayudarte, cabeza hueca. —dijo después de que tarde un momento en responder.
— Oh... entonces si
— Eres incluso más idiota que yo. —estaba seguro de que había golpeado su frente con su mano.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top