Blind
Esto solo podía pasarme a mi. ¿Por qué no me di cuenta a tiempo?
Esa chica era más pura que los mismísimos ángeles, tan hermosa como una rosa blanca perfectamente cuidada y la más inocente de este mundo, por eso estaba a su lado, pero había algo que no la acompañaba y de paso, que era lo que le hacía tan pura.
—Claude, soy ciega.
Nunca, pero nunca en mi vida espere que una persona, privada de todas las bellezas y desgracias de este mundo me pidiera un contrato.
—¿Qué quiere que haga por usted?
—Solo quiero que me cuide hasta que muera.
Sus padres fallecieron en un accidente de auto, los ángeles la salvaron, de eso estaba seguro, ya que esa muchacha era tan buena, tan pura, que si hubiera muerto hubieran quedado mal los shinigamis.
Mientras tanto lo que sabía de ella, se llamaba Isabella, como la reina de Inglaterra, era una hermosa chica de cabellos rojos y ojos azul celeste, algo pecosa,muy amable y la hija de los dueños de una empresa de impuestos, cayó en bancarrota con la pérdida de sus parientes y le robaron el título que por herencia se merecía, por ser ciega, así que sin más nadie que se encargará de ella perdió la fe en Dios y me pidió que la cuidara hasta el fin de sus días.
La lleve de nuevo a la cima, una chica cayó a lo más bajo de el mundo sin cambiar tan si quiera un poco merecía más que la mismísima reina, acomode perfectamente una mansión abandonada para ella, donde yo lo hacía todo no me permitiría que hubiera otro sirviente se aprovechara de una persona tan inocente y además su alma sería mi alimento.
Le enseñe a ver con las manos, todo lo que podía leer y aprender gracias al tacto se le fue dado, sus caprichos no eran muchos y si lo tenía no eran difíciles de cumplir.
—Claude, puedes acercarte? Quiero verte, por favor.
—Mi ama, no tiene que pedirlo de favor, estaré aquí para complacer todos sus deseos.
Ella sonreía, tan amable como siempre,esos hermosos ojos no merecían estar así, privados de todo lo que podía tener la vida, me acerque, quitando mis lentes, ella tocaba con sus suaves y finas manos mi rostro, logrando observarme con ellas.
—Su rostro es hermoso.
—No ha visto la belleza que usted posee.
Y haría lo posible porque la viera, algún día tendría que ver.
Empece a encariñarme con esa humana, por muy cruel que pudiera ser como persona, ella era tan amable que con su sola sonrisa lograba aliviar todas mis molestias.
Que la criticaran era algo de poca importancia para Isabella, ella sonreía y le daba la razón a todos, eso no me gustaba, lo admito, solo lograba que discutiera y golpeara a los que se atrevían a molestarla, porque no lo merecía, con que descaro eran capaz de insultar a una dama solo por su condición, que no la tuvo porque quiso, si no porque el destino no estaba de su lado.
El mundo tendría que arrodillarse ante ella, ella merecía mejor vista y más lujos que los que osaban a molestarla.
Los años pasaban, a sus dieciocho, como si la luz hubiera aparecido, un doctor apareció, con altos conocimientos sobre su problema visual, asegurando con testigos claros que su problema será curable, darle la noticia no le impresionó,solo la hizo sonreír de esa manera amable.
—Esta bien Claude, te oyes tan feliz que solo por eso lo haré.
Mi frío corazón latía a gran velocidad,ella podría ver el mundo como se lo merecía, me encargaría de que solo viera lo hermoso de el mundo.
Los meses pasaron, la operación fue de más de 5 horas, horas en las que estuve nervioso, incómodo, desesperado, ansioso, todo por la seguridad de esa chica.
Me estaba empezando a preguntar si esa chica me gustaba, acomode mis lentes sentado en el salón de espera pensando y analizando, ella me hacia feliz, su físico era encantador y no me sentía tan mal sirviéndole después de todo, no era una chica caprichosa y sus agradecimientos y elogios hacia mi persona por cada mínima cosa que hacia por ella solo me hacia sentirme orgulloso de mi trabajo.
Sonreí mirando hacia el frente, definitivamente estaba enamorado de esa chica, no tenía otra solución a mi problema, ¿ahora que haría con estos sentimientos? Sería normal que le rechazara, era un mayordomo después de todo.
5 horas de trabajo pesado y preocupación inmensa pasaron, dandome la oportunidad de ir a verla, el médico me dijo que podía quitarle las vendas, ya que a exigencia de ella quería ser yo lo primero que viera, mi cuerpo se sentía tan feliz de haber oido eso que quería brincar de felicidad, pero solo acomode mis lentes y entre con mi rostro serio, sentándome frente a la camilla de la chica que amaba.
—Hola Isabella.
—Hola Claude, ¿me ayudas?
—Será un placer.
Realmente feliz comencé a quitar los vendajes, viendo como la blanca tela se alejaba de su piel y dejaba ver sus ojos cerrados.
—¿Y bien?
Ella abrió los ojos, sorprendida, esperaba que hablará, pero solo acercó su mano a mi rostro sonriendo.
—Eres más lindo de lo que mis manos pudieron ver Claude.
Sonreí feliz, podía ver, estaba tan agradecido con ese doctor que el dinero no me bastaba como agradecimiento, ella sonrio amable como siempre.
—Puedo, ver, ahora, quiero ver la casa, las flores que me decías, los colores, quiero aprender los colores y las formas.
—¡Claro que si! ¡Hare todo eso!
Hablaba emocionado con ella el médico nos dejó solos, conversabamos de todo el trabajo que tendría que hacer ahora, que no me molestaba, me emocionaba.
Poco a poco le enseñe a leer, a escribir sin el idioma braille, le enseñe como eran las flores y como eran los colores, todo con suma emoción, ella sonreía amable y usaba muy bien sus ojos, sin olvidar el sentido auditivo, se negó rotundamente a olvidar el braille, me sorprendía, no dejaba las viejas costumbres, cada vez me enamoraba más... ¿Tenía que comerme su alma? Ya no quería, quería que estuviera viva.
Uno de mis tantos días educandola, ahora más fácil porque podía ver y era mucho mejor, ella miraba a la ventana, estaba... Pensativa, me acerque amablemente.
—¿Pasa algo Isabella?
—¿Claude, qué harás cuando muera?
No esperaba esa pregunta, me agache quedando a su altura.
—¿Por qué quieres saberlo?
—Los demonios, luego de servir a su amo se comen su alma y se olvidan de ellos ¿verdad? ¿Te olvidarás de mi?
Ella es demasiado pura, era tan buena que ni en mil años podría olvidarla, tome sus manos y la mire.
—siéndole sincero, creo que jamás podré olvidarle,usted ha hecho cambiar mi manera de ver a los humanos,ha logrado hacer que sienta algo hacia ellos, jamás podría hacer tal atrocidad.
—¿Sentir algo?
Suspire, tendría que decirle aunque me odiara, quien no me odiaria.
—Te amo.
Fue lo único que pude decir, cerré los ojos esperando una bofetada, un insulto, lo que sea, pero solo recibí un abrazo, Isabella temblaba ligeramente, estaba llorando, nervioso la mire y comencé a secar sus lágrimas.
—Y-yo también te amo Claude, n-no pensaba que me amaras a pesar de mi antigua condición, s-soy tan feliz.
—Siempre lo he hecho, que tuvieras ese problema solo fue mi motivación para seguir a tu lado.
¿En serio ella creía que no podía amarla por algo así? Eso era lo que le había hecho ser así de amable, un humano con la capacidad de ver todo lo malo que ese mundo trae no podía ser tan puro, algo de maldad debía tener.
—Supongo que no podemos ser una pareja, por el trato
—¿Por qué no? ¿¡Es ilegal!?
Me reí ligeramente de eso, era muy inocente, solo pensaba que ella diría eso.
—no es eso, solo creía que pensaba eso, pero ya que no es así, ¿seria mi novia?
—¿Y si muero?
—¿Piensa que dejaría que muera con tanta facilidad?
—Pero entonces, estaría encomendado a mi toda nuestra eterna vida.
—Eso no sería un problema, lo juro por nuestro contrato.
La muestra de nuestro contrato brilló en mi mano, dando a demostrar que decía la verdad, la de su nuca también mostraba el particular brillo de esta, dando demostrar que hablaba en serio, ella miraba el brillo realmente sorprendida, se arrodilló a abrazarme.
—Entonces estaremos juntos por siempre, Claude.
Sonreí, ella me hacia tan feliz, su voz suave me daban ganas de besarla y eso hice, le di mi afecto a esa mujer, que lo más hermoso de su físico le privaba tener defectos, le privaba ver las cosas que no vería tampoco ahora, porque no permitiría que un mundo tan bajo arruine a una persona que ni el mismísimo dios se merece, o así pensaba yo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top