Happy New Day
La víspera de año nuevo era perceptible en toda la ciudad: todos se encontraban comprando ingredientes para las cenas, decoraciones, fuegos artificiales, sidra para brindar, entre otras cosas. Las dos mexicanas comenzaban a sentirse algo abrumadas por los tumultos entre los que tenían que pasar, y pelear con otros clientes para conseguir los mejores artículos en su carrito de compras.
La idea de hacer las compras un día antes era para evitar el estrés del mero día, sin embargo, Aria estaba que se arrancaba los rizos por la multitud de gente y Lexi estaba a tres de mentarles la madre. Una vez tuvieron todo lo necesario, pagaron rápidamente y se dirigieron a la alcantarilla para comenzar a cocinar una cena muy al estilo de México.
—Te lo juro, si no hubieras aparecido, le habría partido la madre a esa señora por arrebatarme el último pavo —gruñó la pelirroja mientras atravesaban los torniquetes con las bolsas en mano.
—Yo te habría ayudado, pinche vieja —apoyó su amiga, haciendo una mueca.
Después de maldecir, fueron hacia la cocina donde guardaron las cosas en el refrigerador y lavaron los vegetales que iban a usar para tener todo listo el día de mañana.
🐢🐢🐢🐢
Al día siguiente, ambas despertaron a las diez de la mañana. Al salir de su habitación, se encontraron con las tortugas entrenando, quienes se giraron en su dirección deteniendo su combate amistoso en cuanto escucharon el deslizar de la puerta.
—Vaya, por fin despiertan, par de flojas —se burló el de banda roja dedicándoles una sonrisa socarrona.
—¿Van a entrenar? —preguntó el líder, bajando sus brazos a sus costados.
—Hoy no. De hecho, vamos a hacer la cena de año nuevo, TODOS —enfatizó Aria en la última palabra mirando acusadoramente a Raphael, quien sólo rodó los ojos.
—¿Cena de fin de año? —cuestionó el de banda azul.
—¿Y qué vamos a hacer? —preguntó Donatello ladeando ligeramente la cabeza.
—Mikey, Alex y yo seremos los encargados de cocinar ya que ustedes sólo nos retrasarían o terminaríamos muertos. Mientras tanto, ustedes limpiarán la casa. Les compramos algo para que se vean muy bien haciéndolo~
La pelirroja dijo lo último con tono burlón y les entregó a cada uno una bolsa de plástico. Al abrir las bolsas que cada uno de los hermanos mayores tenían, sacaron un delantal del mismo color que sus antifaces y con un pequeño dibujo enfrente de una adorable tortuguita.
—¡Qué genial! —exclamó el menor brincando levemente.
—Ni crean que voy a usar esto —el primero en quejarse, como siempre, fue el de ojos verdes, mirando con disgusto la prenda y luego a las latinas.
—¿Masculinidad frágil? —se burló la pelirroja.
—¿Qué? Por supuesto que no, simplemente es ridículo.
—Yo los escogí —dijo Splinter apareciendo detrás de ellos con sus manos a su espalda y su característica actitud serena—. Ellas me mostraron unas fotos de los que encontraron y elegí esos.
—¡A nosotras también nos eligió uno! —dijo Alex mostrando los dos delantales de las chicas, los cuáles eran negros con estampados de comida.
—¿Es en serio, sensei? Aún así, ni loco me lo voy a poner.
…
—Esto es humillante… —balbuceó el bajito, entrecerrando sus ojos mientras empezaba a barrer de mala gana.
—No seas tan llorón, te ves genial —intentó animar la mayor dando un ligero codazo en su costado, logrando que un ligero rubor apareciera en sus mejillas.
—Tch, cállate.
—Bueno, en lo que ustedes tres Esperancitas hacen el quehacer, nosotras iremos a cocinar. Cuando terminen vengan a ayudarnos —finalizó la de rizos púrpura, dándole una palmadita en el hombro a Donnie, quien sonrió ligeramente al verla a ella también con un delantal.
Cuando las chicas y Mikey desaparecieron tras la cortina de la cocina, los otros tres empezaron a hacer los deberes del hogar, siendo el temperamental el único que maldecía con cada paso que daba.
—No puedo creer que Splinter se haya prestado para esta estupidez… —siseó levantando el polvo con la escoba en el recogedor.
—Vamos, no es tan malo, Rapha —dijo el líder, quien sacudía el sofá con un plumero.
—Leo tiene razón, nunca festejamos año nuevo como ellas, y tomando en cuenta que no están en su dimensión… hacer esto es una forma de apoyarlas —el hermano más alto mojó el trapeador metiéndolo a una cubeta, sacándolo para empezar a trapear.
—Cállate, Donnie, sólo lo haces porque te gusta Alex —el de banda roja levantó ambas cejas en dirección a su hermano a modo de burla. El mencionado se sonrojó demasiado y abrazó el trapeador como si su vida dependiera de ello.
—¡E-eso no es cierto! —se quejó intentando defenderse —. A-además… ¡tú ni digas nada! Bien que te gusta Aria.
—¡Ja! Ni que tuviera tanta suerte —respondió Rapha yendo detrás de la televisión para barrer.
—¿En serio? —ahora era Leo el que se burló cruzándose de brazos — Entonces si no te gusta… ¿por qué la besaste en nuestro cumpleaños?
Mientras esa pregunta flotaba en el aire, Mikey estaba abriendo el refrigerador, admirando los ingredientes que las mexicanas habían comprado con el ceño ligeramente fruncido.
—¿Compraron todo eso?
—Sip —respondieron ambas al unísono mientras se lavaban las manos. Cuando terminaron, se sacudieron y tomaron un trapito para secarse.
—¿Qué vamos a cocinar primero? —preguntó Aria, llevando una mano a su barbilla.
—¡Pizza! —gritó emocionado el reptil. Ambas compartieron una mirada, fruncieron el ceño y Aria lo golpeó en la cabeza.
—¡Ay!
—No digas mamadas, Miguel Ángel —regañó la pelirroja—. ¿Cómo qué pizza?
—No, no, no, no haremos pizza —negó Lexi con la cabeza tras interponerse entre ellos para alejarlos, protegiendo a la tortuga de su amiga—. El menú será de caldo de camarón, romeritos, pavo, lasaña y ensalada de manzana.
—¿Y no creen que es demasiado? —preguntó el menor analizando cuidadosamente las bolsas de compras.
—Ya verás que no, Mikey. Y de todos modos, lo que sobre lo comeremos en el recalentado, así sabe mucho mejor~
Y así, los tres cocineros se pusieron manos a la obra. Las chicas le indicaban al menor lo que tenía que hacer, y él las obedecía sin chistar. Una vez los tres hermanos mayores terminaron el aseo, Alex y Aria les dieron la gran bolsa de camarones secos, explicándoles que tenían que quitarles la cabeza, patas y cola y separar eso en un tazón, mientras que los camarones irían en otro.
La pelirroja se puso al lado del bajito ya que él parecía algo distraído, y con justa razón, ya que sus hermanos le mostraron la foto de él y Aria besándose el día de su cumpleaños. Pero ella no tenía por qué recordarlo, ¿verdad?
Una vez terminaron todos los preparativos para la cena, ya era algo tarde, así que los chicos salieron a patrullar mientras ellas veían algunos toques finales para la celebración del día siguiente. Mientras estaban fuera, dejaron en el cuarto de los hermanos una corbata de moño del mismo color de sus antifaces que compraron durante el día, y prepararon sus propios atuendos que usarían en la noche de año nuevo.
Al día siguiente, justo a las 10:00 pm, ambas chicas esperaban a las tortugas, cada una con un vestido diferente. Lexi traía un vestido plateado y se había alisado el cabello, dejándolo caer como cascada sobre su espalda. Arya optó por un vestido negro, su cabello recogido en una cola de caballo y sus rizos aún más pronunciados, dejando caer algunos mechones sobre su rostro.
—Al fin llegan, se tardaron un chingo —se quejó la pelirroja cruzándose de brazos.
—Vayan a prepararse para que podamos comenzar a cenar~ —dijo Alex, sonriéndoles con emoción. Donnie no podía apartar la mirada de ella, sus pupilas estaban dilatadas y su corazón latía con fuerza. Raphael enrolló su brazo en el cuello de su hermano, atrayendo su atención.
—Sí, gracias, Lex. Vamos, cerebrito —hizo una seña con la cabeza para que caminara y éste giró su cuerpo pero no su cabeza, seguía embobado con la figura femenina de cabellos morados.
—Estas hermosa… —susurró apenas audible.
—Camina —lo empujó el bajito. Usó a Donnie como excusa para evitar distraerse igualmente con la de orbes café. No quería admitir el revoltijo en su estómago que sintió cuando la vio ni que su pulso se aceleró. Preferiría ignorarlo.
Cuando todos estuvieron reunidos, las tortugas usando el corbatín, al igual que Splinter, las chicas luciendo completamente divinas. Entre todos llevaron los platillos a la mesa y comenzaron a servirse, las caras de asombro de los estadounidenses al degustar los guisos eran dignas de retrato.
—¡Wow, todo esto es increíble! ¡Definitivamente comeré mucho! Ahora veo por qué cocinamos tanto, ¡esto es un manjar!
Exclamó Mikey después de probar todo lo que había en su plato, con un brillo singular en los ojos. Los hermanos y el maestro estuvieron en total acuerdo con el menor. La cena siguió animada, conversando y riendo entre sí. Comieron casi hasta reventar y recobraron el sentido del tiempo, viendo que ya se acercaban las 12:00.
Todos fueron a la sala y Raphael encendió el televisor para poder ver la cuenta regresiva, la cual justo estaba comenzando.
—Tres, dos, uno… ¡FELIZ AÑO NUEVO!
Gritaron todos, y luego iniciaron con un rondín de abrazos, como Alex y Aria acostumbraban en su familia. Aria y Lexi casi lloran en su abrazo, pero se aguantaron las dos. Sólo dejaron escapar un par de lágrimas mientras seguían envueltas en los brazos de la otra. Cuando abrazaron a Leo, les dijo palabras de aliento como lo haría un hermano mayor.
—Este año será mejor que el anterior, van a regresar a casa, lo prometo.
El abrazo con Mikey fue muy tierno. Las palabras que él dijo igual fueron demasiado lindas
—¡Son como las hermanas que nunca tuve!
La pelirroja se acercó a abrazar a Donnie, quien correspondió gustoso.
—Gracias por todo tu esfuerzo, Donnie —dijo ella.
—Es mi trabajo, Aria, no voy a descansar hasta lograr que vayan a casa —respondió, dando por finalizado su abrazo.
La más alta se acercó a abrazar al temperamental.
—Eres un gruñón de mierda pero se te aprecia —dijo mientras le daba un rápido abrazo y unos cuantos golpes en el caparazón.
Éste solo rodó los ojos y correspondió el abrazo de mala gana. Luego, ella se dirigió a abrazar a Donnie, quien estaba hasta sudando de las manos y su frecuencia cardíaca iba en aumento a cada segundo.
Sin decir nada, se abrazaron. El gesto duró más de lo habitual. Lexi estaba igual de sonrojada que él, no se dijeron nada, fue un silencio demasiado cómodo para ambos, pues con esa simple acción se dijeron muchas cosas que entendieron a la perfección sin necesidad de usar palabra alguna.
Por otro lado, Raphael estaba de brazos cruzados sin dirigirle la mirada a la de ojos avellana, quien estaba esperando pacientemente a que él bajara los brazos. Las mejillas del macho estaban ligeramente sonrojadas.
—¿Qué? Ni creas que te voy a abrazar, no te lo mereces —siseó aún sin mirarla.
—No empieces de mamón —respondió ella rodando los ojos acercándose, y sin previo aviso, lo abrazó.
Todos quedaron en silencio al ver el cambio del ceño fruncido de Rapha. Sus ojos se abrieron de par en par y su cuerpo se tensó. Pensaron todos que la iba a empujar bruscamente, pero poco a poco su cuerpo se relajó y sus manos rodearon su delgado cuerpecito, apegándola más a él.
—Les dije que iba a caer —les susurró Mikey a los demás con una sonrisa en sus labios.
—Eres molesta —le susurro Raphael a ella, con una muy diminuta sonrisa.
—Tú también —le respondió ella en el mismo tono, alejándose de él.
Y así siguieron el resto de la noche, haciendo algunos “rituales” que la madre de Alex le había enseñado, como correr con una maleta para viajar, pisar dinero para que nunca falte y hacer una “lluvia de lentejas” para la abundancia.
La de ojos grises arrastró a su mejor amiga hacia la cocina para hacer uno último, uno que nunca antes había hecho pero escuchó por un conocido: consistía en meterse debajo de la mesa, supuestamente para conseguir un novio este año. Ambas rieron y se abrazaron de nuevo, qué bueno era pasar las fiestas con tu mejor amiga.
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Hola, guapes.
Dos meses tarde pero aquí está. Decidimos cambiar el especial de navidad por el de año nuevo. Lo publicamos tarde pero ,ejpr tarde que nunca.
Mi queridísima NamjoonOppa404 y yo los amamos. Besos en sus colas. ❤️
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