Y cuando me tengas
Jimin
El calor del sol, colándose por las rusticas ventanas de madera, me pegó directamente en los ojos, puedo sentir la calidez rodeando mi piel y no creo haber descansado tan bien como lo hice esta noche.
Me toma una fracción de segundos adaptar mi vista y caer en cuenta de que el lugar en el que estoy no es mi hogar, por lo menos no al que estoy acostumbrado a ver al despertar. De pronto todos los recuerdos de la noche anterior vuelven a mí y compruebo que todo es real cuando quiero estirar mi pierna pero el tirón desgarrador me quema los músculos dañados.
Bien
Entonces no soñé todo eso y tampoco fue inducido por alguna planta alucinógena de tío Siwon en su botiquín. Yo realmente estuve interactuando con un lobo como si fuera lo más normal del mundo.
Bueno, no es momento de ponerme paranoico. Estoy cubierto sobre una manta y recostado en el sillón, el vendaje en mi tobillo está colocado correctamente y parece que lo han curado. ¿En qué momento sucedió para no haberme dado cuenta? Al parecer estaba más colocado de lo que creía.
Pero esto no pudo haberlo hecho el lobo. Así que inmediatamente asumo que el dueño del lugar ha vuelto y es tan buen samaritano que cuidó de mi todo este tiempo, lo mínimo que puedo hacer es desocupar su casa con prontitud y desaparecer hacia donde pertenezco. Ni siquiera estoy pensando en mi abuela o mi tío, ellos estarán realmente preocupados por mí y podría apostar mis ojos a que recibiré una buena tunda al volver. O un castigo, como mínimo. No sería la primera vez que obtengo algo así.
Empiezo a levantarme, me cuesta dejar el cómodo lugar en el que estoy ubicado pero no quiero importunar a nadie aquí ¿Qué tal si el hombre tiene una esposa? No, debo irme cuanto antes.
Me quejo al apoyar el pie en el frio piso pero no es el mismo dolor que anoche, ha disminuido considerablemente. Podré caminar a casa, solo espero no perderme. Recuerdo, mientras junto mis pertenencias ya secas, que el lobo caminó un largo trecho antes de llegar aquí.
Cuando tiro de la camiseta por encima de mi cabeza puedo sentir el delicioso aroma en la prenda, tan suave y masculino a la vez que considero la posibilidad de quedármela, pero esfumo ese pensamiento en cuanto recuerdo que no volveré aquí y quizás nunca se la pueda devolver.
Un poco después, estoy listo para retirarme, no se ha presentado nadie frente a mí así que supongo que, quien fuera, solo está esperando a que me vaya por mi cuenta y no voy a esperar a que me corran. Cruzo la puerta hacia afuera, me detengo unos pasos después para contemplar el excelso paisaje frente a mí.
Este lugar es un sueño.
Está prácticamente aislado, no recuerdo haber visto algo así, jamás. Puedo escuchar el trinar de las aves en algunas copas y a lo lejos el flujo del agua corriendo hacia algún lugar. Un pequeño paraíso. Me voy, cierro la puerta detrás de mí y camino por el lugar esperando encontrar un sendero más adelante y con suerte llegaré a casa antes del anochecer.
Después de mucho tiempo caminando, puedo afirmar que estoy perdido completamente. Sólo veo flora y más flora. Es un sinfín de árboles, arbustos, hiedra... estoy perdido. Y si miro hacia atrás tampoco sé por dónde volver. No tengo otra opción más que avanzar y rogar para no ser carnada viva de algún depredador por estos lares. No me gustaría sobrevivir al ataque de un lobo para volver a meterme en la boca de otro.
No tengo agua, tampoco comida y el frio ha empezado a entumecer mis articulaciones. ¿Hubiera sido conveniente quedarme hasta que el dueño del lugar volviera? No, esa no era una posibilidad.
Me detengo unos minutos para descansar y evaluar mis posibilidades cuando escucho el crujir apresurado de las hojas avanzar hacia mí. Puedo reconocer ese sonido.
-¡Bien hecho JiHoon, lo hiciste de nuevo!- me grita mi consciencia.
Tanteo por el suelo, entre la tierra mojada y la nieve algún objeto que me pueda servir como defensa. Tiemblo, pero no por el frio, sino por el aullido salvaje del animal que se acerca. Encuentro una rama que me podría ser de ayuda si la uso bien, incluso tendría la posibilidad de noquear a lo que sea que me esté persiguiendo ahora, mientras, vuelvo a avanzar.
Cada pisada que doy me obliga a morderme el labio para no lloriquear de dolor, me estoy esforzando demasiado. ¿Y de ésta manera mi abuela quiere que me convierta en cazador? Tengo menos instinto en un dedo, de lo que ella tiene de comprensión en todo su ser. Me aferro a mi rama, que pretenderé usar como garrote, mientras la corrida se hace más rápida y cercana.
Aúlla.
Entonces me paralizo al escucharlo tan cerca, volteo la cabeza hacia atrás, el pánico es tan real como mis temblores. Es el mismo lobo de anoche, el gris. Pero en realidad no parece ser él. Mantiene la cabeza gacha mientras me gruñe y veo la saliva escurrir por sus comisuras. Su cola y orejas están erguidas y estoy seguro de poder ver sus garras clavándose en la tierra. El animal que me salvó, al parecer solo me quería como desayuno porque estoy seguro de que veo el hambre en su mirada en estos momentos.
–Hey, hola amiguito – Me esfuerzo para caminar hacia atrás, colocando mi arma delante de mí. Pero mientras yo retrocedo, él avanza. Solo debo hacer un movimiento para tenerlo sobre la vena de mi cuello.
No hoy, si voy a morir por lo menos que sea luchando. Así que le lanzo, inútilmente, la rama y salgo disparado hacia el bosque, incluso a costa de mi dolor.
No hago ni tres metros cuando caigo al piso. Me tumbo. Mi cara se aplasta contra las hojas, la tierra, la nieve. Mis manos amortiguaron el impacto pero mi pecho duele y algunas piedrecillas se incrustaron en mi piel. Lo escucho gruñir sobre mi cuello y las gotas de saliva caliente y espumosa mojan mi mejilla y entonces cierro los ojos con fuerzas.
Va a comerme.
Espero que sea rápido y no se ocurra desmembrarme lentamente porque no soportaría la agonía. Siempre fui demasiado débil para soportar el dolor, ni siquiera cuando ponían desinfectante en los raspones que me hacía al caer de rodillas. 'Llorón', me decía la abuela y tío solo reía de mi poca (o nula) resistencia. Tenían razón.
Otro aullido y no sé cuánto más resistiré sin mojar mis pantalones por el miedo, puedo sentir sus patas en mi espalda, es pesado, duro y... me voltea tirando de mi abrigo con sus dientes, al parecer quiere mirarme a la cara antes de arrancarme los ojos. Está sobre mí, sus ojos oscuros están enviándome un mensaje que no puedo entender ¿Está enojado? ¿Dolido? ¿Por qué no me mata de una buena vez?
Me pierdo en el mar oscuro de sus orbes brillosos y por alguna razón tengo la necesidad de doblegarme, de hacerle saber que él está al mando, que tiene todo el poder sobre mí.
¿Qué es está opresión en mi pecho? No sé lo que hago, pero de repente estoy abriéndole paso a mí la piel de mi cuello, expongo mi yugular dispuesto a enseñarle el lugar justo donde tiene que morder si quiere acabar con mi vida. Cierro los ojos una vez más y espero que acepte gustoso la ofrenda de mi vida. Entonces siento su aliento allí y me quema. Es tibio, acogedor y no quiero que se vaya nunca más. Su lengua lame el lugar y lo acaricia con su húmedo hocico.
Oh
Y de pronto ya no está allí, abro los ojos para encontrar olisqueándome el pecho, bajando por mis caderas hasta mí estómago. Se queda en mi vientre y puedo ver su lomo inflarse por las profundas caladas de aire que toma. No es mi imaginación, él está llorando sobre mi ombligo y restregándose justo allí.
Es todo tan bizarro. Tengo un lobo aquí que no me ataca sino que me trata como si yo fuera... ¿Qué? No puedo interpretar esto.
–Te- Tengo que irme... –Mi voz sale en un hilo – Tengo que volver a casa, lobito –
No quiero molestarlo más pero me siento estúpido al creer que puede entenderme. Aunque sus gruñidos después de hablar solo indican una cosa.
Uno- Odia mi voz
Dos- No quiere que me vaya
Pero qué debería hacer. No puedo quedarme y jugar a ser su mascota.
–No puedo quedarme, tengo un hogar donde me esperan – Intento de nuevo
¿Lo tengo? ¿Por qué no se siente así cuando lo digo?
Hay un silencio sepulcral después de eso. Siento el frio volver a mi cuerpo y es cuando me doy cuenta de que el animal estaba dándome calor. Pero no está sobre mí ahora, sino a mi lado. Su mirada parece querer roer en mi interior. Me siento lentamente hasta que quedamos a la misma altura, enfrentados. Noto la soledad en sus ojos ¿Por eso no quiere que me vaya?
Con mucho cuidado voy poniéndome de pie y cundo veo que no hace ningún intente por detenerme, asumo que me dejará ir. Hago un paso solo para darme cuenta de que esta mordiendo la bota de mi pantalón, como un cachorro que no deja a su dueño ir a trabajar. Me inclino hacia él con una sonrisa sincera y sin ningún miedo le acaricio la cabeza, el pelo gris entre mis dedos se siente tan bien, tan correcto.
Pero no lo siguiente.
Cuando lo veo retorcerse como si estuviera convulsionando, escuchando sus huesos crujir y su cuerpo cambiando de forma como un engendro. Caigo hacia atrás estupefacto, viendo la horrible metamorfosis del animal frente a mi.
Estoy soñando
Estoy delirando
No puedo creer que esto sea real.
Miro hacia mis costados para asegurarme que sigo en el bosque, el dolor de mi pie me asegura que esto no es un sueño. Entonces vuelvo la vista hacia él peor ya no está.
En su lugar hay un hombre.
¡Oh Dios mío! ¡El lobo es un hombre! Voy a volverme loco. De repente todo da vueltas a mí alrededor y la figura del sujeto es lejana, quiero enderezarme y correr de este lugar pero entonces colapso, mi cabeza cae hacia atrás y lo último que escucho es la melodía de su voz.
– ¡Jimin! –
×
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