Capítulo 7
Era una fría noche, todo mi cuerpo exigía por su merecido descanso después de sobreexplotar mi habilidad, sin embargo, hice todo lo contrario.
—Estoy segura que serás un gran agente y podrás ayudar a las personas de la forma que gustes —dije ayudándolo a desempacar sus pocas pertenencias en el departamento que se le asignó.
—Gracias por todo Midori, enserio eres como un ángel caído del cielo.
—Yo no hice nada, fue el viejo quien hizo todo y evitó que ingresaras a ese infierno, ademas no crea que sea un ángel sino un mini diablito —dije riéndome con lo último.
—Tal vez tengas un poco de ambos —reímos, entretanto me senté en el suelo y recosté mi espalda en la pared—. Cambiando de tema, será que me puedes explicar todo eso de.... Los superpoderes que tenemos.
—Está será una larga noche así que será mejor que te pongas cómodo —realizó lo que dije—. En la agencia no le decimos superpoderes, sino habilidades especiales pero es la misma cosa. Por el momento hasta donde se existen dos empresas que tienen miembros con habilidades, estas seria: la Agencia y la Port Mafia.
—¿La Port Mafia son las personas malas a las cuales combates? —asentí— ¿Entonces ese hombre que nos atacó era perteneciente de la Port Mafia o de nosotros?
—Es de la Mafia.
—Ya veo, ¿qué hace la Agencia?
—Es la encargada de resolver crímenes peliagudos que no pueden resolverlos la fuerza armada; hacemos misiones para empresarios, ayudamos a la policía, somos guardaespaldas, entre otras cosas. Queremos cambiar un poco el mundo, demostrarles a las ciudadanos que aún existen personas que realmente hacen justicia.
—Asombros. ¿Podrías... —su nerviosismo sale a flote— explicarme de cómo obtiene uno su habilidad especial? ¿Por qué yo? ¿Puedo quitármelo y ser una persona normal? ¿Todos tienen habilidades parecidas a las nuestras? —preguntó
—Son demasiadas preguntas, pero lastimosamente solo podré responderte muy pocas con hipótesis. Considero que las personas obtienen su habilidad especial es por alguna alteración genética que tenemos la cual se va desarrollando cuando crecemos o por algún incidente.
—¿A qué te refieres con incidente?
—Por ejemplo que la personas hayan adquirido su habilidad por un accidente por ejemplo caer en un tanque de ácidos, la picadura de algún animal, cosas así. Ahí te respondí otras de tus preguntas, nadie tiene las mismas habilidades de otro usuario, puede que algunas sean similares, pero no son las mismas. La verdad no se si un usuario con poderes se los puede quitar y ser alguien normal. Y no se porque fuiste parte de este grupo de personas quien tiene habilidad especial.
Se limitó en asentir y procesar toda la explicación, segundos después pregunto con cierta emoción:
—¿Cuántas personas hay como yo?
—¿Contándote a ti? —asintió frecuentemente— 3.
—Eh.
—Si, por el momento estamos un poco... reducidos en personal con poderes —dije con nerviosismo, rasque mi nuca y un leve sonrojo se presentó en mis mejillas de la vergüenza.
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—Eran necesario hablar de esto a media noche —proteste adormitada, me encontré en oficina del viejo en pijama.
—Disculpa que te esté robando tus horas de sueño bella durmiente, pero debía informarte antes que metieras la pata.
—En resumen, Kenji será mi subordinado el cual debo entrenar desde hoy ya que usted no puede porque...
—No tengo tiempo —completo y asentí.
—¿Qué... —bostece— sucederá con las compras para equipar el departamento de Kenji?
—Nosotros nos encargaremos, tú enfócate en entrenarlo.
—Y cómo se supone que lo entrene, si apenas soy aprendiz de todo esto.
—Tienes una habilidad inigualable, posees resistencia, inteligencia y más experiencia comparándola con la de él. Se que encontrarás la forma, solo debes de poner a funcionar tu cerebro.
—Dejaré pasar ese comentario solo porque me quiero largar y echar a mi camita a dormir.
—Cuando consideres que esté preparado le pondré un examen para ver si está listo o no en ejercer las misiones —explicó e ignoró lo que dije.
Después de hablar con el viejo y regresar al departamento no pude dormir así que me dediqué en pensar las diversas formas para entrenar la habilidad especial del rubio, pero ninguna de ellas me convencieron. Solté un bufido de frustración y revisé la hora en el celular, 6:30 am creo que ya es hora de iniciar su entrenamiento.
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Había pasado dentro de 5-6 semanas entrenando a Kenji, había encontrada el modo de entrenamiento adecuado para el, aunque no negaré que costó hacerlo desde un principio con prueba y error.
Durante ese tiempo hubieron varias veces las cuales iba a matar al viejo por dejarme esa responsabilidad, más encima mandarme a misiones las cuales debía hacer rápido ya que no podía dejar a mi rayito de sol solo y me entrenaba durante las noches.
Era demasiado extraño la manera en la que el debe de activar su habilidad, pero cada quien tiene su forma. Justo ahora me encontraba a supervisando a Kenji, quien estaba enfrente de un edificio antiguo, tenía los ojos cerrados mientras se concentraba y esperaba a mi señal.
Se que lo lograrás— ¡Ahora! —grite, y de un segundo a otro un aura amarillenta apareció en todo su brazo derecho.
Atrajo su mano a su cuerpo convirtiéndola en puño en ese transcurso, seguido la dirigió hacia enfrente y me golpeó la estructura, provocando una gran nube pero se consiguió ver cómo la estructura se derrumbó en cuestión de segundos.
Una sonrisa surco de mis labios y un gran orgullo recorrió cada centímetro de mi cuerpo. Sin perder más el tiempo me dirigí hacia el.
—¿Qué tal lo hice? —pregunto quitándose el polvo.
—Grandioso, sabía que podrías controlar tu habilidad solo era cuestión de práctica, persistencia y tiempo.
—No lo hubiera logrado sin ti Chū kurai.
—Y por ello hoy realizarás tu primera misión —solté de golpe sonriente.
Mucho, pero mucho tiempo después de haber discutido, tratar de convencerlo y arrastrarlo, por fin había conseguido llevarlo al lugar en donde realizaremos la misión. En cierto sentido lograba comprenderlo ya que sería su primera misión y todavía no se sentía listo, ademas, el solo sabía las cosas básicas para defenderse.
—Júrame que no me dejarás solo en esto.
—Te lo dije una vez y lo volveré hacer, esta misión una de las más sencillas ya que solo cuidaremos una pintu...
—¡Detective Konoe! ¡Espere por favor! —el grito interrumpió nuestra conversación, por lo que ambos giramos para ver— Nos... nos alegra que haya venido tan pronto —intento de recuperarse el oficial—. ¿Quién es él? —pregunto una vez recuperado.
—Oh, es el novato de la agencia, de ahora en adelante les ayudará a resolver misiones
—A... así es, me llamo Miyazawa Kenji, oficial —tartamudeo con nerviosismo mientras agarraba con fuerza mi mano.
Mi mano— pensé, tragándome el dolor que sentía.
—¿Otro agente? ¡Ah, ya lo recuerdo! Su jefe me lo notificó antes que vinieran. La situación se ha colocado crítica, todavía no hemos encontrado a los rehenes ni la bomba y ya nos amenazaron con detonarla si no cumplimos sus demandas.
—¿Eh? —pronúncialos ambos en unísono y una gotita descendió por nuestra cien.
—¿A que refiere con qué hay una bomba? ¿Rehenes? Pe..pero solo íbamos a cuidar un cuadro de pintura valioso, no a desinstalar una bomba —dijo Kenji un poco hiperventilado.
—Sera mejor ir donde está el resto de sus compañeros y expliquen con detalles el caso —explique, solté el agarre del rubio y pase mi brazo subiré sus hombros dándole un medio abrazo.
—Acompáñenme, por favor.
Seguimos al oficial hasta llegar a una carpa donde se encontraba un sin fin de personas corriendo de un lado hacia el otro, pero al vernos se detuvieron y sus facciones del rostros cambiaron a una de alivio, sin embargo, continuaron haciendo su labor.
—Informaré a mi superior que han llegado, por favor aguarden —terminó de hablar y se retiró.
Estuvimos casados por unos segundos hasta que el rubio explotó por los nervios que lo carcomían.
—¡Yo no se desactivar una bomba! ¡No me haz entrenado para eso! ¡No que solo íbamos a cuidar un cuadro! ¡Esto ya es otro nivel el cual no estoy preparado! ¡Tengo miedo! –grito alterado, por lo cual coloque mis manos sobre sus hombros.
Agacho su cabeza mientras su cuerpo temblaba como gelatina. Intente de calmarlo, pero no funciono por completo.
—Hey, cálmate. No te va a pasar nada malo, estoy aquí contigo y te cuidare ¿si? —asintió y elevó su mirada para verme— Por lo visto el viejo estaba ocupado y me re-direciono el GPS del celular sin darme cuenta. Es normal muy normal sentir miedo ante este tipo de situaciones, es por eso que te pagaré un taxi para que regrese al departamento y descanses, ¿si?
—Pero... te quedarías haciendo solo la misión.
—No te preocupes, ya estoy acostumbrada —acerque mis labios hacia su frente y le brinde un beso en ella—. Esperame aquí mientras pido el taxi —dije alejándome de él y dirigirme hacia la salida.
—No... —suspiro— Lamentó mucho mi actitud, es solo que estoy demasiado ansioso ya que siento que estropeare la misión y seré un estorbo para ti —iba hablar, pero continuo—. Se que no piensas eso, pero es así como pienso, aún me cuesta comprender que tengo a dos grandes personas a mi lado apoyándome. El punto es que no planeo dejarte sola. Quiero demostrarte que el poco entrenamiento que me haz dado me a servido, quiero hacerte sentir orgullosa y... también me quiero sentir orgulloso. Así que no llames a ningún taxi ya que me niego a ir de regreso al departamento —explicó y noté sus ojos brillar de valentía.
—De acuerdo, entonces vayamos con el jefe de la policía.
—Lamentó interrumpir —un hombre entró a la carpa—, pero tenemos a los criminales en línea otra vez y necesito que escuchen la llamada.
No perdimos el tiempo y corrimos hacia dónde estaba la llamada. Al estar ahí cerré mis ojos y analice hasta el más mínimo detalle.
—El tiempo se les está agotando y no veo que hagan algo para cumplir nuestras demandas.
—Aún estamos intentando de conseguir sus demandas.
—Tienen hasta el caer del ocaso para darme los 987 billones y el avión, sino despídanse de esta gente.
La llamada finalizó, seguido un sin fin de murmullos de preocupación se presentaron por parte de los oficiales.
—¿Dónde pidió que se le entregarán las cosas?
—Doya-gai, es el barrio más pobre de Yohokama —respondieron al instante.
Al finalizar de atar los cabos sueltos en mi mente, eleve la mirada hacia el techo mientras solté un bufido, al parecer hoy no es mi día.
—Por favor, no me diga que no encontró ninguna pista —dijo preocupado el jefe de ese escuadrón de policías.
—Todo lo contrario, pero hay malas noticias —dirigí mi mirada hacia la —, son integrantes de la Port Mafia que cometieron ese crimen, la bomba junto a los rehenes están en el mismo lugar y el lugar en donde se encuentran está a favor de la Mafia.
—Pondré a mis oficiales en marcha, ¿sabe dónde se encuentran?
—El caso es peligroso para ustedes los oficiales y no expondré ninguna vida —visualice de reojo al rubio, este pareció notarlo y asintió—. Estén pendientes al teléfono ya que los llamaremos para que lleguen con los paramédicos. Andando Kenji que tenemos una misión por resolver —dije comenzando a caminar y él me siguió.
—No tienen habilidades —dije una vez lejos de los oficiales.
—¿Eh?
—Los criminales, ninguno de ellos tienen habilidades. Mi deducción es que un grupo de personas sin habilidades eran miembros de la mafia, se cansaron de ella, pero realizaron un plan dividiéndose en; el primero grupo se encargó de robar armas de su ahora ex-empleo, mientras el resto capturaron a personas para amenazar a los oficiales, por último ambos grupos junto a los rehenes y la bomba se encuentran "escondidos" en la fábrica abandonada de algodones.
—¿Cómo llegaste a esa conclusión?
—En la llamada me percaté de distintos sonidos, cómo las cadenas oxidadas, los gritos de las gaviotas, los gritos de alguien amordazado y cómo atornillaban algo, los primeros dos sonidos solo pueden hallarse en una fábrica abandonada cerca del puerto y la única que cumple con estos requisitos era la fábrica abandonada de algodones. En cuanto a lo relacionado a la bomba, los únicos que pueden conseguirla de un momento a otro son los de la Port Mafia, sin embargo, para que quisieran el jefe o los usuarios de habilidad más dinero y un avión, si ya tienen de eso hasta por montón.
—¿El eso sonido de cómo atornillaban que tiene que ver?
—Las bombas de la Mafia tienen un tipo de seguro, así que lo más probable es que se lo estaban quitando.
—Bueno... anulando el hecho de la bomba, no se escuchan tan difícil la misión.
–Créeme, se pondrá difícil sino llegamos a tiempo —fue lo último que dije.
Caminamos aproximadamente unos 15 minutos para llegar al lugar, nos encontramos con dos sujetos cuidando la entrada.
—¿Puerta principal o tubos de ventilación? —pregunte.
—¿Eh? ¿Por qué preguntas eso?
—Para que escojas en cuál de las dos entramos, ignora la ventilación, es muy pequeña para mi y tiene arañas, así que tú otra opción sería una ventana.
—¿Qué no deberías decidirlo tú?
—Si, pero sinceramente me da igual por donde entremos. Pensándolo bien esta sería tu primera misión, por tal motivo debes de escoger.
—Supongo que por la ventana ya que si entramos por la puerta principal llamaremos la atención del resto y no queremos formar un alboroto, ¿no?
—De todas maneras vamos a combatir con ellos —dije velozmente.
—¿Qué dijiste?
—Nada, será mejor que entremos —rodeamos el edificio sin ser vistos por los hombres en busca de una ventana—. Ohhhhh, mira. Ya encontré una.
—Está muy alto, ¿cómo llegaremos hasta allí? —cuestionó y lo tome como costal de papas.
—Agárrate fuerte.
Active mi poder y en cuestión de segundos mi aura hace presencia alrededor del cuerpo, entretanto todo se movió despacio. Retrocedí y tome carrera consiguiendo correr sobre el muro hasta la entrada de la ventana, ingrese por ella, pero al ver que solo había un pasillo de aire tuve que saltar hasta el ocasionando un estruendo.
Cuando se detuvo el sonido deje de utilizar mi habilidad mientras que solté al rubio.
—Wow, eso fue increíble.
—Cabe la posibilidad que si nos enfrentemos con usuarios con poderes, claro si es que no nos apuramos —solté la información.
—¿¡Qué!? Pe...
—Adiosito —le interrumpí, entretanto lo empujé provocando que cayera.
El escuchar cómo terminó siendo golpeado en el suelo decidí asomarme un poco a la orilla, él estaba tendido en el suelo y sus ojos daban vueltas —pobre, tuvo que sufrir uno de mis arranco es de locura, debería de ver si está bien... na, si está bien—. No perdí el tiempo y me lancé, en cuestión de segundos me encontraba sobre su espalda y él soltó un gemido de dolor.
—¿Por qué hiciste eso?
—Gracias a tu poder no te lastimas muchos los huesos —me quite de su espalda—, en cambio yo si y necesitaba algo para suavizar mi caída.
—Ay, para la próxima avísame que vas a empujarme y tirarte encima mío.
—Te avise.
—No es cierto —se quejó, mientras tanto lo ayude a levantase e iniciamos a caminar por el lugar con sumo cuidado.
—Por supuesto que si, te dije adiosito.
—Pero eso no es un aviso.
—Si quieres seguir haciendo misiones conmigo deberás acostumbrarte a mis arranque de locura.
Tardamos un poco en encontrar a los rehenes, en total eran 10 personas las cuales al vernos trataron de hablarnos, pero salió más un gemido por estar amordazados.
—Tranquilos, somos de la agencia y venimos a rescatarlos —explicó el rubio desatando a las personas.
En eso un hombre de negro apareció enfrente de nosotros y nos apunto con un arma de fuego.
—Ah, así que tú eres uno de los tarados que participan en este plan suicida. Pero he de admitir que tienen cierto grado de admiración al revolucionarse a la mafia, aunque su plan fue muy estúpido y fácil de resolver —hablé acercándome y al hombre se le en marcaron las venas.
—Tú, maldita perra.
—Y con esa boca besas a tu mami —ofendí.
Algo había llamado mi atención, por lo que enfoque mi mirada detrás del hombre y pude distinguir a otro hombre de cabellera roja, él se encontraba recostado contra la pared, ocasionando que una sonrisa algo macabra apareció en mis labios. Al fin te dignas en aparecer enano.
—¡Midori! —grito preocupado Kenji, a su vez se escuchó un disparo.
La bala consiguió rozar mi mejilla, provocando la sangre saliera de ella, pero ni me inmuté.
—Que poco hombre al disparle a una "inofensiva mujer" —dije con voz aterradora, de un segundo a otro le brinde una fuerte patada.
Él salió volando hasta que chocó contra la columna, esta última tembló e inició a rajarse —creo que no lo pensé muy bien—, en eso un tubo de hierro cayó directo hacia nosotros ocasionando que todos gritaran del miedo. Iba a actuar, pero me detuve al ver a Kenji posicionarse enfrente mío, su aura esmeralda suave rodeó sus brazos y atrapó en tuvo, seguido lo dejó en el suelo.
—Muy bien hecho Kenji —felicite con orgullo.
—¡No vuelvas hacer eso! Ya casi nos matabas a todos.
—Sin embargo actuaste rápido así que no había de que preocuparse. —dije, vi de reojo cómo el hombre se levantó del suelo y añadí—: Ya hiciste tu primer movimiento, se que podrás encargarte de los siguientes.
Sus ojos expresaron miedo, pero enseguida cerró los ojos para abrirlos y vi determinación.
—Evacuare a las personas, de ahí te ayudaré a patear traseros.
—Así se habla, solecito —ví que se sonrojó mientras caminaba hacia el hombre ya de pie—. Oi, tarado ¿quieres que te prediga el futuro? Te costaría 100 yenes, mira que está en oferta.
—Hija de puta —recargo su arma—. Baila para mi —dijo e inició a disparar.
A tan solo unos centímetros que las balas estuvieran próximas a mi cuerpo decidí activar mi habilidad únicamente en la mano derecha, seguido atrapé o desvíe las balas hasta que se quedara sin ninguna de ellas su arma, entretanto Kenji junto al resto de personas salieron de la fábrica.
—Ay abuelo, pero que maleducado es... que no ve qué hay menores de edad aquí —abrí mi mano y todos los casquillos de las balas cayeron al suelo—. Qué tal si mejor le bailas al enano que te matará —dije burlona y señale al de cabello rojo.
El resto de hombres que participaron en el secuestro hicieron acto de presencia, elevaron sus armas hacia mi cuerpo. En eso Chuuya salió de su "escondite", esto se pondrá bueno.
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Los segundos se convierten en minutos y después pasan a horas, estaba demasiado ansiosa ya que llevo tres horas en la limusina parada por el tráfico de la cuidad y por qué dentro de "nada" —según el viejo— realizaremos una misión categoría S de suicidio.
Traía la misma vestimenta que usualmente uso con la diferencia de traer un chaleco antibalas y unos lentes de contacto los cuales guardan el registro de todo lo que veo.
—¿Cuánto tiempo más se hará el baboso, viejo? —cuestione, posicione mi cabeza sobre el cojín del asiento ti.
—No se te escapa nada, ¿verdad?
—Siendo honesta es muy extraño que capte a la primera, me cuesta un poco procesar la información. Cuando estoy ansiosa, nerviosa o con temor mis sentidos se disparan al tope y puedo notar hasta el más mínimo detalle, hace como 2 hora le dijo al chofer que transitara en las calles que están llenas a esta hora.
—Entonces he logrado mi cometido.
—Lo único que está consiguiendo es estresarme más y que me largue de aquí.
—Aguarda un poco más, solo salimos del tráfico e iremos al punto de reunión.
—¿Por qué me trajo a una misión suicida nocturna? —cuestione acomodándomelos en el asiento.
—Se que ya estás preparada para esto y necesito de tu ayuda por si se sale de control, aparte fue la hora en la cual nos citaron. —dijo, provocando que se me erice la piel, tengo un muy mal presentimiento de esto y añadió—: No debes porque sentirte nerviosa, estaré en todo momento a tu lado protegiéndote además las fuerzas policiacas estarán alrededor para ayudarnos a encarcelar a la personas y ayudarnos si fuera necesario.
—Estamos muerto —susurre.
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Después de unos 35 minutos habíamos llegado a nuestro destino, dejándome confundida —¿un puerto? —analice con detalle el entorno mientras bajaba de la limusina— De acuerdo, nos quieren hundir cómo la película de Titanic.
—Presidente —llame y movió su cabeza indicando que prosiguiera—. Todos en el barco son enemigos, tienen armas guardadas por todas partes y es demás decirle que estamos yendo directo a una trampa.
—Sigámosle es juego, aprovecharemos la oportunidad para capturar a algunas personas presentes —asentí—. No uses nada de tu poder hasta que te indique.
Fue lo último que hablamos hasta que íbamos a ascender al barco con un guía enfrente de nosotros, en eso una llamada entro en mi celular.
—Será mejor que le contestes a Kenji antes de subir —saque mi celular y veo el nombre que menciono—. Recuerda es zona de hacking de teléfono —susurro y me aleje.
—A veces me da miedo, viejo —constaste la llamada—. Hola Kenji, ¿sucede algo malo?
—¡No entiendo nada! ¡¿Por qué tuviste que irte y dejarme solito?!
—Oye cálmate, respira.
—Estaba apunto de salir de la agencia cuando una secretaria me detuvo, dejó un montón de papeles que por lo que veo trata de misiones sin resolver y me dijo que no podía irme sin terminar el trabajo.
Esas han de ser las misiones atrasadas, todo por culpa del viejo.
—Es normal que hayan muchas misiones pendientes después de todo no trabaje un mes y medio —suspire—. No es necesario que la hagas ya que es mi responsabilidad y lo único que debes hacer es tu informe de las misiones que realizaste.
—Entiendo... entonces te ayudaré para libérate de tantas misiones, creo que aún puedo resolver algunas a esta hora y mañana paso a limpio los informes.
—Oye, no es necesario que te desveles por...
—Ya tome mi decisión y no la pienso cambiar.
—Gracias Kenji, eres un amor.
—Lo se, pero agradécemelo mejor con una invitación de ramen.
Una sonrisa apareció en mis labios— De acuerdo. Te dejo ya que estoy en una misión de alto rango.
—Antes que cuelgues, una última pregunta.
—Mm.
—Las misiones P. M son relacionados de la mafia, ¿no?
—Estás en lo correcto así que será mejor que las evites hasta que esté contigo.
—¿Algún consejo para darme en las misiones que tenga que ver con la policía o empresas?
—Debes llevar tu identificación de la agencia, estar pendiente en el más mínimo detalle, estar puntual, deberás tener un carácter algo fuerte por lo mismos que somos demasiado jóvenes nos toman del pelo y hay veces en los que los idiotas se exceden con nosotros, y no, no puedes golpearlos a menos que lo hagas parecer como un accidente, solo traes de medir tu fuerza porque sino los matarás. También trata de controlarte, evitar cualquier inconveniente en general, por último y más importante es no matar a cualquier persona, inclusive en criminal a menos que no haya otra alternativa. Ah por cierto, ten cuidado con torpe gato de Harunocchi que es muy delicado y mete sus narices en donde no debe.
Espero unos segundos en que me respondiera, pero no escuche nada en la otra línea.
—¿Kenji? ¿Hola? ¿Sigues ahí?
—Ehh... podrías volvérmelo a repetir, me perdí después de ser puntual.
—Solo se un chico "bueno" y no mates a nadie —sentí una pesada mirada en la nuca—, ahora si debo de dejarte que el viejo me está matando con la mirada. Nos vemos mañana, cuídate.
Finalice la llamada entretanto di media vuelta topándome con varios hombres pertenecientes del barco mirándome, pero al instante giraron sus cabezas —será mejor que haga un plan b por si en dado caso las cosas se salieran de control—. Guarde el celular y active mi habilidad ocasionando que todo se detuviera, luego con calma me acerque nuevamente a la limosina e inicie a buscar en el gabinete oculta lo que buscaba.
—Esto servirá y haré a los enemigos brillar —dije sonriente y veía granada.
Tome varias de ellas y utilice mi velocidad e ingrese al barco, seguido coloque varias de ella en distintas posiciones.
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—La luna está de color carmín. —informe, el barco había zarpado, pero nos retuvieron fuera de una puerta, por que estábamos esperando, y añadí—: Es la primera vez que la veo así, ¿eso es malo?
—Solo no te separes de mi —asentí—. ¿Lista? —pregunto y negué levemente con la cabeza, a pesar de tener todo cubierto los nervios me seguían ganando.
Sentí su mano sobre mi cabeza y la acaricio— Lamento haberte traído aquí, pero era necesario que vinieras. Recuerda que te protegeré ante todo, así que confía en mi, ¿de acuerdo?
Asentí, quito su mano y ambos ingresamos por la puerta de enfrente —confío en usted con los ojos cerrados, en los que no confío son en el resto de bastardos—. Visualice a dos hombres, el mayor se encontraba sentado, tenia el cabello azabache, detrás de él se encontraba de pie un joven de cabello marrón.
—Es un gusto que hayan aceptado la invitación Agencia, pensé que no vendrían por ser enemigos —¿¡Port Mafia!?—. Por favor, toman asiento.
Intente de darle una señal al viejo para que no se sentara, pero no alcanzó a verla ya que se sentó en la silla paralela al hombre, no tuve más remedio que quedarme parada detrás de la silla.
—Así que tú haz de ser la niñata que a...
—¿Qué es lo que quieres? ¿Para que me llamaste con tanta urgencia? —interrogó el viejo con seriedad.
—Me enteré que tu subordinada ha tenido varios conflictos mis trabajadores y que casi mata a uno de ellos el día de hoy —explicó, entretanto me recordé el enfrentamiento que tuve con el enano.
—Asombroso, hasta que al fin te "preocupa" la vida de tus esclavos —me sorprendí, pero retorne mi expresión a una mirada neutra, esta faceta no la conocía—. Escucha bien, Mori, solo vine a advertirte que deje de tentar contra la vida de mi subordinada
—¿Acaso fue una amenaza? —dio una sonrisa tenebrosa— Sabes, nunca pensé que el lobo plateado iba a tener una niñata como subordinada. ¿Cómo logras soportarlo, si es un desastre andante?
—No es de tu incumbencia meterte en su vida.
—Solo trató de salvarla de ti, después de tu traición no deberías de relacionarte con nadie vejestorio. Dime, ¿qué pasó con tu promesa de no usar la espada? Acaso no la merecías o no eras digno de ella.
Él no respondió, por lo que Mori continuó hablando.
—No eres más que un inservible ser humano quien no merece vivir. Solamente haces esto para fastidiarme.
Definitivamente me estaba molestando bastante la forma en la que hablaba de Fukuzawa, sin embargo, logré controlarme y no soltar mi aura de forma amenazante. Aparte podía sentir la tensión y odio entre ellos dos incrementar conforme avanzó la plática.
Decidí ignorar lo que hablaron, por lo que me dediqué en analizar los leves movimientos del chico, observé cómo saco una pistola por lo cual reaccione sacando mi arma y dispare en la mano que sostenía el arma provocando que ésta cayera al suelo y atrayendo la atención de ambos adultos.
—¿Acaso tus padres no te enseñaron en no interrumpir cuando los adultos hablan? —soltó un gemido de dolor entretanto se sostuvo la mano— Bueno no interesa, solo te doy una advertencia, no tientes con la poca suerte que tienes ya que estás jugando con el diablo —guarde el arma de fuego—. El próximo va a la cabeza.
—Me encanto tu primer movimiento, que buen ojo tienes, ¿puedo probarlos?
Sentí una leve brisa golpear conté mi rostro, me sorprendí internamente al ver que tenía a pocos milímetros un bisturí siendo agarrado por la mano del presidente que iba directo a mi ojo derecho.
—Así como tú tienes tus reglas nosotros tenemos la nuestra —clavo el bisturí en la mesa—, ya no son la única empresa que posee usuarios con habilidades especiales.
—No se le llama empresa si solamente lo integran dos personas —dijo el joven de cabello marrón. De acuerdo bastardo, quieres pelea, pelea te daré.
—Dejaré de molestarte, solo si ella acepta trabajar para mi —dijo Mori
—Eso nunca sucederá —respondió de inmediato el viejo molesto.
—Piénsalo bien, Midori. Solo conseguirás desgracia si sigues con este imbécil, en cambio conmigo podrás tener todo lo que haz deseado —se levantó e intento acercarse, pero el presidente de impidió en paso—. Veo mucho potencial en ti, tú perteneces aquí.
—Si aceptas estarías en mi equipo.
La verdad no sabía cómo era mi expresión facial, pero Mori había sonreído por lo que agache mi cabeza. Es hora de mandarlos a la mierda.
—Tiene razón.
—Midori... —susurro el viejo y pude distinguir ¿dolor?
—Tal vez... una muerte dolorosa, sacarle los dientes uno por uno, mientras se incendia su ropa; seguido arrancarle todas las uñas y apagar el fuego, luego sacarle cada uno de sus órganos para venderlos... no, mejor se los daré a sus conocidos para que se lo coman y por último colocar el cadáver colgado en un lugar que se recorre mucho —conforme iba hablando visualice los rostros de los hombres.
Fukuzawa tenía una mezcla de decepción y tristeza, Mori una sonrisa con los ojos brillantes y el chico quitó su interés en mi y se enfocó en el presidente.
—Si, lo haré. Así ya no habrán más hijos de puta que nos molesten —una sonrisa sádica se apoderó de mis labios—. Solo haga un simple gesto para poder hacerlo, con todo gusto lo hago.
—Ha... —no terminó su frase ya que recibió 4 balazos continuos por parte de mi pistola.
Él cayó de rodillas al suelo mientras llevó una de sus manos a la herida de bala con la intensión de detener el sangrado.
—¡Hija... de... mierda! —grito entrecortado.
—Mori-sama —el de cabello marrón acudió a ayudarlo.
—Tienes tanta puta suerte —me reí—. Mierda, falle el tiro por "accidente". Adelante a ver si te atreves a ofenderlo de nuevo hijo de las diez mis putas, malparido —lo apunte, mientras el chico sacó un arma—. Lo reto.
—Midori —llamó mi atención el viejo.
—Le juro que si me deja matarlo le daré mi moto y dejare que la destruya en mi presencia.
—Konoe Midori.
—Bien, si usted lo dice. Entonces respetaré su decisión —guarde el arma y el chico bajo la suya—. Escúchenme bien, antes muerta que ser tú subordinada e integrante de la mafia, bastardos. Fukuzawa-sama, es mucho más eficiente que ustedes dos e incluso de todos los pertenecientes de esta estúpida empresa, él fue el genio maestro en poder ingresarme a la mafia sin que ninguno de ustedes se diera cuenta.
El de cabello marrón ayudo a levantar a su jefe, sin quitar su mirada sobre mi.
—Tushe —dijo el de cabello marrón
—Bienvenidos al juego Agencia de Detectives —dijo adolorido el jefe de la Mafia.
—Ojalá y nos entretengan un poco con sus intentos de vencernos —dijo el de cabello marrón.
—No canten victoria antes de tiempo. Cuando menos lo esperen podremos superarlos —dijo Fukuzawa
—Espero que ustedes si sean buenos para darme un combate digno, no como el resto de los idiotas que haz mandado para matarme, ya no quiero perder mi valioso tiempo con unos inútiles —dije infantil, entretanto de reojo con a Fukazawa realizar la señal.
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Nos encontrábamos sentados en la parte de afuera de una ambulancia completamente empapados, mientras tanto observé cómo varios policías subían a diferentes personas a las patrullas ocasionando que sonriera.
—Lo que hiciste fue...
—¿Asombroso? —complete con duda y él terminó de secar mi cabello con la toalla.
—Idiota —solté un bufido— y asombroso —quitando la toalla de mi cabello—. ¿Cómo sabias que el subordinado de Mori podía anular los poderes?
—¿Podía hacer eso? —eleve una de mis cejas con confusión y él sonrió mientras negó con la cabeza— Los había colocado en caso de emergencia, pero conforme avanzaba la "platica" solo quería destruir y hundir su mugre barco por ofenderlo —explique, me sobresalte al escuchar una carcajada de su parte. Aunque me termine vengando de dos formas.
—Eres un caso.
—Nadie puede ofenderlo más que yo, viejo.
—Hoy si me pusiste trabajo.
—Hey, mire el lado bueno, la Port Mafia ya no nos molestará por un tiempo y capturamos a muchos usuarios con poderes.
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Eran las 8:20 de la mañana cuando apenas ingresamos a la agencia. Me encontraba sumamente cansada y con sueño, pero este último se esfumó cuando visualice a cierto rubio acercándose a nosotros.
—¡Kenji! ¡No habran más misiones que estén relacionados con esos bastardos de la Mafia! —grite emocionada y me abalancé sobre el abrazándolo sobre el cuello.
Sentí un fuerte golpe en la nuca a tal grado de terminar tirada en el suelo viendo pajaritos en el aire.
—¡Midori! ¿Estás bien? ¡¿Por qué hizo eso?!
—Porque es una gran testaruda y no aprende en ya no decir malas palabras, pero descuida estará bien.
—Yo no digo malas palabras, sino las digo bien dichas —dije mareada levantándome.
—Quieres otro golpe ¿verdad?
Me coloque detrás de rubio usándolo de escudo— Tengo a un Kenji y no tengo miedo de usarlo.
—Uh, ¿a que te referías con que ya no habrán más misiones de la Port Mafia? ¿Y por qué tienen su ropa mojada?
—La misión a la que fuimos anoche conllevó de forma directa con algunos miembros de la Port Mafia.
—Ellos intentaron tendernos una trampa, pero gracias a mi astucia y habilidad conseguimos favorecernos de su movimiento y terminamos encarcelando a varios de ellos. En cuanto a la ropa, pues la misión de llevo acabo en un barco que zarpo y se terminó hundiendo —termine de explicar.
—Le pusiste granadas no es así —aseguró Kenji.
—Yo... —coloque una mano sobre mi pecho— cómo crees, yo no sería capaz de hacer semejante barbaridad.
—Ya dejen de hablar y vamos de una vez —dijo el viejo ocasionando que lo viéramos confundió.
—¿Es en serio? ¿Una misión? Viejo yo quiero ir a mi cama a recuperar mis horas de sueño —proteste.
—No iremos a ninguna misión, sino iremos a festejar por el logro que consiguió la agencia y el triunfo de la primera misión de Kenji, así que los invitaré a comer.
—¡Ramen!/¡Dangos! —gritamos emocionados a la vez Kenji y yo.
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Flashback
Nos encontrábamos en la sala de reuniones cada uno observando el volcán de misiones que le corresponde a cada quien.
—Aprovecharemos en realizar misiones relacionadas con la Port Mafia y para ello nos dividiremos —explicó Fukuzawa
—No, ¿por qué? —se quejó Kenji.
—Debemos de solucionar todas las misiones atrasadas que tenemos y colocarnos al día, también podríamos capturar a mafiosos rebeldes de bajo rango.
Fin del Flashback
Me encontraba en una oficina policiaca, ellos se encargaron de actualizar la información de una de las tantas misiones por lo que no dude en notificarle al viejo.
—Sucedió algo extraño.
—¿En qué sentido?
—Apenas estoy llegando al lugar y me entero que el cliente fue asesinado. Según los reportes de la policía se dice que un asesino entró a la empresa y lo empujó por la ventana, es todo lo que tienen.
Espere unos segundos a que me dijera algo, pero no lo hizo por lo que hablé extrañada.
—¿Viejo? ¿está ahí?
Él siguió sin responder, por lo que ya me empecé a alterar un poco.
—Fukazawa-sama, ¿está bien? ¿Necesita que retorne a la agencia? —pregunte preocupada.
—No... yo... —suspiro— estoy bien y no necesito que regreses a la agencia.
—Señor, no es necesario mentir.
—Necesito que resuelvas el caso y encuentres al asesino.
—Pero...
—Es una orden.
—De acuerdo, pero le informaré a Kenji para que esté con usted por cualquier cosa.
—No es necesario.
—Si Kenji no está con usted entonces no resolveré esta misión y retornaré a la agencia. —dije, no escuche nada de la otra línea y añadí—: Tal vez llevo poco tiempo lidiando con usted, pero puedo asegurar que no está bien y posiblemente sin querer le di en uno de sus puntos ¿débiles? Así que no quiero dejarlo solo en estos momentos hasta que se sienta estable.
—Estoy bien.
—No lo está y haré eso porque me preocupa. Proseguiré con el caso, no dude en llamarme por cualquier inconveniente.
—Bien y por favor resuelve el caso, confío en ti.
La llamada finalizó —será que el cadáver será algún familia o conocido del viejo para que se colocara así — y le envié el mensaje a Kenji diciéndole que anulara sus misiones y cuidara al presidente.
| Narra omnisciente |
La joven detective se dedicó en salir de la estación de policía y dirigirse hacia la escena del crimen, a su vez cientos de kilómetros lejos de la posición de la joven se encontraba el jefe de la Agencia en si oficina quien intentó de acomodar sus pensamientos y emociones.
Se está repitiendo lo de hace unos años —su mirada se fue sombreando—. Se que lo conseguirás resolver esa misión que yo nunca pude, espero tomes la decisión correcta si te topes con él —pensó viendo los cinco expedientes.
Dos de ellos poseían más información a comparación desde el inicio, en cada documento en la parte superior izquierda se encontraba una fotografía de Kenji y en el otro de Konoe Midori. Iba a pasar hacia los otros documentos, pero se detuvo al escuchar unos golpes en la puerta por lo que guardó los documentos en el cajón de su escritorio.
—Adelante.
—Lamentó interrumpir —dio una breve inclinación por unos segundos y retorno a su posición natural—. Midori me notificó que no está bien presidente así que acompáñeme que lo llevaré con el doctor —explicó acercándose al hombre, una vez al lado de él lo cargó con un movimiento rápido.
—¡Bájame, Kenji!
—Lo lamentó señor, pero le tengo más miedo a Midori que a usted.
En cuanto en un lugar cercano a la posición de la joven Midori se encontraba un joven de cabellera negra, quien poseía una sonrisa gatubela y poseía un brillo de esperanza en sus achinados ojos, descendió su mirada hacia la hoja viendo una vez más la fotografía.
Esta es mi última carta y cómo Din— ¡Konoe, voy por ti! —dijo decidido el azabache y continuó su camino.
| Narras tu |
El viento era fuerte ese día provocando el revoloteo de la cinta amarilla, escrute el lugar con la mirada —iniciemos esto de una vez por todas—. Pase por debajo de la cinta y me fui acercando en donde se hallaba el cuerpo —el cuerpo ya fue llevado por los forenses, pero las manchas de sangres siguen casi frescas—, eleve la mirada buscando algún indicio de lo indicaron en el reporte, sin embargo ninguna ventana del edificio a simple vista no parecían rotas.
Suprimí toda emoción y seguí mi camino pasando por debajo del cartel de la empresa para dirigirme hacia la oficina, utilice el ascensor y espere unos segundos.
Entre en la oficina del difunto, la escena ante mis ojos era como una oficina un lunes por la mañana, como si no hubiese ocurrido un asesinato horas atrás y el lugar poseía varias montañas de documentos.
—Hola, gracias por tomarse la molestia de venir hasta aquí. Por favor, espere un momento, terminaré pronto —dijo una mujer que deduje era la secretaria, quien lidiaba con varios documentos a la vez.
Ingrese al lugar con algo de dificultad ya que no había espacio por los papeles sobre las mesas y el piso. Por lo que podía apreciar, todos esos papeles parecían importantes.
Ella era pálida, enferma y portaba un abrigo negro. Sus acciones consistían en mirar algunos papeles, tomarlos, devolverlos al estante y organizar otros tantos.
—¿No lo ve? Estoy organizando estos documentos —eleve una ceja y la mire confundía—, porque solo yo entiendo todo lo qué hay que hacer aquí —explicó hostil.
¿Y esta loca qué? Ni siquiera le hablé y quien se cree para hablarme con ese tono de voz.
—Mis condolencias —incline mi cabeza en señal de respeto y al segundo volví a mi posición natural—. Esta es una pérdida lamentable... Escuché que empujaron al presidente desde la ventana, justo en este lugar.
A través de los vidrios de la oficina podía ver las calles de Yokohama, la gran ventana donde cayó el presidente de la empresa, alias mi cliente, estaba cerrada.
—Un asesino profesional perpetró el crimen —su expresión oscura se consiguió ensombrecer todavía más—. Esta es una gran pérdida para la compañía. En mi caso, el presidente fue quien descubrió mi talento oculto durante mi profesión anterior, y me preparó para estar en este puesto. Exponer al criminal y mantener todo esto bajo el ojo imparcial de la justicia sería, creo, el regalo de despedida más apropiado para él. —explicó con un gesto hacia la habitación continúa y añadió—: El asesino ya ha sido capturado. Después de matar al presidente, mientras escapaba, fue atrapado por los guardias de seguridad en el primer piso. Está confinado en esa habitación.
—¿Qué? —eso fue demasiado rápido, un pequeña sorpresa se apoderó de mi cuerpo—. ¿Todavía está aquí?
—Sí. Parece que se rindió y no opuso resistencia. Ha estado bastante tranquilo desde entonces. Las personas que han entrado a hablar con él, inclusive, se confundieron al inicio y pensaron erróneamente que se hallaba dormido.
Tener a un poderoso explosivo al lado y mostrar indiferencia ante este, lo extraño es que el "asesino" solo empujó al presidente pero no atacó a la secretaría, ni siquiera la noqueó, definitivamente hay gato encerrado aquí. Necesitaré más pruebas para confirmar mi deducción, mientras tanto a joderle la vida a alguien.
—Cada vez el mundo se esta yendo a la mierda —susurre.
—¿Disculpe?
—Que me gustaría ver al asesino.
—Por supuesto, pase, pase.
Estaba a punto de caminar hacia la puerta de al lado, pero detuve mi andar— Dijo que podría pasar, pero...
No finalice mi oración por buscar las palabras apropiadas, el piso frente a la puerta está con demasiadas columnas llenas de papeles que por escasos centímetros no tocaba el techo —es algo inhumano pasar por ahí sin mover nada—, quería ahorrarme la fatiga por lo que pregunte mientras señalaba los documentos:
—¿Está de acuerdo si muevo esto?
—Ah, por favor, no los toques —elevó la voz por primera vez, deteniéndome—. ¡No puedes! ¡Esos documentos son en extremo importantes! ¡Contienen la fortuna de la compañía! Perder alguno de ellos, o dejar que se mancharan con una sola gota de tinta... ¡No imagina las pérdidas millonarias que eso le causaría a la compañía! Muévase a través de ellos mientras los evita hábilmente. No los toque, no los mueva. ¡Alguien como Konoe-san debería ser capaz de hacer algo así!
—¿Eh? —pronuncie con una gotita cayendo de mi cien— Soy detective, no acróbata —comenté y ella pareció darle igual.
Retorne mi vista en ese caos, sin importar cómo lo mirada el pequeño camino libre era más estrecho que mi pie, intentaré razonar con ella una última vez.
—En cualquier caso, me gustaría saber por qué los documentos están colocados sobre todas las superficies.
—Una pregunta comprensible. Permítame contestar. Quiero suponer que el motivo del asesino era el robo o la destrucción de un documento importante. Es decir, se infiltró para arruinar a la compañía, la presidenta lo vio y él la mató para sellar sus labios. Esa es mi deducción. Así que estoy llevando a cabo un minucioso chequeo.
—Entonces, los documentos que están de camino a la puerta podrían devolverse al estante de manera temporal.
—No, no se puede —negó con la cabeza—. Todos los documentos en esta sala están ordenados sistemáticamente. Este arreglo en sí mismo es un método importante para ver a través del plan del criminal. Todo está acomodado de acuerdo a la fecha, el departamento, la importancia... ¡La habitación entera es un catálogo único en su tipo! Antes de que la presidenta descubriera mi increíble talento para organizar, dependía de ésta en mi empleo anterior. Aparte de mí, nadie más en la empresa puede trabajar con este sistema. También hay una serie de pasos a seguir para devolver los documentos a los estantes. Si algo en esta sala se mueve siquiera un poco, nos alejará de la verdad tras el asesinato de la presidenta.
Chica solo es correr un poco los mendigos papeles para que pase. Definitivamente no entiendo a los adultos, aveces me funden el cerebro de lo complicados que son —suspire—. Solo lo hago porque quiero conocer al usuario de habilidad especial.
Medí la distancia entre los diversos objetos solo con la mirada. Eran unos 6 pasos hacia la puerta, pero podía llevar en solo 2 pasos; claro, pisoteando algunos documentos en el proceso.
Me retiré del lugar quedando justo en la entrada de la oficina, acumule fuerza en las piernas y salte luego de una corta carrera. Uno de mis pies se posó sobre el adorno de la estantería cercana a la pared, con ayuda de la pequeña superficie conseguí apoyarme y salte de nuevo.
Me sostuve de ambas manos sobre una silla cercana a la puerta, mientras tanto una pila de documentos hacia contrapeso, mantuve el equilibrio en esa posición y traté de no mover mi cuerpo ni un solo centímetro, al conseguirlo quite una de mis manos de la silla —esto es más difícil de lo que pensé—. Estire mi mano libre hacia el picaporte y abrí ligeramente la puerta con dificultad.
Me propulsé con la mano que tenía sobre la silla y conseguí alcanzar el picaporte de la puerta usándolo como soporte para deslizarme hacia adentro de la habitación e impide caerme de espaldas a tarándome del marco de la puerta con los dedos; así fue como llegue a la habitación continua sin tocar un solo documento.
—Woooh —dijo la secretaria desde atrás.
Le ignore por completo mientras solté el marco de madera y aterricé en el suelo, cerré la puerta y con ayuda de mi celular inicie a grabar un audio.
Eleve la mirada que se encontró con el "asesino". Era un joven un poco más alto que yo, de hombros estrechos. Tenía las manos atadas detrás de su espalda, al igual que las piernas a la silla, también su rostro se hallaba cubierto por una bolsa negra de tela negra. Me percaté que las cuernas que lo mantenían atado eran de acero —será casi imposible que se libere de ellas, a menos que su habilidad sea a su favor y lo ayude—, a continuación analice hasta el más mínimo de detalle en busca de un indicio de que se trataba su habilidad.
Vestía de una camisa azul, pantalones de trabajo y zapatos de cuero, no era un atuendo común para un asesino profesional, sino un simple ladrón que consiguió infiltrarse al lugar.
En cuanto a la habitación era una oficina de recepción, solo tenía una simple estantería, mesa de negociaciones y una pintura enmarcada. Decide iniciar con la tortura del joven, por lo que a propósito inicie a caminar alrededor de la habitación con pasos audibles, entretanto el cuello del "asesino" se movió ligeramente como reacción inmediata.
Camine hacia la pared detrás del "asesino", seguido golpeé la pared con la palma de mi mano ocasionando un estallido explosivo resonando por la habitación, pero él ni se inmuto, su actitud era la viva imagen de la calma —modus operandi, bien si así quieres jugar—. Mi vista se detuvo en el rincón de la habitación, en esta se hallaba el equipamiento de él, consistía en dos pistolas y sus respectivas fundas muy gastadas y viejas, pero bien cuidadas, por último había pequeños alambres para abrir la cerradura, mientras veía todo decidí liberar mi aura de forma amenazante y él tensó sus hombros.
—Así que lo sentiste —su cuerpo comenzó a temblar y solté una breve risa— después de todo las personas como nosotros logramos percibirnos y sentirnos —me acerque un poco a su oreja izquierda—. Mira chico, cometiste un pequeño "delito" al ingresar a instalaciones privadas y se te impondrá a un leve castigó por el juez, pero puedo evitar esto, solo si respondes con honestidad la pregunta que te haré. ¿La secretaria fue la que te contrató para deshacerte del presidente de esta empresa?
Espere unos minutos, pero el siguió con la misma actitud de piedra. Me aleje de su oreja, seguido tomo la pluma que se hallaba sobre la mesa, seguido quite la tapa y dibuje una línea sobre el bloc de notas colocado en la mesa, aclarándome que aún tenía tinta.
Sostuve la pluma sobre el lado izquierdo de la cintura con el fin de aparentar de haber sacado otra arma, mientras tanto deje la tapa en la mano izquierda y el cuerpo de la pluma en la derecha. Moví un poco las piernas para que éstas estuvieran separadas a la anchura de los hombros, adoptó la posición de hitoe-no-mi, seguida de una postura de han-mi.
—Así que no vas a colaborar. Bien, que conste que tú me forzaste hacerlo de mala manera.
Ajuste su respiración una sola vez, di un paso fuerte con el pie derecho y avance con intención asesina en dirección al único hombre —solo un paso, solo un latido—. Él saltó a un lado aún atado a la silla provocando un fuerte ruido que resonó en la habitación, al suceder eso analice la escenas y con la misma regrese el pie hacia atrás dibujando un semicírculo, y devolví la pluma a mi cintura, imitando a Fukuzawa cuando envainaba su espada.
—No te preocupes —tape el bolígrafo y lo coloque sobre la mesa—. Es sólo un objeto de papelería —explique y él se removió en el suelo como si de un gusano se tratase.
Bien es obvio que no puede ver fuera de la bolsa ya que no habría llegado al punto de caerse para evita el ataque actuado, ¿será que tendrá un poder similar al de Odasaku o pueda que tengan los sentidos peliagudos?
—¿Sucede algo...? ¿Hay algún problema? —preguntó la secretaria desde la oficina contigua.
—No, ninguno —analice al sujeto—. Entonces, me llamó aquí para lidiar con este hombre.
—Me gustaría pedirle que vaya con él para asegurar que sea entregado. Como puede ver, ese hombre no dice ni una sola palabra y se ha mantenido en sepulcral silencio desde que lo atraparon. Me gustaría llevarlo a la estación de policía, pero la policía de la ciudad no parece tener suficiente mano de obra y dijeron que solo pueden prescindir de dos escoltas... ¿Qué piensa? ¿Serían suficientes dos escoltas policiales para llevarlo sin que escape?
—Probablemente no —me dirigí a la puerta y la abrí—. Este hombre está buscando una oportunidad para escapar. Sería apropiado trasladarlo antes de que tome alguna acción. —explique, recostada en el marco de la puerta y agregue—: Lo sacaré de la habitación, ¿está bien?
—Por supuesto, no hay problema. —sonrió—. Sin embargo, por favor, no pise los documentos.
—...
—...
Eso sería imposible. Trate de hacer ningún gesto facial, mientras mataba internamente a la secretaria.
—¡Buenos días y con permiso! —se presentó una voz estruendosa, ésta fue peor que un despertador que garantiza quitarle el sueño a cualquiera.
Dirigí mi cabeza hacia la puerta de entrada dejándome ver a un chico de unos 15 o 16 años —¿y este qué?— . Portaba una capa rural, que le cubría del frío, y una gorra de estudiante; su cabello corto y disparejo hacía que uno se preguntara si se lo había cortado sin la ayuda de un espejo. Cargaba, además, un rústico porta documentos.
El chico tenía pestañas largas y ojos rasgados color verde, los cuales se hicieron de notar un poco más por la cara de impresión que hizo antes de hablar.
—Vaya... ¡El día de hoy el viento está terriblemente fuerte! —dijo el chico—. Por cómo luce el fabricante de cubos de la segunda cuadra, podría haber un asesinato —me llamó su frase—. Sin embargo, ¿no pueden hacer algo respecto a la ubicación de la compañía? Está cerca del mar y todo apesta a sal, la pendiente que hay que subir para llegar aquí es problemática y es difícil recordar el camino. De verdad, el presidente debería hacer algo al respecto. Esta es la razón por la cual Yokohama no es un lugar para vivir, ah, inclusive la gaviota que encontré en el camino era tan horrible que le di una de mis bolas de arroz sin pensarlo demasiado, no tenía buen aspecto, se veía demasiado asquerosa a mi parecer —hablo con una gran sonrisa en su rostro y en ningún momento se detuvo para respirar
Esto es impresionante, ni una sola vez se detuvo para respirar.
—¿Eh? —atinó a pronuncias la secretaria.
—No digas sólo «¿Eh?». Era una gaviota. ¡Una gaviota! ¿No sabes qué es? Es un monstruo con plumas. Las gaviotas debieron haber hecho algo súper horrible en sus vidas pasadas, porque si te fijas bien en sus ojos, ¡puedes ver cada ápice de locura! Por cierto, cambiando de tema, tengo hambre, ¿tiene algo para comer?
—¿Sí? No, quiero decir... ¿Perdón?
La sonrisa del chico se esfumó, de repente miro dentro de la oficina y entrecerró los ojos un poco y dijo:
—Hmm... Eso es terrible. Bueno, esto no tiene nada que ver conmigo. De cualquier forma, ¿podría darme ese papel? —agregó el chico—. Ah, ¿está en medio de todo esto? ¿Tengo que buscarlo? Parece molesto. Encuéntrelo para mi, señora secretaria, sirve para que mata el tiempo con ello, porque no me interesa en absoluto dejar huellas dactilares en esta sala.
Esto se volvió interesante. El chico comenzó a caminar hacia el centro de la habitación, en dirección al mar de documentos.
Justo antes de que el talón del muchacho estuviera a punto de aterrizar de lleno en el documento más cercano a él, un trozo de papel con varios sellos oficiales de diferentes compañías, algún tipo de contrato inter-empresarial, la secretaría gritó:
—¡Uwaaah! ¡Espera, espera! ¡Detente allí! ¿Sabes cuántos años tomó sellar ese contrato? —pregunto, agarró el hombro del joven y lo detuvo justo a tiempo.
El chico miró la miro sin comprender lo que acababa de decirle.
—Nop —respondió, y dio un paso adelante.
—¡Uwah...! ¡Detente! —grito y recogió el documento antes de que el chico terminara de dar el paso.
—Vaya, eres muy rápida —dijo sonriente.
—Tú... ¡¿Quién rayos eres?! ¡No importa si es después de una calamidad, esta es la oficina del presidente, y sólo se permite la entrada a personas autorizadas!
Una sonrisa pequeña sonrisa burlona surco en mis labios al ver que su mentira se estaba iniciando por irse al caño.
—Lo sé —asintió, como si no le importara—. Pero yo soy una persona autorizada. Escuché que hoy sería la entrevista, así que deberías saber a qué vine sólo con mirarme.
—Uh... ¿Eh? ¿Solicitaste una entrevista? Creo... creo que recuerdo que la presidenta habló sobre hacer una entrevista para un pasante de oficina hace un tiempo...
Conque un pasante de oficina... es un gran ignorante hacia las personas a un nivel devastador, pero eso no le quita lo inteligente que es —ríe un poco—. Al principio pensé que se trataba de algún espíritu japonés en forma de un demonio infantil, o de un joven demonio que perseguía a la compañía y ahora que el presidente había fallecido estaba allí para exigir el pago por su patrocinio.
Ambos seguían discutiendo cerca de la entrada y estaba disfrutando el espectáculo, si el viejo me viera haciendo esto me mata, pero tengo una justificación válida.
—Hah, con los documentos cubriendo cada rincón de este lugar —agregó el chico—, no importa cuánto no quieras que se investigue... Realmente, los adultos son incomprensibles. ¡El mundo está lleno de incomprensión!
—¡D-Deja de decir cosas extrañas, por favor! Entiendo por qué has venido. ¡Sin embargo, la situación actual de nuestra empresa no debería permitir que estés aquí! El presidente ha muerto por la mano de un asesino. Por tal razón, las entrevistas han sido suspendidas. Se tienen que llevar a todas las personas sospechosas que estén en la escena, tengo que encontrar y reportar cualquier pérdida de documentos a las autoridades antes de cuarenta y ocho horas, y no tengo nada de tiempo libre. Ahora, por favor, retírese de esta instalación. Vamos, vamos.
—Pero eso ya lo sé —hizo un puchero—. Me pregunto por qué sigues diciendo cosas que se pueden entender con sólo ver la habitación en la que estamos. Vine aquí para obtener la carta de reconocimiento por asistir a una entrevista. ¿Entiendes eso?
—La carta de reconocimiento... Ahhh, las cartas de reconocimiento que el gobierno envió como prueba de participación en la búsqueda de empleo.
Me sentí un poco mal por el chico ya que debe trabajar a tan corta edad.
—Creo que es probable que esté en algún lugar de aquí... —miró alrededor— Qué molesto. Oye, señora secretaria, ¿podrías mover a otro lugar todos estos documentos inútiles?
—No. Este arreglo en sí mismo es un método importante para ver a través del plan del criminal. Además de mí, no hay nadie en la compañía que pueda...
—Heh —asintió, había ignorado todo lo que la habían dicho y comenzó a recoger los papeles a sus pies.
Él se dedicó a ver un momento el piso e inició a tirar los papeles hacia los lados.
—¡Ahhhh! —grito, dejándome casi sorda y ella expresó el dolor de su alma—. ¡Detente, detente ahora! ¡No puedo permitir que toques ni un papel más! ¡Me tomó cerca de cinco horas arreglarlos todos!
—Bueno, yo sólo estoy buscando mi documento.
—¡Entonces quédate quieto y espera abajo! Lo buscaré adecuadamente para ti después.
—Diciendo mentiras obvias otra vez... Está bien, lo encontraré yo mismo. Después de todo, sólo me tomará un segundo —eleve una de mis cejas, ¿un segundo? Que tramará este chico—. Esta es la ventana de la que se cayó el presidente, ¿cierto?
En algún momento, el joven terminó de pie junto a la ventana y por alguna razón estaba mirando la amplitud de ésta.
Ella se apresuró a reorganizar los documentos. Debido a las acciones descuidadas del joven, hasta el diez por ciento de los documentos en la sala se encontraban hechos un trágico desorden —parece que sería una tarea agotadora arreglar todo de nuevo—. Una idea atravesó mi cabeza al ver que podía hacer, por lo que decidí hacerme la loca y decidí preguntarle para alentarlo en hacer esa acción:
—Chico, ¿cómo vas a encontrar un pedazo de papel de esta montaña?
—Oh, anciana, así que puedes hablar. —levantó las cejas y cierto tic apareció en mi ceja—. Pensé que bien podrías ser una escultura realista dado que estabas tan silenciosa como una piedra... Aquí, el documento que estoy buscando es una carta del gobierno con un sello, por lo que el material es diferente, es más grueso que los documentos normales...
—Tengo 15, imbécil.
Se dedicó por breves segundos en observarme mientras poso su mano sobre la ventana, la misma en la cual el presidente cayó, esta se podría abrirse horizontalmente.
—¡Aquí vamos! Es hora del espectáculo —dijo el joven, alegre, antes de abrir la ventana en su totalidad.
De repente, los documentos volaron como si hubieran tomado vida propia.
—¡¿Uwoaaahhhh?!
Pájaros blancos agitaban sus alas en la habitación, el aire fresco y frío creó una vorágine. La escena era bastante mágica y yo traté de no soltar la carcajada que iba reteniendo.
—¡¿Q-Q-Q-Q-Que estás haciendo?!
—Oh, aquí está, aquí está —expresó y recogió un documento de la mesa.
Era el único documento que apenas revoloteaba en el torbellino que entraba por la ventana. Debido a que era, en comparación, más grueso que otros papeles, el peso hizo que su movimiento se ralentizara.
—¿Qué quieres decir con que "aquí está, aquí está"? ¡Ahhh! ¡Tendré que revisar todo de nuevo! —dijo ella rascando su cabeza indicando estar al borde de la locura.
Sin embargo, el joven estaba por completo despreocupado, quien sonrió y habló con indiferencia.
—Está bien. Después de todo, no se perdió ni un solo documento.
—¿...Hah? —pronunció y dio la vuelta.
El joven siguió hablando.
—Porque ninguno de los documentos fue robado, y, en primer lugar, el asesino no mató al señor presidente. En realidad, usted fue quien la mató, ¿no es así, señora secretaria?
Te atrapo querida, a ver cómo te defiendes.
—¿...Hah?
La boca de la secretaria casi se le desencajaba de la mandíbula.
—¿...Hah?
Inclinó la cabeza hacia un lado.
—¿...Hah?
Ahora, tenía la mejilla casi paralela al suelo.
—¿Por qué decirlo tres veces? De verdad, no entiendo a los adultos. Sin importar cómo lo veas, la secretaría es la asesina, y no importa qué sentido quieras darle a la escena, el falsamente acusado asesino está presente, pero no está haciendo nada en absoluto. Esto es negligencia de deberes. ¡Si mi madre estuviera aquí, ya estaría atando y tirando al criminal por la ventana!
Sus ojos verdes se encontraron con los míos, pude notar en ellos que buscaba que le creyera, por lo que le sonreí y le guiñe el ojo.
—Imposible... —dije fingiendo sorpresa.
—¿Verdad, anciana? —dijo el joven sonrió orgulloso y por lo que vi había captado mi señal.
—¿P-Por qué hace una expresión tan aterradora, Konoe-san? Ya que se tomó las molestias de venir aquí, por favor, ¡eche de aquí a ese mocoso! Si quiere, puedo tratar esto como un favor y pagarle un porcentaje adicional. Si este cuarto se desordena más la compañía podría...
—Chico. No es que no entienda lo que acabas de decir —crucé mis brazos—, pero las huellas dactilares del asesino estaban en la ropa de la víctima. Las diez huellas de los diez dedos. ¿Cómo explicas eso? Si aseguras que la señora, aquí presente, es el verdadero asesino, sin dar una explicación convincente, incluso si eres alguien de mi edad, no puedo hacer la vista gorda. ¿En qué te basas para hacer tal acusación? —cuestione, necesitaba recolectar más información para encarcelar a esta mujer.
—Oootra vez con eso. ¿Qué es esto? ¿Un examen? Me harás decir todas las cosas que todos ya saben y me calificarán más tarde, ¿no? Realmente, no entiendo esta ciudad...
—Déjame saber la deducción que hiciste para llegar a tal conclusión —pronuncie con seriedad y sinceridad.
No obstante, el aire en la habitación se congeló en cuanto hice eso, se sentía como si la temperatura hubiera bajado un par de grados. Cuando hablaba con ese tono voz, un matón cualquiera, inclusive miembros de la mafia no habría dudado en salir corriendo mientras lloraba y rogaba por su vida.
—Ah... bueno. Comprendo —cerró la ventana y poseía una expresión dócil—. En primer lugar, la señora secretaria dijo algo así como: «mire allí, debajo de la ventana» y casualmente llevó al presidente frente a la ventana. Entonces, el presidente, con la guardia baja, fue empujado con fuerza por la espalda y murió al llegar al suelo.
—¿Pero qué estás...?
—Este lugar es solo para personas autorizadas, ¿no es así? —continuó el muchacho, ignorando la enojada secretaría—. No importa cuán hábil sea el asesino, sería imposible lograr que el presidente fuera al frente de la ventana sin ponerle un dedo encima, ya que él puede ver a todo el que va a entrar desde el escritorio, ¿no es así? Entonces, el asesino tendría que haberle forzado a ir hasta ese lugar y, por tanto, el presidente tendría huellas dactilares en varias partes de la ropa como resultado del forcejeo; sin embargo, sólo tiene las huellas de cuando fue empujado por la ventana, ¿cierto? Eso fue lo que escuché cuando estaba esperando en frente de la habitación. Lo que significa que el presidente no estaba en peligro hasta el momento en el que cayó. En otras palabras...
—Es un crimen que se llevó a cabo desde dentro de la empresa y no de alguien que entró en ella —complete la oración del chico.
Él observó con mucho cuidado su alrededor, escucha con las atencion de la que aparenta, incluso cuando se comparta de la manera desinteresada en que lo hizo hasta hace un momento; toda información importante se quedó en su cerebro. Definitivamente tiene mis respetos.
—Si es sólo eso, todavía no es lo suficientemente convincente —lo siento chico, pero necesito que ella cometa un error en su mentira o algo para meterla presa—. El presidente pudo haber estado frente a la ventana por casualidad, y el asesino pudo haberse acercado con un sigilo extremo para aprovechar el momento y empujarlo.
—¿Y el presidente abriría la ventana en un día tan ventoso? —pregunto y frunció el seño.
—Pero para demostrar que es un delito interno, eso sigue sin ser prueba suficiente. Hay reglas que deben seguirse en el mundo de los adultos. Si tratas a una persona, a la que conociste por primera vez, como un criminal y te equivocas, no puedes sólo reírte como si fuera una broma.
—¡Lo sé, lo sé! ¡Dije que lo sé! —infló un poco las mejillas en un intento vago por controlarse y no hacer un puchero—. ¡Cielos...! De todos modos, algo como las reglas de los adultos no me importan, porque estoy diciendo la verdad. Continuaré. Las huellas dactilares del señor asesino aparecieron a pesar de que se trataba de un delito interno, porque eran parte de un disfraz. Supe, por mi padre, que es increíblemente fácil obtener huellas dactilares para inculpar a otros; muy útil para criminales experimentados u operaciones encubierto. Señora secretaria, usted fue fiscal o algo así en el pasado, ¿verdad? Hace un momento usted mencionó un período de custodia de cuarenta y ocho horas, pero esa es una jerga de la esfera fiscal. De ser así, entonces lo sabría, ¿no? Para obtener las huellas dactilares necesarias para el disfraz, habría usado una pasta, un molde o algo para obtenerlas; luego, con un plástico de...
—¡E-Esto es absurdo! —Gritó ella con rabia en el momento, interrumpiendo al chico—. Incluso si supiera cómo obtener huellas dactilares para hacer algo así, ¿el asesino no me hubiera matado al momento de intentar poner sus dedos sobre el molde? Konoe-san, por favor, saque a este mocoso de aquí...
Permanecí callada y analizando lo que dijo el chico que realmente me tenía sorprendía ya que hasta ese punto de había llegado, el muchacho curvó sus comisuras en una amplia sonrisa ante esa acción.
—Anciana, pareces un poco más sensata. Ahora, la razón por la cual las huellas dactilares del señor asesino fueron obtenidas, se debe a que fue ella quien contrató al asesino. El señor asesino no escucharía a nadie, a no ser, claro, que se tratara de una petición de su cliente. De hecho, incluso si su contratista no lograba hacer que colocara los dedos en un molde, podría haberle hecho sostener algo blando, lo suficiente como para obtener sus huellas, y llegar al edificio a una hora determinada. Eso sería lo más fácil y poco sospechoso de hacer: ¡Aparecer a una hora determinada como cliente!
—Espera. Este asesino no es un maleante cualquiera. El pago por sus servicios es demasiado elevado, no es la cantidad de dinero que un trabajador de oficina cualquiera pueda pagar —dije y por unas milésimas de segundos me sentí estúpida.
—Pero eso no importa, porque el secretario no iba a pagarle —dijo el joven con impaciencia—. Sólo necesitaba una excusa para verlo, como una reunión o una negociación sobre el pago, llamarlo y tomar sus huellas dactilares. Entonces, sólo restaría buscar un pretexto adecuado para citarlo en esta sala en un día diferente. ¡Y así sucedió! Después de eso, consiguió que los guardias de seguridad lo atraparan, pero cuando el señor asesino se dio cuenta de que venían por él, trató de escapar y, ¡ta-dan!, fue atrapado, y salió barato. En realidad, todo resultó más barato que comprar una caja de almuerzo frente a la estación, ya que trabajó gratis sin saberlo. Ah, hablar de eso me dio hambre. ¿Puedo ir a comprar un almuerzo?
—Te invitaré a comer más tarde, así que explica todo hasta el final.
—Tch, okaaay... el secretario probablemente usó al hábil señor asesino porque no se trata de un cualquiera que hablaría sin razón alguna. Como puede ver, el señor asesino no ha dicho ni una sola palabra sobre quién lo contrató. Creo que, quizá, no termina de hilar todo y aún no sabe que fue una trampa planeada por su contratista.
Pobre niño que está atado, sufrirá las consecuencias de esta desquiciada.
—Bueno, sin importar de lo que se trate, una vez que sepa que fue engañado quizá quiera hablar, ¿qué tal si le preguntamos? —cuestione con una sonrisa burlona.
—¡Eso es una acusación falsa! ¡No hay evidencia suficiente! ¡Todo esto es una suposición, una mentira, un engaño! En primer lugar, no tienes pruebas, mocoso. Si me acusas de ser el asesino, ¡demuéstramelo aquí mismo!
—Hah, al fin lo dijiste. —una sonrisa maliciosa se posó sobre en el rostro del joven—. Ya sabes, en un caso de asesinato, la persona que dice: «¡Muéstrame la prueba!», suele ser el asesino... Pero bueno, si estás pidiendo una prueba, ¿qué tal esta montaña de papeles? La secretaria organizó estos documentos para que nadie pudiera ingresar, porque sería malo para ella que se investigara la habitación. Incluso después del asesinato, todavía tiene una parte del plan que debe seguir ejecutándose, porque si hay huellas dactilares en la ropa del presidente, pero no en otras partes de la oficina, resultaría muy sospechoso. En otras palabras, está haciendo tiempo.
—¡Mentiras! ¡No toleraré que me acusen de criminal solo por organizar los documentos! ¡De verdad los estaba organizando! ¿Eres capaz de mostrar otra evidencia aparte de lo que acabas de decir?
—Sí —asintió con obviedad—. Cuando entré por primera vez en la habitación, mientras la señora secretaria no miraba, tomé un documento en secreto y lo cambié por un ensayo sobre lombrices intestinales que tenía a la mano, pero usted no se dio cuenta de eso pese a que decía cosas como «sé todo sobre los documentos que hay aquí».
Ella se quedó sin habla, las palabras quedaron atrapadas en su garganta. No soporte más y solté una sonora carcajada.
—¿Y bien?
—Esto es...
Cerré la puerta por mi espalda y me importó un carajo los papeles, cerré la distancia Ake me separaba de ellos.
—Ah... ¡Un malentendido! No tiene sentido prestar atención a las bromas de niños como éste, ¿no cree? Pensé en dejarlo pasar y reprenderlo más tarde. Así que...
—¿Ven? —se encogió de hombros—. No intercambié ningún documento —dijo el joven.
Ella dejó de respirar. Su expresión se tornó más pálida que la de alguien que ve un fantasma.
—¿Seguirás haciendo el rídiculo o ya puedo encarcelarte?
—N-No, esto es... —trato de hablar, pero no pudo.
—No conocía muy bien al presidente, pero él confiaba mucho en usted. Solía decir que eras una excelente secretaria, que valía la pena cada segundo de tu trabajo. ¿Por qué lo hiciste?
—N-No... Se equivoca, esa persona ya no está y... —retrocedió paso a paso, buscando no sentirse abrumado con mi presencia—. Para él yo sólo era una excelente secretaria, pero sólo eso fue... Simplemente, eso fue...
En ese instante, se escuchó un sonido metálico que provenía de la habitación contigua. Entonces, me di cuenta de algo importante, di media vuelta y abrí la puerta con la fuerza de un golpe.
La habitación estaba vacía. La silla yacía en el suelo, pero sin el asesino que alguna vez estuvo atado allí.
—Atrás —dije dando un paso dentro de la habitación.
Mantuve mi torso bajo,, deslice un pie hacia adelante como si dibujara un círculo. Gire su cuero, luego, me arroje hacia la puerta abierta, empujándola, y obtuve algo de resistencia como respuesta, pero incremente la fuerza —vieras buscado un mejor escondite—. Él soltó un quejido reprimido, abrí un poco la puerta y dirigí la mano hacia el "asesino". Pero no estaba e inicie a buscarlo hasta que lo conseguí, él consiguió una postura de combate bajo que se asemejaba a un animal y lance mi primer golpe, pero esquivo.
—No quiero pelear contigo.
Él murmuró algo que no conseguí a escuchar gracias a la bolsa de su cabeza, no respondí a lo que dijo por lo que me levante del suelo y cerré la distancia entre ambos.
Coloque en práctica el shukuchi, una técnica especial que me enseñó el presidente, consiste en mover todo el peso corporal y acércame al enemigo en un instante. Esta era semejante a mi habilidad, sin embargo, aún no le llegaba ni a los talones.
Reduje la distancia en un instante y agarre el interior del cuello de la camisa de aquel hombre. Por el contrario, sin oponerse a la acción, saltó hacia atrás, retrocediendo hasta que llegar a la pared.
Ahora el asesino tenía la mesa cerca. Sobre la mesa estaban la pluma estilográfica, un bloc de notas y... ¡las armas en las que se especializaba el asesino!
Mientras retrocedía, él tomó las armas con las manos atadas a la espalda —así que este fue tu plan todo este tiempo—. Sin embargo, con las manos casi inmóviles, le fue imposible disparar así que lo aprisione contra la pared mientras mantenía el agarre sobre su cuello.
La mesa fue golpeada desde un lado, y los papeles del bloc de notas se dispersaron. Conseguí inmovilizar al chico contra el muro usando su propio cuerpo. Las manos del chico, sujetando las armas, chocaron contra la pared, estando así, no podría disparar de ninguna manera.
—Suelta las armas —ejercí más fuerza—. Se que estás molesto porque esa idiota te utilizo, pero en este momento no has cometido ningún delito, excepto por entrar de manera ilegal en propiedad privada. Serás perdonado y puesto en libertad con una condena muy ligera.
—No necesito eso —note que le costaba respirar—. No hay perdón en este mundo. Sólo hay venganza; venganza como pago por la traición —susurro y elevó sus pies del suelo.
No soporte por completo su peso con solo un brazo, él se dejó caer y a mitad de camino giró la mitad de su cuerpo, torciendo su cintura; luego, disparó las armas que tenía de áreas de la espalda y se escuchó el rugido de dos disparos. Pero conseguí volver a colocar el agarre en el mismo lugar.
—Ach...
Di media vuelta dejando a la vista dos agujeros de bala en el pecho de la secretaria. En un abrir y cerrar de ojos, la sangre brotó de las heridas y se le tiñó de rojo el pecho —mierda, dio en el blanco de forma precisa—. Ella me miro con una expresión llena de angustia y cayó como si alguien hubiera cortado las cuerdas que lo sostenía.
Patee las pistolas enviándolas a un rincón de la habitación, entretanto coloque toda mis fuerzas, sin utilizar mi habilidad, en el agarre.
—¡Eres un idiota, te acabas de arruinar la vida! —grite molesta y con fuerza le arranque la bolsa de tela que cubría la cabeza del contrario.
En efecto, era un joven. Tenía el cabello corto de color azul, sus ojos grises, los cuales mostraban un terrible vacío y no pude detectar ni un poco de emoción en ellos.
Por breves segundos me visualice en él, mis ojos eran vacíos hace un par de años atrás. Por lo que pase un brazo alrededor de su cuello, apretando la arteria carótida en una llave paralizante.
Él me miró con esos ojos tan carentes de sentimiento y detestaba eso por lo que traté de no mirarlo. En poco tiempo, sin ningún ápice de resistencia, el joven perdió el conocimiento con rapidez.
Me cerciore de que el chico, ahora, tendido en el suelo, haya perdido fuerza y conciencia, deje escapar un suspiro con tristeza.
—¿Ese es el señor asesino? —dijo una voz desde la habitación de al lado, por lo que me di la vuelta.
—Llama a una ambulancia, y la policía de la ciudad también.
—¿No sería mejor llamar a la policía de la ciudad nada más? La señorita secretaria ya está muerta de todas formas. Aparte, he perdido una oportunidad de obtener empleo, ¿podría hacer algo al respecto, anciana?
Sentí un súbito vértigo. Este chico...
—¡La ambulancia primero! —dije levantándome y caminé con paso firme.
—Oye, no me deje atrás. Dijo que me invitaría una comida, ¿no? Usted dijo eso, ¿no? Eso significa que estaría bien ir a donde me gusta comer, ordenar mi platillo favorito y comer tanto como quiera, ¿no? Lo que significa que mientras estoy comiendo, escuchará atenta y seriamente las circunstancias en las que he llegado y me ayudará a escoger la mejor solución, ¿verdad? ¡Hey!
Solo lo hago porque lo prometí y me ayudo.
—Tú...
El joven de pelo corto dijo, sin malicia alguna, con una sonrisa radiante.
—Me llamo Edogawa Ranpo. ¡Recuérdelo!
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Desde hace tiempo habíamos llegado a un restaurante y él pidió 9 tazones de zenzai, se comía todo menos los mochi por lo que intrigada le pregunte.
—Oi, ¿por qué no te comes los mochi? ¿Acaso eres alérgico a ellos?
—No. Simplemente no me lo como porque no es dulce.
—Entonces te vieras pedido youkan, manju o kinton. Acaso no escuchaba los lamentos de soledad del mochi que dejabas sin comer —brome, pero no le tomó importancia.
Su habilidad rozaba lo increíble, con solo una mirada a la escena y a las personas involucradas, pudo encontrar al verdadero asesino. Hasta cierto punto podía hacer lo mismo si es que me interesaba el caso, pero no tan detallado como él lo hizo el día de hoy.
—Dime una cosa, chico.
—¿Mqwue pashwa? —Ranpo levantó la mirada y respondió con la boca aún llena de frijoles rojos.
—¿En qué momento te diste cuenta de que la secretaria era la asesina?
—Desde el principio —uso sus palillos para recoger, con algo de torpeza, frijoles rojos—. Esa chica, ella estaba usando un abrigo largo, ¿verdad? Nadie llevaría algo así para organizar documentos. Las mangas se interpondrán en el camino y eso sería poco práctico.
Asentí— ¿Es frecuente para ti hacer cosas como esa?
—Pues, sí, más o menos —contestó sin dejar de comer, pero ya sin tener la boca llena por completo—. Me ha ocurrido en oficinas, cerca de carreteras... Al principio, interferí porque siempre se llega a armar un alboroto, pero la mayoría de las veces me trataban como una molestia o algo desagradable, por lo que, con el tiempo, se convirtió en un problema. Ah, lo odio, lo odio. El mundo de los adultos es muy raro.
Ranpo sacudió la cabeza con una mueca de disgusto. No eres el único querido
—¿Odias el mundo adulto?
—¡Sí, mucho! Es incomprensible.
—Concuerdo contigo, ellos se complican mucho por algo tan simple. Sin embargo, a de tener sus ventajas, supongo —su mirada penetrante estuvo un tiempo sobre mi cuerpo como si tratara de ver lo más profundo de mi ser—. Antes mencionaste una entrevista de trabajo... ¿Qué tal vas en la escuela?
—Eso es lo que intenté decir antes cuando mencioné que deberían saberlo con sólo mirarme —inquirió, como si fuera molesto hablar de ello—. Hace año y medio fui expulsado de la academia de policía, allí había un dormitorio en el que podía quedarme mientras estudiaba.
—¿Expulsado?
—Sí, todo porque las reglas eran molestas: no salir del dormitorio después del toque de queda, abstenerse de consumir dulces entre comidas, había códigos de vestimenta, normas de comportamiento, y para empeorar las cosas, las clases eran tan aburridas que casi me matan de tedio. Relacionarse con otras personas también ha sido molesto; tuve una gran discusión con el jefe del dormitorio, y me echaron después de revelar todas las aventuras que él tenía con otras mujeres.
Eso te expulsaría de casi cualquier lugar.
—Después de eso anduve probando suerte de un lugar a otro. Cuando trabajaba y vivía en los cuarteles militares, hablé sobre el fraude del general y me desalojaron; cuando hacía recados en una obra de construcción, la relación superior-subordinado me resultó problemática, así que escapé; cuando estaba entregando cartas que la gente tiraría antes de siquiera leerlas, y decidí deshacerme de ellas antes de mandarlas, fui despedido. Dígame, ¿cuánta gente sería más feliz si una carta inútil e innecesaria deja de aparecer en su puerta?
—Tienes razón. ¿Tus padres están en tu ciudad natal?
—Murieron —un pequeño destello de tristeza pasó fugaz por sus ojos—. Fue un accidente. No tengo hermanos ni parientes, así que vine a Yokohama. Padre solía decir: si necesitas algo, un conocido mío es el director de la academia de policía en Yokohama, puedes confiar en él. Papá era un poco conocido entre la policía. Aunque, bueno, fui expulsado de la academia en muy poco tiempo.
—¿Cuál era el nombre de tu padre?
El mencionó su nombre, pero no pude identificarlo y él lo no tiene por lo que mencionó el apodo que era, el ojo que todo lo ve. Sin embargo, quede más pérdida de lo que ya estaba, pero decidí seguir prestando atención a cada una de sus palabras.
—Bueno, aunque creo que no era tan bueno como la gente decía que era. No podía ganar contra mamá cuando se trataba de resolver acertijos o hacer deducciones, y en casa siempre perdía las discusiones sin importar quién de los dos las iniciara.
Él tomó unos breves segundos en comentar el nombre de su madre y explicar que ella no había sido policía, detective o investigadora de crímenes, que solo había vivido como ama de casa.
—Y así es como llegué aquí —empujo el tazón vacío, salvo por el mochi—. No puedo entender lo que los adultos están pensando en absoluto. Aparte, no tengo un hogar al cual volver. Mi oportunidad de empleo ha desaparecido, esta vez ni siquiera llegué a trabajar, y no tengo a dónde ir.
Siempre repite esa frase, no puedo entender lo que adultos está pensando... seguro sus padres le decían eso para protegerlo, supongo —vi cada uno de sus movimientos—. Sin embargo, él ignora cómo se mueve el mundo causando un tipo de barrera, ocasionando que no se de cuenta el gran potencial tiene en la deducción.
—¿Qué pasa?
Negué en silencio y me dediqué una sonrisa —no debería de importarme eso, después de todo sino somos un par de desconocidos que nos topamos por accidente, y no puedo ayudarlo aunque quisiera, ya tengo mucha responsabilidad con Kenji y el presidente me mataría si lo lleva así de la nada—. Después de unos minutos decidí que ya era hora de irme.
—Entonces, aprecio tu esfuerzo de hoy. —me levante del asiento—. Informaré a la policía que el crédito por resolver el caso es tuyo. También te recomendaré con ellos. Si todo va bien, podrías trabajar en el departamento de policía... Debió ser doloroso haber perdido a tus padres, pero estoy seguro de que, si se trata de ti, podrás encontrar un lugar en el que puedas tener éxito. Hasta luego.
Tome el recibo de la comida e iba a comenzar a caminar, pero mi mano fue tomada por la de Ranpo de forma inesperada.
—¿Qué sucede? —cuestione mirándolo, y éste mantuvo el contacto visual por un largo rato.
—¿...Eso es todo?
—¿Qué?
—¿Eso es todo? —repitió—. Anciana, hay algo... más, ¿verdad? Hay un adolescente de 16 años frente a ti que acaba de perder a sus padres, su trabajo y que no tiene a dónde ir. Hay algo más, ¿cierto? Sientes algo muy en el fondo de tu pecho.
Lo mire, seguido mire la mesa en la que estábamos y en los 9 tazones.
—Claro que siento algo. Es difícil creer que puedas comer nueve tazones de frijol rojo sin ayuda.
—Bueno, eso es uno de mis grandes logros —dijo Ranpo con orgullo, acto seguido, negó con la cabeza—. ¡No es eso! ¡Se trata de ayudar a los demás! No hacer la vista gorda ante una persona en problemas, ¡el espíritu de ayuda mutua! Ya sabes, ayuda mutua, mutua ayuda. ¿Comprendes? Yo te ayudo a ti. Tú me ayudas a mí.
—Ayuda mutua. Es cierto que nueve tazones de zenzai son insuficientes para ayudar a alguien casi mi edad en apuros. Entonces, ten esto —dije dándole una tarjeta blanca que tenía mi número, que se alojaba en las bolsas de la gabardina.
—¿Qué es esto? —Ranpo miró la tarjeta, luego, vio mi cara.
—Mi número de contacto. No te doy el número en donde trabajo ya qué ahí si te mandan al diablo en dos segundos. Si alguna vez sientes que tu vida corre peligro, llámame. Inclusive te puedo proporcionar protección gratuita, al menos una vez.
Él tomó la tarjeta con una expresión misteriosa e indescifrable, seguido la acercó a su rostro y la miró con detenimiento lo que estaba inscrito en ella.
—Hmm —pronunció alejándola.
Acto seguido, caminó en dirección a la salida. Dejándome ahí en el restaurante algo pérdida por su acción. En eso el tono de llamada del celular se hizo presente, por lo que solté un suspiro ante el mal augurio que sentía, coloque el teléfono contra mi oreja.
—Señorita, por favor, sálveme. Voy a morir sin un trabajo y sin un lugar donde pasar la noche.
Podía escuchar la monótona voz de Ranpo dos veces, una proveniente del celular y otra desde el teléfono de la restaurante a unos pocos pasos de mi.
No le respondí y caminé hacia él.
—¿Voy a morir?
—...Entonces quieres alojamiento grat...
—Voy a morir sin un nuevo trabajo —interrumpiendo mis palabras mientras agarraba con firmeza el teléfono.
No puedo llevarlo a la agencia, ni siquiera tiene una habilidad especial para defenderse. Aparte no necesita algún asistente para contratarlo, pero incluso si lo contrato ¿como demonios utilizaría a semejante monstruoso incontrolable sin respeto alguno por la autoridad.
Nos quedamos en silencio, no había nadie aparte de nosotros dos y medité bien la situación.
—Entonces... ven conmigo a mi próximo trabajo. Es imposible para mí, pero alguien más debería estar buscando personal. Seré tu mediador. ¿Eso está bien?
—¡¿De verdad?! —Ranpo se dio la vuelta con los ojos iluminados mientras sostenía el teléfono, me dedicó una sonrisa que parecía brillar.
El remordimiento de ver a Ranpo en soledad; sin sus padres, había sido arrojado a un mundo que no entendía, y en el que se perdió sin haber siquiera recibido una pista, una dirección. No tenía a nadie en quien confiar ni un lugar al cual ir, mucho menos una figura a la cual aspirar. Era apenas un ser humano vivo, que trataba de no morir. Él todavía no había tenido la libertad de elegir, y... Viendo su sonrisa, es imposible cambiar de opinión.
—¡Entonces tenemos que apurarnos! ¡Vamos! Tengo que ir al lugar en el que dejé mi maleta... No, primero debo usar el baño. No, antes quiero comer algo salado. El sabor dulce no se me quita de la lengua. ¡Ahhh! Pero tengo que soportarlo. La tienda que está al lado vende pasta de hojaldre, iré a comprar un poco, ¡nah, mejor, cómprame una o dos piezas! Ah, tengo sed, anciana, ¡pide un poco de té!
Ranpo no dejaba de hablar con una sonrisa radiante, tal vez debería arrojarlo al mar para que se calle no sería nada mal.
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Número de veces en las que tuve que apaciguar a Ranpo porque sólo quería comer dulces: veinte.
Número de veces en las que cedí y le compró unos cuantos: catorce.
Número de veces en las que me preguntó por qué tengo el cabello blanco: diecisiete.
Número de veces en las que tuve que persuadir a Ranpo de seguir caminando pese a que no dejaba de decir que sus pies estaban cansados y que quería descansar: cuarenta y dos.
Número de veces en las que terminé llevándolo sobre su espalda: cincuenta.
Número de veces en la que pensé cómo callar al chico: trescientas sesenta y dos
Estábamos en una misión, la cual tratábamos... bueno trataba de encontrar algún indicio del asesino que amenazo a la dueña del teatro con que alguien iba a morir, específicamente un actor, según había dicho Ranpo. No lo negaré, fue una completa odisea tratar de llegar al lugar, realizar la misión y a su vez lidiar con el carácter de Ranpo.
Desde hace un par de horas interrogamos a todos los del staff para recolectar información, pero con el azabache que tengo como compañero momentáneo, me puso en situaciones demasiado incómodas y tener que lidiar con las personas molestas por la actitud de él.
Por un momento me compadezco del viejo al tener que soportar y resolver mis problemas, pero eso no quiere decir que cambiare solo por eso.
También traté de buscarle una oportunidad de trabajo en el teatro para el azabache, pero no colaboro en nada y mucho menos me ayudo a resolver o tan siquiera darme una pista para encontrar al asesino.
Conforme avanzaba el tiempo Ranpo se colocó más irritante y sus ojos se tornaron en sombríos, perdiendo su brillo habitual lo cual me mantuvo preocupada.
Eran tantas cosas que tenía sobre mis hombros en ese momento, encontrar al asesino antes que cometa lo que prometió, controlar a las personas para que no se sobrepasara en lo que le decían al azabache, lidiar con la actitud de este mismo y buscar un nuevo celular para contactarme con el presidente lo más pronto posible, sino me volverá a castigar y para colocarle la cereza al pastel, intente de hacer sentir mejor a Ranpo por lo cual le pedí que dijera lo que conocía de mi con el propósito de adularlo una vez que terminará, pero el sobrepaso mis límites cuando comenzó a contar un poco de mi pasado que había ocultado por lo cual no pude controlarme y termine liberando mi aura que consiguió golpear al azabache.
Avergonzada me disculpe con él mientras lo ayude a levantarse, justo ahora nos dirigimos a uno de los asientos de primera fila para poder ver la obra, la cual trataba de las habilidades especiales.
Al llegar a nuestro lugares la obra dio inicio, pero de reojo controlaba a chico a mi lado que parecía que aún no se había recuperado del golpe, tenía la mirada fija hacia la nada mientras balanceaba un poco sus pies.
Mis ojos se centraron en la obra la cual tuve que leer con anterioridad, en mi mente aparecieron un sin fin de escenarios y poco a poco intenté de disminuir las posibilidades en donde pudiera aparecer el asesino.
—Oye, ¿qué son los usuarios de Habilidades Especiales? —preguntó Ranpo de repente.
No puedo decirle ya que hay mucha gente y más de algún que otro chismoso que se podría alterar si digo lo que se.
—Lo entenderás mientras miras.
Sabía que nada de lo que representaba la obra era real, era más que nada pura ficción de cómo son en realidad las personas con estas habilidades, pero lo que si es cierto, en mi caso, es que mi habilidad no siempre me trajo felicidad.
Conforme avanzó la obra detecte a varios sospechosos quienes poseían casi toda mi atención hacia ellos hasta que la voz de Ranpo me trajo a la realidad.
—Oye, ¿puedo preguntar algo? —asentí— Todos aquí pagaron para ver esto, ¿verdad? —nuevamente asentí dándole la razón— ¿Por qué irían al extremo de pagar para ver una historia tan simple? —mierda, no ahora por favor— ¡El final es demasiado obvio! ¡Esa persona es el criminal! ¡Cualquiera puede llegar a esa conclusión con observar los primeros cinco minutos de la obra!
Los miembros de la audiencia hicieron pequeños ruidos para que se callara, pero Ranpo no les hizo caso.
—¡Pudieron ver al personaje principal cometer el primer asesinato! El staff sólo realizó un truco barato con un par de velas. ¡Dos velas! Anciana, tú también lo notaste, ¿verdad?
Poco a poco comenzó a hacerse más ruidoso alrededor de Ranpo. Los actores en el escenario también lo miraron por unos breves instantes.
—¡Ahhh, idiotas! ¡El que está discutiendo contigo ahora es el criminal! Llevas contigo la foto que tomaste al inicio de la escena, ¿verdad? Si observas con atención lo sabrías de inmediato. ¡Vamos! ¿Por qué demoras tanto en actuar?
—¿Qué está haciendo ese niño?
—Pero... ¿qué? ¿Él es el asesino?
—No puede ser. No encajan las piezas.
Esos y más tipos de susurros conseguí a escuchar por lo cual en voz baja intente de reprenderlo, pero eso no lo detuvo.
—Ah, esto no va a resultar, esto no va a resultar en absoluto. Después de esto, los dos que fueron al área de manejo de carga serán asesinados, porque justo ahora vieron las telarañas que se convertirían en la evidencia. Miren, el verdadero criminal dirá algo como "iré por el mapa" a modo de excusa y saldrá de la habitación. ¡Así que vamos, no pueden dejar que se vaya!
Él movió sus pies de un lado a otro, demostrando lo insatisfecho que se encontraba. Casi al instante, en el escenario, uno de los actores dijo:
—Iré por el mapa.
El personaje en el escenario desapareció a través de las cortinas de una de las alas laterales mientras decía esa línea.
—¡¿Ven?! ¡Esto en verdad me irrita!
La conmoción se fue haciendo cada vez mayor y más susurros no se hicieron de esperar. No pude contener la incomodidad.
—Detente. Hay cosas que puedes decir y otras que no —le miré con dureza, pero...
—¿Por qué? ¿Por qué todos están viendo esta obra? ¡Estoy muy, muy molesto! —su visión se tornó algo cristalina— ¡¿Por qué?! ¡No entiendo nada, no entiendo a nadie! ¿Por qué a los adultos les gusta esto? ¿Por qué el mundo es así? ¡¿Por qué nadie me explica nada?!
Note que ese último grito no había sido originado por la frustración que sentía al ver la obra, sino de las dudas y la tristeza que se habían acumulado en gruesas capas alrededor de su corazón durante mucho tiempo, encontraron una apertura y se exteriorizaron.
—No sé lo que piensa la gente, da miedo, ¡es como estar rodeado de monstruos! ¡Mis padres, que me entendían, murieron! ¡Y nadie más lo hace, aunque lo diga!
No eran gritos, eran lamentos dirigidos hacia un lugar que no se podía alcanzar en ninguna parte del mundo. Por otro lado, en el escenario, el personaje principal estaba hablando con un usuario de Habilidades Especiales que no estaba presente por ningún lado, suplicando por la salvación. Como si se superpusiera con el guion, Ranpo gritó una vez más.
—Si existen usuarios de Habilidades Especiales, ¡ayúdenme! Si los ángeles existen, ¡ayúdenme! ¿Por qué estoy solo? ¡¿Por qué tengo que vivir solo en un país lleno de monstruos como este?!
—¡Detente! —dije agarrándolo con ambas manos.
Ranpo me miró con una hostilidad que no se molestaba en ocultar. Quiero ayudarte, pero aún no se cómo decirte la verdad sin que te duela y no puedo llevarte conmigo porque sino me matará el presidente.
—Te lo diré. Te daré una respuesta que puedas entender y aceptar. Así que para en este mismo instante.
Él no respondió y justo en ese momento, se oscureció el escenario. Poco a poco, las luces sobre los asientos del público se encendieron.
—Ahora tendremos un receso de quince minutos. La segunda mitad comenzará a las 6:20 P.M — la noticia resonó en todos los altavoces del edificio.
Se escucharon cuchicheos provenientes de todas direcciones, y la gente comenzó a ponerse de pie.
—Ven —dije tomándolo de la mano, pero él no hizo ningún movimiento, tan solo desvió su triste y furiosa mirada.
—¡Ven! —nuevamente hable esta vez obligándolo a ponerse de pie y arrastrarlo conmigo.
Había conseguido un lugar cercano al lobby ya que era algo privado, alejado de la multitud. Él estaba sentado de mal humor, sin decir ninguna palabra jugando con sus mangas, entretanto traté de controlar mi temperamento, estaba muy enojada ya que no podía hacer nada para ayudar al azabache de la forma que quisiera.
Una vez tranquila me paré frente a él, ambos permanecimos en silencio en las mismas posiciones durante cinco minutos completos.
—Está bien —murmuró Ranpo, rompiendo el mutismo, como si ya no pudiera soportarlo más—. Sólo... regáñame, ¿sí? Muchas personas ya lo han hecho antes mientras trabajaba, así que más o menos sé lo que vas a decir —entonces, ¿estabas consciente de esto?—. Hice algo por lo que debo ser reprendido, así que era de esperarse. Es fácil de entender.
Era algo gracioso ya que en pocas palabras un niño le estaba educando a otro niño de la misma edad —Fukuzawa me rescato de ya no caer en ese oscuro lugar, es hora de seguir sus pasos—. Pero debía asumir esa responsabilidad para guiarlo ya que estaba a centímetros de caer por un acantilado del que no sería fácil salir una vez que sucediera.
—Háblame de tus padres —dije, eligiendo mis palabras con sumo cuidado—. Tus padres, ¿dijeron algo sobre tu talento?
—¿Talento? —frunció el ceño— Si tuviera algo así, no me costaría tanto trabajar.
—Entonces... ¿Dijeron algo sobre tu futuro?
—Ehhh... Padre solía decir, de vez en cuando: "en el futuro, nos superarás a tu madre y a mí, y te convertirás en alguien admirado por otros. Pero todavía no llega ese momento. Sé humilde y tranquilo. No te dejes llevar, simplemente observa, permanece en silencio y no lastimes a otros con lo que sabes..." Y eso es todo. Aunque no lo entiendo en realidad.
Tal y como pensé, ambos padres sabían de lo grandioso que era su hijo y lo suprimieron para que no se saliera del camino correcto; para que no hiciera daño a nadie y que el mundo no se volviera su enemigo. Querían que aprendiera de la justicia y virtud como un ser humano normal antes de obtener la suficiente discreción, conocimiento y madurez —asentí a lo que dijo—. Le colocaron un capullo para protegerlo del mundo, eso si es amor de padres, pero lo que hicieron también estuvo mal.
Los padres de Ranpo habían dejado el mundo como si una fuerza sobrenatural los hubiera arrancado de la faz de la Tierra, mucho antes de lograr que su hijo creciera y madurara lo suficiente para poder enfrentar al mundo con su propia fuerza. Lo único que había salido de aquel capullo era una larva genio, pero una larva inmadura y solitaria.
Mis manos sudaban, ni a los integrantes de la mafia le temía tanto como lo que debía hacer ahora, no quería terminarlo de romper. Ya había perdido lo único que lo protegía, en ese momento, Ranpo estaba a punto de ser aplastado por el mundo exterior. Si la fuerza utilizada para protegerlo ahora no era la adecuada, si flaqueaba un poco en mi defensa, no habría salvación para el chico.
Aún vacilante, decidí abrió la boca.
—Tú... tienes un talento especial. Un don para observar y deducir. Nadie ha sido capaz de averiguar el trabajo que yo realizaba en el pasado; además de ti, nadie descubrió quién era el verdadero asesino en el edificio de compañía en el que nos conocimos. Eres especial, Ranpo. Si así lo deseas, podrás convertirte en una persona aún más grande de lo que fueron tus padres.
—Eso es imposible —negó con rotundidad—. Padre y madre eran increíbles. No existe nada que sea mejor que ellos. Ellos nunca dijeron una sola palabra acerca de que yo tuviera un talento especial, así que yo les creo.
La pared protectora que sus padres habían construido era gruesa. Hasta ahora esa pared había protegido a Ranpo del mundo, un mundo que no podía entender, un mundo que albergaba gente a la que debía temer; y era debido a esa pared que Ranpo no podía entrar en el mundo exterior.
—Durante la obra, adivinaste quién había sido el asesino. Te garantizo que, de entre toda la audiencia, fuiste el único que sabía quién era. Yo no lo sabía hasta que leí el final del guión.
—¿Ehhh? —su rostro demostró incredulidad y cierta sospecha—. Estás mintiendo. Si un niño como yo lo sabía, no hay forma de que un adulto no lo supiera.
No estábamos llegando a ningún lugar con esa charla. Será difícil derrumbar esa pared, para ello necesito exponerle algo totalmente nuevo... creo que necesitaré de mi habilidad.
—Dime, ¿alguna vez has pensado que las personas que te rodean son tontas? ¿Alguna vez pensaste, al menos por un instante, que realmente son un grupo de simplones que no saben nada?
Él me dirigió una mirada llena de desconfianza, luego de una pausa, se dignó a responder.
—...Sí.
—Eso es. Cree en eso. Tú eres especial y el resto de la gente es idiota, incluyéndome. Estás solo porque tienes un talento especial; y no hay otra cosa que puedas hacer con el talento que posees, más que usarlo.
—Si estás tratando de manipularme a través de la adulación, pierdes tu tiempo —se levantó de su asiento y se apartó—. Mamá dijo que no pensáramos en otras personas como tontas. En primer lugar, ¿por qué sólo yo sería especial? Habiendo tanta gente en la ciudad, ¿por qué sólo yo?
—Eso es porque...
Venga Midori, solo un poco más. Debes de seguir intentando solo un poco más —no podía permitirme cometer un error a partir de ese punto. Estaba cerca del momento decisivo—. Tal vez... si le soy sincera.
—Es como dijiste —proseguí—. En el pasado había una ... pistola a mi costado. Desde temprana edad fui entrenada por mi madre y otras organizaciones ilícitas para convertirme en una asesina, solían llamarme ventisca sangrienta, era incluso mejor que las personas quienes me entrenaron y eran de alto rango. Realmente creí que traía paz a mi país, así que mate mucha gente —sentí su penetrante mirada—. Descubrí... la verdad y quise dejarlo, sin embargo, los asesinatos eras demasiado fáciles. Me asusté cuando me di cuenta de que estaba esperando la próxima misión para matar a alguien —esquive el tema de mi enfermedad mental—. Cuando ya no pude ver dentro de mi propio corazón, pensé: ¿estoy matando por el bien del país? ¿O estoy matando por la necesidad de matar? Después de eso, decidí huir de mi hogar y ya no volver a tocar un arma
Ni siquiera se porque le cuento cierta parte de mi pasado, ni siquiera a viejo le he contado.
—El poder tiene que ser controlado. Un poder incontrolable tiene que ser abandonado. Si haces la vista gorda ante el talento que tienes, en cierto punto serias como yo en el pasado. Ahora, con tus padres fallecidos, debes tomar conciencia de tu poder.
Era buena manipulando, mintiendo, etc. Pero con el me estaba costando, tan sólo quería la capacidad de manejar una pequeña mentira para que fuera capaz de entender una verdad tan simple.
—Anciana, entiendo lo que estás diciendo. —sus ojos estaban fijos en mi, como si llevara admirándome durante horas—. Entonces, dime, ¿qué soy yo? ¿Qué es lo que mis padres nunca me dijeron? Asegúrate de que pueda entender, fuerte y claro, por qué soy así ahora. Si haces eso, te creeré.
Ya no estaba de mal humor, sino ansioso por escuchar mi respuesta.
—Pronto retomaremos la función. Estimados miembros de la audiencia, por favor, regresen a sus asiento —otra vez, los altavoces hicieron que el aviso llegara a todos los rincones del teatro.
El resto de la audiencia comenzó a caminar de regreso a sus asientos. Ranpo dedicó una mirada fugaz a la multitud y ya no tenía tiempo.
—Es porque eres... —ya no tenía palabras para continuar.
Hasta la última gota de mi más profunda sinceridad fue exprimida en todo lo que le acababa de contar al muchacho y dije sin pensar.
—...Un usuario de Habilidades Especiales.
—¿...Ah?
—Se trata de una habilidad especial —ya no sabía qué estaba diciendo—. Eres especial, porque eres un usuario de habilidades especiales. Después de que tus padres murieron, tu habilidad especial despertó. Eso es... lo que sucede.
—¿Una habilidad especial? Espera... ¿Qué? —cuestionó con los ojos muy abiertos, su expresión era un completo poema al asombro.
—Dije que eres un usuario de habilidades especiales. Tu habilidad consiste en conocer la verdad con sólo una mirada, es la Súper-deducción. Es como pasó durante la obra, cuando explicaron que en este mundo hay seres humanos que tienen habilidades especiales, y que la habilidad no necesariamente trae la felicidad de su usuario. Tu sufrimiento, el hecho de ver a otras personas como monstruos, se deben a tu habilidad.
Ranpo estaba desconcertado. Parpadeó varias veces, en silencio, en un estado de confusión, tratando de asimilar todo eso.
—Se que se escucha complicado ser un usuario de habilidad especial y lo es, al principio cuando aún no lo controlas. Pero existen diversas formas para controlarlo, uno de ellos es por medio de un objeto quien logra regular tu poder o...
—¿Y quiere decir que...? —interrumpió con una pregunta, inclinó tanto la cabeza, que su cuerpo se empezó a ir de lado.
Con eso caí de golpe a la realidad y que iba a nada de descubrir la mentira, así que mi mirada vagaba por el lugar buscando algo que me sirviera como fuente de inspiración. Algo que le permitiera a Ranpo enfocarse. Palpe los bolsillos de la gabardina hasta que mi mano rozo con aquel objeto que había guardado.
—Esto —pronuncie extrayendo el objeto del bolsillo.
—¿Qué es...? ¿Unas gafas?
—En la capital imperial, cierta persona de sangre noble me otorgó este accesorio —mentí ya que sólo eran unos simples lentes que estaban de oferta en una tienda de artículos variados, quería comprobar si mi visión mejoraba si los usaba—. Cuando te coloques esto, tu habilidad se activará, y podrás ver todas las verdades que te rodean. Por el contrario, cuando no los estés usando, le restarás importancia a las tonterías que cometan las personas. Te los obsequio.
—...Haah... —pronunció, tomó las gafas de montura negra con una expresión que decía que realmente no entendía, y añadió—: Sin importar el ángulo en el que mire, estas parecen unas gafas baratas...
—Dado que no sabías de la existencia de Habilidades Especiales hasta ahora, no es irrazonable que pienses eso. —deje escapar un suspiro—. Ah..., sólo póntelas.
Ranpo agachó un poco la cabeza y se colocó los lentes, aprovechando ese instante y deje salir una parte de mi aura, sólo que esta vez me había asegurado de hacerlo con una magnitud y una intención diferente a la anterior.
Él recibió por segunda vez el impacto, pero esta vez se desmayó casi de forma instantánea. Me encargué de que quedara sentado sobre el banco y no en el suelo.
—¿...Eh? —pronunció después de unos segundos, recuperando la conciencia mientras miraba al techo y parpadeó sorprendido.
—El mundo debería de parecerte diferente.
—¿Ah? ¿Entonces esto... controla mi habilidad...? Nada parece haber cambiado. No es... diferente... ¿No es diferente...? De alguna manera mi mente se siente como si estuviera flotando.
—Es porque los anteojos te han aceptado —sonreí—. Controlarás tu poder con eso. Desde este momento, eres el Detective con Habilidades Especiales, Edogawa Ranpo. Tu misión será cortar el mal que se esconde en la oscuridad. Tienes la capacidad para hacerlo, porque eres el detective número uno de este mundo.
—Uwah... Genial. ¿Un... gran detective?
—Sí. Un gran detective —sentí que tenía entre las manos a un polluelo recién nacido—. Ahora, la mayor parte de las cosas han quedado claras, ¿no es verdad? No hay nada que temer en este mundo. Las otras personas no son monstruos. Ellos son mucho más tontos que tú.
Observé cómo contuvo su respiración, entretanto uno de sus dedos trazaba el marco de las gafas y pareció ido por unos segundos, por lo que proseguí en hablar.
—Ahora, Ranpo, escucha con atención. La sociedad es tonta. No saben ver las cosas con claridad, son bebés que no pueden sostener sus propias cabezas. Nadie tiene nada en tu contra. ¿O un bebé es capaz de odiar a alguien? ¿Un bebé es capaz de confundir a otras personas o tender trampas?
—...No —respondió en un susurro mientras agacho la cabeza—. Entonces, esto también... Todo el dolor que sentí hasta ahora... —dejo de tener una posición encorvada, para levantar lentamente el rostro—. ¿En verdad es así? ¿Nadie me odia?
—Es correcto.
Ranpo se levantó con brusquedad. Su expresión parecía deslumbrar dada la felicidad que experimentaba. Mientras tanto sentí que en algún lugar logré escuchar un click, de un interruptor invisible.
—¡Ja, ja, ja! ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja! ¿Es así? ¡Todos son unos bebés! ¡Por supuesto! ¡Claro que lo son! ¡El mundo no es para nada espeluznante! ¡Es silencioso, muy normal y tonto!
Él se había reído con genuina alegría. Su espalda se encontraba totalmente recta, y su cuerpo entero parecía irradiar un aura tan brillante que resultaba abrumadora, como un nuevo amanecer, provocando que curvara mis labios.
—Si son bebés tontos, ¡tengo que protegerlos! —se volvió hacia mi—. ¡Anciana! ¡Entra al teatro primero! ¡Tengo algo que hacer! Si actuamos ahora, es posible que podamos prevenir el asesinato.
—¡¿...Qué?!
—¡La amenaza se hará realidad! ¡El asesinato ocurrirá! ¡Eso ya está demasiado claro! ¡Pero podemos usarlo a nuestro favor! ¡Así que entra tú primero! ¡Porque esto no podrá llevarse a cabo si tú, anciana, no estás cerca del escenario! —explicó empujando mi espalda con todas sus fuerzas ocasionándome una gran confusión.
—Oi, pero...
—¡Date prisa, date prisa! ¡Date prisa, date prisa!
Definitivamente he perdido el control de la situación.
Él me dirigió hacia el teatro sin tener la oportunidad de poner resistencia alguna, no solo estaba preocupada por el asesinato también por la vida del chico que estaba casi 100% segura que iba hacer una idiotez.
Justo en ese momento, sonó la campana que anunciaba el inicio de la función.
—Ya lo he visto: ¡el objetivo del enemigo, su plan, todo! Así que estoy bien, ve primero, ¡quiero que observes la reacción de la audiencia!
Dirigí mi mirada hacia él notando una expresión de vigor, dejándome en claro que ya había superado esa pared que lo bloqueaba.
—Entiendo, pero ten cuidado —dije, confiando en él.
—¡Estaré bien! ¡Porque soy el mejor detective del mundo, y estoy aquí para proteger a los tontos!
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