Capítulo 11

Quinta jugada, declive de un asesino.

Única y verdadera amistad.

La gente vive para salvarse a sí misma.

Nota: Al fin ambos protagonistas interaccionaran más, el final me encanto cómo quedó y se que me van a matar, probablemente.

Nota 2: ninguna imagen me pertenece, pero algunas me hicieron el favor de crearlas, así que le doy el correspondido crédito a annieleonhad123

Nota 3: no me maten por dejar este final del capítulo 11 ;v, mejor denme apoyo para subir rápido el siguiente cap.

Nota 4: Les digo de anticipo, tanto las edades de la mayoría de los personajes de BSD como las escenas están alterados y no serán las mismas que el anime o manga en el transcurso de la historia. Los dos protagonistas se llevan 1 año de edad.

—¡Mierda! ¡Se me olvidó sacar a Naomi! —grite y me rasque la cabeza desesperada.

Después de haber vencido a Odasaku ambas salimos de las instalaciones de la mafia, nos detuvimos ya que Dai me indicio que había encontrado a la chica anteriormente mencionada.

—¿Quién es Naomi?

—Una simple humana y pieza clave para mi plan.

Vi duda en su rostro, también como movió sus labios para formular una pregunta, pero prefirió contenerse y hablé nuevamente.

—Te tengo una misión especial —asintió con cierta emoción y a su vez conseguí ver a Chuuya utilizando su habilidad para flotar en el cielo nocturno—. Sacare a Naomi de ese infierno y tu te la llevarás a mi departamento, también le informaras a los chicos qué hay un 7-29 en movimiento. Ellos ya saben que hacer, pero si te nieguen ir con ellos pues que te valga mierdas y vas, ¿entendió?

—Hai.

—¡Chibi de mierda! ¡Ya voy por ti mi amado! —grite con sentimiento mientras mantuve mi mirada todo el tiempo sobre él, quien se limito en negarme con su cabeza y casi podía asegurar que estaba riéndose por mi estupidez.

No perdí el tiempo en activar mi habilidad, todo mi alrededor se detuvo y corrí directo hasta la última localización que mando la mosca de Dai, al llegar al lugar -el cual era zona de calabozos- decidí desactivar mi habilidad. Camine un par de pasos hasta escuchar unos leves gemidos, por lo que me acerqué y distinguí ver una pequeña ventana con barrotes en el suelo, me acerqué a ella y me agaché para observar un bulto adentro del lugar.

—Naomi.

—Ko..Konoe-sama —tartamudeó con felicidad, ella elevó su cabeza para mirarme y ciertas lágrimas recorrieron por sus mejillas

—Te sacará de ahí. Retrocede.

Ella acató mi orden al ver que estaba fuera de peligro tome unos barrotes, seguido active la habilidad de Kenji y quite con suma facilidad los barrotes así dejándolos aún lado. Realice esta acción hasta que pude ingresar por la ventana, al estar en el suelo me limpie el polvo de la gabardina, pero detuve mi acción cuando sentí un peso abalanzarse sobre mi por lo que me tense.

Baje la mirada encontrándome a la de cabello azabache pegar su cabeza contra mi pecho mientras que lloraba. Intente de relajarme, una mano rodeo su espalda mientras que la otra le acaricio con suavidad su cabello sucio.

—Ya pasó, ya pasó. Estoy aquí y no dejare que nada malo te suceda —susurre.

—Tuve tanto miedo —apenas pudo articular.

—Lamento haberme tardado, pero tu querida amiga no me dijo nada y tampoco soy adivina.

Fue cuestión de segundos en que su cuerpo se volvió flácido provocando que la sujetara con fuerza, mientras vi que se había desmayado. Sin perder el tiempo la dejé en el suelo para quitarme mi gabardina, así quedándome únicamente con mi camisa delgada de manga larga, seguido se la coloque para que no sintiera el frío de la noche, la cargue al estilo nupcial y salí del calabozo con cierta lentitud y dificultad para no herirla más de lo que ya estaba.

Una vez fuera del calabozo, todo mi alrededor se congeló gracias a mi habilidad, por lo que inicié a caminar hasta llegar donde se encontraba Yosano esperándonos.

—Hola —dije y ella soltó un grito de susto.

—Increíble, así que este es el máximo de su poder —susurro una vez calmada.

—Ay, que linda al pensar eso, pero estás equivocada. Solo utilice un 0.1 de mi habilidad.

—¡¿Qué?! —grito e hizo una mueca graciosa.

—Será mejor iniciar con tu misión, antes que inicie el enfrentamiento.

Ella dirigió su mirada hacia la chica que estaba en mis brazos, por lo que supuse que no me presto atención, hasta que lo rectifiqué al ver cómo empuño sus manos y su mandíbula se tenso. Libere un poco de mi aura consiguiendo que ella me prestara atención y desaparecí mi aura.

—No eres la única con ese sentimiento, pero si realmente quieres ser parte de la agencia tendrás que acostumbrarte a ver esto y retener tus impulsos para matar a alguien.

—¿Por qué no derrotamos a la Mafia de una vez por todas?

—Por que ellos nos superan en personal, además si conseguimos encarcelarlos a todos y dárselo a la policía o a la División Sobrenatural escaparían y terminarían haciendo una masacre.

—Pero... con su poder podría deshacerse de todos ellos.

—Sin embargo, tenemos prohibido matar y no pienso quebrantar esa regla a menos que sea necesaria.

—¡¿Qué no es importante?! ¡Esta hablando de las vidas de personas inocentes! ¡¿Eso no es importante para usted?!

—Por supuesto que si, solo que no puedo darle prioridad ya que son demasiados casos que no puedo hacerlos a la vez, después de todo sigo siendo humano y me terminaría matando si ayudo a todos a la vez de forma rápida —solté una risa forzada—. Sabes, técnicamente estoy haciendo eso de una forma mas lenta, pero segura. Y lo que acabas de decir es exactamente lo mismo que dicen las personas que me odian y divulgan cosas de mi.

Ella se quedo callada, no sabia si era por la indirecta tan directa que le mande para que se callada o por enterarse que tengo a demasiadas personas que me odian.

—Eres una chica fuerte, se que podrás cargarla y llevarla sin problema. Vete, que el nuevo ejecutivo está aquí.

Ella se acercó para cargar a Naomi, pero se detuvo con un rostro de sorpresa por lo que le pregunté.

—¿Qué sucede?

—Es qué.. su mirada se oscureció por unos segundos —agitó su cabeza—. Olvídelo, de seguro el sueño me hizo ver cosas.

—Bien —cargo a la chica y se alejó—. Vete —dicte a lo cual asintió y se fue trotando.

En eso escucho un par de pasos acercarse de forma calmada a mi posición, ocasionando que sonriera.

—¿Te gusto del show mandarina? —pregunte dándome media vuelta y lo vi.

—De hecho dio pena ajena. Se nota que la mocosa te desconoce por completo y eso le perjudica al hacer esos tipos de comentarios.

—Viniste rápido. Déjame adivinar, estabas de nuevo en la vinoteca.

—Correcto. Así que, ¿hiciste mierda a Oda? —asentí— Debo de agradecértelo, ya me había hartado de él, además me hiciste ganar una apuesta —dijo sonriente.

—No fue de gratis, págame la mitad de lo que conseguiste, en efectivo.

—Ya lo veía venir —de su chaleco rojo y negro sacó un vino, seguido me lo dio—. Una cherry para otra Cherry

—Gracias. —dije guardándola en el interior de la gabardina y añadí—: No tengo ganas de pelear.

—Ni yo. ¿Nos vemos en el bar?

Flashback

—Oe, ¿nos vemos en el árcade?

—Prepárate nenita que te ganaré y de una vez ve alistando tu dinero para comprar los dulces.

Fin del Flashback

Parpadeé por unos segundos ya que ese recuerdo me confundió, ¿realmente sucedió o es una alucinación?

—Mañana podré —medite un tiempo hasta que decidí por pedirle ayuda a mi querida mandarina—. Necesito que me hagas un favor —él elevó una de sus cejas confundido—. ¿Tienes alguna idea o has escuchado acerca del Sky Casino? —él negó, genial— No es relevante.

—¿Qué plan suicida tienes ahora?

—Uno muy interesante. Necesito que me ayudes a superar juegos de casino.

—¿Perdona?

—Dentro de dos horas iré a un casino a superar todos los juegos —dije sonriente.

—Eso es casi imposible.

—No, por qué tengo a un experto que me ayudará a vencerlos.

—Ni siquiera he dicho que si.

—De todas maneras me ayudaras ya que no podrías soportar que esta hermosura muera.

—Te odio, ¿sabes?

—Me amas y no puedes evitarlo —me acerqué a él y posicione mi brazo sobre sus hombros—. ¿Cuándo me pedirás ser tu novia?

—Pero si ya lo eres.

—Entonces dame uno de tus cálidos besos, mandarina.

Ambos comenzamos a reír por las estupideces que hicimos, poco a poco nos fuimos calmando hasta que él habló.

—Ya dame el maldito intercomunicador. Solo te advierto, haces una idiotez y miras que mierdas haces para salir viva ya que no iré a salvarte.

Asentí con una sonrisa en mis labios, sabía perfectamente que él iría hasta el mismísimo infierno para salvarme y aventarme la madre por que fue a rescátame. Nuestra amistad era demasiado extraña, pero aún así era una de las mejores que he tenido.

Nos despedimos y cada quien tomó su camino. Camine como si tuviera todo el tiempo del mundo -aunque literalmente si lo tenía- mientras fui pensando en dos planes a la vez —solo a mi se me ocurre cumplir dos misiones a la vez—. El plan principal era detener a Tanizaki para que dejase joder a Katai y el segundo trataba de buscar a Sigman.

De seguro estarán preguntando, Midori, ¿quién es él y para qué lo buscas? Pues eso lo sabrán más adelante, cuando está historia vaya avanzando. Y si he conseguido romper la cuarta pared gracias a un antihéroe vestido de un traje rojo con negro, más no se emocionen queridos lectores que no siempre sucederá, pero debo decirles que se les ama mucho.

Prosigo, tenía exactamente 2 horas para hablar con Tanizaki y tratar de convencerlo que retornará al buen camino. Además, tenía poco tiempo para encontrar el casino sin tener a Kunikida encima fastidiándome para que trabajara.

Visualice mi reloj de muñeca, el cual era un smart watch dejándome ver al chico de cabello anaranjado intentando de hacker nuevamente el sistema operativo de la agencia.

—De acuerdo, a ver qué tal me va con el poder del chibi —susurre a la nada.

Active mi habilidad y un aura rojiza fue expulsada de mi cuerpo, coloque toda mi concentración en los puntos que Chuuya me recomendó al momento que intentara de levitar. Al principio me costó mantener el equilibrio hasta que lo conseguí —si me descuido y dejo de usar mi habilidad tendré una muerte dolorosa—, de a poco fui elevándome más hasta llegar a la zona en donde me costaba un poco respirar, seguido volé directo en donde me indicaban las coordenadas del chico.

Sabía que iba a llegar más rápido corriendo, pero ya era el momento de aprender a controlar la habilidad del chibi y de aprovechar si veía algo anormal, como el casino.

Pase un largo rato volando e inclusive no se ni cómo conseguí perderme al ver tan solo unos segundos las nubes, al fin, conseguí llegar al lugar. Vi que era un edificio abandonado que de seguro serviría como depósito de chatarra, fui descendiendo hasta queda enfrente de la puerta principal, seguido mi vista recayó en una cámara de seguridad activa que estaba cerca de la entrada.

—Voy a entrar, por favor no hagas nada estúpido —dije viendo directamente a la cámara.

Coloque mi mano en el pomo para darle la vuelta, empuje la puerta e ingrese al lugar. Cerré la puerta por detrás de mi espalda, consigue ver cómo un poco de brillos verdes desaparecieron en el entorno —veamos que es tu habilidad—. Fui avanzando hasta llegar a los principios de la escalaré, en ella vi a "Kunikida" con cara molesta y se acercó a mi, mientras protesto.

—Maldita mocosa insolente, ¿cómo se te ocurre venir a este tipo de lugares sola?

—Por que tú fuiste el idiota que me dejo sola en primer lugar.

—Se supone que tú eres la mayor.

—Incorrecto, tú eres mayor que yo, obviamente toda la responsabilidad recae en ti.

—Tienes razón...

Es inteligente, pero aún no nos supera, ni siquiera nos llega a los talones.

Además, no te dije que vendría aquí —dije con una sonrisa ladina.

Sabía muy bien que sería una bala perdida, pero esta sería una advertencia para el chico que no estaba para bromas. Saque mi pistola y le dispare al holograma de Kunikida provocando se que disolviera.

—Dame algo bueno —guarde mi arma—, sino mejor ni lo intentes. Solo te quedan dos oportunidades para darte por vencido —dije y camine por todo el edificio en su búsqueda.

Paso un tiempo hasta que conseguí escuchar un leve crujido demasiado cerca de mi cuerpo, dirigí mi mirada hacia mi costado dejándome ver por unos mili segundos al chico de cabello anaranjado con un cuchillo en mano, quien estaba a nada de atacarme. Si apenas pude esquivar su ataque dando un salto hacia atrás —una habilidad digna para un asesino—. Él se desvaneció en el aire, por lo que puse toda mi atención en cualquier mínimo detalle.

—Si que sabes usar bien tu habilidad, pero estás tirando al bando contrario chico. Quieres jugar, pues hazlo, pero no me hago responsable del resultado.

—¡Lárguese de aquí, detective Konoe! —gritó y pude escuchar cierto miedo que intento de ocultar.

—Ne~ así que estás consciente de lo que te estás enfrentando, pero aún así lo haces —una sonrisa burlona apareció en mis labios—. Explícame el asunto, me pides ayuda, seguido me rechazas y ahora quieres matarme, ¿acaso eres bipolar?

Un combate inició entre nosotros, debo de admitir que a pesar que era un novato en el combate con ayuda de su habilidad a conseguido asentarme varios golpes, uno de ellos me dio en el lado izquierdo del abdomen y se escuchó como algo se rompió, ese simple sonido consiguió asustarnos a ambos y aún más al ver cómo un líquido carmín descendió por mi pantalón hasta tocar mis zapatos.

Sentí una leve molestia no de dolor, sino de incomodidad y recordé que la mandarina me había regalado un vino, el cual guarde en la misma zona donde me pego.

—¡Desgraciado! ¡Mi vino! ¡Nooooo! ¡Mi bebé!—dije exaltada ya con la gabardina abierta, dejando a la vista mi ropa blanca de manga larga manchada por el vino y pedazos de la botella rota en el suelo.

Saque la botella rota del bolsillo interno de la gabardina — espero que esto se quite porque sino lo mato— y la tire en el suelo haciéndola en pedacitos. Seguido me abalancé sobre él y le di un fuerte puñetazo consiguiendo derribarlo.

—Esto es por el amor de mi vida —dije señalando mi gabardina manchada.

Observe que el golpe había conseguido aturdirlo, ya que tenía ambas manos sobre los laterales de su cabeza —mierda, me pase—, así que, como buena rival espere hasta que se le pasara ese efecto. Él se levantó y comenzó a atacarme.

Solo me limite en esquivar o bloquear sus ataque.

—Ay, ya me aburrí —hice una mueca de aburrimiento—. Indigno de ser humano —dije, un aura de color celeste se expandió en el ambiente y el poder del chico fue anulado al instante.

Él era un novato el cual me conocía únicamente por mi velocidad, así que no tenía mucho problema al no tener activa cualquiera de mis otras habilidades por cierto tiempo. Les explico mejor, al momento de utilizar la habilidad de Osamu no solo perjudica al enemigo, también a mi, provocándome un tipo de bloqueo que dura unos 15 minutos. Sin embargo, mi rival puede utilizar a los segundos su poder de forma normal, pero nadie a excepción mía sabía esto, si lo había probado en uno de los entrenamientos con Kenji.

Pude ver cómo entro en estado de shock, su cuerpo inició a temblar como una maraca, fue palideciendo y su mirada representaba temor puro, no lo criticó, puesto si estuviera en su lugar también tendría miedo de una chica con habilidad especial poderosa.

Me acerqué a él unos pasos y me detuve para no sucumbirlo aún más del miedo.

—A..aléjese de mi —tartamudeo mientras retrocedió, pero terminó cayendo al suelo.

—Cálmate chico. Soy de los buenos, los que realmente son buenos y buscan justicia para todas las personas.

—Miente, tú estúpida agencia cobra demasiado por hacer una maldita misión.

—No se quien te metió eso en la cabeza, pero el precio de nuestros servicio varían segundo tu estado económico, inclusive, a veces tenemos tiempo libre y podemos hacer una misión gratuita, pero eso se dejo al criterio de cada agente.

—¿Qué? —dijo sorprendido.

—Lo que escuchaste. A los ricos le cobramos precios elevados, según el tipo de misión que sea, sabemos que a ellos no lo perjudicaremos en nada económico, pero a los de clase económica media o baja les dejamos precios razonables para no perjudicarlos.

—Solo se enfocan en atender a los ricos.

—Por supuesto que no. Hacemos las misiones conforme vayan entrando, es cierto a veces le colocamos prioridad a algunas antes que otras, pero esto es en casos especiales.

Sabía que no debía explicar todo esto, pero necesitaba hacer tiempo y poder convencerlo en que retorne al buen camino, él era un libros abierto y pude distinguiré que tenía una pequeña disputa acerca de mi persona y no me sorprendió, de hecho predije este escenario, por ese mismo motivo llame a los chicos para que de una u otra forma consiguieran convencerlo de forma inconsciente -puesto que ninguno de mis compañeros sabían del plan- y ver si cambia o no la opinión del chico.

—Entonces este es un caso especial, ¡entre a la mafia y salven a la persona que le dije! —exigió molesto.

—Con esa actitud no conseguirás nada en la vida —vi cómo se enfureció, carajo, metí la pata—. Solo digo la verdad, ni se te ocurra hacerme un berrinche que te pateo el culo y me vale si eres menor que yo.

Él se abalanzó sobre mi con el cuchillo en mano y dejé que me hiciera unos cortes superficiales, al calcular que fueron suficientes decidí poner en marcha mi plan y ver si funcionaba.

—Los humanos mienten con sus palabras... y engañan con sus acciones... —pude escuchar a lo lejos las sirenas de patrullas— no se puede confiar en sus ojos, voces o expresiones... Sin embargo, al borde de la muerte sus verdaderos rostros salen a reducir. Fue lo que viste, ¿no?

Se quedó en shock y dejo de atacarme, aproveché la oportunidad en componer un poco la gabardina y meter mis manos en los bolsillos de esta. Fase 2 del plan en marcha.

—No sabe nada —susurro con arrepentimiento.

—¿En dónde lo tienes?

—No sabe nada —repitió.

—De ti, no. Pero tengo experiencia y reconozco el punto declive para ser un asesino —comenté con seriedad, al mismo tiempo sentí como la energía retorno a mi cuerpo. Genial, mi poder está regresando.

—¿Por qué tan segura?

—Porque ya pase por eso —solté bruscamente.

Analice cada detalle del niño, su cuerpo estaba tenso y temblaba un poco, su mirada media sombría centrada en mi, distinguí como se debatía por que decir, aproveche esa oportunidad en retener mi mirada sobre él y espere hasta que habló en un susurro.

—Naomi.

—Respondí a tu misión, así que tú esposa está bien.

—¿Cómo...

—Responderé a todas tus dudas y borrare toda pista que te inculpe de todo esto —las sirenas de los oficiales se escuchaban afuera y el sonido de una puerta siendo tirada se hace presente ocasionando que se asustara— solo dame tu arma.

—¡Despejado! —gritó un hombre, que deduzco es parte de un equipo especial de la policía.

—¡Midori! —escuche el grito de mi compañero mientras fue subiendo por las escaleras.

—Yo... —fue lo único que pronunció antes de extenderme su arma.

—¡Midori! —dijo una voz femenina conforme la puerta se fue abriendo, antes que esta fuera abriera por completo utilice mi habilidad.

Todo mi alrededor se detuvo de golpe y fue perdiendo color.

—Malditas —solté una risa tosca—, consiguieron joder mi habilidad.

Inicie a limpiar todo rastro de evidencia u indicios que inculpara el chico de cabello naranja. Es cierto, ninguno de ellos sabía que él había conseguido hackear un poco a Dai, pero si dejaba todo como estaba Ranpo se daría cuenta de eso y lo más probable es que lo mande a la cárcel.

Al finalizar me cercioré que no hubiera ninguna evidencia que delatara al menor, luego me posicione donde me encontraba con anterioridad, tome el cuchillo y lo guarde, a continuación desactive mi habilidad por lo que todo retorno a la normalidad junto a sus colores.

La puerta hizo un ruidoso estruendo al ser abierta por lo que el chico enfrente a mi la vio con detenimiento mientras tembló.

—Oh, Yosano —di media vuelta consiguiendo divisar a la nombrada—. Que bueno que vinieras, aunque tardaron más de lo que esperaba.

—¡No vuelvas hacernos esto idiota! —regañó mientras se acercó a nosotros e inició a examinarme de forma general.

—Jejeje —rasque mi nuca mientras reía—, creo que acaban de darte la definición de ese código.

—¡Un maldito código para decir que ibas a suicidarte! —dijo sumamente molesta.

—Ay vamos, no es tan malo.

—¡Bastarda idiota! —sentí como me agarraron de la gabardina y me agitaron con brusquedad— ¡Te voy a matar! ¡Acabas de joder mis horas de sueño y a su vez mi horario! ¡Además hiciste que viniera la policía para nada!

—Creo que voy a vomitar —dije mareada y todo mi cuerpo se puso flácido.

—Kunikida, ya suéltala que la vas a matar —dijo Ranpo

—Ese es el plan.

—¿Y ese quién es? —cuestionó Kenji.

—Ah —pronunciaron Yosano, Ranpo y Kunikida, este último dejó de agitarme.

Solté el aire y estaba apunto de desfallecer —definitivamente, Kunikida algún día de estos me iba a matar por culpa de la rabia—, pero él prosiguió con su acción mientras me reclamaba.

—¡¿Qué fue lo que hiciste ahora mocosa?!

—Solo lo salve de un criminal.

—Ella tiene razón —vi cómo se quitó sus lentes—. Lo utilizaron como peón para su teatrito —explicó Ranpo.

En eso escuchamos la madera del suelo crujir por lo que dirigimos nuestras miradas hacia la puerta dejando a la vista un oficial e informó.

—La..lamento interrumpirlos detectives.. pe..pero encontramos 2 funcionarios públicos como rehenes.

—Ves, los policías no vinieron en vano.

—¡Tu cállate! —gritó mientras me asfixio y con rapidez me liberé de su agarre mientras tosía.

—Ehh.. creo que les dejaremos para que tengan su momento —dijo el oficial retirándose con cierto nerviosismo.

—¿¡Qué demonios te paso!? —dijo Kenji preocupado al ver la gran mancha en la gabardina, mientras se acercó a mi para ayudarme a levantarme.

—Mejor dicho, ¡quien demonios te dio vino! ¡Acaso viste a ese enano de mierda otra vez! —dijo Ranpo exaltado e inició con uno de sus berrinches.

Seguía sin entender el porqué el enojo del gato hacia el chibi, conocía a mi amigo hasta cierto punto, se que él es un poco -demasiado- celoso y mas cuando se trata de mi. Él siempre intenta ser el centro de atención, claro, menos cuando hace una estupidez y termina culpando a mi solecito. Creo que ya es costumbre entre ambos culparse para poder iniciar una pelea y no aburrirse por el trabajo, aunque esos infelices siempre me terminan involucrando y termino siendo regañada por el viejo. ¿Qué era lo que estaba diciendo?

—¡Voy a matar a ese bastardo infeliz! —ese grito me saco de mis pensamientos y vi al azabache rojo de la furia.

—Cálmate creído —intentó de calmarlo Kenji.

—¡Ese maldito nos la quiere quitar y no lo permitiré!

—Por supuesto que no, él no se atrevería hacer eso y si por alguna extraña razón lo hace ya sabe que terminará mal, ya que nosotros 6 vamos a conseguir matarlo.

—Wou.

—Nueva regla novata, nunca jamás en tu vida te metas con la mocosa que sino dos sádicos te van a matar.

—¡No somos sádicos, solo defendemos nuestro territorio! —dijeron en un grito en unísono los chicos y vieron mal a Kunikida. Tóxicos.

Así fue como los tres hombres iniciaron a discutir.

—Nunca imagine a Kenji ser así —comentó Yosano.

—Y eso que no lo haz visto molesto. Ahí si da miedo.

—¿Y quién es él? ¿Tu novio?

—¡Ni una puta broma!/ ¡Ella no tendrá novio hasta que se muera!/ ¡Yo le conseguiré al bastardo a la mocosa! —gritaron cada uno de los chicos, ellos poseían una benita en la cabeza y estaban rojos.

—Okey.... Eso fue extraño de Kunikida.

—¡Te llevaré al hospital mocosa idiota! —dijo y me agarro como costal de papas.

—¡Suéltame animal! —proteste y patalee para que me liberara.

Exactamente, nadie de la agencia es normal y siempre, pero siempre habrá más de alguna pelea con los dúos que se formaron. Por ejemplo: Kenji y Ranpo, Kunikida y yo, por último Ranpo y yo, Yosano todavía no a encontrado con quien pelear. Retornando a lo que sucedía, mi compañero y yo fuimos los primeros en salir, seguidos de Kenji y Ranpo; quienes se burlaban de mi, y por último Yosano junto a Tanizaki.

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9:20 de la mañana, todos nos encontrábamos en la Agencia viendo la escena tan conmovedora.

—¡Naomi!/ ¡Juichiro! —dijeron ambos chicos, mencionando el nombre del contrario con emoción que fueron acompañados por lágrimas junto a una sonrisa en sus labios y se abrazaron con fuerza.

Anoche sucedió un desastre después de haber pasado esa pequeña discusión con el de cabello naranja, Kunikida me llevo al hospital y termino atándome a la camilla durante toda la maldita noche, podía desatarme con facilidad, pero tuve al santo rubio vigilándome. Por parte de Kenji, él decidió supervisar a Tanizaki y le dio hospedaje en su departamento, al enterarme de eso tuve que informarle a Ranpo que cuidara a Naomi y evitar que ambos jóvenes se encontraran hasta que estuviera presente.

—Naomi, ¡estás viva! —dijo emocionada Haruno y se abalanzó para abrazarla.

—No pendeja, es su fantasma —dijo sarcástico el azabache y recibió un zape por parte de Kenji.

—No arruines el momento.

—Que lindo todo y eso, pero debemos de irnos hacer misiones —susurro Kunikida.

—¿No podemos quedarnos un poco más? —cuestión Yosano.

—Yo me quiero ir a dormir —dije adormitada.

Vi de reojo como mi compañero de dúo mantuvo firme su mirada en el de cabello naranja, por lo visto, lo había reconocido y lo más seguro es que esté bajando información.

—¿Cuál es su relación? —cuestionó Yosano al ver cómo los 3 se separaron del abrazo.

—Naomi es mi amiga —respondió Haruno.

—¿Y ustedes? —volvió a preguntar viendo a ambos jóvenes y vi cómo se tensaron.

—¿Eh?

—He... no..nosotros somos.

—Hermanos, es por ello que tienen el mismo apellido —intervine.

—¡E..exacto! —afirmó Tanizaki.

Ranpo me dedicó una mirada de confusión así que coloque mi mano sobre su hombro indicándole que iba a explicarle más tarde.

—¿En serio? Pero si no se parecen en nada —comentó Kenji confuso.

—No todos los hermanos se parecen entre sí, rubia —respondió Ranpo, agradecía todas las veces en las que él me seguía el juego a pesar de estar en desacuerdo.

—Oh. Pues me alegro bastante en su reconciliación. Si que tienen bastante suerte que Mido-chan haya pasado cerca de esos lugares para salvarles.

—¿No les sorprende que de la nada ella haya traído a dos extraños a su agencia? —preguntó Tanizaki.

—Siempre lo hace.

—Después de todo ese es su trabajo, proteger y hacer justicia —dijo Ranpo.

—Yo te conozco. —dijo Kunikida de la nada desconcentrando a todos, por lo que añadió—: Eres el niñato que salvamos para que no fuera rostizado en aquel instituto.

—Vaya, Kunikida-kun eres un verdadero genio —vi cómo su autoestima subió—. Sin embargo, te tardaste demasiado en procesarlo, lastima —dije y él cayó de golpe al suelo, pero con la misma se levantó.

—¡¿Tu lo sabias?!

—Si.

—¿Por qué demonios no me dijiste?

—Nunca me preguntaste —eleve los hombros restándole importancia—. De acuerdo chicos, es hora de trabajar —dije, observé cómo mis amigos me miraron sorprendidos y asustados, por lo que se acercaron e iniciaron a revisarme, dejándome confundida.

—¿Te sientes bien? —preguntó Kenji.

—¿Qué se suponen que hacen?

—Tu nunca quieres trabajar y acabas de tomar la iniciativa para hacerlo —dijo Ranpo con obviedad.

—Abre —dijo Kunikida y de la nada me colocó un termómetro en la boca, ¿a qué horas lo tomó?

—Chicos, creo que están exagerando —dijo Yosano.

—Todavía no haz entrado bien al grupo.

—¡Kenji! —regañe sacándome el aparato de la boca.

—Él tiene razón, espera un poco más de tiempo y verás porque jodidos nos preocupamos tanto por esta bastarda —dijo Kunikida arrebatándome el termómetro y viendo la temperatura.

—Obviamente deben de preocuparse ya que soy la encargada de darles de comer a mis dulces perritos —brome y salí corriendo al ver cómo mi compañero trató de golpearme.

—¡Ven aquí mocosa de mierda! —gritó e inició a perseguirme.

—¡Nos vemos algún día!

—¡De está si no sales con vida, Midori!

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Después de la pequeña disputa que tuvimos realizamos un par de misiones y en este precioso momento los chicos y yo nos encontrábamos en la pequeña cocina de la agencia, le estábamos preparando unas galletas de bienvenida a Yosano, bueno, Kunikida las estaba haciendo nosotros tres le estábamos haciendo apoyo moral.

—Podríamos hornear estas galletas a 400 grados por 10 minutos o a 4,000 grados por un
minuto, así no esperamos —habló Ranpo.

—No, esa no es la forma correcta de hacer galletas.

—¡Préndele fuego! —dije un cierto brillo emitido de mis ojos, empuñe la mano y sonreí.

—¡Midori, no!

—¿Qué tal a 4,000,000 grados por un segundo? —cuestionó Kenji.

—¡¿Acaso quieren incendiar el edificio?! —cuestionó alterado y molesto.

Los tres nos miramos entre sí, con una sonrisa en nuestras labios gritamos en unísono.

—¡Hagámoslo!

—¡No!

—Lamento interrumpir —dirigimos la mirada hacia la puerta—, pero hay alguien que desea verla joven Konoe —informó Haruno.

—Está bien —camine directo a la puerta—. Chicos, ustedes encárguense de hacerle un infierno a Kunikida mientras no estoy.

—A la orden —dijeron en unísono Ranpo y Kenji.

—¡Oigan!

Pese a ya estar afuera de la habitación conseguí escuchar las protestas de Kunikida, ocasionando que me ría, seguido me tome uno segundos hasta llegar a la sala de espera dándome la sorpresa que él era quien quería hablar conmigo.

—Vaya, vaya, pensé que ya te habías ido a tu casa.

Él se encogió de hombros mientras rascó su brazo izquierdo con nerviosismo, inhaló profundo y habló.

—Detective Konoe, me permite un momento de su tiempo —suplico e hizo una reverencia.

—Acabas de interrumpir mi momento con mis amigos, ¿es tan importante lo que me vas a decir? —él retornó a su posición inicial y asintió con las mejillas sonrojadas— Bien, pero hablaremos en la cafetería debajo de la agencia que tengo hambre y así las viejas chismosas no están presentes.

Él se limitó en asentir y seguirme, descendimos los niveles hasta el primer piso, salimos del pasillo y caminamos un par de pasos e ingresamos por la puerta de la cafetería.

Visualizamos en menú y pedimos, seguido él habló.

—Lo lamentó, me equivoque profundamente con usted.

—Descuida, comprendo. Hay mucha información de mi circulando en la cuidad y ya no se puede reconocer que es cierto o falso.

Paso cierto periodo de tiempo y nos entregaron nuestros pedidos, él no tocó absolutamente nada de su comida solo se limitó en observarla —incómodo—, por mi parte bebí un poco de mi té.

—Gracias —deje el té de lado y lo observé—... por todo. Si usted no hubiera intervenido en mis atacas hacia la agencia nunca hubiera recuperado a Naomi, también le agradezco por ocultarles la verdad a sus compañeros y no mandarme a la cárcel.

Me limite en asentir y continúe tomando del té. Se cual será su respuesta, pero necesito más información.

Se que lo que hice estuvo mal, pero no tenía otra opción más que rezar que usted interviniera y entendiera el mensaje que le mande.

—¿Por qué lo hiciste?

—Debía de salvar a mi esposa.

Deje de lado mi té y me dedique en observarlo, sin decir alguna palabra, veo cómo se remueve en su lugar y continuo hablando.

—Hace tiempo, la Mafia se enteró de quién era y cuál era mi habilidad, así fueron metiéndose en mi vida de apoco hasta el punto de saber mi relación con Naomi y utilizarla para chantajearme.

—Oye chico, puedes hablar y comer a la vez, así que anda, come algo antes que se te enfríe la comida.

—¿Eh? Ah, si lo lamento —dijo y comenzó a comer de su plato.

—La mafia es una organización peligrosa y es muy raro que enfocaran su vista sobre alguien de la nada. ¿Qué fue lo que hiciste para llamar su atención?

—Ni yo lo sé... tal vez cuando intente robarles información.

—¿Robarles información?

—Naomi es una fan suya. Al momento que Haruno le contó que estaban contratando a personal como secretarias se puso feliz e intentó todo lo que estuviera a su alcance para ingresar. Quería ayudarle ya que iba a haber demasiada competencia y se que a una niña no la iban a contratar, por ese motivo intente de ingresar a la base de datos de la Mafia y darle la información a Naomi para que lo presentara ante ustedes.

—¿Cuándo pasó eso?

—Si mal no recuerdo sucedió antes que ingresara el Agente Kunikida. En resumen, Naomi ni siquiera fue aceptada al ser demasiado menor y se puso triste, sin embargo, eso no la detuvo hasta el día que la conoció en persona, siempre la apoyare en todo.

—Corrieron un gran riesgo, hiciste una estupidez y casi la mataban, debes de tener demasiado cuidado de a partir de ahora.

—Sabe, es más que obvio que tenía demasiadas dudas respecto ha su persona, pero el día del incendio en el instituto me dio cierta confianza y le di razón a Naomi en ciertos puntos de lo que decía de usted. Le agradezco por habernos salvado en ese momento. Espero que realmente me disculpe por lo idiota que fui con usted el día de ayer y causarle tantos problemas.

—Las aceptó y no te tendré ningún rencor, yo también me hubiera puesto así si fuera alguno de los chicos. Recuerda esto... pasado es pisado, presente de frente y a la mierda lo que diga la gente —dije con una leve sonrisa y él lo imito.

—Es usted un ángel.

Estaba harta, desde que se fundó la agencia la mayoría de personas e inclusive mis amigos me han dicho que soy un ángel o ese tipo de tontadas. Estoy consciente del gran cambio de mi persona, pero de igual forma, no merezco ser tratada como si fuera un tipo de deidad.

—No te confundas conmigo. No soy un ángel, ni mi paciencia es tan buena, se jugar, se irme y también se como herir. Todo corazón bueno tiene un poco de maldad también —dije con seriedad, él asistió y añadí con voz aniñada—. Bueno, ahora termínate tu comida.

—Antes de eso, tengo algo que darle —dijo y me extendió una bolsa.

Recibí la bolsa y vi su interior, así que lo saque con rapidez y vi con detenimiento mi gabardina, pude distinguir algunas partes disparejas y un par de puntos fuera de lugar.

—Mi gabardina... —susurre sorprendida al verla entre mis manos.

—El día del incendio usted la rompió, se que no quedó como antes, pero hicimos todo lo que pudimos.... Aunque veo que se compró una nueva.

—La verdad solo tenía dos pares, una la había perdido con el incendio y la otra es la que tengo. Muchas gracias Tanizaki, les quedó perfecta —dije sonriente.

Nos mantuvimos unos minutos comiendo hasta que una idea cruzó mi cabeza.

—Te tengo un trato y créeme nos convendrá a ambos.

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—¡Idiota! Que no ves que está en rojo —protesto Kunikida sin soltarme de su agarre.

Tan solo había pasado 40 días después de rescatar a los "hermanos" Tanizaki, todo retorno a la normalidad, nos limitábamos en hacer misiones y bromear entre sí. Yosano, había conseguido pasar la prueba que le impuse con algo de dificultad, pero conseguí convencer al viejo, diciéndole que ella sería una gran aliada, así que poco a poco la he estado integrando en misiones junto a los chicos, pasábamos tiempo juntos haciendo idioteces y resolviendo casos.

Ella se ofreció voluntariamente en ser la encargada de atendernos cuando estuviéramos heridos, por eso tanto Ranpo como Yosano tuvieron que rogarme para que fuera su conejillo de indias, ya que como siempre era la que me lastimaba quería practicar conmigo y su forma de curarnos es algo... exótica.

Mi compañero de dúo y yo estábamos caminando hacia el punto de encuentro de la misión, al momento de cruzar una calle los colores del semáforo desaparecieron por lo que pensé que era la indicación que era turno de los peatones pasar, pero no fue así —hubiera sido tortilla molida si no me detiene—. Dirigí mi atención sobre él sorprendiéndome al verlo totalmente en blanco y negro como si de una película do 80's se tratase.

—Kunikida, anularemos la misión.

—¿Y ahora qué?

—Hay que ir al doctor.

—¿Por qué?

—No creo que sea normal que solo vea blanco y negro a todo.

—¡¿Qué demonios te hiciste grandísima burra?! —gritó provocando que todos a nuestro alrededor nos vieran.

—Yo que se, estaba caminando normal contigo y de la nada estoy así.

—Eres una mocosa hija de...

—¡Cuida tu lenguaje conmigo imbécil! Que aquí mismo te corto los huevos. ¡Debes respetarme ya que me conseguí tu respeto!

—¡Tu no haz conseguido nada!

—Sigue negándolo bestia, pero yo se que tienes un altar de mi persona en tu departamento.

—¡Jódete!

—¡Jódete tu!

Últimamente hemos discutido más de lo normal, en cierta parte entendía porque siempre discutía conmigo, siempre le llevo la contraria, lo canso al grado de hostigarlo y lo preocupo demás cuando hacemos misiones, lidiar conmigo es un caso serio. Aparte lo he visto mas tenso de lo normal, así que me tocará indagar que es lo que le sucede.

—El hospital queda cerca, vamos de una vez. No quiero que a medio camino te me mueras.

—Kuni-kun~ cárgame —dije haciendo un pequeño puchero.

—Ya te dije que no me llames así.

—Cárgame.

—Eres muy grandecita para este tipo de cosas.

—Vamos hazlo, así evitaríamos que me pase algún alto o te termine perdiendo por tanta multitud.

Él se quedó callado por unos segundos, pero se dio la vuelta a lo que sonreí y me tiré sobre su espalda de un brinco.

—Ni se te ocurra patearme como la otra vez.

—¡Arre, corre como el viento tiro al blanco!

—No se porque carajos te hago caso —dijo resignado y soltó un suspiro, seguido empezó a caminar.

Durante el trayecto al hospital hablamos de cosas triviales y le agregaba más de alguna que otra broma, pero algo que me preocupo es que iniciaba a sentir cansancio y un leve malestar en la cabeza.

Al llegar al hospital ingresamos y caminamos directo al consultorio del doctor que siempre me atendía, ni siquiera las enfermes se molestaron en preguntar. Al entrar al consultorio vimos al doctor quien nos miró y agitó su cabeza mientras sonreía, a su vez Kunikida cerró la puerta por su espalda.

—¿Y ahora qué te paso? —preguntó el doctor mientras ingresó al consultorio

—Doña idiota hizo una estupidez y ahora no puede ver los colores, excepto el blanco y negro —se adelantó a explicar mi querido idiota.

—Ya veo —me baje de un salto de la espalda del rubio y camine hasta la camilla—. Dime Midori, ¿qué color es mi camisa?

—¿Qué parte que no veo colores no entendió? Y por cierto, ¡sabe bien que odio que me haga preguntas estúpidas! ¡No me haga bullying!

—Estoy comprobando si es cierto lo que dice tu compañero.

—Que se yo... veo su camisa negra... aunque creo que también es su piel....

—¡No seas racista, pendeja!

—¡No lo soy! ¡Que parte que sólo veo negro y blanco no entiendes animal!

Así fue cómo se dio una pelea entre nosotros, esta era una de las veces que me recordaba de cuan hostigante podía ser mi compañero y la vez que lo conocí, también siento la misma sensación de mandarlo a la mierda cada vez que se pone así.

—¡Ni se te ocurra decirles!

—Debo de, por qué sino doña pendeja se irá a mal matar en alguna maldita misión —dijo marcando en su celular, seguido se lo colocó en la oreja.

Me saque un zapato y se lo lance con fuerza en la cabeza.

—¡Midori! —regaño camino con prisa a la puerta, pero recibió el segundo zapatazo.

—¡Púdrete poste con patas! —dije y él se limitó en sacar su dedo de en medio mientras salía del consultorio.

Definitivamente la relación que tenemos entre el rubio y yo es la mejor. Lo quiero, pero a veces no lo soporto y puedo apostar que lo mismo pensara él. Aproveche que no tenía ninguno de los dos zapatos así que me senté en la camilla y el doctor se acercó.

—Sabes que lo hace por tu bien.

—Ahhh —me dejé caer sobre la camilla—. Odio que le diga a todos cuando me sucede algo.

—No lo hace con fines malos, al contrario trata de cuidarte para que no termines más herida de lo que comúnmente sucede.

—Solo preocupare a los demás y seré una carga para ellos.

—Te aseguró que no.

—Si como no. La vez pasada Ranpo descubrió que tenía una herida en la espalda y literalmente le fue a gritar a los chicos, seguido los 3 estuvieron una semana cuidándome a tal grado de que los 3 iban al baño conmigo, mas encima no fueron a trabajar y termine siendo regañada —escuche su risa—. ¿De qué demonios se ríe?

—Lo lamento, pero me parece tierno que tus compañeros hayan abandonado sus tareas para cuidarte y a la vez fueron tus sirvientes.

—¡No diga eso! ¡Ellos nunca serían mis sirvientes, no los dejaría!

—De acuerdo, parecen tus esclavos.

—¡Basta! Lo está empeorando.

—Mejor dicho, parecen perritos pequeños quienes siguen a su amo.

—Me largo de aquí —dije levantándome de golpe y corrí hacia la puerta, seguido la abrí dejándome ver a Kunikida bloqueándome el paso.

—No te irás a ningún lado —apago su celular y lo guardo— hasta que terminen de examinarte. Además tenemos que esperar a los chicos que vienen para acá.

—Te odio.

—Yo también te amo. Ahora no me hagas obligarte a regresarte a la camilla —dijo y le fulmine con la mirada, pero acate su orden pues no quería generar una verdadera pelea entre él y yo.

El doctor comenzó a examinarme de pies a cabeza y trató de adivinar que es lo que tenía esta vez. Punto negativo de tener esta habilidad, que la muy jodida siempre termina afectando mi salud de forma inimaginable y a veces conseguía confundirse con una enfermedad maligna, este era demasiado escurridizo que hasta a mi me llegaba a asustar.

—Por favor no me joda diciendo que esto será el tipo cliché en que las personas no ven colores hasta no encontrar a su alma gemela, enamorarse o ese tipo de cursilerías porque me mato.

—Por supuesto que no, esto es la vida real Midori, no en un libro de ciencia ficción. A ti te dio una acromatopsia y monocromatopsia que sería la falta total de percepción de los colores.

—Ah y se cura.

—No, pero si mal no recuerdo puede ser tratado. Sin embargo, tú eres distinta así que tú mismo poder te curará, solo es cuestión de tiempo.

—Genial, más trabajo encima —dijo Kunikida.

—¡Cállate!

—Lo ideal sería que hasta que recuperes la percepción de los colores no hagas ningún tipo de misión policíaco o de alto rango.

—Eso es aburrido.

—Lo se, pero deberás hacerlo.

—No se preocupe doctor, me encargaré que la mocosa siga sus indicaciones.

—Gracias Kunikida. Me alegra que sean un dúo unido muy complementario y que se apoyen entre sí, además debo de admitir que gracias a ti las venidas al hospital o chequeos de Midori han disminuido.

—Es todo un reto controlarla.

—Hola, sigo aquí —dije ofendida haciendo una mueca con los brazos cruzados.

En eso el sonido de mi celular se presentó, estaba apunto de ver quien me escribió, pero Kunikida me arrebató el celular y lo desbloqueo.

—Oye, eso es invasión a la privacidad. Devuélvemelo.

—¿Por qué demonios un número desconocido te escribió?

—Seguro se confundió.

—O es un maldito acosador que lleva escribiéndote desde hace tiempo —me mostró el chat con enojo—. Le diré a Katai que investigue la dirección del remitente para ver si no es un pedófilo, si es eso se lo cargo la chingada.

—No hagas eso, seguro es alguno de mis fans o algo así, además ¡deja de estar husmeando mis cosas!

—Te lo voy a bloquear.

—Ni de te ocurra.

—¿No han pensado seriamente en darse una oportunidad de ser más que amigos? —preguntó el doctor desconcentrándonos por completo.

—No —respondimos en unísono.

—Pues deberían, se ven bien juntos.

—Prefiero ser la novia de Ranpo o de Kenji.

—Yo ya tengo a la chica que va a ser mi novia en mi ideal.

El sonido de mi celular se presentó nuevamente provocando que el rubio centrara su concentración en el, así que me limite en suspirar y deje que hiciera lo que de le diera la gana.

El médico al verme tan sumisa aprovecho en examinarme otras áreas, controlar mi presión arterial, entre otras cosas de las cuales no entiendo. En eso, la puerta del consultorio fue abierta y dirigí la mirada a ella dejándome ver a mis amigos quienes ingresaron.

—¿Y ahora qué te paso? —preguntó Yosano.

—Código rojo —dijo Kunikida y los otros dos se le acercaron rápido.

¿Desde cuándo habían echo su propio código?

—Ya dejen de ser tan chismosos ustedes tres por el amor a los dangos —dije cubriéndome la cara con ambas manos.

—Yosano, que bueno que viniste. Ven, te explico de una vez que tienes y cuales son los puntos para poder examinar bien esta vez a Midori.

—Seguro.

Me quite las manos de la cara y me senté para que el doctor tuviera mayor acceso a mi cuerpo al momento de explicar todo. Así se tardaron un par de minutos por lo que ya me había aburrido hasta que veo a Ranpo acercarse demasiado, anulando mi espacio personal y habló.

—El presidente no pudo venir por estar atareado, pero nos dijo que tenías prohibido hacer misiones de alto rango, usar tu celular y tenias que comprarme dulces.

Eleve una de mis cejas y le mire divertida. Ranpo siempre intenta manipularme con las supuestas órdenes que le dice el viejo para mi, cuando nos enteramos decidimos colocar colores variados durante todo el día para evitar que Ranpo me volviera a manipular en comprarle dulces.

—¿Qué color es?

—Naranja.

—Suerte a la próxima.

—Era morado, ¿no? —asentí— Diablos.

—Tienes dinero, cómpratelos tu.

—No es lo mismo, los dulces saben mejor cuando tu los compras.

—Eres raro.

—Tu eres el triple de rara.

—Pero así me amas.

—Obviamente, algún día te convertiré en mi esposa —susurro sonriente y note como sus ojos emitieron un leve brillo, dejándome sorprendida.

—Es broma, ¿verdad?

—Sip, y caíste en ella. Tanto quieres tener mi apellido al igual que nuestros hijos.

—De acuerdo, basta creído —separó bruscamente a Ranpo—. Primera y última advertencia del mes que te doy, no hagas ninguna idiotez. Ella tendrá novio hasta el 31 de febrero y cuando los animales sepan hablar —dijo el rubio menor abrazándome.

—¡Ehhhh! ¿Por qué? Yo si quiero tener novio, no ahora, pero si en un futuro.

—Lo tendrás cuando estés al borde de la muerte, pero si sobrevives terminarás con él.

—Eres malo.

—Solo cuidó tu corazón así como haces con el mío.

—Descuida, convenceré a ricitos de oro para que me acepte como cuñado.

—Esa es tu forma para pedir mi puño en tu cara, Ranpo.

—Aunque ahora que lo pienso, la única aprobación que necesitaría sería la del presidente y ya la tengo... ¡nos casamos mañana! —gritó a todo pulmón Ranpo con felicidad y se fue corriendo.

—Ven aquí cabrón —dijo persiguiéndolo como alma lleva al diablo.

—¿Qué fue eso? —preguntó Yosano sorprendida.

—Idiotez, eso fue. Y en cuanto a ti, no tendrás novio hasta los 90 años.

—Moriré antes.

—Lo se.

—¡Jóvenes detectives no hagan eso que pueden romperlo! —el grito de una posible enfermera nos alertó a los 3.

—Te toca —me apure en decir.

—Yo fui la vez pasada.

—Pero yo me encargo de los 4 todos los malditos días, no ando protestando y me aguanto todas las maltratadas que deberían de ir dirigidas a ustedes.

—Iré por ellos —se limito en decir y se fue.

—Si que lo tienes bien controlado —dijo Yosano.

—Por supuesto que si, después de todo ella es la que da la cara por los cuatro en todo ámbito social —comentó el doctor.

—¡Midori, mamá nos quiere ahorcar! —gritaron Ranpo y Kenji a todo pulmón, pero si se acaba de ir ese idiota y ya los está matando.

—Ven Yosano, te enseñaré como los amenazo y aplícalo cuando no esté con ellos —dije levantándome y camine hacia la puerta con ella siguiéndome.

—Creo que con decirles que ya no los quieres o que saldrás de la agencia es más que suficiente.

—Si, pero no te creerán.

Tuvimos que caminar un poco, siguiendo el desastre que habían dejado mis queridos amigos hasta que los encontramos peleando entre sí como si de niños pequeños se tratasen. Kunikida ahorcaba a Kenji, mientras Ranpo estaba sobre la espalda del primero jalándole del cabello.

—¡Chicos! Ya basta, dejen de pelear, por favooooor~ —cante lo último con una sonrisa.

Los tres se detuvieron de golpe y dirigieron su mirada hacia mi cuerpo, vi que se tensaron mientras sus rostros se fueron distorsionando, después se soltaron y recompusieron su vestimenta como si nada hubiera pasado.

—¿Qué fue lo que le hiciste para que estén tan traumados?

—Hay una gran diferencia entre nosotros cuando resolvemos problemas internos, por ejemplo: ellos se matan entre sí, y por mi parte es ignorarlos.

—¿Eh?

—Así es, cuando estoy sumamente enojada con ellos de primero les sonrío y luego los ignoro por más de un mes.

—La peor manera de castigar —dijo Ranpo sacando un dulce y se lo comió.

—Mido-chan da miedo cuando se enoja y más cuando coloca su mirada, además, si nos ignora terminamos haciendo un desastre.

—A tal grado que el presidente interviene y...—él mismo se interrumpió y vi cómo a los tres les invadió un escalofrío.

—Preferimos a Midori de buen humor a que suceda eso otra vez —dijeron los tres en unísono.

—Bien. Paguemos todo lo que descompusieron y vámonos.

Todos asintieron y nos acercamos a la administración, seguido Kunikida fue quien pagó por todos los daños junto a la consulta, también me colocó mis zapatos que con anterioridad le había tirado -ya ni me recordaba que no los tenía puesto- y luego retornamos a la agencia. En el camino estuvimos platicando de todo y nada a la vez, -si algo raro- también saludamos algunos de nuestros fans que encontrábamos en el camino. Por supuesto, tuve que haberle bajado de las nubes a Ranpo ya que iniciaron a elogiarlo y su egocentrismo subió.

Agradecía profundamente que ningún medio de comunicación estuviera presente ya que ellos son demasiados persistentes en sacar información, preguntando quién era el siguiente en integrarse, si tenía algún interés amoroso, si Ranpo era mi novio o algo por el estilo, si algunas chicas podían casarse con Kenji, si Yosano realmente bateaba hacia los dos lados en cuanto a su sexualidad o si Kunikida era mi hermano mayor, esa y muchas más tipo de cosas me preguntaban a tal grado de abrumarme e incomodarme.

Y lo que más me caiga mal es que siempre, pero siempre es a mi que me preguntan todo eso y a los chicos los toman como un 0 a la izquierda. Se muy bien que solo hacen su trabajo, pero están obstaculizando el mío a tal grado que tuvimos que llamar a los oficiales para que estén vigilando los departamentos por casi dos meses cuando se integra alguien a la Agencia y el viejo me impide salir a solas.

Se que soy querida por unos, pero no me pueden meter a una jaula como un pájaro privándome de mi libertad, yo también necesito hacer mis cosas y fastidiar a mis amigos. Mejor que me pidan una foto y autógrafo, pero que no me sigan estorbando.

Ranpo siempre se burlaba y a la vez me regañaba por recibir tanta atención, inclusive más que él, y no los aceptaba de tan buena manera, ocasionando que le brinde todo el crédito al ojos de gato así alimentándole más el ego.

Me desvíe del tema, los 4 ya nos encontrábamos en la Agencia, me fue algo difícil llegar por lo mismo de la perdida de colores y casi me atropellaban 7 veces.

—Utiliza esto, te verás maravillosa —dijo Yosano, sacándome en el pequeño trance que estaba y extendiéndome una ropa ordinaria, la mire pasable así que decidí tomarla.

Últimamente ella está tratando de que varíe mi ropa, inclusive intentó de tirar mi gabardina diciendo que ya era pasada de moda. Mhp, ella es la que no tiene buen estilo y me tiene celos.

—Trae acá —me arrebató la ropa—. No vuelvas hacer eso Yosano.

—Pero si tú..

—Lo hago cuando ninguno de mis compañeros está mal, además esa broma que querías hacer es muy pesada para la reputación que tiene Midori.

—¿Desde cuándo te interesa la reputación? —cuestionó Kenji confundido.

—Si, sonaste muy Kunikida —dije.

—Concuerdo con Ranpo, ella es la carta de presentación de la Agencia, si ella queda en ridículo por ende nosotros igual —aportó Kunikida.

Al ver que nos ignoraron por completo le pregunté a Kenji.

—¿Qué fue lo que me dio?

—Un pintalabios azul y quería ponerte una ropa rosa chinga la vista —respondió Kenji a lo que asentí y leí el informe que estaba en mi escritorio. Uh, reportes de amenazas a la empresa de petróleo.

—Vamos, si iba a ser divertido.

—No y si vuelves hacerlo te juro que te impondré un castigo del cual te lamentarás —dijo Ranpo serio.

—Wops, bueno —me levante de la silla—. Me voy hacer una misión —dije apunto de irme, pero Kunikida me regreso a mi lugar.

—Hay una gran probabilidad de que haya una bomba, tú no irás.

—Pero...

—Yo iré, se cómo hacerlo sin problema —dijo Kenji mientras se levantó.

—Yo tengo un caso policial. Cuatro ojos es hora de irnos.

—Me caen mal.

—Lo hacemos por tu bien Mido-chan.

—Algún día lo entenderás y nos agradecerás —dijo Kuninida y los 3 se retiraron sin decir nada mas.

Al ver que no tenía nada que hacer deje caer mi cabeza de golpe sobre el escritorio golpeándome en el transcurso, seguido solté un bufido de aburrimiento. 

—Oye, iré al centro comercial para comprar ropa,¿quieres acompañarme? Así podemos aprovechar a restablecer tu armario.

—Gracias Yosano, pero no tengo ganas de ser tu burro de carga.

—De acuerdo, si cambias de opinión sabes dónde encontrarme —dijo y camino directo a la puerta principal.

Los minutos fueron avanzando así que me acomode, colocando ambos brazos uno sobre el otro y posicione mis manos sobre ellos. Inspeccione el entorno y todo denotaba a tristeza —vaya, sin colores o sentimientos en la vida... es perfecto para suicidarse—, aproveche este tiempo para recordar todo los que ha sucedido en estos años, ahí me percaté que conforme iba avanzando el tiempo de amistad con mis amigos mas se iban preocupando por mi. Ellos me sobre-protegían en la mayoría de los casos, inclusive Yosano había estaba adoptando eso, los únicos que no lo hacen la mayoría del tiempo era el viejo y Katai.

Lo admito, mis formas de resolver casos o para distraerme a veces llegaban a ser exageradas e inclusive peligrosas, provocando de una u otra manera un trauma en los chicos y por eso intentan de mantenerme en una burbuja para protegerme. Les estoy sumamente agradecida por el aprecio y cariño que me tienen, pero no quiero que se preocupen por eso.

Mi forma de prepararlos no es la adecuada, sin embargo, es la única forma que me enseñaron para estar lista para cuando alguien importante de mi vida muere delante de mis ojos. La persona querida se expone en variados peligros por mucho tiempo, ocasionando al principio preocupación, no obstante, va acostumbrando a sus acompañantes  dando como resultado el poco dolor al ver que muere enfrente a sus ojos y piensan que solamente está herido. Por lo visto, no está saliendo como quiero.

No me preocupaba mucho por el viejo y Katai, ya que ambos dejan que haga cualquier tipo de misiones -obviamente viendo mi estado de salud y el rango de la misión- y termino partiéndome la cara aprendiendo la lección, luego ellos se encargan de ayudarme en cualquier ámbito, seguido me brindan su correspondido sermón y por último me castigan. Además, cabe resaltar que ya llevo mucho tiempo en el que no hago misiones con ellos.

Por otra parte, con Yosano, Kenji, Kunikida y Ranpo ejecutábamos misiones las 24/7, gracias a eso nuestros lazos de amistad son demasiado fuertes con eso se explica porque nos tratamos como si fuéramos una familia de verdad —aunque realmente si somos una familia muy anormal—. Tratamos de apoyarnos en todo y protegernos, pero no quiero que ellos desarrollen un apego emocional hacia mi persona, tengo muchos enemigos y se que tarde o temprano ellos conseguirán su objetivo de matarme, inclusive podrían tomar a alguno de los chicos como rehenes y... no quiero ni imaginarlo.

Joven Konoe, a recibido un mensaje de Katai —la voz del AI resonó en mi cabeza sacándome de mis pensamientos.

—Léelo.

Hola Midori, me he enterado que haz perdido la visión de colores, eso si que es un problema. Le coloque a Dai un programa que te ayudará a ver los colores de forma momentánea para que no tengas ninguna complicación al hacer tus misiones. Por favor úsalo con cuidado que tan solo es un prototipo, avísame si sientes algo extraño o no funciona.  

—Para más él quien me apoya en el ámbito que quiero —eleve mi cabeza—. Dai, activa el nuevo comando.

—Comando activado.

Al inicio sentí frío alrededor de mis ojos, luego de un momento a otro sentí una fuerte descarga eléctrica y mis ojos me ardieron de sobre-manera ocasionando que gritara y termine cayendo al suelo.

—¡Konoe-sama! —gritaron todas las secretarias preocupadas mientras se acercaron.

—Dai, dile a Katai que no sirve esa su cosa —dije restregándome los ojos con las palmas de mis manos.

El grito había llamado la atención del viejo, quien salió de su oficina y terminó ayudándome a calmarme. Estuve 25 malditos minutos ciega y por ende le estuve sacándole toda la generación a Katai por medio de llamada y el viejo tuvo que controlarme para que no fuera a por él, mientras tanto él intentó de todo para recuperar mi visión.

Al conseguir recuperar por completo la visión, colgué la llamada y el viejo se quedó un par de minutos conmigo hablando de cosas triviales, después se fue a su oficina sin antes olvidar dejarme tres montañas de papeleos por hacer, no sólo era mío, sino que también de los chicos. Antes que pudiera refutar él ya se había ido dejándome con la palabra en la boca.

Con fastidio decidí hacer el papeleo por dos simples razones, la primera es que me estaba aburriendo y la segunda porque no quiero que se acumule más. Así me mantuve durante unas horas con papeleo, tras papeleo y más papeleo —si no salgo de aquí lo quemaré todo—. Ninguno los chicos estaban, Katai había salido de su casa y no podía joder al viejo porque me pondría a hacer más papeleo, así que la opción más viable era escapar o quemar el papeleo, no, si hago eso me pondrá hacer el doble, si mejor me escapo.

Camine hacia el escritorio de Kenji, seguido abrí el cajón mas alto del escritorio y rebusqué entre sus papeles hasta dar con mi celular.

—Eres muy lento cuando se trata de esconder cosas Kunikida —dije cerrando el cajón.

Estaba apunto de guardarlo en mi gabardina, pero detuve mi acción al ver cómo la pantalla junto a la vibración se presentó en mi celular, era un número desconocido y no era el mismo que había visto Kunikida, dude un poco en contestarle y cuando había tomado la decisión la llamada había finalizado. 

Tal vez se equivocaron.

Nuevamente se presentó una llamada del mismo número y pensé un montón de posibilidades de que alguien haya conseguido filtrar mi número así que decidí ignorarlo hasta que llego la 5ta llamada.

Flashback

—¡Midori! ¡No digas esas cosas! ¡Es mi familia joder!

—Puta estoy somnolienta, solo a ti se te ocurre hacer esa pésima broma a esta hora. Ahora si me permites me voy a dormir y mañana me jodes todo lo que quieras.

—¡Despierta! Lo que te digo es verdad, te necesito. No se que hacer, estoy sola y unos malditos intentan de capturarme.

Estaba apunto de colgarle, sin embargo, el ruido de algo quebrarse seguido de unos balazos me alertaron y me quitó el resto de sueño que tenia.

—No quiero morir.

Fin del flashback

3 simples palabras rodearon todo mi pensamiento,  no quiero morirpuede ser alguno de los chicos que llamen de otro celular, no vaya a ser que estén heridos—. Sin esperar más tiempo conteste con cierta preocupación.

—Midori...

Me tensé al escuchar esa voz masculina —¿cómo demonios lo consiguió si cambie de número?—, estuve apunto de colgar pero él habló.

—Por favor no cuelgues. Te lo suplico, necesito que me ayudes.

—Muérete.

—Se que nuestra relación no está bien, pero de verdad necesito que me ayudes, es una emergencia y eres la única con la que puedo confiar realmente.

—Dile a tu amiguito que te ayude porque yo estoy muerta para ti.

—Por favor escúchame, te lo suplico.

—¿Por qué debería? Si tú no lo hiciste cuando estuve en tu lugar —fue lo único que respondí, después despegue el celular de mi oreja y corte la llamada.

Fue cuestión de segundos para que una segunda llamada entrara en mi celular, al ver el nombre del contacto me hizo sospechar de lo que podía suceder, sin embargo, decidí responderle.

—¿Y ese milagro que me hablas?

—Lamentó interrumpir, pero necesito pedirte un gran favor Cherry.

—¿Qué sucede?

—El idiota de mi compañero está gravemente herido, ningún hospital lo quiere atender y no podemos llevarlo a la mafia por su estado crítico.

—Eso es lo que tanto anhelaba ¿no? Pues déjalo que siga con su sueño, mejor para nosotros, así se nos quita un gran peso de encima.

—Créeme por mi que se muera, pero si vuelvo sin él Mori me asesinara. 

—Dile que ocurrió un accidente, el muy idiota no consiguió deducir y estabas hasta el otro extremo ocasionando que no pudieras salvarlo.

—Te solicitó esta misión, te pagaré mañana.

Me replanté su propuesta, sabía muy bien que podía negarla y si el viejo se llegase a enterar no me regañaría, sino al contrario, me felicitaría por no ayudar a los mafiosos y ese tipo de cosas. Pero él era uno de los mejores amigos que he tenido y siempre me a apoyado en todo, así que no podía abandonarlo por lo que tuve que tragarme mi odio junto al orgullo y aceptar.

—Te odio.

—Estaré en la cafetería en 5 minutos.

—Bien. Pero quita tu estúpida sonrisa de tu rostro.

—Maldita bruja psicópata —dijo y finalizó la llamada.

—Por qué deben de hablarme en horas de trabajo —suspire—. Me tocará ayudar a ese idiota —susurre al aire y llame al número desconocido.

Se tardo un par de tonos para que contestaran de la otra línea así que hablé con sequedad.

—Te advierto que si hacen alguna idiotez que no me convencen los mato a ambos y no te emociones demasiado, solo ayudaré porque me contrataron.

—Estamos en...

—No soy idiota —le interrumpí—. Se muy bien dónde están así que vete al puente Osanbashi.

—¿No puedes hacernos el favor de venir a recogernos?

—Waaaaa, así que si tienes huevos, pensé que no. Aunque no debería sorprenderme, ¿verdad? Después de todo harías de todo por salvar a tu perra, inclusive enfrentarte a mi para salvarlo. Grande Oda, sin duda alguna un gran amigo.

—Yo..

—Cállate y mira cómo putas lo llevas al punto de encuentro —finalice la llamada.

Guarde el celular y salí de la agencia con lentitud, me encontraba descendiendo las gradas hasta que en el segundo piso me encontré con Kunikida sorprendiéndome ya que se supone que tendría que estar con Ranpo.

—¿No estabas con Ranpo?

—Si, pero se le olvido sus lentes y no quiso viajar de nuevo.

—Creo haberlos visto sobre su escritorio.

Asintió y continúe con mi camino, pero sentí un leve peso sobre mi hombro.

—¿Hacia dónde, mocosa?

—Estoy aburrida así que iré con Chuuya.

—Ya te hemos dicho cientos de veces que no te juntes con él, algún día de estos te entregará con su líder y podrías terminar muerta.

—Lo sé, pero sin un poco de acción no tendría sentido la vida.

—Te dejaría ir si estuvieras bien, pero ahora...

—Venga, por favor. El chibi es un idiota que no puede hacerme daño ya que antes le meto una patada en los huevos.

—No.

—Estaré bien, ¿si?

—¿Por qué tanto urgencia en ir con él?

Me quede callada, sin saber si decirle la verdad o no.

—Él acaba de solicitarme una misión de rescate ya que uno de sus compañeros fue herido de gravedad y no tiene quien lo atienda.

Vi que se quedó en shock, por lo que proseguí.

—No puede llevar a su compañero a la Mafia para que lo atiendan ya que sería castigado, por eso he aceptado su misión —él cerró sus ojos—. Mm... haré todo mi trabajo sin protestar por una semana solo si no le dices nada al viejo ni a los chicos.

—Eres tan buena e idiota. No dudes en avisarme si sucede algo malo o si tienes problemas para que te aceptan en el hospital —explicó abriendo sus ojos, usando su mirada de seriedad.

Asentí y cada uno siguió con su rumbo, estaba algo preocupada por haberle dicho la verdad, pero prefería decírsela a que fuera con el chisme con Ranpo y terminaríamos en una discusión entre los cuatro —gracias a cielo Yosano no es así como ellos... bueno, aún no ha llegado a ese punto—. Al salir del edificio tuve que aguardar un tiempo, la calle estaba algo transitada así que recibía más de algún que otro saludo de personas que ni conocía, pero había hecho alguna misión para ellos.

Conseguí escuchar un sonido de una moto acercándose con rapidez ocasionando que sonriera, vaya si que tiene prisa.

—Al fin llegas mandarina, un poco más y hubiera desestimado el caso —bromeé al momento que freno su moto enfrente.

—Menos charla —me lanzo un casco extra— y mas acción.

Me coloque el casco y me lo abroche bien, a su vez me subí a la moto tomando asiento detrás de él, seguidamente él dio inicio a su camino e íbamos a alta velocidad.

—Así que el imbécil te escribió pidiéndote ayuda, pero no pudiste ya que todos sus servicios de salud están llenos y trataste de ingresarlo a un hospital privado, pero nadie te lo acepto y te amenazaron con llamar a los de la Agencia. Le advertiste al imbécil que no me llamara, pero le dio igual y lo hizo, al ver que la repuesta fue negativa y que ya no les quedaban más opciones decidiste usar tu como din, el cual sería llamarme para ayudarte —dije por medio del intercomunicador que tenía el casco.

—¿Acaso tienes la habilidad de leer mentes?

—No, aún no tengo ese poder. Pero eres un libro abierto mandarina y soy la mejor detective con habilidad especial que pueda existir en el mundo —dije con voz aniñada.

—Sigue soñando.

Aumentó la velocidad ocasionando que casi me cayera, pero conseguí sostenerme de su cintura a tiempo —dos pueden jugar a eso—. Active la habilidad de Kenji y lo abracé con fuerza, escuche un quejido por su parte y la velocidad fue disminuyendo.

—No.. tan.. fuerte —dijo entrecortado por la falta de aire.

—Ten mas cuidado chibi-chan —dije desactivando mi habilidad y en ese preciso momento acelero a todo lo que daba la moto.

—¡Hijo de puta! —grité apegándome a él.

—Te amo Cherry —dijo soltando carcajadas.

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Habíamos llegado al punto de encuentro por lo que supervisamos nuestro alrededor en su búsqueda, pero no había nadie. Decidimos bajarnos de la moto y esperar a que aparecieran.

—¿Crees que les haya pasado algo? —preguntó Chuuya con una ligera preocupación.

—No, solo se retrasaron —sentí su mirada por lo que le dediqué una sonrisa tranquilizadora—. Si les hubiera sucedido algo malo ellos nos hubiera llamado o inclusive mi habilidad se hubiera activado y viera ido a intervenir.

—Lo dudo.

—No me agradan en lo absoluto, pero tengo el deber de salvar toda vida en peligro y hacer justicia, además, no dejaría que por culpa de estos idiotas te castiguen.

—Por qué carajos no estás en la mafia en vez de la agencia —dijo con lamento y soltó un suspiro.

—Lo lamentó, Chuuya —solté una leve risa—. Él llegó primero y me ayudó de una manera espectacular, así que estoy en una gran deuda con el viejo y sería incapaz de alejarme de él aunque me lo ordenara.

—Comprendo... espero algún día podamos estar en el mismo equipo.

Sea donde sea, siempre encontrare la forma para estar contigo y fastidiarte mandarina.

—Lo se muy bien, Cherry —dijo con algo de nostalgia.

Ese me extraño e iba a cuestionarle por eso, pero mi vista se posó en dos hombres que se acercaron con lentitud.

—Llegaron —dije tragándome toda molestia y me coloque de la forma más profesional posible y fui a ayudarlos.

Ambos se encontraron cubiertos de sangres y heridas, pero el que estaba peor era el chico de cabello marrón quien se a esmerado por hacerme la vida imposible hasta cierto grado. Su estado era semi-consiente —parece como si estuviera ebrio—, agite mi cabeza al ver cómo estaba iniciando a divagar y evitar ayudarlo.

—Midori —susurró Odasaku y pude detectar un leve brillo de paz en sus ojos.

Lo ignoré por completo y me enfoqué en cumplir mi trabajo, le quite al de cabello marrón y lo cargue al estilo princesa.

—No me toques perra —apenas pudo pronunciar Osamu con mucha dificultad e intentó de separarse, pero lo detuve.

—No estás en las condiciones para decir estupideces y mucho menos decir eso a la persona que te dará el pase para que salven tu vida.

—Quiero morir.

—Igual quiero que mueras, pero estaría rompiendo mi trabajo, ademas, no dejare que por tu idiotez regañen a tus compañeros.

—Déjame.

—El tuerto está lúcido, eso es malo —dije e ignore las leves protestas junto a quejidos de Dazai.

—¿No debería ser eso bueno?  —preguntó Chuuya confundido.

—Los que están lucidos después de tremenda madriza que recibió son los primeros en que caen y mueren de prisa, es por eso que son los pacientes primordiales —expliqué.

—Será mejor que lo llevemos ya al hospital —habló Odasaku y ambos se me quedaron viendo.

—Tienen dinero, ¿verdad?

—¿Me lo puedes prestar?

—Carajo mandarina, ganas más que yo y aún así no traes dinero contigo.

—¡Salí rápido!

—Bien. El hospital más cercano está a dos cuadras, pero no sirve su atención médica, así que iremos a uno nuevo que abrieron y su personal es relativamente bueno.

—¿A cuánto está? —preguntó Odasaku.

—20 minutos.

—¡Demonios! —gritó Chuuya y dirigimos nuestra atención a él, quien pateo su moto con furia.

—No me digas, se descompuso tu moto.

—Si.

—Tch, esto parece un típico cliché de un libro. Bueno, lo intente pero el destino no quiere.

—Te tocará llevarlos con tu habilidad —dijo la mandarina parlante con seriedad.

—A no, por supuesto que no. Llévalos tú con tu habilidad.

—Si lo hago llamaré la atención de todos y terminaremos en un desastre.

—¡No me jodas! Sabes que odio a ese tuerto y mas a ese infeliz.

—Y con justa razón, pero ese imbécil necesita ayuda médica y está apunto de morir.

—Bien, pero solo me llevare a él —dije señalando al nombrado.

—¡Ninguno de nosotros es mayor de edad! ¡Nos mandarán a la chingada una vez intérnenos a la momia!

—¡Pues que llegue después ese hijo de puta aparentando ser el padre de ese malnacido!

—¡Midori!

—¡Ta madre! —bufé con molestia— Última vez que te hago estos tipos de favores chibi. Odasaku carga al tarado y súbete a mi espalda —dije entregándole al chico.

Él se limitó en agarrarlo y acatar todas mis indicaciones sin objeción alguna.

—¿Dónde queda exactamente el hospital?

—En la calle Chukagai, es el único hospital en la zona y tiene un gran letrero.

—Te veré allá entonces —dijo antes de activar su habilidad y elevarse por los aires dejándonos solos a los 3.

—Abre la maldita boca y juro que te tiro por un puente y le daré tus huesos a esos huérfanos —advertí y active mi habilidad especial.


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—¿Estás segura que estás bien?

—Si, si lo estoy.

—¿T221?

—No y tampoco te estoy hablando entre palabras.

—Llevas más de 3 horas afuera.

—Es culpa de los doctores que no se apuran en la cirugía.

—¿En que hospital estás?

—No te lo diré ya que no vendrás a ver.

—Pero..

—Nada Kunikida, sabes muy bien que viene por una misión así que no me sucederá nada.

—Estoy preocupado por ti idiota, estamos hablando de una misión que te pidió un mafioso poderoso.

—Estoy bien.

—Estaría más tranquilo si me digieras ¡en cual maldito hospital estás!

Rasque mi nuca con algo de fastidio, tratar con Kunikida en su versión nerviosa y preocupada era complicado, sumándole que me encontraba sola en el hospital en espera de información acerca de Dazai. El chibi y el bastardo tuvieron que retirarse ya que estaban generando miedo a los pacientes y tampoco querían levantar más sospechas del porqué estaban ellos allí junto a mi.

Kunikida me había llamado desde hace un largo rato intentando de indagar mi paradero y saber si no tenía que llegar con los chicos a salvarme. Por mi parte me encontraba tranquila e intenté de calmar a mi compañero, pero ninguno de mis intentos funcionaron del todo.

—Escucha ellos pidieron privacidad en el tema y los respeto, puesto que no solo están exponiéndose a ser descubiertos por pedirnos ayuda y ser tacharlos como traicioneros, también tienen miedo que si más de nosotros se reúne en un mismo punto los de la mafia se vayan a enterar y los terminen matando.

—¿Y si entro como encubierto?

—Eres pésimo para eso, es por eso que debo de darte clases.

—Tienes razón....

—Si algo malo me llegase a pasar, lo que es improbable, no dudaré en llamarte y mandarte mi ubicación.

—Lo que me preocupa es el tiempo de llegada, tal vez me tarden y consigan matarte.

—Deja de preocuparte, ellos no conseguirán tocarme gracias a mi velocidad así te daré el tiempo suficiente para que llegues a rescatarme.

—Detective Konoe es un placer verla por aquí.

Eleve la mirada y veo a un hombre de cabello azulado acercarse a mi posición con una sonrisa en sus labios.

—Debo de irme, un doctor me habla. Nos vemos en unas horas.

—Te juro que si no me escribes en 20 minutos me vale un pepino si te molestas ya que iré a buscarte.

Eso fue lo último que escuché antes de colgarle y le presenté toda mi atención al médico.

—Es muy lindo el hospital, si que le dieron su toque.

—Seguimos todo los consejos que nos dio con el anterior hospital. Y la verdad es que me a gustado mucho.

—Me alegra haber ayudado de alguna manera.

—¿Está bien? —preguntó con cierta preocupación.

—Mhp. Ah, si, si, si. Solo vine ya que un familiar lejano entro hace un par de horas a cirugía.

—Ya veo, pudo averiguar cómo va.

—Le agradecería mucho si lo hiciera, unos mis primos están preocupados por él.

—De acuerdo, iré a ver cómo está...

—Konoe Osamu.

—Veré como va.

—Gracias —dije sonriente y él inició a caminar.

—Ah, joven Konoe —se detuvo y giró un poco su torso —. ¿Está bien su hermano?

—Excelente.

Él me brindó una sonrisa y prosiguió con su camino —así que si tienes buena memoria—, suspire un poco al ver que esto iba para largo.

Decidí sentarme en una de las sillas de espera y me distraje con mis pensamientos o dudas existenciales. El tiempo pasó con lentitud a tal grado que tuve que hacer más de algo para no irme del hospital, también estuve informándole a Kunikida de mi estado y lo fastidiaba al mismo tiempo, por lo que tenia entendió es que Kunikida le había dicho a los demás que había retornado al departamento para descansar, sin embargo, él estaba al pendiente de mi con su teléfono, aunque esto último si era verdad.

—Detective Konoe —eleve la mirada y vi a la doctora—, su familiar ya a salido de la cirugía. ¿Desea verlo?

—Por favor —dije asintiéndole con la cabeza y ella me oriento hasta donde se encontraba el tuerto.

Aproveche la oportunidad en escribirle al chibi que el idiota ya había salido. Llegamos a la habitación e ingresamos, vi de una forma rápida al tuerto durmiendo sobre la camilla.

—Él se encuentra estable, pero debe de mantenerse bajo vigilancia ya que está algo delicado y todo su cuerpo está resentido por los múltiples golpes que recibió.

—Comprendo, muchas gracias.

—Si necesita ayuda presioné el botón y una enfermera vendrá a atenderles —termino de hablar y salió de la habitación, dejándonos solos.

Esto es incómodo.

Se que puedes oírme —me acerqué a paso lento— así que te explicaré lo que sucedió, aunque ya lo sepas. Tus enemigos consiguieron encontrar tu punto débil y lo utilizaron, no pudiste reacciona a tiempo a causa que tu cuerpo quedó rezagado por tanto sobre esfuerzo que le haz colocado con tus inútiles intentos de suicidio —me detuve al lado de la camilla y crucé mis brazos—. Me sorprende en que hayas dejado a plena vista tu punto débil, más aún que ellos consiguieron encontrarlo. Ni yo se cual es, pero algún día lo averiguaré.

Unos segundos de silencio se presentó incomodándome —¿por qué tarda tanto el chibi?—  así que decidí hablar nuevamente.

—Te molesta que te moleste mi querida princesita tuerta. Ah no, gracias, entonces lo haré, qué tal si te maquillo un poco, así te mirarás preciosa —dije con una sonrisa gatubela, iba a disfrutar este tiempo para humillarlo.

Sin esperar alguna respuesta utilice mi habilidad para conseguir todo tipo de maquilla -del cual desconocía casi todo- para aplicárselo.

—Manos a la obra —dije y tome cualquier cosa de forma aleatoria.

Era tan mala para este tipo de cosas que no conseguí distinguir qué un tipo de marcador blanco, que supongo era para la piel, con un marcador permanente del mismo color, hasta después me di cuenta al momento de intentar de quitárselo. La había arruinado, así que tome el mismo marcador y dibuje y escribí distintas cosas sobre su rostro, mientras que el soltó un par de quejas.

Al finalizar esa parte decidí continuar maquillándolo como debía ser y me tardé por mucho tiempo, pero estaba sumamente entretenida viendo el sufrimiento del cabello marrón que no podía hacer absolutamente nada para detenerme.

—Ni lo intentes. —dije al sentir cómo movió su mano, pero no funcionó, por mi parte intente de colocarle eso de las pestañas, y añadí—: No podrás moverte para nada hasta que se te pase el efecto.

Dazai si apenas conseguía mover sus dedos de la mano, por lo que le reste importancia y me mantuve maquillándolo por unos minutos, mientras él intentó de evitar esto. Ya me encontraba pintándole los labios, pero ese bestia se había movido y por poco le terminó echado lápiz labial en la nariz.

—Hijo de perra no te muevas, sino cagare el maquillaje —protesté, seguido escuché como la puerta fue abierta.

Le reste importancia pues ya sabía quienes era así que seguí con mi labor, cuando consideré que ya estaba listo decidí separarme de Dazai y darme media vuelta encontrándome con la mirada desconcertada de ambos hombres.

—Mira mi obra maestra —me aleje y ellos se acercaron—, ¿no me quedo espectacular?

Las fuertes carcajadas de Chuuya no se hicieron esperar y sacó rápido su celular para tomarle fotos a su compañero.

—Definitivamente tú si te quieres morir.

—Él no es rival para mi, así que me da igual si intenta de matarme, es demasiado estúpido y no podrá —respondí y le saque mi dedo de en medio a Odasaku.

—De primero lo humillas ante todos con tu inteligencia y ahora esto, eres sensacional. Esto lo tiene que ver todos los de la mafia, no, todo el mundo, ¡al fin me vengaré de ti bastardo! —gritó Chuuya emocionado.

—No lo hagas —ambos se me quedaron viendo—. No lo hagas, antes debemos ponerle un vestido y pintarle las uñas.

—¡Ya basta los dos! —le arrebató el celular a Chuuya— Dejen de actuar como niños pequeños, por que sino..

—¿Sino qué? —insistimos a que continuará hablando, pero ya teníamos nuestras auras activas.

Vi cómo el mayor trago saliva y se limitó en devolverle el teléfono a Chuuya —vaya, por lo menos si conoce dónde si puede o no meterse, bueno aunque es lógico pues él solo contra nosotros dos no duraría ni 1 segundo— así que de a poco nuestras auras se fueron desapareciendo.

—¿Tienes un vestido? —preguntó la mandarina.

—Yo no... pero se quien si, ¿quieres un vestido puta o de princesita de Disney?

—Trae ambos.

Definitivamente, si la mandarina y yo estuviéramos en un mismo equipo seríamos imparables en todo el sentido de la palabra, hasta puedo asegurar que si somos un equipo lo más seguro es que Kunikida se suicide. Nosotros queremos ver el mundo arder y picábamos al otro para que nos siguiera.

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—¡¿Qué tu qué?! —gritaron a lo que me burlé de sus expresiones de sorpresa.

—Así es, le pinte toda la cara a un mafioso de alto mando —dije resumiendo la anécdota que les había contado a mis amigos.

—¿Cómo es eso posible? ¿Acaso utilizaste tu habilidad? —preguntó Yosano sorprendía.

—Bueno estaba lisiado, es por eso que fue fácil y debo de admitir que lo disfruté.

—Tu y tus idioteces, cuando será el día en que seas una adulta normal.

—Aún no soy adulta Kuni-kun~

—¡Deja de llamarme así!

—Vaya, pensé que ya habías cumplido la mayoría de edad —dijo Yosano.

—No, ella es la más pequeña de todos —dijo Kenji, colocó su mano sobre mi cabello y lo despeino.

—Espera... ¿cuantos años tienes entonces?

—Es un secreto —dije divertida.

—Es fácil tiene, 16/17/18 —respondieron los chicos y se vieron entre ellos al darse cuenta que sus respuestas fueron distintas.

—Buena broma, ahora digan mi edad correcta.

—18, ¿qué acaso esa no es tu edad?

—Por supuesto que no engreído, ella tiene 16.

—No tiene 17, a nada de los 18.

—No espera... ¿creo que tiene 21 o era 15?

—No burro, a esa edad la conocimos.

—Mentiroso, yo la conocí a los 15 y ella aún tenía 14.

—Esa enana la conocí a los 14, es mucho menor que yo.

—¡La conociste a los 15, idiota!

—No tarado, conoció a Kunikida a los 16.

No se cómo, pero entre ellos mismo consiguieron revolverme con mi edad con tantas cosas que dijeron y pude notar como hasta ellos mismos dudaron de que edad tenían.

—Estoy seguro que esa idiota tiene 18.

—Puta madre Kunikida, basta. Lo que dices no tiene nada de sentido y solo estás contradiciéndote.

—Si, ahora ya me confundí cuantos años tenía ella cuando la conocí.

—Solo recuerdo que nos llevamos un par de meses y soy más grande que ella.

—Espera... ¿cuándo es tu fecha de cumpleaños?

—Okey, olvídense de mi malos amigos —dije saliendo de la agencia dando un portazo.

¡¿Cómo es posible que ellos no sepan cuántos años tengo?! Por amor a los dangos, eso si que me dolió.

El sonido de mi celular me saco de mis pensamiento así que conteste sin ver el contacto.

—¡Ayúdame! Estoy que me quiero matar —gritaron en la otra línea ocasionando que un pillido apareciera en mi oído.

—¿Eh?

—Mori está sospechando del paradero de la momia, si se da cuenta que le mentí me mata e irá por ti.

—¿Y qué quieres que haga, que me ponga falda y que le baile hula hula para distraerlo?

—No es mala idea.

—Olvídalo mandarina. Solo le vieras dicho la verdad y soportar el leve castigo que te vieran impuesto.

—¡Me van asesinar! ¡Me quitarán mis vino! ¡Mis vino! ¡Cherry ayúdame! ¡Mis preciados vinos no!

—Me gustaría hacerlo, pero los chicos ya no me permitirán ir contigo la misma semana. Además levantaremos sospechas de nuestra amistad.

—¿Desde cuándo les pides permisos?

—Nunca, pero últimamente andan de viejas chismosas.

—Tengo una idea, ven al hospital rápido.

—Pero.. —escuché cómo finalizó la llamada y solté un suspiro— El viejo me va a matar.

Por mi propio bien era mejor irme sin avisar, camine hacia las escaleras y descendí por ellas hasta llegar al primer piso, al momento de abrir la puerta y querer salir sentí una fuerte presencia detrás de mi.

—¿Hacia dónde?

Maldito, acaso tiene ojos hasta en la espalda.

Eh, ah, es usted viejo —di media vuelta y veo su rostro serio—. Pues iba a visitar a los niños enfermos en el hospital.

—Hoy no te toca hacer eso.

—Lo se, pero quiero compartir con ellos.

—Ni tú te lo crees, no soportas estar tanto tiempo en un hospital —odio que me conozca—. Di la verdad.

—Bueno —me rasque la nuca con nerviosismo—, verá. Chibi-chan le dio una... ¿diarrea explosiva?... si eso, le dio una diarrea explosiva y está en el hospital, no hay quien lo lleve a su casa por lo que me llamo a mi —dije dedicándole una sonrisa nerviosa. Ni yo me creo ese cuento.

Así que vas con Nakahara.

—Si.

—De acuerdo, iré contigo para ver si está bien.

—¡No! No puede ir porque le apesta cada vez que se tira un pedo y anda muy ¿pedorro? —dije intentando de sonar convencida de mis palabras. Pero que estoy haciendo con mi vida Dios santo.

—Te estás volviendo a involucrar demasiado con los mafiosos y eso es malo. Permití tu amistad con él ya que si digo que no lo veas me harás la tercera guerra mundial, pero tampoco puedo permitir que te involucres con mas mafiosos o inclusive te veas con Oda.

—Él no está ahí.

—Deja de estar mintiendo. Por lo que veo, se trata del compañero de Chuuya que salió herido y te pido favor de internarlo a un hospital.

Al ver que no podía retrasar más lo que él dedujo me limite en asentir y agache la cabeza para no verlo.

—Desobedeciste nuevamente las reglas, Midori tienes que comprender que estas están por tu bien. No quiero que te suceda algo malo o..

—¿Me cree capaz de matar a alguien otra vez? —pregunte preocupada que iniciara a desconfiar en mi.

—Para nada, tú ya eres otra persona y se que serías incapaz de romper nuestra promesa. Lo que iba a decir antes que interrumpieras es que alguno de los mafiosos se aprovechen de ti y consigan perderte en ese mundo de las sombras.

—Lo siento viejo.... Pero la mandarina me pidió favor de ayudarlo y no pude decirle que no.

—Última vez que me escondes cosas como estas, ¿entendido? —asentí— Iré contigo, pero guardaré distancia para que no me vean.

Decidí no discutir con él, ambos iniciamos a caminar hacia el hospital donde me encontraría con Chuuya junto al tuerto y le rezaba a quien sea que estuviera arriba que no estuviera Odasaku, porque sino era hombre muerto.

No tardamos mucho en llegar al lugar por lo que le escribí a Chuuya que ya estaba en el lugar, él se limitó en responderme que estaba en la habitación del tuerto así que tuvimos que pasar por recepción para pedir permiso.

—Detective Konoe, presidente Fukuzawa-sama, es un grato gusto que estén en nuestras instalaciones —dije haciendo una leve reverencia que consiguió incomodarme.

—Venimos a ver a un paciente.

—Por supuesto, ¿ya conocen su habitación? —me limite en asentir— De acuerdo, solo necesito que firmen aquí y coloque sus datos.

—Hablé con el jefe del hospital para que no hiciéramos este requerimiento, a lo cual acepto y solamente teníamos que informar de nuestra presencia a recepción —me apresuré a decir antes que el viejo tomara la pluma.

—Si ese es el caso, entonces adelante. Si necesitan algo no dude en comunicarse con alguno de nosotros.

Sin perder más el tiempo índice a caminar con el viejo siguiéndome.

—Inteligente —algo el viejo.

—Gracias. Lo hice más que todo por prevención del establecimiento y nuestra.

Nos detuvimos enfrente de la puerta, él se limitó en asentir y se alejó de mi, lo más seguro a esconderse y poder ver todo el panorama. Cuando se perdió por completo de mi rango de visión coloque mi mano sobre el pomo de la puerta, pero en ese momento una enfermera me habló.

—Di..disculpe detective Konoe.

—Dígame.

—Se..será que puede hacerme el favor de cambiarle de vendajes a ese paciente.

—¿Uh? ¿Por qué?

—Es que... da mucho miedo y ya nos ha amenazado que si lo tocamos nos iba a matar.

—Tch —las venas de mi frente se marcaron—. Seguro, puedo hacerlo y me disculpo por lo estúpido que se está comportando, es que no le gusta los hospitales.

Ella me dejo un pequeño carrito que tenía las cosas necesarias, seguido se retiró y entre a la habitación. Únicamente estaba él, lo analice con detalle, su mirada sombría, un rostro inexpresivo cubierto de vendas al igual que el resto de su cuerpo, pude notar sus ganas intensas de morir dándome un sentimiento de tristeza, el cual traté de no demostrar.

Cerré la puerta por mi espalda y me acerqué con lentitud mientras él tenía su mirada sobre mi desde que abrí la puerta.

—Así que mi linda flor de loto será mi enfermera personal.

—No sabes cuánto te odio bastardo —me limite en decir dejando el carrito aún lado de la camilla.

—¿Por qué será? —cuestionó con ironía.

—Si estás echo mierda de la cara —me acerqué a él—. ¿Dónde está Chuuya?

—Descuida, tu noviecito ya va a regresar. Ahora lárgate de aquí que tu presencia es desagradable.

—Seguro, pero antes te haré cambio de vendajes ya que por lo visto eres un inútil que ni eso puedes hacer.

Su mirada se oscureció pero ni me inmuté, sin más y por obligación me fui a lavar las manos para poder curarlo sin que le entre en alguna de sus heridas algún virus o algo por el estilo.

Termine mi acción, al regresar a mi lugar anterior puede ver cómo él se inició a quitarse el vendaje con algo de dificultad, así que me acerqué e intente de ayudarlo.

—Yo puedo solo —dijo alejándose de mi.

—No seas indio —dije con poca paciencia intentándome de acercar para sacar su vendaje.

—Que yo puedo —dijo repitiendo su anterior acción.

—De acuerdo, mira cómo lo haces —comente harta y me senté en el borde de la cama esperando a que se quitara las vendas o que me pudiera ayuda.

Escuché un par de gemidos intentando ser suprimidos por su parte, hasta que sentí que fue suficiente, me levante de la cama y comencé a ayudarle a quitarse las vendas mientras recibí protestas de su parte.

—No hiciera nada de esto si no amenazaras a las personas —comente y solo con eso se mantuvo quieto.

—¿Qué?

—Lo que oíste. Espantas a todas, bestia, nadie quiere estar cerca de ti y mucho menos tocarte porque piensan que los asesinaras.

—¿Y por qué tú no lo haces?

—Se defenderme y no eres rival para mi.

—Directo al orgullo —dijo y termine de quitarle todo el vendaje, tuve que desviar la mirada ya que técnicamente lo tenía desnudó.

—Sabes que digo la verdad —trate de colocarle el vendaje como podía—. Ahora te quedas quieto o te juro que te noquearé —dije al ver cómo se removía como gusano, cabe destacar que ya estaba cubierto en su parte íntima.

Cuando comencé a curarlo distingue que le dolía y estaba reteniendo algunos gemidos de dolor, lo cual era obvio de tantas zonas heridas que tenía es común sentir un dolor infernal. Conforme fui curándolo quite toda distancia que nos separaba hasta que llegue a la parte de su cuello, al momento de curarlo escuché una fuerte protesta y se alejó un poco.

—¡Ay! ¡Estúpida, duele!

—Tch —no digas una estupidez Midori, no lo hagas, no vale la pena—. Lo lamento, te a de doler como un infierno y estoy intentando curarte despacio para que no te duela —dije la verdad con la poca calma que tenía y pude ver que se tenso.

—¿Ahora quién es el inútil? —cuestionó y se posicionó en donde estaba con anterioridad.

—No me tientes a echarte todo el frasco de alcohol en tu herida.

—No lo harías.

Me limite en suspirar y seguir con mi labor, no tenía caso discutir con él, desde hace mucho le grité en la cara que no podía matar a nadie cuando estaba en hora laboral, así que, está usando eso en mi contra.

Pase con suavidad el algodón alrededor de su herida un par de veces asegurándome de no haber dejado ningún lugar por curar. Al estar listo, dejé el algodón sobre la cama y preparé uno nuevo para pasarlo por su nuca, al ya tenerlo iba a levantarme, pero el mayor me lo impidió.

—¿Qué haces?

—Acercarme para que tengas acceso al área de la nuca donde también tengo herido.

—Podías simplemente darte la vuelta —comente y sentí un leve peso sobre mi hombro.

—Me siento mal, estoy mareado —susurro con sus ojos cerrados y pegó su nariz a mi cuello provocándome un escalofrío.

—Estás mintiendo —dije curándolo de la nuca e intente de ignorar la posición en la que estábamos.

—¿Por qué tan segura?

—Primero, no sabes mentir; segundo, soy la mejor detective del planeta y lo sé casi todo; y tercero, te conozco a la perfección para identificar cuando mientes o no.

—Si eso es cierto, ¿por qué no me quitas?

—Deja de ser tan preguntón y ponte bien para poder curarte.

—Ya lo hice.

—¡Osamu!

—Dijiste que me pusiera bien, aquí lo estoy.

—Pero qué mosco te pico, ¿acaso te drogaste por tanto medicamento?

—Tus manos son suaves, perfectas para ahorcar a alguien.

Al ver que iba a ignorarme solté un suspiro y dejé que se quedara así por un tiempo para que no hablara acerca del suicidio.

—Mi bella flor de loto.

—Mmmm.

—Si te propusiera hacer un suicido doble conmigo, ¿qué responderías?

Esa simple pregunta me dejo fría, era un hecho, no podía estar con él cuando mi trastorno me afecte. Un millón de recuerdos invadió mi cabeza, de cuántas veces me intente quitar la vida, pero fallaba gracias a esa señora que se hacía llamar mi madre, de todas aquellas veces que mi hermano me suplicaba de seguir viviendo a su lado, de mi familia haciéndome prometerles que estaría con ellos hasta que cada uno cumpliera su mayor sueño.

No eres más que un simple verdugo suicida —susurraron en mi oreja ocasionándome un escalofrío y me alejé de él de golpe.

—Que tengo que seguir viviendo por mi familia, pero si llegase a perderlos o defraudarlos, pues, aceptaría con todo gusto tu propuesta —dije y me levanté intentándome de sacar esas palabras de la cabeza.

—Entonces..

—Ni se te ocurra hacerles algo porque antes te mato —advertí al ver a donde se dirigía.

—No hay una razón buena para permanecer con vida, solo te ayudaría para adelantar el proceso y poder irnos juntos.

Eso había conseguido enojarme y de un movimiento rápido le brinde una cachetada que resonó en la habitación.

—Yo si tengo una razón por la que vivir, que tú no tengas tú luz no es mi problema, pero si se te ocurre arrebatarme la mía te arrepentirás de haber hecho eso.

—Yo siempre pierdo lo que no quiero perder. Todo lo que vale la pena desear, es lo que siempre pierdo en el momento que lo obtengo. Es por ello que no quiero esa "luz" a la que te refieres.

—¡Ay no puedo soportarte! ¡Ahora entiendo porque el enano se queja tanto de ti!

—Mi flor de loto.

—¡Cállate pedazo de... —apreté mis manos en puño— Escucha Osamu. Nacemos para morir y si de eso se trata la vida, ¿qué caso tiene nacer? Así pensaba hace más de 3 años, pero ahora se que lo importante es lo qué haces mientras vives.

—No tiene sentido.

—Ya déjate de hacerte el idiota y busca una buena razón para vivir, debes de disfruta. Y sino quieres pues te mato, asunto arreglado.

El sonido de la puerta siendo abierta se presentó por lo que dirigí mi mirada hacia ella y veo a Chuuya quien cerró la puerta por su espalda y se acercó.

—Lamento la demora, pero me llamaron de la mafia. Por lo que veo ya estás mejorando bastardo, es una lástima —dijo Chuuya y Dazai le saco la lengua como niño pequeño.

—Bueno, salgamos a hablar.

—Creo que será mejor quedarnos aquí —dijo nervioso y se posición enfrente de mi evitando que viera la puerta.

—Está afuera, ¿no?

—Nos ayudará con el plan que tengo.

—Sea cual sea fallara, tú siempre arruinas las cosas chibi —dijo Dazai provocando que las venas de la cabeza se le sobresaltaran a Chuuya.

—Maldito mentiroso, este plan no fallará ya que estoy usando a mi comodín.

—¿Soy tu comodín? —dije sorprendida.

—Si. Es imposible que no funcione ya que Midori puede contra todo y cuando ella ejecuta un plan, siempre, pero siempre le sale bien todo.

Esas simples palabras consiguieron subirme el ego así que por que no alardear un poco, así fastidio al tuerto.

—Obviamente soy la mejor detective con habilidad especial que a existido en el mundo. Nadie puede contra mi, ni siquiera los antiguas usuarios hijos de puta de la Port Mafia. Inclusive, ni siquiera pudo contra mi una banda rusa que intentó de enfrentarse conmigo. Digo, soy en paquete completo, inteligente, hermosa, divertida y con habilidad especial, es por eso que muchas personas me suplican por mi presencia.

—Ya bájale a tus sumos.

—¡Soy la mejor detective en todo el mundo! Bendeciré a todos los que necesiten de mi habilidad especial, opinó que hasta una simple foto mía conseguirá resolver los problemas que tengan. Seré una nueva religión para todas aquellas personas que confían ciegamente en mi y tendré muchos seguidores.

—Ya la perdiste chibi.

—¡Deja de llamarme así animal!

—Me abriste los ojos, mandarina. No todo el mundo puede tener acceso a mi persona, es por eso que te cobraré 215 billones de yenes.

—¡¿Eh?! ¡No que ibas a ayudarme!

—Si, pero esta belleza cuesta de mantener y tu cagas billetes hasta para moriría, así que si quieres que te ayude tendrás que pagarme.

—Lo que pides es demasiado.

—Si quieres a la mejor detective tienes que pagar una muy buena cantidad por mis espléndidos servicios.

—Así sonaste como una puta.

Esa simple frase nos saco de golpe en el aura tan cómoda que estábamos.

—¡Hijo de mierda! —gritamos Chuuya y yo en unísono abalanzándonos sobre Dazai.

A medio camino tuve que retener mi furia junto al golpe que le iba a dar, estaba en horario de trabajo y si alguien entraba podía manchar la reputación de la agencia. Sin embargo, Chuuya le valió todo y le brindó un puñetazo, seguido lo tomó del cuello e inició a ahorcarlo.

—Por qué lo hacen cuando estoy en trabajo —proteste y los separe.

—¡Suéltame! —gritó la mandarina intentando de liberarse de mi agarre.

—No puedo permitir que lo mates, mandarina.

—No me digas que te gusta este animal.

—No, idiota. Estoy en servicio.

—Pues hazte de la vista gorda.

—Soy una personas consciente y responsable, sin mi la sociedad se iría a la mierda, así que debo de seguir cumpliendo de la mejor forma mi trabajo. Y ni siquiera intentes usar tu habilidad sobre mi por qué el quien saldrá perdiendo serás tu.

—Te odio.

—También te amo mandarina, ahora ya compórtate —dije soltándolo.

—Pero...

—¿Cuál es tu ingenioso plan en el que quieres que te ayude? —le interrumpió y me vio con molestia.

—Vaya, chibi-chan le pide ayuda al enemigo.

—Es eso o que nos asesinen a ambos —posicionó una mano en su cadera—. Mori ya está sospechando del porqué no te haz presentado a la mafia por lo que a mandado subordinados a buscarte.

—Vaya, pero que honor que se preocupe por mi.

—Si, lo hace para asesinarte por no haber cumplido la misión que te ordenaron, casi morirte y desobedecer su orden en que no te metieras con Midori ya que no eres su rival, sino yo.

—Tch. Para empezar, de quien fue la grandísima idea de llamarla a ella, bien podían llevarme a la Mafia y que me mataran.

—Del bastardo, por ende morirá a manos de tu jefe al enterarse de esto —dije.

—Por supuesto que no, tu celular tiene un montón de protección para que consiga traspasarlo.

—Tienes razón... A menos que tome control de las torres de comunicación y escuché los mensajes que dejo —vi sorpresa en su rostro—. Cómo dijiste mi celular está sumamente protegido, ni siquiera las torre de comunicación pueden dejar grabado las llamadas o localizarme, pero con él es distinto, su teléfono no está protegido y fue tu compañero en esa misión, ¿me equivoco?

—Mierda.

—Sigue esforzándote tuerto, ya que aún no me llegas ni a los talones —me burlé con una sonrisa.

—¿Puedes eliminar eso?

—Nop, no se cómo —dije con tono infantil.

—Midori.

—Digo la verdad, eso de tecnología y computadoras no es lo mío, sino de mis compañeros. Se que estás preocupado mandarina, ya que lo mismo va para ti, pero haré todo lo que esté a mi alcance para que no te descubran y descuarticen.

—Gracias, aunque ese no es el único problema —dirigió su mirada sobre Dazai—. Necesitaremos tu ropa momia.

—No te voy hacer striptease, aunque si es para mi flor de loto con todo gusto lo haré, ¿tu quieres que lo haga mi florecita?.

—Jódete —dije sacándole el dedo de en medio, una sonrisa forzada sobre mis labios y las venas de mi frente sobresaltadas.

—Oh, ya veo. Bueno, la oferta seguirá en pie e inclusive puede mejorar.

Solo termino la frase y ya tenia a Chuuya sobre el ahorcándole, pude ver a la mandarina sumamente enfadado, más de lo normal, las venas de su frente se enmarcando y podía jurar que hasta estaba palpitando de forma exagerada. Deje pasar unos segundos para luego separarlos, sabes muy bien que no puedo atacarte Dazai, pero con Chuuya es distinto así que él me está haciendo el favor de lo que te haría.

—Okey, ya fue suficiente, sepárense —dije entrometiéndome entre ambos.

Costó demasiado separarlos, pero lo conseguí y Chuuya batallaba por liberarse de mi agarre.

—¡Déjame matar a ese bastardo infeliz! ¡Como mierdas se lo ocurre ofrecerte eso! ¡Que se lo haga mejor a sus putas! ¡Te está llamando puta y eso no lo voy a permitir! ¡El hijo de puta es él!

Eso y muchas más gritos dio, con propósito de ofender al joven de vendajes e intentar alcanzarlo para matarlo, mientras tanto, el último mencionado se componía su cabello.

—¡Por qué tardaste!

—Te lo merecías.

—Solo digo lo que piensas y se que quieres mi cuerpo.

—¡Estás más que muerto Dazai! —gritó, había bajado la guardia en ese momento y él consiguió liberarse de mi agarre, nuevamente se abalanzó sobre él de cabello marrón.

—Vaya, si parecen perros y gatos. —susurré con una gotita descendiendo por mi cien, y añadí mientras intenté de separarlos— ¡Ya basta, mandarina! ¡No hagas este escándalo! ¡Recuerda que estamos en el hospital!

Esta vez me costó bastante separarlos ya que Dazai evitaba que Chuuya se alejara para golpearlo.

—¡Suficiente! —conseguí alejar a Chuuya y con mi pie impedía que Dazai se acercara— ¡Por el amor a los dangos ya son adultos, dejen de comportarse así! ¡Se comportan ambos o me largo de aquí y le digo todo la pendeja que hicieron a su jefe!

—¡Cállate que tú también te comportas así con tu rubia! —gritó Chuuya.

—No metas a mi rubia en esto —dije a la defensiva, no quería que Dazai supiera nada de los chicos y los usara en mi contra.

—¡Déjame matarlo!

—Mátalo en una zona donde no esté y que no haya niños.

—Eso es mi flor, defiéndeme de ese bastardo y te lo pagaré de la mejor forma, tal vez una cita en la cama —dijo Dazai y le miré confundida, ¿cita en la cama? ¿No sería incómodo? Bueno... supongo que es original y no quieres de eso que su primera cita es al cine o al parque.

—¡Ya déjate de tus mamadas Dazai! ¡Y no me corrompas la inocencia de Midori! —gritó Chuuya eufórico, vi cómo se rostro se su colorando y liberó su aura.

Active mi habilidad e inhibí el poder de Chuuya y como pude lo arrastre hasta la puerta, seguido salimos por esta, lo solté y me coloque enfrente de la puerta.

—Con él presente no podemos hablar. Ya dime, ¿cuál es tu plan?

—Déjame matar a ese bastardo en este instante.

—No.

—¿¡Por qué lo defiendes!?

—Ahora no estoy protegiéndolo, sino a los residentes del hospital. Estás demasiado enojado y podrías ocasionar la destrucción del hospital si estás un segundo más con él.

Él hizo el gesto de querer hablar pero se retuvo, inhaló profundo y exhaló unas cuantas veces, conforme lo hizo vi que la calma retornó en su cuerpo.

—¿Mejor? —pregunte una vez dejo de hacer esa acción.

—Algo. Lo que trate de decir allá adentro es que te hagas pasar por el imbécil mientras se recupera.

—Ah, ya veo. Es algo arriesgada tu idea, ¿estás seguro que funcionará? —asintió—. Solo tengo una duda —me vio—. ¿Las citas en la cama no sería incómodo?

—Por supuesto que si, pero si él te vuelve a decir eso ¡le metes una patada bien dadá en los huevos y luego me dices así le reviento toda su cara! —gritó y me limite en asentir.

—Bien, te ayudaré en el plan, pero tendrás que hablar con el viejo y explicarle porque no iré a mi trabajo durante esas semanas.

—Bien, pero irás conmigo.

—No.

—¿Por qué?

—Por qué, no quiero que me asesine.

Escuchamos una tos a nuestro costado derecho por lo que nos dimos media vuelta encontrándonos con el viejo quien nos miraba con seriedad, ah si, se me olvidó que me estaba siguiendo.

—¿Qué fue lo que aceptaste Midori y ni siquiera me consultaste si podías o no? —preguntó e identifique que estaba molesto conmigo.

—Nos va a matar..

—A ti te va a matar, a mi me hará añicos lo que resta de mi vida —dije soltando una risa nerviosa y no perdí el tiempo, huí del lugar dejando a Chuuya que sufriera el enojo del viejo.

Aún aprecio mi vida y estoy segura que cuando regrese a la Agencia me matara.

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Realice toda las necesidades esenciales antes que empezar a prepararme, tenia cierto nerviosismo que el plan de la mandaría se fuera al carajo antes de tiempo. Tuve que vendar mi busto, colocarle tres plantillas a los zapatos del tuerto para llegar a la altura de él y vendarme los brazos, al finalizar esa acción me coloque toda su vestimenta y con suma dificultad me coloque los pupilentes marrones, luego recogí mi cabello para colocar una red de cabello para así colocarme la peluca especial que Katai había fabricado en caso de una misión de infiltración.

Sigo sin comprender cómo carajos ese mandarina consiguió convencer al viejo para que hiciera todo esto.

Después de haber huido del hospital dejando solo a Chuuya había llegado a la agencia y ayude a mis amigos con alguna que otra misión que tenía duda, también lleve a Ranpo a su tienda favorita para comprar dulces. Al finalizar el día, el viejo me llamo y tuvimos una larga charla, la cual debía obedecer todas las normas ya que me amenazo con quitarme mis preciados dulces y castigarme dos meses sin poder hacer misiones. Después de eso me informo que tenía una misión y me dio todos los datos sorprendiéndome al ver que el nombre de la mandarina estaba como solicitante de la misión.

Trate de indagar, pero se cerró por completo conmigo y me dio exactamente un mes para hacer la misión. Es por eso que me estaba arreglando en el departamento de Dazai, ¿cómo conseguí sus llaves? Fácil, se las robé.

Escuche un par de pasos en el piso de abajo, seguido de la voz de Chuuya quien informó de su presencia. Por lo que tuve que apurarme un poco, acomodé la peluca del mismo estilo que usaba el tuerto, después con un poco de complicación conseguí vendarme el ojo derecho, y por último me coloque una gasa cuadrada en la mejilla izquierda y la pegué con dos pedazos de micropore.

Al estar lista me divisé en un espejo de cuerpo completo y me sorprendí al ver el resultado —si me parezco demasiado a él—. Sabía que la actitud y la voz podía imitárselas casi a la perfección, pero dude demasiado respecto al físico. Agite mi cabeza y me limite en salir de la habitación para ir donde se encontraba el mafioso.

Puede ver cómo zapateaba con la punta del zapato, lo veía algo ansioso y nervioso de seguro por su plan que vamos a poner en marcha. Él sintió mi presencia ya que se dio media vuelta y me observo de pies a cabeza con un rostro de sorpresa.

—¡¿Dazai?! ¿Qué mierdas haces aquí?, deberías estar en el hospital y ¡¿cómo carajos te curaste tan rápido?!

—Soy yo, Chuuya —dije descendiendo por completo de las escaleras y él se sorprendió aún más.

—¡¿Te pintaste el cabello?! ¡Fukuzawa-sama me va a matar!

—Por supuesto que no, solo me coloque una peluca.

—Esto es increíble, si que te pareces demasiado a él. Ahora que lo veo, si habrá un pequeño inconveniente por tu voz, vamos a decir que estás afónica.

—De eso no hay problema —dije imitando la voz del tuerto y vi cómo él cayó de espaldas directo al suelo.

Me acerqué a él dejándome ver que se había desmayado así que lo toque un par de veces con la punta del zapato para que se despertara, pero no funcionó. Tuve que ir a la cocina en búsqueda de un vaso con agua, al tenerlo regrese donde la mandarina y le vertí toda el agua en su rostro consiguiendo despertarlo y se sentó de golpe.

—¿Dazai? —preguntó sorprendido al verme.

—Soy Midori, mandarina.

—¿Qué paso?

—Te desmayaste al oír que imite la voz del tuerto.

—Demonios, si no utilizas tu voz y te veo así en la calle te confundiría con la momia.

—También puedo imitar tu voz, chibi —dije imitando la voz del contrario.

—¿Cómo?

—Es un hobbit que hago, ademas, no por nada soy de las detectives más solicitadas, esto de la imitación es uno de las tantas razones por la que me contratan y más cuando se trata de una infiltración.

—De a partir de ahora esconderé mejor mis tarjetas —bromeo y solté una leve risa.

—Debes de estar tranquilo, sino el pedófilo sospechará —asintió—. Bien, hora de irnos —dije imitando la voz de Osamu y comenzamos a caminar directo hacia la Mafia.

El plan consistía en disfrazarme para cubrir a Dazai en su trabajo con el propósito de evitar la muerte de Chuuya a manos de su jefe. Es por ello que me sorprendió que el viejo haya accedido a la idea tan descabellada, por supuesto, él nos impuso varias reglas a ambos que no podíamos quebrar sino automáticamente renunciaría a la misión.

Conocía la actitud y la vida de Dazai, pero hasta cierto punto, por lo que tuve que leer toda la información que me mandó Odasaku junto con Chuuya, además tuve de indagar de su pasado. Pero únicamente me enfoque en su actitud, no quería saber el origen del porqué es así en la actualidad.

Tardamos un poco en llegar a la base central de la mafia, así que puse todo mi talento en acción e inicie a fastidiar a Chuuya tal y como lo hiciera él.

—¡Ya cállate bastardo!

—Oh, por lo visto tienes la regla chibi-chan.

—¡Tks! —pronunció con enojo y se alejó de mi.

—¡Ya te dije que te hace falta beber más leche! —grite a todo pulmón y él se limitó en sacarme el dedo de en medio mientras que se fue.

Bien, estoy sola ahora. Iniciemos con esta mierda.

Una sonrisa macabra se apoderó de mis labios, pero la quite con la misma para comenzar a caminar, no tenía mucho problema con las instalaciones ya que me lo sabía de memoria, lo único que debía de hacer era recordar todas las rutas y salas en donde el tuerto aparecía junto a seguir las indicaciones de Mori. Claro, si me exigía matar a alguien se arruinaría el plan de Chuuya ya que tendría que intervenir como la detective Konoe para detener sus planes.

Llegue a la zona donde suponía era área para todos aquellas personas bajo el mando del tuerto y estaba en lo correcto al ver cómo Akutagawa aparecía por una de las puertas.

—Dazai-sama, es un gusto tenerlo devuelta —dijo acercándose a mi posición e hizo una leve reverencia.

—Ve por mis cosas, es hora de encargarnos de un pendiente —dije con sequedad.

Akutagawa se limitó en asentir mientras cubrió su boca en la palma de la mano al momento que tosió, seguido se fue a toda prisa a traer las cosas de Dazai. Las cuales desconocía que era.

Así es como inicio mi día siendo una mafiosa, siendo sincera no era de lo peor como me lo imaginé, tal vez era distinto por el rango en el que estaba ocupando.

—Dazai-sama el jefe quiere verlo —dijo un hombre de traje negro y lentes de sol, ¿por qué usa lentes dentro de un edificio, acaso no se caen?


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—Así que Odasaku no exageraba diciendo que conseguías ser como yo.

—Ajá —respondí con sequedad, el muy maldito me estaba robando mis horas de sueño, mañana me levantare de mal humor y eso que tengo que ir aún a la agencia para que los chicos no se preocupen.

Por lo que pueden ver, me encontraba en el hospital nuevamente cuidando a Dazai. Su trabajo me había robado todo el tiempo, a penas había llegado a mi hogar y fui llamada nuevamente por una de las enfermeras diciendo que tenía que ir al hospital, ni tiempo de cambiarme me dio. Cuando pase por la recepción tuve que inventarme que me disfrace por que una mi prima quería participar en una obra y me uso como conejillo de indias.

Te odio, sabes. Así que lárgate.

—Créeme tampoco me gusta estar aquí, sin embargo, don tuerto intenta de suicidar cada vez que puede, ocasionando que tuvieras una niñera.

—Tus problemas se acabarían si aceptas el doble suicidio.

—Tu trabajo es una mierda, con esto es una afirmación que no trabajare nunca en la mafia —dije ignorando lo que dijo.

Nos quedamos en silencio, estaba muriéndome de hambre y por suerte recordé que tenía un burro guardado en la gabardina, luego busqué este hasta que lo encontré y se me hizo agua la boca.

—Dame —la voz de Dazai me saco del paisaje.

—Tu no puedes comer esto —dije quitándole la envoltura a la comida.

—¿Por qué?

—Deja de hacerte el idiota ya que no te va —comente y le di un bocado a mi comida.

—Pero me muero del hambre, dame un poco.

—Olvídalo, si quieres cómprate el tuyo.

Seguía sin comprender cuál es su afán de suicidarse, se que la vida es una mierda y le golpea más fuerte a algunos. Sin embargo, si quiere hacerlo pues adelante, pero que no arrastre a más personas con él. No se si decir que estaba hostigada o acostumbrada de venir todas las malditas noches a supervisarlo durante más de dos malditas semanas. A veces era divertido estar con él ya que podía fastidiarlo, y otras veces no tanto y más cuando me llegaba a hostigar con sus propuestas del suicidio.

—Mi bella flor de loto —me llamo después de un largo tiempo.

—Mm.

—Tengo ganas de ir al baño.

—Hazte en el pantalón.

—No me di a explicar, quiero ir al baño a defecar.

Un silencio abrumado invadió en la habitación y lo único que se me ocurrió decirle fue.

—Tienes dos opciones, caga en el pantalón o voy por una enfermera a qué te ayude.

—No confió en ellas.

—Pues hazte en el pantalón.

—Eso es asqueroso y como dije no confío en ellas. Llévame tú.

—Ay si y conmigo tienes toda la confianza del mundo para que te vea las pelotas.

—Se que quieres verlas al igual que que mi gran pene.

—Eres un cerdo Dazai —dije y se me quitaron las ganas de comer.

—De verdad necesito que me ayudes es que ya no aguanto.

Al ver que no estaba bromeando me dio una tremenda cólera y pánico a la vez.

—Jódete Osamu —dije soltando una risa de enojo y me levante para ayudarlo.

Cada noche con él es diferente, muy pocas veces cometía la misma acción pero con un resultado diferente. Es raro y me está empezando a agradar.

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—Oye tuerto, traje esas donas que te dije que eran buenísimas, aunque tuve que robárselas a Ran... —me interrumpí al ver a Odasaku en la silla donde comúnmente me sentaba—. Oh, así que el bastardo está aquí...

—¿Ustedes dos... se llevan bien? —preguntó confundió.

—No. Solo soy cortes y amable por educación, además me pagaron por cuidarlo —dije mintiendo en la última parte.

—Tu acabas de...

—Me largo de aquí —le interrumpí y di media vuelta para irme.

—Espera Midori —dijo el de cabello marrón se levantó de golpe, pero cayó en el proceso así que active mi habilidad y lo sostuve.

—Maldito imbécil, aún estás débil ya deja de hacer idioteces.

—¡Me amas!

—¿Ah? —pronuncie haciendo una poke face.

—Si no me quisieras me vieras dejado caer. —dijo y lo solté provocando que se golpeara contra el suelo, y añadió con molestia—: ¡Oye!

—¿Cómo es que llegaste al suelo? ¿Tan drogado estás acaso? —dije con burla.

Vi una leve sonrisa apoderarse en sus labios, pero se desvaneció con la misma.

—Se sentía demasiado solo así que le di un poco de cariño. Ya que tú no quieres recibir mi cariño.

Inicie a reírme como loca desquiciada a tal grado que no podía respirar.

—T..tu.. d..dar cariño.... E..esa fu..fue buena —apenas pude hablar antes de estallar de risa.

—Sigo siendo un ser humano sabes, tengo sentimientos.

—Ay no, hoy si me hiciste reír —me limpié un par de lágrimas—. Pobre de ti y tu futura novia, me imagino, tu demostrándole tu "cariño" amenazándola con una pistola en la cabeza. Claro, si es que alguna vez tuvieras una.

—¿Por qué eres tan linda? —susurró mientras le tendía la mano.

—¿Perdona? —dije más que confundida y él reaccionó, aceptó mi manos y le ayude.

—Eres mi maravillosa puta.

Las venas de mi frente se sobresaltaron, lo solté y le brinde un puñetazo ocasionando que cayera al suelo, nuevamente.

—Definitivamente hablaré con las enfermeras para que dejen de sobre medicarte. Y yo no soy una puta, ¡putas son las que se acuestan contigo! ¡Maldito suicida bipolar!

—¡La única bipolar aquí eres tú!

Tengo trastorno disociativo de personalidades y un poco de esquizofrenia, no se cómo aún no te haz enterado de eso.

—Vete al carajo.

—Vez lo que digo —protestó el de cabello marrón y como resultado rodee los ojos con fastidio.

—Bien, tengo cosas más importantes por hacer —señale al mayor de los tres—. Pobre de ti que le andes con el chisme a mi mandaría, porque te juro que te rompo los huevos. Sayonara~ —me despedí y salí por completo de la habitación.

Definitivamente estar con Dazai es un caso, puedo pasar de un estado de humor a otro de forma casi instantánea. El sonido del celular me saco de mis pensamientos, saque el celular y veo que es una llamada entrante de Ranpo por lo que conteste.

—Señor gato, a que le debo el honor por llamarme.

—Sigues sin poder ver los colores así que te vienes ahora a la agencia que Yosano te revisará.

—Estoy bien, ya puedo ver colores.

—Claro que no, te fuiste con un gorro rosado puesto y tú odias el rosado, además, se te olvidó llevarte el maldito aparato que te dio Katai. O vienes ahora o te iré a buscar y ten por seguro que te armo la tercera guerra mundial en donde sea que estes.

—Bien, llegó en 5 minutos.

—Sabía que comprenderías. Por cierto, pasas comprando las mismas donas que me robaste o sino tu linda gabardina morirá.

—Descuida, ni siquiera toque tus queridísimas donas y ni se te ocurra hacer semejante barbaridad.

—Okey, bye~ —dijo de una forma muy infantil y la llamada finalizó

Guarde el celular en la bolsa de la gabardina, a su vez di media vuelta mientras cuestione.

—¿Y tu qué quieres, imbécil?

—Tenemos un gran problema... —eleve una de mis cejas— Se han enterado que tú estás en el "extranjero haciendo una misión" así que Mori llamo a todos para emboscar a la Agencia —explicó y abrí mis ojos sorprendida.

Que hijo de puta.

—Pues le tocará al tuerto ir —dije cruzándome de brazos y pensando en un plan para dejar humillados a los de la mafia.

—Aún no está estable y se vería muy raro que de un segundo a otro se encuentre todo vendado, más de lo normal cuando estaba bien.

—Intentó de suicido que salió mal y se vendo, problema resuelto.

—Tal vez podrías deja...

—No —me negué rotundamente a seguir la gran estupidez que estaba pensando.

—¿Temes que los lastimen por no estar con ellos?

—Temo por que me descubrirán, además, se supone que estaría en camino a la Agencia ya que es mi "día libre" y todos están esperándome. No puedo partirme a la mitad y estar en dos lugares a la vez.

—¿Y no tienes alguna habilidad que te duplique? —cuestionó y negué.

—Para nada.... —una idea apareció en mi cabeza— Llama a Chuuya, nos pondremos de acuerdo con este desastre que acaban de hacer.

—¿Y tu qué harás?

—Lo que siempre hago, ir un paso delante de todos —dije con superioridad y me alejé un poco para hacer una llamada.

¿Por qué siempre dependen de mi para resolver sus mierdas? Bien puedo dejar todo de lado valiéndome tres hectáreas, pero, tomaré esta oportunidad.

Al considerar que estoy lo suficientemente lejos, saque mi celular para buscar el número de contacto, al encontrarlo lo llame y coloque el celular en la oreja.

—¿Bueno?

—Ne~ que bueno es oírte. Hace un buen rato que no se nada de ti.

—Lo lamentó, pero apenas acabó de salir de los exámenes. Mañana iré a la agencia, Konoe-sama.

—Así que estás libre.

—Si.

—Necesito que me hagas un gran favor y que quede entre nosotros.

—¡Por supuesto!

—Genial. Necesito que vayas a la Agencia y utilices tu habilidad haciendo una alucinación mía y también hackes a Dai.

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—Tu camino está completamente libre, así que es tu momento de brillar Dazai —dijo Mori

—Hai —fue lo único que dije antes de finalizar la llamada.

Eran aproximadamente las 2:39 de la tarde, contándome habían 4 ejecutivos de la mafia aguardando por la señal para emboscar a los de la Agencia. Nos encontrábamos en una montaña del parque Mitsuike escondidos, mientras los subordinados estaban por el sector como encubiertos, todos en espera de la presencia de los detectives.

—¿Estás segura de esto? —cuestionó Chuuya, ambos nos encontrábamos separados del resto de mafiosos para "vigilar" cuando vinieran.

—Si. Confío plenamente en sus habilidades, se que podrán vencerlos así que tomaré esto como una evaluación.

—Vas a darles en sus puntos débiles, hay una alta probabilidad que te descubran.

—Ya lo saben.

—¿Eh? —pronunció mirándome sorprendido.

—Antes de hacer esta misión decidí comentarles a los chicos cierta parte de la verdad, que estaría en la mafia de encubierto ya que sospechaba que iban hacer algo grave.

—Entonces, ¿para qué me llamaste antes de esto?

—Para cuadrar todo y sepas mi plan, necesito que me apoyes al momento que escojamos contra quienes pelearemos.

—¿Escogerás a la pulga no? —asentí— ¿De verdad estás segura de esto?, digo nos mostrarás sus puntos débiles y en un futuro cercano lo vamos a usar en su contra.

—Lo pensé bien y trataré de hacer 3 ataque a la vez para confundirlos a todos y evitar mostrarles sus verdaderos puntos débiles.

—Sigo sin entender cómo vendrán ellos aquí.

—Se suponía que hoy era mi día libre y los chicos estaban esperándome para ir a comer, pero al enterarme de esta emboscada tuve que acudir a un novato que quiere ingresar a la agencia. Él me ayudó en engañarlos y decirles que vinieran a este lugar.

—También le mentiste a los demás que ellos habitualmente vienen por este sector, pero que astuta. Escogiste un buen lugar para pelear, nadie más que nosotros saldrá herido.

—Gracias por el alago.

—¿A quién?

Le vi sorprendida, en serio me estaba preguntando con quien quiere que pelee. Medite bien, iba a decirle que peleará contra Kunikida, pero es un hecho que lo hará papilla y él no lo disfrutará, además que terminare recibiendo una gran maltratada por parte del rubio si se llegase a enterar.

—Kenji, así se darán batalla entre ambos, él tiene dominio en recibir y dar golpes bajos, así que intentar de bajarle la guardia sería que le dieras golpes laterales, no aéreos, si haces estos últimos terminarás tragándote una piedra voladora.

—Comprendo.

—Ranpo intentará de llamar tu atención para distraerte mientras Kenji se recupera, ahí es cuando entrare y lo alejare. El resto actuará e intentará de desviar tu atención para que Kenji pueda darte un ataque sorpresa.

—Okey, basta. No me digas mas, deberías de ser reservada.

—¿Por qué?

—Soy tu enemigo.

—Ni tú te lo crees, eres mi amigo y me estás ayudando para evaluar a los chicos, también se que no utilizarás esta información en nuestra contra.

Una sonrisa pequeña apareció en sus labios, pero la desvaneció y dijo.

—Si que los conoces.

—Por supuesto, debes de conocer antes de ejecutar. Aparte, son mi familia, debo de estar pendiente de ellos.

Detective Konoe, sus colegas ya están llegando a perímetro.

Gracias, Dai —dirigí mi mirada al chico de mi lado—. Es hora de la acción.

Él asintió y caminamos hacia el resto de ejecutivos para informarles. Solo fue cuestión de 5 minutos aproximadamente en que mis amigos llegaran al lugar y los subordinados de la mafia los atacaran, mientras tanto, nosotros nos limitamos en observar —tal y como lo deduje, ellos pueden contra ellos hasta con los ojos cerrados—. Al visualizar que los subordinados fueron cayendo como moscas.

—Son unos grandísimos estúpidos al querer enfrentarse a nosotros —se burló Ranpo e hizo la pantomima de ordenarles a los chicos que hacer.

Fue cuestión de mili segundos en ambos rubios se miraron y hubo un leve asentimiento.

Así que esta vez son Kenji con las ofensiva y Kunikida al mando. Bien, primer error que debo de corregir.

—Hay que deshacernos del chico de cabello oscuro, sin su líder no podrán hacer nada —comentó la única ejecutiva mujer.

—Se nota que son unos estúpidos —me cruce de brazos—. Encárguense de los dos rubios —ordene por medio del intercomunicador a los pocos subordinados que quedaban.

—Eres un idiota, se nota a leguas que el azabache es quien está al mando —dijo el otro ejecutivo varón, mayor que Chuuya y yo.

—¿Quieren apostar?

—Hecho.

—Empiecen a buscar la realidad aumentada —dije y sentí un fuerte codazo.

—Oye imbécil hay algo que tengo que decirte —dijo, no aguardo ya que me tomó del brazo y me jalo.

Al apartarnos lo suficiente él me vio con cara asesina.

—¿Qué? —pronuncie.

—Ya casi te descubren.

—No es cierto.

—Por supuesto que si, hiciste tu mirada asesina cuando hiciste la apuesta y Dazai no apuesta.

—Siempre habrá una primera vez —vi cómo lo dos mayores se acercaron—. Chibi-chan no puedo aceptar tus sentimientos hacia mi, ya que estoy interesado en alguien más —melodramático

—¡Jódete imbécil! ¡Ya quisieras que me declarara hacia ti!

—Oe, cabello de menstruación, te digo algo —ambos se detuvieron y pude ver cómo las venas de la frente de la femenina se sobresaltaron—. Pese a la gran diferencia de edad que tenemos se nota que yo tengo más experiencia. Baka —dije de forma infantil.

—Te hace falta estilo, Dazai —habló un hombre que no conocía.

—Que me falta estilo —solté una leve carcajada—, por favor yo no necesito estilo. El estilo me necesita a mi.

—Por lo visto acosar a ese niñata se te contagió parte de su carácter.

Mierda, se me olvidó que soy Dazai.

—Y tú eres más blanda por tu teronzito de azúcar —respondí y vi que se tenso.

—¿Terroncito de azúcar? —cuestionó Chuuya y el otro ejecutivo.

Ella tragó saliva y aproveche la oportunidad, le tome del mentón y la acerque a mi rostro para susurrarle.

—No te metas conmigo, cariño —la solté y dije con voz demandante—. Esos inútiles ya fueron vencidos, es mejor derrotar nosotros mismo a esos agentes.

—Concuerdo con Dazai —dijo el hombre.

—Voy por el azabache, se nota que es el único digno para pelear —dije.

Los tres restantes se limitaron en asentir, seguido nos preparamos e hicimos acto de presencia llamando la atención de los 4 miembros de la agencia.

—¿Y ustedes son? —dijo Ranpo en un intento de intimidarnos. No te has percatado, genial.

—Los de alto rango —dijo Yosano con un leve toque de preocupación.

—Es un gusto en conocerlo, soy Miyazawa Kenji —elevó una de sus manos mientras nos sonreía—. Podrían dejar de hacer cosas malas e irse, por favor.

—No te confíes de su actitud —le susurre al de cabello anaranjado.

—Cállate Kenji, no interactúese con el enemigo. Y ustedes ya lárguense de aquí y dejen de joder mi horario —dijo Kunikida, tan contradictorio como siempre, no te burles Midori, no te burles, sino todo el plan se irá a la basura.

—Esto será fácil, sin su perra esa a su lado están más que muertos —dijo el hombre.

—¡Te tragaras tus palabras bastardo! Todos sabemos que ella es mucho mejor que tú —dijo Kenji sonriente.

—Venzamos a estos idiotas —dijo Ranpo con confianza.

—¡Hai! —respondieron los otros tres colocándose en modo combate.

El primero en abalanzarse fue Chuuya quien fue directo a Kenji, el cual consiguió prever el ataque.

—Oye, enano de mierda. ¿Por qué no te me...? —no pudo terminar su frase ya que me abalancé sobre él y le di una patada que lo mando a volar.

Escuché el grito de mis amigos, quienes intentaron de acercarse pero los otros dos ejecutivos se lo impidieron. Me fui acercando a su posición y vi cómo se levantó. 

—Tan inteligente y no pudiste predecir ese golpe —le provoque.

Él iba a responderme más no lo dejé ya que inicie a atacarlo así alejándolo poco a poco del resto de los chicos. Me sentí orgullosa al ver cómo él conseguí esquivar mis ataques y otras veces bloquearlos para usarlas en mi contra, si que haz mejorado bastante.

—No te confíes de mas imbécil, Midori está a nada de llegar y te hará picadillo.

—Quiero ver que lo intente.

—Te arrepentirás de haber dicho eso, ella es mejor que tu.

—Al contrario querido, ella es la que no me llega ni a los talones.

—Sigue soñando —habló con seriedad y molestia, -vaya hasta en las conversaciones me defiendes- no pude evitar sonreír, vi cómo se sorprendió por breves instantes, seguido sonrió y prosiguió con la pelea—. Eres una hija de puta.

—Soy hombre imbécil.

—Me tarde un poco, pero al fin te reconocí Midori. Así que apuntas alto, ¿no?

—Sabía que ibas a ser el primero en saber.

—Buena idea en combatir contra mi, pero te aconsejo que no uses tus movimientos de combate.

—Gracias por el consejo, pero no estoy preocupada por eso ya que ninguno de esos imbéciles conoce mis movimientos realmente.

—Vaya y eso que eres la más codiciada en la mafia para que no te conozcan —dijo y solté una leve risa.

—Sigue pensando que soy este inútil.

—¿Por qué?

—Por que todos están aprueba y estás perdiendo —dije y me brinde una fuerte patada que consiguió derribarlo.

—¡Ranpo! —gritaron Kenji, Yosano y Kunikida preocupados.

━━━━━━✧❃✧━━━━━━

Paso aproximadamente 4 días desde que la mafia se enfrentó a la agencia y cómo era de esperarse, mi chicos ganaron el combate. Claro, tuve que ayudarlos, un poquito. Le pase todos los avances al viejo para que pudiera corregirlos en mi ausencia y tuve que disculparme un millón de veces con los chicos que se enteraron cuando les mentí.

Hoy iba a ser el último día en estas instalaciones del demonio, el tuerto ya se encontraba en su departamento escondiéndose para evitar cualquier problema mientras terminó el día. Decidí entrenar a Akutagawa y darle la última lección antes de hacer el cambio.

Se preguntarán durante tu estadía en la mafia que fue lo que hiciste, fácil de responder, estuve ayudando en la evolución de los hermanos Akutagawa, más en el subordinado de Dazai al ver su potencial, y si, con el tiempo pude distinguir que era abusado físicamente por él, por supuesto están en sumo desacuerdo con su forma de enseñar, pero no puedo interferir sin que Akutagawa coloque una orden para poder tomar cartas en el asuntos, también visite de forma continua a Yumeno y lo saque a pasear de vez en cuando, por último conviví tiempo con Chuuya ayudándole en misiones. Es cierto, tuve que hacer trabajo de Dazai, pero hacia la pantomima que lo hacía bien hasta que después de cierto tiempo le daba todo a los de la Agencia para que fuera a encargarse del asunto.

Si se preguntan acerca de Odasaku, pues no lo he visto, excepto cuando me pedía ir a un bar junto con Ango para evitar levantar sospechas. De lo contrario nuestra comunicación era nula.

Retornando en el ahora, estaba con Akutagawa entrenando su rashomon, -con él también tuve que entrenar mi habilidad de Dazai para que no me matara ni sospechara de mi- pero no salía como lo esperábamos siempre que lo usaba fallamos y le consumía de forma física.

Él se encontraba de rodillas sobre el suelo decepcionado de sigo mismo.

—Lo lamentó, prometo hacerlo bien.

—Mas te vale... aunque debo de admitir que si haz mejorado desde la ultima vez —trate de animarlo con una voz neutra, suspire y añadí—. Debes de liberar esa tensión cuando tienes la oportunidad, aún más si estás en un combate. Pero si la retienes solo causarás un deterioro en tu cuerpo y eso da la falla de tu habilidad.

Al ver su mal estado decidí acercarme y darle una botella de agua que había traído para él. Él me miró con detenimiento seguido intercaló su mirada con la botella y se limitó en agarrarla, sin objetar. Sabía muy bien que desde la segunda lección que le di sospecho que no era Dazai e indagó, aún no sabía quién era la persona que se hacía pasar por su superior, hasta hoy que lo descubrió, pero se cayó para no ocasionar problemas y aprovechar el entrenamiento, se todo eso gracias a que leí su diario.

Él se tardo un tiempo en recuperarse, al momento de hacerlo se levantó y me vio con detenimiento.

—¿Quién eres? —se dignó finalmente a preguntar y sonreí.

—Lamentó no ser tú superior, pero el muy idiota se le dio la gana por unas vacaciones y lo estoy sustituyendo.

—Por lo visto nadie sabe de esto, excepto el amigo de Dazai-sama —asentí y vi que estaba dudando, pero finalmente lo dijo—. Detective Konoe... ¿es usted?

—Eres mi listo, Akutagawa —dije sonriéndole.

—¿Por qué?

—Tu deducción no está incorrecta. Odasaku me pidió favor de hacer semejante barbaridad para proteger a tu superior de la tremenda regañada que le darían —intentó hablar pero proseguí—. Acepte porque me enseñó el estado de tu superior y utilizo mis propias palabras en mi contra para ayudarlo, así que fue hacerlo formal y solicito una misión a la agencia.

—No entiendo.

—Y es mejor que no lo hagas así evitarás en meterte en problemas. De toda la mafia, tú fuiste el único en que se dio cuenta que no era Dazai y se intrigo por eso.

—Dazai-sama nunca me trataría como usted lo hace con sus subordinados, a pesar que intentó tratarme como la mierda, no pudo llegar hasta el rango de Dazai-sama.

—Vaya, así que adviniste que era yo por mi forma de tratarte —asistió y de la nada sentí una mirada pesada sobre la nuca—, eso es nuevo. Espero haberles enseñado algo y les haya sido de ayuda.

—Mhp —pronunció.

Distinguí su rostro de tristeza por lo que decidí acercar mi mano hacia su frente, luego la posicione en ella y despeiné levemente su cabello.

—Se que sorprenderás al suicida, solo confía en ti.

—Gracias... Konoe-sama.

—¿Quieres demostrarle de una vez tu evolución al tuerto?

—La lastimare.

—Por supuesto que no, hazlo —le insistí.

Él respiro profundo y dio unos pasos hacia atrás, a continuación su rashomon salió de su espalda y fue en mi dirección —esto va a dolor, pero todo sea para hacer que esos dos se lleven algo mejor—. No me movió para nada, solo cerré los ojos esperando el impacto el cual nunca llegó y los abrí al escuchar a Akutagawa hablar.

—Dazai-sama.

—Ni se te ocurra ponerle ningún dedo encima, Akutagawa —dijo con frialdad.

Osamu se encontraba enfrente mío con su dedo índice elevado, por lo que supe que había utilizado su habilidad para inhibir la de Akutagawa. También pude sentí una ligera molestia por su parte.

—¿Estás bien? —preguntó acercándose a mi, colocó ambas manos al lado de mis mejillas mientras me superviso.

—Si, lo estoy.

—Lárgate de aquí Akutagawa.

—Pe..pero Dazai-sama, tenemos ordenes para...

—He dicho que te largues —ordenó con una voz profunda que daba miedo mientras observo al menor, por otro lado el menor tembló y salió despavorido del lugar.

—No debes de ser así con él.

—Ese bastardo te iba a matar —protesto y retorno su vista a mis ojos.

—Ya estoy acostumbrada a eso, pero no debes ser así con él, puedo notar que realmente te aprecia y lo único qué haces es lastimarlo.

—Da igual, es un simple bastardo.

—¡Osamu! —regañe y bajo su mirada mientras suspiro.

—Me educaron a puro golpe y es la única forma que se para enseñar —explicó y ahora la que suspiro fui yo.

—Fui yo quien le dio la orden —sentí su mirada—, quería que practicara.

—No vuelvas hacer eso idiota, su poder es mortal.

—Supongo que debo de agradecerte por defenderme, aunque no era necesario.

—Creo que igual yo debo de agradecerte por cubrirme en el trabajo, aunque no era necesario —me miró con cierto toque juguetón y dejo mis mejillas en paz—. Ahora si puedes retornar a tu agencia.

—Aún no ha terminado el día y deberías estar en tu departamento, no estar acosándome.

—Te tardaste en sentirme —dijo con burla.

Cierto tiempo pasó y él consiguió convencerme en irme antes de la hora acordada, así que con sumo cuidado nos dirigimos a su apartado de la mafia para que pueda cambiarme e irme por la ventana sin ser descubierta por nadie.

Al llegar a la oficina de Dazai, él me dejó en ella y se fue ha hacer sus correspondidas tareas. Inspeccione el lugar hasta encontrar una bolsa sobre mi escritorio, me acerqué a ella y cuando la vi encontré mi ropa de trabajo ocasionando que sonriera.

Antes de deshacerme de la ropa me aseguro que no hubiera ninguna cámara o micrófono instalado, al ver que no me quite toda la ropa y con emoción inicie a colocarme la mía. Al ya estar lista me visualicé en un pequeño espejo que había y sonreí sin más.

—Al fin, Konoe Midori. Cómo te extrañe cabello —dije acariciándome el cabello albino.

Termine mi acción y estaba apunto de irme, sino hubiera sido por una notificación de Dai.

El presidente de la Agencia a ingresado a la Port Mafia en su búsqueda joven Konoe.

Eso me dejó paralizada —esto no es parte del plan—, al reaccionar active el mapa de Dai, seguido seguí el rastreador del viejo.

Tarde un tiempo en encontrar el inicio de la señal no por haberme perdido, sino por evitar todos los guardias del lugar. Llegue al lugar y vi al viejo caminando por el pasillo con confusión.

—¿¡Qué rayos hace aquí viejo!? —dije posicionándome enfrente de él ocasionando que se detuviera.

Pude ver una inmensa tranquilidad apoderarse sobre sus ojos, seguido me abrazo con fuerza dejándome sorprendida y confundida.

—No vuelvas hacernos eso, ¿escuchaste? Jamás en tu vida.

Mi confusión incremento más al escucharlo, que se suponía que hice para haberlo preocupado hasta ese grado. Me puse a meditar todo lo que había hecho, no había desactivado a Dai, siempre mantuve activa mi localización junto a mis signos vitales y no pasó el tiempo límite para escribirle alguno de los chicos.

—¿Qué fue lo qué sucedo para colocarlo así? —pregunte separándome del abrazo.

—Tus signos vitales cayeron de un segundo a otro, pensamos que estabas agonizando o que te estaba dando algún paro cardíaco así que vine.

—Nunca me sucedió eso... le tendieron una trampa —comente y escuchamos un par de pasos acercarse a nuestra posición acompañados de unos leves aplausos. 

Dirigimos nuestras miradas hacia el comienzo de esto distinguiendo a Mori quien se detuvo a una distancia promedio, por lo que estuve atenta a todos su movimientos.

—Vaya, pero si son los líderes de la Agencia de Detectives.

—Púdrete maldito hijo de puta —dije sacándole el dedo de en medio y recibí un manotazo por parte del viejo.

—No queremos problemas Mori. Déjanos ir.

—Tu querida subordinada ingreso a propiedad privada sin autorización, eso es un crimen, ¿o no? —escuchamos un sin fin de pisadas correr a nuestra dirección— Ella no tuvo que estar aquí, así que la reportare hacia la División Sobrenatural.

Nos encontrábamos rodeados y siendo apuntados por las pistolas, sabía que podía defenderme tanto física como los argumentos de Mori, pero lo más razonable aquí era quedarme callada.

—No es necesario llegar hasta ese punto, ambos sabemos que solamente tendrás complicaciones y no saldrías favorable si vas. Hagamos caso omiso a este incidente—intentó razonar Fukuzawa, le agradecía por no haber mencionado nada de la misión.

—Sabes, aún es menor de edad y te pueden arrebatar su custodia por alguna incriminación perversa —dijo y eso consiguió alterarme lo suficiente para hablar.

—¡Escúchame bien bastardo! ¡Antes muerte que alejarme del presidente! ¡Además, le juro que algún día lo asesinare y liberare a todos! ¡Pagará caro!

—¡Midori, basta ya! —dijo con la voz elevada tratando de callarme, sabía que la había regado con amenazarlo, pero ese tipo se daba a odiar.

Flashback

—¡Midori ayúdame! ¡Ya no aguantó! ¡Sácame de aquí por favor! ¡Sácame de aquí! —suplicó mientras lloraba y se golpeó la cabeza con fuerza.

—¡Basta, Yumeno! —grite tomándole por la espalda dejándolo inmóvil mientras escuché sus gritos de suplicas.

Fin del flashback

Flashback

—¡Soy un inútil! El jefe tiene razón, no merezco vivir. Esa fue la razón por la cual mi familia me abandonó, soy un inútil y una bestia.

Una inmensa ira inundó mi cuerpo, así que me limite en abrazar con fuerza al pelirrojo con la intención de calmarlo, acaricié su cabello con cariño y acerqué mi boca a su oreja para susurrarle.

—Eres alguien brillante, aunque desconozca de tu familia estoy segura que ellos están felices por el hombre que te estás convirtiendo y déjame decirte que no estás solo. Mientras que yo viva tendrás 100% mi apoyo y estaré orgullosa de ti sin importar que.

Fin del flashback

Flashback

—Por favor, ya no más. Me duele...—suplicó el de cabello marrón, pude denotar que le dolía y ya no quería seguir por ese camino.

Mori se acercó por detrás, seguido le posicionó al menor un cuchillo sobre su mano, mientras con su otra mano tomó del hombro del chico y tenía una sonrisa.

—Es tu destino, Dazai. Debes de cumplirlo o él pagará las consecuencias.

Fin del flashback.

Esos recuerdos habían conseguido encolerizarme, sentí todo mi cuerpo caliente, más aún en el rostro, pude sentir como mi poder se barrullo ocasionando que empuñara mis manos para retener el enoja y mantener controlada mi habilidad con mi cabeza agachada.

—Déjeme matarlo. Aceptaré cualquier tipo de consecuencia —dije de lo más calmada posible.

Sentí su mirada sobre mi cuerpo, seguido siento un peso sobre mi hombro ocasionando que me tensara.

—Vámonos de aquí.

—Ese hijo de perra maltrata a todos sus subordinados, los hace mierda más de lo que ya están. ¡Merece morir! —grite lo último y lo vi directo a los ojos, me negaba en irme como si nada y no hacer justicia.

De un momento a otro nos encontrábamos rodeados por casi toda la Port mafia quien nos apuntaban con sus armas, pero eso no me importaba en nada —Yosano tiene razón, puedo vencer a todos estos malditos de una vez, no tengo por qué tenerles miedo—. El viejo estuvo alerta de todos los movimientos mientras se acercó más a mi, por mi parte trate de contener todo el enojo que cada vez fue incrementando conforme pasaban los segundos.

Quien lo diría, finalmente ambos vinieron aquí y están rodeados.

Detestaba a morir la voz de Mori y siendo consciente de mis acciones saque mi pistola y lo apunté, posicione mi dedo sobre el gatillo y dudaba si matarlo de una vez o torturarlo hasta que se muera.

—Vaya, la gatita saco las garras, pero que miedo —dijo Mori acercándose de a poco a nuestra posición.

—Me bajas esa arma ahora.

—Pero..

—¡Ahora! —ordenó y acate la orden, todo mi cuerpo tembló de la impotencia.

—Así que controlas bien a tu perra. Digo, después de todo eres su suggar daddy —comentó con burla y eso fue la gota que derramó el vaso.

No me contuve más y explote dejando que la ira me cegara, lo iba a matar a golpe limpio.

—¡Estás muerto! —dije con frialdad.

Active mi habilidad ocasionando que la mayoría de mafiosos fueran expulsado por mi aura, a paso veloz me acerqué a Mori quien ya estaba en posición de combate, pero todo el tiempo se detuvo de golpe, aproveche la oportunidad para darle una diversidad de golpes desahogándome en el proceso.

—Midori, ¿puedes escucharme? Si es así no lo hagas —escuché la voz de Katai a través vez del intercomunicador que Dai siempre nos colocaba cuando estábamos en una misión.

—Ese maldito desgraciado a lastimado a mis amigos.

—¡Midori, ya basta! ¡Tú no eres así! —gritó Kunikida preocupado.

—Sigue hiriendo a Yumeno —le brinde un fuerte golpe—, Chuuya tiene pesadillas e iba a suicidarse por su culpa —le di otro golpe—, el motivo a Odasaku para romper nuestra amistad —le brinde otro golpe con más fuerza— e hizo mierda a Dazai —dije y le rompí la nariz de un movimiento.

—De acuerdo estás furiosa, pero matándolo no solucionarás nada —trato de hacerme razonar Ranpo.

—Lo voy asesinar a golpe limpio.

—Midori, por favor no lo hagas —suplico Yosano.

—Tu no eres así —dijo Kenji.

—No me importa que sean mafiosos, haré justicia por ellos. Nadie debe ser tratado como una mierda y mucho menos después del infierno que hayan pasado, ese es mi trabajo, proteger y hacer justicia a todos sin importar que.

—Lo sabemos, pero si lo matas serás como él.

—Si, harás lo que él quiere que hagas.

—Tu nombre se tachará en la División Sobrenatural  

—Si eso sucede ya no podremos estar juntos.

—Por favor, déjalo vivo, hazlo por nosotros.

—No me pidan eso.

—Por favor, regresa a casa.

—No queremos que te suceda algo malo y ya no puedas estar con nosotros.

Al escuchar como sus voces fueron decayendo de ánimo ocasionó que me detuviera de golpearlo, trate de calmarme antes de retornar el tiempo a la normalidad.

—Eso es Mido-chan. Respira hondo y exhala.

—Vamos mocosa, se que puedes hacerlo. No dejes que ese bastardo obtenga lo que quiere.

Me tome unos segundos en calmarme y lo conseguí.

—¿Mejor Midori?

—Si Yosano, ya estoy algo mejor.

—Genial, antes de retornar el tiempo no se te olvide quitarle las armas a los mafiosos —recomendó Katai.

—También para evitar peleas haz una onda sísmica para alejarlos de ustedes —aporto Ranpo.

Me limite en asentir y acate lo dicho por Katai, al verificar que nadie tenía armas me posicione al lado del viejo y retorne el tiempo a su normalidad.

El jefe de la mafia se desplomó al suelo y todos los mafiosos se sorprendieron por ese hecho y que ninguno tenía sus armas.

—Mori-sama —dijeron los cuatro ejecutivos de la mafia, intentando de asegurarse que el mayor estuviera bien.

—¡Tienes tanta puta suerte! ¡Si ellos no me pidieran eso estuvieras tres metros bajo tierra! ¡Yo misma me hubiera encargado de encerrarte en el infierno! —grite y de forma inconsciente solté una onda sísmica de Kenji destruyendo todo a su paso, por supuesto me medí para no asesinar a alguien. Bueno, seguí el plan de Ranpo.

Todos los mafiosos cayeron de golpe al suelo ocasionando una infinidad de quejas. Los únicos de pie eran los ejecutivos de la mafia y su jefe; quien fue ayudado para levantarse y se apoyó en Dazai, todos ellos tenían un rostro de seriedad y no quitaron su vista en alguno de mis movimientos.

—Ni lo creas imbécil. —dije al momento de predecir sus futuras acciones y añadí—: Tócale un maldito pelo a mi familia, y daré caso omiso a las súplicas de la Agencia, inclusive de la División Sobrenatural en dejarte vivo y te matare de la peor forma posible.

El silencio inundó el ambiente, volviéndolo a uno incómodo. Pude notar que los ejecutivos tenían miedo, excepto Chuuya y Dazai, y estaban preparados en atacar si fuera necesario mientras sus cuerpos temblaban cosa que me causó gracia y elevó mi ego.

—Nos vamos ahora —dijo el viejo sacándome de mi trance y me dedicó una mirada de advertencia.

—¡Hai! —dije de forma infantil con una sonrisa cambiando de golpe mi actitud consiguiendo asustar a la mayoría de los mafiosos ocasionando que ampliara mi sonrisa.

—Podías ser una excelente villana —ambos lo miramos—, pero escogiste el buen camino —dijo Mori.

—Y lo volvería hacer un millón de veces —tome la mano del viejo y la comencé a tirar hacia la salida—. Vámonos presidente que tengo muchos dulces que probar y no quiero malgastar mi tiempo con estas basuras.

—Así que tú lo aplicas. Dejas que la ira te consuma poco a poco para ver el renacimiento de un maldito demonio dentro tuyo —dijo Mori y sonreí, así que se dio cuenta.

—Recuérdenlo imbéciles, soy Konoe Midori y seré su mismísimo demonio que los llevara al infierno hasta que se mueran —dije divertida con una sonrisa maligna sin detenerme.

Ambos salimos de la gran habitación, cargue al viejo en estilo nupcial y active mi habilidad, luego corrí directo a la Agencia.

No tardamos nada en llegar, desactive mi habilidad y distinguí a toda mi familia en la agencia, todos ellos juntos en una esquina viéndonos.

—¡¿Por qué demonios hiciste semejante barbaridad?! ¡Incumpliste la regla número uno del trato!

—Me baja dos tonos a su voz viejo —dije molesta.

—Siempre haces lo mismo. Mori te descubrió por uno de tus descuidos y estaba a nada de matarte.

—Me descubrió porque usted fue a ese lugar y mire bien, no consiguió matarme. 

—Que hubiera pasado si no hubiera aparecido a tiempo, ¿eh?

—¡Ese fue el motivo por el cual me describió! —vi que se enojó y decidí mejor echarme la culpa—. Pero lo hizo, asunto arreglado y si me disculpa me iré a dormir.

—¿Estás molesta?

—¿Molesta? No, no, no. No estoy molesta, ¡estoy como la gran puta que no me permite matar a ese desgraciado y para rematar que usted está molesto conmigo por una simple idiotez! ¡Yo ya me iba a ir por la mugre ventana pero usted se apareció en la mafia alterado todo el puto plan!

—Lenguaje —regañó Fukuzawa.

He ahí damas y caballeros la tercera guerra mundial en acción, odio con todo mi ser pelear con el viejo y me refiero a una pelea de verdad, pero no iba a permitir que me gritase por qué él tuvo la culpa. Conforme fuimos discutiendo estuve todo el momento al pendiente de los chicos.

—Es la primera vez que la veo así —dijo Ranpo

—Si que da miedo —dijo Tanizaki escondiéndose detrás de Kenji.

—Oye idiota, ya relájate.

—Ese es el peor consejo que le puedes decir a una mujer, Kunikida —regaño Yosano.

—Ella no está bien —escuché que susurró Kenji preocupado y me miró con detenimiento.

—Ese bastardo me... —me interrumpí y lleve una mano hacia mi pecho izquierdo.

Mi cuerpo me peso de sobremanera que termine cayendo al suelo, mi pecho dolía como mil demonios, puede escuchar los latidos de mi corazón acelerarse casi llegando al mismo ritmo cuando utilizaba mi velocidad, al mismo tiempo se obstruyeron mis vías respiratorias y traté de de respirar, pero era en balde. Todo mi alrededor daba vueltas y fue tornándose de color negro.

—¡Midori! —ese grito resonó por toda la habitación como si de un eco se tratase.

—Tiene una taquicardia —fue lo último que escuché y caí en esa profunda oscuridad.


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Abrí con mucha pesadez mis ojos, la visión estaba borrosa por lo que tuve que parpadear un poco para que se acoplara, al conseguirlo distinguí que estaba en el hospital gracias a la máquina que tomaba mi frecuencia cardíaca.

En eso escuché el sonido de una puerta siendo abierta así que dirigí mi mirada hacia enfrente encontrándome a todos los de la Agencia quienes me miraron entre preocupados y aliviados.

Ellos se acercaron a mi posición y se abalanzaron sobre mi para abrazarme con cierta fuerza, provocando que chillara del dolor, pero a ellos no les importo. Cuando ellos consideraron que fue suficiente se separaron y comenzaron a gritarme lo que consiguió alterarme, sino hubiera sido por el doctor y el viejo, quienes entraron a la habitación, esa gritadera hubiera seguido para largo.

—Por lo visto ya están regañando a su compañera y bien merecido lo tienes Midori —le vi mal—. Sabes que digo la verdad. Esto ya fue una advertencia de la masacre que puede hacer tú habilidad no solo con el exterior, sino que también con tu cuerpo —agito su dedo en modo regaño—. Estuviste alterada y liberaste tu habilidad ocasionando que las habilidades que haz robado se unieran y eclosionara en uno más fuerte que tú cuerpo no tolero.

—¿Qué quiere decir? —preguntó Kenji confundió.

—Pero qué lentitud por Dios. Mira, cómo bien sabes Midori a robado aproximadamente 15 poderes de los cuales tiene que controlar ¿no? —no solo Kenji asintió, sino también el resto, excepto Fukazawa y el doctor— Al momento que explotó dejó fluir esas 15 habilidades al mismo tiempo, pero no todas las habilidades robadas de Midori pueden adaptarse entre ellas. Por ejemplo: la combinación del enano de mierda con la de ricitos de oro pueden llegar a acoplarse hasta cierto punto, pero la combinación del rashomon con la velocidad no se llevan ocasionando que se peleen entre sí.

—Sigo sin entender.

—En reducidos términos, alguna de sus habilidades se llevan como el agua con el aceite, mientras que otras se llevan como el agua con el azúcar.

—¿Eh?

—Sabes que, no me pondré a perder mi tiempo explicándote más.

—Lo que dijo Ranpo es correcto —dirigió su mirada a mi—. Tendrás mínimo un mes de reposo total, no podrás hacer nada en la agencia, ni siquiera el papeleo.

—Escuchaste Kuni-kun~ nada de papeleo para esta hermosura —dije señalándome.

—Tampoco nada de misiones —recalcó con los brazos cruzados.

—¿Y qué se supone que haga? ¿Qué me muera? —proteste soltando un bufido y siento un fuerte zape en mi nuca.

—No digas esas cosas, mocosa —regaño Kunikida.

—Quedarte en tu casa acostada y no hacer nada es una opción —sugirió el doctor.

—No haré nada más que dormir, ir al baño y comer. Eso es vida, pero no lo aguantaría mucho tiempo, yo necesito acción y aventuras en mi vida.

—Es eso o que te quedes en el hospital durante todo ese mes.

Estuve apunto de protestar, pero Katai habló.

—Me quedare con ella todo ese mes para cuidarla, así todos ustedes pueden hacer sus misiones sin preocuparse. Solo tiene que decirme cuales son los medicamentos y a qué hora es cada uno.

—Puedo cuidarme sola.

—Por supuesto que no —respondieron todos y me miraron, en ese momento me sentí intimidada así que me limite en realizar un puchero con los brazos cruzados.

—La mayoría de sus medicamentos estarán en la mañana y antes de dormir.

—Odio que me droguen para dormir —comente.

—Te quedarás bajo vigilancia por 2 días, no quiero que ellos me llamen a altas horas de la madrugada diciéndome que te está dando algún tipo de paro cardíaco o algo por el estilo —aclaro el doctor.

Antes de responder vi como todos mis amigos me dedicaron unas hermosas miradas asesinas.

—De acuerdo —acepte sin más remedio.

—Excelente, bueno yo me tengo que retirar. Que pases una buena noche con tu familia celebrando.

¿Celebrando? ¿A qué? ¿Por qué me chingue toda?

Se te a olvidado, ¿no es así? —dijo Kenji riéndose.

—¿Qué cosa?

—¿Sabes que fecha es hoy? —dijo Ranpo con burla.

—No se cuanto dormí.

—Un día —respondió Yosano.

—Entonces es 22 de septiembre —dije con naturalidad, pero seguía sin comprende el porqué festejar.

—¿Y qué se celebra ese día? —preguntó Katai.

—Yo que se, el día de algún santo —eleve mis hombros restándole importancia—. Órale, qué onda —dije media molesta al recibir un zape de la nada sin alguna justificación válida.

—Feliz cumpleaños, idiota —dijo Kunikida con una leve sonrisa y se acomodó sus lentes.

—¿Cumpleaños? Hoy no es mi cumpleaños.

—Por supuesto que si, muchas felicidades Konoe-sama —felicitaron los hermanos Tanizaki sonrientes.

—Que no lo es.

—A ver, ¿cuándo es tu cumpleaños? —preguntó Ranpo y vi que se estaba conteniendo la risa.

—El 22 de septiembre.

—¿Y qué fecha es hoy?

—Es 22 de sept... —me detuve al darme cuenta de lo idiota que fui, mis mejillas se sonrojaron y todos estallaron de la risa, pero la que más fuerte fue la de Ranpo—. ¡No sean así!

—Vaya, si que te afectó el golpe —dijo Kunikida, Yosano y Kenji asintieron.

—Íbamos acerté una fiesta sorpresa, por cómo siempre la señorita se hace pedazos —dijo Katai.

Los chicos se burlaron por ser tan despistada al no recordar mi propio cumpleaños, pero si el de ellos. Sin embargo, eso no quito mi gran sonrisa de mi rostro, era la primera vez que todos ellos se recordaron de mi cumpleaños.

Me percaté que Kunikida traía su diario a plena vista así que aproveche su guardia baja y le quite su cuaderno, a continuación Yosano, Kenji y Ranpo se me acercaron para poder fastidiar a Kunikida.

—Veamos qué tal es tu mujer ideal —dijo Ranpo abriendo el cuaderno.

—Debe de estar aquí —dije señalando una sección llamada cónyuge.

—¡No! ¡Devuélvemelo, mocosa! —grito abalanzándose hacia nosotros pero Kenji consiguió retenerlo sin problema.

—Chicos, no es justo que le hagan eso a Kunikida —dijo Katai regañándonos, pero nos valió.

Al encontrar lo que buscábamos nos quedamos sin aliento.

—Pero que bárbaro, tienes 58 condiciones para una pareja ideal, que abarca ocho páginas y 15 temas escritos —dijo Kenji sorprendido.

—Kunikida... esa mujer no existe —dijo Yosano y él se deprimió.

Estaba apunto de fastidiarlo por eso, pero me interrumpieron.

—Es momento del pastel —escuché la voz de Fukuzawa, al momento que eleve la mirada mis ojos se cristalizaron.

Él tenía mi pastel favorito sobre sus manos —se recordó de mi pastel favorito—, este tenía escrito mi nombre en el centro y a su alrededor pude distinguir unas figuras muy peculiares, las cuales se trataban de cada uno de los rostros de los chicos.

—Tra..tramos de hacer lo mejor posible —tartamudeo Kenji con sus mejillas sonrojadas, mientras jugó con sus dedos.

—¿Tratamos? Mejor dicho yo trate de hacerlo idéntico —protesto Kunikida.

—Oye, yo si te ayude para hacer el pastel —dijo Yosano media molesta.

—Ya deja de ser tan envidioso, cuatro ojos —dijo Ranpo viéndolo con mala cara.

—Nosotros trajimos las bebidas —dijeron los hermanos Tanizaki.

—Hoy si nos dirás cuantos años tienes —dijo Yosano emocionada y puede notar a los chicos interesados.

—¡Y aún así no se saben cuantos años tengo! —dije melodramática, vi un sonrojo por parte de todos a excepción de Katai y el viejo, así que añadí—: Olvídenlo, no les diré cuántos años te..

—18.

—¡Viejo! —proteste e hice un puchero.

—¿En serio se les había olvidado cuantos tenía? Pensé que tú más que nadie se sabía su edad, Kenji, ya que son casi de la misma edad, solo que tú le ganas por unos días —dijo Katai.

—Katai-sama, podría decirme las edades de todos ellos —pregunto Jun'ichirō.

—Por supuesto. Kenji y Midori tienen apenas 18, pero el mayor es Kenji ya que cumple en agosto y ella en septiembre. Kunikida tiene 19 y hasta el momento Ranpo también los tiene, pero en octubre cumple los 20. Por último está Yosano con 21 años.

—¿Y ustedes dos cuantos años tiene? —preguntó Naomi curiosa.

—Tengo 20, el presidente tie..

—42, si que está viejo, ¿no?.

—Midori —dijo y sentí su aura amenazante.

—Se lo merece por haber dicho mi edad.

—Entonces yo soy la mayor de ustedes 4 —dijo Yosano exaltada y nos limitamos en asentir.

—Ahora es su turno de decirnos, mocosos. ¿Cuántos años tienen?

—Yo tengo 15 y Naomi 14 —dijo y yo estaba que me atragantaba con mi saliva. ¿¡Entonces a qué pinché edad se casaron!? Mejor dicho, ¿¡quién fue el loco que los caso?!

—Vaya, si que son unos niños —dijo Kenji y Ranpo le dio un zape— Oi, y eso porque engreído.

—Pides que no te subestimen y lo estás haciendo con ellos.

—Dejemos de lado las discusiones y comamos ese delicioso pastel que hicieron —dijo Katai.

—Que hice —corrigió Kunikida.

—Que hicimos —corrigió Yosano.

El viejo se acercó hasta quedar aún lado, seguido dejó el pastel en mis manos, concentré mi mirada en dicho objeto y no pude quitar mi sonrisa.

—Pide un deseo y apaga la vela —dijo el viejo, eleve la mirada y lo vi con una sonrisa así que se la devolví.

—¡Espera! Tenemos que cantarte antes que apagues la vela —dijo Kenji

—¿Por qué lo dijiste?

—De está si no te salvas rubia, ahora cántame~ —dije divertida y ansiosa por escucharlo.

Todos iniciaron a cantar mientras aplaudían al compás, ocasionando que riera y leves lágrimas salieran de mis ojos, pero las quite al instante. Ellos terminaron y me miraron con una sonrisa en espera a que apague la vela—no creo en estas cosas, pero haré la excepción. Deseo.... Que siempre seamos una familia, sin importar los obstáculos, incluso en la muerte espero que estemos juntos—. Inhale un poco y seguido sople sobre la llama consiguiendo extinguirla, en eso escuché algo estallar y fue acompañado de mucho confeti que cayeron sobre mi.

—¡Felices 18 años Midori! —gritaron todos con alegría.

Eleve la mirada encontrándome a mis amigos felices, Yosano y Tanizaki poseían un tubo de confeti ya vacío, Ranpo y Kenji tenían una especie de silbatos alargados en su boca, Naomi y Kunikida grababan todo desde sus celulares, por último el viejo consoló a Katai, quien lloraba en su hombro y decía "mi bebe está creciendo, no quiero eso".

Yosano y Naomi se encargaron de partir y repartir el pastel -el cual milagrosamente no le cayó confeti- a todos, estuvimos charlando de diferentes temas, recordando idioteces y haciendo bromas, dando así un ambiente ameno el cual esperaba durará para siempre.

Cuando terminamos el pastel los hermanos Tanizaki hablaron con emoción.

—¡Ahora toca abrir los regalos!

—¿Regalos? —cuestione sorprendida.

Todos ellos asintieron, luego se acercaron a la camilla y se agacharon, después de unos segundos se levantaron y cada uno tenía un regalo en mano.

Ranpo y Kenji se pelearon para ver quien me entregaba su regalo primero, pero Kunikida se adelantó dándome el suyo y le brindó un zape a ambos, ellos al darse cuenta que tenía el regalo del rubio iniciaron a protestar y a rematarle diciendo que se iban a vengar.

Ellos me dieron su regalo a la vez, seguido de Yosano, los hermanos Tanizaki, Katai y por último el viejo. Todo esto era grabado en el celular de Kunikida y podía apostar que iba a salir como una niña pequeña emocionada por sus regalos. Contenía a toda costa las lágrimas que querían escapar para que no me vieran débil en este momento de celebración, este es el segundo mejor cumpleaños que me han dado.

—¡Wow! ¡Gracias chicos! Creo que esta es la mayor cantidad de regalos que he recibido —dije con sinceridad y cierta emoción.

—¿De verdad? ¡No lo creo! ¿Cuántos son los máximo que has tenido? —cuestionó Yosano con una sonrisa.

—Pues sin contar el que me daba mi mejor amiga los años anteriores, uno. Además está sería la segunda vez que celebro mi cumpleaños —dije sonriente mientras veía el paquete de dulces que me había regalado Kenji.

Escucho algo caer por lo que eleve la mirada dejándome ver a todos los de la agencia con diferentes expresiones y de un momento a otros todos se me acercaron invadiendo mi espacio personal.

—¿Cuántos más quieres? —preguntó Kunikida preocupado y sacó todas sus tarjetas de crédito.

—¡Tengo muchos cupones de ropa para regalarte! —dijo Yosano.

—Te puedo hacer un sin fin de peinados y maquillaje —dijo Naomi.

—Le he ganado a muchos, tu dime que quieres y lo compraré, no importa el precio —dijo Ranpo.

—Puedo comprarte tus dulces favoritos del extranjero —dijo Jun'ichirō.

—Puedo hacerte más pasteles, incluso traer una vaca para prepararte tu milksheck favorito e iré a traerte las mejores flores del campo —dijo Kenji.

—Te habilitare todos los comandos de Dai, ¿qué otra cosa quieres que te construya? ¿Tal vez mejorar tu moto? Definitivamente te mejorare la moto —dijo Katai anotando ciertas cosas en su celular.

—Llamaré a todos los parques de diversiones y dulcerías para que cierren mañana, así podrás disfrutar al máximo en esos lugares.

—¿¡Hey?! No es necesario chicos.

Ellos se separaron, seguido hicieron un semicírculo e iniciaron a murmurar cosas que no entendía —no fue buena idea decirles eso y creo que se les olvidó mi reposo total—. Así se mantuvieron por un largo rato hasta que se separaron, hablamos aproximadamente durante 1 hora hasta que me avisaron que se iba a ir.

—¿¡Me dejarán sola en este lugar del demonio!? —dije alterada, me asustaba mucho quedarme en los hospitales sola y más si es de noche.

—Nos vemos Midori.

—Si hasta mañana Mido-chan.

—No hagas ningún desastre idiota.

—Mañana te traeré ropa limpia y un delicioso desayuno.

—E..esperen no me dejen —todos salieron y cerraron la puerta—... sola —susurre con preocupación y cierto terror, me deje caer sobre la cama.

Descuida, esas bastardas no podrán tocarme ni llevarme a ese lugar.... Si, no pueden ya que me tome todos los medicamentos, ellas no me fastidiarán en toda la noche... ¿cierto? ¿Cierto? Por supuesto que si, digo, mírenme, ¡soy la detective Konoe Midori y puedo con todo! ¡Esas bastardas no pueden acéreme nada!

No se cuanto tiempo había pasado, pero me estuve tronando los huesos de los dedos de la mano con la intención de calmar los nervios.

Ellas no pueden hacerme nada, pero ese perra desgraciada si —en ese momento reaccioné y me levante de golpe—. ¡Esa perra si me puede hacer daño! Vendrá mientras estoy durmiendo y me llevará a ese lugar —lleve mis manos a los lados de mi cabeza tratando de calmarme— no, ella no es así. Irá tras mi familia y los tendrá de rehenes de ahí pedirá un rescate por ellos y terminará asesinándolos enfrente mi o peor aún, me hará matarlos a todos.

¿Por qué me dejó sola viejo? —susurre con la voz quebrada, tenía tantas ganas de llorar.

Mi mente me hacía unas sucias jugarretas las cuales me pusieron los nervios de punta. Estaba segura que ella no podría venir ya que perdí todo rastro con ella desde hace más de 3 años, pero siempre existía la ligera sensación en que ella apareciera de la nada en búsqueda de venganza.

Sentí una mirada sobre mi cuerpo —no puede ser....es ella— así que reaccione en levantarme y lanzar una diversidad de golpes hacia donde sentí la mirada.

¡Desgraciada hija de puta! —escuché unas quejidos — ¡Muérete perra! ¡No me conseguirás llevar viva de aquí!

—¡Basta! ¡Soy yo, mi flor de loto! —escuché un grito masculino y dejé de golpearlo, pero sentí como consiguieron apoderarse de mi mano derecha.

—¿Eh? Dazai, —ladeé mi cabeza a un lado confundido— ¿qué haces aquí? —pregunte al percatarme del chico de cabello marrón enfrente mío.

—Vengo a cogerte.

—¿Coger? Bueno, ya lo conseguiste con mi mano —dije y le señalé su agarre.

—Wou, así que no te hacías la inocente delante del chibi —se rio un poco y soltó mi mano—. Realmente desconoces del tema de la sexualidad o del coqueteo.

—¿Qué?

—Oye, ¿cómo se concibe un bebé?

Ahora si estaba sumamente confundida, pero decidí responderle para no tocar más ese tema y saber del verdadero motivo del porqué está aquí.

—Bueno... si quieren un bebé, los padres deben de mandar una especie de carta a una cigüeña para que se los traiga —expliqué de forma reducida de la explicación que me había dado desde hace mucho tiempo el viejo.

Él comenzó a reírse con tanta fuerza que fue cuestión de tiempo para que cayera al suelo por la falta de aire y terminó retorciéndose en el, me sentía incómoda y humillada al ver cómo él se burlaba y no poder hallar el motivo de esta.

—¡¿Qué mierdas haces aquí?! —grite enojada con un sonrojo en mis mejillas, ¿y este cabrón de que demonios se está riendo?

Tuve que aguardar un par de segundos en lo que él se calmó y habló.

—Nos tenias muy preocupados con el chibi al momento que liberaste ese gran poder, así que deduje que terminarías en el hospital por usarlo y fue muy fácil dar con tu paradero, solo era de investigar el nombre de tu doctor.

—¿Tu? ¿Preocuparte por mi? No me hagas reír.

—Aunque no me lo creas es verdad. Debo de cuidarte, porque quiero que seas mi flor de loto, y no solo una enemiga que conocí alguna vez.

—Bien, te lo permito —dije ya que realmente no quería estar sola en este lugar.

—¿Podría saber la razón por tus nervios?

—Como siempre tan observador, mejor dicho acosador —él se rio y tarde un tiempo para responderle con sinceridad—. Odio estar sola en un hospital y más siendo de noche.

—Ya veo... igual a mi, me trae muy malos recuerdos estar aquí. Supongo que estoy soldando mi deuda con las veces que te quedaste en el hospital cuando estaba internado.

—No del todo, solo estarás aquí esta noche y yo estuve más de 4 noches.

—¿Cuándo te dan de alta?

—Dentro de dos días.

—Como no se cuenta hoy, entonces sería una noche más en que te quedarías, excelente —eleve la ceja con curiosidad—. Me quedaré contigo estas dos noches, así tengo a alguien a quien fastidiar.

—Si me haces garabatos en alguna parte de mi cuerpo cuando duerma te juro que te mato.

Ambos iniciamos a reír, seguido él tomó una silla de la habitación y la acercó a la orilla de la cama, mientras yo me acosté.

—Dame tu mano, flor de loto, si tu mundo se hunde, te regalo el mío. Se que no es perfecto y está putrefacto, pero no quiero que caigas al vacío.

—Vaya, pero que poeta. Me encantaría vivir en tu mundo, sin importar que tan putrefacto esté, si me lo permites puedo hacerte compañía en el y gracias por ofrecerlo, tuerto —dije sonriente.

El brillo de la luna lo iluminó dándole un toque especial, sentía su aura distinta a cuando lo conocí, era más calmada, tranquila, llena de confianza y más risueña. También pude apreciar sus ojos brillar, una sonrisa sobre sus labios y lo que llamo mas mi atención fue su notable sonrojo.

—Si creyera en el amor, tú serías la perfecta excusa para enamorarme.


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—¡Sal de ahí Midori!

—Bye, bye~ —dije con voz aniñada y vi cómo estaba matándome con la mirada e intentó de abrir la puerta del vehículo en el que me habían encerrado.

Les explicaré lo que sucedió, una vez me dieron de alta Katai fue el encargado de cuidarme, pero solo duro una semana ya que el viejo me pido acompañar a Ranpo a una misión ya que todos mis compañeros estaban ocupados, inclusive él y cómo era lógico Katai no podía hacer misiones que conlleve mucho físico así que toda emocionada acepte.

El caso trataba de una amenaza hacia la policía, ellos todavía no habían descubierto quién era el responsable y no cumplieron con las demandas del atacante, por lo que acudieron a nosotros por causa del último mensaje que recibieron diciendo que iban a matar a uno de los suyos.

Una tremenda idiotez se cruzó por mi cabeza al momento de descubrió quien era el rehén que matarían, mientras tanto Ranpo se aburría y se negaba a terminar el caso ligero. Así que fui con el quien era rehén, sin el conocerlo, a preguntarle.

—Oye, ¿esta es tu patrulla? —el hombre asintió— ¡Genial! ¿Quieres ayudarme a atrapar al criminal?

Él se lo pensó muy bien, pero al final terminó aceptando. Ambos ingresamos a la estación policíaca y él se quitó su traje para dármelo, luego tuve que utilizar un vendaje sobre mi pecho para ocultar mi busto, después me coloque su traje y tuve que amarrar mi cabello para que se viera corto con la intención de confundirme con un hombre. Al conseguirlo ambos salimos del centro dejando a la vista como Ranpo junto a otros oficiales me buscaban con la mirada.

Antes de dirigirme a la patrulla le informe al oficial que alejara a todos del auto, él se limitó en asentir para acatar mis órdenes, a continuación me dirigí al auto y me subí en el, quedando solamente a esperar para que el show comience.

Ranpo consiguió ver cómo subí a la patrulla y los oficiales que los rodeaban junto a él se acercaron, así pasando lo que vieron con anterioridad.

Prosiguiendo a lo que sucedía, un gas se apoderó del ambiente de todo el carro por lo que active en modo comando de Dai, el había consiguió colocarme una mascarilla evitando que el gas ingresara por mis vías respiratorias. Por otro lado, pude escuchar cómo Ranpo golpeó el vidrio intentando de liberarme, pero los ruidos cesaron y no pude ver más su sombra.

Pasaron unos segundos que estuve golpeando mis piernas con ayuda de mis manos aguardando el momento para salir, en eso conseguí ver una sombra enfrente del vidrio así que supuse que era el criminal.

—Te tengo —dije brindándole un puñetazo al vidrio y a su vez consiguió noquear al criminal.

Con suma facilidad abrí la puerta del vehículo dándolo así un golpe al hombre tendido en el suelo —ups, perdón, calculé mal—, después salí por completo del vehículo que expulsaba el gas, tome al criminar y lo aleje del lugar, al ya estar fuera de peligro le pedí a Dai que sacara la máscara a lo cual ella lo realizó.

—¡Por qué siempre nos haces esas mierdas! —gritó molesto y me dio serevendo madrazo en la cabeza a tal grado que termine en el suelo.

—Estaba aburrida y tú nunca te apurabas así que me divertí un poco.

Él me tomó de los laterales de mi gabardina y sacudió con fuerza mientras protestaba de forma acelerada, a tal grado que no le entendía nada y no me percatara de los tres golpe seguidos que me brindó. Este si me va a matar, ¡ayuda!

—Jo..joven Ranpo.

—¡Qué! —gritó furioso el azabache mirando al joven oficial ocasionando que el contrario se tensara y tembló del miedo.

—¡Na..nada señor!

—Entonces para que diablos interrumpes mi intento de asesinato maldito escuálido de mierda.

—No debes ser así con él ya que la bronca es conmigo.

—Tu ni hables, estás en grandes problemas Midori —me señaló—. Esta vez si no te escapas a la golpiza que te daré y si tratas de huir será el doble de peor.

—Cálmate —dije y de un movimiento rápido me encontraba de pie con él sobre mi hombro derecho mientras lo agarraba con la misma mano.

—Oye, ¡bájame! ¡No tienes ningún derecho para cargarme así! ¡Ven aquí y pelea como la mujer que eres! ¡Cobarde! ¡Déjame liberarme de aquí y voy a estrangularte!

Él siguió gritando más cosas y pataleó como puro infante tratando de liberarse —creo que casi lo mato de un infarto—, decidí ignorar sus protestas y me limite en hablar con los oficiales.

—Lamento la actitud de mi compañero, lo que hice no es justificación de su comportamiento.

—Comprendemos joven Midori.

—¡Suéltame mierda!

—¡¿Cómo?! —dije molesta y sentí como se tenso.

—Te amo mi vida.

—Eso pensé —inicie a caminar—. Les dejo el caso en sus manos oficiales ya que nosotros tenemos la agenda llena.

Me tomó algo de tiempo en llegar a la agencia por los berrinches de Ranpo quien consiguió capturar toda la atención mientras pasábamos, pero trate de ignorar ese hecho que me incómodo. Al momento de llegar a la agencia me sorprendió que todos, literalmente, todos estuvieran presentes y estuvieran esperándonos —Ranpo, maldito chismoso—. Baje a Ranpo liberándolo con molestia y tratare de explicarles a todos lo que sucedió.

—¡Waaaaaaa! ¡Viejo! —grite adolorida y de forma aniñada.

Al final termine siendo regañada 7 veces —aunque regañó queda muy lejos de la gran puteada que me metió cada uno— a causa de todos mis compañeros junto al viejo, termine toda llena de chinchones en la cabeza y ya en ese momento estaba con mi ropa usual sin el vendaje.

—Lo lamentó Mido-chan, pero lo tenias merecido. Siempre nos haces ese tipo de cosas y ahorita estás débil, pudiste haber muerto.

—Kenji-san tiene razón, debería de replantearse sus métodos para capturar criminales —comentó Tanizaki.

—Te dije que de esta no te escaparías —dijo Ranpo.

—Fuck, sons of bitches —susurre molesta, pero pude ver cómo las venas de la frente de Kunikida se sobresaltaron.

—Y con esa boquita comes mocosa.

—Ya me di cuenta que ninguno de aquí me quiere, llamaré a los de recursos humanos para denunciarlos, siempre me pegan y no pueden hacer eso. No son mis papás.

—No te atreverías —una sonrisa apareció en mis labios— y tampoco te estoy retando. Ambas sabemos que si vas a quejarte terminarás perdiendo ya que automáticamente la división sobrenatural te tomaría como su agente y no quieres eso.

—Tushe.

—Oye chico, ¿qué haces aquí? —preguntó Kenji viendo a Takaniza.

—Oh. ¡A si! —rebuscó algo en su mochila y lo sacó— Aquí esta mi boletín —dijo extendiéndomelo, así que lo tome.

—¿Qué es un boletín? —preguntó Kenji.

—Es el pedazo de papel que te dan para saber cuántos puntos sacaste en tu colegio —explico Katai.

—¿Por qué se lo das a la mocosa? ¿Acaso es tu madre?

—No.... Pero ella nos está manteniéndonos y siento que es mi responsabilidad responderle de forma académica.

—¡¿Qué tu qué?! —gritaron todos excepto Tanizaki y yo.

—¡Es por eso que te quedas sin dinero toda la maldita semana!

—Espere, ¡¿qué!? Se gasta todo su dinero con nosotros Konoe-sama —dijo Tanizaki preocupado.

—No seas exagerado Kunikida, por supuesto que me queda dinero hasta de sobra, otra cosa es que no lo uso y quiero fastidiarte para que me compres cosas —expliqué sonriente y vi cómo el de cabello anaranjado se calmó.

—Explícate.

—Bueno, teóricamente es parte de nuestra culpa que hayan atacado a los hermanos Tanizaki, además que Junichiro está en el ojo del huracán de la mafia. Decidí ayudarles de forma económica para que terminaran sus estudios mientras aún son menores de edad y por supuesto están bajo mi supervisión para que no estén en peligro.

Decidí ver la hoja que me dio dejándome ver que tenía notas promedio, algunas con alto punteo y otras muy bajo, hasta que me percaté que perdió una.

—Felicidades Tanizaki, me alegro mucho por tus siete notas ganadas.

—Gracias... —dijo apenado.

—Que te parece si vamos a celebrar tus notas —propuse y el me miró sorprendido.

—Pero perdí una.

—¿Y?

—Debe de castigarme, no se colocarme un tutor, imponerme normas o algo por el estilo.

—Por supuesto que no. Se que la escuela es difícil, más aún si tienes clases que detestas, agregándole que habías dejado tus estudios casi por 6 meses, pero pude ver cómo te esforzaste y diste lo mejor de ti en la semana de exámenes, es por eso que debemos de celebrar ya que todo tu esfuerzo rindió frutos, tal vez no del todo, pero lo hizo.

—Pero la nota que perdí.

—No te preocupes por esa nota perdida —posicione mi mano sobre su hombro— la vas a recuperar en esta segunda prueba que viene y si necesitas de ayuda puedes comunicarte conmigo o Ranpo.

—A mi no me metas —dijo Ranpo, pero lo ignoré.

—Con todo gusto te ayudaremos y si no lo sabemos, pues, miramos que nos fumamos para que se nos quede, ¿okey?

—Muchas gracias, Konoe-sama —dijo sonriente con un sonrojo en sus mejillas.

—Llámame por mi nombre —sonreí—. ¿Y, a dónde quieres ir?

—Tal vez podemos comer algo en la cafetería de la Agencia.

—Uh, pero siempre comemos ahí cuando vienes. ¿No quieres ir a otro lugar?

—No, quiero comer ahí.

—De acuerdo, si insiste pues ahí iremos.

—Jóvenes detectives, ¿nos quisieran acompañar?

—Seguro, aunque Kunikida es un cascarrabias de primera y no lo hará —dijo Kenji.

—Oye.

—Es la verdad.

—Di lo que quieras, no me convencerás.

—Pero Kunikida-san, tal vez..

—Tengo muchas cosas por hacer Tanizaki

Al ver cómo el menor se desanimó tome cartas en el asunto, me acerqué a Kunikida quien me miró con cara "y ahora que se te ocurre" y sin perder el tiempo lo cargue como costal de papas.

—¡Bájame mocosa!

—Todos irán, también tú.

—Esto es ridículo.

—Pues sufre ya que estoy haciendo lo mismo que me hiciste.

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|Narra omnisciente|

Todos los agentes de la AAD se encontraban comiendo en la cafetería del primer nivel, ninguno de ellos compartían sangre, pero cualquiera que los viera pensarían que son una familia de verdad, una familia demasiado extraña a decir verdad. Entre todos se mataban y a su vez se apoyaban, se burlaban del contrario al mismo tiempo que los animaban, entre otro factores. Pero algo que los unía a todos fue un trágico pasado y el destino que inició a sonreírles, era cierto tenían sus altibajos, pero si le llegasen a preguntar si pudieran cambiar algo del pasado o poder corregirlo, lo dejarían como estaba ya que gracias a eso pueden vivir un mejor presenten y tienen una verdadera familia.

—Al igual que ustedes yo también necesitaba el aceite para mi agua —dijo la albina recostándose sobre su compañero de dúo, este último trató de quitársela de encima.

—¿Qué? —preguntó la femenina de cabello negro.

—Referencia más estúpida —dijo el de cabello azabache comiéndose una paleta.

—¿Agua para tu aceite? —cuestionó el chico menor de cabello rubio.

—Ya quítate estúpida, no te necesito en mi vida —protesto el rubio mayor.

—Yo se que sin mi no puedes vivir Kuni-kun~ Igual es Ranpo con Kenji —canto la albina.

—¡Deja de llamarme así mocosa!

—¡Yo no me llevo bien con ricitos de oro! 

—¡Pues piérdete niño de cuidad! Yo estuviera feliz si no estuvieras en la agencia malgastando mi tiempo comprando dulces.

—Retráctate—gritó el azabache levantándose de golpe y golpeó la mesa con ayuda de su mano.

—No otra vez —susurro Fukuzawa mientras se cubrió el rostro con una de sus manos y la vergüenza recorrió su cuerpo al ser nuevamente el punto de atención del resto de clientes.

—Chicos, estamos en un lugar público, no pele... —Katai se interrumpió al ver cómo el de cabello rubio y azabache iniciaron a discutir cómo si no hubiera un mañana, ocasionando que soltara un suspiro.

—Kuni-kun~, peleemos nosotros también así hartamos al viejo y nos deja ir temprano.

—¡Midori! —regañaron Fukuzawa y Katai a la menor, pero ella hizo caso omiso y consiguió hartar a su compañero comenzando una disputa entre ambos.

—¿Quieres intentarlo? —preguntó Yosano al joven de cabello anaranjado.

—Seguro, no perdemos nada con hacerlo —dijo Tanizaki e inició a discutir con la femenina.

¿Por qué no contrate a personas normales? —se cuestionó Fukuzawa descubriendo su rostro y una diminuta sonrisa se apoderó de sus labios al ver cómo ellos se expresaban con tanta confianza y naturalidad, sin importarles de hacer un gran ridículo.

Ya vimos el lado bueno del mundo, en el cual los héroes disfrutan antes de la calamidad. Ahora, corresponde el otro lado corrupto del mundo, donde el sufrimiento, lamento, suicidio y asesinatos son lo que más abarca en el lugar.

El destino está preparando su próxima jugada, o mejor dicho jugadas, pero con la diferencia en que se tardarán más de lo esperado y ellos tendrán que hacer un sacrificio para poder ser cartas esenciales  para la Agencia Armada de Detective, pero aún no nos adelantemos tanto.

En las infames instalaciones de la Port Mafia, específicamente en la oficina del jefe del lugar se encontraban un joven adulto de cabello marrón y con vendaje en su cuerpo acompañado por el líder del lugar. El ambiente era espeso y tétrico, el cual podría asegurar que ambas personas querían matar a su contrario.

Nada, absolutamente nada salió como tenía planeado el jefe del lugar, durante todos esos años que se han enfrentado contra la AAD a sido un caos para ellos, la mayoría de sus planes eran destruidos ya que la Agencia consiguió detenerlos a tiempo, Konoe Midori aún no estaba bajo su control y era un grano en el culo al tenerla como rival, sumándole que el resto de agentes habían mejorado de forma radical que consiguieron vencer a los veteranos poderosos de la mafia. Sin duda alguno, la mafia iba a durar tan solo un par de años más antes de ser destruida por la Agencia, Mori estaba consciente de eso, pero no le tomó relevancia hasta que recibió esta amenaza por parte de la albina.

—El tiempo se está llenado de nuestras manos. Debemos encontrar la forma en separarlos, matar a Midori o que se una a nuestro lado —habló Mori jugando con un bisturí.

—Podemos encontrar sus puntos débiles.

—Es demasiado obvio cuales son. El punto débil de Midori son sus compañeros y Fukuzawa-domo, pero no nos servirá eso ya que antes nos matará. El punto débil del resto de agentes es ella, pudiéramos secuestrarla, sin embargo, ellos unirán fuerzas para rescatarla.

—Técnicamente estamos en un jaque mate.

—Aún no, pero estamos a nada de estarlo.

—Esto es inútil. Estamos completamente estáticos que no podemos mover bien nuestras jugadas y si mejor nos aliamos a ellos o declaramos la paz —propuso Dazai con pesadez, pero en el interior suplicaba que su líder aceptara y terminara por fin su disputa.

—Que tremenda idiotez la que dijiste, jamás en mi vida volveré hacer alianza con ellos dos, bueno, mejor dicho con Fukuzawa-domo. Y nosotros llegamos antes que ellos, así que son ellos los que deben retirarse del negocio.

—Tal vez podamos llegar en un acuerdo.

—Te estás haciendo mucha ilusiones Dazai, en serio piensas que un asesino como tú tendrá oportunidad en esta sociedad de mierda.

—Eso no tiene nada que ver con lo que dije.

—Desde que ella se infiltró a la mafia haz cambiado —se fue acercando e ignoró el anterior comentario del menor—. Noto un brillo de esperanza, acaso es lo que pienso.

—Por supuesto que no.

—Claro que lo es, me he dado cuenta cómo estás de estúpido mirando su foto —el de cabello marrón se tenso—. Mas te vale no haberte enamorado de ella, tu enemiga.

Él se limitó en permanecer callado, no le convenía hablar de ese tema tan delicado con su jefe y que le dictase matar a la albina. En cuanto al mayor al no ver ninguna reacción por parte de su subordinado habló nuevamente.

—Las personas como tú no tienen esperanza, ¿realmente crees que conseguiste hacer una breve amistad con Midori? —se rió— Simplemente te llevo al hospital por cumplir con su trabajo al estar en servicio —el menor agacho su cabeza—. Créeme Dazai, nadie de la mafia tiene esa oportunidad de vivir con tranquilidad, no después de tener tanta sangre sobre tus manos. La palabra paz, no existe en nuestro vocabulario.

—¿Quién le dijo del hospital?

—No soy imbécil, puedo notar que estás más sano y curado de lo normal, cosa que a ti no te importa y no he recibido ningún reporte ya sea de tus subordinados o la enfermería que te hayan ayudado a curarte —Dazai elevó su cabeza visualizando a Mori con frialdad, el menor no quería demostrar debilidad ante el mayor—. Te estás volviendo más débil, acaso debo de recordarte de lo roto que estás, jamás en tu vida hallarás a alguien quien te tolere sabiendo que eres un maldito psicópata asesino y más encima suicida.

Mori observó cómo Osamu resguardo absolutamente todo en su interior por lo que le pareció divertido y una amplia sonrisa se apoderó de sus labios. En eso su vista se enfocó en el vaso con un poco de whisky sobre su escritorio, luego lo tomó moviéndolo en un suave vaivén, realizó esa acción por unos segundos más.

—Tu corazón putrefacto no es capaz de amar a alguien —soltó el vaso y este se quebró en miles de pedazos al momento que golpeó el suelo—, esta roto tal y como ese vaso. Te aconsejo por tu propio bien que te olvides de cualquier tipo de esperanza. Sea a donde vayas, siempre vivirás en el mismo infierno —con paso lento se acercó a Dazai, una vez enfrente lo tomó del mentón y lo observó con cierta burla, eso consiguió incomodarlo—. Si planeas irte de la mafia déjame decirte que no tendrás oportunidad haya fuera, la Mafia es lo único que te protege de no ser asesinado por los de la Agencia. Así que piénsalo bien Romeo que Julieta no te necesita y está dispuesta a matarte, y no será la única en hacerlo.

—Me ofende que esté dudando sobre mi persona, le he sido fiel durante tanto tiempo, así que tenga en claro que jamás dejare la Port Mafia por una mujer —finalmente habló Osamu y se liberó del agarre de su jefe.

—Excelente. Quiero que antes de media noche me tengas el vaso como nuevo —ordenó, seguido camino hacia la única puerta de la habitación y salió por esta.

Dazai se dedicó en observar el suelo absorto en su propio mundo intentando procesar lo que sucedió y calmarse para no hacer alguna idiotez. Por otro lado, en las mismas instalaciones un poco lejos de su posición se encontraban dos jóvenes adultos peleando y destruyendo todo a su paso.

—Eres muy lento temen —dijo la chica esquivando una patada.

—Ven acá dobe —dijo el chico brindándole una segunda patada.

El motivo por el cual la albina se encontraba en esas instalaciones era por puras ganas de molestar a su amigo mafioso y poder ver a Yumeno. Antes de ingresas a las instalaciones había activado su habilidad usando el poder de Tanizaki para que nadie la viese a excepción de Chuuya, Q y Dazai, si es que se lo llegase a topar.

Así es, cuando ambos pasaban cerca de alguien lo único que podían ver era a Chuuya golpeándole al aire, dejando la imagen que ya se había vuelto loco.

—Eres malo mandarina, ni siquiera me felicitaste para mi cumpleaños, ves que eres un interesado.

—Carajo Cherry, te dije que iba a ser el fin de semana y no vinieras hacer este tú numerito.

—Ha pasado una bendita semana y nunca fuiste. Para más el tuerto que fue a verme y se quedó conmigo cuando estaba internada en el hospital.

—¡¿Qué él qué?! Espera ¡¿te internaron en el hospital?! —dijo el chico sorprendido y asustado

¿Tan grave se puso al explotar su poder? Maldición, Dazai sólo aprovechó la oportunidad fingiendo que se preocupaba por ella, pero en realidad busco su debilidad para decirle a Mori, debo de intervenir —pensó el de cabello anaranjado.

—Vaya que gran amigo, gracias por preocuparte tanto por mi. Tampoco es para que te mueras —dijo Konoe sarcástica.

Recorrieron un pasillo donde había demasiada gente caminando por el y hubo un pequeño accidente, Chuuya consiguió tomar a la chica, pero el agarre lo único que ocasionó fue hacerle cosquillas a la albina y que desactivara su habilidad mientras se rio. Todos los mafiosos se sorprendieron al verla e iniciaron a comentar un sin fin de cosas.

—Esa es la detective Konoe.

—¡¿Qué demonios hace aquí!?

—Así que Chuuya-sama no estaba loco.

—Infórmenle al jefe y prepárense para capturarla.

Eso alertó a ambos jóvenes y se alejaron del pasillo con rapidez, al momento de asegurarse que estuvieran a solas Midori activo su habilidad hackeando la cámara del pasillo y el de cabello anaranjados habló.

—No podían verte, ¿cierto?

—Eres malo conmigo chibi. Ahora todos sabes que estoy aquí.

—¡Tu fuiste la idiota! Por qué no me hiciste alguna seña o algo que solo yo podía verte

—Por qué sino no sería divertido.

—Divertido o no ya te expuse —gruño—. Vete de aquí, mientras yo distraigo a los subordinados.

—Eres un aguafiestas mandarina.

—¡Discúlpame por querer protegerte! Nomas estás descompuesta al usar tu habilidad y te metiste a la boca del lobo en ese estado, ya quiero ver cuando te mate Fukuzawa-sama al romper sus órdenes.

—¡Entonces si sabias que estaba mala y no fuiste a verme culo!

—¡No me llames así!

—¡Te llamó cómo se me de la gana!

—¡Ya lárgate de aquí Cherry!

—¡Oblígame mandarina!

Ambos iniciaron a discutir llamando la atención de mafiosos ordinarios, ellos al percatarse de eso tuvieron que iniciar una pelea casi por todo el edificio.

El tiempo pasó y se consiguieron separar, el de cabello anaranjado distrajo a los mafiosos que los perseguían, mientras tanto la albina huyó por los corredores de la mafia a tal grado que se había perdido en ellos. Ella escucho unos pasos aproximarse a su posición por lo que entro a la única puerta que había en el corredor y cerrar deprisa.

Suspiro de alivio cuando escucho las pisadas seguir de largo, lo que no se había percatado era que en esa misma habitación se encontraba cierto chico de cabello marrón que se sorprendió al escuchar que ingresaron a la oficina del jefe sin siquiera tocar, pero al darse cuenta que era la albina suspiro y continuó haciendo su trabajo de arreglar el vaso.

Konoe dio media vuelta para curiosear en donde se había metido y poder orientarse, pero su vista se centró sobre el chico de gabardina negra, al principio se sorprendió pero luego una sonrisa apareció sobre sus labios.

—Oe, tuerto pero que gran sorpresa encontrarte aquí —se fue acercando—. Definitivamente es el destino que nos quiere juntos.

Él no respondió, provocando que la menor hiciera una poke face, al estar cerca de quedó sos prendida al ver cómo el contrario posiciona a pedazos de vidrio en un vaso roto, algo que no se había percatado era la sangre que escurrió por los dedos del chico.

—Escúchame, grandísimo imbe... —sus ojos se enfocaron en los dedos ensangrentados del contrario— Deja eso, te estás lastimando —dijo preocupada y se acercó.

—¿Y qué?

—Vamos a curarte o te morirse desangrado —explico e intentó tomarle sus muñecas, sin embargo, él predijo sus movimientos y se alejó.

—Y eso que, ¡quiero morirme!

—Vaya, pensé que querías hacer un suicidio doble conmigo, además, eso no es la forma digno para un suicido de tu categoría y sufrirás demasiado tiempo antes de morir definitivamente.

—Tu psicología inversa no funcionará conmigo.

Ella se quedó sorprendida al escuchar eso, no trataba de utilizar esa técnica sobre él, mientras tanto, el contrario retornó a su antigua acción de reconstruir el vaso, no quería que lo castigaran.

Ella parpadeó un par de veces saliendo de su estado y luego habló.

—Para que mierdas intentabas retornar el vaso a la normalidad —lo tomó de ambas muñecas— si ya está roto.

—¡Por qué aún puedo arreglarlo! ¡Aún tengo la esperanza de enamorarme y seguir mi luz! —gritó encarándola con una expresión de molestia.

Osamu no quiso tomar demasiado personal la comparación que había usado con anterioridad su jefe, pero lo consiguió absorber. Todas aquellas palabras llenas de veneno lo fue matando de forma tortuosa y trató de mantener viva esa leve llama de esperanza que hace años alguien había conseguido resguardar. Él era aquel vaso roto quien intentó de repararse pieza por pieza para así darse la oportunidad para sentir el amor que nunca tuvo por parte de nadie.

Hasta después reaccionó que soltó tan valiosa información a la albina, no tuvo más que esperar las palabras de la contraria y soportar más veneno de lo que ya tenía que tolerar.

—¿Eh? —pronunció confundida y su rostro la delató.

Antes que alguno de ellos dos pudiera decir algo, varios subordinados ingresaron a la oficina, eran los mismos que persiguieron a la albina.

—¡Ahí está! —gritó uno de los mafiosos, eso consiguió sacar del ligero trance que se encontraba la femenina.

Ella dirigió su mirada hacia la puerta y vio cómo ya estaban disparando por lo que no tardo en reaccionar en liberar su aura.

—¡Inōryoku: Hurto arrepentido! —dijo activando su habilidad, todo se volvió lento para ella, aunque en realidad ella fue la que desapareció ante los ojos de los mafiosos.

Cuando se percataron ya no tenían ningún arma, todas ellas se encontraron en el suelo destruidas y se sorprendieron a un más al darse cuenta que estaban en un callejón fuera de la mafia.

Midori al regresar en donde estaba supervisó su entorno, pero se distrajo al sentir cómo perdió su habilidad junto a un peso sobre su hombro. Él al momento inhibir la habilidad de la albina no pudo verla, sino simplemente intentó de adivinar en donde se encontraba hasta que lo consiguió y pudo verla.

Ambos se observaron a los ojos por unos segundos, era una pelea entre una mirada cálida con una frívola.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a joder a Chuuya y hacer enojar a mis compañeros al desobedecerles. Pero eso no importa, ahora lo esencial es curarte.

—Puedes hacerlo afuera. —dijo, ella lo ignoró, tomó de sus muñecas y analizó la gravedad del asunto ocasionando que el mayor se molestara y se libró del agarre, y añadió—: ¿Cuál es tu gana de venir a la mafia?

El chico estaba preocupado, no por su salud, sino que Mori llegara y viera a su albina para luego asesinarla o torturarla frente a sus ojos, ninguna de esas dos cosas lo toleraría ni ver, escuchar o sentir.

—Acaso no puedo ver a mi dulce y encantador tuerto.

—Debes de irte ahora.

—Seguro, después de curarte —dijo y trató de tomar sus manos nuevamente, pero dio el mismo resultado y ella lo miró molesta. Por parte del chico ya se encontraba débil, solo estaba reteniéndose para no asustar a la femenina.

—Vete —todo su alrededor dio vueltas y se fue oscureciendo—. No me siento bien —susurro y todo su cuerpo se puso flácido de golpe.

La chica consiguió reaccionar a tiempo, lo abrazó y dejó caer el peso del varón sobre el suyo.

—¡Dazai! —dijo mientras lo sacudió un poco con la intención de hacerlo reaccionar, pero no hubo respuesta.

Con algo de dificultad consiguió llevar al mayor hacia el único asiento que había en el lugar, mientras que este último se fue recuperando. Fueron un par de minutos para que él se reincorporará, la albina aprovechó en utilizar su habilidad para buscar lo esencial para curar al chico, al conseguirlo retornó al lugar donde estaba. Por supuesto, se aseguró de bloquear la puerta.

Al momento del chico reaccionar ella empezó a curarle los dedos e intentó de detener la leve hemorragia que presentó en uno de sus dedos y le protesto al mayor.

—¿Por qué demonios haces este tipo de cosas? Auto-lesionarse no solucionará nada, tal vez quita el dolor de forma momentánea; bueno, eso es lo que he escuchado, pero no es lo correcto. Osamu hay personas que realmente te aprecia tal y como eres, a pesar de tu bipolaridad de mierda.

Nunca había sentido algo parecido a lo que siento por ti. ¿Sientes eso? Nadie en mi vida me había acelerado el corazón como lo han hecho tus palabras —pensó Osamu, quería decírselo a la femenina, pero su actitud tosca y el miedo no se lo permitieron.

Odiaba cada vez le latía de forma acelerada el corazón, odiaba sonreír por las noches mientras se la imaginaba, odiaba sentir esa calidez en su pecho al estar junto a ella, odiaba todas aquellas veces que le decía tuerto de una forma cálida, odiaba que por culpa de ella se haya vuelto más sensible y débil al matar, odiaba que fuera ella la quien le ayudó desde hace un mes e ingresó sin su consentimiento a su putrefacto corazón, era por culpa de la albina que se sumergía de forma constante a pensar sobre sus sentimientos y si estaba tomando las desiciones correctas, por último; lo que más odiaba era que le estaba dando la tan clamada libertad de ese frío mundo que ha vivido durante tanto tiempo, pero estaba consciente que si no funcionaba la caída iba a ser dura y no quería correr ese peligro.

Me enamore de su luz, porque nunca temió a mi oscuridad.... Maldición, estoy perdido. Mori tiene razón, debo de desaparecer estos sentimientos que solo me lastimaran —pensó Dazai y después de un largo tiempo elevó la mirada viendo cómo su contraria estaba centrada curándole las heridas.

Sus pensamientos eran distintos a las acciones que ejecutaba -otra razón que empezaba a odiar-, él se quedó completamente anonadado al ver a su albina y no pudo decir nada durante un largo tiempo.

Ella ya casi había finalizado su labor por lo que el de cabello marrón tomó el poco coraje mientras se repitió lo que le iba a decir a la chica y habló.

—Se qué hay mil razones por las que no debemos de estar junto —ella elevó la mirada llena de confusión dejando de lado su acción, mientras el chico retuvo su mirada en esos preciosos ojos que lo enamoraron y su pulso se aceleró aún más, también cabe resaltar que eso no era lo que tenía planeado decirle—. Pero estoy harto de ellas —elimino todo el espacio que los separaban y sus ojos emitieron un brillo inexplicable—. Estoy harto de todas esas razones, hay qué hacer una elección.

Un leve silencio cundió el ambiente, él se regañaba por hacer todo lo contrario de lo que debía y se sintió ansioso por haber hecho tremenda estupidez. Por parte de la chica, se quedó absorta en sus pensamientos hacia el chico.

¿Por qué sus ojos son tan hipnotizantes? —pensó la albina.

Sin más que perder decidió continuar con su anterior frase y dejar que fluyera, bueno, que medio fluyera.

—Bueno, ahora te elijo —posiciono sus manos sobre las mejillas sonrojadas de la femenina

—. Te voy a seguir, te voy a seguir a todas partes —se atrevió en juntar sus frentes

—. Te voy a seguir el resto de mi vida —susurro sobre sus labios.

—¿Hasta en el infierno? —asintió— Te creeré cuando lo vea, conoces ese lugar pero no al nivel de cómo yo lo conozco.

Ella despegó su mirada de los ojos marrones del chico y lo dirigió hacia el vaso quebrado que intentó recomponer. Con algo de temor llevo uno de sus dedos hacia la mejilla de Dazai, luego lo acaricio ocasionándole una leve corriente eléctrica al chico mientras veía todos sus movimientos.

—Dame unos minutos y te llevaré a tu departamento a descansar, ¿de acuerdo? —informó Midori y se alejó del chico dejándolo confundido.

Ella se acercó hacia el vaso sobre el escritorio, observó que casi todos los pedazos grandes del vidrio roto se encontraron sobre el escritorio y como si de un rompecabezas se tratase comenzó a buscar las piezas con la que coincidían.

—¿Qué haces?

—Es obvio, intentando de unir el vaso de nuevo. Si hacías eso a de ser por algo y no quiero que te regañen por dejarlo así.

—No es necesario que lo hagas, solo vayámonos de aquí.

—Lo se, no tengo la necesidad por hacerlo, pero quiero hacerlo. Se que es raro todo esto, puesto que eras mi enemigo a muerte, te llegue a odiar como no tienes idea, pero.... Me di cuenta de lo que haz sufrido y estaba equivocada en ciertos puntos contigo. Quiero ser alguien en el cual confíes, no por intentar obtener información personal y poder destruirte, sino porque realmente quiero ayudarte. Cómo haz dicho, hay que hacer una elección y también te elijo a ti —expresó con toda sinceridad sin dejar de hacer su acción.

Esa explicación dejó completamente frío al chico, nunca se imaginó escuchar esas palabras salir de la boca de la femenina, sabia que todo esto estaba mal, pero le había gustado escuchar esas palabras y tanto su sonrojo como los latidos acelerados de su corazón lo delataron.

La joven se había tomado más tiempo de lo esperado, la noche había echo presencia a través del gran ventanal de la oficina. Al momento que el vaso había quedado casi arreglado le extendió una hoja a Dazai quien escribió que había cumplido y se retiraría a su casa.

Ambos salieron de las instalaciones, la chica utilizó la habilidad de Chuuya y estuvo todo el tiempo caminando por el techo mientras que siguió a Dazai, hicieron eso para evitar cualquier conflicto.

Al estar apartados del lugar pudieron estar uno al lado del otro, siguieron caminando e iniciaron a hablar hasta que tuvieron que separarse por tener caminos diferentes.

—Así que... ¿nos vemos? —dijo Dazai dudando de sus palabras.

Flashback de Midori.

—Nos vemos mañana.

—Lastimosamente ya no me veras, Midori.

—¿Eh?

—Mañana iré a visitar a mi abuela, así que no iré por una semana a la escuela.

—Ya veo —retomó su camino—, cualquier cosa me llamas o escribes.

—¡Oye, deberías de acompañarme a mi casa!

—Ya no eres una niña pequeña y tampoco soy tu novio para llevarte.

Fin del flashback

No pienso cometer el mismo error dos veces —pensó Midori, dirigió su mirada hacia enfrente dejando a la vista su moto estacionada.

Ignoro al mayor y se adelantó a la moto, tomó el casco y se lo lanzó al de cabello marrón quien consiguió atraparlo a tiempo.

—Venga iré a dejarte a tu casa, no vaya a ser que intentes de suicidarte a medio camino, ademas tú eres mi pequeño novio el cual debo de llevar a casa sano y salvo —bromeó la joven.

Para ella era una simple broma del error que cometió en su pasado, pero para él fue distinto, su corazón se aceleró al escuchar esa dos simples palabras, su novio.

¿Por qué demonios se escucha tan bien esas simples dos malditas palabras salir de sus labios? —pensó Dazai.

—Nos pueden ver.

—No hay problema. Cómo tendrás el casco puesto y mi gabardina —se quitó esta y se la extendió al contrario— será muy difícil que te reconozcan, más ahora que está oscuro. Si alguno de los oficiales nos llegan a ver o si fuera alguno de mis colegas fuera de la agencia, pues, diré que estoy patrullando con mi compañero de dúo ya que ambos tienen similares complexiones del cuerpo.

—Si, pero...

—¿Te da miedo andar en moto? —cuestionó con burla la chica.

—¡Por supuesto que no! —dijo arrebatándole la gabardina, se quitó la suya y se colocó la gabardina de la chica.

—Entonces vayámonos —respondió la chica subiéndose a la moto.

—Te gusta meterte en problemas ¿no? —dijo el chico, se subió en la parte de atrás de la moto y tenía sujetada la su gabardina con fuerza para que no se fuera volando.

—Hey, si no lo hago pues no sería yo —prendió la moto—. Agárrate fuerte princesita, no quiero que te lastimes las uñas —se burlo la albina e inició a conducir.

—Piérdete flor de loto.

—De acuerdo querido tuerto, ¿deseas el camino largo, lento y romántico o el más rápido?

—¿Qué mosco te a picado?

—Ay, definitivamente el enano es más divertido que tu —se quejo de forma infantil.

En eso el AI conecto de forma automática una llamada entrante tanto en el casco como en el intercomunicador de la femenina, tardo unos segundos para que escucharan algo ya que el AI detecto que alguien no autorizado tenía el casco de la albina así que distorsiono el tono de voz por parte de la otra línea.

—¡¿En dónde mierdas estás Midori?! Se supone que deberías de estar aquí para ayudarme en la noche de cartas. No quiero perdiendo todo mi dinero con ellos.

—Es tu culpa cuatro ojos, te dije que no apostarás con ellos —comentó Kenji mientras bebió un vaso de agua.

—Es hora de tu perdición, ven aquí y dame tu dinero rubia —hablo Ranpo mientras preparo la otra ronda de cartas y Yosano miro su manojo de cartas.

—Un amigo me pido llevarlo a su casa ya que su auto está descompuesto y le da miedo caminar de noche por las calles —explicó la joven y recibió un golpe en el hombro por parte de Dazai provocando una pequeña risa en la menor.

—¡Mocosa!

—Ya, ya, lo lamento ¿si? Me olvide del juego, pero si quieres conservar tu dinero te aconsejo que cambies de juego, juega a Tobaku ya que ella no lo puede jugar, el gato se aburre de el y tú eres muy bueno en eso.

—Pero...

—Te prometo que la próxima te ayudaré y conseguirás el triple de lo que perderás esta noche.

—Ya que, ¡mocoso ayúdame a cambiar el juego! —fue lo último que ambos adolescente escucharon antes que finalizara la llamada

—¿Tus compañeros?

—No te interesa. El momento romántico es de nosotros no de ellos —dijo Midori intentando desviar el tema.

—Así que momento romántico, me gusta, mi linda flor de loto —dijo Dazai y posicionó su barbilla sobre el hombro de la chica.

Una conexión especial dio inicio entre ambos, Dazai lo había notado desde hace tiempo, pero Midori si apenas lo empezó a sentir esa misma tarde mientras estuvo en la mafia. Lastimosamente nada es color de rosa y la realidad le dará uno de sus mejores golpes al joven de cabello marrón.


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Flash forward

Dos hombres adultos se encontraban afuera del museo de arte a una distancia prudente del uno al otro con sus armas elevadas apuntando a su contrincante. Uno de ellos eran Gide, líder de la organización Mimic y el otro era Oda, en recadero de la Port Mafia.

Ambos tenían la habilidad de ver 5 segundos del futuro, esa información consiguió sorprender al de cabello castaño rojizo.

—¿Cómo? —cuestión Oda sorprendido sin poder creer lo que vio.

—¿Qué pasa? No he disparado ni una sola vez.

—¡¿Qué hiciste?!

—Vi un futuro en el que evitarías mi disparo a la derecha. Por eso ajuste mi puntería, pero viste ese futuro y también realizaste ajustes. Lo cual también vi. Ver unos cuantos segundos en el futuro para evitar el peligro... es algo que yo también puedo hacer. Nuestro poder de predicción es omnipotente. Eres el único que puede matarme y ponerle el fin a esta guerra. Si perteneces a la Port Mafia, matar al jefe enemigo debería ser tu mayor ambición —dijo Gine.

—Me niego —dejándolo de apuntar a su rival y bajo su arma—. Solo vine a ayudar a un compañero.

—¿Cómo? ¿No perteneces a la mafia?

—Hay muchos tipos de mafiosos.

—¡Las pistolas son para matar! ¡Y estás en el campo de batalla!

—¡No me interesa pelear! —el de cabello albino se sorprendió— Lo único que me interesa es vivir.

—¡En la vida no hay nada mas importante que la muerte!

En ese momento Odasaku tuvo 3 premoniciones, por lo que decidió actuar dando un giro en el suelo hacia enfrente y a su vez esquivó los disparos del contrario, al estar más cerca de su rival elevó si pistola y lo apunto.

—Sí, así debería ser.. —el de cabello albino predijo el siguiente movimiento sorprendiéndole—. ¡¿Qué?! —dio un brinco hacia atrás esquivando el ataque— ¿Te negaras a enfrentarme en serio? —cuestiona una vez en el suelo.

—Hay una razón por la que no mato. Busco a otro.

—¡¿Por qué?! Mis subordinados y yo recorrimos el mundo entero como espectros buscando un lugar digno para nuestra muerte. Eres lo único que deseamos. ¡Enfrentarme! ¡Si te niegas...

—No puedo cumplir tu deseo porque tengo un sueño. Algún día, cuando deje la Port Mafia y sea un hombre libre, me sentaré en un escritorio en un cuarto con vista al mar. Quiero volverme escritor. Tirar mis armas y solo tener lápiz y papel. Alguien me dijo que escribir una historia es escribir sobre una persona. Un hombre que arrebata vidas no puede escribir sobre ellas. Por eso me niego a matar.

—¿Y por eso te rehúsas a entrar al campo de batalla? ¿Esa es tu respuesta?

—Así es.

La impotencia cundió al hombre de cabello albino, a su vez, Odasaku predijo el movimiento de su rival. Sin aguardar más tiempo él se interpuso en medio del ataque recibiendo 4 balas en la zona de su abdomen y con ello evitó que dañaran a Akutagawa quien anteriormente Odasaku había salvado y noqueado.

—¡Detente! —dijo Oda con dificultad y dolor.

—Un chaleco antibalas. El dolor es un privilegio de los vivos —el albino bajo su arma y se acercó a Oda—. Es algo que perdimos hace mucho. Ya estamos muertos. Somos simplemente cascarones sin alma controlados por fantasmas.

—No estás muerto. No se que ocurrió en tu pasado —con dificultad Odasaku consiguió levantarse—, pero aún vives si puedes pensar en la muerte.

—¡¿Por qué no entiendes!? —posicionó su arma en la frente del de cabello castaño rojizo— ¡Eres el único...! —se detuvo intentando de controlarse y continuó hablando— No me matarás. Y es porque no comprendes lo deseo —bajo su arma—. Y yo tampoco te mataré por ahora, porque solo tú puedes llevarnos  al campo de batalla de la purificación —se alejó de Odasaku—. Te haré entente quienes somos en realidad —un carro de detuvo enfrente de él—. Solo entonces comprenderás que de los dos, solo puede existir uno. Espéralo con ansias —termino de explicar y se subió al auto.

Fin del flash forward

5 días pasaron después de la salida de ambos jóvenes. En tan poco tiempo les sucedieron diversas cosas a Dazai y Oda, y para colocarle la cereza al pastel es que ninguno de los dos se percataron en el límite de tiempo que les quedaba juntos.

Alguno de los dos iba a morir, tal y como anticipo la albina. Pero para comprender lo que sucederá se retomara desde un principio aquella única y verdadera amistad de ambos mafiosos.

[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]


Y pueda que veamos un poco del declive del ejecutivo Dazai Osamu.

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