05

El guardián de lo que tus pies tocaban, ése era Néstor, quien vivía bajo tierra pero que de vez en cuando salía a admirar el paisaje, por ello se había hecho amigo de Victoria y de Andy.

Brend había escuchado de él, pero nunca lo había visto, y ahora que lo tenía ante sus ojos no lo podía creer, era tan diferente a como lo imaginó. Néstor poseía pequeños ojos y una sonrisa contagiosa y serena, parecía que a su alrededor todo era paz y tranquilidad.

—Creo saber lo que necesitas— dijo el guardián de la Tierra, tras escuchar la petición del Rayo de Sol solicitándole algo que representara frescura y tranquilidad, —pero antes debes contestar unas cuantas preguntas, ¿por qué buscas este objeto?

—Porque debo repara un daño que mi egoísmo causó.

—Vaya— levantó ambas cejas sorprendido, —entonces sigues siendo egoísta, solo deseas quedar bien y no ser castigado por un error que cometiste.

—No es como parece.

—¿Entonces cómo es?— los pequeños ojos se entrecerraron, cosa que Brend pensó sería imposible hasta que lo presencio.

—Por mi egoísmo y falta de compromiso dejé de lado mis deberes, causando que alguien pagara las consecuencias.

—¿Y por qué no lo dejas que pague por ti? De esa manera puedes continuar rondando por la Tierra espiando a los humanos.

—Porque no puedo dejarla morir. ¡Espera, ¿tú lo sabes?!— exclamó sorprendido.

—Por supuesto— sonrió, —que yo sea un ente tranquilo no quiere decir que sea tonto y poco observador; he notado que después de los últimos monzones la joven Arcoíris no se ha paseado por aquí.

—No quise decir eso.

—Lo sé— colocó la mano sobre el hombro del moreno, —ahora dime, ¿Cuántos colores te faltan?

Brend sacudió sus pestañas sorprendido, en verdad Néstor era bastante observador; —cinco; sólo he conseguido el amarillo y el rojo.

Cabeceó de manera afirmativa y luego metió la mano en su bolsillo, —y ahora tienes el verde, que representa la frescura y tranquilidad— le ofreció una bella esmeralda, una tomada del área más profunda de la tierra.

—Muchas gracias— la recibió.

—Quien debería agradecer es Jaziry, tiene un amigo que se preocupa mucho por ella.

—Mentira— negó con la cabeza, —yo fui al causante.

—Todos cometemos errores, lo importante es aprender de ellos; y tú no sólo estas aprendiendo, sino que estás intentando solucionarlo. Ahora ve, que debes localizar a Cassidy para que te ayude a despertar a Andy, estoy seguro que él te proporcionará el siguiente color; él es la viva imagen de la alegría y diversión, es muy enérgico.

"Enérgico", la siguiente cualidad que Sammuel había dicho.

—Muchas gracias, Néstor.

*~~~*~~~*

Una vez estando en la Tierra, localizar al Viento sería algo no muy difícil. Brend caminó por uno de los valles más amplios y entonces la halló.

—Ey, Solecito ¿Qué te trae por aquí?— Cassidy tenía su modo peculiar de saludar.

—Estaba buscándote— fue directo.

—¿A mí?— se señaló, —¿Y a qué debo el honor?

—¿Sabes dónde puedo localizar a Andy?

La chica lo pensó por unos segundos, no porque no lo supiera, sino porque le pareció extraño que el Rayo de Sol buscara al Otoño.

—Es algo muy importante— agregó.

—Sí, claro; habita en el tronco de un gran roble. Pero ahora se encuentra dormido, despertará hasta dentro de un par de días.

—En realidad es importante y urgente— repitió arqueando las cejas.

—Bien, te llevaré hasta él, pero no prometo poder despertarlo, es algo perezoso.

Asintió y decidió arriesgarse, así que siguió al Viento hasta llegar al pie de un viejo y enorme roble, cuyo diámetro sólo podría ser igualado tal vez si diez humanos adultos se tomaban de las manos.

—Es por aquí— declaró Cassidy, rodeó el tronco y se detuvo cuando llegaron a un abertura en la madera.

—¡Oye, Andy; despierta!— exclamó ella al asomar la cabeza dentro del boquete; pero no hubo respuesta. Frunció el ceño y pensó en una mentirilla, —¡ya es algo tarde, levántate!— volvió a gritar; entonces un sonido gutural emergió del orificio en el tronco.

—¡Vamos, el Otoño no debe llegar tarde!—, esta vez Cassidy golpeó con su puño un par de veces la madera.

—Ya te oí, y ya voy— la voz en el interior de la abertura hizo eco, luego un muchacho de mirada perspicaz y baja estatura hizo acto de presencia. —¡Oye, me engañaste!— se quejó cuando hubo mirado a su alrededor percatándose de que aún era verano.

—Lo lamento, pero el Rayo de Sol dice que tiene algo importante que tratar contigo— explicó y señaló con su pulgar al muchacho moreno que se hallaba un par de metros detrás de ella.

—Oogh— gimió y frotó sus ojos, —¿no podía esperar?—, ella negó ante la pregunta, y tras despedirse, se marchó. Andy era como lo había descrito Néstor: alegre, divertido y enérgico; pero eso era cuando estaba completamente despierto.

—¿Él te habló de mi?— se asombró el más bajito; —hace tiempo que no lo veo, desde el otoño pasado para ser precisos— lo dijo más para él que para Brend.

—Así es, estoy en la búsqueda de ciertas cualidades y Néstor me sugirió hablar contigo.

—Entiendo— movió la cabeza de manera afirmativa, —¿y en qué podría ayudarte?

—La energía del color naranja, eso es lo que necesito.

Andy frotó su lampiño mentón y cruzó las piernas adoptando su pose de meditación, se hallaba sentado sobre una gran roca plana; —no creo que sea posible, no hasta dentro de un par de semanas.

—¿Qué, por qué?

—Porque aún las hojas no están listas para el cambio.

—Y... ¿No hay otra cosa que pueda reemplazarlo?

—No lo creo, lo más naranja que podrás encontrar será una hoja; así que debemos esperar.

—Pp-pero, eres el responsable del cambio en otoño, ¿no? Debe haber algo que puedas hacer.

—Lo hay, pero no tengo la suficiente fuerza, acabo de despertar— incluso bostezó para darle énfasis a su argumento, —por eso te dije que hay que esperar.

—Un par de semanas es mucho tiempo.

—Lo siento, es lo que me lleva recargar mis energías.

—¿Y el haber tomado una larga siesta no ayuda?— preguntó el Rayo de Sol.

—No exactamente, cada ente tiene su fuente de vida, así como la del Viento es la libertad y la del Arcoíris es la recreación, la mía es la vivacidad— explicó.

Brend se sintió miserable al escuchar los ejemplos que el Otoño dio; Andy nunca cuestionó la razón de su búsqueda, así que supo que no lo estaba haciendo adrede.

—Aunque si tanto te urge tú podrás ayudarme— habló el más bajo sacándolo de sus cavilaciones.

—¿Ah sí; cómo?

—Hazme reír; la risa puede darme mucha energía.

—¿Hacerte reír?

—Sí, así es; realiza algún gesto gracioso, cuenta alguna anécdota, yo que sé.

¿Qué? ¿Algo tan simple como una risa podría ayudar? Pero luego Brend analizó mejor las cosas, hacerlo reír no era "tan simple"; él no era para nada divertido, la más graciosa y ocurrente siempre había sido Jaziry, con sus fábulas y sus juegos.

Jaziry, sí, ella era la clave; debía haber algo que pudiera servirle, una anécdota, algo que... ¡Sí! recordó un cuentecillo que una vez la joven Arcoíris le relató en una ocasión.

—Una vez un ratón le dijo a otro, ¿qué haces allí sentado?— inició su breve relato el Rayo de Sol, —entonces este respondió: estoy esperando un ratito.

Andy lo miró con los ojos bien abiertos, lo miró analizándolo de pies a cabeza con expresión algo hosca, y luego inesperadamente soltó una escandalosa risotada. —Por el Cosmos, fue tan malo que da risa— declaró aplaudiendo y luego sosteniéndose el estómago por tanta risa.

—¿Fue malo?— cuando Jaziry lo contó fue buenísimo, aunque en realidad sus mejillas infladas y el mohín en sus labios ayudó bastante.

—Bueno en realidad tu estoica expresión al narrarlo fue de lo peor, por lo tanto fue gracioso; en definitiva tu cara no cuadra con lo que intentas comunicar— rodó a punto de caer de la piedra plana.

Brend frunció el ceño, el Otoño literalmente se estaba riendo de él; pero si había funcionado claro que lo soportaría.

—Creo que fue suficiente— dijo el más bajo cuando el ataque de risa cesó y se limpió algunas lágrimas. Alargó el brazo hacia arriba y una hoja descendió como por arte de magia hasta posarse en su mano.

Brend miró atento al Otoño y agudizó el oído cuando este pronunció palabras desconocidas mientras aprisionaba la hoja con las palmas de sus manos. Un brillo emergió de entre ellas y luego Andy se la ofreció; ahora era de un naranja muy bonito.

—Aquí tienes, espero sea lo que necesitas— le sonrió amablemente

—Sí, lo es; muchas gracias— la tomó.

—Gracias a ti, pasé un buen rato— Andy cambió su gesto a uno serio y trató de imitar el tono grave de la voz del otro repitiendo las palabras, —estoy esperando un ratito—, y luego se echó a reír de nuevo mientras se adentraba a la ranura del árbol, posiblemente con el objetivo de continuar su siesta, no temía quedarse dormido, al fin y al cabo Cassidy de seguro se encargaría de despertarlo de nuevo.

*~~~*~~~*

Ahora tenía la alegría del amarillo, la pasión del rojo, la frescura del verde y la energía del naranja; los cuatro objetos los colocó alrededor del cuerpo de Jaziry y observó su brillo.

—Eso no es suficiente— declaró Victoria. La joven Arcoíris se notaba más pálida, —si no te das prisa comenzará a desaparecer—, desaparecer era el equivalente a morir para ellos.

—No digas eso— exclamó Luna, algo temerosa ante la idea de perder a una buena amiga; —yo sé que eso no sucederá.

Brend sólo escuchaba, había sido su culpa y estaba haciendo lo necesario para remediarlo y debía darse prisa; —Victoria— la llamó, —¿Dónde podría encontrar algo que representara la pureza? — la palabra "puro" era el siguiente adjetivo en la lista que Sammuel le había dado.

—Pureza— lo pensó unos instantes, —el azul es el adecuado, ese color representa no solo la pureza, sino también el equilibrio y raciocinio.

Equilibrio, una palabra que Jaziry había usado para describir a alguien, y Luna pudo recordarlo.

<< —Ocurre que Francis y yo nos hemos hecho amigos y es algo obvio cuando conversamos, él es muy divertido pero también da muy acertados consejos

—He escuchado de él, dicen que es bastante equilibrado, me gustaría conocerlo.

—Cuando bajes a la Tierra podrías visitarlo, se llevarán de maravilla, te lo puedo asegurar.

>>

—¡Francis, el protagonista de los mares!— exclamó la pelinegra sorprendiendo a los otros dos por su repentino alboroto, —él podría darte algo que represente la pureza y el equilibrio.

Brend miró a Luna y luego a Victoria, esta última asintió con la cabeza respaldando la teoría de su joven hermana, entonces Brend se decidió a bajar a la Tierra en compañía de la pelinegra, ya que nunca antes la había visitado de noche.


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