Aferrame a ti

Jimin 


No tengo noción del tiempo que he estado aquí, encerrado, entre estas cuatro paredes. He visto la luz a través de la puerta y escucho los pasos que me indican que no estoy solo, que él aún está ahí, vigilando.

No me he levantado ni una sola vez, ni siquiera sabiendo que la puerta está sin seguro y que podría salir en cualquier momento. Pero no quiero arriesgarme, una vez más soy muy cobarde para eso, no puedo siquiera escapar cuando es prácticamente una invitación.

Pero tampoco sé lo que espera de mí.

Ha venido a verme cada cierto tiempo, me ofreció comida e incluso darme un baño ¿Qué clase de loco es este? Que me secuestra y luego me da todas las comodidades. Permanecí en la cama, me niego, incluso, a usar las mantas que me ha ofrecido para protegerme del frio, con su voz apacible y su cordialidad. No me puedo dejar engañar con su astuta apariencia de cordero cuando sé que en realidad es el lobo.

Vaya paradoja.

Y yo que asigné esos hechos a simples cuentos entre los cazadores. Ahora entiendo un poco más a mi familia cuando me advertían del bosque, cuando me pedían que aprendiera a cazar, ahora podría defenderme ¿Pero de qué?. ¡Extraño a mi abuela! ¿Tío Siwon estará bien? ¿Estará buscándome? Nunca dejaré de ser una carga para ellos después de todo, desde que mi madre murió solo he sido eso.

Mi estómago gruñe de hambre pero no puedo hacer nada, no voy a comer lo que él me trajo. Durante los últimos tres días es igual, lo escucho cocinar y el aroma llega hasta a mí como una tortura, luego entra y deja una bandeja sobre la mesa anunciándome su llegada con un cortes saludo, se queda de pie unos segundos mientras no lo miro (porque estoy de espaldas) como esperando algo, pero siempre se va y vuelve a la hora a retirar el plato de aquí. Intacto. La última vez creí haber percibido cierta desilusión en su suspiro pero no puedo confiarme.

No sé qué tipo de problema mental está teniendo, es una bestia después de todo, no es un humano y no puedo esperar encontrar humanidad en él. Es instinto, es supervivencia. Y ya que se trata de un ser de historias quizás puedo asumir que está alimentándome para comerme. Sé que casi es hora de que vuelva con la cena, lo sé porque huelo la carne asándose, al igual que mis neuronas pensando en una forma de escapar. No tengo la fuerza suficiente para luchar contra él, pero debe de haber algo que pueda hacer.

Entonces lo sé. La abuela siempre dice "Se atrapan más moscas con miel que con hiel", lo usaba siempre que lograba que su hijo hiciera algo que no quería, sólo por poner esos ojos de cachorro mojado, y aunque tío no quisiera terminaba cediendo. Es mi última carta, tendré que arriesgarme y jugarla, porque es mejor intentarlo y perder, que morir simplemente por haberme dado por vencido.

La madera resuena por los pasos del enorme hombre acercándose, entonces me preparo, trato de ocultar mis temblores y me siento a un costado de la cama, las piernas juntas, las manos empuñadas sobre mis rodillas para ocultar mi temor y la cabeza gacha. Me preparo mentalmente para que mi voz no se quiebre y no demostrar temor, sino todo lo contrario. Veo la luz colarse a través del pasillo y siento que se detiene en el umbral de la puerta.

–Jimin – exclama, casi maravillado de verme allí – Di- digo... ¿Cómo estas hoy?

–Bien, gracias – Susurro, hace un par de días que no pronuncio palabra asi que mi voz se escucha diferente. Él suspira, como aliviado, entonces camina hasta mí y deja la bandeja sobre la mesa

–No quiero que suene como una orden, pero debes comer. Te enfermaras –

No le respondo, solo asiento con un leve movimiento de mi cabeza y me concentro en sus zapatos para no lanzarme sobre la comida que me está punzando los sentidos con el aroma.

–Anda, come. Puedo escuchar a tu estómago, gritando por un bocado, hasta aquí – Bromea, pero no sonrío.

Me muevo lento hasta donde dejó el plato y tomo los cubiertos, doy el primer bocado y cierro los ojos por inercia al degustarla. Debe ser la comida más deliciosa que he probado en años, o tal vez es el hambre que me estaba devorando, pero ciertamente es una delicia. – ¿te gusta? –

No puedo hablar porque tengo la boca llena pero levanto la mirada hasta que me encuentro con sus ojos y le hago saber que sí.

Está sonriendo y no se ve tan aterrador cuando lo tengo frente a mí, él parece... humano. Tan humano como yo o como cualquiera. Me pierdo en su sonrisa de encías rosadas y dientes pequeños y tengo que apartar la vista cuando siento las mejillas entrar en calor.

–Te darás un baño luego de comer ¿Bien? Aún hace frio y debes calentar el cuerpo, no quiero que te enfermes, eso no sería bueno. – Oigo la preocupación en sus palabras

–Está bien – Pronuncio luego de tragar.

Él no se va, se queda de pie viéndome comer y estoy tan hambriento que lo ignoro hasta que termino sorbiendo lo último del caldo y lanzo un muy grosero sonido de satisfacción que lo hace reír y luego cubrir su boca con un puño para que no pueda ver su gesto.

–Me bañaré – Digo con modestia cuando logro recuperar la consciencia de lo que acabo de hacer.

Me pongo de pie y lo sigo al baño donde me facilita una toalla azul que pareciera ser nueva y me muestra todos los productos que debo usar, me enseña a usar la ducha y a regular el agua fría y caliente para mi gusto y todo es mucho más civilizado de lo que pensaba que seria, incluso en el pueblo aun calentábamos el agua en calderos y la enfriábamos a gusto en enormes tachos.

–Creo que con eso estarás bien –Indica luego de cerrar la cortina de la ducha, gira hacia mi cuando ya había empezado a quitarme el abrigo que llevo puesto hace días y estoy seguro que su olor es insoportable. –Dame tu ropa, la lavaré en lo que te bañas –

– ¿Pero qué me pondré después? – me niego a entregarle mis prendas

–Tengo una muda preparada para ti ¿Bien? Estarás más cómodo si te pones algo limpio y caliente. Luego de lavar estas puedo devolvértelas – sugiere y tengo que estrechar mis ojos para no desconfiar. No es que pudiera hacer algo así pero cuando me vaya quiero llevar las mismas ropas con las que llegue aquí.

Él mismo me había provisto de prendas las veces que me moje con la nieve pero me aseguré de quitármelas todas y volver a calzarme con las que había salido de casa.

Finalmente se las entrego, no me molesto en quedar desnudo frente a él, es un animal después de todo, no me incomoda que me vea así. Pero me arrepiento luego, cuando a él sí parece afectarle de alguna forma que no entiendo, termino cubriéndome con la toalla que me dio anteriormente y después cierro la cortina cuando entro al agua. Se queda un rato más en el cuarto de baño, puedo ver su sombra a través del material de plástico, pero se da la vuelta y vuelvo a respirar con tranquilidad cuando la puerta se cierra.

Disfruto del agua más de lo que debería, la sensación del jabón en mi cuerpo, el aroma del shampoo, todo esto está afectando mis sentidos y me hace viajar hacia algún lugar desconocido. Es como si ya hubiera vivido esto, si ya conociera estas sensaciones pero con el leve sentimiento de que algo falta, unos brazos que me envuelven, unos ojos que me delinean con fascinación.

Tocan la puerta, entonces me despierto de mi ensoñación y me doy cuenta que estoy completamente listo.

–Jimin, no te enfríes demasiado por favor – Me recuerda desde el otro lado del pasillo y se retira. Es tan atento que me descoloca, ni siquiera mi familia es tan insistente con mi bienestar pero supongo que es parte de su plan para ganarse mi confianza.

Voy al cuarto y veo que ha cumplido con su palabra, hay ropa limpia que es precisamente de mi talle, y es linda también. Como si estuviera hecha a mi medida. Me abrigo y el vuelve una vez mas, esta vez sin nada en sus manos.

–Secaré tu cabello ¿Esta bien? –

Me pongo de espaldas como una clara respuesta para que lo haga y siento su cercanía cuando sus manos suben a mi cabeza y frota mi cabello con una toalla, es cuidadoso y delicado, lo siento olfateando el aire alrededor de mí pero finjo no notarlo. Es tan raro, pero cómodo de alguna extraña manera.

–Pu- puedes venir a la sala conmigo esta noche– Sugiere – y puedo... no sé – Lo piensa, habla con cierto temor, como si ser rechazado por mi significara una tragedia. – Puedo leerte algo, tengo unos libros que podrían gustarte – Concluye

–Eso me gustaría mucho – Le respondo apacible, con el firme pensamiento de ganarme su confianza hasta hacerle bajar la guardia y entonces, huir

–Bien – Hay felicidad en esa simple expresión. Termina con mi cabello y giro a mirarlo esperando instrucciones – Hay un espejo ahí, un peine también por si los quieres... pero te ves bien así – Susurra lo último, pareciera que al hacerlo no pudiera escucharlo, pero hago como que no pasó.

Me miro, estoy algo pálido y delgado, pero se lo atribuyo a los días que pase sin probar bocado. Junto valor suficiente como para salir del cuarto, sabiendo que lo voy a encontrar en algún lugar de la casa, camino observando los alrededores, anotando mentalmente los detalles de cada rincón en caso de que me sea útil a la hora de escapar. Hay ventanas pero están cerradas, veo la puerta y las llaves de esta colgadas en un pequeño colgador en forma de oso de madera junto a la ventana principal.

–Estas aquí – Mi cuerpo da un salto por la impresión de su voz, entonces me doy cuenta de que está viéndome desde un sillón doble, hay un libro en su regazo y lentes de marco grueso sobre el puente de su nariz, una pierna se cruza por sobre su rodilla y no creo haber visto alguna vez algo tan encantador, incluso olvido que se trata de un lobo en realidad y solo veo a un hombre, un guapo intelectual de los que solo he oído hablar a los viajantes de la gran ciudad, inteligentes científicos que son eminencias en distintas ramas de la ciencia o la literatura –Acercate –

Mis piernas lo obedecen sin que mi mente procese todo lo que significa hacerlo, voy hasta el lugar y palmea la almohada junto a él así que entiendo que quiere que me siente a su lado.

–Voy a leerte este libro, creo que te gustará mucho –

– ¿El fantasma de la opera? –

–Sí, ese mismo. Está escrito por Gastón Leroux –

Abre el libro, es negro y tiene unas mascaras blancas en la tapa, sus hojas parecen finas y las letras tienen un leve color dorado que resalta a la vista, su lengua sale hacia afuera y relame sus labios antes de empezar a leer.

Después de la primera página me pierdo en la candidez de su voz, gruesa, densa y acogedora, las palabras fluyen como el caudal de un manantial fresco en un día de primavera y mi cuerpo no puede evitar relajarse ante estas. Un rato después, estoy absolutamente ensimismado, mis piernas están cruzadas sobre el sillón y mis ojos no pierden de vista el movimiento de su boca, en cómo su índice viaja a su lengua cada vez que quiere girar la página o en la forma en la que sus pulmones de llenan de aire entre diálogo y diálogo.

Es hermoso, la historia en si es asombrosa. Nunca nadie me había leído antes, en casa no tenemos libros, naturalmente todo lo que hacemos es usar nuestra manos ya sea para cocinar, tejer, lavar o... cazar. Pero no puedo creer que haya vivido sin esto. Durante el tercer capítulo ya me siento como uno de esos espectadores de los que cuenta el libro, observo y me siento embelesado por todo, me imagino sentado en una de esas butacas que describe, hechizado por esos actos, por la música y los trajes y una mano tomando la mía.

–Paris debe ser hermoso – Me escucho a mí mismo acotando lo que debería decir en mi mente y me avergüenzo cuando él detiene su lectura para mirarme

–Debe serlo – Asiente con una leve curva en las esquinas de sus labios

– ¿Crees que el fantasma es realmente alguien malo? –

Niega con un movimiento de cabeza, coloca una tarjeta en el libro para no perder la página y lo cierra – Creo que es alguien incomprendido, a mi parecer, es un hombre con muchas heridas que ha estado demasiado tiempo solo y está desesperado por sentirse amado –

Inmediatamente me figuro su persona, es alguien que estuvo solo por mucho tiempo y no tiene a nadie a su lado, o por lo menos eso parece ¿Se refiere a él mismo cuando dice 'incomprendido'?

– ¿Cómo termina? – Me atrevo a preguntar porque estoy seguro que ya lo ha leído e incluso puede que se lo sepa de memoria

–No te arruinaría un final – dice cerrando el libro definitivamente –Creo que es todo por hoy, debes descansar, la noche está fría y podemos continuar en otro momento –

Que decepción, realmente necesito más, quiero insistirle que continúe leyendo para mí, no por la obra, sino también por la sensación de bienestar que me envuelve con estar a su lado de esta manera, ni siquiera soy consciente del entumecimiento de mis piernas por la posición en la que estuve esta ultima hora.

– ¿Si traigo una manta crees que podrías leerme dos capítulos más? – Pregunto con algo de miedo a su respuesta

Sonríe y asiente – Puedo seguir leyendo esto en tu habitación mientras te acuestas, preferiría que estés cubierto –

Me siento como un niño al que le dan su regalo de cumpleaños, sé que la alegría de mi rostro no se puede ocultar ni con cien años de actuación. – Vale, vamos –

Prácticamente corro hasta la habitación y me pierdo en las mantas, voy a hacer todo lo que me pida solo por ganarme unos capítulos más. Sé que podría ser yo mismo quien lea por su cuenta, pero hay algo maravilloso en escucharlo de su boca.

La cama es enorme, así que me hago a un lado para que suba junto a mi, pero lo  veo acercar la silla que se mantiene en una esquina de la habitación y siento algo en mí, como la decepción de saber que no lo tendré tan cerca como en sillón.

–Creo que te dará frio allí – Quiero golpearme por mi atrevimiento, pero la sugerencia está hecha y sé que no le desagrada la idea, aunque su rostro demuestra su sorpresa no se lo ve molesto– Hay mucho lugar aquí – concluyo señalando la almohada a mi lado

Me da una respuesta positiva y el silencio se hace a nuestro alrededor. Escucho como se quita los zapatos y luego cómo se abre paso entre las mantas. La luz de la lámpara de noche irradia un amarillo acogedor alrededor y la madera de las paredes se ve mucho más viva, acomoda su almohada para quedar semi- sentado y yo, acostado completamente, entrelazo mis dedos sobre mi estómago, busco un punto fijo en el techo para no enrojecer por su cercanía y me concentro en él.

Vuelve a leer desde donde había dejado hace un momento y siento como mi cuerpo, mi mente y mi alma, viajan hasta ese sitio donde hay un Erik tratando de conquistar el corazón de Diane con una sola cosa a su favor: su voz.

Me voy perdiendo en la historia y en algún momento sucumbo ante el mundo onírico que me arrastra, me duermo entre las palabras de Yoongi y el amor incomprendido de un fantasma que suplica cruelmente por ser amado.

–Erik merece a alguien que lo ame realmente ¿No crees, Yoongi? – Es lo último que digo y no espero la respuesta mientras mis párpados caen pesadamente y mi mente se nubla.

××

🙇🏻🙇🏻😘


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