Enterrado, no olvidado
-Mi esposo murió hace unos días
El castaño cerró sus ojos y lo tomó del brazo para meterlo dentro de la casa, aventó la puerta y lo recargó en su pecho.
-¿Qué... haces...?
-Llora, no soy bueno consolando, pero sé que quieres hacerlo, así que llora
-No puedo creer que me tenga que consolar quien hace poco salió de sus problemas, soy un idiota
-Si lo eres...
Desde ese día, hasta la actualidad, han pasado ya 3 años, y esos dos son amigos muy cercanos, siempre van a tomar a un bar juntos cuando se ponen nostálgicos, cuando recuerdan que los dos son viudos, siempre se mantienen cerca el uno del otro para apoyarse, a pesar de que Kuramochi no quiso vender la casa del castaño, y el señor Hashimoto estuvo de acuerdo, debido al cambio de actitud de su hijo en aquella ocasión.
-¿Cómo te fue hoy en el trabajo?
-Lo de siempre, el cliente no se decidía a comprarla
-Ya...
-Miyuki, mañana es el aniversario de muerte de tu esposo, ¿Iras a verlo?
-Si fuese... como en el año pasado, iría, pero este año, creo que ya no iré
-No digas eso... no te entiendo...
-Eijun está muerto, así que, yo, como ser vivo, no debo seguir con ese tema, suena cruel, pero tengo muchas cosas por hacer aquí como para irme a verlo
A Kuramochi no le pareció, era cierto que no debía depender de él, pero también que fue muy importante en su vida, por eso, no podía comportarse así con aquella persona a la que había amado, pero... no quiso intervenir, porque... en el fondo... también deseaba que no fuera.
Al día siguiente, Miyuki ni siquiera se despidió de la foto como siempre, empezó el día con energía, se la paso evadiéndole el tema a su padre, que si fue a dejarle incienso y flores como cada año, le era extraño que su hijo no fuera, pero no quería insistir, porque estaba tratando de sobrevivir y de ser feliz a pesar de su ausencia.
-Mochi... ¿Qué haces aquí?
-Vamos a tomar unas copas
-Si...
Los dos se fueron de nueva cuenta a beber juntos, y en el fondo de sus cabezas sabían que no era lo oportuno, ignoraron aquello para seguir con la noche como si nada, hasta que se perdieron entre tanta bebida y llegaron a la casa de Miyuki.
-¿Quieres beber algo más?
-Sí, una soda por favor
Entre tragos y tragos, acercándose el uno al otro, terminaron desvistiéndose en el piso de la sala para tener relaciones, estaban tan perdidos que no eran conscientes, Miyuki fue amable y dulce, Kuramochi fue apasionado y relajado, no había sido la mejor noche para relatar, pero...
-Buenos días Kuramochi
Miyuki se despertó primero y se dio cuenta de lo que habían hecho, más no hizo drama por ello y lo tomó con la mejor cara posible, después de todo, ya había pasado mucho tiempo desde que su esposo había muerto y ellos habían sido amigos por 3 años, Mochi había hecho lo que nadie más hizo por él, se conocían tanto, compartían muchos parecidos, y diferían en algunas cosas, como toda persona, aunque eso no era un impedimento, porque ahora, era el momento de decírselo.
-¿Qué hicimos?... y en... tu casa... su casa...
-No importa, ya no lo pienses, sólo déjame darte un beso y ya
Kazuya le dio un beso en los labios a Youichi, mientras el contrario abría más los ojos por la sorpresa, puesto que no se imaginaba que Miyuki realmente le estuviera diciendo esas cosas, no después de que había amado tanto a esa persona, a la dulce mirada de aquel retrato en el altar de su casa.
Tomaron un baño juntos, con otra sesión de besos, algunas caricias, pasaron el fin de semana juntos, incluso habló con su padre, pues este haría un viaje de muchos meses, donde no se verían por cuestiones de trabajo.
El que los dos pasaran la noche juntos se volvió parte del menú del diario, la mayor parte del tiempo tenían relaciones en la sala o en el cuarto de Kazuya, ni siquiera se decían que se amaban, hasta ese día, en el que su padre volvió a casa, encontró un desorden, y lo más triste fue ver aquella foto con el vidrio estrellado en el suelo y cubierta de polvo, si no la hubiese levantado en ese momento, esta hubiese terminado rompiéndose por el desgaste, era la única, así que no se imaginaba que su hijo la dejase así, hasta que entró a la habitación del menor y se llevó la sorpresa de su vida al verlos dormir juntos como si nada.
-¡¿Qué está pasando aquí?!
Ambos se despertaron de inmediato y mientras Kuramochi buscaba las palabras para disculparse, Kazuya le contestaba a su padre con indiferencia
-Cómo puedes ver, estoy con mi pareja
-Hijo... he sido paciente contigo, he tratado de mantener la calma, a pesar de que este año has sido muy irresponsable con esto, pero, esta fue su casa, donde durmió muchas veces contigo en esa cama, esto no está bien, al menos has las cosa como se debe
-¿Qué tiene de malo? Él está muerto, jamás va a volver
-No es por si está mal o bien, es porque esta fue su casa, al menos dile algo, no puedes simplemente venir y traer a una persona u otra como si fuera casa de citas, además, ¿Por qué parece que su relación es sólo una farsa?
Su padre ya lo había notado, incluso antes de que él se lo dijera, lo notó desde siempre, que ellos terminarían juntos, amándose, pero su hijo era de los que no decían las cosas directas, como se debían, se saltaba el orden, así que lo más seguro era que no le habría dicho ni una sola vez a Youichi que lo amaba, no tomaba a mal el que se juntara de nuevo o que se amaran, ni nada de eso, era que Miyuki incluso había perdido el respeto por su recuerdo, dejando la foto de esa forma, evitando enfrentar su muerte, lo cual le dejaba claro que su recuerdo estaba enterrado, pero no olvidado, la herida no había ni cicatrizado en lo más mínimo.
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