☕Capitulo 1 : 𝐹𝑎𝑚𝑖𝑙𝑖𝑎 𝐴𝑔𝑟𝑖𝑑𝑢𝑙𝑐𝑒

"Hasta en las mejores familias se dan situaciones fuertes, en las cuales, lo agridulce se llega a colar entre las personas que son afectadas".

☕ Capítulo dedicado a sweriue

A unos días del nacimiento de Jungkook, ocurrió una tragedia en la Hacienda; un suceso que nadie se esperaba, y que pasó gracias a motivos ocultos que se fueron al fondo de la tierra.

El señor Jeon, padre de tres y figura patriarca de la familia, falleció una mañana de domingo.

Murió de un paro cardíaco el cual actuó de forma inmediata.
Ni su esposa ni sus hijos supieron nunca el porqué de aquel infarto, pero ya que podemos ver la realidad desde fuera, aquí se revelará ese secreto.

*Flashback*

El domingo después del parto de Soyeon, su esposo, el señor Jeon, se encontraba en una taberna en la ciudad, celebrando por su tercer hijo.

Solía reunirse a beber con sus amigos más cercanos, quienes además de ser adinerados igual que él, eran buenos contactos para negociar; generalmente iban a la ciudad para apartarse de sus familias y tomar un trago antes de volver con sus esposas.

Aquella mañana, él quiso pagar la cuenta de todos por motivo de celebración, dándose aires de superioridad al anunciar que había tenido un tercer varón.

—Que suerte tienes, eres el único de nosotros que no tuvo hijas.— comentó uno de los hombres que estaban con él, mientras hacían un brindis con copas de ron.

—¡Es cierto!, les gané a todos.— festejó Jeon con una sonrisa victoriosa, vaciando su vaso de un sorbo.

Y justo cuando se acercó a la barra de tragos para pedir otra ronda, uno de sus amigos se acercó a él con un semblante un poco incrédulo, como si con su expresión quisiera decirle "no deberías celebrar tanto", colocando su mano en el hombro del peli negro para hacer que lo mirara.

—Bueno, quizá el mérito no sea solo tuyo.— comentó con una leve sonrisa de burla.

—¿A qué te refieres?— Jeon frunció el ceño, mirándolo con un gajo de confusión y un tono algo alto de voz, haciendo que sus demás amigos les prestaran atención desde la mesa detrás de ellos.

—A que se dice por ahí que tu segundo hijo, Jimin, no es realmente tuyo, sino que su padre es un europeo... ¿Recuerdas ese tipo de cabello rojo que trabaja en el molino?, todos dicen que tu esposa se metió con él.— confesó con una seguridad inquebrantable, la cual, solo logró poner nervioso al peli negro.

No parecía estar bromeando, ni tampoco se notaba esa duda en su rostro que podría delatar la mentira.
¿Era cierto lo que su amigo decía?, ¿acaso Soyeon le había sido infiel con un europeo molinero?

—No creo que sea verdad... Ella siempre está en casa, cuidando de los niños y los animales, es imposible.— Jeon trató de encontrar la respuesta o justificación correcta, pero a decir verdad, le había hecho un poco de sentido esa confesión.

"¿Será ese el motivo por el cual Jimin es el único pelirrojo de la familia?", pensó.
Al enterarse de una cosa, comenzaron a cuadrar otras cincuenta, y eso no fue bueno para su cabeza; ni su corazón, de forma figurativa y literal.

—Los vieron juntos, además, ¿no te has dado cuenta que tu esposa es la que va al molino, en lugar de enviar a alguna de las trabajadoras?— el hombre continuó añadiendo leña al fuego, como si quisiera verlo arder —Quien sabe si tu tercer hijo sea legítimo tuyo, o de alguien más.

Y con eso bastó y sobró para hacer que el corazón de Jeon fallara brutalmente.
Ante la deslealtad de Soyeon, y encima el hecho de descubrir que tenía un niño ilegítimo en su casa, el cuerpo del peli negro no logró resistir tal noticia.

Ahí fue cuando el infarto lo golpeó sin piedad.


Ahora, el lunes por la tarde se estaba realizando el funeral en la ciudad.
Soyeon tuvo que llevar a sus tres hijos y al niñero Seokjin a la firma del acta de defunción, y asistir a la funeraria para evaluar los gastos que conllevaría el entierro de su marido.

Viuda, con dos niños pequeños y un bebé recién nacido, Soyeon pasó de ser solo "la esposa de Jeon", a convertirse en la cabeza matriarca de la familia, poco lista para dirigir todo lo que le correspondía, pero siempre dispuesta a sacar la cabeza en alto con tal de defender el apellido.

—Cárgalo tú, ya le di suficiente de comer.— ordenó Soyeon a Seokjin, entregándole al bebé Jungkook después de darle leche.

Sin embargo, lo que antes había sido un sentimiento de maternidad y amor hacia su último hijo, ahora se estaba transformando en un rencor y hasta odio en su contra; inexplicablemente, Soyeon empezó a culpar al bebé de que su esposo falleciera, creyendo que de algún modo, Jungkook tenía la responsabilidad de su muerte.

¿Por qué su nacimiento era motivo de resentimiento?, quizá fueron el cúmulo de cosas que la peli negra tuvo que enfrentar en pocos días, o tal vez, en el fondo, sabía que ella había cometido un error y quiso encubrirlo. De cualquier manera, desde ese trágico día, ella no volvió a generar el sentimiento normal que una madre tiene por sus hijos, privandolo del amor que se suponía debía brindarle.

Nadie nunca entendió porque Soyeon dejó de querer a su bebé en escasas noches, ni siquiera el mismo Jungkook lo comprendió jamás.

Ella amaba a su esposo, a su modo, pero claro que sentía algo por él después de tantos años de matrimonio.
Sin embargo, los rumores eran ciertos; Soyeon amaba también a un europeo de cabellos rojos y ojos claros, quien la hizo caer en tentación, solo para darse cuenta que su amor por él era más grande que el cariño por su marido.

Tal vez por eso Soyeon siempre amó más a su hijo Jimin, aunque nunca lo dijo ante los oidos de nadie.
Sin dudas, ella era una persona con muchos secretos y demasiados pensamientos sin justificación o sentido, quien decidió actuar bajo criterios propios que ni la misma Soyeon entendía.

Por desgracia, el más afectado de todos, y el más inocente desde su nacimiento, fue Jungkook.

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