Capítulo 5

Hola a todos ustedes queridos lectores que siguen esta historia!

Están ansiosos por saber cómo continúa la trama?

Sin nada más que decir, solo aclararé que ningún personaje me corresponde ya que para eso tienen a sus creadores.

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Capítulo 5

Extenso lucía el celeste firmamento en aquella dimensión que visitaba gracias a la gentileza del viejo matrimonio mágico. Limpio y extenso, carente de nubes tornasoladas, dando una tácita invitación para que extendiera plenamente aquellas extremidades plumosas que plegaba de manera recelosa contra su espalda, llamándola a volar y ser libre, a olvidar el sinfín de pensamientos acusatorios.

Aunque no fuese vocal en admitir la culpa que le carcomía por sus actos, tampoco era capaz de expresar con claridad el intrusivo sentimiento de regodeo que percibía cuando era de ayuda para la gente común, sean ancianos o niños, corriendo peligros variopintos o sencillos dilemas banales. Una perfecta amalgama que terminó por acomplejarla y distanciarla de sus compañeros, e inclusive del hombre por el cual generó una atracción mutua.

Tales pensamientos obligaron a que cerrara enfáticamente los ojos, reteniendo el menester de llorar con la libertad que muchos se permitían. Aun así, la percepción de humedad deslizándose por las tersas mejillas indicaron que sus fallos alcanzaban incluso hasta las acciones más ínfimas, llenándola de exasperación y pena en simultáneo. Un contrapunto constante que poco a poco iba destruyendo su vida, haciéndole creer que una guía, como sus anfitriones sugirieron, le faltaba para poner orden en el caos que provocó directa e indirectamente.

Con dicha línea mental, la fémina se irguió en su lugar, doblando las piernas y transportándolas hasta su pecho, para así poder rodearlas con los brazos, lo que le permitió esconder el rostro en la pequeño abertura que restaba, convirtiendo aquel rojizo cabello ondulado que poseía en un velo de privacidad. No deseaba volver al mundo exterior para soportar sola las recriminaciones que con seguridad le amargarían los días, mucho menos ansiaba enfrentar rostros conocidos por la verídica vergüenza que internamente afectaba su juicio, convirtiéndola en una bomba de tiempo que se debatía en llorar con tristeza o gritar repleta de furia.

-Por qué tienen que ser tan crueles, Shayera? Por qué no escuchan? – dio un soliloquio la mencionada, volviendo más férreo el asir a las piernas, tentada a expandir sus alas con el fin de cubrir todo el cuerpo.

La idea de cerrar los ojos y dejarse llevar por el continuo sonido del agua regando las flores del jardín le resultaba demasiado sugerente. Soñar por largo tiempo un mundo en donde no sufriera nadie, donde pudiese ayudar a quienes lo necesitaran, donde pudiese estar con la persona que añoraba y tratar de descubrir un posible futuro juntos si la oportunidad nacía.

No obstante, la fatiga corporal causaba suficiente incomodidad como para que siquiera pueda darse el gusto de dormitar, llevándola a imaginar que inconscientemente se castigaba, lo que solo terminaba por irritarla más al punto de bufar en repetidas ocasiones.

Acción que provocó una grácil risa cristalina a escasos metros de distancia.

-Se desgastarán tus labios si mantienes por largo tiempo ese estado, Shayera- comunicó aquella mujer que se encargaba con diligencia de cuidar las flores del jardín, dejando a un lado la regadera y apoyando ambas manos sobre sus rodillas.

-Tampoco es como si tuviesen algún otro uso actualmente, Inza- revelando el nombre de la fémina poseedora de un extenso cabello azabache, la melancólica dama replicó sin alzar la cabeza del refugio improvisado.

-Quizás así sea ahora, pero no puedes predecir lo que ocurrirá dentro de cinco minutos o cinco años. Por ello es que se necesita dar el primer paso para arreglar los errores, sean propios o ajenos- dedicándole un suave gesto gentil al alzar las comisuras de los labios, la dueña del enorme campo musitó en un tono de voz que le permitió ser escuchada en todo el lugar.

Nada dijo la pelirroja, dedicándose a meditar sobre aquellas palabras repletas de sabiduría que brindó la esposa de Dr. Fate. Aceptaba que más de una vez tuvo la intención de llevar a cabo la primera acción para interactuar con el mundo exterior, sin embargo un súbito pavor reptaba dentro suyo, revolviéndole el estómago y quitándole el aire, como si una invisible fuerza opresora comprimiese todo su torso.

Varias veces se había convertido en presa del pánico, inclusive cuando visitas rondaban en la torre perteneciente al agente de los Señores del Orden. Guardando silencio durante interminables horas, dedicándose a mover sin patrón continuo las piezas de ajedrez cada vez que le invitaban a participar del juego, esperanzados de escucharle hablar con fluidez o reaccionar a las burlas que costeaban por sus actos.

Desgraciadamente, el quedarse allí por la eternidad hasta que su cuerpo dejara de responder no era una viable opción. Impulsándose por el propio ego que ocasionalmente gritaba como una lejana voz en lo más recóndito de su psique, ella libró un último bufido previo a izar la cabeza y limpiarse los pómulos con el dorso de las manos, asegurando que ninguna señal de debilidad fuese visible para cualquier posible invitado que los anfitriones tuvieran.

-Tomaste una decisión acaso? – interpeló la dama de cabellera oscura, quien estaba de pie y sacudiéndose el pantalón con suaves golpes para quitarse algunos rastros de césped.

-La verdad es que no sé si estoy lista para salir. Pero no significa que viviré de la bondad ajena. Quiero ayudar en lo que sea necesario- negando en un comienzo, lo que decayó los ánimos de Inza, la mujer alada prosiguió con su explicación.

Fomentando de nuevo los ánimos de la dueña de la torre, Shayera tomó el asa de la regadera y realizó una fugaz pesquisa superficial para dilucidar si algunas de las zonas florales estaba sin tener su dosis acuífera. Entre tanto ella concebía tal accionar, la esposa de Dr. Fate concluyó que sus intentos en suprimir una mueca lúdica sería insuficiente inclusive al ocultarla tras la mano siniestra, maravillada por la obstinación arraigada que gozaba su acompañante.

Pese a todo ello, el ofrecimiento de la afligida fémina quedó en suspenso cuando una brillante cruz ansada fulguró a varios metros de distancia, provocando que voltease junto a la pelinegra para saber si se trataba del dueño de la torre o algún invitado más. Duda que pronto fue contestada ante la aparición de un hombre que vestía ornamentos áureos, seguido de una masculina figura que resultó extraña para el dúo, pues vestía un uniforme rojo y azul cubierto por patrones de telarañas negras.

De inmediato, esas dos presencias se multiplicaron en varias más, demostrándose al pisar el corto césped que adoptó un tono amatista por causa de los rayos lumínicos, creando una extravagante ilusión óptica de ensueño. Presencias tanto femeninas como masculinas, donde cierta fracción era bastante reconocible para ella, mas otra parte resultaba igual de desconocida que el acompañante de Dr. Fate. Unos forasteros que eran mejor bienvenidos para ella, pues notable la diferencia de actitudes apenas le vieron eran, donde lucían curiosos ojos en lugar de ceños acusadores.

Sin saber el por qué, los ojos verdes que ella poseía se dirigieron de manera automática hacia un par de enormes lentes blancas inexpresivas, las cuales mantenían una perpetua atención sobre ella desde la lejanía. Una falta de exteriorización que atraía su absoluta atención, ignorando en el proceso los comentarios que obviamente la tenían como tema principal para el grupo de extraños, permitiéndose a cambio el jugar a imaginar qué semblante tenía dicha persona con una araña como símbolo en el medio de su torso.

Aún con su máscara cubriéndole todo el rostro, supo que cuando viró la cabeza en dirección a una fémina de cabello bicolor, estaba hablando de ella exactamente. Repudiaba el cómo lo sabía, pues en realidad de solo una suposición se trataba, aun así se arriesgaba a poner su fe en que estaba en lo correcto.

Principalmente porque, a continuación, las lentes prístinas se enfocaron en los ojos verdes.

Algo, una remota sensación, antaña y polvorienta, oculta en lo más recóndito de su mente. Todo eso podía describir el súbito menester que tuvieron las extremidades inferiores de ella al querer caminar por cuenta propia luego de una reacción refleja pasajera. Una respuesta inconsciente donde el cuerpo actuó antes que la mente, como si fuese automático.

Como si de algo natural se tratara.

Antes de que pudiese percatarse, el hombre de uniforme rojo y azul estaba yendo directo a su posición, deteniéndose brevemente para saludar con un sutil movimiento de cabeza a Inza, quien por algún extraño motivo sonreía en una amalgama de nostalgia y complicidad, para luego alcanzarla hasta donde una parcela floral se cernía frente a ellos.

-No pareces alguien dedicada a la jardinería- comentó en un tono jocoso el varón de rostro oculto, sacándola de su ensueño a la pelirroja.

-Disculpa? – fue todo lo que ella consiguió pronunciar, pues por primera vez en mucho tiempo, alguien había logrado obtener un rasgo de confusión por parte suya.

-Dije que no luces como alguien que disfrute de la jardinería. Las callosidades en tus manos así lo indican...aunque claro, puedo estar equivocado y en los próximos segundos utilizarás esa regadera para golpearme en la cabeza como si de un mazo se tratara- girando para verle la cara, el hombre con una araña en el pecho alegó mientras señalaba las delicadas manos, finalizando con su continuo tono lúdico.

En retrospectiva, Shayera nunca supo por qué, pero oír ese comentario y el leve temor en la conclusión del mismo, hizo que las comisuras de sus rosáceos labios se elevaran en simultáneo que enarcaba una ceja de forma tentativa, lo que provocó en su nuevo acompañante el atinar a desviar la mirada y cruzarse de brazos.

-Si fuese una situación normal, lo haría. Pero como Dr. Fate permitió tu entrada en su hogar junto a ellos, imagino que debes de ser un nuevo héroe rondando por ahí. Así que, quién eres chico bromista? – analizó la situación ella, emulando la postura del hombre frente a ella, pero sin soltar la regadera en algún momento.

-Spiderman, encantado de conocerte- subiendo la máscara hasta el puente de la nariz, el mencionado se presentó con una sonrisa gentil y ofreciendo un apretón de manos.

Durante unos segundos, la alada fémina tuvo un déjà vu, creyendo haber visto en algún otro lado aquel rasgo facial. El mentón afilado y el claro tono de piel levemente bronceado, acompañado de los finos labios que atentaban con sonreír solo para ella. Tarde ella notó que había dejado de respirar, dándose un reproche mental al instante y preguntándose si su propia cara delató esos sentimientos encontrados.

-Igualmente. Soy Shayera Hol- recapacitando, la susodicha aceptó el gesto, diciendo en el proceso el nombre civil que poseía.

-No hay nombre extravagante con el cual te reconozca la gente? – aunque ella no pudiese percibir, sabía que él había enarcado una ceja de forma interrogante.

-Qué te hace creer que algo así existe? – arriesgándose a emular aquella gesticulación no visible, aparentemente correcta si la mueca divertida de él tenía significado alguno, la fémina apeló.

-No lo negaste de inmediato- sin perder el ritmo de la plática serena, el arácnido vigilante refutó, disfrutando de los manierismos que mostraba en consecuencia.

Explicarlo le tomaría bastante tiempo a ella, pero en un plazo de dos minutos ese hombre extraño a su lado había conseguido sonsacarle más expresiones que cualquier invitado a la torre en todo un mes. La energía, metafóricamente hablando, que ponía él al comunicarse le alentaba a no callarse y retraerse anímicamente, como si estuviese de nuevo compartiendo un diálogo con el hombre cuyos sentimientos pensaba compartir de no haber sido por el incidente de la invasión a la Tierra.

-Hawkgirl...así era cómo me llamaban. Pero ya no más. No, porque...- procedió a contestar la exiliada heroína, bajando tanto los brazos como la mirada en simultáneo que el tono de voz se entonaba alicaído.

-Porque de alguna manera algo malo sucedió e hizo que todos te rechazaran, verdad? – brindándole un poco de privacidad para que controlara las volátiles emociones, el hombre araña se hincó frente al florar jardín, rozando delicadamente un pétalo blanco.

-Cómo...? – sorprendida por lo acertada que fue tal hipótesis, la alada dama trató de interpelar.

-El tipo con barba de chivo mal lamido. Y aquí entre nosotros...actúa como un idiota! – observándola por encima del hombro izquierdo y señalando al arquero de uniforme verde, Spidey respondió en voz baja para finalizar con un grito que obtuvo dos reacciones.

Una suave risa por parte de la mujer y un insulto entre dientes por parte del rubio vestido como Robin Hood.

-Pero dejando eso de lado, comprendo un poco tu problema. El dejarte influenciar por las opiniones ajenas, afectando de forma directa las acciones que tomas, hasta que al final sucumbes a la miseria...Todo porque esas voces en tu oído no eran las que debías de escuchar en realidad- retomando su atención en las flores, el trepa muros monologó.

-No es lo mismo. Yo traicioné la confianza de mis aliados por reunir información sobre ellos para mi especie. Traicioné a mi especie al defender a los terrícolas y generar sentimientos por uno en especial. No soy la teniente thanagariana Shayera Hol, ni mucho menos por Hawkgirl. No soy nadie- espetó ella, enfadada consigo misma y con la vida que le tocó lidiar.

Tácito el ambiente se tornó a continuación que ella liberara todo ese cúmulo de odio auto infringido, siendo extraída de su trance cuando la regadera que sostenía con ahínco le fue quitada.

-Las flores florecen cuando están listas, no antes. Hasta ese día, es responsabilidad de uno el cuidarlas a diario para que no mueran- dijo el dueño de unas enormes lentes blancas, dejando caer unas gotas sobre una particular planta de pétalos rosáceos que tentaban con tornarse carmesíes.

-No soy una flor- se apresuró en aclarar la thanagariana, empezando a creer que el hombre era otro charlatán más y no alguien similar a cierto Green Lantern.

-Eso siempre lo supe- acotó Spiderman, irguiéndose y enfrentándolas tras reducir lo más que podía la distancia entre ambos.

El tono empleado por el héroe desestabilizó la línea de pensamientos que ella tenía, creyendo otra vez tener un flashback de algo que no vivió, mas la incitaba a estirar los brazos y rozar con las falanges aquella porción visible de rostro masculino.

-Las flores son las personas que sin ti sufren. Tienes la potestad para ayudarles a evitar que se lastimen, y sé que eres lo suficientemente comprometida como para cumplir con tus deberes. No por algo material a cambio, sino para tranquilizar tu alma. Para ser alguien que brinde esperanza en los momentos más inverosímiles, tal como ahora mismo está ocurriendo allá fuera- estableciendo contacto ocular directo a pesar de las lentes prístinas, el vigilante neoyorkino declaró previo a instintivamente acariciarle el pómulo siniestro que bajo la luz delataba un invisible rastro de lágrimas secas.

Respirando descoordinadamente, Shayera supo al reaccionar que estaba sola frente al jardín, dando medio giro sobre su eje para buscar al extraño hombre que parecía saber qué decirle. Sin embargo, grande resultó la decepción al ver que aguardaba su turno para cruzar un portal lumínico junto a varios integrantes de la Justice League, procediendo a atravesarlo no sin antes tener una fugaz plática con Dr. Fate.

Agente de los Señores del Orden que se aproximó a ella segundos después.

-He aprendido por las malas que las propiedades anti energías de este dispositivo pueden perturbar fuerzas fundamentales, así que lo he mantenido oculto en una dimensión aislado por pedido de un viejo amigo, lejos de la magia que debe fluir libremente en mi hogar. Pero si él cree que estás realmente lista para volver a luchar, entonces no soy quien para negarle este menester- Kent Nelson parló, proyectando una distorsión espacial frente a Shayera donde un objeto aguardaba flotando sin orientación alguna.

Un objeto que acaparó toda la atención de la ojiverde, introduciendo la extremidad superior derecha en la brecha y tomando férreamente el mango cubierto con tiras de cuero viejo. Un objeto hecho de antiguo metal Nth, perteneciente al planeta Thanagar.

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Final del quinto episodio, lectores queridos!

Qué tal les pareció?

Gustó que se tratara de Shayera esta vez?

Creen que ella será capaz de reconocer a Peter o volverá con Green Lantern?

El mazo que recibió será de alguien en especial?

Cuántos capítulos creen que le quede a esta historia?

POR FAVOR DEJEN SUS RESPUESTAS, DUDAS, SUGERENCIAS, ETC. SOLO ASÍ SABRE CÓMO MEJORAR EN EL FUTURO.

Saludos, hasta la próxima y no se olviden de comentar!

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