✾ La Calidad del Príncipe ✾
Shipp: GakuKai
Advertencias: Uso de lenguaje inapropiado
Esto va de mi parte
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Gakupo y Kaito se conocen desde la más tierna infancia. Pero no son los clásicos niños que se conocieron en el vecindario, sino que Gakupo conoció a Kaito cuando esté llegó a su castillo como su nuevo asistente personal.
Gakupo Kamui es príncipe de sangre pura, y por ende, es distinto al resto de niños de su edad; educado en casa y sin casi ningún contacto humano más allá de sus padres y de la sirvienta que le tiende la cama y le trae el desayuno.
Kaito es hijo de dicha sirvienta, y un día quiso sorprender a su madre así que se coló en el castillo (aún es un misterio el cómo burló a los guardias) pero en vez de encontrarse a su madre, se encontró con Gakupo en el jardín.
–¿Eres un niño?–Preguntó Gakupo, por ese entonces tenía siete años–No vive ningún otro niño más que yo.
–Soy un niño–Responde Kaito–¿eres el príncipe?
Gakupo asiente con la cabeza. Kaito se sienta a su lado.
–Eres muy bonito–Comenta Kaito, incomodando al príncipe.
Pero Gakupo no pudo responder porque rápidamente un guardia llega y lo toma en brazos. Mientras que otro guardia toma a Kaito del brazo. El hecho de que un extraño se haya adentrado en el castillo es peligroso, y peor aún, que esté tan cerca del príncipe.
Se armó una buena. La madre de Kaito se disculpó por el terrible comportamiento de su hijo y rogó no ser despedida. Pero no pasó nada, al rey y a la reina no le daban mucha importancia porque se trataba de un niño pequeño y no lastimó a nadie.
–Además, fue muy amable con nuestro hijo, o por lo menos eso dice él–Dijo el rey.
Desde entonces, Kaito visitaba con frecuencia el castillo, y se volvió rápidamente amigo de Gakupo. El tiempo pasó y cuando la madre de Kaito falleció a causa de una enfermedad, solicitó trabajar en el castillo ocupando su lugar.
Ya con trece años, Kaito se convirtió en el sirviente personal de Gakupo. Nadie se opuso, todos conocían de antemano al encantador peliazul, mejor amigo del principe Gakupo.
Pasaron los años, ambos se convirtieron en jóvenes. Kaito fue testigo de muchas cosas, entre ellas cuando el cumpleaños número dieciocho de Gakupo se acercaba, y este iba a convertirse en rey.
–Tu padre estaría orgulloso de tí–Comenta Kaito con una alegre sonrisa. Ambos muchachos están sentados en una mesa en el balcón jugando ajedrez. Gakupo tiene su mirada puesta en el tablero.
–Lo sé–Gakupo, como siempre, da una respuesta de pocas palabras. Mueve una de sus fichas y logra derrotar un caballo de las fichas de Kaito–Tú seguirás por aquí aunque sea rey ¿verdad?
–Claro, nunca te abandonaría.
Gakupo quería devolverle lo cumplidos, pero siempre sus palabras se perdían en sus pensamientos sin lograrlo expresar. Kaito Shion es su mejor (y único) amigo, pero también es su compañero, es...todo lo que podía pedir. Gakupo sabe que no existirá otra persona con la que congeniará tan bien.
–Gakupo ¿puedo hacerte una pregunta?
–Si, claro.
–Incluso cuando seas rey, seguiremos siendo amigos ¿no? es decir, las cosas no cambiará entre nosotros.
Gakupo se levanta de su asiento y camina hacia Kaito, dónde pasa sus dedos entre los azules y suaves cabellos de Kaito, quién se queda quieto, durante un segundo olvidó como respirar. El peliazul permanece sentado, aceptando con gusto las caricias del príncipe.
–Nada cambiará entre nosotros, Kaito–Responde el pelimorado sin dejar de acariciar a su sirviente y mejor amigo–¿O te gustaría que algo cambiara?
Shion levanta la mirada extrañado.
–¿Puede cambiar algo? ¿Cómo qué?
El corazón de Gakupo se acelera un poco. Se inclina un poco hacia él, hasta el punto en que sus rostros están a centímetros de tocarse; Kaito cierra sus ojos y levanta el mentón, esperando lo que todos aquí estamos esperando.
Pero Gakupo no procede, admira lo guapo que es Kaito Shion, cada facción suya está cuidadosamente colocada, es una obra de arte. Y sin poder evitarlo, Gakupo besa con intensidad a su mejor amigo. Saboreando sus labios, acariciando su cabello, sus mejillas sonrojadas y escuchando su agitado corazón.
Al separarse, Kaito sigue mirándolo a los ojos, y no da ni dos segundos de tregua antes de volver a unir sus labios.
–¿Quieres que lo nuestro cambie?–Susurra Gakupo en un mar de besos.
–Haré lo que usted desee, majestad.
Gakupo sonríe ante aquello, toma la mano de Kaito y lo invita a levantarse. Tras eso, caminan al enorme dormitorio del príncipe, dónde una cómoda cama los espera.
Gakupo fue coronado rey. El reino entero lo celebro, confiaban plenamente en Gakupo, su corazón, su ideología de paz y su humildad haría de este reino una tierra sin sangre, pobreza o guerra.
Los años pasaron y Kaito siguió a su lado, aunque su relación tenía que permanecer en secreto. Pero Gakupo le prometió que algún día podrán tomarse de la mano en paz.
Y aquel día llegó más rápido de lo esperado.
Y fue cuando en año nuevo, en mitad de un banquete, Gakupo hizo un brindis y dió un discurso.
–Entonces, hermanos míos, celebraremos el renacimiento de un nuevo amanecer–Concluyó el rey–Y quiero empezar por declarar el amor de mi vida.
Gakupo se acerca a Kaito, se arrodilla frente a él y saca un anillo con un diamante incrustado.
–Kaito Shion, has sido mi compañero en esta vida, sé que no tengo ojos para nadie más ¿te casarías conmigo?
La sala quedó en absoluto silencio. Kaito se lleva ambas manos a la boca, sus lágrimas empezaban a formarse.
–Si...si, claro, si–Dice torpemente con una sonrisa radiante.
El peliazul corre a abrazarlo. Gakupo corresponde de inmediato, y los presentes comienzan a aplaudir. El rey va a casarse y el mundo entero lo va a celebrar.
–«Eres tan hermoso»–Piensa Kaito-«Mi amado rey, te seguiré hasta la tumba con tal de seguir a tu lado».
Fin
Simplemente tenía ganas de escribir algo dulce entre estos dos ❤
¡Gracias por leer! 💕 💕
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