01


Las nubes brillaban bajo el ardiente sol, pronto la primavera iba a concluir y el verano daría la bienvenida con su cálida esencia.

—Creo que el verano es muy bonito— exclamó la joven Arcoíris; conocida en varias culturas con diferentes nombres pero, para los seres de la naturaleza que habitaban en el Cosmos, ella era la pequeña Jaziry.

—¿Ah sí?, ¿Por qué lo piensas?— indagó Celli, uno de los personajes más negativos y pesimistas: la guardiana de las Catástrofes Naturales.

—Porque el clima cálido siempre es sinónimo de paz— sonrió ampliamente.

—Pero, ¿qué no ves lo que conlleva?

Jaziry, de piel casi tan clara como la nieve, cabello rojizo como el fuego y ojos cafés tal cuál avellanas, la miró algo confundida.

La Catástrofe explicó, —el verano es la estación que posee menos lluvias, eso quiere decir que ya no saldrás a jugar y que morirás de aburrimiento.

La sonrisa de la muchacha se fue borrando. ¡Claro! Olvidaba que Celli siempre le hacía ver un panorama muy, demasiado, realista.

—Menos lluvias no es lo mismo que ninguna; sí saldrás a jugar pero lo harás con menos frecuencia—, una muchacha de larga cabellera oscura y amistosa mirada apareció por las puertas del Cosmos.

¡Luna!— Jaziry la saludó y volvió a sonreír.

La recién llegada miró a su hermana y negó con la cabeza, —Celli, no la asustes.

—Yo sólo le hago ver las dos caras de la moneda— se encogió de hombros como si lo que dijera fuese lo más obvio y normal.

Luna bufó por lo bajo, luego miró a la chica, —no le prestes atención Jaziry, mejor acompáñame. ¡Victoria está por recoger unas flores hermosas!—, y no espero respuesta, sólo tomó a la pelirroja de la muñeca y la arrastró con ella hasta el jardín del Edén.

Victoria era aquella que se encargaba de preservar las flores, y puesto que habría un cambio de estación en la Tierra, debía tener más cuidado con algunas ya que sería tiempo de recoger y guardar otras.

—Los girasoles me gustan, pero no tanto como los claveles; los claveles son mis favoritos— escucharon las palabras de la muchacha cuando entraron al Edén.

—Yo creo que todas son hermosas— contestó una voz grave, una voz inconfundible para Jaziry.

—¡Brend!— exclamó la jovial Arcoíris al notar la presencia del Rayo de Sol, aquél personaje de piel morena y oscura mirada, que siempre estaba a su lado cuando visitaba la Tierra tras algún monzón.

—¿Jaziry?— exclamó al instante, cuando la vio una enorme sonrisa se dibujó en sus labios; —¿cómo estás?—, la recibió con un cálido abrazo.

—¿Que cómo está?— repitió Victoria, cuya cabellera rubia ondeaba con la suave brisa, —pero si se acaban de encontrar hace poco—, lo dijo porque hacía un par de días que Amir, el encargado de las Lluvias, dejó caer un chubasco sobre un gran bosque. Victoria había estado allí cuidando sus hermosas flores y presenció la aparición del Arcoíris, quien se le la pasó brincando y jugando ante la mirada risueña del Rayo de Sol.

—Tan sólo unas horas estando separados es demasiado— argumentó Luna, —ellos fueron creados para estar juntos— bromeó al ver la cálida escena, donde Brend revolvía cariñosamente los rojos cabellos de la más joven.

Y aunque Luna no lo hubiera dicho, varios personajes habitantes del Cosmos, Edén y Tierra podían notar la gran empatía que había surgido entre ellos dos.

*~~~*~~~*

Los días transcurrieron, y como debía suceder, la primavera llegó a su fin; Victoria, que antes había estado en la Tierra, ahora iniciaría poco a poco su mudanza al Edén, donde permanecería durante el otoño y el invierno, luego en primavera nuevamente volvería a la Tierra; ése era un ciclo más que conocido para todos.

—Los hombres son seres muy interesantes— declaró Luna en una de sus visitas al Cosmos, —parece ser que han notado lo que ocurre— declaró.

—¿Qué ocurre?— indagó Jaziry, ella nunca había podido salir de noche; por su naturaleza solamente podía baja a jugar de vez en cuando, básicamente dependía de Amir y de Brend para ello.

—Ocurre que Francis y yo nos hemos hecho amigos y es algo obvio cuando conversamos, él a veces es muy divertido pero también da muy acertados consejos—; Francis era el protagonista de los mares y océanos, por ello su interacción con Luna repercutía en el movimiento, ascenso y descenso de las mareas.

—He escuchado de él, dicen que es bastante equilibrado, me gustaría conocerlo— sonrió Jaziry.

—Cuando bajes a la Tierra podrías visitarlo, se llevarán de maravilla, te lo puedo asegurar.

Pronto el ambiente en la Tierra se fue tornando más seco, puesto que las primeras semanas del verano acontecían, Brend tenía el deber de recorrer las aldeas humanas, bosques y cada rincón del área; el verano era la época más atareada para él. De repente, un día, Amir decidió llamarlo.

Rayo de sol, he solicitado tu presencia para advertirte— exclamó con palabras propias.

—Te he dicho que no son necesarias tantas formalidades, suficiente con que me llames por mi nombre de pila— explicó Brend.

—Jamás hay que perder la clase— sonrió, —pero ese no es el asunto, sino que pronto bajaré a la Tierra, el ambiente está algo seco y Victoria ha dicho que sus bellas flores me necesitan, he de saciar su sed.

—Muchas gracias por el aviso, pero yo debo visitar a Marcell, las parcelas necesitan un poco de sol, ahora es cuando deben producir más, los humanos lo necesitarán ya que es sabido que en las épocas de otoño e invierno pocos plantíos sobreviven— explicó. Marcell era la entidad protectora de las plantas y arbustos pequeños, en especial de las que la humanidad consideraba comestibles, él era muy apacible y sereno.

—Claro, los humanos— levantó suavemente una ceja, —aquella raza en evolución; a veces me parecen demasiado frágiles y dependientes.

—Al igual que Luna y Francis, yo también los he observado, y coincidimos en que progresan bastante rápido, son increíbles.

Amir sonrió, —ustedes los jóvenes se asombran con cosas simples— cuando dijo "los jóvenes" se refirió a la Luna, el Mar y el Rayo de Sol; —pero en fin, sólo deseaba informarte sobre el próximo monzón, no vayas a olvidar visitar a las flores también, ¿de acuerdo?

Brend asintió.

Al no tener donde acudir, Jaziry se quedaba en el Cosmos, donde nunca había oscuridad y el ambiente era pacífico, demasiado pacífico a veces, ya que su personalidad era traviesa y vivaz, por no decir inquieta. Se recostó sobre una suave nube y apoyó la nuca en sus manos entrelazadas. Si ella tuviera la habilidad iría todos los días a la Tierra a jugar y a brincar por allí, le gustaban los bosques mediterráneos, adoraba las montañas, podría decirse que eran sus favoritas. Recordó una vez que se dedicó a brincar entre ellas mientras se escondía de Brend para jugarle una broma; sí, definitivamente había sido entretenido.

Exhaló aburrida. ¿Qué haría sola en el Cosmos? Celli usualmente andaba en ese lugar, ya que contadas veces bajaba a la Tierra, pero se la pasaba durmiendo y no era buena idea despertarla. —¡Ya sé!— se dijo a sí misma, iría al Edén, el lugar más parecido a la Tierra, tenía muchas flores y plantas, pero no montañas, tenía ríos tranquilos e infinitos, pero no lagos ni mares; demasiado tranquilo pero suponía que era mejor que quedarse recostada en la nube.

Se incorporó y se dirigió al Edén, cruzó las puertas y se adentró. Caminó por las extensas planicies y observó las flores, Victoria tenía razón, los claveles eran bonitos, pero también lo eran las orquídeas, aunque para ella los girasoles eran los más hermosos, el color le parecía muy bello. Tras mirar tantas flores se preguntó: ¿Cómo le hacía Victoria para aprenderse tantos nombres?

—Wow— musitó Brend, los humanos eran realmente interesantes para él. Tras visitar las áreas donde Marcell residía, el Rayo de Sol no pudo evitar detenerse a observar a una de las creaciones del Gran Inventor de todo.

Estaba fascinado con su naturaleza, sin duda poseían un gran corazón, eran humildes y solidarios, bastante ingeniosos; puesto que estaban ideando mecanismos para aprovechar las fuerzas de la naturaleza, como el flujo de los ríos y el viento. Sin duda, observarlos se estaba volviendo su pasatiempo. Hasta que recordó algo importante.

—¡Las flores de Victoria!— exclamó de repente, sacudió la cabeza, ¿cómo pudo haberlo pasado por alto?, hacía un par de lunas que Amir le había pedido que no lo olvidara. Lo bueno que sólo estaba retrasado unas horas, y sólo por ausentarse unos instantes a las plantas no les iba a pasar algo grave, ¿cierto?

—Oh, Brend; me alegra que llegaras— sonrió Victoria al verlo, —por un segundo pensé que te olvidaste de estas bellas flores.

Le devolvió el gesto facial, pero algo nervioso, —eso jamás, es solo que me entretuve un poco por allí, pero prometo que no volverá a suceder.

—Muchas gracias— dijo ella y ensanchó su sonrisa.

Las nubes poco a poco se fueron alejando, el cielo se despejó y gotas de agua fueron volviéndose más finas hasta convertirse en rocío para luego desaparecer, entonces Brend se dedicó a proveer a las flores de luz solar.

—Sería bonito que siempre fuera primavera— declaró Victoria, —así siempre habría flores.

—Eso sería una idea muy buena, y yo tampoco tendría por qué estar por tanto tiempo en el Cosmos, me la pasaría aquí— coincidió.

—Pero también es una idea muy egoísta— reflexionó la muchacha y se acercó a una hortensia para acariciarla, —es justo que Andy y Silvana también tengan un tiempo aquí, en la Tierra—; el primero era el encargado del otoño y Silvana del invierno.

Brend desvió la mirada, era verdad, lo que había dicho había sonado bastante mezquino viniendo de un ente como él.

—Pero no te acongojes— le dijo Victoria, —comprendo tu pensamiento, estás entusiasmado por pasar tiempo aquí.

Tras asegurarse que sus flores hubieran recibido el agua y el sol necesario, Victoria regresó al Cosmos. El lugar estaba tranquilo, todos estaba ocupados con sus deberes, excepto Celli, que de seguro se hallaba durmiendo; pero ¿y la joven Arcoíris?

—¿Jaziry?— la llamó, le buscó por los pasillos del Cosmos pero no la halló, hasta que se le ocurrió ir al Edén.

—Pequeña, con que aquí te escondes— le dijo.

—Estaba algo aburrida, por eso vine, espero no haberte molestado— explicó mirando sus pies; era sabido que el Edén era el lugar favorito de Victoria.

—No no— negó, —para nada, es bueno tener visitas, ahora que el otoño está más próximo deberé quedarme aquí, algo de compañía no me caería mal.

—Gracias— sonrió y luego miró a su alrededor, —¿te puedo ayudar a cuidar de ellas?

—Oh sí, esa sería una magnífica idea. Lo que me recuerda que hace unos instantes las flores en la Tierra recibieron mis cuidados y lo necesario gracias a Amir y Brend.

Al oír esos dos nombres, los ojos de Jaziry brillaron. Cuando Amir y Brend trabajaban juntos quería decir que pronto este último iría por ella para ir a jugar. Porque siempre, después de la Lluvia, el Rayo de Sol traía al Arcoíris. Sin embargo, por primera vez eso no sucedió.

La joven Jaziry esperó y esperó, pero Brend no llegó por ella. Victoria insistió en todo momento que de seguro el Rayo de Sol tuvo una tarea inesperada, probablemente alguna otra entidad había solicitado su presencia, pero que no debía de tardar.

Lamentablemente el Arcoíris se cansó de esperar y sin planearlo cayó dormida aún conalgo de esperanza.

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NOTAS FINALES: Existe un lugar donde hay más información y adelantos de esta historia. La liga / link / url del Baúl del Tesoro está en mi pefil, en caso de que no lo puedan ver y/o encontrar, pueden buscarlo en FB como Indigo: El Baúl del Tesoro, o como IndigoER.The Real estoy ocupando el mismo avatar (cola de sirena color aguamarina). [Índigo]


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