Capítulo 1
Cuerda floja, caída en la oscuridad y maldad.
https://youtu.be/DYed5whEf4g
Si tan sólo... hubiera tenido el coraje en ese momento —convertí la palma de mi mano en puño y a su vez se escuchó las llantas del tren pasar. Sentada sobre la grama en posición fetal con la cabeza entre mis rodillas, mantuve la mirada sobre el río de enfrente y visualice mi propio reflejo provocándome una inmensa rabia y asco—. Esto es una mierda, soy una basura como persona, no merezco vivir —. Atraje la mano contraria, específicamente entre mi dedo índice y el de en medio sostenía un cigarro prendido, no lo pensé mucho en inhalar de el al tenerlo sobre mis labios.
Al mismo tiempo el río se volvió más turbulento deformando mi reflejo, eso duró unos segundos para retornar a la normalidad, pero con la diferencia que las pupilas eran de color rojos sombríos y una sonrisa perturbadora acompañado por unas carcajadas.
—Hijas de perra, todo esto es por su culpa, más la tuya, bruja —susurre dando otra inhalación al cigarro.
Todos tienen que entender que yo nací siendo brillante, mala y un poco desquiciada. ¡Qué se joda el mundo!
FlashBack
Nuevamente experimente aquel horrendo dolor de cabeza, este ya era parte de mi vida cotidiana, pero desde hace un mes iba de mal a peor. Era acompañado por diversas cosas, por ejemplo: un sinfín de voces las cuales se dedicaron a criticarme y culparme por el error más minucioso que cometa; desconocía su origen y objetivo, pero había algo seguro, corrompieron mi estado emocional.
Horas atrás realice uno de los peores errores que pudiera cometer alguien común y corriente, por culpa de las miradas junto las amenazas de mandarme presa ocasionó que huyera del lugar directo hacia mi hogar.
Al estar en mi cuarto no me contuve, diversidad de lagrimas salieron de mis ojos y sostuve la cabeza con ambas manos, la cabeza me palpitaba generando un intenso dolor, por último y el más alarmarte síntoma que se presentó; aquellas deformes sombras negras que solo se veía en el "mundo de los sueños" se presentaron alrededor mío y no había espacio en la cual no se presentaron.
El miedo aumento al momento de ellas acercarse en mi posición, poseían una sonrisa macabra, ojos rojizos y alguna especie de dedos como de varillas.
—¡Mamá! —grite a todo pulmón, corrí en búsqueda de la mujer, sin embargo, no pude gracias al agarre de aquellas abominaciones.
Intente de liberarme, patee, grite, mordí y pegue, pero nada dio resultado. En eso, una de ellas tomó de mi cuello y a su vez me estrelló contra la pared, seguido ejerció demasiada fuerza sobre el agarre, cómo acto de reflejo posicione mis manos sobre la sombra, le brinde arañazos e intente de alejarlo de mi cuello, pero lo único que conseguí fue escuchar una risa burlona y la falta de oxígeno en mis pulmones.
La visión se fue distorsionando conforme avanzaba los segundos, pero de la nada caí al suelo e inhalé con fuerza y velocidad.
—Tranquila mi amor —sentí las leves caricias en mi cabello mientras tosía—, todo estará bien, solo es cuestión de tiempo para que te acostumbres —explicó mi madre, la cual no me percaté cuando ingreso al cuarto.
Me limité en devolverle el abrazo con el propósito de sentir su calor corporal y protección —ella está aquí, me protegerá y cuidará de esos monstruos, no me harán daño con ella aquí—, al realizar mi acción sentí todo lo contrario a lo pensado, pareciera como si mi enemigo me estuviera abrazando. Inclusive podía a segura que sentí más cálido cuando la sombra me asfixiaba que el abrazo frío que me brindó mi progenitora.
—No quería matarla... solo jugar —susurre con la voz despedazada.
Eleve la mirada encontrándome con un espejo completo, este en cuestión de segundos reemplazo nuestros reflejos por el de una niña sin ojos y ensangrentada por todos lados, ella con ayuda de su sangre inició a escribir y leí letra por letra hasta que se formó la palabra —asesina—. Cerré los ojos con fuerza, ya en este punto quería meterme un balazo para terminar con la tortura, pero no tenía el suficiente valor para hacerlo.
Se presentó la imagen de un cuerpo infantil femenino completamente mutilado, si alguna persona viera la escena ante mis ojos, solo pudiera reconocer con demasiada dificultad que era alguien de cuerpo pequeño.
Una sonora risa macabra resonó en la habitación —Tik-Tok, tu tiempo de cordura se acabó, bienvenida al infierno—. Al escuchar eso abrí los ojos de golpe, asustada por lo que dijo.
Nuevamente observé el espejo divisando únicamente mi reflejo de cuerpo completo, este se fue oscureciendo a tal grado de convertirse en una sombra.
—Se que estabas jugando con la niña, pero no debes de colocarte así —mencionó mi madre con voz calmada.
—Te doy la bienvenida a tu nueva vida y dile adiós a tu cordura, verdugo —dijo la sombra y un tipo de sonrisa de color carmín se formó, por lo que me paralice.
Sentí un fuerte empujón y alterné mi mirada desde mi madre hacia el espejo mientras el miedo me carcomía viva.
—¡Basta de llorar! Una cualquiera no merece de tus lagrimas —tomo con brusquedad mis hombros y me zarandeo—. Es normal que ocurran este tipo de cosas, así que no te preocupes, si esto sucedió ha de ser por algo, ¿no lo crees?
—¡Esto no es normal mamá y mucho menos eso! —señale el espejo— ¡¿Cómo es posible que una chica de mi edad mate a otra persona?! ¡Soy un fenómeno! ¡Personas como yo no merecen vivir! —grite exasperada, al mismo tiempo me libere de su agarre cayendo de espalda al suelo y las voces iniciaron a gritar.
¡Cállense ya, por favor! ¡Se los suplico!, estaba colapsando, cayendo en un profundo vacío y me dolía al ver que mi madre no comprendía o se dignara en ayudarme.
—¡No vuelvas a decir eso! —me señaló y acercó de forma amenazante por lo que retrocedí como pude—. Tú no eres un fenómeno, solamente eres superior a esos insípidos humanos. Ese es el verdadero motivo del porque te tratan así, ellos no pueden siquiera llegarte a los talones —explico sonriente, dejándome sumamente confundida y orinada de los pantalones.
Fin del FlashBack
Ese error fue el comienzo de mi perdición.
Las emociones negativas carcomían cada centímetro de mi ser, unas inmensas ganas de golpear algo hasta desangrarme se presento, simultáneamente la mandíbula se tensó e implemente fuerza en mi puño a tal grado que los nudillos se tornaron blancos.
Ese recuerdo se reprodujo una y otra vez, como si un disco rayado se tratase y un tic se generó en mi cabeza, por lo cual, le di un gran sorbo al cigarro con el propósito de calmarme —nada era normal, mucho menos lo que decía tenía sentido... no soy normal, soy un fenómeno ante esta sociedad de mierda—. Pero no funciono y le brinde un fuerte golpe al suelo ocasionándome un fuerte dolor en los dedos, iba a dar el segundo golpe, sin embargo, tomaron de mi muñeca.
—¡No hagas eso! Te lastimaras, ademas, ¿qué te ha hecho el pobre suelo para que le hagas eso? —regrese a la realidad al ya no sentir el cigarro—: ¿De nuevo? ¿Esto es enserio? ¡Konoe no debes de fumar, es malo para tu salud! ¡Aparte aún tienes 13 años, eres demasiado joven!
Eleve la mirada encontrando a una chica de cabello rojizo, tez bronceada y ojos celestes, estos últimos transmitían miedo y preocupación —mierda, pensé que la había perdido—. Ella no perdió el tiempo en tirar el cigarro al suelo y apagarlo con ayuda de su pie.
—Perdón, no quería asustarte —dije intentando de liberarme, pero ella se opuso.
—Prométeme que no lo volverás hacer —suspire y a su vez evite su mirada—. Midori, hablo enserio.
—Te lo prometo —murmuré retornando la visión a ella.
—Gracias —libero mi muñeca—. ¿De nuevo esos recuerdos?
—Preferiría no hablar de eso.
—De acuerdo, pero sabes que cualquier cosa que necesites aquí me tienes las 24/7. Recuerda, somos mejores amigas y estamos para apoyarnos —sonrío—. ¿Quieres ir al centro comercial?
—No, gracias Akane. Quiero descansar un poco.
—Comprendo, hacer una mudanza no es tan fácil que digamos —se rió—. Por cierto, ¿todo bien en tu estadía? ¿No te a vuelto a molestar tu madre?
Un escalofrío recorrió por toda mi médula espinal por el nombre que mencionó, traté de disimular los nervios alzando mi cabeza hacia arriba y observé el cielo despejado, quería hacerle creer que no me importaba el tema y busqué alguna mentira creíble.
—Todo bien, aunque siempre termino perdiéndome cuando me dan las direcciones y no, no he sabido nada de ella —respondí lo más calmada posible. Un silencio se presentó entre ambas, sentía su penetrante mirada sobre mi cuerpo y examinó minuciosamente mis palabras.
—¿Por qué me mientes? —realizo un puchero, carajo, sigue siendo buena en descubrir cuando miento—. Te lo dejare pasar, solo porque este tema es un poco delicado para ti.
—Demasiado —suspire—. Aun no logro asimilar cómo carajos sobreviví tanto tiempo con ella.
—Sigo insistiendo que deberías ir con el psicólogo que te dije —por el rabillo del ojos distinguí que ella observó la hora en su reloj de muñeca y se levantó del suelo—. Ya es tarde, será mejor que me vaya, sino me llevare un regaño.
—Que te vaya bien.
Sentí sus manos sobre mis mejillas y las dirigió hasta quedar al mismo nivel de su cara para verla sonriente.
—¿Nos vamos juntas? —cuestionó soltando mi rostro.
—Vete, me quedaré un rato más aquí.
—Entonces me quedare.
—Te van a regañar.
—Prefiero recibirlo que dejar a mi mejor amiga sola.
Me limité en negar con la cabeza y solté una leve risa, al mismo tiempo saqué una cajetilla de cigarros junto el encendedor del bolsillo del pantalón.
De un segundo a otro ella me arrebató ambas cosas y las tiro al río.
—¡Oye! ¡Me cuesta mucho dinero y trabajo conseguirlos! —proteste levantándome de golpe.
—¡Te dije que dejarás de fumar! ¡Eso es malo para tu salud!
—¡Puta madre, Akane! Eso es lo único que consigue calmar mis nervios y me los quitas. Que importa que me haga mier... —me interrumpí al inhalar profundo con la intención de calmarme y no matar a la única luz; la cual me hacia no caer de golpe a las tinieblas donde las voces controlaban.
—Un vició que expone tu vida en riesgo no te ayudará para resolver tus problemas —me señaló—. Si te veo otra vez con un cigarro aunque sea apagado, te quemaré con el encendedor.
—Y luego, yo soy la bipolar. Juro que le tirare a la mierda su colección de videojuegos —rechiste al ver cómo se alejó.
Cerré mis ojos, dedicándome en escuchar todas las pequeñeces de sonidos en el entorno. Estuve así por unos segundos y conseguí tranquilizarme y deshice el puño, seguido escuché un par de pasos caminar a mi posición, el cual decidí ignorarlo.
No estoy tan desquiciada para tener que ir con un loquero, ¿verdad? —una suave brisa se presento y logro mover algunos cabellos— Solamente he pasado por un mal momento... estoy de luto en estos momentos y estás perras me molestan las 24 horas del día, es por eso mi comportamiento.
—Oye, ¿no tienes hambre?
—No —respondí.
—Mmm... ¡ah, ya se! Que te parece si nos vamos a comer al restaurante cerca de nuestras casas y luego hacemos una noche de chicas.
Decidí no responderle e ignorarle hasta que se fuera.
—¿Eso es un sí o un no? —espero unos segundos— ¿Midori?
El silencio reino en el ambiente, me perdí en los sonidos de mi entorno hasta que sentí algo puyar mi mejilla derecha de forma persistente y a su vez escuche la voz chillona de mi amiga.
—¿Hola? ¿Alguien me escucha? ¿Estás en la tierra o en la luna?
Más terca que una mula no puede ser. Debo conseguirme nuevos amigos.
—Ya te moriste —aumento la velocidad y fuerza—. Si estás muerta, ¿me puedo quedar con todas tus cosas?
Seguía sin responderle, pero un gran dolor se incorporó en mis mejillas produciendo que entreabriera los ojos con dificultad dejando a la vista como ella jalaba hacia diferentes posiciones mis mejillas y realice cualquier tipo de movimiento para sacarme de su agarre.
—¿Aún sigues muerta o ya reviviste?
—Déjame —pronuncie con dificultad, abriendo por completo los ojos.
—¡Yei! —grito soltando mis mejillas, luego extendió sus brazos hacia el cielo como festejo y añadió—: Resucitaste, aunque me quería quedar con tus cosas.
—Ajá —acaricie las zonas de dolor con cuidado—, eso nunca pasará.
—¿Nos vamos?
—No has pensado ser abogada o diputada por que la verdad si te sentaría muy bien esos trabajos —me miro mal—. Esta bien, vamos manipuladora de primera.
—¡Oye! —se quejo.
—Sabes que lo que digo es verdad —tome mi bolso del suelo y lo coloque sobre mi hombro— y lo peor de todo es que caigo en tus redes, solo porque eres insoportable cuando no consigues lo que quieres —hablé y emprendimos nuestro camino.
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—Gracias por la invitación, pero no puedo ir a la fiesta ya que debo de estudiar para los exámenes de admisión—explique, al mismo tiempo que nos detuvimos al estar en la cuchilla que separó nuestros caminos a casas.
—Aguafiestas.
—Lo soy, ¿y qué?
Soltó un fuerte bufido— Al menos trata de defenderte.
—Nos vemos mañana.
—Lastimosamente ya no me veras, Midori.
—¿Eh?
—Mañana iré a visitar a mi abuela, así que no iré por una semana a la escuela.
—Ya veo —retomé mi camino—, cualquier cosa me llamas o escribes.
—¡Oye, deberías de acompañarme a mi casa!
—Ya no eres una niña pequeña y tampoco soy tu novio para llevarte.
Conforme avance en el camino aún conseguía escuchar las protestas de mi amiga, las cuales decidí ignorar cerrando los ojos y dejando que mis pensamientos se apoderen de mi mente.
Otro día echado a perder por culpa de estas malditas. Ahora que recuerdos debo pasar a comprar el medicamento para callarlas tan siquiera por un par de minutos... cuanto quisiera poder deshacerme de ellas.
Mi cuerpo se paralizó al escuchar la risa de un infante demasiado peculiar —esa risa, será que... no, no puede ser posible, pero pueda que si— y consiguió encender una chispa de esperanza en mi corazón, provocando que iniciara la búsqueda del dueño de la risa.
—Te quiero mucho, Midori.
El sentimiento de esperanza fue apoderándose de forma rápida cada parte de mi cuerpo —no lo puedo creer, no lo puedo creer, es él, ¡es él!— y corrí como alma lleva al diablo, golpee y choque con varias personas más no me importo, estaba concentrada en encontrar al pequeño que tanto anhelé ver, a su vez mantenía mi ritmo cardiaco como respiración de forma inestable —joder, primera vez que corro asi de rápido—. Finalice esa maratón, coloque mis manos sobre las rodillas mientras intente de regular mi respiración. Eleve la mirada, dándome a entender que estaba en un parque donde habían un par de niños, ellos jugaban por todo el lugar.
FlashBack
—A que no me alcanzas, a que no me alcanzas —dijo una voz chillona con emoción.
Distinguí ciertos cabellos rebeldes de color verdosos asomarse por detrás de un árbol, suprimí una leve carcajada y con un movimiento rápido conseguí escalar el árbol, me posicione en una rama dejándome ver al pequeño niño quien reía mientras que trataba de no ser descubierto.
No espere más tiempo y salte de la rama cayendo detrás de él.
—¡Te tengo! —grite al momento de abalanzarme sobre él.
—No se vale, hiciste trampa.
—Si tu lo dices.
—Vamos por un helado, ¿si?
Fin del FlashBack
Agache la cabeza y empuñe la mano, al no encontrar mi objetivo, al mismo tiempo escuché varias carcajadas burlonas —¡váyanse a la fregada! Esto no es para burlarse. Daría lo que fuera para estar con él—. Iracunda, así me encontré en ese momento, pero me contuve para no armar una escena y terminara durmiendo en la estación de policías.
—No jodas, de nuevo retornaste a la primera etapa del duelo.
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La noche ya había caído en Yokohama y la luna era la única compañía que tenía en estos momentos que debía de estudiar.
Malditos exámenes, solo sirven para joder la vida.
—Midori.
—Midori.
—Cállate.
—Midori, tienes que seguir tu papel.
—Antes muerta que seguir ese camino —dije cerrando el libro y levantándome para ir a la cocina.
—Te vas a meter en problemas si incumples tu puesto.
Las luces tintinearon y las risas no hicieron de faltar.
—No, no, no, no. ¿Otra vez? Es una broma,¿verdad?
Un fuerte temblor se presentó por lo que dirigí mi mirada hacia todos lados dejándome en claro que las sombras me rodearon e indicaron diferentes lugares para "huir" y a su vez todo cayó de golpe al suelo.
Tome la decisión de ignorarlas, seguido corrí con dificultad fuera de mi departamento directo por el pasillo para llegar al ascensor que había —están equivocadas si piensan que me quedaré en ese lugar con ustedes—. Una vez enfrente de este presione repetidas veces el botón hasta que se abrió las puertas del ascensor y entre en este, luego repetí mi anterior acción marcando la planta baja consiguiendo que las puertas se cerraran.
Solté un suspiro de alivio al ya no sentir el temblor, ni ver o escuchar a las sombras —estuvo demasiado fácil—. En cuestión de segundos el elevador se detuvo y abrió sus puertas dejando a la vista un pasillo tenue gracias al poco brillo que transmitieron los focos del pasillo acompañados por murmullos incomprensibles.
—Me lleva. Este no era —presione de nuevo el botón con cierta fuerza—, quiero planta baja.
Las puertas se cerraron y el ascensor continuó con su trabajo, en eso momento me percaté de los espejos que habían en los 3 lados del ascensor ocasionándome un sentimiento abrumador. Las puertas nuevamente se abrieron dejándome en un pasillo completamente oscuro, la única fuente de iluminación era la luz del ascensor, posicione mi mano derecha sobre el marco de salida del ascensor y a su vez traté de agudizar mis sentidos.
Al final del pasillo una luces iniciaron a parpadear y conseguí distinguir una figura alta con un bastón a su costado; había visto varias cosas, pero esta era nueva y me paralice por completo. Ese ser se fue acercando hacia mi posición, a la vez conforme fue avanzando las luces por donde camino se prendieron y apagaron.
Había retrocedido a la esquina izquierda del ascensor e iba cayendo de apoco al suelo mientras que las puertas se fueron cerrando, al momento que ese ser interpuso su mano entre las puertas termine de caer al suelo. Ese ser inició abrir la puerta por lo que reaccione soltando un grito y escuche la voz de una anciana.
—Ah, gracias.
Parpadeé un par de veces retornando a la realidad, enfrente mío se encontraba una vieja ingresando al elevador y presiono un número de piso. Vieja hija de puta.
—Hola.
—Hola, ¿cómo está? —trate de sonar calmada.
—Bien, gracias.
—Es que —me levante—... perdí mi lente de contacto
—Ojalá aparezca.
—Hay algunos problemas eléctricos en el edificio, ¿no?
—Siempre es lo mismo —respondió saliendo del ascensor y me di cuenta en que nivel estábamos.
—Volvimos al sexto piso.
—Si, así es. Mi nieta vive aquí, la voy a visitar —inició a tocar la puerta—. Está esperándome.
Salí de la máquina y caminé directo a mi departamento con furia recorriendo mis venas. Cerré la puerta por mi espalda, luego me dirigí directo al espejo del baño más cercano.
—¿Qué demonios quieres ahora? ¿Eh? —miró con odio mi reflejo— Se que estás ahí y que puedes escucharme. Pierdes tu tiempo, jamás te dejaré salir de nuevo.
—Disfruta teniendo el control, ya que tarde o temprano lo terminaré consiguiendo —habló mi reflejo, mientras que sus ojos se tornaron de color carmín.
—Quien controla el cuerpo es más fuerte, por lo que no te servirá tus trucos psicológicos conmigo.
—No puedes atraparme aquí, no tienes derecho. También merezco una vida.
—Lo único qué haces es arruinar todo. Yo también tengo una vida, me quitaste lo que más amaba, hiciste que el único hilo de cordura se desapareciera de mi cabeza, no puedo entablar una relación normal con la gente. Es culpa tuya, siempre fue culpa tuya. Estás devorando partes de mi vida como un parásito, eres un parásito.
—¿Cómo estás tan segura que es tu cuerpo y no el mío? ¿Cómo sabes que eres la original y no la plaga?
—No caeré en tus trucos baratos de nuevo.
—Solo cumplo con el deber que tú no haces.
—Arruinas la vida mía y de otros, todo lo que tocas lo arruinas.
Ambas iniciamos a discutir mientras algunos murmullos se presentaron en el ambiente, pero lo que dijo me sacó de quicio.
—Después de todo soy la parte que "nunca" te atreverías usar. ¡Estás demente! ¡Solo me usas de pretexto para no asumir que realmente estás loca!
—¡Cierra tu puta boca! —grite brindándole un fuerte golpe al espejo
Seguí golpeándolo hasta que solo quedó el marco de este partido a la mitad, y escuche una fuerte carcajada.
—Ya ríndete, verdugo. Acepta de una vez tu destino, eras, eres y siempre serás una a...
—¡Nunca, oíste bien! ¡Guárdatelo en la cabeza! ¡Jamás en mi puta vida volveré a matar por diversión o trabajo!
—Aún sigues siendo la misma niñata débil, es por eso que él murió por tu culpa.
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Remotamente escuché un peculiar sonido conocido que de a poco fue incrementando, provocándome dolor de cabeza y un pillido en el oído. Las pastillas que había ingerido habían hecho efecto, pero terminó dándome un efecto secundario por tal motivo que tuve que noquearme para dormir. El sonido no cesaba ocasionando que entreabriera los ojos con pesadez y a su vez tanteara con la mano a la mesa de noche que estaba al costado de la cama —no fue buena idea tomarme diversas pastillas a la vez... termine intoxicada por eso y tengo un dolor de cabeza del infierno—. Al tocar el objeto que era el causante del sonido; el cual cabe destacar era mi celular, decidí presionar el botón de apagado y el sonido se detuvo.
Iba a proseguir en dormir, pero nuevamente se presentó el sonido del celular y desvíe la llamas, eso sucedió unas 5 veces hasta que en la sexta veces visualice la hora del celular —son las 3:39 am y ya me están jodiendo, ¿acaso nunca podré dormir en paz?— y conteste sin darle importancia en ver el numero que perturbaba mi sueño.
—Deje de estar chingando con llamar a cada ratos, son las 3:39 de la madrugada y la gente duerme, animal. Le juro que si me va a ofreciera un producto o algo puede metérselo por el cul...
—Midori, ven.
—¿Akane? —solté un suspiro de frustración—, espero que no sea alguna de tus bromas por que ahorita no estoy de buen humor para soportarte.
Escuche cómo respuesta unos leves sollozos acompañado por un hipido y rodé con fastidio los ojos. No estaba para soportarla ahorita, no cuando estaba más drogada que consciente, me conocía y podía decir cualquier estupidez que se cruzara por mi cabeza con tal de mandarla al carajo y me deje en paz.
—No me digas que te dejo tu novio. Si es eso lo podemos solucionar mañana o lo que se, pero mañana. Debo dormir para levantarme temprano y prepararme para el examen.
—Mataron a mi familia —un escalofrío recorrió todo mi cuerpo—. No sé qué hacer, por favor ven.
—A pues que bien... ya es un peso menos con el cual lidiar.
—¡Midori! ¡No digas esas cosas! ¡Es mi familia joder!
—Puta estoy somnolienta, solo a ti se te ocurre hacer esa pésima broma a esta hora. Ahora si me permites me voy a dormir y mañana me jodes todo lo que quieras.
—¡Despierta! Lo que te digo es verdad, te necesito. No se que hacer, estoy sola y unos malditos intentan de capturarme.
Estaba apunto de colgarle, sin embargo, el ruido de algo quebrarse seguido de unos balazos me alertaron y me quitó el resto de sueño que tenia.
—Llama a la policía, a los bomberos, a quien sea... te lo suplico, sálvame, no quiero morir.
Esas últimas 3 palabras se reprodujeron como eco en mi cabeza, me levante de golpe de la cama y fui directo al armario para cambiarme.
Flasback
—Hemanita, por favor te lo suplico. No quiero morir, ¡no quiero morir! —fueron las últimas palabras antes de escuchar el inicio de un tiroteó.
Fin del flashback
—Debes de escucharme con atención. Busca en tu alrededor un lugar pequeño, pero que tenga un método de escape que sea visible únicamente para ti y por lo que más quieras, no hagas nada de ruido.
Que estupidez voy hacer. ¿Pelear intoxicada? Es más que seguro que me ganaran —solté una risa forzada y analice cada ruido que escuche—, si que he caído muy bajo.
—Estoy aquí.
—Ahora la siguiente parte es muy importante... —termine de arreglarme mientras busque las palabras adecuadas— Van a encontrarte.
Escuche varios jadeos de miedo por parte de la otra línea. Estaba lista así que salí lo más rápido que pude del departamento para llegar al jardín Sankeien, el cual estaba cerca de donde nos encontrábamos ayer por la tarde.
—Akane pon atención que esto es clave. Tendrás 5, tal vez 10 segundos, muy importantes segundos. Deja el teléfono en el piso, concéntrate grita todo lo veas sobre ellos, ¿entendido?
—Si...
—Solo tendrás una única oportunidad para escapar así que se rápida, pero perderás el celular.
—Espera... no te he dicho dónde...
—No es necesario, estás en el jardín Sankeien, se que conseguirás sobrevivir hasta llegar en donde estuvimos ayer en la tarde.
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La preocupación y miedo eran los sentimientos que carcomieron cada centímetro de mi cuerpo, desde hace 10 minutos aproximadamente hablé con los secuestradores que iban tras mi amiga; la cual consiguió escapar de ellos gracias a la distracción que realizamos con su celular.
Aún me faltaba 2 cuadras para llegar al lugar de encuentro y estaba completamente fatigada, forcé a mis piernas correr nuevamente lo más rápido que podía —joder, perdí la resistencia que tenía; ¡¿por qué me suceden cosas malas?!—. Solo alcancé avanzar una cuadra antes de detenerme para recuperarme, posicione mi manos sobre las rodillas e inhale profundo.
Mis ojos se encontraron con unos hombres armados los cuales estaban buscando algo, por lo que me erguí y caminé directo a ellos con cuidado a no ser descubierta.
Al ver cómo se fueron separaron aproveche la oportunidad y al más cercano le di un fuerte golpe en la nuca provocando que cayera al suelo.
Así fui derrotando uno a uno hasta que todos ellos cayeron al suelo, por supuesto, tuve ayuda por medio de un tubo de hierro. Ya solamente quedaba uno de pie por lo que decidí atacarlo de frente.
—¡Hey! Por aquí desgraciado —dije, él intentó de dispararme, pero antes conseguí elevar el tubo de hierro y brindarle un fuerte golpe.
Un poco de sangre salpico mi rostro, con ayuda de mi mano que temblaba me limpié la sangre —por lo visto el medicamento no funciono ya que esas sombras consiguieron matar a esos bastardos—y escuché unos sollozos cerca de la zona. Caminé hacia el origen de estos, entre por un callejón oscuro que ni mi propia sombra podía distinguir, examine el lugar hasta detenerme en un bulto grande arrinconado a la pared y se movía.
Fui acercándome hasta que mi vista se acopló y distinguió a una figura femenina sentada en posición fetal, ella poseía muchas heridas; unas más graves que otras y tal como lo deduje en la llamada, su pierna estaba fracturada.
—Akane—mencioné preocupada al darme cuenta que era ella.
La chica elevó su cabeza dejando a la vista el tan reconocido color carmín que salía de forma abundante de la herida en su frente, su rostro estaba completamente sucio y su cuerpo tembló como una maraca —alguien va a morir—. Me acerque a ella e hinqué una vez a su costado.
—¡Midori! —grito desesperada y se abalanzó sobre mi.
Conseguí reaccionar a tiempo para no caernos, seguido le devolví el abrazo con poca fuerza evitando que se lastimara y sentí como de a poco mi hombro derecho se fue humedeciendo.
—Tranquila, ya estoy aquí. No dejaré que te vuelvan hacer daño —comenté acariciando su espalda.
—Tu...tuve tanto miedo, pensé..pensé que iba a morir —se separó un poco y observó el tubo de hierro que tenía en mi mano dominante—. ¿Por qué tienes ese tubo?
—No tengo ni la menor idea de cómo llegó esto ahí —explique tirando el tubo lejos de nosotras.
Ella se rió pero con la misma realizó una mueca de dolor, la analice detenidamente su cuerpo y encontré 3 heridas de gravedad, sin embargo, estas se encontraron lejanas a puntos vitales por lo que suspire aliviada.
—Mierda te estás desangrando, será mejor que te lleve al hospital primero y luego buscaré al bastardo que te hizo eso —explique rompiendo una parte mi blusa.
Coloque la tela debajo de la pierna fracturada y realice un torniquete deteniendo la hemorragia, al mismo tiempo escuche los gritos de mi amiga suplicando que me detuviera, los cuales ignore.
—Un hombre —susurró y la cargué en modo princesa.
Cerré los ojos con el fin de calmarme y restarle importancia a mi estado actual —debo llevarla al hospital para evadir su muerte—. Reaccione al momento de sentir un peso sobre mi hombro, luego vi de reojo a ella acomodándose e intentó de regularizar su respiración.
—No te preocupes por eso —inicie a caminar—. Ahora lo importante es que te curen y después me cuentas todo.
—Tengo miedo de morir.
—No lo harás, no dejare que mueras, solamente te pido que no cierres los ojos y resistas un poco mas, el hospital mas cercano esta a doce minutos.
—¿Cómo crees que sea? ¿A dónde crees que iré al cielo o al infierno?
—No digas estupideces, aun te queda mucho por vivir.
—Esto... me recuerda mucho al pasado –cerro los ojos—, antes de que te fueras de Yokohama.
Desvíe la mirada hacia el suelo por unos segundos, ella al ver que no dije nada prosiguió en hablar.
—Te digo algo, siempre me preguntaba del por qué cambiaste tanto tu actitud hasta que me entere de lo ocurrido.. te prometo que si lo veo.. lo cuidare —conforme hablo se fue apagando su voz por lo que aumento un poco la fuerza del mi agarre.
—Ya deja de hablar idiota. Necesito que guardes tu fuerza para la cirugía que probablemente te harán.
—Lo siento —sonrió débilmente—. Por favor vuelve hacer la misma chica que conocí y no dejes que te vuelvan a cambiar, se que eres capaz retornar al buen camino, confío.. corrijo, confiamos en ti —la visión se me nublo por breves momentos—. Sé que es mucho pedir, pero.... ¿puedes dedicarme aquella sonrisa que crees perdida? —dijo antes de desmayarse.
Yo que ando medio intoxicada y no digo esas idioteces. Es lógico que no morirá, sus heridas de gravedad no están en puntos vitales, es cierto perdió bastante sangre, pero con una transfusión de sangre y rehabilitación estará como nueva. Aparte, ya me encargué bien de esos bastardos, lo bueno es que está fuera de peligro... en el sentido que nadie la quiere asesinar.
Un sin número de punzadas se presentaron en mi cabeza —esto no es bueno—, luego sentí una espesa mirada sobre mi cuerpo ocasionando un escalofrío y apresuré el paso. Me tomo unos segundos en distinguir un callejón oscuro, el cual me iba a acortar el camino al hospital.
—No vayas.
—Es inevitable su muerte.
—Morirá por tu culpa.
—Lo que me faltaba —susurre enfadada y las venas de mi frente se remarcaron.
Decidí ignorarlas y cruzar el callejón lo más rápido posible, en ese momento me importó un carajo el mundo y sus habitantes, mi objetivo era salvar a la única persona que me quedaba en este mundo.
—Vaya, vaya, vaya. Miren que tenemos aquí —hablo una voz masculina detrás mío.
Gire un poco mi rostro y por el rabillo del ojo vi a un hombre con pasamontañas negro y me apunto con un arma de fuego, pero no me inmuté. De acuerdo, hoy no es mi noche.
—¿Y tú quien eres? —cuestione con seriedad.
—Nadie importante —le quitó el seguro al arma—. Ahora deja el cuerpo de tu amiga en el suelo y te dejare ir.
—Por lo visto eres una rata escurridiza —deje el cuerpo de mi amiga con delicadeza en el suelo—. Descuida, solo me encargo de este bastardo y te llevo al hospital, se que resistirás más tiempo y no te preocupes, no me tomará mucho tiempo en derrotarlo.
—La única rata aquí eres tú, maldita perra. Date la vuelta.
Eleve mis manos a la altura de la cabeza en señal de rendición mientras realice lo que solicito, provocándole una estúpida sonrisa en sus labios y se acercó a mi.
—Eso es, ahora dame todo lo que tienes y luego lárgate de aquí.
—No quiero.
—Si que eres estúpida, ¿acaso quieres morir? —lo analice y trate de suprimir una carcajada— si no me haces caso morirás.
—Hazlo, intenta matarme —rete.
Él soltó una risa mientras coloco su dedo en el gatillo, en ese momento pareció como si todo fuera más lento; él presionando el gatillo con lentitud y al mismo tiempo me fui quitando el zapato derecho con ayuda de mi pie izquierdo, antes que terminara de presionar el gatillo conseguí lanzarle el zapato directo a la cara.
Me agache al ver cuando disparo, así esquivando la bala mientras él se sobo la cara, aproveche la oportunidad y me abalancé sobre él con el propósito de quitarle el arma. Sin embargo, reaccionó rápido y ambos iniciamos a combatir por el arma.
—¡Maldita mocosa! —grito eufórico.
La altura no me favorecía para nada; por obvias razones, pero para ser una niña si tenía bastante fuerza consiguiendo mover la pistola al momento que él presionaba el gatillo. Así estuvimos por un tiempo perdiendo varias balas, en ese transcurso un sin fin de punzadas se presentó en mi cabeza acompañado de diversos gritos y murmullos incomprensibles provocando que me alterara de apoco.
—Debes de matarlo.
—Hazlo ya, cumple tu deber, verdugo.
—Déjanos tener el control y nos encargaremos de este inconveniente.
Trate de ignorarlas, pero por medio del rabillo del ojo visualice la misma figura alta con bastón que vi hace un par de horas atrás provocando que me distrajera y recibí un fuerte puñetazo del hombre.
Observe cómo apunto en dirección de la pelirroja por lo que desvíe la dirección del disparo, la sed de sangre y venganza invadieron en mi cuerpo y fueron incrementando de manera radical. Al tener al hombre demasiado cerca decidí darle un fuerte rodillazo en la boca de su estómago provocando que se encorvara y realice mi siguiente movimiento; darle un fuerte codazo en el centro de su médula espinal y cayó contra mis pies mientras poseía el dominio completo del arma.
Sin darme cuenta ya me encontraba apuntándolo con mi dedo sobre el gatillo y las voces insistiendo a que le diera fin a esta escena. Un cosquilleo se presentó en la mano que sujetaba con firmeza la pistola, iba terminar todo, pero me detuve al escuchar una ronca voz que me sorprendió y dejó confundida por lo que dijo.
—No lo hagas... se lo prometiste. Tú eres mejor que esto, solo resiste un poco más. La ayuda está por llegar.
Dirigí mi mirada hacia el inicio de esta encontrándome con la figura alta quien se limitó a asentir y desapareció —nadie ayudaría a una psicopáta—. Lance el arma lo más lejos posible de nuestro alcance, seguido di media vuelta e inicie a caminar hacia mi amiga quien se encontraba sentada mirando mirándome con preocupación y miedo.
—Se que este no es el hospital, tuve un pequeño contratiempo, pero ya me encargué de el —escuche algo ser arrastrado por breves segundos por el suelo— o tal vez no.
—¡Midori, atrás! —grito asustada y preocupada.
Cambie de lugar esquivando el ataque por poco, distinguí al hombre en pie con un cuchillo en mano.
—Que hijo de perra. Si que eres difícil de roer, ¿no?
El lanzó varios movimientos con el cuchillo con demasiada agilidad, había conseguido realizar algunos cortes superficiales ya que no estaba del todo concentrada en él, sino en mi amiga quien trató de levantarse pero caía al suelo —debo sacarla de aquí, es peligroso que se quede—. Había conseguido alejar al hombre de una patada y me acerque a él intentando de atinarle un golpe.
—Vete de aquí, ahora —ordene esquivando un cuchillazo lateral.
—¡Mierda!
—Akane —dije preocupada dirigiendo toda mi atención a ella, mala decisión.
Sentí una apuñalada en la parte interna del brazo derecho y retorne la atención hacia el hombre mientras contenía un grito ahogado.
—Así que ella es tu debilidad —sonrió cínicamente encajando más el cuchillo—. Te digo algo, el mejor guerrero es aquel que no ataca ni cuerpo ni a la mente, es aquel que ataca al corazón —explicó ocasionando que abriera a tope los ojos al darme cuenta de su plan.
No lo negaré, me dolió como mil demonios tener el cuchillo encajado en mi brazo, pero si lo comparaba con el dolor que a veces me producían las sombras al herirme; definitivamente preferiría soportar el dolor que sentía ahora que el de las sombras. Con la mano izquierda traté de inmovilizarlo y acerque nuestro cuerpos provocando que el cuchillo se incrustara más en mi piel.
—¡Lárgate de aquí, Akane!
—Pero...
—¡Si no quieres que te mate como a él entonces vete!
—Quiero ver que lo intentes —se burló el hombre, sacó y encajó de nuevo el cuchillo.
—Hijo de mierda.
—Ay, pobrecita la chiquilla. Ya no puede pelear —dijo con voz aniñada, aproveche su distracción para proporcionarle un puñetazo en la cara y cayó del espaldas al suelo. Esta será una idiotez, pero necesito el cuchillo.
—Soy ambidiestra —me quite el cuchillo—, imbécil.
Mis venas iniciaron a expulsar sangre, esta recorrió el resto del brazo hasta que ciertas gotas golpearon contra el suelo, mientras tanto él trató de ir donde había tirado la pistola, no obstante reaccione abalanzándome sobre él con intenciones de golpearlo.
Sin embargo, cambie de planes en ultimó segundo, al ya estar enfrente al hombre; quien estaba listo para evitar el ataque, di media vuelta hasta quedar cerca del arma y le di una patada alejándola de nuestra posición.
Al dirigir mi cuerpo nuevamente a él, distinguí su mano empuñada dirigirse hacia mi y por muy poco conseguí atraparlo con la mano derecha, en unísono con ayuda de la mano izquierda le inserté el cuchillo en el hombro de su mano dominante de una forma grotesca y profunda. Soltó un alarido de dolor y se zafó de mi agarre, luego golpeó mi herida ocasionando que el fluido de sangre saliera con mayor velocidad y cantidad.
—Espero y al fin mueras.
¡Cállate! —agache un poco la cabeza conteniendo un grito de dolor— No estoy para tolerarte en este momento.
—Puedo encargarme de esto y evitar que te ensucies las manos, solo necesito...
—Vete a la mierda —susurre y sentí como el hombre se acercó.
Espere un tiempo hasta que ya estuvo lo suficiente cerca le brindo un rodillazo en sus genitales y eleve mi rostro, sin dejar algunos segundos de intermedio le brinde un fuerte golpe en su rostro y cayó al suelo sujetando su intimidad.
Fueron unos segundos de diferencia en el cual caí de rodillas al suelo mientras que mi mano izquierda inmovilizaba el brazo derecho, a su vez sentí como mi cuerpo fue perdiendo fuerzas conforme fui combatiendo —venga levántate, esto no es nada a comparación de hace unas semanas a tras. Aunque no tengo porque preocuparme, le golpee en su intimidad y se quedara tirado durante unos segundos más —. Cerré los ojos e intenté de recuperarme lo más rápido posible, sin embargo, escuché cómo quitaron el seguro de un arma provocando que abriera los ojos y elevara mi mirada, enfrente mío se encontró el hombre apuntándome con la pistola y aún tenía el cucuchillo enterrado en su hombro.
—¿¡Y tú qué demonios eres!? ¡Un robot, demonio o qué chingados! ¡Apenas te inmutas por unos segundo con los golpes que te doy, hasta te golpe en los huevos y nada! ¡Eres un subnormal! —grite molesta con las venas de mi frente sobresaltadas.
Él se limitó en soltar una carcajada malévola mientras tanto busque diversas alternativas para salir viva de esta situación, pero no podía concentrarme por culpa de las voces —¡malditos medicamentos inservibles! Les juro que encontrare la forma para deshacerme de ustedes—. Intente de pararme pero un mareo llego y las voces gritaron cada vez más con burla ocasionándome ira e inicie a discutir con ellas perdiéndome de la realidad.
—Inservible.
—Inútil.
—No puedes hacer nada bien.
—Mejor mátate y dale la oportunidad a otro de vivir.
—Tu no eres más que una don nadie.
—Todos te odian.
—Eres un fenómeno.
¡Cállense! ¡Cállense! ¡Cállense!
—Un verdadero verdugo no tiene piedad.
—Se que quieres hacerlo, tú sed de sangre está pidiendo a gritos salir.
—Nunca podrás ser feliz.
El estruendoso ruido de un disparo y un fuerte empujó hicieron que retornara a la realidad, abrí mis ojos por completo y una punzada de dolor se presentó; todo se había derrumbado en cuestión de milisegundos y el mundo perdió su color, tenia como música de fondo los latidos de mi corazón y respiración de forma errática que fueron acompañado por unas fuertes carcajadas.
—Genial, tarea completada. Hoy si recibiré una buena recompensa.
La visión se me nublo, ni si quiera se donde de había sacado fuerzas, pero me encontré golpeándole demasiado fuerte a tal grado de aventarle el arma y saliera disparado contra una pared que fue rota por su mismo cuerpo.
Tal como dijeron las voces, la sed de sangre se presentó junto a la venganza. Agite la cabeza y corrí hacia mi amiga, el cual pensé que se había ido desde hace mucho. Me hinque con las rodillas flexionadas al suelo delante de su cabeza.
—Oye, oye —posicione su cabeza sobre mis muslos—. Estás a salvo, estás a salvo Akane.
Distinguí su dificultad para respirar y la herida por causa del disparo estaba cerca de la zona del corazón, mientras tanto ella mantenía los ojos entreabiertos con pesadez, visualice sus ojos cristalinos moverse hacia todos lados y un hilo de sangre descendió desde su boca.
Acaricié su cabello con suavidad y delicadeza, tenia miedo de poder romperla como un vaso de cristal y ella dirigió su mirada hacia mis ojos.
—A..Akane —pronuncie asustada y distinguí mis manos cubiertas de su sangre.
—No llores tanto, Mido-chan. Tú también estás herida, ¿sabes? —pronunció con voz quebrada, distinguí la falta de aire ingresara a sus pulmones.
—Esto no es nada —la visión se me nublo e hice todo lo que pude para demostrarme fuerte y transmitirle a la mayor confianza, que todo estaba bien—. Vas a estar bien, cu..curaré tu herida y volveremos a casa. Ven te llevaré al hospital —dije e intente de cargarla, pero ella coloco sus manos sobre mi pecho deteniéndome.
—Hablemos por última vez.
—Por favor, Akane, suficiente. Te salvare solo... resiste un poco más —hablé con la voz rota e intenté nuevamente mi acción, pero sucedió lo mismo.
—Voy a morir pronto. Pero tengo algo que decirte —posicionó su mano derecha sobre mi mejilla—, deja atrás todo lo que has vivido y sigue con tu vida, se la persona que quieras ser. Aunque si te soy sincera, se que cumplirás tu promesa y serás alguien que salve a las personas de la maldad.
A este punto ya estaba a nada de llorar, hice todo lo que estuviera a mi alcance en retener mis lagrimas mientras mantenía esa sonrisa que ella me pidió desde hace tiempo.
—Estarás bien —pronuncie trémula sin dejar de acariciarle el cabello, entretanto ella me dedicó su última sonrisa.
—Lo sé, lamento romper mi promesa. Pero te juro que lo cuidare y le diré que lo amas. —susurro, su mano descendió hasta el suelo y fue cerrando sus ojos y añadió dando su último aliento—: Feliz cumpleaños, Midori.
Cum...cumpleaños... es verdad... hoy es...
—Felicidades, verdugo.
—Sobreviviste otro año con nosotras.
—Este es nuestro regalo para ti.
Esto es mi culpa—sentí como tembló mi cuerpo, mi respiración era irregular por culpa de la retención de las lagrimas, sin embargo no lo conseguí ya que estas iniciaron a descender —¡todo esto es mi maldita culpa!
—Akane —pronuncie al notar que su pecho se quedó completamente estático— ¡No te vayas! ¡No te vayas! ¡No te vayas! ¡No te vayas! ¡Qué no te vayas! —todo termino y lo sabia con claridad, ahora solo sostenía el finado de mi amiga— Akane ¡Akane! No por favor, por favor, por favor —recosté mi cabeza sobre su pecho, entretanto sentí una fuerte presión sobre mi pecho y cabeza—. No puedo hacerlo sin ti.
—¡Felicidades verdugo!
—A eso le digo iniciar con el pie derecho su cumpleaños.
—Pagarás muy caro por lo que me hiciste mocosa —escuche una voz masculina.
—Venga verdugo, ya hiciste la mitad del trabajo. Termínalo de una buena vez.
Limpie las lagrimas de mis mejillas y restregué mis ojos contra mis manos, al mismo tiempo que me aleje y levante.
—Acabas de cavar tu propia tumba —dije con frialdad con mis manos empuñadas con fuerza.
—¿Qué? —pregunto confundido, me di la vuelta y le dedique una mirada frívola.
—Tú, tú, ¡tú! ¡Vas a morir! —grité eufórica, corrí directo hacia él mientras que me disparaba y todo ese dolor que sentía fue quitado gracias a la adrenalina que recorría mi cuerpo.
FlashBack
—Muérete de una buena vez —dijeron mis compañeros de clases.
No me había percatado de las intenciones del chico a mi costado, él sin perder el tiempo me empujó y termine en el suelo.
—¡Déjenla! —se colocó enfrente mío— ¡No la molesten o le diré a la maestra de todo lo que han hecho! —grito enojada una chica de cabello rojo dejándome estupefacta.
Fin del FlashBack
| Narra omnisciente |
Ella se acercó al sujeto con paso firme y una mirada sombría, en solo un parpadeo le quitó el arma al hombre y lo golpeó en la cara con ella provocando que él cayera al suelo.
—Debo de admitir que tuviste las suficientes agallas para matarla ante mi, pero esto... jamás en mi vida te lo perdonare bastardo —el contrario inició a temblar y a su vez retrocedió con ayuda de sus manos al ver una leve luz morada surgió de la chica—. Me quitaste lo único bueno que me quedaba en mi miserable vida así que como consecuencia por tu acto, te arrebatare la tuya —explicó la albina con cinismo mientras jugó con el arma.
La chica inició a torturar al hombre de diferentes formas con una flemática espectacular, él no pudo defenderse de los ataques ocasionando que la joven se riera. Entretanto sobre uno de los edificios del mismo callejón se encontró un adulto de cabellera plateada quien a estado observando todo lo sucedido desde que la albina ingresó en ese callejón.
A pesar de todo lo que te sucedió y lo corrompida que estás, sigues tratando de mantener los pies sobre la tierra y lidiar con tu habilidad sin tener conocimiento de ella. Tomará tiempo en cicatrizar tus heridas, pero se que lo conseguirás y te ayudaré en hacerlo —pensó el hombre de cabello plateado mientras analizo cada movimiento de combate que realizó la chica.
—Señor, no creo que sea la indicada. No tengo ningún antecedente de ella y... —bostezo— no creo que sea la indicada para pertenecer a la agencia —hablo una voz femenina a través del intercomunicador.
—Puedo hacerme cargo y la desiciones ya está dada. Esa chica está pidiendo a gritos ayuda desde hace tiempo y no planeo ser como el resto en ignorarla.
Te daré ese comienzo que tanto anhelas, Konoe Midori —pensó, al mismo tiempo que apago el intercomunicador.
—Prepárense, dentro de poco iré hablar con ella. Si ven que no funciona ejecuten de inmediato el plan b.
—¡Si! —afirmó un hombre de vestimenta negra y fue directo con sus compañeros para informar las nuevas órdenes que le dieron.
| Narras tu |
—¿Tan rápido te cansaste bastardo? —me detuve— Eres un debilucho —dije, él aprovecho el momento y rompió mi labio con un puñetazo.
Una sonrisa surco de mis labios, seguido con el pulgar quite la sangre que expulso mi labio. Él tomo de mi camisa, luego elevó mi cuerpo mientras que con su otra mano me quito el arma y coloco esta última sobre mi cabeza.
—¿Tus últimas palabras?
—Espero te pudras en el infierno —dije con una sonrisa perturbadora.
Un aura de color morado rodeo mi cuerpo de golpe, ocasionando una fuerte correntada de aire que consiguió aventar al hombre contra una pared con cortes profundos y soltara el arma. Conseguí llegar en poco tiempo estar enfrente de él tomándolo del cuello y ejercí presión en este, él intento de liberarse mas no pudo.
—¿Co..cómo? —pregunto con dificultad.
No perdí el tiempo en estrellarlo contra la pared ocasionando un grito de dolor por su parte, era de mas decir que estaba desangrándose. Lo estrelle una, dos, tres hasta que a la cuarta vez visualice que estaba apunto de quedar inconsciente y decidí soltarlo, seguido camine calmada al lugar donde se encontraba el arma.
Al estar enfrente de ella tuve que agacharme un poco para tomarla, seguido sentí un cosquilleo en la palma de mi mano al sacar el cartucho de municiones y observé 7 municiones en el ocasionando que sonriera —ahora si idiota, el verdugo a llegado—. Regrese donde se encontró el hombre tirado medio inconsciente y prepare el arma, visualice el entorno; era un completo desastre, sangre por todos lados, varias paredes partidas a la mitad, el cadaver de mi amiga y próximamente de este sujeto.
Al llegar enfrente de él note que intentó de hablar; pero no pudo ya que había cortado su garganta, y comenzó a llorar provocándome una ira profunda.
—Ojalá hayas disfrutado —lo apunte— los últimos segundos de vida bastardo —posicione mis dedos sobre el gatillo—. Espero te pudras en el infierno y salúdame al resto de los bastardos.
El sonido de dos disparos consecutivos se escuchó en eco en el callejón, espere unos segundos en búsqueda de algún mínimo movimiento —fueron tiros muy certeros, no creo que haya sobrevivido—, al considerar que fue suficiente tiempo coloque el seguro a la pistola y la guarde entre el pantalón y la cadera derecha.
—¡Al fin! Ya era hora que lo hicieras.
—Se lo merecía el muy escoria
—¡El verdugo a vuelto!
Como si nada hubiera ocurrido camine directo a la salida, pero detuve mi andar al momento que mis ojos se encontraron con un par de sandalias, fui elevando la mirada encontrando a un hombre de cabello largo y plateado que le termino por encima de sus hombros, ojos azules metálicos adjuntos con unas ligeras arrugar por debajo. Vestía de una yukata color de color ver bajo un manto negro con bordes de ora en forma de zigzag.
—Nada mal —dijo, mierda me vio.
—¿Quién es usted? ¿Qué es lo que quiere? —pregunte con frialdad.
—Soy Fukuzawa Yukichi y necesito hablar contigo, Konoe —dijo con seriedad.
Posicione mi mano cerca del arma, lista para desenfundarla y disparar en cualquier momento que lo necesitara.
—Será mejor que se vaya.
—No quería llegar a esto, pero no me dejas otra opción —chasquea sus dedos—. Atrápenla —ordenó.
Iba a sacar la pistola, sin embargo, colocaron un saco sobre la cabeza y quitaron el arma. Dirigí mis manos hacia atrás con el propósito de deshacerme del idiota que estaba ahorcando con el saco, realice movimientos erráticos más no conseguí mi objetivo, sino al contrarios, terminaron metiéndome en un saco más grande que cubría todo mi cuerpo, seguido me cargaron como costal de papas.
—¡Ayuda! ¡Un loco decrépito quiere violarme! ¡Ayuda! —grite a todo pulmón.
—Cállate —dijo un hombre.
Al ver que nadie respondió por mi llamado de auxilio decidí por elevar ambas piernas y brindarle un fuerte rodillazo al quien me tenia cargada, conseguí mi objetivo, nuevamente el aura hizo acto de presencia, esta consiguió despedazar el saco. Observe a una diversidad de hombres de traje formal de color negro y al hombre de la yukata, los de traje se fueron acercando de a poco —carajo, son demasiados—. Como pude conseguí levantarme diciéndoles de una forma seria y firme.
—Si me vuelven hacer eso los quemo con un encendedor.
No espere respuesta alguna y hui de ese lugar, pero me extraño ver todo en cámara lenta mientras que fui avanzando.
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