Dolor para ti
Kuramochi se había ausentado por un largo tiempo, debido a que estaba haciendo otras cosas que eran importantes, algo que no le había revelado a nadie.
Él podía entender lo que Miyuki estaba pasando, sólo que él seguía cargando con eso sin que fuera del todo real, porque a pesar de haberle dicho a todos que era soltero, la realidad era muy distinta, detrás de él, había una persona que sufría mucho.
-Ya llegué
-¿Cómo te fue?
-Muy bien, el trabajo fue muy bueno hoy, vendí muchas casas
-Me alegro de escucharte decir eso...
-¿Qué pasa?
-Perdona por arruinarte el día cuando vienes tan cansado de trabajar
-No digas tonterías
-Youichi, sé que a veces deseas no regresar a casa, si alguien tiene la culpa de que pases malos días, ese soy yo
-No es cierto, me casé contigo porque te amaba, claro que quiero verte
-Pero estoy causándote problemas, trabajas muy duro por mi culpa, por eso no has podido hacer realidad tu sueño
-No digas eso, que yo te amo más que a nada
Se hincó frente a la persona que estaba acostada en la cama y la abrazó, sus delgados brazos, su piel pálida, sin ningún tinte de color rosa en las mejillas, esos huesos que podía sentir entre sus manos.
-¿Me prometes que no vas a llorar por mí?
-No puedo prometerte eso, además, tu estarás bien pronto
Sí, claro que estaría bien pronto, porque en ese momento, el que estaba en sus brazos le sonrió y le dijo
-Youichi... mírame
-¿Qué pasa?
-Te amo, te estaré esperan...
No alcanzó a completar la frase, porque dejó de respirar, llevaba años sufriendo a causa de cáncer en el estómago, debido a tantas horas de abstinencia de alimentos, lo cual deterioró su órgano hasta que no le quedó más que aceptar su enfermedad, al principio se quedó en un hospital porque Youichi insistió en que recibiera un tratamiento, pero el menor, con el paso del tiempo decidió que quería morir en su casa y con su esposo abrazándolo así que en contra de la voluntad del mayor, abandonó el hospital y ahora estaban despidiéndose, porque su pelirosa, había muerto y él, se quedaría solo.
-¡Haruichi!
Le gritaba con todas sus fuerzas mientras lo sostenía entre sus brazos y miraba como este no se movía, aunque tenía una pequeña sonrisa en sus labios, su corazón se partía por su despedida, porque sabía que jamás se volverían a ver con vida, y jamás tendrían un momento, juntos, con enormes sonrisas.
También estaban sus recuerdos de la persona que se acababa de dormir en paz
-Lo sentimos, el cáncer en su estómago avanza rápidamente
-No importa, nos esforzaremos porque se recupere
Alguien discutía con un doctor por afuera
-¡¿Es que no podemos hacer nada?!
-Por favor cálmese
Otra ocasión en la que fueron a un parque de diversiones y el menor le dijo algo
-Youichi, prométeme que si te llego a faltar, serás feliz
Una más en la que fueron a un restaurante
-¿Para matrimonio o para amigos?
-Para m...
Haruichi lo detuvo y le dijo al mesero
-Para amigos
Discusión en casa
-¡¿Por qué negaste que estamos casados?!
-No quiero que nadie sepa que somos casados, porque cuando muera, quiero que encuentres a una persona que te quiera y te haga feliz
-¡¿De dónde sacaste que vas a morir?!
-Escuché cuando el doctor te lo dijo, así que no te preocupes, ya lo asimilé
Y muchos más recuerdos llegaron, así que a petición de su pelirosa, había hecho tantas cosas como negar el que estaba casado, asistir a fiestas con rubias y mujeres hermosas para ver si alguna de ellas podía enamorarlo por el deseo del menor de no dejarlo solo, hasta que unos días antes, llegó y le contó sobre Miyuki Kazuya
-¿Qué hiciste hoy?
-Fui a ver la casa de una persona...
-Mmmm, tu voz suena extraña
-Él es viudo...
-Cuéntame
-Su nombre es Miyuki Kazuya y enviudó hace dos años, pero era un verdadero desastre y quise hacer una obra de caridad por esa pobre alma y le ayudé a hacer algunos arreglos
-¿En serio?
-Si... es incómodo hablar contigo de esto, por alguna razón
-¿No será que esa persona te ha gustado?
-¡No digas tonterías!
Las manos del pelirosa se colocaron en sus mejillas con la poca fuerza que tenía
-Tienes los mismos ojos que pusiste cuando nos conocimos, probablemente te ha gustado
-Yo...
-Mochi, ambos sabemos que no duraré mucho más tiempo, así que me hace feliz saber que no estarás solo, por favor, se feliz
La plática había quedado en ese punto y ahora estaba padeciendo su muerte, así que dejó que se fuera tranquilo y en su entierro, sólo estuvo él y los familiares de ambos, para darle un último adiós, depositando una hermosa rosa blanca en su tumba.
Dos días después, se reincorporó a trabajar, porque prometió no venirse abajo y ahora estaba pensando una tontería
-Le dije que no dependiera de los muertos, pero en este momento, yo hago lo mismo...
Tomó su saco a la hora de la salida de su trabajo y se encaminó a la casa de cierto castaño que le hacía olvidar un poco su tristeza, porque siempre le gustó reparar corazones rotos.
-Hola...
-Hola, ¿quieres pasar?
-Gracias
Miyuki dejó entrar a Kuramochi, y el de cabello olivo se dio cuenta de que tenía un semblante más tranquilo y estable, así que se rio un poco, pero Miyuki conocía esa mirada
-¿Quieres contarme lo que pasó?
-No pasó nada...
-No lo creo, tus ojos, me recuerdan a mí hace unas semanas, cuando te conocí
-No es nada, insisto
Por un momento le dio miedo a Miyuki seguir preguntando, porque ya había pasado por tanto que soportar más le sería imposible, desde ese día, lo consideró como un amigo porque lo ayudó a salir de su agujero.
-¿Por qué siento que es una mentira? Muchas personas me han mentido infinidad de veces, así que te digo de una vez que si vas a morirte de una enfermedad te vayas y no vuelvas
-¡Eres un imbécil!
-Pues dímelo, no me guardes secretos, me aterrorizan los secretos
-Quizá es sólo que...
-A mí me sobró el tiempo de llorar, pero... ¿Por qué parece que tú no has podido llorar por algo que te duele?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top