Naranja
Habíamos salido a dar un paseo aprovechando el buen día que hacía. Taehyung salió corriendo hacia los columpios nada más llegamos al parque y luego se entretuvo con un perro, persiguiéndolo por el césped. Era una escena tan adorable que no pude resistirme a grabar unos segundos con el móvil.
- ¡Hyung, toma! –se acercó rápidamente con un chupachups en la mano y otro ya abierto, metido en la boca. Le miré extrañado, pero tomé el dulce, guardándomelo en un bolsillo para más tarde. – Me los dio ese señor de ahí –señaló al dueño del perro, quien nos sonrió y siguió su camino.
- ¿Te los regaló porque sí?
- Ajá –asintió sin darle importancia, como si "no aceptar dulces de extraños" fuera una regla totalmente estúpida y nada primordial en la enseñanza de un niño. Definitivamente no estaba de más tener un ojo sobre Taehyung. – ¿Tienes envidia o qué?
- No aceptes comida de gente que no conoces, Tae.
- Tienes envidia –terminó declarando, haciendo caso omiso a mis palabras. Yo suspiré derrotado y me recosté en el banco, apoyando los brazos extendidos sobre el respaldo. Miré a Tae, quien me observaba aún de pie, indeciso, hasta que terminó por subirse encima de mí como lo haría un niño. Sonreí y le besé. – ¿Quieres probar del mío? –asentí y me acercó su chupachups, el cual no tardé en lamer superficialmente, sin mucho entusiasmo. Sabía a naranja, o algo parecido, dejando entendible su color del mismo nombre. – ¿Verdad que sabe bien?
- Espera, déjame probar un poco más –volví a robarle un beso,en esta ocasión intensificando más, disfrutando de cómo iba dejándose llevar y recargándose cada vez más y más. Cuando me separé para tomar aire, relamí mis labios de forma exagerada, y sonreí ladinamente. – Sin duda, mi sabor preferido.
- Mi sabor favorito es el helado de limón con avellana.
- Y... adiós romanticismo –respondí entre risas, observando lo inocente que era Tae algunas veces, como esa.
La convivencia con Taehyung era un problema diario, normalmente teniendo que ver con el ámbito culinario, ya que realmente el castaño era un inepto en ese campo. También se rompió una cama por saltar en ella, y no precisamente de la forma que me gustaría, y la puerta de un armario por colgarse. Además de que trajo una tortuga que "encontró" en un estanque y debido a eso tuvimos que hacerla sitio, comprarle una pecera y alimentos.
Ese era mi nuevo día a día, y me encantaba.
Solo había una cosa que seguía perturbando mis pensamientos, y era el tema del sexo. No podía pervertir a un niño tan puro e inocente como Taehyung, ni hablar, ni pensarlo, solo con imaginarlo gimiendo mi nombre...
¡NO PODÍA!
O al menos eso era lo que pensaba. El castaño siempre se había mostrado ante mis ojos como un chico demasiado inocente e ingenuo para este demacrado mundo, como un ángel sin pizca de perversión en el cuerpo, al cual yo mancillaba con cada beso. Y sí, hasta ahora sobrevivía con ellos, pero no podría aguantar mucho más, y menos teniendo a Taehyung haciendo gestos sin doble intención pero que daban mucho que pensar a mi degenerada mente, como en esos momentos, lamiendo el chupachups de esa forma frente a mis ojos, haciéndome la boca agua y no precisamente por el dulce.
- Hobi... –comenzó a moverse encima de mí, alertándome y haciendo que me percatara de cosas en las que ni había caído, como la nueva medida que habitaba en mis pantalones. Inspiré hondo, incapaz de detener los incesantes movimientos del castaño. – Está duro.
- Tú lo estás poniendo duro, vayamos a casa, Taehyung.
- ¡Oh, a mi me enseñaron que hacer en estos casos! –Exclamó de improvisto, alertándome tanto por cómo fue a arrodillarse, como por sus extrañas palabras.
- ¡Taehyung, aquí no, por dios!
- Ah, cierto, pueden vernos los perros –respondió avergonzado, disculpándose, aunque exactamente eso no era a lo que me refería, pero a mí me valía con que se hubiera detenido. – Volvamos a casa, allí te mostraré.
Y con esa frase en el aire, se puso en marcha, caminando por la acera y dejándome pasmado, aún con la idea de que Taehyung iba a hacerme una mamada cuando volviéramos a casa. Rápidamente eché a correr hasta alcanzarle y le detuve, agarrándole de un brazo.
- ¡E-espera!
- ¿Qué pasa? –preguntó extrañado, quizás por mi agitación.
- Cogeremos un taxi.
+++
¿Dónde había quedado mi autocontrol? Probablemente en el parque, junto a mis juramentos que hice sobre no tocar ni pervertir a Taehyung jamás, porque ahora el castaño estaba en el extremo de la cama, frente a mí, rozando mis bóxers con la punta de su nariz y dejando ligeros besos en la tela, y yo no pensaba frenarle.
- Hobi –me llamó, levantando la vista entre mis muslos, apartándose del problema que ya estaba más que duro bajo mis bóxers. – ¿T-te importa que la chupe? –le miré asombrado por haberlo escuchado directamente de sus labios, aunque él quizá malinterpretó mi reacción. – Si te da a-asco, no pasa nada...
- ¡No, no, no! –exclamé apresuradamente, aterrado por que aquella fantasía que tanto esperaba, se fuera a acabar tan rápido. Me recompuse inmediatamente, tosiendo varias veces para dismular, y volví a recostarme en los cojines tras mi espalda. – Haz lo que tengas que hacer.
- Prometo que no dolerá –respondió orgulloso.
Y vaya si tuvo razón. No solo no dolió, sino que me transportó al mismísimo cielo con esa boca. Definitivamente Taehyung era un ángel y su lengua digna de dioses, o al menos así se sentía cada vez que la usaba en mi erección, lamiéndola con soltura, succionando y mordiendo ligeramente a su antojo, sabiendo encontrar cada detalle que me hacía delirar. No tardó en metérsela entera en la boca, reprimiendo varias arcadas que era obvio que sintió. Agarró mi miembro con ambas manos y comenzó a masturbar la parte que no terminaba de ingerir, o al menos eso hizo hasta que encontró un ritmo, tragándosela entera en el vaivén.
- Joder... –mordí mi labio inferior, incapaz de despegar mi vista de la imagen bajo mis ojos. Taehyung inclinado y tragándose mi polla era lo más excitante que había visto en mucho tiempo. – Tae, creo... creo que voy a... –jadeé en el intento de hablar, sintiendo varios espasmos recorrerme cuando lamió lentamente mi glande. – Taehyung, joder, me voy a correr si sigues así.
- Eso es lo que necesitamos para bajarte la erección, hyung –respondió como si nada, adentrando nuevamente mi miembro en esa exquisita boca. Y tal como había avisado, terminé manchándola a los pocos minutos. Él se tragó todo lo que pudo, pero aún así quedaron rastros en sus comisuras y mejillas, estas primeras no tardó en limpiarlas con su propia lengua, relamiéndose de la manera más morbosa existente. – ¿Se sintió bien, Hobi? –preguntó mientras gateaba por mi cuerpo hasta estar completamente encima de mí. – Quizás llegues a convertirte en mi sabor favorito. –añadió el broma tras limpiar sus mejillas con la manga de su camiseta, una como ocho tallas más grande y rota.
- ¿Era tu primera vez? –pregunté atónito, incapaz de creer en las inesperadas habilidades de Taehyung para el sexo oral. En su primer besó noté perfectamente su inexperiencia, pero de la misma forma, en ese momento noté que desbordaba aprendizaje.
- Claro que no –respondió entre risas, bajando de encima de mí y colocándose a mi lado, rodeado por mi brazo. – Aprendí en el cole.
- ...
- ...
-...
- ¿Por qué pones esa cara?
- Explícate mejor, anda Tae.
- Ya te lo he dicho, me enseñaron unos chicos en el cole, unos años después de que tú te fueras.
- ¿Tus novios?
Negó, cerrando los ojos y recostándose, acomodándose junto a mí, aferrándose a mi cuerpo y encantándome con ello, a pesar de la preocupación que me invadía por la reciente información.
- Eran unos chicos mayores. Antes me pegaban porque era raro, pero luego a uno se le ocurrió otra cosa diferente, y me dijeron que si yo me portaba bien con ellos, me defenderían de los demás compañeros de clase que se metían conmigo. Fue un gran trato, casi ningún día volví a llegar a casa con moratones.
- ...
- No eran malos, Hobi, me defendían de los demás.
- ...
- Me querían, me cuidaban bien.
Aparté la vista, clavándola en el techo y acercando inconscientemente al castaño hacia mí, sintiéndome culpable por haberme aprovechado de él, por no haber estado en esos momentos, por no haberle ayudado, por haber ignorado todo lo que sufrió. Taehyung ignoraba todo su dolor, lo hacía con una sonrisa, justificándolo inocentemente.
- No dejes que nadie vuelva a pegarte.
- ¿Ni siquiera tú?
- Nadie, y aún menos yo –hizo un puchero, asustado por la seriedad con la que le hablé, pero es que no podía calmarme al imaginar todo por lo que pasó, todo lo que le hicieron esos desalmados. – Tae... –acaricié suavemente su mejilla para llamar su atención, intentando relajarme, principalmente para no alterarle a él.
- Hobi se ha enfadado conmigo.
- No, Hobi no está enfadado, al menos no contigo.
- ¿No? –me miró con los ojos muy abiertos, entreabriendo sus labios, dándome la imagen más tierna que jamás había visto, bueno, rectifico, todas las imágenes que me ofrecía eran las más adorables del mundo, ninguna más que otra.
- No –negué y sonreí, sin dejar de pasar mis dedos por sus suaves cachetes, relajándome yo mismo con ese simple contacto. – ¿Te gustaba lo que te hacían esos chicos?
- Pu-pues, no sé... yo... –agachó la mirada, dándome la respuesta antes de pronunciarla. Seguramente era la primera vez que Taehyung hablaba de este tema, y me partía el alma verlo de tal forma. Cuando volvió a mirarme tenía los ojos inundados, pero aún sin soltar ninguna lágrima, poniendo todo su esfuerzo en retenerlas. – N-no, no m-me gustaba...
- Nunca permitas que alguien te trate mal, que te obligue a hacer algo que tú no quieres.
Asintió ligeramente, mirándome con un tembloroso puchero que no podía controlar aún mordiéndolo, así que antes de que sucediera, le acerqué más, enterrándole yo mismo en mi pecho, dejando que llorase todo lo que le fuera necesario.
- Venga, no pasa nada, yo te cuido –susurré mientras le acariciaba, intentando aliviar su dolor, disminuir esos espasmos que producían sus incesantes lloros. No quería ni imaginar cuanto tiempo llevaba Taehyung reprimiendo esas lágrimas, solo quería que salieran todas, que sacara todos sus malos recuerdos y no volviera a sufrir ninguno. – Hasta tenemos nuestro ejército personal de hormigas superfuertes, somos invencibles.
- ¿D-de veras lo crees? –me miró, sorbiendo sonoramente, con los ojos enrojecidos y toda la cara empapada en lágrimas, al igual que lo estaba mi torso.
- ¿Alguna vez te he mentido?
- No –negó al mismo tiempo que hablaba.
- Pues ya está.
Y realmente no mentía. Me sentía invencible por Taehyung, realmente sería capaz de hacer cualquier cosa, detalle que tenía mucho mérito teniendo en cuenta que la mitad de las acciones posibles en este mundo me aterraban. Pero había una que se alzaba sobre ellas, y era Taehyung.
En él residían mis mayores miedos, mi mayor felicidad y toda mi fuerza. Y no me entristecía depender tanto de alguien, pues jamás sonreí tan sinceramente hasta que le conocí.
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UIAHUIDHASIDPJDPOADJKDDIJAPAPAPJD.
En el siguiente o uno de los siguientes capítulos pongo lemon porque esto no puede seguir así de rosa american film.
AHAHDHAHPOTOBAI.
-sí, me quejo de cosas que yo misma escribo, dejarme-
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