Prologo; Ven a mi, Agreste.

— Viejo, ¿qué opinas de Marinette?— la voz de Nino llegó a los oídos de la azabache que se encontraba detrás de un arbusto escuchándolos.

Se había vuelto una experta en espiar gracias a las habilidades de su mejor amiga, Alya.

Cuando escucho la pregunta su respiración paro por unos segundos, ahora mismo se sentía tan mareada y llena de raros sentimientos dentro suyo que la hacían dudar si seguir ahí o irse corriendo para no escuchar.

— ¿Marinette? Es muy linda, adorable, ¿por qué?

Trató de respirar de nuevo, por lo menos no pensaba que era una total maniática que estaba enamorada de él.

La curiosidad la estaba matando, quería saber más sobre qué pensaba el sobre ella misma.

— ¿Solo eso? ¿No intentarías algo con ella?

Marinette se mordió el dedo índice, eso había sido demasiado. Su corazón latía tan rápido contra su pecho que en algún momento podría salirse.

El mismo sentimiento al saltar por los tejados con su yoyo mágico.

Escucho la risa de Adrien lo cual le hizo sentir algo extraña.— Nino, ¿por qué tantas preguntas?

Marinette quiso soltar un grito de frustración.

— Tu solo responde, ¿o ya tienes otra amada? ¿Será Chloe, Lila, la Modelo de aquella vez?

Marinette ardió en llamas por los celos que estaban llegando a ella.

— No, nada que ver, pero si, me gusta alguien más.

Oh no.

— ¿Quién?

Oh no, oh no.

— Ladybug.

Y dejó de pensar, no tuvo tiempo de reaccionar. No sentía nada, en absoluto.

Tomó su mochila, con los ojos llenos de vacío se levanto de aquel escondite asustando a los dos amigos que la vieron confundidos.

Camino, rumbo a su casa, por qué no podía pensar nada, solo en irse de ese lugar.

— ¿Esa era Marinette?

— Creo que la cagaste, amigo.

Adrien no entendió del por qué su comentario pero no despego los ojos dela azabache que caminaba muy lejos de ellos.

¿Qué acaba de pasar?

Marinette llegó a su casa, echa un fantasma. No saludo a sus padres los cuales se preocuparon al instante pero ella fue más rápida y se encerró en su habitación rápidamente.

Tikki salió de su pequeño bolso con  una mirada llena de inquietud. Acababan de romper a Marinette, su portadora.

— Mari...

— ¿Por qué?

— El se lo pierde Marinette, no te merece— trato de animarla pero hizo que reaccionara mirando donde estaba.

Sus ojos volvieron a ser los mísmo de antes, llenos de tristeza y desilusión.

— El está enamorado de Ladybug...

— Tu eres Ladybug.

Marinette no lo pensaba así, su alter ego era muy diferente a la verdadera chica. Tan distintas, una era más segura y la otra era insegura. Tal vez por eso podía sentirse poderosa cuando era la heroina.

— No sé qué hacer, Tikki— su voz empezó a quebrarse, su labio temblaba mientras aguantaba las lágrimas. Se recostó en su cama viendo el techo.

Pareció como si un foco se prendió él cabeza de la criatura camersi que sonrío en grande poniéndose frente a Marinette.

— Yo sé que debes hacer— emocionada le guiñó un ojo.

Marinette se levanto para escuchar mejor a su kwami.

— ¿Tikki...?

— ¡Es fácil, solo sé cómo Ladybug!

La azabache parpadeo sin entender las palabras de la más pequeña que rodó los ojos para explicarle mejor.

— Se segura, coqueta y decidida pero siendo Marinette.

¿Qué? Eso sería dar un gran giro.

— ¿Tú crees que pueda lograrlo? Hablo de que, necesito un antifaz para eso— río con amargura.

— Claro que si, después de todo tú eres ladybug.

Marinette sonrió por fin, su kwami tenía razón. Ella podía logradlo por qué ladybug y ella eran la misma persona, se lo demostraría a Adrien.

— ¿Aceptas?

Se levanto de la cama y tomo el retrato de Adrien para mirarlo con molestia pero con una sonrisa de lado. Y sin más, tiro la foto a la basura haciendo que la criatura camersi abriera la boca sorprendida.

— ¡Ven a mi, Agreste!

Estaba más que decidida.

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